Pablo termina dándose cuenta que todo el tiempo que ha transcurrido desde su salida de la oficina lo ha transformado completamente. Ya no es ese personaje absurdo y feliz, sino que por el contrario ha hallado una horma cruel, un zapato carcelario lo suficientemente fuerte. Lo peor su pie se adapta, el se habitúa y todo lo demás empieza a cuadrar. Cada día se hace más común.
Por eso, terminaba coincidiendo de alguna manera con el final que el que él en un momento pensó que iba a evadir. Su corrupción fue pensarse distinto, ese fue el momento de la decadencia. Mientras se pensó como un tipo que iba zafando siempre del sistema todo estaba resuelto. Él era una feliz excepción y con esto queda todo el asunto resuelto. Ahora por el contrario, dejó la oficina, la cual era muy delirante, perdió a su socio casi lacayo, Ramiro. La mujer que era excelente y espectacular ya no lo admira y la puta, la mejor de toda lo rajó. Todo volvió la principio y parece que hasta el azar sale mal y esto es muy difícil de remar. Tanto que queda entre dicho que remar pueda valer la pena. No es cierto que tenga un valor muy profundo pero si se puede tener por cierto que esta vida, la de Pablo estuvo signada por la distancia con el medio. Ahora es el medio el que no ha engullido en su intento de huida.
¿No tuvo opción? La tenía sí, todo se hubiese quedado en calma si no hubiese codiciado tener más de lo que merecía. Dos mujeres, una vida de oficinista facineroso y las facilidades de las incompetencias corporativas. Este era el mundo feliz y postmoderno que se le había propuesto, uno que se iba a destruir sólo cuando fuese viejo. Pero nada, él tuvo que elegir el destino de la estrellita en un circo delirante como es el mundo de hoy en día. Error grande, uno muy grande. Pese a que en el primer momento gozo de una gran adrenalina, después el sistema te va podando. Pablo fue podado y ahora quedo él solo sin excusas, casi más pobre que la principio, durmiendo en su casa de miseria. Sin otra cosa que hacer que pensar si podrá conseguir laburo y uno que no será tan bueno como el de antes. De esta manera concibió que su destino no fuera otro, ahora tendría que mentalizarse de esa manera por lo que convino que debería calmarse y esperar a que sus ideas y sus contradicciones se aplaquen. Esta es la manera en que se explicó las cosas y se la creyó lo suficiente. Lo justo y necesario para no tener problemas mayores a los que tenía. El dinero es lo que sostiene a los hombres con vida y eso ya lo tenía suficientemente sabido. Por suerte, con y todo lo demás a cuestas, más el hecho de ser un personaje de una novela. No se sintió afligido sino que por el contrario, esta suerte de absurdo total, lo dejó dormir profundamente.
Pesado es el mundo cuando no se puede cambiar, demasiado pesado. Puede que en síntesis no tenga sentido alguno. Puede que eso no sea una satisfacción. Lo que queda en el fondo es la sensación de que el sentido de la vida es ficcionar, es decir de escribir, la historia de otro hasta el infinito hasta que la parodia del infinito haga creer que es muy necesario. Esto es lo pasa después de veinte siglos de historias medianamente ordenadas. Pablo, no tiene sentido y no lo va a tener casi conspiran para que él no lo logre por ningún medio. Él ya lo aceptado, entendió que el destino del consumidor es que el sentido se lo de otro. Otro que siempre se encargará de inventar grandes causas y de poner a unos contra otros.
Un sujeto que tenga las cosas por la mitad, bueno Pablo dejó su vida por la mitad, su vida privada no existe. Es obviamente él, un personaje inventado. No puede tener secretos que revelar y es tan real como cualquiera de nosotros cuando hablamos ante un auditorio que nos juzga el cómo y no el qué. Toda representación justamente nos quita la presencia, la literatura no tiene vida a donde ir. Por eso, Pablo es a su vez todos los demás personajes. Tiene el fin de ser la punta del ovillo. Pablo ha perdido ese sentimiento de partencia con el mundo. Ahora sólo puede ser letras, o puede ser una pulga o un insecto o puede ser lo que quiera. Lo que no va a poder es cambiar esta suerte de mensaje que ha dado. No ha podido poner su mente por la de sus compañeros, sino que ha sido engullido por esta maquinaria de repetir cosas. No ha podido tener una espontánea huida a la libertad. Es justo decir que la ciudad lo ha conquistado de punta a punta, no teniendo respuestas más que humo. Sensación de la ciudad que va triturando hasta los cadáveres para que haya espacio. Pero eso no será la clave final, la idea será simple. Pablo se ira convirtiendo en ese sujeto carente de historia como todos los demás se callará y tomará el lugar del relato colectivo donde todos piensan ser iguales.
¿Sería justo pretender otra cosa? Uno puede renunciar como Negrín o buscar la suerte y aferrarse a ella como ha demostrado hacer Ramiro.
Por eso, terminaba coincidiendo de alguna manera con el final que el que él en un momento pensó que iba a evadir. Su corrupción fue pensarse distinto, ese fue el momento de la decadencia. Mientras se pensó como un tipo que iba zafando siempre del sistema todo estaba resuelto. Él era una feliz excepción y con esto queda todo el asunto resuelto. Ahora por el contrario, dejó la oficina, la cual era muy delirante, perdió a su socio casi lacayo, Ramiro. La mujer que era excelente y espectacular ya no lo admira y la puta, la mejor de toda lo rajó. Todo volvió la principio y parece que hasta el azar sale mal y esto es muy difícil de remar. Tanto que queda entre dicho que remar pueda valer la pena. No es cierto que tenga un valor muy profundo pero si se puede tener por cierto que esta vida, la de Pablo estuvo signada por la distancia con el medio. Ahora es el medio el que no ha engullido en su intento de huida.
¿No tuvo opción? La tenía sí, todo se hubiese quedado en calma si no hubiese codiciado tener más de lo que merecía. Dos mujeres, una vida de oficinista facineroso y las facilidades de las incompetencias corporativas. Este era el mundo feliz y postmoderno que se le había propuesto, uno que se iba a destruir sólo cuando fuese viejo. Pero nada, él tuvo que elegir el destino de la estrellita en un circo delirante como es el mundo de hoy en día. Error grande, uno muy grande. Pese a que en el primer momento gozo de una gran adrenalina, después el sistema te va podando. Pablo fue podado y ahora quedo él solo sin excusas, casi más pobre que la principio, durmiendo en su casa de miseria. Sin otra cosa que hacer que pensar si podrá conseguir laburo y uno que no será tan bueno como el de antes. De esta manera concibió que su destino no fuera otro, ahora tendría que mentalizarse de esa manera por lo que convino que debería calmarse y esperar a que sus ideas y sus contradicciones se aplaquen. Esta es la manera en que se explicó las cosas y se la creyó lo suficiente. Lo justo y necesario para no tener problemas mayores a los que tenía. El dinero es lo que sostiene a los hombres con vida y eso ya lo tenía suficientemente sabido. Por suerte, con y todo lo demás a cuestas, más el hecho de ser un personaje de una novela. No se sintió afligido sino que por el contrario, esta suerte de absurdo total, lo dejó dormir profundamente.
Pesado es el mundo cuando no se puede cambiar, demasiado pesado. Puede que en síntesis no tenga sentido alguno. Puede que eso no sea una satisfacción. Lo que queda en el fondo es la sensación de que el sentido de la vida es ficcionar, es decir de escribir, la historia de otro hasta el infinito hasta que la parodia del infinito haga creer que es muy necesario. Esto es lo pasa después de veinte siglos de historias medianamente ordenadas. Pablo, no tiene sentido y no lo va a tener casi conspiran para que él no lo logre por ningún medio. Él ya lo aceptado, entendió que el destino del consumidor es que el sentido se lo de otro. Otro que siempre se encargará de inventar grandes causas y de poner a unos contra otros.
Un sujeto que tenga las cosas por la mitad, bueno Pablo dejó su vida por la mitad, su vida privada no existe. Es obviamente él, un personaje inventado. No puede tener secretos que revelar y es tan real como cualquiera de nosotros cuando hablamos ante un auditorio que nos juzga el cómo y no el qué. Toda representación justamente nos quita la presencia, la literatura no tiene vida a donde ir. Por eso, Pablo es a su vez todos los demás personajes. Tiene el fin de ser la punta del ovillo. Pablo ha perdido ese sentimiento de partencia con el mundo. Ahora sólo puede ser letras, o puede ser una pulga o un insecto o puede ser lo que quiera. Lo que no va a poder es cambiar esta suerte de mensaje que ha dado. No ha podido poner su mente por la de sus compañeros, sino que ha sido engullido por esta maquinaria de repetir cosas. No ha podido tener una espontánea huida a la libertad. Es justo decir que la ciudad lo ha conquistado de punta a punta, no teniendo respuestas más que humo. Sensación de la ciudad que va triturando hasta los cadáveres para que haya espacio. Pero eso no será la clave final, la idea será simple. Pablo se ira convirtiendo en ese sujeto carente de historia como todos los demás se callará y tomará el lugar del relato colectivo donde todos piensan ser iguales.
¿Sería justo pretender otra cosa? Uno puede renunciar como Negrín o buscar la suerte y aferrarse a ella como ha demostrado hacer Ramiro.
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