1- Jactarse: Nada mejor que estar sin nada que hacer, o aparentemente esto tiene sentido para quienes luego piensan que nadie trabaja, y para peor, ellos jamás deberían compensarlo. El alma del Jefe vive en quien sin nada que hacer, envía a todos, los demás a trabajar; cuestión eterna de Caciques e Indios.
2- Inventariando: Puede decirse, que solemos contar para tener indiferencia cada cosa como una simple suma, como una cadena. Racionalizar nuestra vida, hacerla aburrida. Terminar de disecar las cosas, terminar de secar, hacer lugar para la imaginación para la futura cosecha para la ficción.
3- Moralidades: Si podemos tener por seguro un camino medio, un bien moderado. ¿Por qué seguir? Una patada en las dientes, una perdida de la dirección. Correctamente debemos decir que en el camino, o hemos de optar pautas ajenas, sensaciones públicas, discursos. O podemos caer en experiencias, cuestiones menores pero regulares. Las moralidades, antes o después más o menos ilustradas son ese pastiche entre hambre y sopor que genera la cultura versus la indiferencia.
4- Principios: podríamos imponernos una dieta. Los mejores libros, las mejores canciones, “interlocutores válidos” pero ¡Ay! Terrible peripecia, damos a un balcón entre mil balcones. No hay que extrañarse que existan millones. Será el momento de poner todo en duda, ¿Quién necesita de un válido cuando puede validar? ¿Qué conversación deliciosa se nos escapado? ¿No habría sido una cuestión de mímica? ¿De hacernos entender?
5- Tiempo: Ser joven es pensar que somos la primer generación, ser Adultos es pensar que somos La Generación , ser viejos es aceptar que somos una generación más.
6- Muerte: Hay dos clases de muertos, los que por soñar no viven y fundamentalmente con más fuerza, frecuencia y triste repetición los que oliendo el azufre han dejado de soñar. Estos pierden el tiempo, necesitan tropezar otra vez con la misma piedra. ¿Quién no espera que el sueño sea un eco de lo que se viene haciendo? ¡Soñadores! A embarcarse.
7- Escándalo: se ha querido castrar frecuentemente a la humanidad en nombre de todas las cosas, de la productividad, de la historia, del mito, del Dios. ¿Acaso alguno ha querido ver la potencia de la reproducción? ¿Dónde estaba la fe del profeta? ¿Dónde terminaba su capricho? ¿Dónde empezaba su devoción? ¿Cuánto existo se necesita para poder fracasar? ¿Tanta muerte se necesita para dar vida? Ciertamente los hijos ilegítimos de la historia reclaman para sí el impulso.
8- De los padres: Tengo por seguro que saben. Tengo por seguro que han podido tener a sus padres frente a frente. No teman, ni dios, ni Amo. ¿Cómo no podrían tener piedad de sus padres? ¿Cómo no dejarlos en paz? ¿Cómo no dejarles desconocer sus principios? El padre no espera al hijo. ¡Ay! Destino, ridículo padre, si intenta fingirse dueño. La muerte o la piedad es lo que viene a los padres, la culpa o el amor pero siempre al final.
9- De los hijos: ¡Ay! Queridos, si sabrán buenos “hijos”. Pero yo con las hilachas que solo veo en los buenos hijos, les puedo decir que no puede ser buenos padres. Sin auto-ayuda. ¿Acaso alguien es dueño del destino de otro? Los padres pueden matar a sus hijos, pueden incluso educarlos, pero difícilmente puedan hacer de ellos, una cosa que ellos no son sus hijos. Humanos al fin, vacíos que reflejan el espejo. El dejar una estela no muy ilustre, no una obra sino una cadena de indeterminaciones no debería ser un deber terrible en todo caso, un accidente. Pura eventualidad.
10- Ahorro: No duden que este es un mundo de celdas, no teman por no tener respuestas. El sueño, ahorrado, el timo del mundo. La ausencia de delirio, hace que la vida sea idiotez. Propiamente, el lamento racionalista tiene una delicada sonrisa. Es la pura decadencia occidental pero sepan que es una especie de manchita, su ahorro de sueños; una ridícula manera de evitar la cachetada. Bastarda anda la cultura, sin incienso, ahora con idioteces distintas. Lo obvio vence. Derroche al fin, regalo. Un besito para el parpado, un escupitajo en la nuca. “El realismo nos esta condenando a mediocridades pautadas”.
11- Aventura: Nadie hay que tener entre los sabios para pensar que nada se ha conocido. Y entonces, ¿cómo no ser básicos? ¿Cómo no tener ideas de los básicos? ¿Temen a la multitud? ¿De dónde creen que han salido? ¿A dónde creen que volverán? Para cantar hay que saber balar. Nadie asusta por lo que no sabe, sino por lo que no puede saber y aún así hace tronar.
12- Filosofía: Tenemos una debilidad de la constitución que dice que la verdad tiene que impresionar. O por el contrario que la ausencia de ella debe llevar a alguna parte. Lo que pasa con el tiempo es que la “novedad” deviene en comentario, “el monumento” en decoración, las guirnaldas. No hay que conmoverse con los héroes, jamás tomarse en serio todo sigue en movimiento.
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