Ir al contenido principal

Pirado, viejo, proxeneta y revolucionario:

Al fin después de un tiempo de idioteces, Ramiro y Ana se pusieron a coger. Ahí termino el gran delirio de tiempos antes. La muerte tiene que ser superada por la vida entonces el impulso al suicidio debe ser refrenado por el impulso de la lujuria. No hay que pretender ser menos sincero, así era la vida de esta gente. No obstante Ana quería saber de donde venía toda la locura de Ramiro, el único pariente que tenía que aún se veía con Ramiro era su abuelo. Un hombre de unos noventa años, castradamente lisiado el cual estaba en un geriátrico. Más allá de ello él fue el responsable de criarlo por lo que en parte era el responsable del tamaño personaje.
Ana le robó los datos del paradero del viejo. Miró y se llevó la tarjeta, se subió  al subte, camino y al rato estaba en “Años Dorados” una residencia geriátrica. Este es último lugar donde la gente va después de haber sido definitivamente explotada por el sistema, entre una mezcla de hospital y cárcel, los viejos pasan su último tiempo esperando a la muerte de la forma más incomoda posible. Ana nunca había ido a uno de estos lugares antes, la verdad es que se deprimió bastante, ¿para eso había avanzado la medicina? La verdad parecía ser esa. La finalidad de la vida estirada era vegetar en un sufrimiento pasivo y silencioso. Eso era en la mayoría en el caso del abuelo de Ramiro se veía a un viejo indignado y con el peor gesto del mundo. Una persona odiosa pero con razones, estar allí era una mierda, la juventud no lo iba a entender.
Si esa manera de vivir como el culo es cosa para que te la cuenten pero ni en pedo la experimentarías, es así. Lo jodido es vivir así. Ana iba vestida de gris, cosa rara pero era así. Ella pregunto por Anselmo. El enfermo puso cara de resignación y saco al viejo del cuarto donde estaba. Desde ese momento sólo oyó una catarata de puteadas. Anselmo decía: “La  reputisima madre que los parió hijos de puta, hijos de puta, siempre me joden porque no me dejan morir en paz”. Ana estaba ahí como la cosa linda en un mundo que estaba pasado de moda y ahogado en su propia agonía. El viejo abrió los ojos de repente aunque veía poco. Era obvio que ese no era su nieto, el viejo se cagaba de la risa (la cual por cierto no era muy fuerte), decía: “Al fin el boludito este encontró un lugar donde ponerla”. El viejo tenía cara de que todo le importaba un carajo era el único filosofo del auspicio ese. Por fin decía: “¡Viva Perón! Infelices de mierda!”. Así gritó varias incoherencias hasta que se calmó, se lo vio agitado por un momento era parte de aquello que no veía. Por fin, tomó aire: “¿Cómo te llamas rica?”- así preguntó. Ana, dijo: “Ana”. (Esto esta escrito de una manera tan cacofónica que me divierte por eso lo dejé) El viejo sonreía, no tenía ya idea de muchas cosas cada tanto le agarraban lagunas profundas pero era más a la tarde cuando caía el sol.
Anselmo era parecido a Ramiro en sus facciones físicas pero lo que se notaba era que Ramiro era mucho más introvertido. Anselmo por el contrario era un viejo ya desesperado. El viejo le dio un consejo: “Cuando cruce los ochenta péguese un tiro, no deje que la metan acá”. Ana le empezó a preguntar por Ramiro. Y el viejo, simple y llanamente se le salía la cadena; “Era bastante pajero, no se si lo contó pero creo que lo es aún, la verdad lo estimo por ser mi nieto pero muy boludo, el pibe, no levantaba nada, no la veía ni cuadrada. Lo llevé un par de veces de putas pero el tipo no repuntaba.” Este era como siguió explicando el rasgo de la familia, “Somos todos unos infelices, el padre de él lo es, por eso vive como vive, más loco que yo. Ramiro es un pobre tipo yo lo sé, lo sé porque en el fondo yo lo crié para que fuera un pobre hijo de puta”- esa fue la sentencia del viejo. Anselmo en cierto momento paró y pensó, se quedó; “Pero es bueno, es bueno por boludo se lo puede querer, necesita que lo quieran ¿sabes?”- así dijo después en un tono más amable como si estuviera suplicando que tuvieran piedad con él. El viejo cada tanto se le caía un poco la baba, se quedaba pensando pero si se le repetía la pregunta retomaba el hilo con facilidad. Ana le preguntó por los dibujos, el viejo entonces se puso a contar con detalle: “Ramiro ese chico se salvó de tirarse un tiro en las bolas gracias a ese arte, es arte de hacer dibujos por cualquier boludez, dibujaba todo, teteras, porno, perros lo que fuera.  En casa no había para dibujar, minas lindas no había, la abuela era un esquiafo pero era buena mujer y cocinaba muy bien.” Ana se daba cuenta que era probable que Ramiro haya crecido en una casa bastante particular. Pero se sorprendía pensaba que Ramiro era simplemente un idiota que no tenía otra cosa que contar, era un idiota y un pajero con una familia desquiciada eso hacía un cuadro más generoso poniendo al freak en perspectiva. El viejo se quedó y tiro una incoherencia: “Le digo, escuche, le cuento, mire, acá…. (se quedo unos segundos), mi infeliz nieto conoció dos personas que maso menos vinieron a suplir lo que la gente común llamaría amor ¿vio?, mi nieto estaba y esta medio loco, no se si dio cuenta. ¿Usted como se llama? Le decía, la mujer esta la mina, la de la N, me cuesta tanto saberlo, y la otra la de la M. Los nombres se me van, ¡me cago en la puta!”.
Ana se diño cuenta que el viejo se le estaba fundiendo el mate. Pero volvía. Anselmo entonces: “Lo importante es que el tarado este, porque es bueno por ser tarado sino sería como yo. Estaba muy atado sobre todo a la primera y creo que nunca lo superó del todo. Lo que ustedes los de ahora dicen “mambo” un “mambo” de mierda.” Después de eso el viejo quería salir, decía que le dolían las rodillas y se puso gritar como loco. Ana miraba al viejo como un Ramiro hipertrofiado pero maso menos con las mismas características. Eran dos infelices, dos plenos y llanos infelices. Creo que se deberían pelear por el titulo de vida de mierda. Pero cuando se veía según le contó el enfermero después no se puteaban mutuamente. El viejo siempre andaba entre relato y relato temblando como una hoja. De repente gritaba: “¡Gorilas de mierda!,¡gorilas de mierda!”.
Ana entonces se le ocurrió  preguntarle al demente anciano sobre sus ideas políticas. El viejo que se había quedado medió duro primero se puso a comer galletitas de agua. Al rato dijo: “¿Sabe? Enfermera esta es una buena pregunta hace mucho que la juventud no le pregunta nada a la experiencia”. Se puso a tomar el té parecía feliz se había olvidado de todo lo había hablado antes. Entonces se metio en puro delirio: “El mundo tendría que ser socialista, usted lo ve, lee tres libros bien hecho y se lo dicen. Pero la verdad es que a uno lo cagan tanto que al final, ni los pobres ni la justicia ni nada lo hace despegarse del mango que gana. Este es un sistema de mierda, yo un viejo, un viejo emputecido se lo puede decir.” Ana miraba y se daba cuenta que el mambo a contramano de Ramiro con sus novelas  no publicables venía de las ideas de este hombre. Pero el viejo seguía: “Mire, señorita acá las cosas siempre fueron así, unos hijos de puta oligarcas, una derecha asquerosa, poca gente maso menos que zafaba entre ellas: Eva. Pero bueno, uno trabajo muchos años, vio mucho general hijo de puta en el gobierno y mucho pelotudo que tenía auto y lo aplaudía. Yo nunca en mi puta vida tuve un auto y tal vez por eso lo digo. Soy muy peronista cuando las neuronas se me conectan no hubo revolución pero si diecisiete y que esos se curtan de una buena vez”.
Ana no sabía si irse o asistir a la locura del viejo, Anselmo se puso a gritar: “¡Viva el pocho la gran puta madre!” El enfermo le dijo o que lo sacaba de una vez un rato del lugar o que la visita se terminaba, el viejo estaba especialmente escandaloso. Eso pasaba según sabían todos los del geriátrico cuando un extraño visitaba a este viejo, ya sea un pariente lejano, ya sea lo que se le pareciese un conocido. El viejo había sido todo un activista, anarquista, después trotskista y al final cuando cumplió como ochenta se convirtió al peronismo. Nadie supo bien porqué. Lo que se sabe es que nunca estaba contento con lo que hacia el fue gran impulsor del pesimismo natural de Ramiro. La vida era para él un engaño y la maldecía, todo lo bueno estaba lejos, no poseía virtud sino que tenía el vicio. Quería saber si al fin la muerte por lo menos sería una suerte o por lo menos un alivio. Ana por fin entendió que todos ellos habían vivido a contramano del común de la gente y eso era lo que los hacían raro sus convicciones invertidas. ¿Sus luchas tenían sentido? Un viejo ya demente no sería el que daría una prueba suficiente. Lo que daría si es una realidad, su consecución. El fin del esta vida para algunos es la mera mierda. Esto es parte de un sistema y por ello por ello no hay gran drama. Parece que alguna gente teme perder la felicidad ante la verdad, así es la ignorancia. Ana ahora sabe que el viejo también estaba bastante loco, eso le contaron, el viejo fue bastante delirante y tenía costumbres bastante raras una de ellas fue la más a contramano, tener una novia de catorce a los cuarenta años, era claro que eso llamaba la atención. Ramiro tenía a la mujer de Anselmo, a la chiquilla y a su Abuelo como familia durante ese tiempo. Así que de alguna manera se hacía una gran familia extraña. Ramiro era bastante callado por esas épocas el dinero era poco. Pero siempre se podría hacer algo más, Anselmo trabajaba en un puesto de base y trataba de hacer quilombo soñando con esa gran hecatombe universal que lo liberara de todo.
La suerte estaba en contra de ellos, la pendeja un día huyó, la mujer murió de Anselmo murió. Al fin ellos dos quedaron solos un día, Ramiro pudo hacerse de un ingreso y por cuestiones de que ambos se jodian bastante el uno al otro se separaron. No obstante en la distancia se pudieron tratar mejor, hasta que un día, el viejo empezó a derrapar, no podía vivir sólo y por eso termino en el geriátrico. Ramiro lo convención que eso era acción del gobierno que quería frenar a un militante y el viejo pensaba que era un preso político. Anselmo: “¿Por qué andas con mi nieto vos? ¿Pensas que tiene plata?, lo vas a fundir en dos días, el labura en una oficina pero nunca asciende. Es un idealista. Es un clavo en el pie de la burguesía, es un buen hombre.” Nuevamente el viejo se olvidaba de la trama de lo que contaba pero así se paso cuatro largas horas contando detalles de la vida de Ramiro que se fueron presentando como un mosaico. 
Ramiro era un trastornado emocional y sexual, metido en sus tramas más complicadas una especie de molusco con cultura. Una muestra de la serie de deformidades que experimentaba día a día, un pajero irresoluble. Todo estaba atado, su familia, su destino como escritor de segunda línea. Todo tenía conexión no era extraño para nada aquel destino. Las cosas tienen una debida circularidad. La hazaña de ser un hijo de puta miserable no es sólo eso. Hay que poder vivirla. No se trata sólo de que la propia existencia sea una antorcha que te sodomice. Todo debe tener un sentido sólo así la biografía se acerca a la música. Ellos eran medio delincuentes, eran bastante locos y fundamentalmente estaban atados a sus propias manías.
Su vida es la vida de la gente que no puede ser normal. Ana estaba profundamente emocionada por ese asunto de tanto trauma, cosa que a ella le faltaba su vida había sido demasiado plana. Ella había sido una buena nena y eso no le gustaba. La consecuencia de aquello era que a su manera dependía de ese Ramiro que le quitaba la sensación de hastío. Tal vez con sus miles de deficiencias y con la creencia profunda de que la vida era una mierda pero por su propia acción y no tanto por la de los demás. Era un tipo que al final pese a todo su sufrimiento y rareza terminaba despreciando la mayoría de las cosas. No era la vida de esta gente normal, no comían bien, tal vez casi hasta que parecía un puto o un travesti o cualquier cosa. Ramiro era cualquier cosa era una cosa bien llena de entropía, llena de caos, carente de la palabra para definirse. Carente de biografía, carente de ideas qué decir.
Ana lo usaba como eso, como esa tarea custodiar al raro, al loco, al absurdo enfermo de sí  mismo. Un verdadero sadomasoquista, alguien que gozaba con el desprecio ajeno alguien que quería hacer mierda lo que quería. Un ser lleno de contradicción. Ana se fue recordando a ese viejo que decía tener su miembro inútil aunque viera tremenda presencia. Ahora veía que en parte Ramiro era un Anselmo que se había concentrado y que aislado en sí mismo apenas podría contar otra cosa más que su vergüenza. Ana deseaba ser parte de eso que Ramiro llevaba como la marca de Caín, nadie podría ser más perverso que Ramiro al soñar que degollada  a Ana cada mañana. Eso era algo que ella suponía y que una vez lo dijo en sueños mientras aún dormía. Ana tenía el proyecto de liberar toda esa fuerza delirante por medio de los papeles, quería que volviese a escribir una historia radicalmente nueva pero para eso debería hacerlo vivir de nuevo. Debería hacer que su lengua se desenredará. Todo novelista bizarro, todo personaje violento necesita de alimentación especial. Tinto tal vez para llevar los ánimos hacia lo tremebundo y sexo para poder desapegar la moral de la cotidianeidad.
Ella se iba a dejar pegar si eso era necesario, quería poder sacar la gran cantidad de basura irracional que Ramiro poseía. Eso era su meta dormir con un criminal. Si eso no era bueno ¿Qué seria malo? Ella podría masturbarse con la idea pero mejor sería realizarla. No se trataba de otra cosa que de romper la maldita monotonía el tonel de lo prohibido. La burguesía se hinchaba de gas, no eran pedos, era podredumbre, por eso tenía que liberarse tenía que exhalar esas malditas costumbres a medias. Tenía que dejar el circo televisivo tenia que vivir sus propios delirios para disfrutarlos ella era su meta.
“No será tu destino otra cosa que la prueba”- se decía a ella misma. Jugaba a pensar, y pensando se ponía peor. Su manera de hacer ese arte de no tener sentido era aquella se podría haber tatuado toda quizás lo haría en el futuro. Ella iba a dejar su vida, ella se iba a volver ajena a su familia. Aunque ella era bella valía más como lienzo o como pretendida buena porcelana para hacerse mierda una y otra vez. ¿Quién me llama de la santidad a la cocaína? Eso es una pregunta. No es una tendencia más que pornográfica, ponerse al servicio de un deleite vacío y ciego. Todo lo extraño, la imagen vale en cuanto a que es de todos, el morbo de cualquiera participa. Hay una gran irresponsabilidad por parte de cada uno al pensar sus propias vidas como simple satisfacciones pero muchas veces es lo que termina pasando en medio de sofistas y absurdos. Ella era un producto de la historia extraño, era un culo parado, una creación sobre humana. Por lo demás estaba Ramiro un tipo bastante fuera de sí, producto de una sociedad que a todos nos aísla de una u otra manera.
No puede ser de otra manera la esclavitud a la incertidumbre a unos pocos calma pero a la mayoría fundamentalmente desquicia progresivamente. Si es en parte esa sensación rara tan extraña y sin embargo depurara del delirio. Creo firmemente en que nosotros, Ana, los narradores y Ramiro somos todos decadentes. Anselmo es un caso bien sabio. La vejez es parte de esa forma en que debemos ver lo que somos, eso a lo que nos encaminamos. Poli tóxicos, digo yo que prefiero el alcohol, este es mi único amigo. Algunos como Ana no aman la sustancia sólo quieren hacerse mierda de un saque de la manera más simple, el etílico es magia, es barato y tiene una profunda sensación hemorrágica y antigua. Una vez me dijeron que este narrado se parecía a una puta. Les digo que no es cierto. Esto es un acto de depravación amorosa, la historia de la mujer que se aburre y el degenerado es un acto hecho a medida. Es la esencia de una generación entregada al placer del vacío una que no puede decir si a la existencia de una manera radical sus intentos por atarse son baratos. La gente que piensa en su placer con su ego sufre de aquella anorgasmia absurda. Es el placer más impúdico el tirarse pedos mientras se coge una necesidad esencial de una animalidad.
No obstante en las perversiones de toda esta familia en la que Ana ahora quiere participar, el morbo es enorme. ¿Cómo puede ser que se viva tanto del chisme? No es loquero sino afuera donde el crimen puede ser, no es ahí donde todos son cuidados, sino el mismo peligro de muerte. La vida es la misma, día a día, la impudicia, la suerte de renuncia es lo que existe, contemplativo o voyeurista, pasivo o místicos y místicas, activos y perdidos. Todo existe, todo es una sensación como la culpa que llega al pagar las cuentas, a veces cuando nos hemos tentado por cosas que con nuestra propia naturaleza no podríamos conseguir. Nuestra cultura es un pus sanguinolento. Ella es la bella y el estúpido. Ella cuando le habla quiere escupirle el alma. Esta suerte sinceridad lo congelan ambos, Ramiro quiere arrancarle la nariz. Quiere cortarle la cara a pedazos y que la mujer mutilada sea su obra. Perverso, ella lo escupe, lo humilla, le dice que es una mierda criminal. Ana ha ido perdiendo la noción del tiempo desde que conoce a Ramiro, ahora ambos no trabajan seriamente, ambos hacen sus cosas raras. Ella vende las aberraciones, recorriendo las galerías, las imágenes se empiezan a vender. Todo es feliz, Pablo esta ausente, su vida se ha esfumado. Pese a que él estuvo en su primer encuentro.
La verdadera suerte de caminar sobre la espalda de Ramiro de pisarle la cara es para Ana una de las mejores cosas del día, ella ya lo espera desde el desayuno. Ramiro por su parte, ido llenando de cortes la piel, finos y superficiales cortes que la dibujan. Ambos se destruyen y se divierten. Luego descansan, cada tanto salen como la gente normal y van al cine. Una vez hasta fueron a ver Anselmo y lo sacaron de paseo. El viejo y su nieto eran lo mismo dos degenerados. Dos enormes degenerados, si Ramiro la nalgueaba muchas veces y ambos se reían. La realidad de la antigua oficina estaba tan lejos, la idea de los miles en las oficinas, la idea del subte lleno. Todo eso estaba por fuera, no eran más que dos burgueses irresponsables. Una cosa asquerosa en el nombre de la verdad. 
Decir entonces que en la era del LSD cultural, un poco del pochocho es nuestro es decir mucho. No hay tetas en el neón, no hay cirugías estéticas que hagan a las personas iguales. Es la desproporción entre las tetas y el culo de ana la poesía, como si la calle estuviera angosta y la luz se viera acosa por las esquinas raras. Ana tiene unas cejas profundamente dibujadas, puede que sea la parte más oscura de su cuerpo. Más oscura que el instinto de su conciencia. No se puede pasar de la filosofía a las putas, así fue la crítica que una vez recibió la idea de una literatura rara.
Ramiro ¿se volvería ese viejo proxeneta revolucionario? ¿Gustará disponer cuando sea un viejo más entrado en edad de una infanta? ¿Tolerará tal perversión? Si lo hará ella misma piensa que eso no es tan malo. Incluso se meterá con número a la misma cama si él lo pide. Ella misma quiere que le pasen cosas, ella quiere armar una orgía, ella quiere incendiar un auto, matar gente, robar un banco. Ella misma se corta el pelo de cualquier manera. La gente piensa que está loca y no aparenta. La verdad de una vida en pleno caos es la plena satisfacción. Sólo el vicio del creador. El mundo de lo imposible. Ella anda en pelotas en la terraza Ramiro le saca fotos. Una vieja se escandaliza. Los dos se cagan de la risa, después le mandan unas copias Anselmo. El viejo se muere feliz a los días. Aunque eso no importa, ellos han abandonado la oficina, nunca más han esperado al jefe. Ellos mismos toman mucho, toman a veces hasta que vomitan en las sabanas y se quedan dormidos y vencidos sobre la bilis. 
La historia es difícil. Ellos se paran, luego, se bañan juntos de vez en cuando. Lo importante es que los dibujos de esa ciudad endemoniada continúan y se venden. La pareja se presentan como lo que son dos locos de atar. Sin otra idea que la de buscar, y eso piden incendios. Ambos se pasan la vida pensando en que la ciudad arda. Ahora ambos se van conectando, las semanas pasando y en parte se han alejado de esa vida. Donde él era un tipo atado a una historia inútil y ella era una secretaria llena de perfume. 
¿Puede haber mal cuando las cosas parecen salir bien? A la mierda. Muchas veces se dice que el texto es intenso, la vida débil y todo ese sentido de lo pecaminoso queda a medio camino. Es sin duda la esencia del arte un crimen con una víctima ausente. ¡Cuanta irresponsabilidad! Gran belleza y valor. ¿Podrían matarse los dos, ahorcarse mutuamente mientras se miran excitados? Eso es cosa de locos.
Pasa un mes y están hechos mierda. Ella ojerosa, llena de marcas, el gordo y lento casi tarado. Dejan el colchón irrecuperable en la calle. Pintan las paredes de azul y dibujan con blanco pequeño monigotes, los extraños seres que ven cuando por las noches apagan la luz y dejan que la imaginación vuele. 
La vida es un martirio igual. Cada tanto los intentos de Ramiro se aflojan y pierde el sentido de la eternidad cuando defeca sin poder parar. En esos momentos se toman descanso programático. Claro que no saber de lo que se habla es la esencia de un arte nuevo. ¿Cómo no es un alfeñique? Alguien que no se puede montar ni a una mosca. Claro que sí, quizás su pija sea endeble como todo principio de Dalí pero por eso andan como andan, llenos de secreciones que parecen medallas, las ropas sucias huelen a orines, huelen a cenizas, a tucas a comida, simplemente son cualquier cosa.
Ellos saben que no van a poder con el hombre común sobre todo Ramiro el que algún día un buen burgués le va meter una piña en el nombre del buen gusto. Mientras más se degradan más se quieren como quien sabe que ese otro esta ahí para lo peor. Esa sentida compañía es estimulante. Es una verdadera manera de ver el capricho sádico. Este es el mundo del artificio. Sin duda, hay algo de malo en lo que se dice. No se trata de otra cosa, el arte no libera a la gente. La vida no es cosa de cuento, es cosa de moverse sin pena y sin gloria. Es algo que no se vende bien y cuando se vende muchas veces no se entiende y por eso gusta. Fascina como si los muertos, cantarán o las personas dejarán de olvidar. Bueno así es la vida, este deseo de vejez de decrepitud existencial.
Todo es un testamento del consumo. Una suerte y continuación.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Crítica a “Las 21 leyes irrefutables de liderazgo” de John C. Maxwell.

II- 1-Ley de tope: La capacidad de la organización está determinada por la capacidad de líder. El líder reclama la gente con más habilidad, y estos reclutan a la gente con la misma capacidad. Suponer este punto como una mera formalidad plantea muchos problemas. La capacidad de un líder puede variar de un momento a otro con formidable rapidez. No es lo mismo un líder de grupos pequeños que uno de grupos grandes. No es lo mismo una mesa chica a una plaza pública. Muchas veces un líder sólo cuenta con el apoyo indeterminado de adeptos que no termina por conocer. Esto es la clave en el espacio público. La potencia de un líder por fuera de una organización se mide por parámetros diferentes. Muchas veces no es la admiración, o la camaradería lo que lleva al poder. Muchas veces es el temor y el respeto, otras una devoción que no tiene mucha relación con quien la genera. Un líder es líder de los suyos y de su contrario. Un líder tiene que forzar a tener un enemigo necesario. El liderazgo sino

Praxis política, organizaciones y democracia:

No hay que ser superficiales. La cuestión de la actividad política tiene que ver con el sistema político en el que se vive, es decir en la democracia de carne y hueso. Hoy en día, Argentina tiene una interesante mezcla de armados políticos. ¿Cómo se hace política? La respuesta es un justo equilibrio entre movilizaciones e instituciones. En este proceso debemos interpretar que la acción es la política es la que puede dinamizar a la sociedad. Transformar a la sociedad depende de la política, los límites de la sociedad a lo largo de la historia tienen que ver con las propias organizaciones políticas. No con una sino con todas. Es decir que a partir de la organización se implementan políticas, con ellas se pueden materializar gran parte de los objetivos que se proponen. Por esto el esfuerzo, el trabajo en la política existe. No existe de por sí una relación que no sea política en todos los procesos de producción de un país, o territorio cualquiera.                                      

General Motors y Waymo disputan el automovil inteligente.

Una parte de las apuestas del futuro inmediato del transporte de pasajeros a nivel mundial tiene que ver con el hecho de que las personas no tengan cada una su automóvil, a la vez una solución más particular que simplemente el uso de transporte público, trenes y colectivos. Estas dos razones sumadas a que el segmento autos es uno de los que más paga impulsan el desarrollo de autos que no necesiten chofer para desplazarse. Justamente porque baja los costos y la manera en que las personas se relacionan con sus coches queda claro que el cambio social será muy importante. Muchos hablan de una cuarta revolución industrial dentro de la share economy. Esto puede que tenga un sentido siendo vista en el largo plazo. Muchas innovaciones ocurrieron y ya muestran que una parte del mercado de autos y de aviones, como otros bienes se manejan por medio de leasing y de los préstamos. Ya no es el ahorro y el ingreso lo que mueve a los que pueden a tener su propio coche, sino que con gastos de capita