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La hija:

Nada mejor para introducir, las cuestiones más complicadas que relatarlas. Como este proceso de escritura, o mejor dicho de falsa literatura cuesta muy poco. Lo que se hace es complicarlo, tomarse el reto de sospecharse. Solamente eso, buscando alguna que otra, casual disputa que se de en los textos anteriores  y que contenga la respuesta crítica y justa para poder abordar aquellas cosas. Ya sean rezos o axiomas.  

Ante todo, y como siempre, hay que rendir culto al contrapunto, aquel que dice que existe mucha hipocresía porque mide todo con su propia regla, y aquella fuerza moral lo tiene bastante atajado que sólo su propia piel y huesos valen la pena. A la academia, la dejamos en paz, ya mucho se ha negado a nosotros.

Luego de esta breve, reseña sí. El proceso, casi se puede decir que no tiene sentido contar como se hace algo. Pero en este caso sí. Se cuenta porque es divertido, me gusta contar hasta que punto esto es tan arbitrario como cualquier otra cosa. Siempre me pongo a pensar como escriben lo que escriben y no que leen como si quisiera saber más sobre la licuadora que sobre el licuado. Este mundo de controversias e influencias, casi importa poco, si podemos entender el mecanismo de procesamiento. Por eso, este relato…

Justamente un día por la madrugada y era a eso de las dos de la madrugada, mientras en el sur de La Isla, cuando hablo de la Isla hablo de alguna isla del mundo, la cual no diremos jamás su nombre, una niña nacía. Sin embargo entre peleas, salariales y otros problemas, la mujer que pare es atendida por dos ginecólogos, los cuales tenían toda una tramoya propia. ¿Por qué vamos a contar esto? Bueno tiene su razón. Se dice que los médicos, andaban con la mujer del capo del hospital. Esto no era nada bueno, mientras en el hospital desde afuera se oían cornetas y esas cosas. El gobierno decía que no podía aumentar los sueldos. La codicia de algunos la necesidades de otros hacían al batifondo general. Mientras tanto la madre, de la mujer esta que estamos trayendo a la vida literalmente sudada como loca. Cansada ya de pujar, empieza oír las puteadas entres los profesionales, que terminan agarrandose a las trompadas. Por nada del mundo la mujer podría pararlos, por lo que la trifulca duró bastante tiempo y retraso el parto. De esta manera, la chica esta tendría muchas cosas peculiares que estarían marcadas a lo largo de su vida, sobre todo cuando sea mujer adulta. Este origen tan terrible y mediterráneo, genero que al final tuvieran que sacarla una enfermera. La nena era ligeramente distinta al resto de la familia pero los médicos le dijeron que fue por el incidente de los médicos durante el parto, no fueron para nada responsables con el procedimiento.

Por algo cuenta la leyenda que la madre de la futura mocosa, cagó a trompada a uno. Y el otro asustado, se fue, entonces se destapó la olla, los dos habían encamado en el mismo hospital con la mujer del Jefe de Hospital por lo que fueron despedidos.

Así en medio de una pequeña loma en una casa de esa misma isla pasaron los primero cuarenta y ocho meses de la vida de la niña. Un lugar muy reseco y amarrillo, muy aceituno. Algo así como una imagen de amarillo y mostaza, pero eso no formaría parte de la imagen de la infancia de la niña porque no sacarían casi fotos de ese lugar. Un día el padre, consiguió un laburo mejor y… ¿Dónde termino? En Buenos Aires, argentina. No me pregunten que trabajo, lo importante es que era profesor. No me pregunten de qué, no tengo idea alguna. Lo importante es que le profesor, compró un departamento de tres ambientes. Por otra parte se carece del delirio, típico, la casa es normal. El recorte es normal, el encabezado es normal. Pero singularmente se rescata, que sus facciones eran bastante simpáticas y lo que llamaba la atención de la joven niña eran sus paletas, sus dientes, dos dientes que sobresalían que eran más grandes. Lo que si les puedo decir y esto lo se de buena y de mala fe; que su infancia no fue mala. Estas cosas se huelen en el carácter aunque uno sea psicólogo.  No podría decir mucho de la madre, podría aducir que era antropóloga por la colección de libros pero me parece que no sería justo con la verdad, creo que esta más relacionada con la contaduría pero sin embargo era una apasionada por las civilizaciones perdidas.

En cierto punto como se dijo, la vida fue convencional. Un día los padres se hartaron el uno del otro y se separaron, sin embargo, la chica no fue afectada de una forma terrible por eso. Los padres fueron cooperativos y no como en otros casos, no jugaron guerra fría alguna. Por alguna que otra causa, los años pasaron y la chica, ya joven, igual era muy alta y muy flaca. Así habría de ser siempre. Simple, simpática, de expresión pulida y amigable con ciertas interrupciones, además y eso se le puede sumar, una voz un timbre de vos muy benévolo incluso cuando insultaba. No podría creer que estamos condenados por estas características pero ¿Quién podría decir lo contario? Yo no podría.

La libertad es una cosa cada día más misteriosa en los libros. Los escritores, juegan a ser los omniscientes postmodernos, un botón de una camisa, puede llevar a la muerte súbita de alguien un subte. Demasiada angustia con apresto para que se endurezca. Como se narraba y para no perder, el hilo, sin faltar respeto al lector que tiene que caminar. La chica, esta tiene un sentido muy particular de la vestimenta, ya que tiene bastante incorporado el hágalo usted mismo. No podríamos decir que es parte de una ideología que ella posee pero si de un hábito recurrente. Por eso es fundamental recordarlo. Porque en este “policial pacífico” estas cosas hay que saberlas.

Por suerte y para descargo de muchos burgueses, que se siempre se sienten tocados por los pobres tipos que hacen las cosas por ser pobres leídos no ya de libros sino de otras cosas. Diremos que lo mejor que tenía estar mujer es que no sentía esa pasión tan burguesa por resaltar a cualquier costo. Quizás, esto fuese lo más maravilloso. Pero claro que todo esto, va hacia la parte delirante de la cuestión. La parte más simple llana y maravillosa.

Al fin y en fin, cuando se dan las condiciones un sábado, no precisaré cual. Un día carente de genio y particularidad, dos pistas se suponen, y dos canciones parecidas, suenan una por encima de la otra. Ante el disgusto de aquellos que podrían pensar que todo esto es gran rodeo. ¿Por qué no habría de serlo? Ser un genio o un imbécil importa poco. La tinta, la tinta recién impresa a veces se borronea con facilidad. Con las ideas pasan lo mismo, casi cuesta saber cuando fue bien que se planteo esto. Casi cuesta dilucidarlo bien. Lo que sí puedo decir es que los dos edificios donde ocurren estas cosas son parecidos, bien parecidos, ambos tenían dos tipos de baldosas, cuadradas, de casi la misma regularidad, es cierto que unas eran más viejas y las otras más viejas, en el primer lugar eran azules y blancas, en el segundo; blancas y negras. Por lo demás, porque en muchos casos lo que escriben son ignorantes y no gana mucho dinero como haciendo columna en un diario o cosa similar para que gente que piensa como ellos apruebe lo que ya sabían, dispongo de pocos medios. Hay dos escaleras en los dos lugares, en el primero, estas dos están en el este del edificio y convergen en el medio del edificio. En el segundo casa las otras están el norte y se enfrentan a quien llega. Una de las diferencias fundamentales es el encuentro de las personas citadas, mientras la madre hallará a esta persona en medio del día en un punto perdido de lo que se llamo la Isla. La hija, habrá de encontrar a esta especie de espectro en medio de una noche, una noche en la cual bueno no esperaría encontrar nada extraordinario pero justamente es porque la madre nunca le contó a la hija. Lo que yo les voy a contar a ustedes, hasta que pasó lo que pasaría, que estas dos canciones, se pasarán las dos a la vez.

Bueno, estas son las cosas que no estarían en boga hoy. No remiten a nada, parece una anécdota mal contada con apenas malos detalles; una muy burda y poco precisa manera de contar. Saben que es lo peor. Están en lo cierto. Lo que se cuenta aquí es lo que pasaría aproximadamente treinta años antes. La primer canción….

Cuentan quien sabe si fue así nos atenemos a la versión de la madre. En una época también muy conflictiva en esta localidad lejana ella va a la única y gran escuela del lugar. Una escuela bastante bien mantenida, aunque no refaccionada, por lo que el paso del tiempo se notaba pero por lo menos se tenía la decencia suficiente. Según su relato ella iba incluso hasta después de un año terminado el colegio por allí mientras estudiaba en la localidad más cercana sus estudios superiores. Ahora entra la parte más bizarra de la historia, podríamos decir que la mujer para esta altura aún no cumplía los veinte años. Con eso, hay una buena dosis sobre lo qué decir. También cuando la madre y la hija se cuentan las historias, puedo recordar que era un domingo de calor. ¿Por qué puedo saber esto? Porque hay un relato más el periférico de un amigo ese me dijo lo que pasó ese domingo pero bueno es una cosa a la cual no vamos a citar.

Como bien contaba, la mujer, esta bastante importante, voluptuosa, desenvuelta, habla a toda velocidad. Iba y venía por la localidad cuando no había que hacer. Por eso, cuando estaba en el patio buscaba a ver si había gente. La mayoría de las veces todas era desierto. Un día encontró en pleno sueño, a un mugriento personaje, a un “hombre de mala suerte y mala muerte, un idiota, un pobre tipo”. Por alguna razón no se sintió asqueada, porque lo que sí sabía era que tenía un cuaderno, azul. Uno grande y estaba allí al lado. Mirando, y acercándose, y verificando finalmente que no existía intromisión alguna, se apropió del cuaderno. Y se puso a ver una serie de notas apretadas sobre noticias, y toda una serie de observaciones, y muchas anotaciones, parecía un borrador de un algo demasiado extraño. Por lo menos para ella. No obstante estaba impresionado por el personaje y cuaderno más el hecho de que estaba durmiendo allí. Complicados son los relatos como estos donde el raro pesa poco. Siempre se le pone el peso atómico más alto a lo que destaca por extraño. Bueno aquí se obvia, en realidad lo que nos interesa es el filtro de la mujer. La cual sentía una fuerte extrañeza pero atracción por el personaje, seguro que no era de la Isla. Nada de eso que estaba escrito allí remitía a la isla. No obstante poca gente pasaba por la Isla y menos por aquella escuela. Por lo que se quedo mirando, y lo miro como aquella ventan para oler y explorar. Como aquella posibilidad, no concedida, como aquella devaluación de su experiencia. Experiencia que se tiende a agravar con la simple acción del tiempo, con su simple pasar de etapa en etapa. Por eso, conversaron, un par de horas. Estas horas fueron reveladoras, de alguna manera, la madre oía el pasado y el futuro. Oía todas las cosas extrañas todos los delirios enfrascados. Y así se metieron por las aulas, la madre le mostró, cada uno de los rincones de aquella escuela. Casi en el borde del delirio, tuvieron sexo en el aula donde ella había tenido cuarto grado. Según el relato de la madre, jamás entendió del todo esa acción más que como aquella tentación irrefrenable que tenía por este extranjero que jamás volvería a ver. O por lo menos eso era lo que ella creía. Parte del horror que hace historia. Luego, caería el sol. El hombre volvería al banco como si esperase a alguien, nunca se sabría quien. Finalmente la madre se va por el mismo camino hacia su casa.

Lo importante es que casi veinte años después, su hija encontraría en el bullicio de una casa antigua a un personaje extraño, una casa, o una antigua casa que ahora se usaba como un lugar de fiesta que lo regenteaban unos supuestos idealistas que no conducían a nada. Por lo menos eso era lo que pensaba de ellos, pero sin embargo, el olor a marihuana, el encierro y aquella música que desangraba los tímpanos era más que suficiente. De alguna manera, cuando ella lo vio asumió que era un conocido de lo que ella, tenía cuando no era cierto. Gran fue su sorpresa al tiempo mientras fumaban un porro de darse cuenta que ese tipo no era para nada, el primero no era un conocido de su pasado. El sujeto, vestido en facha rotosa y gris, le causo una atracción inexplicable y además para no ser menos era una esponja y por lo tanto desgastaba aquello que tocaba. Por algo caía en esta suerte de vacío, de gran vacío. Cuando al final, pasado el rato estaban yendo para la otra punta, ella misma trataba de impedir que las cosas fuesen de otra manera pero en un cuarto en algo que no era más que un juntadero de muebles. Ella tenía sexo con ese desconocido. Al parecer, en una secuencia demasiado extraña ya que no era La Isla sino la urbe, aquel lugar donde las cosas debería pasar de una manera distinta. ¿Podríamos estar mal? Yo no podría precisarlo, sí decir una conclusión. No existe pensamiento que pueda con el azar, o el embrujo de las cosas. Re-leer es hechizar. Ahora cada vez que olí marihuana por la calle, la hija recordaba al extraño, de la misma manera en que la madre, se le disparaba la cabeza cuando veía que la hija hacía aquellos garabatos extraños en su cuaderno que ahora reconoció como demasiado familiares. Pero ellas eran dos mujeres y por lo tanto dos sujetos y el hombre era el mismo y apenas podría ser un hombre porque poco se podría saber y no se podría asegurar si mentía o no mentía. Ante lo laxo de la circunstancias, la dificultad se acrecentaba. Al final cuando asumía esto, daba en el blanco. La realidad era aquella ese hombre que habría engendrado a su hija, era el mismo que ahora se había acostado con ella. Era demencial este hombre idéntico luego de veinte años, parecía aparecerse en un edificio similar como si fuese una especie de fantasma que reclama para sí a su hija por el olvido de la madre. ¿A quien esperaba este loco? Era humano, ¿o no lo era?

La hija trataba de pensar que los relatos coincidían porque ella estaba tomada y medio ida y entonces recordaba con dificultad. Pero luego la cámara de fotos, confirmaba que una de las dos se engañaba o que por lo menos, se trataba de un medio hermano o algo similar. Pero no sabían mucho más. La madre desesperada llamo a la escuela de La Isla. Allí le contaron la historia de un loco siniestro que había hecho eso justamente con otras mujeres. En distintas épocas y que justamente según “la leyenda” volvía por sus propias hijas, para volverlas a fecundar así en un ciclo eterno. Siempre y cuando, la gente que hubiese sido atacada, no supiese que solo era necesario que el edificio y la fecha fuesen similares para que reapareciese.

Esta paradoja era demencial. Demasiado demencial para todos ellos. Incluso para el supuesto padre de la hija que no entendía la angustia de la hija. El resto de familia estaba en silencio. La chica trastornada, no sabía que hacer, estaba asustada de engendrar otra hija, otra presa de este monstruo. Por algo estaba allí, tirada, ella misma escribía notas. Cosas extrañas, cosas sobre edificios y localidades, cosas de lugares extraños. Entre ellos Vietnam, donde anotaba una dirección por demás misteriosa. Cuando llamaron era una escuela que gozaba también de dos escaleras, donde un extranjero atacaba a varias mujeres, sin otra pista que eso. Pero allí aterrados, rompieron una de las escaleras y así pararon la “maldición”. Madre e hija se miraron al espejo y las dos tenían una marca extraña en la muñeca izquierda. Aquella cosa no era otra que las fechas invertidas, en un tamaño reducidos de los ataques, una y otra tenían las sentencias grabadas en la piel. Esta situación casi las inducía al espanto. Al tiempo se vieron más y más escritas. Allí garabatos comenzaban por sus espaldas trazando geografías ajenas. Al final estaban libres, por suerte y de manera extraña, la hija no había engendrado nada. La historia fue tan rara que la madre, quiso juntar todos los datos incluidas la foto y la reseña. La anécdota de los testigos de la segunda oportunidad. Dicen que el día que hacían esa cosa, miles de arañas salieron de las canillas. Y asustadas, terminaron tirando todo, muy asustadas, pensando como les dijo un cura luego; que ellas habían estado con el príncipe de las tinieblas.

Cosas muy extrañas, la cámara también se daño con el tiempo. Las dos mujeres sin embargo tenían una sensación de placer que nada tenía que ver con la culpa. Si fuese por ellas se hubiesen entregado a que el extraño las llevase al mismo infierno. Pero justamente y por azar, él se iba. Todo intento de unir La Isla con Buenos Aires era inútil. Por lo que al final las dos mujeres se fueron a vivir una muy lejos de la otra. Pero la historia siguió, cuando en un día, mientras la hija estaba ya entrados los cuarenta en su casa, llega a su casa su hija, la nieta de la primera. Contándole la historia más extraña del mundo (según ella claro está); la cual consistía en que, un extraño, llegaba con ínfulas extraordinaria y ella había cedido sin saber porque. Ahora lo buscaba por la escuela y para sus desgracia ya no estaba más, allí estaban en su muñeca izquierda tres marcas. La hija, al fin cansada le explicó que aquella maldición era inevitable y que todas ellas tarde o temprano, encontraban a ese hombre, tenían un parto extraño, tenían una hija extraordinaria y esta se acostaba con este ser mounstroso. Así fue, como siempre que se contaba la historia de un edificio que tenía dos escaleras, esas mujeres sabían que por alguna extraña causa, este hombre iba a volver. Tanto así que terminaron, asumiendo que era una historia de ellas, y la contaban como una fabula del “despertar” al amor. Simplemente suponían que podrían enseñarles a las futuras damas del linaje la triste o extraña maldición de gozar con este ser demoniaco que nunca volvía. Un ser que asechaba desde siempre, generando y regenerando expectativas.

Al final cuando las dos, luego de mucho tiempo. Según dice el cuaderno se mueran. Ya que como he dicho, yo conté los acontecimientos del domingo que siguió a los hechos que le pasaron a la hija. Pude contarles lo demás. Ya que la madre si a sabiendas, entendió de la maldición allí escrita y se hizo la idiota. Ella misma leyó la terrible causa de aquel destino de cruzarse con aquel ser que era inmortal y que revivía a su pareja por siempre. Así la hija, cuando escribe el cuaderno sabe la historia y así la nieta. Cuando se lee el cuaderno uno se queda atónito. No sabe que creer, cuando ellas morían terminaban más jóvenes y más bellas que nunca. Según la mitología urbana nunca se pudre y según la historia, hay veces que cuando un hombre esta solo esperando en un banco, sin otro destino que hallar la muerte, en un edificio de dos escaleras, un harén de mujeres lo satisface hasta que lo mata. No dejando otra cosa que un cuaderno blanco. Pero claro que estas cosas, para ser creídas, vienen de una data demasiado extraña. Demasiado marginal, yo he querido creer porque estuve en ese domingo hace ya más de cincuenta años. Pero el frío que corrió por mis huesos aquel día aún sigue vigente. Un pánico atroz, una sensación de que ellos eran eternos y nosotros no.                        

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