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Los nudos:

Primero a disculparse. Sí a tener por cierto de lo que se habla es la fauna extraña de personas que habitan y que no deberían tener el mal sentido de escribir. Esto es lo más importante a tener en cuenta.

No por nada, se aclara. Siempre tenemos, al héroe y al anti-héroe, y a la mar en conche y al sujeto que tiene esa historia interesante. Como buen creyente de lo inicuo del periodismo como esa forma de conocimiento descartable, no tendré otra cosa que una invectiva. Hay que ir en contra de las corrientes sin más que por no representar al sujeto histórico ideal. Por eso la primera distinción, justa, la gente esta, es gente que no esta preocupada en otra cosa que vivir en esta especie de gran enjambre de cemente y tienen su sentido del realismo, demasiado sobrecargado de razones grises, por lo que no son brillantes y sus frases no demuelen nada sino que rozan lo patético. Pero esta es la suerte de una gran parte y por eso deberíamos pensar hasta que punto, esta no sería la prosa populachera del rebaño y como al final estas ovejas semi-drogadas son las que pierden el norte.

Por bueno hay que decir que esto es una forma entretenimiento como hacer un puzzle, hay una búsqueda por la forma y un desprecio por la cultura libresca que se hacen los evangelizadores del buen gusto, los cuales se dicen a sí mismos, duros y capaces y se adornan con una supuesta nada sus cabezas. Tengo que describir el lugar, y lo haré con justicia. Paredes blancas pero sucias, muebles, usados, viejos, rayados, pero a nadie le importa la casa es un lugar de paso y el dinero el que la arranca de la presencia legitima del “buen gusto” pero la patria sigue siendo el conforto y ese nihilismo gris que tiene más suerte de alcoholismo y otras toxicomanías que una reflexión profunda sobre la conducta humana.

En ese lugar justamente es donde no se dan acuerdos esporádicos sino donde un grupo de perversos, es decir dos personas, yo diría que son perversos por el tiempo que les llevas desarrollar lo que desarrollan no tanto por sus acciones. Desarrollan toda la suerte de incentivos para estimularse de maneras extrañas, se atan, se queman, se maltratan, se fajan, en síntesis no revisten una forma superior sino que se consagran simplemente a esto que consideran su entretenimiento. Porque esto es una maqueta comercial peligrosísima, podría decir, que sí, cae en la convención. Gente convencional que dedica la mayor parte de su vida a tareas repetitivas, la alma anémica del sistema. Los pies que se arrastran de un lado para otro de la capital pero no terminan mandando todo a la mierda. Estas son las clases de cosas que los mandarines que cuentan desde su propio ombligo no pueden contar, la “bohemia” es un mandato feroz, y lo demás es hipocresía y son todos caretas. Todos lo son, y lo son tanto que al final, el universo es una suerte de forma estipulada regida por una suerte de incomprensión con el genio, si el genio que tiene esa verdad en la punta de la lengua y que la envía cada segundo. Pareciese que se hubiese hecho una lectura genial al asunto y tal vez así no sea, y termine llena de baches. Por suerte siempre hay escritores de mierda, y escritores sobre todo aún más interesantes de la mierda ajena, de la gente que ni siquiera hasta el tiempo de hacer su vida su gran centro de sus letras. Igual disculpemos que siempre la mano del que escribe estropea lo que los otros nos quieren decir.

Ajeno a eso, sí, como decía, una cama siempre desarreglada porque pasado cierto punto no vale la pena que nunca sea cambiada una sabana y no se ve nada cochino. No puede existir tal cosa, porque la domesticidad incluso en el medio de la mugre es domesticidad, y entonces, el burgués por más sucio que sea es burgués, no es sucio porque le falta sino porque quiere por no tiene ganas de invertir su tiempo en eso. Lejos están las eras de la mesa de porcelana blanca y las caras de curo fruncido ante la mesa donde se representaba no a la familia sino a la familia burguesa. Igual disculpen que se escapa el zurdo estéril y antipoético, que no puede comentar cosas como culo, tetas, pendejas y una historia de una mina con carácter que entonces al ser distinta a las demás es la que coge mientras que las demás son cogidas.

Conflicto dentro del sistema, pero como decía, y perdón por el atragantamiento. Estas dos personas ahora, usaban dos correas y mientras cogían más allá de si gemían o no, más allá de las características de la verga del hombre o del tamaño de la mujer, o si uno estaba loco y la otra era depresiva. Lo que pasaba era que estas correas, les cortaban la llegada de la sangre al cerebro y al parecer según lo que trascendió esto era lo estimulante. No me pregunten a mí, yo ando alcahuetando en esta historia como todo narrador en vez de ser un exhibicionista como sería la primera persona, este “botoneo” gusta más, porque a la gente siempre se siente más cómoda hablando bien o incluso mal de un tercero.

Falta ingenio francés para ahondar en las razones psicológicas de los sujetos pero no hay espacio. Pero puedo tirar una línea no muy blanca al respecto, la noción de uno de ellos era fundamentalmente destructivo y el otro fundamentalmente fatalista, aceptando estas condiciones de tortura. De hecho así de jodían con las agujas. Ahora claro, a un escritor duro esto le parecerían todas pajas mal hechas, pero nosotros escribimos para las palomas que devoran el peor de los maíces. La gente que lee para entretenerse, el lector juez, el escritor en potencia acá se aburre. Por eso y para alivio de todos se puede por fin dilucidar el ciclo.

Mucha racionalidad, frases: “Como respondía cualquier cosas después del acto”, “le acaba en la cara porque me divertía”, y otras; quien sabe porque están en esa domesticidad que esta voluntad de saber nos ha traído. Sabemos demasiado, ahora no queremos siquiera, la imagen quizá pseudo zonza que deja al lector con una libido indefinida, no; si abrió las piernas de par en par que sea dicho, las abrió, y se puede describir la vagina con lujo de detalles mejor; pero si no se puede porque uno ya juega con la experiencia y se lo deja a los pelotudos que recién empiezan a ser el uso de la imaginación narrativa se opta por alguna frase que lo resuelva. Esta es la esencia de la frase del escritor minimalista, la domina al dedillo. Todas las acciones apasionadas, ocurren de repente y terminan de repente pero siempre dejando en claro que el éxito esta asegurado, no vaya a ser que la autoestima quede en duda.

Por eso, y cuanto cuesta encontrar la planta que buscamos y el olor de su humo cuanto nos ha de llenar, este relato trata más de las correas que matarán a estas dos personas. Estas son las cosas que lo ponen a algunos en el lugar de: “limados del orto”, pero es la esencia del barrilete. La idea de que los dos se terminan ahorcando.

Esta es la novela burguesiíta, escrita por un diarero. Es la noticia amarillista que hace decir; ¡qué manga de enfermitos! Pero era cierto, mientras la mujer ya se sentía en un punto cero, el tipo era un busca de cuarta y por lo tanto; ¿Por qué no podrían morir así? Hay que hacer sin embargo la diferencia, la mujer muere evidentemente ahorcada y el tipo muere de un paro, creo que la razón del paro no tiene nada que ver con las correas en sí pero bueno sino no habría esta clase de reciprocidad buscada, la fuerza del tipo hace que la mina muera bastante antes. Lo cual genera que el tipo este efectivamente copulando con una muerta por un buen rato. Esto es algo que no queda bien, pero no es mi culpa, uno busca el recorte lo lee y empieza a cranear las causas y las imagina. Ahora porque no pienso hacer uso del bohemio, esta es gente medio pelo, como se dice que un día se copo con el lado masoquista de la fuerza pero el resto, se sentaban igual que todos en los subtes y sus pensamientos era plenamente regulares. Como se dan cuenta quiero obviarlos, obviémonos, porque ellos para nosotros no son personas, no nos importan si valen o no la pena. Son cosas, cosas que están atadas, bien antihumano tiene que ser el relato.

Cuanta palabra al pedo, es que escribir es tan fácil y escribir mal ni les cuento. No por nada el puterío de las letras se jacta de no tener paz nunca. Ya lo dijo Hobbes el lenguaje engaña y por eso, los letrados hacemos mierda las esperanzas de espontaneidad de todo aquel que quiera una historia simple. Forros hasta el extremo experimentamos viendo en la vida humana no más que tubos de ensayo repetibles y descartables; negando la siempre buena causa de aquellos que hablan de excepciones que son solo excepciones para ellos. La grilla algún día nos alcanzará a todos es el destino del hombre. La mujer, con ojeras enorme, quedo con la traquea rota y la expresión seca, sin rictus ni molestias, se ahogo demasiado rápido. El siempre presente frío de su cuerpo bastó para que el otro, quien sabe en que momento de su mente continuará montándosela sin temer nada de lo que había acaecido. Porque este iba a morir también al rato tampoco tuvo tiempo para lamentar lo ocurrido, no quedaba de otra. Todo era cuestión de esperar y terminar observando como quedaban los dos tirados y sin vida.

De esta manera, lo único que apenas se puede re-armar, dejando la ya tan conocida demonización de ese hombre “malo”, o mejor dicho ausente de piedad que vive porque tiene que construir sus valores, cuando en realidad no es otra cosa que un hombre que pasa el día, y cuando lo pasa en sus horas libres hace lo que le viene en gana pero que no puede siquiera putear a su jefe. Estas cosas son importantes, porque sino todo lo que se dice por encima queda inscripto como si hablara de personas libres, y no son libres una mierda, estas dos personas murieron garchando, un día de semana, en medio de una semana de trabajo y se hablaron bastante poco antes de encontrarse porque estaban ocupados en sus cosas. Esta es la suerte del fin de la pegajosa manera que nuestros escritorcitos locales importan las nociones de primer mundo. Hacen recordar a todo lo que además se podría considerar, no se si decirlo como gorila pero si importado, son existencialistas argelinos que caminan por Barracas y por Chacarita, tal por Parque Chacabuco y por eso les termina importando una mierda lo que pasa aquí. Pero no quiero sonar a nacionalista, ahorrémonos ese favor, hablo de la castración que nos cuesta encontrar el justo medio entre nuestra propia mierda y la mierda de afuera. Prefiero sacar a la calle entonces la mierda que estaba en mi propia letrina antes de afectar todo el sentido como; lo que acá pasa, es pecado, pecado de fealdad. Porque recordemos que todos, todos los que no es tan en su mundo son hipocrititas. Por eso “Nac & Pop”, una palabra horrenda mejor, es cualquier cosa, la idea que la Metropolitana es hija de Orwell, o que Sade podría tener un putero en Gascón y Cabrera. Pero por favor, esto es serio.

Porque se necesita explayar, mucho. Esta gente que estaba así sudada, esta gente que le importaba una mierda lo fortuito del otro sexo, esta gente que se copaba con los experimentos raros, bueno esta es la gente. Porque ya no es el momento donde mearse en una estampita cause efecto, entonces, el altar es el de la violencia. Violencia que dice que el garche es esporádico que el robo es de los pobres y que la gente que no sabe nada. Esos que no son como el efecto deseado son pobres infelices descartables. Señores, la cultura no baja el volumen no se olviden de qué siglo es este, las marcas, marcan y las personas ya están esforzándose por ser auténticos personajes. Por eso hay que ser un poco violador del principio de aquellas para que puedan si ser personajes.

Hay veces que también nos preocupamos buscando el mal de lo inevitable que es la salida, cómoda, siempre será mejor ser un hijo de puta, pensando que hay males mayores. Esta es la moral de las tintas, y por favor, abracémonos más mientras nos escupimos. Yo quisiera huir al adriático pero parece que tenemos que tirarnos con mucho más para decir que hemos hecho lo suficiente y esto no es un hecho ético de buscar el “buen texto” esa es la hipocresía se trata de la diversión de no dejar a nadie en su lugar y llamarlos a la lucha. Como el recuerdo del olor a marihuana en la nariz que llama justamente a fumar más marihuana. Este vals triste tiene como se dice a dos victimas, o mejor dicho a un victimario y a una victima. Por eso, el paranoico asesino se harta de la mujer y en vez de un hundirle en un acto misógino la cara con una piña, la ahoga con un cinto. Que suerte de patética demostración de la fuerza sobre el derecho. Suerte absurda como quien tiene que escribir, el diario del Lunes. ¿Le importa el contenido? Por supuesto que no, eso se lo deja a los supuesto espíritus refinados, supuestos porque necesitan que los supongan para ser sino no nada más que un anotador. Después de todo, todos lo somos, Borges, el cual era un cabrón pedía a sus críticos que le enviasen las susodichas actas para ver si las podía mejorar. Porque nosotros en este siglo somos más democráticos, huimos a las falsas batallas homéricas. Simplemente escribimos en el silencio.

La crítica es una mierda, y tiene el culo adolorido pero todos nos queremos romper el culo. Creo que esa es la esencia, y por eso, la especulación. Ahora bien ¿Por qué no usar más sangre? Porque no huir del minimalismo de ella, era rubia, tetona de pelo lacio. Porque no pensar que esas cosas están bien dichas por alguien que escribe desde lo simple y no desde los que leen lo simple y lo aparentan. No se puede ser simple y aparentarlo, nada más difícil. Lo complicado si, porque se llena con cualquier cosa. Pero la simplicidad pura es un arte difícil. Muchos siguen buscando el espejo de New Orleans para preguntarse quienes son, métanse en una casa de antigüedades no perdamos más el tiempo. Ahora bien, acá tiene que venir la molesta decadencia absurda, y llena de pruritos. ¿Nadie se pregunta por la mujer? Nadie se pregunta si esa era la vida que buscaba o si simplemente era la vida que le quedaba por lo que, no podremos reír realmente de su situación burguesa fracturada ni pensar en otras cosas. Como las porongas quebradas de tanta paja, y quien sabe qué otros misterios de la naturaleza. Por eso, no contaremos que ropas dejaron ahí tiradas, no contaremos como se conocieron. No lo vamos a contar, no podremos porque como hemos evidenciado a la gente eso le aburre, prefiere saber si las minas, pendejas o viejas saben o no saben hacer lo “suyo” más que las tramas y nosotros no somos aquellos que vamos a cuestionar el gusto. Jamás, como mucho arruinamos condimentándolo demás y haciéndolo más insoportable que la vida misma. Ella terminó aflojando la mano después de ahogarse dejando de esa manera al descubierto lo que había acontecido. Acá nadie puede considerarse bueno, por eso no queremos la academia. No podemos pedir el incesto y el incendio, vendiendo eso como apartado. No podría explicar, lo fantástico del silencio de los dos simios racionales ya muertos. Eso es lo que he querido rescatar con toda la fuerza del poco oficio. Estas son novelas de cancillería de tiempo al pedo, novelas que hacer relato largo y pesado como si fuera un contrato. El silencio más profundo y estridente viene de allí, el odio, el justo odio a eso, esa ausencia de las ganas de vivir, presa del que se dejó disecar en la impresión. He aquí la patria, de los que buscan destacar la nada misma.

Por eso quiero cerrar con el motivo, el juego; cuando ellos hallaron son cinturones, se besaron e hicieron esto por primera vez sin sospechar la muerte que tanto deseaban pero que no se animaron a hacer de una manera convencional porque en el fondo eran incapaces e imbéciles en todas sus acciones, cosa que yo podría llamar si esta noción no existiese más; amor.

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