5-Maite:

De entre todas las cosas a las cuales no incrimino mi existencia esta ella. Aquí si puedo decir que soy incorregible no existe en el mundo cosa más propia que ella. Es como otra gravedad y con el tiempo me dado cuenta que el sentido suele estar cruzado por su voluntad. Si les contara lo increíble de esa peripecia no sabrían de lo que les hablo. Ya de por sí al lector medio esto debe parecer una obra más de mi asquerosa exageración y lo es.

Lo es. Siempre lo es. Porque este caso es el peor. Porque claro ustedes dirán solo un consumista y decadente como usted tiene el placer de buscar la autoindulgencia cuando escribe. Esto es pura verdad nunca luche por ella. Lo cual me hace más cobarde que muchos de mis conocidos. Pero no es suficiente eso. No es suficiente es como si al sediento le dijeran que no busque más el agua. O el temeroso renegase de la religión.

Siempre que escuche su voz. Pensé lo bueno de la propia vida. Pensé que no tendría sentido nacer de nuevo y menos aún preguntar por la muerte. Puedo decirles desde mi materialismo de insecto que eso me ha sucedido pocas veces. No he podido desearle al mal del todo. Eso es terrible porque no me puedo permitir no saber del todo de ella. Pese a que lo había logrado por un momento pero es mi propia vida la que dice. No seas estúpido, algo tiene que haber. ¿Algo tiene que haber? No sé. Puedo decirles que es peor que el vino porque nunca se empeora y cada una de sus degustaciones es distinta. Parece que el tiempo no le juega en contra y solo en caso en que mi vida se quedase corta, terminará por ser inmortal. Vale la pena seguir esperando a que otro día haga de su vida, un poco de arte… un poco más de capricho.

En cambio cuando vi sus ojos simplemente no pude resolver el grado de mi idiotez. Eran demasiado, simplemente demasiado. Como buscar ver el océano atlántico dentro de un auto. Una metáfora completamente disonante pero así es el verdadero absurdo de la radical belleza. Cuando la belleza te vuela la tapa de los sesos no haces buenos juicios estéticos ni de valor. No podes juzgar y de ahí lo propio de lo siniestro. Es decir lo bello se escapa y el mundo es infeliz, las flores se mueren y el mundo envejece. ¿No puedo decir que es sentimentalismo? No, la verdad es que no. No me siento estremecido sino que me siento retorcido como quien se electrocuta y eso solo genera que quiera más. Una simple adicción de mi retina sobre su retina como quien deja de ver el mundo para ver el reflejo de otro mundo. Su mundo.

Esta si es devoción y cubre ya de por sí el santoral. Amar a esa mujer no es ni vicio ni virtud es necesidad como quien traga aire y no cuestiona ese aire. Como quien sangra cuando es parido y no piensa en el dolor aunque llore. He aquí el misterio de la conciencia. Siempre como una imagen que emerge del suelo y que avanza acaparándolo todo estará. No hay luna que no recuerde, en la cual su idea no me persiguiese. Por eso de este texto. Este texto es una repetición como quien reza. Es una simple y llana repetición, pero no tiene un Dios te salve. Simplemente un ataque de histeria o de locura de anormalidad que pasa cuando justamente ella puede destruir el poco intento racional que uno puede tener en un mundo como este. ¿Es necesario aclarar?

Como quien camina por el suelo sin preguntarse por sus bondades. Pero es así. Un hundimiento de mi mente hizo que esos ojos me consumieran el cerebro y aún estoy allí Puedo decir cuanto hay de naufragio en todo aquello. Siempre se puede desperdiciar más tesoro allí. Porque nunca se despilfarra en el éxtasis. Jamás se lo hace. El paroxismo, el delirio. Nunca se vive mal cuando se esta embrujado. El hechizo es poderoso y solo nos recuerda, el estado de alterado. Puede haber algo que nos lo quite. Si la miseria. La distancia, y como siempre el recuerdo en lugar de la presencia. Por eso trato de hacer esta genealogía anatómica. Para centímetro cuadrado de su ser tenga al fin su homenaje y si no es mi oficio bueno. No es por falta de inspiración. No se construyen castillos en el aire porque si. Sino tal vez para que los hombres desafíen sus rutinas. 

Eso es amar a Maite. Quien no lo sabe ha visto todo menos lo que yo quiero ver. Yo me canso de verla como puedo pensar entonces en la novedad. No me olvido nunca y solo tiendo a envejecer entre recordando e imaginando todo lo bueno y lo malo. Lo torpe y lo obsceno que puedo ser. No hay que tenerse piedad alguna. Es más hay que negar el propio juicio. No puedo decir que tenga el mejor escrito, ni la mejor letra. La mejor idea no es mía. Pero el delirio es real. Maite es más que una confusión es el amor confundido de un tipo miserable que siempre buscar armar palabras nuevas y excusas para encontrar un algo que lo pueda redimir de todos sus absurdos. Eso ha sido amar a Maite y puedo decir que sin desencanto aún camino por la vida como quien no pierde la ilusión de juventud o de niñez para ser más precisos. Ella podría estar después de todo atrás de cada esquina.

Sí, no puedo ser más objetivo… la conozco desde la locura y si siempre puede decir que era lo mejor como la comparaba. Mi reino por ella. Aunque reino no había, y la reina ya estaba. Patético es, reconozco saberse tan dependiente de una mujer. Tonto al fin. Pero es lo malo de envejecer engañado. Envejecer sin otra idea que pensar que ella va ser feliz porque tiene que serlo como toda película que merece buen final solo para complacerme. Es decir donde queda ese egoísmo en la postal, en el relato. Solo puedo invocarla con palabras y con esas sensaciones aprisionarla para siempre. Así se memoriza, a sí los hombres no piensan el presente. Solo quieren que las puntas de sus dedos sean plumas y que tocar el valor no perjudique. Solo buscan que la sonrisa sea eterna para que al final se pueda morir en paz. Como dije ese el objeto de mi deseo y que se resiste de alguna manera a todo lo que pueda hacerle. Jamás podría destruirle y por eso le rindo tributo desde siempre. Desde que la conciencia es conciencia he tenido algo que desafía mi tiempo y mi espacio. He podido poder pensar un poco más afuera que este cráneo. He podido fingir mi generosidad. ¿Es acaso tan malo decir que se quiere para ser mejor persona? Puede que sí. Puede que al fin nunca tuve lengua. Puede que fui mudo. Puede que busque en cada hoja una oportunidad para poder hacer al fin mi historia. ¿Puedo hacer mi historia acaso? Si en ella falta la razón de cada letra, si en ella hay nihilismo y pura postura.

Tengo que decir que soy pesimista. Lo malo de querer mucho es verse a uno mismo como problema de todos sus problemas y con ello. No poder hacer mucho más Pude al fin antes de tener que olvidarme de mí para poder hacer de todos los mandatos camino. Un espacio para rendir a la verdad, es decir a la existencia su espacio. Por eso no se teme ser más mediocre de lo que ya se es.  Solo se busca al fin poder hacer preciso un regalo que iguale a la molestia de la propia vida en esa perfección ajena que tanto me fascina. Tiene entonces sentido escribir como quien narra cualquier cosa. Tiene sentido poder volver a poner una y otra vez las semillas que se arruinan. Tiene sentido al fin ser un idiota.

Un idiota que rinde culto. Un tipo condenado al monotematismo insoportable al cual solo le pueden convencer que es neurosis.

Pido entonces mi espacio para decir que solo he amado a una sola persona. Quizá ella nunca se ha dado cuenta por eso doy mi misión por terminada. No es la mano humana la que me condena sino mi voluntad que quiere desaparecer. Haré el esfuerzo y ceñiré mi propia voluntad para que un día diga. Viví en otro lugar y en otro tiempo que ella. Pero pude al menos ver como ella era feliz.

Espero que un ser más versado es decir, más valiente haga de mi patetismo una cosa noble. Desde siempre y para siempre puede ser que este condenado a Maite. Solo por ella sería capaz de decir que no le quiero el mal. Es lo que mejor que pude decir sobre alguien.

He aquí mi fin, yo amé a Maite. Hoy pienso en que hacer. Quizás un día la memoria me traicione y me confunda y piense que de después de todo, no hice que soñar despierto. El tiempo que se perdió siempre fue bueno, eran segundos en el cielo.