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Sentido del humor mortal:

“A San Rolando Hanglin, a los profesores que han dado un teórico por más de 20 años, a toda la clase de medio ilustrados, a los falsos ilustrados, a los enfermizos por ilustrarse. A los macedonios y a los Borges, a los Casares, a los Cortazares, y por qué no a los Jenízaros.”

Dedicado al temor al populismo cuando no se tiene ya nada que temer.

Algunas veces pienso que la falta de seriedad es un atributo que esta cerca de los dioses, de los demagogos, y de los que se enojan con las columnas de Caballero en tiempo argentino aunque puede que estos últimos estén bien orientados.

“El lujo de ser anti-peronista”, si el “poeta” su corazón conmovido busca la solución si se aflige tanto, si tanto oprime su corazón el valor extraordinario de la soja. ¿Qué puede creer? El mundo nuestro es voluble. Ciertamente hay gente que escribe seriamente y busca el conocimiento, los hombres que citan bien, los hombres que efectivamente toman un problema y lo resuelven. Pero luego están los otros, aquellos que creen aparentar que diagnostican problemas. Se los cuentan de a miles, opinan de todo y todo lo saben. Porque no incluirnos en ese caso. “El Anti-peronista que se pretende intelectualizado ¿quién sabe qué será?” y lo digo así porque así tiene que ser, el anti-peronista no es lo mismo que el Gorila. El Gorila es la manera en que el peronismo rotula a sus opositores, pero ellos no se ven parientes de King Kong ni nada similar.

“Ojala que nos muriésemos”- lacónico pedido del pesimista empedernido. ¿Acaso quien piensa más que el que esta oprimido? Piensa más que el cree que su opresión esta dependiendo de cosas que no les importan. Este falso atado de pies y manos no solo que le gusta el statu-quo sino que necesita ir más allá. Teme por esas cosas que le parecen masas y le huelen a religión aunque a la vez busca el incienso por todas partes.

Martínez de Hoz dijo una vez: “Destruir al peronismo es destruir al trabajo”. Claro esta que esto puede ser juzgado de lo peor. Pero yo quiero sumar experiencias de lo más varias a la vida real y concreta. Hay un cierto sentimentalismo en la Historia grande, la del “Pueblo” y sus luchas. Pero el sentimentalismo no es pasión, el compadecerse de algo no es el apasionarse con algo. Sentir que el mundo es injusto no es buscar la injusticia, escribir bellos principios de “auto-preservación” ¿Quién sabe con respecto a qué? Tampoco nos ayudan. Algunas cosas mejor que no saberlas, y por eso mejor estar esperando que las libertades que ya se tienen, sean las libertades que a medias existen. La pregunta sería, ¿Propaganda? O sincero combate. No tengo idea. Yo creo que el sentido de la “aristocracia bonsái” va bien con el populismo al cual acusan de caudillista. Si es así, debe ser que la clase media, es una capa demasiado delgada y laxa. Debe ser que su pretendida distinción falla y que constantemente debe preguntarse ¿dónde iremos a parar? Ya que hay temas y temas que tratar. Digamos seriamente que los temas importantes, los que podrían pensarse en las capitales mundiales no importan aquí pero son tenidos por tales.

Ahora bien a esto me pregunto si en el fondo nuestras mentes más brillantes no participarán de elle bello mundo universal, quizás lo merecen, lo tienen que merecer. Y lo merecen en cuanto a que estas mentes consideran que el mundo que trajo a sus ancestros debe llevarlos hacia el viejo continente o quién sabe donde. Por eso amigos míos, yo no rebatiré ni a 6,7, 8 ni a TN. Eso es parte de la manera en que el monito tiene los dos platillos. El pesimismo es muy de clase media estancada, Sábato es en parte eso. Pero él pega la brazada de artista y se aleja de pensarse a sí mismo como tal. El estaba en el PC pero el PC lo aburrió y por eso se auto-sacrifico a ver la realidad que nunca cambia.

Pero claro que estas cosas son de la chusma, chusma Hegeliana. Chusma Mussolineana, si es que se lee a Gino Germani, el cual termina por darse cuenta que la única democracia que no es fascista (es la de Estados Unidos) sin darse cuenta que aquel bello país ese gigante tal cual hablaba Rubén Darío, ese lugar de “Gringos Idiotas” tal cual consideraba Guevara de la Serna los contenía. Nuestra delicada manera de comportarnos nos da ese aire de superioridad, de “honestidad intelectual”, si el intelectual es rebelde pero solo lo es porque sí, tiene mucho de kinder y poco de crítica.

Siempre se dijo, va Kant dijo que lo mejor que puede pasar para que algo se vuelva popular es que alguien use palabras mejores y más llanas para explicar cosas complejas. Si esto no se logra mejor sería evitar la tarea e irse a dormir a una cucheta.

Voy a usar el espacio de estas gratuitas letras para divagar un poco y para volver algunos puntos casi primordiales. Casi primordiales porque hoy los toque superficialmente en mi conciencia y me propuse llevarlos más lejos. Solo porque tenía tiempo.

1 -¿Qué es el “alma”? ¿Qué es la “interioridad”? ¿Qué es lo “indeterminado”? ¿La tragedia es azar o abandono de la vida?

La gente quiere creer que existe, muerta la vida trascendental una inmanencia forzada un acuse de recibo. Pero este “cuidado del cuerpo” es solo eso, cuidado del cuerpo. Hay ciertas veces que mi falta de buenas ideas si me permiten me gusta tergiversar términos. Considero que mis anticipaciones son todas erradas pero siempre ante la idiotez grande o ante el genio la gente suele sacarse el sombrero. Y si se queda pasmada debe ser que estas dos cosas caminan muy de la mano.

“El hombre ha muerto” suena buena. “El socialismo ha muerto” suena terrible. “El hombre nuevo”, el del trabajo voluntario, el mesías que esta al alcance de todos. ¿En que incurre esta naturaleza? El alma es una excusa de edición, un motivo de diseño. Es la exterior expresión la voluntad espontánea de la acción resoluta, el vacío oriental, si es esa suerte de “miedo” pero no islamofobia. Me gustaría pensar que la idea de interioridad es útil pero tengo que decir que es útil en cuanto a que se crea que el compromiso real y concreto esta en la vida por lo que es. Y no lo porque lo que podría ser o lo que debería ser. Para que esta interioridad fuese sana, “la mala fe” debería morir completamente. Eso va muy en contra de pretender pensar que existe un espacio de respiración entre las capas. Como la mayoría de los conceptos reguladores, me imagino para bufonada de nosotros: Dios, Alma y Mundo son generosidades metafísicas.

Esto es importante para todos los delirios que pienso unir. Para que se me tome como autor poco serio. Para perder ciudadanía de mundo para no tener que rebelar “mis fuentes” ni mis bases. Sin ser demasiado experto y en realidad apenas instruido, me pregunto si a veces saber no es la excusa para dejar de pensar. En ese sentido “creer” y no pensar, en su duda máxima; no “Cogito ergo sum” mera objetivación sino sobre la pregunta sobre si se ha pensado o si se ha sido pensado. Si se ha vivido en una conciencia negada, y en eso el alma es un concepto cómodo. Justamente porque ellos dejan crecer la metafísica ahogan la política y retrasan el gesto atrevido. Es decir el impulso. Para que haya un alma tiene que haber un algo que perder, un cuerpo, y una historia de ese cuerpo. Para que haya un humano que perder tiene que haber un deseo de pensar que existe algo así como lo humando. Pero que palabras tan complejas, cuando son sujetos, nada pueden decir, son dichas por los verbos. Tal “x” es tal cosa.

El quiera saberse humano porque no abría de emancipar al pueblo de las almas, de los resabios. La lucha contra el mundo de los que no pueden prometer tiene mucho que ver con el alma. “Entregar el alma” suena imposible, mientras más alma decimos tener, menos espontaneidad decimos que podemos dar. Vencer el concepto de alma, eso nos entrega a la tragedia. Vencer la unidad de sentido, tiempo e intención. Vencer la voluntad de las palabras, intenciones y acciones perfectas. Eso suena a disciplina, huele a marca de cera recién hecha.  

Bueno una vez vencidas las historias de la vida, las historias de la Historia, parece que no hemos vencido otras “Historias”. No poder pensar algo no es sinónimo de que esto sea una excusa para huir del problema. El “alma religiosa” era una cuestión de legislación, pero el alma quiere decir “Movimiento” –animado, es decir quiere implicar divina inocencia y arrojo a la acción. Solo tenemos alma cuando somos impíos. Hay que tener una suerte de gran crueldad para que el movimiento triunfe. La propiedad de nuestra alma muestra lo que nos podemos rebajar en su invención en su justificación.

Pero para no inventar una excusa, una especie de “anti-animismo” cosa que parece ser la manera en que se nos quiere demostrar que la gente se planta ante a un algo a condición de que tiene una voluntad. Debemos decir que el alma es como todo concepto religioso una gran confusión y una forma de arte. La interioridad humana es el acontecer de un sujeto incompleto. Si es que el hombre dice que puede tener alma es en cuanto y en tanto no tiene que forzarse a pensar que tiene que disponer de todos sus destinos. Pero esto no es una clave. El alma es el concepto por el cual el hombre pudo superar el mundo concreto e intentar llegar a la abstracción y a la vez describir de forma segura el universo. Es importante para el hombre creer que sus facultades se combinan bien. ¿Podría el hombre ser feliz sin pretender serlo? ¿Podría pretender ser algo que nunca va ser? ¿Podría intentar buscar la racionalidad en la desesperación del signo y no del fundamento? ¿Acaso no hay complicaciones que atacan tanto bocas como rectos?

Es complicado. Las mejores inteligencias, las más sanas, las personas más bellas, las más bienpensantes pueden tener un alma para saltear muchos pasos. Pero debemos entender que esta clase de inteligencia vive a costillas de pensar que siempre ha sido y que siempre será así. Tiene que ser este error muy pero muy grande para que valga tanto la pena tenerlo entre nosotros. Si el hombre quiere creer en el alma es porque no acepta que finalmente el ha sido el artífice de todos gestos propios y de la respuestas ajenas. Que esto le podría llevar a la desquiciante tarea de atar cabos. A esto se llama hoy la ausencia de jerarquías. La oligarquía de los órganos, y la paradoja. Sin poder huir del cuerpo, la verdad es que el alma es la extensión de un problema. Unamos cuerpo con alma y veremos que el lagrimón está concreto como angustia.

Padecer recuerda el estar. Ser es tener que saber de ese padecer. Pero no recordarlo, saberlo, no quiere decir que haya una base, un hogar. Ese saber del padecimiento no es alma, sino la sospecha. Para que algo sea, tiene preguntarse por su propia necesariedad.

Entonces, sí, preguntarse por la conciencia es preguntarse por los conceptos que esa conciencia necesita para existir. Y he aquí una carencia, “el destino” tiene que ver el alma, y esta con la verdad. Muchas veces se ha querido ver a la contradicción como la madre de este impulso. “Alma” así hemos llamado a esta necesidad de fingir contradicción y de pensar que nuestros pensamientos abigarrados habitaban en dos ramas distintas. El alma es la verdad del sujeto, supone que tiene que ser un producto. Supone que tiene que ver con la propia resolución supone que los deseos se encadenan de demasiado atrás en el tiempo. Supone azar. Supone que el alma tiene que prescribir frontera. Supone que si hay frontera alguna forma aunque sea paradojal de inmortalidad puede existir. Sabemos que no podemos desear tan buenas cosas para nosotros, entonces asumimos que, de alguna manera, nuestra “alma” tiene que existir. Aunque el alma no sea más que la contradicción de eso que la voluntad quiere la voluntad quiere morir, negarse ser eterna, ser imperecedera. La buena voluntad, la mera formalidad, la moral es la forma más cuidada de la búsqueda del alma. Entonces ¿alma? Concepto que muta. El alma sirve para decir que uno puede decir, pero no mucho más. Justamente ir perdiendo la idea de inmortalidad nos ata, cada otro es una mera confirmación de la vanidad. Es decir si es que tuviese que haber otra “alma”, otra “razón” ¿para qué fijarse en uno? El alma es tramposa, siempre cree que en su salud es nueva y no hace otra cosa que actualizarse. Vivir no es más que hacer presentes, y presente es una forma del tiempo donde se cree que las acciones son posibles. Pero si compartimentáramos el tiempo veríamos que nuestra incapacidad para poder saber que es contingencia es pavorosa. Hemos por cierto logrado muchas veces que nuestro placer se hermane con la voluntad, pero esta boda no hace al “alma”. ¿No me dicen todos que la vida se puede seguir pasando? No me dicen todos que se aprende a aprender qué es lo importante. ¿Acaso lo indeterminado?, ¿la experiencia que no se puede experimentar puede aprender?

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