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Nos habíamos divertido escribiendo obras de teatro:

Tal vez no lleguemos nunca a tener ese “don”, a qué me refiero con ese don. Bueno es complicado de explicar, tan complicado que tal vez nunca lo explique propiamente. Una parte de los malos escritores, de los de mierda. De los que pierden el tiempo en su escribir es ese, su no saber. Los que enervan a Duval, los que parecen mierda. Pero Duval no puede oler todo, Nietzsche no puede condenar hasta la gente que no lo ama porque no lo conoce. Sin caer en apostolados muy amigos de este tiempo quiero contar una mala experiencia. No es un robo ni violación ni asesinato, es la redacción de asquerosas y pésimas obras de teatro. Tal vez sean buenas, tan vez fuimos genios incomprendidos vadeados por el terrible romanticismo dudo un poco que sea así. ¿Importa acaso?

No tiene que valer demasiado la pena. Lo que pasa es que el escribir es como el amor, pero no el amor en el amante experimentado sino en el cretino. Sí no queda otra forma de pensarlo. Sé que la hoguera es grande para que todos podamos ir a ella, siempre hay más espacio y más llena. Todos podemos decir que somos presas de la injusticia y tal vez lo seamos, tal vez cada dramaturgo espera en un universo infinito, un público que entienda su buen o su mal drama. Seguramente todos juzgarán que en su mayor parte es una imbecilidad suma. Por lo tanto lo descartarán todo. Gracias a dios, el buen gusto se salvará, los mediocres morirán y lo sabios, bellos y buenos vivirán. Sean las SS de la cultura, un perfeccionista solitario o alguien muy engreído pensamos que las cosas deben ser así.

Hay que confesar que fuimos decrépitos, que amamos serlo. Cierta vez alguien que era culto pero que no quiero incomodar me dijo que las obras parecían a las de Aristfanes. Por suerte los ignorantes que las componíamos no éramos como él. Gracias a dios, y no seremos como los ilustres periodistas de las columnas de los periódicos, o los ilustres opinólogos, tal vez menos que los ilustres desconocidos. La cosa es que era una manera de pasar el tiempo, fue esa manera de seguir desempleado. Los grandes han dicho, “grandes” algunos famosos que el trabajo es algo que se hace cuando ya no se tiene nada que hacer. Supongo que lo nuestro con el teatro es algo así, hacíamos el peor teatro posible. Jamás sufrimos por nuestras obras que no eran buenas y eso nos parecía bien. Si es cierto que nos juntábamos a inventarlas. Muchas veces perdimos el tiempo pensando en todos los juegos que se nos pasaban por la mente. Era bueno era divertido por intrascendente por saber que la mística de “un día serás conocido” era justamente una mentira. Eso jamás llegaría. Los argumentos de todas las obras eran cosas burdas, llenas de sexualidad baja y poco imaginativa, tal vez reaccionaria o no. Todo dependerá del forista que lo comente.

Por lo demás no éramos grandes dramaturgos, algunas personas; tal vez conocidos, amigos, se divirtieron en parte con tamañas alimañas. Nosotros éramos criminales de la cultura y torpes, no podíamos dar más. Tratábamos de ser tan malos como la tapa de “Noticias”, la revista de Jorge Fonteveccia. Seguro no lo logramos. Tal vez no falto estar más cerca de la coyuntura lejos de pensar demasiado, creo que hay que decirlo eran demasiado malas. Esto es lo típico del mundo del blog, el asqueroso espontaneísmo exhibicionista que amamos. Que decimos amar. Es casi tan horrible como algunos de los que redactan noticias, tan horrible como algunos ensayos críticos según me han dicho los que saben. Obviamente yo, y otros sin talento no podemos pensar eso.

Un conocido mío, sí tengo que guardar los nombres, mucho menos ignorante que lo dramaturgos pero ignorantes somos todos me expresó que Mario Bunge era medio pelotudo. Mientras el diario perfil lo tenía por una “encuesta” (así se hacen juicios de valor como uno de los argentinos más inteligentes de la historia). Yo sé que jamás seré Mario Bunge, ni un epistemologo, ni Baudelaire, ni Rimbaud. Para nosotros la historia que nos gusta y nos espera es la tumba. Alguna que otra persona piensa que esto es falsa humildad, cristianismo dicen algunos, trapo de piso dicen otros más en contacto con los vocablos populares, una mierda de persona dicen otros tal vez más llenos de agresividad, porque no han mantenido relaciones sexuales o escasean de dinero en el fin del mes con inflación creciente.

¿Cuál es la diferencia entre un bloggero de mierda? (Porque hay bloggeros, héroes, peligrosos, vedettes –Perez Hilton, el Céline del mundo de la farándula que pone semen a las fotos de famosas sin saber bien porque.) ¿Cuál es la diferencia entre un genio que se tiene que morir con un pobre infeliz que se tiene que morir de una vez porque nada genial va a producir? ¿Cuál es la clave? Eso es lo que quiero contarles, para los cretinos de mierda, para los que no la ponen nunca o sí, o la ponen con la fea, o la ponen tal vez con el que los haga cornudo o humille. ¿Quién sabe al final? ¿Para los payasos hay tragedia? ¿Puede un hombre que se le cagan en la risa en la cara más de una vez por día concebir una tragedia que no sea la suya, su vivir en otras palabras al pedo su muerte sin infamia y sin necesidad? ¿Puede un completo imbécil escribir una excelente comedia? Realmente parece que no. Por eso la grandeza de Fontanarrosa el cual expuso siempre su finitud y vivirá en la gente que puede apreciar la cultura y no en uno.

Los anarquistas suelen rebelarse casi de manera cándida y espiritual escribiendo en todas partes que sus sueños no caben en las urnas, cosa que es algo obvio para quien sepa que jamás se votaría en democracia por la destrucción del Estado. Ellos lo saben nosotros también pero lo siguen pegando en todos lados, es una verdad de fe. La democracia sigue, y el mamarracho también. A lo que iba es que esta suerte de libertad creativa tal vez solo haya generado toneladas de mierda. Tiene que haber sido así, esta no es una prosa que necesite de demasiado esfuerzo. Parece que solo a unos pocos y contados genios de la historia les fue posible escribir así, casi tan fácil como cagar. Se entiende de una y sin problemas, alguna vez se dijo que la existencia era algo así como cagar, para nosotros los simples, inevitable pero que se yo.

Nuevamente en medio de mi densa lana de oveja hipócrita y cristiana, cosa que me llega tal vez de la enseñanza o de la falta de talento que en mi caso llegaría a cotas increíbles. Pero esto no es lo quiero contar, tengo que basarme en dichos. Es parte de la manera que a uno le toca ser en este mundo de perfección y de lujo sin límites donde jamás se haya nada que está mal. Otra amiga me ha dicho que yo finjo bien pensar, qué tal vez extiendo el juicio que jamás he pensado pero que he fingido bien. Este mundo suele dar paso a estas interpretaciones que no cargan con maldad, siempre que agredimos a alguien solemos considerar que su inteligencia es nula, su análisis es chato que básicamente es un idiota. Ese que no pensó pero que ha llegado hasta uno. ¿Quién sabe porque? A esto se le suma la idea del facebook, popular, “Hay gente que merece morir”. Lo cual tal vez sea cierto, ¿mereceremos morir por estas terribles obras de teatro perdidas? Por cosas que nadie leerías más que nosotros para confirmar que nuestro mal gusto era infernal que era la burla de los “escritores de verdad”. Yo creo que sí. Varias veces escuche que los que saben amarían destruir, aniquilar y cercenar a todo aquello que considera mierda. Un caso así tan paradigmático como resonante sería el de Paulo Coehlo. Ahora es tiempo de decir lo siempre terrible, esto es, no sólo que hemos perdido el tiempo escribiendo estas malas obras de teatro sino que hemos escrito una muy mala crónica al respecto que llegado el caso y la necesidad jamás llegaría a la luz. Si lo hiciese y si el mal gusto se hiciera popular cosa que parece que es común. Podremos decir algún día que sí, eran una mierda pero gustaron y ahora los que la hicieron son odiosos y merecen por siempre el infierno. El ser humano es demasiado bueno y generoso para decir algo menos. Así que eso de escritor sin calvario no vale la pena.

Este es un éxtasis casi cercano a la santidad. Hay tantas maneras supuestas de hacer mal una obra de teatro que uno no sabe por cual decidirse si es que tal cosa es posible. ¿Un mal desarrollo de los personajes acaso? ¿Una pésima manera de plantear los problemas? ¿Una estúpida y engorrosa manera de hacer hablar a los personajes como si fueran los más terribles oligofrénicos? Sí todo eso puede sumar, no ya para hacer de la erudición inútil un consolador explosivo en anos vírgenes, sino que para molestar como mosquito que se hace una panzada con nuestros cuerpos. Los malos representantes de la cultura sean quienes sean son un problema. Yo sé que un día amonestarán y dirán que las pelotudeces que se dicen acá no requieren demasiada atención. Uno podrá tratar de seguir escuchando la canción de Garbage; “Stupid Girl” y tratar de refugiarse en un mundo interior si eso es que existe. Yo sé que un buen rato consumiendo pornografía jamás reemplazaría esto, o morir atragantado mientras se come comida chatarra pero hago lo que puedo. No pueden odiar a quien no vale la pena, solo abandonen esa triste tarea que los llevaría a tratar de igualar a todos los mediocres en esa solidaridad de odios sin fin.

Por eso les pido que no se comprometan demasiado con estas cosas, cuando se es un  mal escritor, completo, mal poeta, mal dramaturgo, mal novelista, mal cuentista, cuando jamás se ha intentado mejorar. En todo caso cuando efectivamente jamás se ha intentado mover un ápice para ser mejor, lo que se tiene que esperar es el rechazo, el repudio, el aborto liberador. ¿Es acaso necesario escribir buen teatro? ¿Es ello posible? ¿Alguna vez alguien se lo ha tomado responsablemente? Tal vez no. Ese “tal vez” es la manera en que manejo irresponsablemente con la cuestión. Será que soy una versión de porquería del copyleft, ¿De dónde viene esta diarrea mental? ¿Tiene valor? ¿Para qué el hijo de puta insiste? Si hay otros hijos de puta que creen que lo han logrado. La cuestión sería saber porque hay tanta gente de mierda que escribe, no solo multitudes que leen cualquier cosa sino multitudes que fundamentalmente escriben cualquier cosa.

Usemos un cliché: “A tal persona la amas u la odias porque es muy sincera”. A base de esta suerte de evasión de la realidad misma, esta persona puede ser cualquiera. La mentira es muy difícil de detectar quizás las personas que parecen las más hijas de puta son las más débiles. Pero hay que desafiar el orden, degollar al policía, etc., etc., etc.

Otro amigo dice que hay que cuidar lo que uno escribe hasta que la gente crea que es de uno, personal que uno lo crea. Volvemos a la hipótesis del cagar, que uno caga diferente a lo demás lo cual en el fondo es muy pero muy difícil.

De todas estas experiencias, tal vez llevadas a cabo por esa cosa terrible que le llaman inspiración. Cuando esta no puede ser más que una fina profunda y asquerosa voluntad de desgracia, si se puede ser quiosquero, ¿tanto drama? Tal vez el no triunfar nunca jamás, sea algo así como la masturbación eterna en medio de un páramo sin gente. En medio de esta acción desgastante contra glande o labios, cosa que es común, entiendan que lo “Gore”, lo repugnante es algo de moda. La suma de lo asqueroso, un periodista, Pro-ruso decía que los norteamericanos justamente disfrutaban en exceso, esa cosa de ser tan amantes de lo escatológico, ellos acaban sin duda y sin deuda sobre la imagen del dictador libio porque estaban entrenados para eso.

Tengo que decirles que otra vez, me han dicho que por lo que uno escribe lo pueden matar. Sin duda que esto es importante, pero es poco importante, morir por escribir obras de teatro de mierda es no morir. Es vivir y no haber nacido, es no pasar por nada más es terminar de pudrirse en un eterno aburrimiento negado. Por eso, por esta pasión. Por esta asquerosa incapacidad narrativa que lleva al vómito. Se puede decir tal vez volviendo al tema de la paja, la vanidad, la locura, la manía que se puede escribir horribles obras de teatro solo por gusto. Algún alucinado puede que le gusten, y hasta que puede que sea por error y que el resto de su buen gusto no se impregne. A mí personalmente no me puede dejar saciado ninguna postura al respecto, cuando básicamente alguna gente ha querido trascender la historia y no se cuantas otras cosas más por medio de sus obras. Nosotros que sólo hemos de quedar en no haber sido nada, en haber comido choripanes, en haber sido idiotas útiles (sé que lo dirán) en haber sido bebedores de menstruación locuaces, en ser clase media acomplejada al pedo e inútil como un grano en medio de la nariz. En suma en haber sido peores que Beatriz Sarlo, pero no ser mejores tampoco que alguien que recoge la basura. Ya que por lo menos como se suele decir, “ese está haciendo algo, no como vos vago de mierda, sorete, e hijo de puta”.  Yo comprendo, habrán tenido que dejar de fumarse todo esto. ¿Si la historia universal no es acaso ante un barbudo de años infinitos una mera cosa inútil? Si algo menos interesante que una Play Station en comparación a su infinito poder, si tal vez nuestra falta de ironía e imaginación es crónica. ¿Para qué hacerse problema? Solo hemos escrito, las más mediocres u horribles obras de teatro en nombre de la nada. Para confirmar que no hemos tenido razón de ser, y tal vez sí dimos sombra y sí alimentaremos gusanos pero no mucho más.              

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