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Sarmiento, uno más de los incorregibles.

Sarmiento es un personaje singular en nuestra historia, hombre de acción forjó su destino en un tiempo donde se solía quedar uno donde tenía que estar. Hoy día es revindicado como una figura completamente vacía que sólo sirve para indicar la supuesta reacción contra la “tiranía” y las visiones utópicas a nivel educativo. Uno de los absurdos hoy es pensar que la superestructura, los enemigos actuales y sinceros de toda forma de emancipación educativa posible en una sociedad de consumo; comulguen con los ideales de la Ilustración.  

Contradictorio, casi un monstruo definitivamente, un ser tan sangriento como su enemigo Rosas, disciplinó así a sus enemigos de igual manera. Su propaganda fue parte de una pedagogía que se caracterizaba por el odio a lo latinoamericano fundamentalmente. Tanto él como Alberdi serían los creyentes de una transfusión de sangre que haría de este país su sueño. Hay que reconocer que en América Latina todo ese clasismo se hace racismo pese a las herencias evidentemente mestizas de gran parte de la población. Sin embargo fue más humano que Roca porque supo dudar, más apasionado que Alberdi porque supo buscar los extremos. Sarmiento es sin duda parte de esa manera de ser sudamericana, a las patadas; esos que creen que el progreso implica siempre: el sacrificio de los pobres, de los indigentes y de todas personas que misteriosamente quedan “irrecuperables”. A la norteamericana se tenía que fraguar, manera que admiraba quiso desangrar hasta el último indio en nombre del progreso. Pero si se lo ve en contexto este pensamiento es tan arraigado como el que hoy rige nuestras ideas sobre la sociedad individualista y competitiva. Mientras más se creen en las libertades abstractas más cerca se esta de sostener una libertad que convierte una fachada de progreso y un trasfondo de colonia.

En Sarmiento vemos lo peor y lo mejor de las reacciones al coloniaje. Una un odio terrible por el hispanismo católico insufrible al cual supo combatir, y no logró vencer. Por otra parte no supo ver el país del que era parte y quiso aniquilarlo en un proyecto imposible imaginando ocasiones románticas. Cosa que sus compañeros ingleses, ni siquiera el mismo Darwin haría para con sus viaje a Sudamérica, tampoco lo haría Humboldt. Por eso Sarmiento ha sido un personaje importante en nuestra historia, ya que muestra a un elemento que no termina de ser progresivo en la argentina. Es la imagen del intelectual abstracto, del político maniqueo y purista. Es por lo tanto racista, y a la vez generoso, cree en un progreso pero solo en europeos. Quiere que los gauchos mueran y a la vez desea la alfabetización universal. Esa manera de ver las cosas es propia de un pensamiento puramente liberal en el cual no se ve que la burguesía no se comporta igual en todas las circunstancias. Sarmiento creo la idea de un progreso que materialmente estaba unido a la dependencia. La educación por sí sola y menos una educación propiamente cosmopolita que en ese caso sólo significa sólo a la europea, nada puede hacer a favor del desarrollo del país.

¿Quién podría estar más alejado de Sarmiento que Borges? Borges podría ser sin duda un hijo muy ilustre de una de las caras de la percepción de Sarmiento. Europeizado, odioso de la masa, culposo ante la “barbarie”, enemigo mortal de un tirano que en su caso sería Perón; escritor de una obra menor “La Fiesta del Monstruo” donde recrea los conceptos de Sarmiento, hombre que comulgará con la “Libertadora” pero que tendrá un peso decisivo en su acción política.

 No obstante Borges, quedado; taciturno y poético, jamás disparo un tiro por más que se buscase en su árbol familiar glorias militares pasadas. Sarmiento fue a diferencia de Borges un recién llegado, y los mitos de que eran buen alumno son falsos, no lo era y no importa, estos apostolados míticos no sirven para nada. Jamás han servido porque crean a un héroe que justamente es la negación de un ser humano.  

Pero eso no le permitió ser algo más arriesgado, un autodidacta; gracias a eso quiso ilustrar a su país. En vez de tomar como otras posiciones de iluminados completos. Basta ver lo que sería el pacto oligárquico en el futuro. Tal vez se vio como un ilustrado que podría ilustrar a otros. Un poco Mesías, un poco milenario. Sus discursos no son para la universidad, sus discursos son para convencer. Su manera es ver Revolución donde no la había. Su vida no tiene en ese sentido un buen y lustroso final, vivirá un exilio que mostrará que la bosta pesa más que los libros, tal vez era tarde. La oligarquía local era demasiado torpe para ser su “Sueño Americano”. En Sarmiento hay un materialista, un mal materialista pero un materialista al fin. Su fe en la acción no lo deja en la poesía de los mártires sino en la marca profunda de quienes por el furor matan sin tener miramientos. ¿Sarmiento se vería como Sila? ¿Una especie defensor de las ideas más puras de la Francia Revolucionaria que inspirase a Moreno? Nunca lo sabremos, ya que Sarmiento veía las cosas sesgadas. Sarmiento entendió mal muchas particularidades entre ellas la cuestión de la economía. Sarmiento no entendió, y no entendería que los industriosos deberían ser esos tan torpes comerciantes de Buenos Aires que no podían con Rosas. Por lo menos el no lo vio así, pensaba que esos unitarios eran sus pares.
Paradójicamente Rosas exportaba productos que después serían parte de la tradición oligárquica como las carnes es decir que sí existía un modelo económico en el rosismo que se manejo de una manera correcta la deuda externa, en el modelo que supo defender sus intereses comerciales específicos en la región.

Pero muchos de esos unitarios estaban más interesados en tener porcelana francesa más que ideas francesas y eso queda demostrado firmemente en el estilo de los edificios y a la vez en la mezquindad con la que se constituyo la Nación para unos pocos el más puro Ancient Regime estaba a flor de piel cuando el caudillismo se hacía a la manera conservadora. Donde nadie jamás podría votar porque todos eran “incultos e ignorantes”, parecía que era cierto que Argentino e Ignorante estaban en un círculo interminable.

Sarmiento quería su propio ocaso no porque odiase su propio origen sino porque no le veía valor alguno, los mercachifles porteños, querían vivir de arriba y así vivieron; actualmente así viven. Con esto queremos decir que la gente que hace cosas por la política nacional no suele ser la misma que desde fuera desde la apatía siempre habla de los cambios como molestias, de las reformas como locuras. Alvear y sus descendientes eran esa clase de mercachifles que querían vivir de arriba, por eso el amor hasta el hartazgo por lo extranjero. Esa clase de gente, esa gente que no sabía si era tan mala una invasión francesa o inglesa para terminar, esta clase de personas no son las que específicamente encarna Sarmiento. Por eso Sarmiento es oscuro porque a la vez, no termina de decidir ¿Qué es la civilización? Para empezar y por lo tanto el discurso de la Barbarie se vuelve hasta imposible quimérico. En este momento del capitalismo en plena vigencia del discurso eurocéntrico, las nuevas republicas burguesas, sólo buscan fundar mercados. Sarmiento debería haber pensado que la dicotomía entre la propia Civilización era, ¿Escuela o mercado? Porque la civilización no fue para todos lo mismo, bien sabríamos después que el Estado se fundó solo para la oligarquía la cual necesitaba mercado, moneda y no mucho más. El retraso de la burguesía local para afianzarse; siempre esta burguesía se mostró como era, un germen más en su mayoría completamente cipayo. Por lo cual la oligarquía conservadora demostró que el Estado debía y tenía que ser colonial. Los contenidos universales, sobre bases mal planteadas lo único que generaron fue un vicio que es el instalado de pensar que ser Argentino es tragedia, más cuando en realidad, la única tragedia no era otra sino la de ser colonia y no darse cuenta.  

Todo país tiene criminales curiosos, nuestro prócer es el más curioso. Sarmiento es uno de ellos por excelencia no escapa de lo que es la gran política, ya que no se puede revertir nada de lo que el sanjuanino ha creado. Sarmiento no es como Videla, un idiota más; un pobre inútil al servicio de las más estúpidas ideas un simple enemigo del marxismo y de la subversión que termina diciendo disparates luego de que lo juzgan para alimentar lo peor de lo peor de falta de inteligencia en nuestro país. Sarmiento evitaría la misa, evitaría que lo perdonasen. Entendería eso. La pregunta que debemos hacernos es: ¿Qué es progreso? ¿Stalin hizo a la Unión Soviética avanzar a base de millones de muertes, de regímenes policíacos y transformo continuando una línea el desarrollo de lo que sería una superpotencia? Stalin, ¿era como Sarmiento? Y esta comparación parece trillada, pero tiene su sentido. La guerra con el Paraguay, fue una purga al mejor estilo que otra clases de matanzas a disidentes políticos, ahí esta generación de la que Sarmiento fue entusiasta “libero” al país; por ejemplo de afroamericanos para que los siguientes pobladores no tuvieran el problema del conquistador español, la “mezcla de las sangres”, el cinismo de desangrar a América Latina en guerras intestinas sólo para fundar estancias es algo tan terrible como los cientos de años de explotación en las minas de Potosí. En ese sentido Argentina no fue para nada más generosa que Bolivia, simplemente eliminó en una guerra todo lo que la clase dominante consideró que no servía más. Recordemos que la pasión de sarmiento eran los farmers norteamericanos que conquistaron el oeste, el sueño del “pequeño productor”, que lindo sigue sonando hoy, y que poco cierto cuando nuestro país esta maldito siempre por la presencia vigente de los terratenientes. 

Sarmiento fue presidente teniendo su propia línea en esta interna de pocos hombres, Sarmiento empezó los trenes que serían los signos de entrega según Scalabrini y Ortiz pero a la vez la base de lo que hoy se quiere recuperar como la base del “Alma Nacional” (suena cínico pero si no se entiende el sentido de lo que Sarmiento y se pierde la línea de largo plazo que siempre se reclama pero que se ve fácilmente).

Base lo que Perón nacionalizó. Por lo que Sarmiento es complicado porque Sarmiento es necesario, Miguel Cané por ejemplo es un oligarca más no tiene peso, no se puede responder tan fácil, Sarmiento era parte de lo que es nuestro país por lo tanto es indisoluble de nuestra historia. A diferencia de Roca, Sarmiento no se eternizó en el poder. Tal vez por incompetencia o tal vez por desear otras cosas. Después de doscientos años de lucha, donde la Barbarie terminaba por ser dictadura y la democracia sería la civilización esto esta en el primer discurso de Alfonsín en 1983 ante el congreso de la Nación, ¿Dónde han quedado los contenidos de Sarmiento? Sarmiento es ¿La política sangrienta que hace de la Nación el monopolio de la fuerza? o ¿La universidad enciclopédica que se podrá conocer en una Argentina plenamente democrática? Porque el hombre soñaba con las dos cosas, y sus sueños parecen en todo caso pesadillas luminosas. La respuesta es que al infravalorar a la población de este país sólo quedaba guiarse por los principios de una Nación que se impone verticalmente sobre aquellas personas. El proyecto ha sido este punto, la negación de las mayorías es lo que ha sido parte de la tragedia de Sarmiento. El sueño de Sarmiento es una pesadilla. No obstante gracias a la historia, el despertar es posible. Por suerte, hoy, se puede hoy, quitar lo peor. Y ver lo útil. Sarmiento demostró que la manera de construir en el largo plazo es vencer culturalmente. La identidad es y será la cultura y por lo tanto es una victoria, definitivamente una construcción política.

Sarmiento no es el santo de la tradición liberal, es parte y cómplice de la entrega del país. Pero su caso es trágico de alguna manera es su espíritu el cual debería ser revivido para que nos cuente su historia. El sufre de una locura edípica para con la patria, tanto la sueña tanto la desea que la corrompe. La corrompe y se arranca los ojos. Sarmiento crea la excusa teórica de la matanza de la matanza la ultranza de la tradición en su sueño de la “Argentina Heroica”. Argentina a medias pero Sarmiento vence  a la quimera. Sarmiento mata a sus orígenes para ser, hombre de mundo, cosmopolita. Su madre es una Patria de letras, una patria por inventar. La patria que haría estragos en Lugones, la de la Hora de la Espada. Esa es la patria de Sarmiento la de un nacionalismo romántico, impráctico y severo. Puritano. No obstante Sarmiento se arriesga. Tal vez no tenga un lugar de honor como San Martín que si supo ver en Rosas al país que había ayudado a liberar. Pero Sarmiento intentó por todos los medios mejorar lo que el consideraba que era su país. No fue como los regímenes conservadores subsiguientes donde la podredumbre de los padres se pudría aún más con los hijos. Donde la locura religiosa bendecía dictadores.

No obstante Sarmiento leyó mal la historia, la hizo leer mal la historia y generó una cultura del desprecio a lo propio, la de un genuino etnocentrismo negativo. Del odio a lo merecido. Sarmiento creo un deseo enorme que no tenía medios para ser satisfecho. Lo que termino haciendo era ilustrar la colonia. No obstante gracias a eso, nuestra cultura hoy tiene sus joyas, y sus resistencias a esa postura. Gracias que Sarmiento sembró educación la que sea en el desierto trajo un poco de aire para las futuras masas. Para las clases medias, para las clases medias contradictorias como Sarmiento. Para las clases medias de españoles e italianos que recibieron la dosis justa de la utopía. No obstante esa ilustración venía con malos genes, eugenesia del racismo, el desprecio por el hombre común, la idea de un grupo que sabe.

 Mientras más positivista se volvía el país, más prejuicioso. Mientras más avanzaba el progreso, más duras en las cadenas eran las cosas que Sarmiento no supo ver. Por lo tanto Sarmiento fue un hombre que no se puede leer una sola vez. Sarmiento sembró los hombres que lo maldicen. Y que su cosecha no haya alcanzado su amplitud implica en parte la negación de muchas cosas, una de ellas la revolución social que ayude a exterminar los contenidos más tradicionales de las oligarquías vigentes. El famoso soberano no termina de ser letrado porque no se puede oponer al infame dueño criminal de la tierra. Pero si esta en él si es letrado su deber de destruir todo aquello que lo ha hecho estar postergado y esperar. Sarmiento espera en parte que lo venguen destruyéndolo, Sarmiento necesitan que lo destruyan para que sean los muchos y no un manojo de hombres los que sueñen con un futuro más grande. Creando una nación: más libre, más inclusiva, menos prejuiciosa, más latinoamericana.

La negación de Sarmiento será su superación hay que arrancar la idea, Sarmiento fue derrotado por el mismo Sarmiento. Sarmiento quiso superar a su tiempo y lo logró fue cómplice del fin del caudillismo pero no de una respuesta mayor más política y de más alcance hasta Alem, el país andarían llevando sus babas hasta la abulia, hasta Perón el país estaría oculto en un manto de ideas inventadas y creaciones de hombres como Botana que con Justo y compañía hacían “Fraude Patriótico”; pero claro eso no se podría enseñar en una escuela.

El arrojo las bases de la “Civilización” que aún se revindica de manera colonial, la civilización de los otros.  No es otra sino una nueva civilización con todo lo que ello implica la que termine de expulsar, todo lo que Sarmiento, hubiese odiado. La comodidad, los sectores oligárquicos rentísticos que retrasan al país son lo que queda de ese espíritu que hacía pensar en Argentina como un desierto, son los grandes exportadores indecentes que arrodillan democracias y siembran pesticidas sobre trabajadores sin protección los que configuran hoy el desierto, la barbarie y el despotismo. Los pensamientos religiosos anticuados y sustentados para aliviar la tarea del pensamiento sin muletas, la poco útil consagración al no pensar. Sarmiento es parte de ese argentino que no encuentra su partido pero que tiene voluntad y eso sirve. Sarmiento es ese demonio a negar, ese hombre que se niega a lo colectivo. El que no entiende el sentido de un conjunto. Sarmiento es el que piensa que él tiene la razón y sólo él. Sus rasgos implican contradicción constante. Una sociedad incoherente y dividida.

Sarmiento es un hecho a superar por eso, debemos recordar que su sentido fue destruir. Las tradiciones de la mera naturaleza del vivir de lo que hay, cosa que tan en boga hoy esta de vivir de las rentas y fertilidades del suelo, no era la idea de Sarmiento. Para dar paso a la industria y a la ciencia, Sarmiento mismo jamás pensaría a la Argentina como un pobre granero. Al Sarmiento que hay que echar a las llamas es al de “Conflicto y armonías de Razas en América” y entre tantas otras de sus frases felices:  

"Por lo salvajes de America siento una repugnancia invencible, sin poderlo remediar. Esos canallas no son más que unos Indios asquerosos, a quienes mandaria colgar ahora si reaparecieran. Son unos Indios piojosos, porque así son todos. Incapaces de progresar, su exterminio es providencial y UTIL, SUBLIME Y GRANDE. Se les debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño que tiene ya el odio instintivo al hombre civilizado. "- Sarmiento.

A mi juicio Sarmiento es algo a ser superado de una vez. Es el Sarmiento que nadie quiere ver pero el que vive día a día en los odios xenofóbicos en los retrasos de todo tipo. Para las soluciones de orden global y concreto.

Pero hay otro sarmiento aún más negado por el mundo del Agro, la Santa Iglesia y tantos otros hombres ilustres. Sarmiento esta diciendo que la fuerza de lo industrioso del trabajo, de los hombres en el trabajo es la riqueza de una nación. No simplemente el cultivo extensivo de miles de hectáreas para una ciudadanía de unos pocos miles. La educación popular en su paroxismo, la ecuación populista debe ser un movimiento para aumentar la producción, la acción y la dirección.            
                             
“El poder, la riqueza y la fuerza de una nación dependen de la capacidad industrial, moral e intelectual de los individuos que la componen. Y la educación pública no debe tener otro fin que el aumentar esta fuerza de producción, de acción y de dirección …”
 
Sarmiento Educación Popular.

Por eso para este hombre, como para muchos, el romper con la colonia, y empezar a combatirla desde la escuela es la única base para la verdadera Educación Popular, todo lo demás es invento. Todo lo demás es una severa excusa para no hacer nada. Tanto Hipólito Yrigoyen como otros hombres a lo largo de la historia han entendido que los combates más generosos son en nombre de la Nación en general y tienen un solo reducto a vencer. La ignorancia de la dominación. Sarmiento fue incorregible porque salvó a la Argentina de situaciones más desesperantes y a la vez la sumergió en un destino común para toda la región ser el tren de cola de los Estados Unidos. Gracias a eso, y gracias a otros intentos, la intelectualidad pudo surgir pero surgió de una forma cruenta. Los hijos de Sarmiento deben usar sus armas para terminar de destruir el Golem tan falso y lleno de discursos que se aleja de la historia real y concreta de América Latina y que ha querido hacer siempre de Argentina, algo que encaje en un sistema internacional que es y será básicamente injusto. De Sarmiento hay que aprender que hay que tener pelos en la lengua para actuar, las palabras son como los cañones, cosas útiles para ir ganando las guerras, para sostenerlas y para dejar apartidas a los usurpadores actuales de nuestros dominios. Sea entonces el Sarmiento que al fin puede irse el que nos permite soñar a nosotros para no ser soñados por él, enjaulados por él.

Sea para nosotros, la apertura y nos los bombardeos y las proscripciones.

SARMIENTO

por  JORGE LUIS BORGES 

No lo abruman el mármol y la gloria
Nuestra asidua retórica no lima
Su áspera realidad. Las aclamadas
Fechas de centenarios y de fastos
No hacen que este hombre solitario sea
Menos que un hombre. No es un eco antiguo
Que la cóncava fama multiplica
O, como éste o aquél, un blanco símbolo
Que pueden manejar las dictaduras
Es él. Es el testigo de la patria,
El que ve nuestra infamia y nuestra gloria,
La luz de Mayo y el horror de Rosas
Y el otro horror y los secretos días
Del minucioso porvenir. Es alguien
Que sigue odiando, amando y combatiendo.
Sé que en aquellas albas de setiembre
Que nadie olvidará y que nadie puede
Contar, lo hemos sentido. Su obstinado
Amor quiere salvarnos. Noche y día
Camina entre los hombres, que le pagan
(Porque no ha muerto) su jornal de injurias
O de veneraciones. Abstraído
En su larga visión como en un mágico
Cristal que a un tiempo encierra las tres caras
Del tiempo que es después, antes, ahora,
Sarmiento el soñador sigue soñándonos.

El sueño de Sarmiento es la jaula del argentino de hoy, el mundo desigual que aún no termina de romperse. Este poema abrigado por la “Libertadora” fue la segunda oleada civilizatoria que no tuvo otro fin que la propia destrucción de la clase obrera. El sueño de Sarmiento es el imposible. Por lo tanto para que jugar con un fantasma que apenas tiene rastro en mundo lleno de tecnócratas vacíos que tienen más fe en la publicidad que en otra cosa. Nuestra educación privatizada, nuestra ausencia de motores de pensamiento nacional y nuestra deglución poco crítica de las cosas, son parte de esta enfermedad. Así que debemos repartirnos las culpas muchas veces hemos querido dejar en los que no pueden darse el lujo de abordar los libros y la cultura.  Deben ser hoy los intelectuales actuales quienes nos sueñen y no Sarmiento.  Este hombre es el pasado al cual no se puede volver y no se volverá mientras que se entienda que Sarmiento deseo su ocaso y abriendo escuelas ayuda develar a los muchos que hoy viven la terrible infamia que en ese momento sus contemporáneos cometieron sistemáticamente contra las masas en la República Argentina.    


El hombre ha nacido libre y por doquier se encuentra sujeto con cadenas- Rousseau.

Nuestra cadena es un respeto para hombres que nunca estuvieron a la altura de inventar un porvenir lo suficientemente apto. Hoy como siempre, la pregunta de la historia es… ¿Hasta cuando seguir soñando con Sarmiento?   




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