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¡Merengue Rojo!: (1)

I-

La muerte es algo que esta presente en la racionalidad humana constantemente; a medida que se sabemos que ella es una pulsión y que por lo tanto pese a que tengamos sabedores de reglas de mentes ya terminadas y soldadas. Se puede decir que esta aparece una y otra vez. Será por esto que tantas veces se escribe sobre algunos temas con tanta predilección y se abandona otros, será por esto que hay tantos odios enconados, tantas muestras de oposiciones. Tantas estupideces entre los “cultos” (no importa cuanto aparenten serlo)

Con todo y para todo, la dimensión del hombre es decir el desgarramiento de su conciencia es mayor que cualquier técnica que pueda buscar controlarlo. Es decir, jamás obtenemos la racionalidad excepcional para detener la tragedia. Por lo que si lo pensamos los contrastes, las injusticias se revisten de mil ropajes y nada cambian. En todo y por el contrario se conjugan en infinitas indefiniciones. Tal vez pensar con tantos reparos sea la lógica de los cobardes, pero una vez escrito, puede ser tan dañino como lo que puede ser escrito por los valientes. Sin embargo tampoco podemos ir tan lejos en las especulaciones.

Estamos de cara a ella, nuestra violencia endógena y social,  jamás sabemos bien a quién estamos disparando pero estamos seguros de que lo haremos por motivos más o menos contundentes. Desde los mitos homéricos para adelante pasando por las cruzadas siempre hubo una buena razón para aniquilar al oponente y siempre la habrá sin excepción un nuevo oponente ya que inventarlo forma parte de la manera en que se descubren nuevas causas santas, y como siempre la fuerza con las cual los recursos cambiarán de manos. Cada uno de los poderes políticos ha sabido inventarse un enemigo que llevaría el mundo al oscurantismo irrecuperable. Es allí cuando se puede matar tranquilo, y donde los “defensores de la libertad” pueden vivir felices.  

Es cierto que algunos usarán toda la potencia de sus cerebros paras lograr que lo que ellos dicen parezca cierto; aunque la fuerza no de derecho mal que le pese al que apuesta al ganador; toda su manera de hablar en cambio, toda su palabrería porque ante todo deberán permanecer “fuertes y legítimos” tanto en el uso técnico como en el moral. Esto es despreciar al enemigo en tanto que tal y a la vez tener los medios para erradicarlo o excluirlo mediante cualquiera de las representaciones que puedan ser convenientes para exterminarlo. Sé que es un mero palabrerío que podría ser acusado de formalista pero esta es una era sumamente formalista casi está en el paroxismo del formalismo por lo que no debemos despreciar los efectos de este en todas partes. Porque no somos muy doctos tendremos que mezclar “ficción” y “realidad” a medida que avanzamos, porque las letras son en parte ese gran efecto que diluye todo lo demás. Ante lo nuevo, la gran seguridad del sustantivo de andar denominando todas las cosas trae una cáustica tranquilidad antipoética. ¿Quién podría encontrar hoy sin reparos y tranquilamente belleza y fealdad que no anule completamente?

¿Quién se maneja con criterios de “Bien” y “Mal” que valgan la pena en un mundo fundamentalmente inmanente? ¿Dónde están los pensadores que mantienen el mundo ilustrado y no hace un deporte del pensamiento?

Ante esta idea, la conclusión no mejor ni más sana; no estamos en un mundo en que el arte, la política y la cultura estén separados; tampoco estamos en un mundo donde los que saben más realmente tengan ganas y voluntad de liberar con la “Verdad” esa que debería hacernos libres parece que en realidad es la que nos tiene que someter, porque tiene que ser doctrina, es decir o que es objetivo a realizar o que es objetivo como ley, nomos, orden; como lo contendiente a no transgredir. Tenemos que tomar de Lovecraft, la idea cierta y evidente de que la irracionalidad puede invadir a cualquiera de nosotros, una especie de gran soberbia. Esta es la que nos lleva a “destruir el universo” sin miramientos, y a la vez a considerar algo que es muy propio de la historia que es su caducidad. Es decir que se considera que realmente para poder vivir, para poder pensar hay que matar lo anterior, lo inmediatamente anterior. En este sentido el gusto por el clásico al que jamás se va a recuperar queda en manos del “HOY”, tiranía vulgar que esta relacionada con la POLITICA y el COMERCIO pero poco con los afectos del espíritu que cuando quiere conservar tiene que devenir en necesariamente en melancólico.

Gracias a este fatalismo cada discurso tiene una catarata de conclusiones y de nuevos condenados que de acuerdo a procedimientos son separados una y otra vez. El poder de la clasificación para ordenar la creación del conocimiento es constante. Y si un día se pudiera inscribir a lo que hoy consideramos “locura” bajo esos códigos llegaríamos a la creación de un conocimiento de los locos y los dementes que estaría al alcance de todos y que se podría citar. Por no decir que el Quijote mismo tomado por loco hoy, por ese sentido de la parodia que aparentemente llego a tener a ser visto como la decadencia. Fíjese usted que “decadencia” y “demencia”, tal cual si fuera, como soy un torpe y poco docto nietzscheano, va en el camino del declive. Es decir que la manera en que se ofrecen hoy las verdades y los errores corre por intereses menos claros que la verdad o la mentira. Porque equivocarse deliberadamente lleva a una irresponsabilidad muy cristiana de la buena intención de querer salvar a los otros pero finalmente ahogarlos y destrozarlos pero siempre buscando “mejorar al hombre” aunque cada intento de hacer esto no genera más que otros seres tan incompletos como los anteriores. Hay mucha mezquindad sin duda en ese impulso a querer educar a la humanidad, y tal vez sea ese amor enfermizo a los mundos cuales quieran que sean que tenemos en nuestras cabezas los que nos llevan a tan divertidas conclusiones.    

Yo creo que en este sentido lo que es la charlatanería alcanza en mí los grados más soberbios como en la mayoría de los personajes que no se dan cuenta que sus funciones son casi irrelevantes y que su aumento del conocimiento queda reducido a los ámbitos de su emisión, de su acumulación y en el anecdotario de la “erudición inútil”, el cual siempre teme el último y gran incendio de Alejandría. Ya que la competencia es lo suficientemente brutal para que agresivamente sean desensillados por otros y expulsados de la comunidad de los “bien pensantes” o de los “mal pensantes” sin distinción. Gran parte de lo que se ha entendido como el triunfo del capitalismo con su racionalidad técnica a caído en el olvido ya es ahora la violencia irracional, la contradicción inhumana y contraria a la especie de capital y trabajo más la idea “novedosa” de que estamos descubriendo que tal vez la era del hombre haya pasado u otras similares concepciones. Todas ellas abonan finalmente que hemos desembocado en una edad brillante. ¿Occidente? (No sabemos si la parodia cristiana o protestante de Occidente) ha quedado subsumido a la lógica del capital y con ello no se sabe más que la idea de la administración de las cosas. Jamás podría haber una luz cristiana, ni una tan temida de la “Cruz con el Martillo y la Hoz” que genera tantos ascos a quienes sabemos que combatirán contra todos los fantasmas menos contra los que creen verdaderos y definitivos que si no encuentras en un botella, en una novela o en la lámpara de Aladino se encontrarán en cualquier otra parte de la manera que sea. Ya que ellos los extremadamente libres no terminan de caer en la suprema propiedad de las ideas stirnereanamente hablando. 

Igual tengo que reconocer que me hallo siempre en una condición de inferioridad ante muchas de las fuentes, pero si permiten que un simple hablante intente con sus pocos dedos sanos seguir su marcha a donde quiere ir tendrá que explicar algunas cosas que le parecen por demás interesantes. Mientras la imbecilidad decadente de un esencialismo barato lleva a pensar que hay que oponer cosas como “El Evangelio”, “La Torá o “el Corán”; esta es la manera en que realidad los intelectuales han empezado a pensar que son ellos los que defienden las razones primordiales en las cuestiones políticas, lo cual si no es signo de palpable idiotez va muy cerca. Siempre será el intelectual una clase auxiliar un apéndice, una prolongación, por lo menos lo ha sido así hasta ahora. 

 Tenemos que saber que la verdad y más absurda de todos los conflictos ideológicos son cuando estos en realidad no se dan por motivos reales es decir que son mera justificación para “buscar otros fines” (famosa heteronomía) es decir por medio de la dominación. Pero parece que esto de los “intereses particulares” se han olvidado, entonces queda el formato idiota de la conspiración eterna o el más educativo de los “Buenos y los Malos”. En estas condiciones todos los conflictos huelen a heces, y estoy seguro que las formulas sobre lo que es el “Imperialismo” por ejemplo no tienen sentido porque son las que encubren crímenes de por sí siempre peores. Pero esto no es más que decir que las ideologías cuales quieran que sean son las que dan sentido a las matanzas. Este sentido, este enunciado ya fue anunciado por ese temido irracionalista de Nietzsche y aplicado hoy hasta la forma dogmática, “Las guerras son las que justifican sus causas”, pero la gente no se da cuenta que se ciñe a esto no esta muy lejos de los pensamientos del Tercer Reich, de las formas más salvajes de capitalismo y de todas las formas totalitarias posibles. Sin duda que en ese sentido hay que ponerse de acuerdo para no caer en la tesis de que hay que luchar por un “futuro” que simplemente será encontrar la victoria, porque en caso de perder la no existencia del “relator” anulará el relato para siempre. Es decir no solo que la historia que la escriben los que ganan sino que si hay alguien que la discute son los nuevos perdedores, los hijos muchas desprendidos del bando ganador que por exceso vuelve a expulsar de su seno bien amado a lo que sobra. Los nuevos derrotados empiezan a hallar su lugar y no su “origen y procedencia” en la historia es lo que determina gran parte de sus posicionamientos.

Claro que uno no tiene y no dispone de las herramientas concretas para pensar estos asuntos. Pero si se dispone de los medios para saber algunas cosas, primero qué es la primera causa de las guerras, jamás será la imaginación turbada ni masturbada de los intelectuales ¡Por favor! Por lo menos los que no se sientan embajadores de la más mísera de las civilizaciones de hoy, la del orden financiero internacional por lo menos sean hipócritas y digan: ¡Es nuestro deber concientizar!

¿Por qué no invertir gran parte de las realidad del post-modernismo? Podríamos decir que antes de todo, el sistema se sigue rigiendo por la maximización del capital, ahora bien si el Imperialismo, o el “Imperio” o el “Santo Orden” o “La luz, la Verdad y La Vida” o “La cámara Alienígena” o hasta para hacerlo gracioso el mismísimo “Darth Vader” interviene en los asuntos de los otros es por motivaciones de poder que no son solo procedimientos, también son recursos. No son solo intelectuales, son también trabajadores manuales y mano de obra barata de toda clase y origen.
Para mejor aún todos los que quieren pensar el “Mundo Libre” pero que aún no asumen su lugar en el trapeo de pisos internacional en el cual si uno se mete es para poder trapear con ellos. Apenas nos podríamos poner de acuerdo sobre este punto sobre el valor de las ideas. Es obvio que se ha abandonado la idea primera de que siempre que se busca una “justificación política en el pasado hay tantas historias como historias se quiera encontrar”.  Por eso los que multiplican términos que jamás se van a usar que se empeñan en separar con pasión a los “marxianos” que no son marcianos de los “marxistas”, los que dan sentido al marxismo como una superación de la barbarie que gracias a dios ya se abandonó y quien sabe que otras palabrejas más pese a que gran parte del mundo occidental usa el marxismo hasta el hartazgo incluso para dominar. Pero claro ahora, luego de la caída del muro, de la caída de las muestras de intentos de tratar de torcer la historia, todos los muertos de los derrotados comparten un lugar común. Por eso los que se consideran tan bien plantados para pensar que el “Occidente asesino” por alguna extraña razón es más humano que el “Oriente asesino” tal cual si fueran dos buenas causas, o dos causas medianamente parejas sólo forman parte de esos intelectuales que nunca se equivocan porque llegan después de la caída de los misiles. Sus reconstrucciones van de la mano de los negocios inmobiliarios y la renta que le deja al “Imperio económico” el cual es el único que vale la pena analizar frente al “Espiritual” o “Cultural” y hasta “Moral” que se nos trata de meter por la nariz. Por eso todos los que no tienen recursos son los que tal vez tampoco lleguen a tener la “Razón”, total después de todo los que defenderán la primacía del orden internacional poco les va importar ser o no espectadores de tal cual o tal película ya que al final la llamarán “objetividad” y con esto ya que son amantes de la enemistad al dogmatismo marxista tomen a Benjamin, el imperio actual quiere eliminar hasta las ruinas (Es decir las otras posibilidades de la historia, es decir sin más ni menos para los sabelotodo, la –otredad- la otra historia.) Conseguido así su privilegio puede darse el lujo de matar hasta el último disidente y terminar borrándolo de la historia llamándolo mito y propaganda. Por lo cual “¿Dios?”, “¿Los libre y los guarde?”, sabemos que amigos son algunos de esa clase de encantamientos que relacionan con un buen “sentido” es decir con la decrepitud humana, con su lado “mágico”. Sabremos que los podremos deconstruir completamente pero que no los podremos resucitar.

Pensar que yo solamente iba a hablar de Pol Plot y los Jemeres Rojos. Pero ya que estoy sabiendo que soy un pobre idiota pero que no estoy solo sino que somos un rebaño de imbéciles podré decir a título tal vez de broma alguna de las versiones que me apetecen a mí haciendo uso de este tan inútil “derecho de la libertad de expresión” en un mundo donde la mayor democracia esta en un grupo de accionistas y no una asamblea. Claro que así arruinamos el negocio a millones, y de millones en que algunos dan por mostrarse más y más adiestrados en los métodos para mejorar la manera de exprimir a sus semejantes.

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