Ir al contenido principal

El 52:

"No perdamos nada de nuestro tiempo; quizás los hubo más bellos, pero este es el nuestro."

Jean Paul Sartre.

Primera objeción- Hobbes diría que no puedo fundar saber sobre esta frase. Por eso sólo haré un largo comentario, un pálido y largo comentario.  

¿Cuántas veces se puede inventar un recuerdo? ¿Cuántas veces se puede pedir que las cosas no sean en vano? Bueno la cantidad es casi ilimitada. Por eso la gente se sorprende. Justamente esta anécdota parte de un hecho irrelevante y como la melancolía es una enfermedad casi incurable en algunas personas. Incurable porque casi, tiene esa pasión del dueño de un video club, casi tienen esa enfermedad que hace que todo tenga una suerte de apego fílmico. Siendo consecuente con el amigo Hobbes, mis recuerdo son fantasmas condenados a desaparecer porque son ideas incompletas de aquella marca, de aquella cosa que he nombrado a mi manera.

Si esto es cierto, todas las palabras que uso, cada vez que encuentro semejanza con las cosas que he visto en otras cosas de la primera (habrá que disculpar la falta de conocimientos de lógica) son fantasmas de fantasmas, un patio lleno de ellas. El péndulo entre lo que una vez oí decir oralmente a una persona: “Walsh debatía consigo mismo si dar crédito al juego por el Juego mismo para ser Cortazar, o ser alguien que realmente haga algo, algo así como una revolución”. Lamento no poder robar correctamente la frase, la ausencia de anotadores, es lo que lleva a estas cosas. Pero siguiendo a la línea de Hobbes, mis textos son pusilánimes de forma crónica, ya que cargan de alguna manera con la suerte de dar importancia extraordinarias a los detalles mínimos revirtiendo, el discurso de la verdad. Por eso es imposible inventar un recuerdo, por lo tanto es mucho más difícil aún, hacer que ese recuerdo exista, a menos que uno se mienta a sí mismo de forma compasiva. Pero de esta manera, no será un recuerdo sino una fantasía, pero…. ¿Es posible? Que con el tiempo, una fantasía que se repita demasiado quede como un recuerdo y torne al que la ha vivido en plena confusión simplemente por la conveniencia solipsista de su persona, de un mundo con leyendas negras o tintes rosas. Bueno, aquí hay todo un problema que apenas se resuelve en la eterna irresolución de los juegos de palabras que son la literatura, la cual llegado el punto y el caso, lleva a quedarse mudo. Mudo por la falsificación.

Por eso si se puede inventar un recuerdo y muchas veces se logra. Esta operación, tal vez difusa se continúa en el tiempo. Continúa perfeccionando la imagen, se opera para que la fantasía cree realmente una imagen perfecta e incuestionable, una imagen intransmisible, la cual capta cada vez más grados de la realidad. Cuanta mayor inteligencia (y esto es lo triste de mi caso), mayor perfección por lo que una imagen que podría ser ordinaria, podría crecer, mil veces gracias a las operaciones falsas del lenguaje como dice Hobbes. Aunque a la vez (cuidado con la aberración que pienso utilizar) perfeccionarse, en cuanto a que la realidad mentada, aquella que adquiere realidad, grados de realidad se ha ampliado. Mientras que otros, han pensado textos, historias, y palabras por las palabras mismas. Muchas veces, en el caso, se pierde en la simple imagen que se disuelve una especie de significado primigenio el intento de poner todas las palabras que no llenan, por falta de inteligencia la carencia de aquella sensación.

Entonces este es el momento donde uno sabe que por uso y abuso ha entrado en la nueva escolástica que es la lingüística; y lo peor, lo ha hecho de la peor manera. Porque tal vez no haya textos menos profundos que estos, donde la descripción prime aunque no vaya a ninguna parte. Pero así era la sensación de encontrar en otra gente, el parecido siempre con una sola persona, en el televisor, en cada lugar que a uno le hiciera pensar en aquel punto perdido. Punto que es perdido porque llama a su pasado a su primer fuente y adopta gran fuerza, porque dice “se parece a…”

Esta es la fuerza de la pasión o emoción que altera, el relieve de nuestra conciencia, negando la anarquía de los significados y torciendo a las tripas que digan ser… donde podría haber nada. Voluntad, no se si de poder. Tal vez sea una contemplación de lo más arruinada, y urbana y vejada. Es decir una contemplación que vaya multiplicando su dificultad porque son las palabras, ellas mismas las que queriendo capturar la realidad. La pierden, el desastre esta hecho, tragedia escrita, tragedia muerta. Con suerte un lector al leer una tragedia, pueda apelar a alguna familiar, o meterse en la carne aquellas cosas para hacerlas vivir. Cuantos relatos, pasarán por los mismos filtros e irán perdiéndose. Tomamos sus lecciones pero no podemos coincidir con el fenómenos de su conciencia porque esto si, como he recibido también justas críticas lleva a lo patético.

Es inútil querer disponer de otra conciencia, es insensiblemente inútil. Tal vez sea aquella suerte de misterio, aquella suerte de dificultad para poder acceder a su conciencia lo que una vez en el pesado llevo a desarrollar todas aquellas ideas de lo infinito y lo atmosférico. Tal vez por eso, cuando fue leído por primera vez, fue justamente alabado, y luego por el mismo proceso, siempre crítico y brillante, siempre fresco, desprendido de todos los vicios que yo acarreo como segunda piel. Criticado y en este caso, daría crédito a personas como Acosta que disponen de su fuerza para decir que las cosas tiene que ser de la manera en la que nos hemos planteado y que no hay segundas oportunidades. Pero es difícil a veces perder de vista algunas cosas, son apegos sobre lo imaginario, tal si fueran las mejores obras, las hechas con ideas las que sobreviven a la calamidad de los otros. Aquellas fantasías bien propias de la burguesía que arropan su conciencia la que llaman “alma”  de nimiedades llenas de emoción como si sus detalles valieran algo. Cosas de los seres humanos en su ocio inventan.

Claramente con el tiempo, aquellas ideas, no solo que se vuelvan más y más perdidas sino que cambian y entran en crisis como si fuera una especie de pena. Entonces, parece que el fantasma, esperase en cualquier lugar y en cualquier mitología. Por eso y esta suerte confirma es uno de los fantasmas más bellos que conozco, porque efectivamente es y ha sido eso. Un fantasma, la mejor idea de lo que es lo imposible, no por invisible no por inagotable sino por inaccesible, la distancia entre su conciencia y las cosas que a ella refrieron y la mía era enorme. Este fantasma, representaría aquella cosa apolínea, invisible en nuestro tiempo, una violencia que apenas se oye. Una violencia que es el susurro de la ausencia, es decir una cosa que es violencia no porque se pueda ocultar sino porque nunca termina de desaparecer como si estuviese en contra del impulso lotofágico (neologismo de cuarta) pero acá se trata de enseñar ignorancia y ruptura, tomarse demasiado en serio puede ser un error. Pero también es la manera en que accedemos a aquellas cosas más inaccesibles para los otros, las esencias de nuestros caprichos ya que nuestros caprichos si tienen esencia, enraizados en nuestra emoción, si son seres.

Seres que vuelven pero que no molestan cuando al final uno termina entendiendo que esta fantasmagoría, esta en el mundo de igual forma que el sinsentido que la rodea y que es una escusa propia para no salir a buscar en la realidad muchas cosas.

A modo de gran obstrucción, el electrón que pudo con el doscientos treinta y cinco. Es decir aquella cosa, frase, comentario perdido en esta suerte de falsa escolástica entre dos conciencias que ayuda cerrar el círculo. En lo que diría Hobbes que es un derrote de fantasía y un principio de locura.

“Gracias, silente observador, por elevarme a un lugar en el que finalmente puedo descansar. Cómo la Luna, una parte de mi, quizás la más temible, el veneno que supiste adivinar sin probar. Quien quiera algún día los humores malignos se disipen y pueda al fin brillar, o quizás aparezca quien sea digno de transformarme en elixir.”

Obviamente llego a la conclusión por lo menos insensata que no estaba siquiera hablando de un cuerpo de una persona o de quien sabe que; creo que hablaba de una mente, una que podría hacerme buscar la adivinanza, una que quería poder decir cosas mucho mejores que las mías. Con menos, y esta aparente resequedad, es la clave. Claramente en un lugar muy superior, y siendo tributario ya no de un sentimiento siquiera, romántico de admiración seria y sesuda. Reconozco que pasa el tiempo y su vigencia continua, y eso es parte de algo que absurdo y patético pero que me regreso siempre al principio en una especie de mecanismo de relojería.

Esta relojería, me puso en el principio en un momento mientras caminaba y me daba cuenta como en muchos casos anteriores que, una cosa era verla, y al final terminar entiendo que todo lo que es azar, capricho y ausencia de sentido, todo el sentido de la paradoja, todo el sentido de lo accidental por una calle que me trajo varias veces personas conocidas, no me dijo mucho más. Su manera de entenderse hace que sea aquella cosa que no tiene otra objeción que esos otros que se inmiscuyen como en el caso de este texto. Por eso finalmente y para exponerlo, una suerte de belleza inalterable, indestructible e irrevocable que no se entiende de otra manera que aquella suerte de mirada lejana de un espejismo. Bien digna de Dalí, el un sueño que es una muleta para la realidad, aquella que detesta la vigilia y hundido en la pesadez de la mente quiere huir de preguntas peores.

Largo como un estado de curación, como el efecto más correctamente de un analgésico es el de perderse en un aburrimiento propio de un burgués, en el juego de un tiempo donde las personas son personajes, y nosotros, los que tipeamos autómatas de quien sabe qué cosa.
Por eso el silencio del espectador continúa por lo poco virtuoso que ello resulte. Aunque el agradecimiento y el afecto sean cosas que duren poco. No así la esencia caprichosa del afecto que tenemos nosotros mismos cuando desvergonzadamente, pensamos que tenemos buen gusto.          

Comentarios

Entradas populares de este blog

Crítica a “Las 21 leyes irrefutables de liderazgo” de John C. Maxwell.

II- 1-Ley de tope: La capacidad de la organización está determinada por la capacidad de líder. El líder reclama la gente con más habilidad, y estos reclutan a la gente con la misma capacidad. Suponer este punto como una mera formalidad plantea muchos problemas. La capacidad de un líder puede variar de un momento a otro con formidable rapidez. No es lo mismo un líder de grupos pequeños que uno de grupos grandes. No es lo mismo una mesa chica a una plaza pública. Muchas veces un líder sólo cuenta con el apoyo indeterminado de adeptos que no termina por conocer. Esto es la clave en el espacio público. La potencia de un líder por fuera de una organización se mide por parámetros diferentes. Muchas veces no es la admiración, o la camaradería lo que lleva al poder. Muchas veces es el temor y el respeto, otras una devoción que no tiene mucha relación con quien la genera. Un líder es líder de los suyos y de su contrario. Un líder tiene que forzar a tener un enemigo necesario. El liderazgo sino

Totalitarismo: - ¿Es el Totalitarismo, un hecho, un fenómeno o un proceso?- (16) Bibliografìa

Bibliografía: Abraham Tomás, Rorty Una Introducción, Editorial Quadrata- Biblioteca Nacional. Argentina 2010. Burello Marcelo G, Habermas Una Introducción, Editorial Quadrata-Biblioteca Nacional. Argentina, 2013. Cuervo Oscar, Kierkegaard Una Introducción, Editorial Quadrata-Biblioteca Nacional- Argentina, 2010.  Foucault Michel, Defender la sociedad, Editorial Fondo de Cultura Económica, Argentina 2010. Kaminsky Gregorio, Marcuse Una Introducción, Editorial Quadrata- Biblioteca Nacional- Argentina, 2013.  Le Blanc Guillaume, El Pensamiento Foucault, Amorrortu/editorial, Argentina 2008.    Lenin, El Estado y la Revolución , Arte Gráfico Editorial, Argentina, 2012. Lezama Alejandro y De Ípola Emilio, Althusser Una Introducción, Editorial Quadrata-Biblioteca Nacional, Argentina, 2012. Luxemburgo Rosa, Reforma o Revolución, Arte Gráfico Editorial, Argentina, 2012.  Malaparte Curzio, Técnica del Golpe de Estado, Editorial Tolemia, Argentina 2008.

Praxis política, organizaciones y democracia:

No hay que ser superficiales. La cuestión de la actividad política tiene que ver con el sistema político en el que se vive, es decir en la democracia de carne y hueso. Hoy en día, Argentina tiene una interesante mezcla de armados políticos. ¿Cómo se hace política? La respuesta es un justo equilibrio entre movilizaciones e instituciones. En este proceso debemos interpretar que la acción es la política es la que puede dinamizar a la sociedad. Transformar a la sociedad depende de la política, los límites de la sociedad a lo largo de la historia tienen que ver con las propias organizaciones políticas. No con una sino con todas. Es decir que a partir de la organización se implementan políticas, con ellas se pueden materializar gran parte de los objetivos que se proponen. Por esto el esfuerzo, el trabajo en la política existe. No existe de por sí una relación que no sea política en todos los procesos de producción de un país, o territorio cualquiera.