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Tomar la casa, el vino y todo lo demás:

“¿No digas que tenes miedo? Algunos temen pero después. Ah si es verdad, sé que vos sabes, lo que te quiero decir. No tengas miedo, acércate, pega mi cara a la tuya, si ya estamos mejor, vos con tu carita de ángel, yo con el aspecto este que he llegado a tener. La cosa va ser que cuando ellos hablen con vos, en la puerta, nosotros entramos por atrás. Y cuando ellos no quieran saber, les cerramos la puerta del pasillo. Esa es la cuestión por una noche la casa, la casa será nuestra. Vos te metes por el jardín donde yo te espero, todo va salir bien.”- así susurró antes de despedirse de una vez.

Ahora bien se trata de pensar otras cosas. Esta gente no se iba a creer de una esta entradita, eran conservadores por lo menos de las puertas para adentro, y en ese sentido iba a ser difícil. Aparte ¿por qué habrían de irse? No importa como ella con su facha de pendeja eterna los convenció con quien sabe que historia, y se fueron, tomaron su auto, se largaron de allí bastante velozmente. Fue entonces que fue al jardín, allí se besó conmigo y con otros dos, jamás pensó que besar a nadie era signo de la propiedad. Cosa extraña para tres idiotas enamorados de una mujer que no conocía celos.

Por otra parte era complicado y difícil pensar en esas cosas. Todo era difícil, era tan pecaminoso no seguirla. Ella mitad rubia y mitad roja, siempre loca. Siempre activa, siempre fumando marihuana, siempre con olor a vino en las ropas. Sin embargo creativa y sutil. Una perla, una perla justa para un mundo injusto. Entramos todos por atrás, primero la cocina. Bajamos todo lo que había, había demasiada fritura, una bendición, grasa para nuestros estómagos nihilistas. Siempre que podíamos nos metíamos en casas ajenas, era una cosa que nos gustaba hacer desde hace tiempo. Pero ese día, mirábamos las paredes, con su perfecta pintura, y la perfecta casa, los desgraciados objetos decorativos, la desgracia por el hecho de no usar nada. Todo nuevo, una existencia a lo preservativo. Poco importaba, ella amaba entrar a casas, y nosotros la seguíamos.

Se tiró en el sillón de cuero marrón y se estiro como si se tratase de un felino no muy grande. Y ahí se quedo mirando el techo, y esperando que nosotros fuésemos de aquí para allá para mostrarle cosas. Yo tuve la suerte de conseguir un libro de Klimt, algo realmente para robar, pero ella nos prohibía robar, sólo podríamos hacer uso de la casa. Su embrujo era raro, ¿Cuántos años tendría? De los quince a los treinta te parecería corto. Creo que la melancolía era suficiente para creer cualquier cosa, ella proyectaba la voz magníficamente y la dulcificaba, cuando deseaba claro esta. Aunque siempre se estaba armando uno y acabando de armarse uno se reía como loca, como una nena. Eso era algo tan bello que uno pensaba que la marihuana era la cosa más maravillosa del mundo. Pero ella era maravillosa, quien sabe porque, ese día, las cosas eran extrañas.

Pero esa casa era enorme, ella siempre nos decía donde, y luego nos hacía pensar la manera en que nosotros entraríamos, éramos tres, un violento, para la calle, un melancólico para la paz, y un maniático para nunca aburrirse. Pero con eso no entendía yo, si esperaba que sólo fuéramos sus compañeros u otra cosa. Ella misma estaba medio dormida en ese momento y hablaba, tal vez se bañaría en esa casa. Quien sabe que haría, encontramos chocolates, los comimos frenéticamente. Estábamos por allí, éramos como pequeños animales rebeldes sin sentido ni destino.

Eso era lo bueno tener el fino arte del perder el tiempo y pensar que efectivamente la vida era en vano y que nada bueno podría estar en un libro. Cuan perdidos estábamos todos, tan librados propiamente al azar, y a la condena de quien sabe quien. Porque lo sobran en este mundo son jueces. Por otra parte, lamentaba pensar que ella era lo único inocente de esta casa. Creo que en estas casas de fortunas, todo tiene un tinte fantasmagórico de opresión, de otros que no pueden entrar que no pueden hacer como nosotros. Que siempre, sufriendo miran desde afuera, y que para mejor, el título que les dan cuando consiguen algo es de: “Revanchistas”.

Pero más allá de eso era feliz tomar la casa, y usarla a nuestro antojo sin medir las consecuencias. Gracias a ¿dios? Nunca llegó la policía, y nunca tuvimos que ser, presos por hacer algo que era sumamente divertido, ir tomando casas por la noche. Emocionante y estúpido por eso siempre fresco. Nos metíamos en vidas de gente que no nos importaba. Gracias que eran suficientes, olíamos sus existencias y nos íbamos, fumábamos sus cigarrillos, comíamos sus cosas más caras. Probábamos sus ropas, movíamos sus fotos. Hacíamos todo ello por placer, seguros de que nadie jamás nos vería. Eso era placentero y estimulante, la impunidad.

Por suerte no podría decir que no era hermoso, todo crimen inocente es hermoso, eso siempre lo supe. Gracias a ella no era necesario respetar la ley, todo parecía un relato rosa pero era un poco cruel, tan anecdótico y pasajero, en el futuro no nos creerían.

Pero no se trataba de quejarse de todo sino que por el contrario acá se trata de otras cosas, de pensar un poco más allá. Y en eso estábamos mientras íbamos moviéndonos en esa casa, así fuimos sacando todo lo que había en los muebles, siempre se encuentran cosas, y en eso a veces dábamos con cosas siniestras. Pero esta era una casa demasiado seria y linda, sólo había una puerta muy pesada que no se podría abrir por ningún medio. Tratamos de entrar por la ventana pero oponía una letal resistencia que apenas se podría soportar, y por esta razón sólo podíamos ver lo que había allí dentro, un oscuro escritorio con una más oscura silla. Unas carpetas demasiado amarillas, y un odioso muy odioso, ser tallado, algo horrible, algo que nada tenía que ver con la casa.

Volvimos allí, sin dudas que estábamos consumiendo todo lo que podíamos como era la costumbre e íbamos dejando las botellas sin terminar. Pero eso era lo de menos, ¿Quién podría decir que nos importaba lo que hacíamos? Esta es la suerte poética rara. Tan solitaria, camino a medio hacer, entre una generación fracasado de elementos felices.

Por eso, ella parte de este nihilismo plástico de los mil filamentos.

Claramente cuando ella se desnudaba para pasear por la casa, era parte de esa mala costumbre que tenía, en las cuales la ropa siempre es y será un estorbo. Menos en invierno claro esta. Tal cual una moral justa el que no tiene problemas con su cuerpo no debería vestir nada, mal que le pese al que mira y se molesta por la presencia del otro.

En ese sentido era todo bello, en esos bailes erráticos que apenas gozaban de tener algún sentido. Por favor saber abstenerse de desarrollar la baba de la boca, apenas colgante para emitir el comentario del alarido. Podríamos pasar hora describiendo las nalgas, o lo terso de la piel, o el momento en que todos íbamos perdiendo el sentido de lo que hacíamos. Aunque la cosa era bastante naif. A veces ella se acostaba con quien quería en algún ambiente de la casa, luego se bañaba. Comíamos, y seguíamos comiendo, poníamos la música al más alto volumen posible. Éramos definitivamente malos vecinos. Tanta suerte tiene uno cuando no existe la estúpida voz de otro, mientras se camina por donde los otros caminan. Pero claro desde otro lado. Mientras las puertas cerradas, permiten hacer casi cualquier cosa.

No pasaba nada extraordinario ese día. Pero tuve la mala idea de que esa vez, tendría que llevarme algo. Algo que me llamase la atención, vi una pequeña reproducción de un Tótem. Extraña distinta, quise llevármela pero la tomaría en el último momento así sería coherente. Oh, recuerden tales cosas. O mejor dicho, quise recordar tales cosas.

Salió el sol, ella nos hacía gestos que era hora de irse. Total nadie recordaría nuestra estadía. Al último momento tome el tótem. Salimos de la casa.

Mi melancolía fue fuerte, porque cuando doble la esquina, no los vi más recorrí desesperado grite. Pero ellos tres no estaban. Así fue, sólo me quedo el extraño objeto minúsculo y la extraña sentencia de que nada se podría llevar consigo. Terrible maldición.

Nunca se termina de aprender la lección.      

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