I- Pensar, una bella demostración de inutilidad. Hace tiempo dije que había una terrible fuerza que quería que no pensáramos en absoluto. Ante esto uno podría sorprenderse un poco, ¿qué nunca hemos pensado? Pero si buscamos ofender, si podemos odiar, si creemos tener ilusiones sobre grandes respuestas, cómo podemos decir que no pensamos. Luego tenemos otro problema, ¿qué es pensar? ¿Un Gran Pensar? ¿Un pensar filosófico? Tal vez, muchas veces cuando las cosas más simples nos sobrepasan la propia noción del pensar filosófico se nos va al diablo. Eso no es poco, pensarlo siquiera es todo un acto de arrojo. Recuerden que Sócrates pretendía cierta idiotez, cierta falta de capacidad para poder decir lo que eran las cosas. Por el contrario hoy la prepotencia de la teoría, del técnico, del profesor, del experto, del Maestro venido a menos, de los Sabios, y de otros tantos genera un cierto problema. La decadencia del periodista, la decadencia del escritor. Todo queda en medio de una gran