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Maximizar el capital o estirar la guita:

La vida siempre tiene seguir. No se trata de otra cosa, todos los insectos hacen de los suyo esperando que al fin de sus huevos salgan más insectos. Así era la existencia. Los seres pequeños, libres de narcóticos están en otro estado, en el peor lo que podríamos llamar sobriedad. Pablo estaba en una gran temporada, número dos hacía lo que él quería y no molestaba. Así tenía que ser igual; era tiempo de buscar una segunda, o una tercera pero ya asumiendo que la otra (“número uno” no tenia chiste). Lo bueno de los procesos de descarte como estos es que no acarreaban culpa alguna, son parte de la mecánica social, no hay victimas y si las hay es por su incapacidad para adaptarse. La vida es eso. La idea del insecto, el cual no piensa tanto las cosas. Los monos se van volviendo más y más cretinos a medida que desarrollan la conciencia. Eso era lo que pasaba por la mente de Pablo, lo fácil que eran algunas cosas. La gente no teme ya nada, no le importa, es todo un juego, un veloz juego. No obstante el dinero faltaba, la gran vida es un engaño sin dinero lo único que se puede hacer seriamente es soñar. La dureza de la vida es esa. Siempre lo supo, los “lujitos” son la sal de la vida. Para ser un cretino cualquiera mejor morir, claro esta forma de ver las cosas es parte de un mundo que todo quiere consumir. Nadie le importa negar aquello, le hacen coro, una y otra vez.
Pablo sabe que lo único que recuerda al final del día es su “mujer” y estar en pedo, así termina bien el día, sino básicamente le falta algo. Muchos critican esa manera de pensar, muchos se esconden en las normas pero es difícil decir cosas que no sean como estas cuando todos tratan de hacerlas sin que nadie los note. La diferencia más fundamental entre Ramiro y Pablo es que Pablo no le importa entender demasiado a  los otros, apuesta sí por la sorpresa por lo que puede pasar. Acaso sino ¿cómo habría conocido a número dos? Cuando la gente pide demasiado a la vida, esta es amarreta no tiene excusas.  Por algo él tiene más experiencias que recuerdos y eso no le sienta para nada mal. Su estilo es ese, podría quedarse desde la tribuna poniéndose en el lugar del que lo saben todo. Tengan o no éxito, esos andan con el culo fruncido, “no vaya a ser que las cosas salgan mal”. El discurso del ganador y toda la basura esa. La sociedad se pudre de adentro hacia fuera justamente por eso la idea de los insectos. La gente vive de sus necesidades, la adicción es la verdadera metáfora de la vida humana. No importa a qué, no importa, no es el culto del que ya se hizo mierda. Sería en ese caso una necrofilia que tiende a la religión; se habla de otras cosas. Cosas que podrían pasar y pasan. Lo mismo con la patraña del deber y el no deber. Nadie podría saber donde esta parado si espera que los otros se lo aconsejen.
La puta versus la virginal; ese ha sido el gran debate de la cultura. Si se debe pensar en esas cosas, los burgueses tienen mala conciencia. Quieren la fiera pero una vez que la tiene bajo la mano quieren que sea igual a un perro, “¡Qué chupe pero que no muerda!”. Eso es parte de la vida aunque claro eso lleva a que se aburran fatalmente y quieren ponerla en otros lugares. Es decir quieren esclavos para cuando se sienten mal, es decir cuando toman conciencia de las desgracias en la coyuntura. Claramente este mundo aloja muchas maneras de ser, eso es la libertad. No sólo la idea abstracta de que podemos hacer lo que queremos, sino todo sería fácil. Sería ser como dios, un dios poco potente pero dios al fin. Pensamos en los otros, ellos nos importan. Ejemplo de ello era las ansias de Pablo con respecto a la secretaria, el no iba a parar hasta montársela, no hay mentira que le quedase corta para ese fin. El mundo puede reventar pero será con estilo. No se tratará de una suerte de mentirita. Una cosa es leer historias, otra ser historias, la anécdota tiene que tener un agente; allí nacen la verdad de los relatos. La gente tiene que soñar con la atrocidad o crimen de alguno. 
Por eso cuando te dicen, eso esta mal muchas veces, te están diciendo “cuando lo vas a volver a hacer, estamos esperando”. Así era la vida de Pablo, el cual justo entraba a su oficina y tenía un objetivo, tenía que avanzar con el “asuntito”. Ramiro estaba más deprimido que de costumbre pero eso no importaba nadie. No se notaba demasiado esas cosas, menos el enemigo radical que se quería vengar de lo de el sorete que le había puesto antes. Era su momento. 
La verdad es que no se puede esperar otras cosas. Esa fue una de las cosas que atormentaban a Ramiro, ¿otro mundo es posible? Mucha gente se la pasa pensando sobre aquella opción sobre la idea de un gran cambio. Bueno, la cosa no era así. La vida es esa resequedad. Pero describamos ahora de la manera más altisonante, la perspectiva de Pablo hacia la secretaria. Todo se resumía que podría haber sido una producción pornográfica de primer nivel. No había otra cosa, sí, teniendo sexo en esa oficina con todas las de la ley. Esta sería una imagen amable pero sólo eso. No llena con nada los espacios, los intervalos el esperar que las cosas pasen la imaginación es una barrera muy laxa. Todo está en los hechos. 
Recordemos que ellos buscan huir de la vida convencional a su manera; se van justificando, sin ideas pero con ilusiones; siempre televisivas o que vienen de la Internet. 
La idea de un viaje, la idea de un recorrido por la ciudad. La ciudad es un ciclo un circuito cerrado, la especie de pecera que confunde a la gente. Se mira para los dos lados parece que se esta en un espejo. Pablo tiene que romper los espejos, sino jugaría ser sí mismo y esa es la gran trampa de nuestro tiempo. La memoria con medios no es memoria, ya es historia, es un discurso, un formato. Entonces para no caer en lo que se pasa de intelectual, Pablo vive con sus deseos, lo único que le importa. Para esas cosas no se necesitan noticieros, ni discursos, ni presidentes. Algunas cosas hacen de la vida una suerte de momento más liviano, sino miremos que pasaría en un mundo sin alcohol. La oficina esa es el ámbito surrealista, Pablo es una especie de artista social, un actor sin guión. La vida es improvisar y por eso, sólo por eso, la gente piensa que Pablo tiene el “don”, lo que pasa es que a el todo le importa un carajo. Las cosas son simples cuando no hay supuestos, todo lo que solemos vivir está infestado de supuestos.
No sabemos sin Pablo tiene talento o es un idiota con suerte eso es lo que menos importa, nosotros, compramos la secuencia, el cuadro a cuadro. Mientras se oyen los ruidos de las teclas y lo teléfonos en medio de esa oficina que “trabaja”, Pablo va a ahí inventándose excusas. Logra en parte lo que quiere, él también es objeto. No hay nada genial en esto, no haremos de aquello una conquista radical. Fue su manera de destrabar las posibilidades. No hay sublime, no es el gran chamuyo pero funciona. Hacia calor ese día, las cosas pasaban lento en la mente de la gente, las cosas no se derretían pero eso parecía. Los aires no funcionaban, se estaban ahogando en su sudor. La idea era casi dantesca y había algunos que estresados seguían y seguían como si fuese el día de su condena. El tiempo es algo raro en la mayoría de la gente, todo va de acuerdo con su personalidad. Se podían ver ese día mejor las tetas de la secretaria, la camisa esa se pegaba al cuerpo perfectamente, el hilo de baba si estuviésemos en el típico dibujo animado, llegaría a los tres metros. Es así, parte nuestra manera de pensar, sino estaríamos presos de la incertidumbre, nuestra parte más básica nos tiene atados a la tierra. Por eso, se decía una tonelada de estupideces que no pasarían a la gloria.
La tarde fue difícil, no hubo que hacer por lo menos del lado de Pablo. Ramiro recibió una llamada inesperada, número uno le decía que le tenía que devolver el texto. Caso patético si los hay, la vida tiene eso. Hay que terminar lo que se empieza de hecho eso es vivir. La llamada sólo hacia continuar lo que venía pasando. Inútil. Básicamente eso.
Otra de las escenas deslucidas termina siendo la de Pablo y la secretaria teniendo sexo en el baño de la propia oficina. No era escabroso, tal vez sí era la cima de una serie de eventos de lejana conexión. Pablo disfrutaba, la secretaria disfrutaba, todo era simple sin otras ideas. Parte de la vida que había elegido. Igual eso no llenaba del todo, tendría que seguir tratándola, eso no era suficiente. La vida era así; todo lo domestico se iba mezclando. Pablo y Ramiro vivían de una manera opuesta cada día de su vida, uno demasiado pensativo y el otro sin tener puta idea de lo que pasaba. 
Estas son las maneras en que pueden ocurrir las cosas. Las formas siempre tienden a parecer un torbellino, cuando vemos las cosas al fin. Todo es distinto, nadie sabe como llegó a donde esta. Eso no molesta sí deja una señal de vació, eso es claro. Mucha gente no sabe de que se trata muchas veces es lo que la impulsa a seguir, “un mundo por delante” se aproxima. El pesimismo esta en la gente que va perdiendo los pequeños placeres de la vida. En eso no hay duda. La vida no tiene nada de mortal, si hay intolerancia. Gente que aprieta los dientes, gritos de guerras que no van a ningún lado. Un gran pabellón. No es la vida de estos dos, después de todo son los típicos burgueses, sólo sufren por sus bienes allí remite todo su mal. Lo que no tienen les hace sufrir, una especie de capricho eterno. El caso de Ramiro es el más terminal; no termina de perdonar sus propias privaciones, su manera de ser pobre incluso en la forma espiritual. Su complejidad es neurosis, nada más. Así es, no se tiene otra voluntad. Hay algo especial en ello, no lo sé es el principio del acertijo.
De esta manera Pablo era la alteridad, aún lleno del olor a la secretaria volvía a fugarse de la oficina para ir a enchastrarse en lo de número dos. Una gula, pura glotonería. Vivir para el pan no tiene sentido para estos dos hombres, deben ser los únicos dos que allí dentro piensa así, uno por exceso y el otro por carencia. Ramiro esta demasiado preocupado por los fantasmas del mundo no quiere que las cosas sean como son y Pablo es incapaz de ver un mundo que no sea este. Su falta de imaginación es categórica, ve las cosas, la basura, la mugre, la mierda de la vereda sin filtros, los huele sin ideas, no se viene siquiera la molestia. Son sólo presencias cosas que están por allí. No afectan a nadie, participan si de un coro de inconsistencias. La negatividad esta sólo en uno de ellos, el otro esta salvo, tiene lo que necesita, sexo. Nada más, bueno alcohol también, pero el alcohol es parte de la vida cotidiana de las personas, el sexo también. Claro y muy cierto, lo que se quiere decir es que no fantasea con cosas que no tiene, disfruta lo que tiene en la punta de la nariz sin idear nada más. En el medio del subte su cara es casi una tabla no expresa nada, sabe que hay que esperar, se dedica a pensar en que algunas veces hace las cosas muy rápido. Tendría que espaciar cada logro, ver que pasa porque pasa. La mecánica no le preocupa, muchas veces si se ve trabado. Bueno eso es en buena parte una idea a resolver por su propia mente. Las mentes humanas no se logran entender demasiado, siempre se hacen trampa para no tener que pensar en que hay más allá. El hombre tiene el destino hecho, sus neuronas de alguna manera le recuerdan aquellas cosas como el alma inmortal. ¿Patraña? Sin duda. ¿Existe algo que no venga con precio? Yo dudo ya, el mundo, cada persona lo duda. Las cosas que pasan se hacen un eco. La vanidad es lo que hace que el mundo siga en pie. La idea de las posturas, un candelero gigante. No es molesto eso, sólo implica que hay que moverse para no morir quemados. Ramiro se resiste a creer de nuevo en la vida y en las calles sepulto la propia mierda hace tiempo casi hay flores arriba. No puede excusar en ser un tipo de cultura, no se puede creer que sea un monje en un mundo que no comprende. Simplemente esta por fuera como cualquier colgado. Tiene deseos eso es obvio, camina de un lado a otro en su forma más patética entre erecto y flácido. Piensa cosa que es difícil de saber. El camino siempre es el mismo. Después de todo tiene que ir a buscar el reverendo mamotreto mamarrachado. ¿Qué hará después? Lo más seguro es que lo tire a la basura. Porque después de todo estaba ya desnudo y con el culo al aire al momento de dejarlo allí quedaba casi mostrar el pene, buscando que se lo apuntarán. Claro que todo es sentimentalismo y neurosis. Cómo mucho sería el paroxismo más estúpido alguna vez soñado para una felación que terminaría mal.
Eso es la manera de pensar de alguien que tiene baja autoestima podría pensar otras cosas, podría pensar que en realidad es un pelotudo pero no por eso un mal escritor. Una cosa no quita a la otra, puede pensar también que es demasiado autoindulgente con lo escribe. En última instancia podría reconocer que si garchase más escribía mejor, esto sería ya una consecuencia casi redundante. La vida y las letras tienen sus avatares. La locura en la que todo esta impregnado. El humor absurdo, el pedo, el culo que se puede mirar en una calle. Claro esta manera de pensar es la de un perdedor, o sea la de un tipo que no vale nada, un gil que se lo puede ningunear. No vamos a negarlo, hacer eso sería una suerte de redención de un héroe que no existe. ¿Podrían existir aquellos héroes? La verdad es que lo dudo. Lo que sí sé es que son parte de la gran verdad que nos mueve. Hay gente no va bien, gente que se queja; “la misma concha desde hace diez años”, siempre hay variantes. Están todos por ahí caminando. Las posibilidades una vez que se van llenan de tristeza. El conventillo es parte de la vida en cada instante. Incluso en la vejez, si uno es senil, si uno pierde la idea de la mayoría de las cosas.
Mucha locura, mucha locura humillante. La locura es humillante cuando se revela como una dependencia hacia el exterior. Esa manera de ser donde no se puede jugar demasiado. Ramiro estaba en esas, para un montón de gente es un forro sin remedio, lo es, es un forro que busca respuestas a su vida. Es decir es un escalador de su pasado. No ha entendido aún, así se va acercando hasta la casa de número uno. La cara de él es testimonio de un ser que no tiene mucho remedio es un burgués frustrado, un hombre con las bolas resecas, casi un emputecido. La verdad y la mentira. Por eso, toca el timbre, y esa cara de “soy un infeliz” es la primer cosa que ve número uno. Es simple, esa manera impresentable de ser. Esa forma desagradable de vomitar su ego, esa cosa molesta como urticaria. Porque la vida humana es así, es comedia. No tiene grandes imágenes, es más probable que una tarántula salga de una vagina que una cosa sea realmente maravillosa. Eso lo sabe mucha gente, mucha gente que en parte deja de lado todo lo “bello” y dice no poder vivir en medio de la mierda. Muchas veces gente que se la pasa bien da en clavo del resentido. Le dice, mucho odio. El resentido odia más, sabe que su odio es parte de esa manera de ser suya esa manera que no tiene salida. Número uno mira a Ramiro, su cara es casi la misma, “soy una forra” sin vida. No va a pasar nada. Claro que aburrido es cuando dos forros sin ganas se juntan, podrían coger ¿no? Para eso se necesita voluntad y no escrúpulos, sí lo que esta enfrente parece un cadáver más que una persona. ¿Qué importa? ¿No era que el hambre? el que cambiaba las cabezas de las personas.
Se sabe…. La puerta, esa escena que casi es tonta. Casi es tonta pero es parte de la vida, uno abre la puerta. ¿Quién esta ahí? Alguien… ese que puede ser cualquiera. No nos gusta que sea cualquiera, nos gustaría que fuera alguien que nos interese. La mayor parte de las veces nadie pasa, nadie toca el bendito timbre. No pasa, no es algo que pase por lo menos; a estos sujetos ambos en sus monótonas vidas. Las cuales no van a cambiar, eso ya lo tenemos casi asumido. A menos claro que hagan algo estúpido. Cuando la gente tiene la suerte de su lado la estupidez es casi inmediata, en otros casos no. Hay gente que se pone sensible. Entran, ahí están los jodidos papeles apilados, sumamente ordenaditos. Llenitos, rebalsados de intercambios. Por lo menos de ideas, ideas en conjunto. Olemos, la pólvora, (que suposición más ridícula) suena bien. Entonces es el momento trillado, número uno le manotea el pene a Ramiro es la justa no queda otra. No podría intentar decirle, “Estamos al pedo, ¿Vamos a coger?” Esa clase de diálogos no existe, casi ni se hablan y eso que se han mirado varias veces. Después de todo cada uno es el suplente de la necesidad del otro. Son objetos, en eso esta la belleza de la vida, objetos, benditos objetos.
Claramente esto es obvio pero a veces el que relata cae en la voluntad de querer contar otras cosas. Esa no manera de contar, esa carencia si se quiere es la pasa ahora. Ramiro sonríe feliz, claro esto es vulgaridad. Siempre se ha dicho que esta forma de contar las cosas no esta bien, lo importante es que al ratito número uno se la estaba mamando sin contemplaciones. Eso ahorro kilómetros de malos entendidos. Ahorro sentido común o carencia de sentido común, ahorro toda la idea misma de expectativa. Es como un mundo sin Internet es real. Tal vez uno se exceda con esas ideas. La humanidad tiene esas cosas. Uno alterna, la imagen de la mujer succionándole el miembro con una pobre reflexión en la sociedad en la que vive. Es casi cotillón. Se desea lo demás, esa manera de oficiar de aspiradora, corta la mala racha de ambos, bajo el lema de “algo es algo”. El fatalismo puede tener forma de sexo, lo cual es bueno, frente a la otra manera que es la muerte. Creo que los años de diván mal resueltos afectan a la gente. Hay que ser generoso con las imágenes. Esta es una manera más de hacer y decir las cosas, es el “Arte”. En defensa de la buena literatura, la defensa descansa. Lo importante es que esta mujer desganada por lo menos se estaba amantando bien. No lo pongamos desde el punto de vista degradante de aquel que le están chupando la pija. Es más bien lo contario. Si pensamos quizá un poco livianamente, sólo es eso. Alguna que otra vez, te dicen, es necesario que contes lo de chupada. Es obvio que si. Ahora vuelvo a la seriedad. 
Ramiro puede sentirse mejor. Eso es lo bueno, eso es lo que hace de una persona la misma pero “distinta”. La moral es el comentario. Sin comentarios, sólo quedan escenas. Esto es parte de la vida. Simplemente eso. La mujer al rato se quito toda la molesta ropa que siempre impide la vida en general. Lo molesta que puede ser la civilización, entonces sí con razón podríamos decir que le estaba chupando la pija en pelotas. ¿Por qué esto no es un vulgar acto de pornografía? Primero porque la pornografía ya hoy no es vulgar sino que es muy diversa. Segundo porque es uno de los ejes, no hablamos de lo cotidiano. Nacer, crecer, coger y morir. Esa es la vida de la gente. Mientras tanto varían los artificios con la época. Eso es lo que menos nos debe importar. Siempre con la idea de la igualdad, sin tener otra cosa que pensar. La necesidad es así. En estos casos, no se intenta buscar una gran pantalla no se busca apelar a un sentido de lo fantasioso. No es el caso, otro momento podría serlo. Lo importante es que se la chupa en el medio del living del que veníamos hablando los otros días. Digamos las otras hojas, hay que recordar que estos son palabras, y las palabras matan a las cosas. Así es, no hay autoayuda. Hay como mucho facilismo. Le pelirroja ahí abajo, pasa y pasa. Una manera de seguir diciendo lo mismo una y otra vez. Como si fuera una anécdota de alguien que esta en pedo. No tenía tetas muy grandes, número uno, el culo era mejor. Esto hay que destacarlo, durante mucho tiempo alguno se pudo preguntar, ¿Cómo es que no se hablo del culo? Y bueno pasa, la gente saltea cosas. Un culo medio pálido, lindo, simpático, “agarrable”. Esta simple redistribución del ingreso. ¿Por qué cuento más le garche de Ramiro que el de Pablo? Simple este es el que pasa menos frecuentemente es el más anecdótico. La plata se tiene que estirar, la vida siempre es corta, muchas cosas a alguna gente le parecen cortas. Pero es parte de la paradoja de la existencia humana. Por nuestra parte, asumo la verdad. Estas maneras son parte de la vida. Le acababa adentro de la boca, feliz y en cierto sentido reconfortado con el cosmos. Algo así como encontrar helado en el freezer que uno se había olvidado. Claro que puede ser la peor comparación del mundo. Se podría haber dicho que libero su alma pero ¿me lo iban a creer? La verdad es que no.
Es cierto, si se apela a la convención todo es más fácil. Eso no va a pasar. Se fueron a la cocina, si a la cocina. Podrían haber ido al cuarto pero… no sé. Se fueron a la cocina, así tal cual se los digo. Se la empezó a meter en la cocina mientras había un ligero escándalo. Fingido o no es cosa que no nos importa aún. Las cosas pasan, los dos parados ahí garchando. Una imagen feliz en un torbellino de ideas, gente que no labura y carencia de cosas feas, es verdad casi se apela a la frivolidad. La humanidad tiene eso, se pone grave a conciencia trata de ver cuanto a caído y luego le salen con estas cosas. Eso es el siglo XXI, la pelirroja, así un fetiche (como tantos otros). Por fin por lo menos entre angustia y angustia como una suerte de sándwich existencial hay un polvo. Suena mall, suena barato. Es barato. No es otra cosa, no es una victoria, no es un mérito es un hecho. Así estuvieron un buen rato, probando por los dos hoyos. Al final incluso como en el cine las cosas acaban. Se vistieron no se hablaron, se llevó ese conjunto de hojas que dudamos ya de su sentido. Bueno al menos, tuvieron un sentido. Así terminó el día. Ramiro se fue. Número uno no la paso tan mal esa fue su conclusión del día. No cenaron. Cosas que pasan, cosas fatales, como desteñir un paño o prender fuego una casa. Asuntitos.
Pablo no le importaba ya una mierda, de hecho ya se había ahorrado la persecución culposa de su anterior hembra ahora tenía que dividirse entre número dos y la secretaria. Si número dos se enteraba le metía un tiro en el orto, la secretaria iba a ir conociendo al sátrapa. El resto como siempre piensa que la gente esta loca, sólo porque no es como ellos. En un “ellos” que nadie sabe que es. La manera de vivir, Ramiro dormía tranquilo, número uno pasaba su segundo día sin lagrimear. Era un estado de cosas donde todos se iban prestando algo para obtener algo a cambio. Eso es lo justo. Los logros siempre son a medias. Hay siempre que seguir buscando para poder llegar a eso que necesitamos. ¿Podría ahora seguir con su novela? Se supone que sí. Esperemos que las rutinas cambien, llegando a lo bizarro. Así es y será la vida cada uno con su trama sospechando en lo demás. 
Asé llego otro día más de oficina esta vez con aires funcionando. Ramiro trabajo algo mientras comía los maníes su marca registrada. Pablo se pasaba por ahí  hablando con la gente comiendo, yéndose cada tanto donde estaba la secretaria. A la veterana no le gustó nada este cambio de actitud, los Tupper generosos dejaron de llegar. La vida es elegir, eso hay que tenerlo muy claro. Tanto que a veces uno se siente atrapado en las mismas cosas de las que se creía libre. Pablo estaba en medio de la perdición, por fin encontraba dos mujeres que le interesaban bastante, ¿se pondría rutinario? Nadie lo sabe. Era cuestión de ver. Como siempre sin esperar que eso implique una novedad maravillosa.
Una era la buena y la otra la mala muy mala. No era justo, se tenía todo. No era justo Pablo no sentía nada malo pero sería la hora de que su suerte se acabe. Las tortillas cada tanto se dan vuelta. Pero es parte de jugar todo eso, la vida urbana es así. Todos estos enjambres de gente; que se respiran, se huelen y se desean según pueden claro.
La guita. El llamado de número uno entre una frase que rozaba lo cursi y lo pelotudo era así. La mujer dijo: “Tontito te olvidaste el reloj” y cortó. Lo mejor no hay reloj. No llevó reloj. O sea, es esa manera zonza de decirle que volviese justamente ese nuevo día. Son las cosas acaso tan simples. No lo sé. Historias que rayan la idiotez sin duda pero que podrían ser posibles, hay torcer la imaginación. Nada es imposible al menos eso dice Addidas. Todo estaban en sus tramas con cosas por hacer, el trabajo y los deberes eran para los demás elementos de la oficina. No olvidemos al radical que aún piensa su venganza, quizá haya perdido su gran oportunidad. Esas cosas también pueden pasar aunque claro entre radicales. 
Sin embargo recordemos que peronistas son todos. Algunos con más suerte, otros en plena desgracia. No seremos amados por estas cosas entre la critica. Podría haber sido la historia de un sepulturero y su hija pero no pasó. Esta es la historia sin otra idea. Esta oficina sin jefe casi es una utopía. Es un espacio irreal donde las cosas se cuentan en la distancia tal cual si todos estuviesen alucinados. Claro, lo importante es que justamente esta oficina oficia de “mágico portal” es el espacio de juego de la trama que se responde así misma constantemente. La calentura de la secretaria ahora que no podría refrenar ya estaba loca cuando no le habían tocado ni un pelo, ahora estallaba en fuego, todo el sistema nervioso no terminaba en el cerebro sino en la cadera. Esta es la manera, no se trata de una suma de inmoralidades. Sino de una manera de ir contando los síntomas en un universo de sentidos escasos, donde los ojos no alcanzan. Pablo estaba en su salsa, quizá ese era su delirio, quería meterse con las dos a la vez. Eso era obvio, era su manera de compadecerse ante su ego, su “sinceridad”. Este es un mundo que nos condena a estar por fuera de las películas, es un mundo cruel, frío y pobre. El delirio se alcanza de una manera u otra, siempre hay que tener un poco de “santo miedo”.

La cuestión del reloj, el sexo de los ángeles o los asuntos metafísicos valen poco sin sexo, playa y alcohol. Para que la imaginación llegue hay que alimentarla con dinero, estirar la plata, delirar, ir pisando sobre huevos. Ramiro, se iba a para tratar de coger de la manera más compulsiva era un absurdo pero el lo constataba de esa manera. No era otra cosa, ese saber decir o narrar es un poder soñar.  

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