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“De esto no se habla”- genealogía del Documental:

Suplemento de Cultura el Perez-Gil. 10 de Septiembre de 2045.

Existió un documentalista controversial que fue criticado en su tiempo y quizás hoy aún condenado. Su obra fue tal vez el elogio a una muestra exacerbada de individualismo militante al contradecir los cánones de su época. A dos años de su muerte, hoy se re ve su cine como la muestra de un individuo desorientado y tal vez, una víctima de su propia obra. Un personaje oscuro, olvidado pero que podría seguir existiendo como esa cosa que nadie quiere ver pero muestra a un sujeto gris, apolítico y porque no, anomico.

Carlos Geniol fue un participante de lo políticamente incorrecto con una ideología políticamente incorrecta. Una vida marcada por los desencuentros con la sociedad de su tiempo y  en contra de un optimismo que parecía que se quedaba en las intenciones. La revisión de su obra nos ha acercado a la perspectiva de los pasados años. Un momento de la eclosión de fenómenos positivos pero que sin embargo poseían como todo periodo en la historia sus contrapartidas. La “mala onda”- como decía Geniol, cruzó su vida de punta a punta y por eso fue marcado más de una vez. No obstante este no fue de los sujetos que decidió exiliarse. Su vida fue tal vez poco interesante si no se la ve unida a su obra. ¿Dónde estaba su dolor de cabeza? Vivía siempre en el error.

La vida de Geniol tuvo un golpe justo en la nuca cuando tenía veinte años. Pese a ser ateo, recibió la especie de impulso de dejar su carrera de administración para dedicarse al cine. Nadie en su familia lo entendió y así fue como abandonó su casa al poco tiempo. Esta seria la génesis de una vida oscura y sin muchas cosechas gloriosas. Tal vez se trato de eso, de una mirada ajena a las demás. Durante el tiempo de estudiante trabajaba a medio tiempo porque era obvio que nada iba a ir en línea recta. De su vida sabemos que tuvo una especie de producto y asistente que nunca quiso dar su identidad. Se sabe de su existencia por obra de la mención del mismo Geniol al respecto. La idea del joven cineasta era la de ser la voz de la conciencia en una sociedad democrática que parecía adormecerse cómodamente en los debates televisivos. Esta sería la barricada tal vez absurda sobre la cual dejaría su primer film: “Algo se pudre en la Argentina”, un documental que mostraba que ya se habían naturalizado algunos problemas, los cuales para Geniol no podrían ser aplacados para siempre y que con timidez eran borroneados de las pantallas. Claramente que este apolitismo quizá lo ponía a la derecha de las medidas existentes. Este fue uno de los primeros puntos de discusión sobre lo que sería la primera crítica que recibiría: “Parece que un gorila, ha perdido el rumbo y yendo como el cangrejo quiere sacar conejos de la galera. Si esta en contra de todo, está bien. Pero hay que tenerlo identificado, esto es un panfleto.”

La escasa distribución del film más el choque ideológico fue una de las causas de base para su relevamiento de la escena. Podríamos pensar que con esto se habría rendido, pero a diferencia de mucho material que es funcional o no para el establishment, Geniol siguió haciendo películas. Esta suerte de aversión a la dificultad lo pone en un lugar complicado porque sus producciones independientes iban en contra de la corriente y entonces no se veía ni la lógica aparente de sus motivaciones. Nuestro país desde Lugones ha tenido personajes que por una y otras causas han desvariado de un lado para otro, terminando muchas veces en los lugares históricamente más recriminables. Podríamos pensar que es una suerte de coherencia que este personaje que vivió en un Buenos Aires que estaba orientado hacia otro lugar no tuvo opción que volcar su pesimismo de aquella manera tan insólita. ¿Podría ser este un caso de militancia excéntrica? Nunca se vio en Geniol una aproximación a ninguna fuerza política. Ni tampoco se observó un éxito posterior, sus películas de bajo presupuesto casi rozaron lo irrisorio.

El segundo film sería: “La sangre ennegrecida de la minería”, nuevamente un film. Hecho de manera bastante mala y con una edición aún peor. Mostraba de alguna la percepción de un hombre poco común sobre la idea de las actividades de las grandes explotaciones mineras. Este fue uno de sus films más ambiciosos, recogió algunos testimonios varios que estaban por fuera de la opinión pública de los centros urbanos.
La peliculaza duraba alrededor de noventa minutos y fue exhibida únicamente durante dos días. El celebre y odioso director nuevamente fue condenado: “Esta película tiene en común con la anterior, se ve en ella el papel de un reaccionario y de un delirante. Un hombre que no se involucra con nada seriamente sino que hace de la queja su bandera. Un ser despreciable que parece que recientemente ha sacado la cabeza de su casa de clase media-alta para ver lo que era la realidad. Su pose, no es más que eso oportunismo, condenable y vacío.” Nuevamente un fracaso completo, sabremos que Carlos Geniol, no se rendiría y haría varios films más. Muchas veces se ha tenido la obra de Geniol por excéntrica a la vez de irrelevante. Pese a que sus intentos eran bastante obstinados parecían estar a altura de las películas de Ed Wood. Sin dudas un pesimista de los gobiernos y de las democracias en general, no fue capaz él de dar una solución y esa indefinición lo ponía más en la reacción que en ningún otro lugar.

Esta fue la manera en que los próximos films por su discontinuidad en el tiempo y por la ausencia de medios, muestran casi una versión de un unipersonal. Un diario precario sobre la vida de este hombre que sólo será recordado a partir de su más extraño film: “De esto no se habla”. La primera escena es una cartel manuscrito en una letra casi ilegible que dice justamente esa leyenda. Luego se ven sólo los pies de unos zapatos viejos y gastados, la cara chupada del autor es lo que suma un punto más a lo que sería ese extraño film. Según la propia versión de Geniol realizarlo le costro tres largos años y un inérvalo de otro dos para llegar casi a los cinco años. Cuando se estrena este film, Geniol estaba casi arruinado tanto afectiva como económicamente. No obstante su narrativa fue bastante innovadora. Su película se divide entre escenas de la realidad, y mala toma de las tapas de los diarios, a lo que se suman comentarios coloquiales de su propia cosecha. La idea era simple, tanto los medios y los que los combatían no hacían más que seguir haciendo noticias irrelevantes que perdían valor a los días. Uno de los puntos más críticos fue cuando dijo: “Puede que al final hayamos descubierto que los problemas se descubren con enumerarlos, los delitos con denunciarlos y que las personas comen con estadísticas. No obstante se ha visto que aún faltan televisores para que todas las personas puedan al menos nutrirse de las noticias.” Tal vez una especie de maniqueísmo absurdo difícil saberlo. No se trataba de otra cosa que la pose de un tipo alucinado excluido por la sociedad que lo había engendrado. Tal vez por eso, ninguna de sus películas parece tener una fundamentación seria. Son más bien las miradas alucinadas de esas personas que se alienan lo suficiente para no entender nada de lo que sucede a su alrededor. Pese al mensaje truculento y su denuncia por demás extraña, un excéntrico heredero, financiará dos películas más.

Nunca se supo la realidad de esta alianza, una de las especulaciones fue sin duda que su benefactor pensaba utilizar las películas con fines proselitistas en el futuro. Pero justamente sería el formato y la manera en que contaba las historias, la que no prendió en el gran público. La crítica radical a los medios tampoco fue favorable a la hora de ser publicitada. Esta desconfianza que había desarrollado tanto por los medios como por la democracia, siguió a lo largo del tiempo y reflejo uno de los rasgos de sus últimas películas. La desconfianza a todos los niveles lo volvió una persona cuasi hospitalaria. En el monoambiente que alquilaba se veían los pedazos de las noticias recortadas y apiladas. Miles de temas que habían sido clasificados en temas, muchas veces sucios ya que Carlos Geniol no compraba estos diarios sino que los buscaba de la basura. Una lucha a contramano para un hombre que no usaba Internet ni veía demasiada televisión.

Por eso sus últimos tiempos de después de no se habla sólo lo encerraron más, las dos siguientes películas lo terminaron de consumir. Ambas no quedarían terminadas y serían tomadas por otro director pago que las unió. A partir de esa nueva edición y de una revisión de toda la obra, fue el punto de partida para rever y repensar a Geniol. Un tipo que nunca tuvo un buen sándwich en la boca a falta de un buen sueldo y que las mujeres le escasearon. Sin embargo, pasadas dos décadas hacia fines del 2030. La obra de Geniol resurge con la crisis mediática que ocurre con la quiebra del conocido Diario Clarín. A partir de allí, el mito de los grandes medios como de los grandes partidos empieza ser cuestionado. Un parte de las hipótesis es que la misma gente ya había diseñado nuevas maneras de informarse y que de esta manera se alejaban de la gran producción de noticias para nutrirse de información independiente. Durante los años que transcurren las películas de Geniol sólo se ven grandes transformaciones de los monopolios, y oligopolios mediáticos. Las medidas para contenerlos, no fueron la causa de su extinción sino la más fáctica modificación de los medios de información. Al ser más barato producir noticias, la basura mediática acostumbrada de un periodismo omnímodo caía. Este fue sin duda un elemento que estaba presente en el documental o película de Geniol: “De esto no se habla”. Finalmente había sido uno de los profetas del fin de los medios. Por lo menos de los grandes medios tradicionales. Su muerte, mostró la incomprensión del mundo para con él y él para con su medio. Nunca temió morir desconocido. Esto se ve al final de sus dos films finales compilados, en los cuales daba cuenta que: “Por mucho esfuerzo, el hombre es un esfuerzo, un esfuerzo semejante al de un pedo, una vez libre tiende a desaparecer. Vivir de acuerdo a lo que uno cree debería ser suficiente, los otros juzgaran que tan fuerte olemos.” Esta referencia escatológica, característica de Geniol muestra lo propio del asunto, una concepción de una sociedad de consumo en sus últimas consecuencias. Nuevamente y para dar una parte de las reiteradas alusiones al tema en su documental: “De Esto no se Habla”; dice así: “No me extraña sin duda que los hijos de puta quieran pudrirnos los cocos. No dudo que lo hacen porque nada más cómodo que la forma de oligofrenia común a nuestro mundo, la cual se ha llamado conformismo o con nombres más pomposos; opinión pública. Lo que me extraña es que civiles sin poder, se coman una píldora llena de veneno. Me llama la atención que se suiciden virtualmente de vivir algo que podríamos llamar realidad ¿por qué comer?, esta clase de basura que esta relatada de la forma más simple. La paranoia en un mundo de cámaras y de redes sociales no debería ser tan mala. La pelea es contra el sistema no importa que diga o que haga, o que pretenda que diga. Todo suceso en un medio, no tiene sentido. Ya que como se ha dicho hasta el hartazgo el medio es el mensaje.” De esta manera, Geniol estaba en contra de toda intervención de los medios de la dominación misma que para él eran los medios ya que estos negaban la vida del hombre en la realidad concreta. Tal vez esta radicalidad en su pensamiento era la misma que lo llevaba a odiar a la democracia, al verla como un simple cartel pintado que ayuda con los medios, las marcas y las empresas a sostener un mundo irrisorio, donde sólo la propiedad del dinero y una imagen famosa, podrían más que la voluntad de millones.

Justa fue la revisión de su obra. Mas no libre de prejuicios, siempre existen en autores tan excéntricos como estos la tentación de tildarlos de locos de atar. Esto es justamente lo que Geniol supuso, su último tiempo mostró lo que el alcohol y las pastillas podrían hacer sobre un ser humano. Dejando una carta que supuestamente no era para nadie pero que podría ser leída por cualquiera. En ella llamaba a los hombres a una realidad y libertades autenticas más allá de lo que pensasen los demás ya que finalmente admitía: “Mi cruzada, no ha sido más que eso, una vanidad, una manera de taparme los ojos ante los fracasos míos en la sociedad de consumo. Lejos y sólo supe encontrar en este medio, el cine de bajo presupuesto un escapa, algo mejor que una droga. Pienso que una vez terminada en parte la obra, no queda mucho por decir. Sean libres, a cualquier costo, no permitan que el sistema les haga sombra, destruyan el sistema. Refunden el mundo sean espontáneos, abandonen las oficinas, prendan fuego a los bancos. Será la providencia de un Apocalipsis lo que nos cure a todos. No pierdan el norte, no se nieguen la vida.”

Nuevamente se exhibe hoy, la película. Ahora editada aunque conservando el estilo original. Se piensa hacer una película de la película, esta se llamaría: “Geniol, la cefalea de la conciencia”. Un editor americano compro el guión y piensa llevarlo a cabo con el mejor estilo hollywoodense. Puede que esta sea una forma más de falsificar la obra de Geniol y de no comprenderlo. Justamente como podrán ver en la película, Geniol demuestra el poder de lo él denominaba: “un cabrón” cuando se pone manos a la obra para conseguir lo que quiere. El hecho de que el hombre es libre de crear con lo poco que tiene a veces desde la miseria, las alas para ser “un cabrón” es decir alguien que hace con lo poco que tiene lo quiere.

EL INCAA culminará el festejo alusivo, creando la Beca Geniol, la cual tendrá como objetivo promover los documentales en argentina como un punto para la reflexión y como una ventana alternativa sobre lo que podría ser el entretenimiento.

Por último una frase que es la que más resuena en la película: “Puede que apagando la televisión te pierdas de cosas, puede que si a eso, no uses la computadora te pierdas de muchas más, puede que si además no consumís revistas y diarios quedes casi en la nada. Pero puede también que uses tus pies, puede también que aprendas a hablar con ese que pensas extraño, puede que aprendas a enterarte sobre los otros, puede que termines por ser más humano. Claro que puede, y debe pasar que puede que te enteres de todo, lo demás. Veras las cosas que nadie sabe porque no poner la oreja para oír la insignificante vida ajena y si por postrarse ante la visión de otro cretino que lee cosas que ni el mismo piensa.”

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