Ir al contenido principal

Hipotecar gusanos:

No se pone en tela de juicio lo que ya se dijo; con el tiempo sólo vemos como las historias de las personas gozan de esa suerte de dilemas profundos, es decir de decisiones que suelen ser irrelevantes. El miedo, la excitación, el olor, todo condiciona, cada uno a su manera. Hay que vivir, eso sin duda. El frenesí, la histeria, los nervios reventados. Las jornadas con número dos iban limando de a poco a Pablo, eso era parte de la manera en que quería vivir. Si desaparecía de poco, entre los humos vivía como tenía que. Soportaba un dolor de estomago severo, no se la pasaba bien, vomitaba aunque eso hacía que su aliento se volvía homogéneo y su plenitud ácida.
De alguna manera número dos puede que sea una ninfonana es algo que se puede sospechar. Si su actitud voraz, su violencia, tal vez aunque no se lo puede precisar. Tal vez es su cansancio. Pablo podría ir al medico quizás le da algo para tirar. Eso sería útil. ¿Se estará exigiendo demasiado? No hay héroes aunque si existen grises, escalas de grises que ahogan sucesivamente las posibilidades. No hay depresión para él tiene que caerse seco es su destino, su forma final. Encontrarse hundido en sus propios vicios, en sus diversiones para poder decirse persona. Claro esto puede resultar raro, o no. No es tanto la forma en que si eso es tan bien o si es notorio, es su manera de seguir, como quien pretende respirar en lugares sofocantes. La vida regular, el impulso de la maquina sofoca. Cada tanto si pensamos nos hundimos en lo negro de la ausencia de respuestas por eso preferimos pasar el rato con otras cosas. Depurados vivimos mejor, aunque claro no podemos exagerar tanto. Pablo no puede decir que su vida es una tragedia ni una comedia, sólo tiene sus exigencias. No puede demostrar desinterés por número dos o esta se aburre y se va. La crueldad es así, número dos devora lo encuentra. Es una cosa que no tiene comparación, seca lo halla, es su manera de degastar todo, reduciendo por medio de su velocidad, todos sus deseos la acercan al vacío. Así se ríe siempre. Se pelea por la carne como un perro, gruñe pero solo por capricho y placer. Su vida en parte es el gasto y que la mantengan de alguna manera. No hay nada de malo en eso, sus servicios valen la pena. Sin caer en mucho más. No obstante Pablo no estaba bien; no respondía como siempre, estaba como afiebrado, sus pensamientos eran débiles. Sus maneras eran difíciles. No se podría decir que era el tipo que llegaba sin dudas, las cosas se hacían pesadas. Todo se ponía difícil, los huesos le pesaban. Tal vez tendría que irse a lo de la secretaria y rajar de número dos. Si lo hacía sabía que número dos lo pasaría con otro, no había dudas, la pasión que se tenían ambos era intermitente y lo sabían. Número dos era simpática y única aunque tenía su debilidad se dejaba impresionar fácil, seguía cada cosa que se le plantaba adelante.
Pablo, siguió en el subte, mandando un mensaje de texto, preguntó la dirección a su nueva amiga. La secretaria, se la dio sin dudarlo dos instantes. Mientras tanto, la gente lo miraba de forma rara, tenía una cara de agobio que impresionaba. Estaba rendido, número dos se iba a escapar para volver al rato contándole todas sus aventuras sin ningún remordimiento. Era bastante sádica a su manera, despreciaba todo lo que no le sirviera, no se existe más que para entretenerla sino al olvido, se deja de existir. Era la manera de pasar las horas, sin temer a nada no era una persona que te fuese a perseguir hasta el infinito.
Se bajó del subte, el cielo era con nubes, lo gris estaba próximo a su cabeza. Su cansancio era mortal sólo quería dormir. A su manera estaba pidiendo un día de paz, su rutina feliz tenía un intervalo era parte de la vida. Nada mejor que morir en manos de aquella secretaria que era una mezcla entre el azúcar y la electricidad. Su manera de caminar es una sucesión de diagonales que usaba a las paredes para rechazarse. Su sentimiento era ese por el cual toda secuencia se hace lenta. Las pausas, el calor, el dolor de estomago. Una sintomatología asesina. La perversidad cedía ante la fuerza ajena, una resistencia misteriosa. Tocó timbre y espero, mientras tanto tenía frío. No se puede llegar a casa de número dos medio muerto, ya que es probable que te deje morir. No le importan esas cosas, ella tampoco pide ayuda a nadie. Espera si un poco de espacio para lo que ella necesita e incluso te hace bromas siempre recordando que lo importante es disfrutar sin saber tanto porque. Así son las cosas. La trama no es terrible es un poco descuidada. Le bajan a abrir, ahí esta hecho una piltrafa por lo menos sin pensar en eso. Apenas se tiene en pie, rehúye al médico sabe que en el fondo para él esas cosas son inútiles un día de sueño bastaría. La secretaria que casi tiene que arrastrarlo para meterlo al fin al ascensor. La mujer va entiendo que este tipo vive muy irregular, es más Pablo tendría que pasar por su propia casa más de una vez por semana. Tiene comida podrida en su heladera, cosas sin abrir, todo eso es puro desperdicio. Pablo deja morir una parte de sí, su localidad, su existencia fuera de sus juegos. Cartas que están en su propia casa sin abrir, cuentas por pagar, en fin deberes, parece un pendejo. Tiene que ordenarse más. La mujer lo mira como si fuera un Jesucristo, así tendido, casi sin idea de donde anda. Ese rapto místico le da a Pablo una bondad que no tiene, una espiritualidad que no alcanza ya que no le interesa tenerla.
Nuestra piedad en carne y hueso, implantada en el seno del delirio. Aquella forma en que somos hijos de nuestro propio espacio. Pablo estaba clavado allí, número dos se metía con otro hombre justo encima de sus propios restos. Era así la vida, los otros eran más, el delirio, lo hacía temer era tan poca cosa cuando estaba enfermo, sin familia sin nadie, estaba como perro. Lleno de sed, mirando al techo, agitado. La secretaria parecía un alambre retorcido de ojos claros. Las cosas estaban dichas, él era su propia culminación. Se habría traicionado, la historia pasada le puede valer poco. Hay algo que pueda decir en su defensa. No, la verdad es que no. Ha quedado mucho por zanjar. 
Ramiro por el contrario se daba una oportunidad entre extraña y bizarra para vivir. Dejaba de lado su manera reiterativa de enfrentarse a lo cotidiano para caer en otra cosa que no era emoción sino más bien satisfacción. Eso era bueno podría renovar un poco su sombrío panorama dándole algo más de vida a lo que escribía, “comer y coger bien” en el sentido de estar medianamente cubierto son importantes para la vida. No importa de quien sea, justamente la gente se va pisando los talones toda la vida entre derrotas y victorias. 
Esta suerte de hedonismo por resolver no es más que eso. Pablo y Ramiro ambos dependen de los pocos placeres que se puedan dar. Lo demás son excusas, contextos. Siempre estarán en la búsqueda de esa pequeña ventaja que les dé el respiro mediante aquello irán sorteando los obstáculos cada uno desde sus propios ojos. Se hacen un nombre de mentira para poder vivir, no queda otra opción entre sus elecciones. Son personas que tienen todo en la punta de los dedos. Los dos, uno ahora cuesta arriba y el otro por el derrotero. Ramiro puede volver a tener otra noche feliz de esas que no decía tener. Ramiro en parte tiene su suerte de vida signada por el destino del cual pretende diferenciarse después de todo esta siguiendo los pasos de Pablo. Esa era su manera, tal vez por eso número uno le hacía caso. Era todo cuestión de visión, la manera en que se contaba, número uno necesitaba también salir de esa quietud que casi nada permite. La vida es un milagro en cuanto absurda, no es filosofía, ni poesía, lo cotidiano puede ser la extravagancia en el artista. Así era la nueva historia, se balanceaba entre las boludeces. Se peca por exceso, la sinceridad es un exceso. Número uno ahora era una suerte de fiera  que se quería consumir a Ramiro de punta a punta. Ya le recibía en pelotas desde la puerta, lo mejor no quería arruinar eso que no sabían, no quería conocerlo. Quería fingir que eso era lo más corriente, coger sin palabras de por medio incluso sin dinero. Esta era otra obligación allí abajo, los habitantes hablaban y por lo tanto se querían satisfechos como todos los demás. Era obvio que la mujer ya ni se pensaba ni puta ni santa, una mujer que no se veía a sí misma, esperaba que el otro le dejase olvidar un poco quien era. Ramiro era útil, quizás ambos se evadían en el otro, pensando que se cogían a quien sabe quien. La idea de la escena de sexo en la literatura es muy criticada hasta el tópico de ponerla como moneda de cambio y decir que forma parte de los estilos circenses. Sin embargo este es un tema bastante común. Es necesario tenerlo en esta historia, esta es la manera en que Ramiro olvida las cosas terribles, las cosas que pueblan su cabeza sin tener sentido. Producto de aquello, es mirar la entrepierna de número uno, sus pendejos rojos, rojos sangre. La objetivación surrealista es parte de la vida y de su mente, es una manera de ir consumiendo a esa persona con la que ni siquiera habla. Es su forma de ser, su manera de contestar, su principio para oler. Si es cierto, la manera en que estos humanos se entienden puede llamar la atención. Aprecian todos sus agujeros y no sólo sus bocas. Se consumen de esa manera, se viven, se dejan estar el uno en el otro. Esta es la simpleza que llevan. Una que supera el desprecio que poseía el uno del otro. Esa era la excusa. No había una pretensión de cariños, sino una simple rutina, una rutina que se sofisticaba a medida en que ambos se exigían más y más para ser entretenidos. Si la vida nos fija de alguna manera a estos planteos por algo es. Este no es el tiempo donde las cosas tienen dos facetas, es una suerte de lotería. Para su suerte, Ramiro estaba ganando después de una racha bastante pobre, lo demás era basura.
¿Importaban si fantaseaban con otros? Importaba si lo hacían para evadirse. ¿Importaba? Algunas veces se le plantea en la vida de Pablo y Ramiro esta idea. ¿Será el tiempo? Sí la idea de que tal vez esa vida es la única posible, no importa a donde huyan por lo que, será lo que tenga que ser hasta la muerte. Simple y llano, nada del pasado cambia radicalmente sino seguimos viviendo. Las mentiras se construyen así, algunas mentiras se hacen verdad es parte de la propia vida. Somos sujetos muy finitos para poder andar sujetando todo con grandes palabras. Es cierto, siempre lo es. Ramiro conoció a esta mujer suplantando a la verdadera persona, es una suerte de segunda opción aunque para él sea lo mejor. Cuestionarlo es posible, criticarlo también, estas son las cosas que a Ramiro ahora no le importan. Después de todo, seguidas veces ya se había masturbado con ella y pensaba que le iba a cambiar las ideas algún día. Ese era su pretexto para seguir. Su manera de pensar, las tetas en vivo sin otra imagen si otro medio, no las pagaba ¿o sí? Era el hecho primario de los primates. Era divertido. Las cosas son así, nadie gana un Nobel por decir que un tipo quería garchar y lo hacia. Te tildan de irrelevante y esta bien, estos son libros de bolsillo. Es decir ¿baratitos? Por ahora si. Siempre recordemos, las cosas pasan, tienen que ser de algún modo. Hoy día ya sabemos esos asuntos; no necesitamos que nos los susurren si queremos saber algo es probable que hallemos mucho más de lo que queramos saber.
Suena a miles de palabras enrolladas, es cierto. Pero es parte de eso. O no vas pensar que tenes la mejor mujer del mundo. Podes creerlo pero es bajo tu responsabilidad. Todo eso pasa como uno lo ve, y así nos va luego. Muchas veces estamos en medio de unos monstruos. Muchas veces estamos en engaños hacia nosotros, vivimos, y viviremos de esos engaños, no pretendan ser tan brillantes, podría fundirse. 
Pablo por otro lado había dejado a la radiante número dos en las suyas. Estaba caído, la secretaria lo seguía mirando, le dieron ibuprofeno. Si bajaba la fiebre las cosas irían mejor. Esta era la vida a medias cuando se empequeñecía. Se pensaba como un idiota, es decir volvía ser mortal. Estaba dispuesto a ver esos puntos, como las uñas de sus pies. Estaba allí con una sola mujer ahora, la que circunstancialmente lo aguantaba. Creo que no hacer preguntas es una virtud en este siglo, no pretender saber, conformarse con lo que pasa. No jugar a la verdad-consecuencia cuando la verdad es la que nos hace libres, libres de no tener ilusiones ni perspectivas de futuros medianamente predecibles. Pablo iba de agujero en agujero, algunas chicas malas le gustaban más como número dos. No siempre se lograba adaptar a la vida tranquila, saben no era de los que se tiran a dormir pensando que era bueno un día sin demasiados problemas. Pablo necesitaba sus cosas, su manera de vivir. La discreción; el silencio que lo dejaba pensar sólo era una cosa rara en la vida de Pablo. Su manera de ser es la manera de un personaje, se mira como si se sintiese extraño. Para algo esta como esta, ha elegido vivir de esta manera simple. Será un burgués sin definir, una especie de eyaculador precoz existencial. Tal vez sea la imagen menos metafórica pero puede servir, una persona que sabe siempre que le faltan cosas. Esta ahí pero quiere más, es su miseria. No importa, ahora estaba más calmado y fresco. Ojos celestes, lo siguen y lo miran, se sabe mirado pero eso no importa ser mirado es lo de menos. Mejor es mirar lo ojos que lo atrapan puede mirar esos ojos y no hacer nada más puede ser un observador, tal vez porque no tiene mucha fuerza y le duelen la articulaciones. Podría pedirle algo, comida, la mierda que sea, pero mira como idiota como gran idiota los ojos que no lo cuestionan, parecen ojos sin tensión. Una imagen maternal, rara, ¿la idea incestuosa de unos ojos desapasionados? 
La idea de la paz, paz que no sirve porque recuerda a la eternidad que no existe. La idea de un fuego, una hipoteca de gusanos es más fuerte. El engaño; suerte efecto, estos monos raros tienen su dudas. Pablo pone cara igual de vacía. La mujer se levanta y se va, entonces le mira el culo. Eso era obvio; ve a la mujer que se va entonces la mira de espalda recuerda lo cotidiano, la fuerza de lo que es, todos tenemos un cerebro pero estamos conectados por el cuerpo, lengua, oídos, fluidos, lo que sea, la física es la que pretende unirnos, eso es lo que vale. La cosa en sí, la que no entendemos. La patraña esta en suponer que eso tiene una forma, nuestra mente podría hacernos jugarretas.
Esto no es una denuncia de la realidad, es la manera de olfatear… la manera en que Pablo tiene sus arranques pero esta fuera de su contexto, sabiendo que en este momento esta presa de momentos de otros. Suponiendo que como siempre las ruedas tienen que seguir girando y no mucho más. Esa suerte de inercia vital es la manera en como existimos, siempre con excusas yendo de un lugar a otro, al final el olvido, la inercia de las inercias hace que muchos sean una especie de interferencia histórica sin lógica. Ese destino de extinción que se sabe de forma individual, esa suerte que es universal a todos los seres. Eso no impide una vida, no impide una manera de ser. Lo que hace es vencer nuestras ideas generales sobre las cosas, nos lleva a quedarnos sin nada que hacer. Todo parece sin grandes andamios, es verdad no hay grandes ideas, así que no podemos sentirnos con la razón. Gritamos nomás. Pablo incluso hoy no sabía si estaba mejor que Ramiro, no sabía si ya había perdido a número uno. Una vanidad muy grande era la suya las quería a todas, quería que todas la siguieran por lo menos en sus mentes. Quería que no lo olvidaran. Esta era su manera de reemplazar sus historias discontinuas pero más interesantes, quería ser un gusano en las mentes ajenas un parasito como lo era en la cabeza de la veterana de la oficina. Esta no es una gran vocación pero esa era lo que su “alma” pensaba. Muchas veces, se juzga que estas cosas están dichas a medias. Puede que sea cierto, cada cual afirmará lo que crea justo. Al rato mientras pensaba sobre este gran conjunto de estupideces le trajeron un sándwich de salame y queso. Casi como si lo conocieran, o era pura casualidad. Se lo puso a comer, en el mismo silencio llenado de migas la cama. La mujer amago a preguntar algo pero parecía no tener idea. Supongo que tal vez era ¿por qué mierda estas  acá?  Era lo más justo, no esta bien caer lleno de cansancio a una casa y ni agradecer. Agradeció, le costó decirlo pero lo dijo. Su anfitriona no se vio emocionada. La mujer se cambió ante él sin problemas y se fue para otra parte de la casa. Pablo se quedó asombrado, no era que lo iban a seguir mimando, el plan había fallado. La secretaria seguía con su vida, quizás no la había convencido del todo esas cosas pueden llegar a pasar. La vida humana tiene muchas cosas por resolver. Se ignorado para Pablo era terrible parte de un infierno personal con el cual tenía que lidiar. Si era cierto, era como ser olvidado. Se levantó para caminar, por esa casa nueva. Miró vio pequeños cuadros famosos. No sabía los nombres pero sabían que eran famosos, pensó que la mina le cabía el arte, eso no lo sabía sería bueno recordarlo para algún día. La vio entonces enrollada en su propio sofá de color verde. Ahí estaba leyendo un libro en medio del silencio, no era con número dos o número uno, no había ni gemidos, ni patadas, no había llanto. No era un suceso su estadía ahí. La mujer seguía sin mirarlo. No le prestaba para nada atención, se vio por primera vez como un infeliz. Era él entonces uno más, era un simple boludo más. Podría ser. Era cosa casi de preguntarlo y no de suponerlo. ¿Tendría el valor de hacerlo? Sí creo que lo tendría pero su ego era más fuerte, prefería dudar. Pensar que la mujer era tímida y eso era toda una estrategia bastante retorcida. Pese a la indiferencia, la mujer se veía muy sexy, estaba ahí quieta esperando a ser invadida. Pero casi era más fuerte el fetiche, la idea fija, la idea de mirar y mirar, esperar, una puta vez en su vida a ver que mierda pasaba antes de enterrarla. Con número dos esas cosas no pasaban, no podría estar esperando a quien sabe qué, con número uno era demasiado tedioso. La secretaria se dejaba mirar. También se le ocurrió pensar en la cena. La cena, llenar el buche, llenarlo y estar más tranquilo. Disfrutaba de ese silencio. Era la manera en que su mente hacia las paces, “sos un pelotudo, a ella no le importa aunque no sos todo, sos simplemente un pelotudo”. La mujer le dijo: “Dormí una vez al año, te puede ser útil”. Lo corregían como si fuera pendejo de cinco años. Tenían razón, no estaba bien caer como infeliz con toda la mierda a esa casa. No decir nada, caer, simplemente para no estar solo. Haber dicho eso, era reconocer que número dos era una puta absorbente, era decirle que ella era la segunda justamente por ser compasiva, Pablo pensaba que era demasiado. Supo entonces callarse y no jugar a ser el ingenioso, se metió a dormir. Estaba haciendo el papel de idiota, no se podría creer a sí mismo. Casi estaba infantil. Lo habían cagado a pedos, estaba casi arrepentido, todo eso era un infantilismo. ¡Qué vida!, si habría dejado a mujeres por cosas menores. Si se habría ido a la mierda pensado que tal o cual eran unas putas histéricas. Esta vez se quedaba, era él el histérico, estaba viejo. No podía dormir sin embargo estaba frente a la realidad, frente al concepto por demás vacío. S encontró con eso que no quería, él pensaba que lo mejor hubiese sido una sumisa mujer que de hecho lo era. No lo habían echado, el sexo había quedado suspendido. Lo peor era silencio, se oía caminar sobre el piso de madera a la mujer, a lo lejos, parecían kilómetros si el estaba tirado ahí como perro. Lento y zonzo.
Muchas veces, se ponía en ese plan de caprichoso. Era el momento donde fuera un dominado. Estaba distinto no creía amar, pero se daba el lujo de pensar que esta era diferente a sus predecesoras (recientes). Ya saltaría toda la mierda llegado el momento pero no por ahora, eso era bueno, rompía nuevamente con la monotonía. ¿Se iba a quedar ahí? Se tenía que levantar. La fue a buscar, la abrazó, no le prestaron mucha atención. Casi le hicieron entender que no pasaba nada, no era el momento. ¿Por qué? No tenía puta idea. Las cosas pueden ser así, son de alguna manera lo que las personas quieran que sean. Algunas veces todo nuestro poder, lleva en pretender tener el control. Ahí si somos capaces de imponernos fácilmente. Caso contrario, estamos como secos. No podemos pretender, no sabemos otra cosa. Pablo era así, un sujeto suelto. Una persona libre al fin, no por eso estaba a pleno. Vivía de esa manera, esperando y esperando. De una forma o de otra, se justificaba. Se tiró y e intento dormir. Cerro los ojos, se quedó ahí le dieron un beso en la frente. Todo era silencio, no abrió del todo los ojos, vio un camisón rojo. Del otro lado de la cama, la mujer se puso a dormir. El estaba bastante caliente, casi no lo podía creer, a la vez se sentía un pelotudo. Eso era bueno, alternaba con sus aires de confianza habituales, esto no era la novela de tarde, estaba vez rayaba bastante. La cosa era así, una suerte de catarsis. Sólo tendría que darse cuenta y dar alguna excusa. Esas cosas pueden pasar, esas cosas deben pasar o uno se queda mirando una pared, mientras un minón esta del otro lado. Tanto narrador como el gran espíritu de la chimeneas, esperamos ver, nos gusta ver. Nos gusta pero no paso nada. 
Resequedad. Se quedó  dormido, así fue. No paso nada, el silencio ganó. Era un día raro en la vida de Pablo. Ramiro tenía más suerte, se descargo todo lo que pudo. Número uno, se quedo dormida sobre él. Mientras tanto, las cosas eran alegres, el culo de número uno al aire. Calor hacía ese día, una cortina baja, una ventana abierta, el ruido como siempre de un mosquito. Su cara era la de una persona feliz. Parte de la vida, somos animales, y cuando una animal está satisfecho esta feliz. Buscarle explicación a esas cosas haría que se cayera en lo redundante y lo ridículo. Como parte de esa manera en que vivimos los humanos. Las dudas de este hombre no eran muchas, podría tratar de conocer un día de estos más a su servicial compañera, va si ella quería por ahora las cosas eran buenas. Preguntar se le puede preguntar a cualquiera, en cambio tener a la mujer que medianamente uno quiere, bueno eso en el caso de Ramiro era más difícil pero eso estaba ahí tranquilo. Era la manera en que aquellas cosas pasaban. Algunos dirán que el culo al aire es relleno una imagen para pasar el rato. Como oficiante de Dios, es decir como relator, puedo darme esos lujos. Dije que era un culo muy blanco al que puede alcanzar un pelo muy rojo. Lo dijo porque lo veo, yo lo veo. Lo veo incluso en la oscuridad, soy las letras. Veo los estados de Ramiro, veo su tranquilidad, la ausencia de todo signo exterior de desastre. Es decir veo eso que los humanos llaman satisfacción. Claro que la descripción de todo un estado puede resultar trabajosa. ¿Saben? Los comentarios sobre el culo valen la pena, eran los comentarios que pensaba Ramiro mientras recordaba lo que había pasado. Era su manera de ser, le gustaba editar su propia vida, bastante enfermito. Ahora tenía mejores escenas que la soledad de su usual departamento. Menos claro cuando iba la japonesa. Pero no era lo mismo, esta pálida pelirroja era su fetiche. Los fetiches son esa conexión mística perdida. Esa cosa misteriosa que fija nuestra atención. La vida esta más cerca de una mina disfrazada de enfermera para pasarla mejor un viernes que un milagro por demás absurdo. Tal vez es la cultura televisiva y cientos de hora de porno. Si fuéramos santo juzgaríamos, no lo somos entonces no importa. 
Lo humanos son difíciles, son egoístas y sólo son felices cuando hacen su capricho. El resto es un estado que entre la angustia y el tedio los arrastra. La gente básica, sabe que el comer y en el coger esta la cima, otros se ponen objetivos muy ambiciosos. Muchos usan esas dos cosas como maneras de escapar. Ramiro era un novelista con grandes “pequeños fracasos”, todos listos. Su juego era ese. Se abrazó suavemente al culo, si esto es libro barato. El culo va en medio de la supuesta reflexión sobre el humano. Es Ramiro es limitado, muy limitado como la mayoría de la gente. 
¿Qué paso con número dos? Bueno, estaba con dos tipos a la vez. Fue una faena pesada pero esas cosas le gustan. Número dos, siempre va aumentando la carga. No se anda con vueltas, algunas de sus muchachas afines le dicen que no piense todo el día en sexo. Ella les responde con la claridad, “no digan pelotudeces”. Número dos suele sin embargo andar con hombres que tengan pareja, se los quiere robar, eso es lo que vale la pena. Después de todo para ella la fidelidad es lo de menos. Lo espero a Pablo maso menos treinta minutos. Lo iba a agarrar un día y le iba a meter un tiro, ella sabía que Pablo era un idiota, ni siquiera estaba bien dotado en comparación a lo que ese día le había tocado. No obstante era ese idiota que le hacia recordar a su padre, eso lo hacía especial. Le recordaba a ese padre que nunca terminaba de asumir nada, ese tipo que se vivía escapando. Ese que mató a su madre con tal de no asumir la realidad. No obstante número dos volvió a su caos habitual, vomitó luego del alcohol y la acción sin reservas. Ella muchas veces se mira al espejo sabe que en el fondo la vida es esa. Con su gran colgante con esa piedra, el último recuerdo de su familia. Ella solía dormir siempre con gente distinta, era su manera de estar a cubierto.
Pensaba en todas las personas idiotas que creen que están bien sólo porque repiten la semana y nada cambia. Ella sabe que no esta para eso, además ese día hizo buena guita. No siempre se hace una buena porción por el trabajo que se hace, el dinero puede ser un aliciente. A ella le gusta coger, no le molesta que se lo digan. No le molesta para nada, sabe que mucho idiota le comentaría cualquier cosa. De entre esos también conoce que muchos apenas cogen como dios manda. Se pregunta entonces… ¿para qué hablan? Sólo dicen lo que creen que la gente les da la razón. La ciudad es la que nos contiene a todos. Nuestra número dos es una “puta-amante-novia-mujer” ilustre. Cierto parecido con Amy Winehouse más que nada por una voz extraña. Es sencillo saberlo desde el teléfono o cualquier parte.  Número dos se llamaba Malena, número uno Verónica pero pienso que es conveniente llamarlas número uno y dos. La personalidad de número dos era la que avasallaba a la gente, ella no le importaba lo que pudiese pasar. Aún pensaba que podría haber sido una cantante exitosa, ella había nacido para eso. Los amigos apoyaban en el sentimiento pero no financieramente. Una vez se metió con un gordo. El cual le prometió la bendita fama, lo peor era la pedantería del chabon y el hecho de que no llegó más lejos. Otro de sus amantes con dinero prometió mucho más, le dio casi de todo pero la quería enjaulada. Esas cosas que son como la tele, vomitó todo eso, prefería ganarse la guita a su manera. El caos de su vida era sinónimo de una existencia. De una manera de caminar y de ser. Yo no juzgaría a esta mujer, hacía lo que hacía como la mejor, era muy diestra era profundamente profesional. Uno diría que el criterio podría hacer algo, no era justo. La mujer tenía talento, no quería el video, la fama del porno. Bueno, eso es otro tema. Ella estaba donde suponía. Alguna que otra vez la fajaron eso le recordaba a su propia madre fajada por eso no lloraba. No esperaba que nadie la salvara que se metieran sus excusas por el culo. Ella no necesitaba que nadie se bajara de su cruz. Cuando llegase el día se metería con todo en la fiestita del infierno. Ella tenía su creencia en dios su padre se la transmitía, dios era la suerte, dios era caprichoso. Todo esto que ella veía era una especie de apuesta universal entre seres poderosos. 
Estaba allí, llena de whisky se tomó otro trago, estaba más lúcida. Se iba dormir, la acción había terminado. Llena de ganas de liberar la mente, se metió dos pastillas encendió la tele y al rato palmó. Pablo, el infeliz ese no había ido, ni siquiera a lloriquear. Pedazo de boludo, sabía ella que su pobre entrometido sufría un poco cuando estaba con los otros pero así lo tenía a raya. El infeliz tenía que hacer lo que ella quería, después de todo, justamente el iba a creer que iba a ganar. Cuando se vieron en el colectivo se creyó eso. Ella vio a un tipo caliente y familiar, decidió seguirle la corriente ese hecho de que se la levantaba. Su apariencia de oficinista le dio la clave de que podría llevar el dinero suficiente. La cruz invertida que tenía en el borde de su cama muestra de su desprecio por todos los escandalizados fue y la besó con fe. Mañana sería otro día. Dormir y sólo eso, entre los gusanos propios, esos que la condenaban a ser esa persona en medio del calor con un cabeza que le martillaba sin parar. Su gira la iba a matar pero eso era vivir.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Crítica a “Las 21 leyes irrefutables de liderazgo” de John C. Maxwell.

II- 1-Ley de tope: La capacidad de la organización está determinada por la capacidad de líder. El líder reclama la gente con más habilidad, y estos reclutan a la gente con la misma capacidad. Suponer este punto como una mera formalidad plantea muchos problemas. La capacidad de un líder puede variar de un momento a otro con formidable rapidez. No es lo mismo un líder de grupos pequeños que uno de grupos grandes. No es lo mismo una mesa chica a una plaza pública. Muchas veces un líder sólo cuenta con el apoyo indeterminado de adeptos que no termina por conocer. Esto es la clave en el espacio público. La potencia de un líder por fuera de una organización se mide por parámetros diferentes. Muchas veces no es la admiración, o la camaradería lo que lleva al poder. Muchas veces es el temor y el respeto, otras una devoción que no tiene mucha relación con quien la genera. Un líder es líder de los suyos y de su contrario. Un líder tiene que forzar a tener un enemigo necesario. El liderazgo sino

Praxis política, organizaciones y democracia:

No hay que ser superficiales. La cuestión de la actividad política tiene que ver con el sistema político en el que se vive, es decir en la democracia de carne y hueso. Hoy en día, Argentina tiene una interesante mezcla de armados políticos. ¿Cómo se hace política? La respuesta es un justo equilibrio entre movilizaciones e instituciones. En este proceso debemos interpretar que la acción es la política es la que puede dinamizar a la sociedad. Transformar a la sociedad depende de la política, los límites de la sociedad a lo largo de la historia tienen que ver con las propias organizaciones políticas. No con una sino con todas. Es decir que a partir de la organización se implementan políticas, con ellas se pueden materializar gran parte de los objetivos que se proponen. Por esto el esfuerzo, el trabajo en la política existe. No existe de por sí una relación que no sea política en todos los procesos de producción de un país, o territorio cualquiera.                                      

General Motors y Waymo disputan el automovil inteligente.

Una parte de las apuestas del futuro inmediato del transporte de pasajeros a nivel mundial tiene que ver con el hecho de que las personas no tengan cada una su automóvil, a la vez una solución más particular que simplemente el uso de transporte público, trenes y colectivos. Estas dos razones sumadas a que el segmento autos es uno de los que más paga impulsan el desarrollo de autos que no necesiten chofer para desplazarse. Justamente porque baja los costos y la manera en que las personas se relacionan con sus coches queda claro que el cambio social será muy importante. Muchos hablan de una cuarta revolución industrial dentro de la share economy. Esto puede que tenga un sentido siendo vista en el largo plazo. Muchas innovaciones ocurrieron y ya muestran que una parte del mercado de autos y de aviones, como otros bienes se manejan por medio de leasing y de los préstamos. Ya no es el ahorro y el ingreso lo que mueve a los que pueden a tener su propio coche, sino que con gastos de capita