Al fin, que lindo. Remar con la lengua entre la piel gris. ¿Asco? ¿Acaso imposible? Todo tiempo pasado fue mejor ahora solo quedo el cadáver. Princesa de puerto príncipe. Tus pelos son alambres y están sucios llenos de formol que los dejan caer. Tus labios se arrancan y me transmiten la muerte. Belleza al fin nada mejor, ¡distancia! Ese olor a muerte que genera el asco de quien nos mira. Si, sí, dos veces más. Esa pasión por arcada ajena querida. Loca, querida, loca, loquita, chiquita. Dulce carne, inmunda para los otros. Si los hemos visto arquearse. Y rían, ¿no ríen? ¿No se comerían a la madre muerta? ¿No volverían a su cobijo? ¡Dulce princesa siempre virgen, nadie ya quiere a los muertos bien muertos! ¿Parece que balbuceas? ¿Serás un zombie acaso mi querida? Tendrías que serlo, si tan solo me hablases. Casi nadie ahora puede, creen que estamos locos. Sí que si. Y pensar que mi boca se infecta, y las encías ahora, tienen tu muerte, y la muerte que no es tuya, ahora es mía. Tan solo