Ir al contenido principal

Malvinas y una agenda más amplia:

I-

Supongo que algunas cosas se nos pasan de largo. ¿Posibilismo? ¿Chauvinismo? ¿Excesivo dramatismo? ¿Hasta dónde preocuparse? Muchas veces Argentina se debate entre muchos temas muy dramáticos. La cuestión es saber ¿cuáles son los más fundamentales? A lo que se cruza otra cuestión siempre vigente, ¿qué podemos hacer realmente? ¿Dónde quedan la ética y la moral? ¿Dónde queda la correlación de fuerzas?  Existe una verdadera posibilidad de pensar un programa único de acción política. Las tensiones entre los propios sectores, los ajustes con la propia historia nacional, el cuidado del ambiente, la devolución de los recursos naturales y ver cómo podemos hacer para producir más riqueza son algunos de los tópicos que nos suelen llamar a reflexionar. ¿Hasta qué punto nos queda en el medio de una general incomprensión el conocer o el desconocer aquellos puntos? ¿Cuáles son los reclamos a elegir primero? ¿Eso se representa en mayorías fácilmente? ¿Cuánto hay de oportunismo en cierto fracaso de algunas políticas? No se puede estar seguro cien por ciento de aquellas cosas. Aunque cuando de especular se trata tratamos de ser cautelosos para no llevarnos puestos la mayoría de las cosas. La desesperación lleva a pensar que “la causa de uno es la fundamental” y que las otras son basura o falsedades. Es más según el modelo que se use, las jerarquías mismas de las causas lleva a la esencia de los problemas. Ahí se tocan fibras sensibles en política. ¿Qué estamos y qué no estamos dispuestos a sacrificar en nombre de un objetivo? Podríamos decir que esto lleva a muchas preguntas sobre ¿Qué es la democracia? En este sentido podemos saber que el peor enemigo de la democracia es la comodidad, el pensarse profunda porque sí, el pensarse eterna porque sí. El no poder decirse ¿Hay tanto reflexivo? Hay veces que para purificar los debates tiene que haber una serie de mejores observaciones sobre las cosas. ¿Ambientalismo o desigualdad social? ¿Luchas encarnizadas por puntos específicos o divagaciones totales? En todos los sentidos hoy, el “populismo” se usa como la fórmula de estas contradicciones. Apoyos y resistencias no terminar por tener un eje central. En ese punto es donde ponemos las Malvinas en juego. A raíz de un cruce de ideas, se tiene siempre en perspectiva ¿Cuáles son los temas que hoy discute o no la gente? Porque hay que decirlo así hoy en día se piensa en gente en sociedad, no en clases. O mejor dicho si se piensa en clases pero estas no se cruzan de igual manera en todos los temas. ¿Es o no es una estrategia de la clase dominante? Pues claramente que lo es. Lo que no se podría decir es que se reproduce sola porque sí. La cuestión es ver cuán abstracta se vuelven las cosas cuando pasamos de la contradicción a la conspiración. Aunque se pueda decir que la política se precia por el secreto por el control de la información de cómo se obtiene el poder, extremar este sentido puede llevar a contemplación absoluta. La historia no se hace de otra manera que no sea a los tumbos. La manera en que sopesamos estas acciones hasta demuestran como se desenvuelve nuestra ideología en realidad. Entonces sí veremos el choque de los intereses, y empezaremos a decir “qué verdad es teórica” y “qué verdad es política”.

Cómo verdad política debemos reconocer que las mayorías difícilmente hoy puedan aspirar a tener un gran debate si son bombardeadas como lo son por los medios de comunicación, que se van de un lado para el otro desde la anarquía insípida hasta los embates de toda forma y color contra las cosas que no le interesan. En ese sentido debemos ser terminantes, la historia aplasta a los hombres y es una tragedia en movimiento donde la crueldad va de la mano de la indiferencia. En este sentido, las luchas de los seres humanos caminan por ese lado. Hay gente que considera que la Internet es la base de la libertad, o por lo menos la herramienta de la libertad. Otros, lo más estrictamente Marxistas, ven aquella última como una fase más y caduca del mundo, del mundo de la producción y no de otra cosa. Exponen que la libertad es ante todo la lucha por la liberación de la explotación económica. Otros por el contrario no apuestan a estas “perfectibilidades del hombre” creen que el hombre debe vivir ajustadamente reflexionando incluso temiendo de sí, sus críticas suelen ir desde un conservadurismo extraño que se ensaña en que hemos perdido el camino hasta un humanismo que quiere escapar a las redes que han tejido las ciencias humanas. En esos casos discursos como el ecologistas de cómo el simple ritmo de la historia destruye el planeta sin retorno no son un debate menor. Es la destrucción del planeta la que importa. Así podríamos seguir bastante, pero debemos ver que las luchas de la “liberación foucaultianas” están en su época clásica. Nada mejor hoy que pensar que es el individuo el que sopesa qué camino ha de llevar. Allí aparecen cosas como el quehacer pero no de una masa, ni de un destino sino de los individuos sumamente atomizados ante su propia percepción y sumamente despreciados en los grandes conjuntos donde cada vez se pierde más el respeto por ellos en la escala global.

En este sentido debemos ser sensatos. Tenemos que saber que no podemos ser la sociedad perfecta. Tenemos que quietar esa estupidez de nuestra boca de una vez, la falta de una buena excusa teológica no debe nublar nuestro pensamiento. El pensar que las cosas tienen que ir bien como creer que tienen que ir mal son profundos sentimentalismos que se escapan al racionalismo cáustico que dice congelarlo todo. Pero no basta, es imposible no tener prejuicios y no ser neutral. Pero es a la vez más cómodo pensar que nuestras acciones individuales van a tener un impacto porque sí, porque somos importantes porque o algo o alguien nos viene esperando desde el origen de la historia o lo que sea. Es complejo pensar las herramientas que tenemos para digerir gran parte de los problemas que nos asolan como sociedad. Entonces nos valemos de abstracciones fundamentales. El problema es cuando la historia se retrasa. La ideología como la mera especulación es un lugar para perderse como si fuera un bosque. Un bosque interminable donde nada tiene fin, una mera metafísica. Un mero esperar que pensando la magia ocurra. En el medio, la estupidez humana o la locura si se quiere triunfan. La historia universal en eso los argentinos están salvados nunca estuvo a la altura de los soñadores más apasionados sino que despertó en medio de pesadillas que nunca imagino del todo. Weber con su idea de la responsabilidad de político profesional que debe responder en un lugar donde no hay cosas buenas es enfático. Yo creo que Weber es demasiado liberal por lo que su prejuicio nos desvía pero a la vez nos acerca.

Nada de lo fundamental puede ser moralmente bueno. Nada de lo que es parte del reino de la necesidad tiene sentido juzgarse por lo bueno o por lo malo. Nuestra agenda política entonces tosca y abultada a la vez muestra su faz árida. La lucha evoluciona, porque la comunidad entonces debe pelear no sólo porque discute sino cómo y por qué. En este transe las distorsiones son asombrosas. En muchas partes dicen que los intelectuales son responsables de grandes descalabros. Que son ellos los que inspiran las erradas decisiones. ¿Tan fácil es? Quiero creer que no. Tan así que hasta haría el intento de dividir la cuestión aún haciendo pesada en distintos puntos. La cuestión es ¿El argentino? ¿Los argentinos? o ¿La argentina? Obviamente que estos temas son a la vez cruzados y bastardeados con toda fiereza con casi todos. Hasta demuestra el falso “cosmopolitismo” que le queremos dar a nuestro país. La mayoría de los países primero se miran su ombligo y luego el de los demás es parte de vivir en medio de una sociedad que está casi paranoica porque quiere conocerse y conocer.

Tristemente, algunas cosas quedan en el medio. El ponerse a pensar la cuestión la hace compleja. Los países cada uno creen por causa de cómo organiza territorio, población, economía, leyes, geografía y hasta su relación con la naturaleza que de alguna manera está pasando un momento crucial. Siempre el que quiere convencerse que en ese momento lo realmente grave pasa, es el que a la vez cree necesario opinar aunque a veces con su pura palabrería no haga más que dilapidar la gravedad de lo que aún no se ha resuelto. Los términos para pensar lo qué somos no implican para nada que un individuo sea más que otro. Porque si fuera poco, los argentinos, cuando creemos que estamos interpretando la “argentinidad” pensamos que tenemos razón. Otra vez con nuestro ombligo. Tal vez nos juntamos con los que piensan como nosotros y hasta ahí nomás. No hay mucho espacio. Pero la argentinidad es algo demasiado plástico. Sí podemos decir que mientras que los argentinos se piensan como el argentino, profundizan en mitos que viven entre ellos. Desde los más tontos de sí somos los mejores o los peores, cosa que por cierto hace toda sociedad hasta si seremos capaces de vivir en un “país mejor”. ¿Qué hace a un país mejor? ¿Un país más igualitario? ¿Un país donde el “sueño personal” se haga realidad? ¿Un país sin clases? ¿Un mundo sin países? (negación de la propia pregunta por lo nacional) ¿Un mundo donde Argentina sea una potencia? (Exceso de histrionismo que también vive en todas las sociedades)  curiosamente los argentinos como meros depósitos de preferencias nos señalan mil lugares diferentes. Lo que tienen en común es que conviven. Allí piensan si su país puede o no hacer grandes cosas, si es que debe pertenecer o no al Tercer Mundo (casi con complejo de culpa) Aquí es donde muchas veces se ha esperado que la revolución venga desde afuera o que parta desde adentro. Cosa que en la propia “Revolución de Mayo” no está resuelto del todo. Malvinas en ese sentido es un pequeño eslabón en nuestra interpretación de los hechos. Es más puede ser fácil pensar en ella, como sueño de lo que no se puede conseguir. A la vez puede ser algo fácil para odiar a un enemigo. También puede ser un recordatorio de una gran derrota. Puede servir para desengañarnos de las relaciones de fuerzas con los países o de la capacidad de los estados para cuidar a sus individuos. Mientras más buscamos que hay “detrás” de cada cosa empezamos a ver que la construcción de aquello es sumamente complicada.

Por eso cuando los argentinos dicen lo que creen que son las cosas apenas si dicen su versión. Hay tantas argentinas como personas interesadas en ella. Es gracioso entonces ver el recelo entre los historiadores argentinos y extranjeros sobre el propio país. Argentina es parte de un debate de prejuicios. Formas que vienen de allá, formas que vienen de allá que no suelen pegar con el mundo tal cual lo vemos nosotros. Acá se dice que eso tiene carga de dominación. Es cierto, y si no la tuviera tendría carga de resistencia. Todos los argentinos que resisten al “discurso oficial” (nebulosa que no quiere decir más que acuerdo ideológico fundamental de los argentinos; dominantes-dominados). Loso toros argentinos no son redimidos por la historia. La memoria no es un hechizo, la memoria es un ejercicio doloroso de violencia y disciplina. Por eso sacar conclusiones de qué Malvinas es un tema que se puede aislar de las contradicciones nacionales tiene poco sentido. Eso sería tan naif como pensar que la historia de Argentina e Inglaterra tiene un claro sentido. Malvinas es la excusa para pensar sólo una de las aristas del imperialismo. Lo cual nos lleva a pensar por el capitalismo. No por nada, algunos dicen que el reclamo de Malvinas son fuegos artificiales. En el contraluz, muchos dicen que la renuncia no es mala. Ahí es donde la incorrección argentina sale a la luz y muestra la sociedad como lo que es una cosa bien densa.

¿Cuánto tiempo decimos dedicar a buscar la articulación fundamental del país? ¿La queremos saber realmente? ¿Hacia donde nos llevaría ella? Mil mascaras, pura exterioridad le dice a los argentinos que argentina es muchas cosas, entre deseo y represión. Porque argentino puede ser según se ve una maldición, una complejidad una lengua materna, una situación de la cual no sentirse orgulloso. Una merca condición. Pero el nacimiento en una clase social se la podría ver también como un mero accidente como una mera “condición”. ¿Quién decidió nacer rico? Es obvio que el capitalismo se desarrolla geográficamente eso lo olvidamos. Tanto el comercio, como la explotación y las cualidades de cada clima generan un mercado que no está determinado. Pero si reconocemos al capitalismo como una fuerza plástica y agresiva sabremos que se hace con el espacio de manera anárquica y sólo buscando ampliar su ganancia. Nuestra relación con el espacio dice mucho de los argentinos. Editoriales y editoriales comparan al argentino con el japonés. ¿Ahora bien son tan distintos? Pues bien para argumentar debemos decir que sí, entonces diremos que ellos se esfuerzan y nosotros no. Aunque hay miles de personas que viven revolviendo la basura para vivir. Debe ser esforzarse que no de lucro no significa que millones de personas que habitan nuestro suelo no esfuercen. Hay trabajos que la sociedad y el sistema no valora pero existen. Es más para ser graciosos. Argentina vive muy atada a la historia de la Pampa Húmeda tal es así. Que tenemos algo del Japón, la voluntad resoluta pero no ingenua de vivir todos apretados. Curioso pero real hemos vivido apretados a la fuerza. La cuestión es no pensar ya si la ciudad de Buenos Aires y su conurbano no muestran la idea de que despreciamos el espacio sobrante demostrando que si creemos en el desierto y en la extensión sino que en nuestra incorrección tememos que saber que las Malvinas no sería tal vez muy pobladas en caso de ser argentinas. ¡Oh casualidad! No son el primer destino de los ingleses. Hemos considerado tanto al mar argentino como al resto del país como la extensión, parece que la Pampa Húmeda y el Río de la Plata parece que nos bastan. Pero es extraño no es así. Argentina tiene muchas violaciones a su soberanía marítima, no invierte en subsanarlas. ¿Por qué no quiere o no puede? La respuesta es difícil. Nuestros propios mitos nos han forjado hábitos muy fuertes al respecto. Malvinas está flotando sobre ese lugar que los argentinos no suelen pensar el Mar Argentino. Pensar en Malvinas es pensar en el Mar Argentino, es automáticamente duplicar nuestra superficie. ¿Un poco mucho no? Inglaterra dominó al mundo desde el mar. ¿No será hora de re-ver nuestra relación con el mar? Pensar que Malvinas es una “especie de península” (metafóricamente hablando) es un hecho que sí demuestra cuán erráticos somos. Malvinas como isla muestran como no hemos sabido hacernos de nuestro mar. El cual puede dar trabajo y desarrollo al país. El cual tiene una fauna que proteger. ¿Nos olvidamos de las ballenas muertas por pesqueros japoneses? ¿Tan seguro estamos que sólo defendemos nuestra soberanía ahora sólo con las montañas? ¿Qué pasa con el resto? Contaminamos los riachuelos felices, contaminamos las napas con glifosato, contaminamos la tierra próxima a nosotros mismos con basura. Siempre que nos preguntemos por la entrega tenemos que preguntarnos sobre nuestra idea de la propiedad. Así podemos seguir, estas son solo algunas de las observaciones que se pueden dar sobre cómo y por qué no hablar de Malvinas y de nosotros nos lleva a quedarnos sentados pensando en otras cosas.  

Comentarios

Entradas populares de este blog

Crítica a “Las 21 leyes irrefutables de liderazgo” de John C. Maxwell.

II- 1-Ley de tope: La capacidad de la organización está determinada por la capacidad de líder. El líder reclama la gente con más habilidad, y estos reclutan a la gente con la misma capacidad. Suponer este punto como una mera formalidad plantea muchos problemas. La capacidad de un líder puede variar de un momento a otro con formidable rapidez. No es lo mismo un líder de grupos pequeños que uno de grupos grandes. No es lo mismo una mesa chica a una plaza pública. Muchas veces un líder sólo cuenta con el apoyo indeterminado de adeptos que no termina por conocer. Esto es la clave en el espacio público. La potencia de un líder por fuera de una organización se mide por parámetros diferentes. Muchas veces no es la admiración, o la camaradería lo que lleva al poder. Muchas veces es el temor y el respeto, otras una devoción que no tiene mucha relación con quien la genera. Un líder es líder de los suyos y de su contrario. Un líder tiene que forzar a tener un enemigo necesario. El liderazgo sino

Praxis política, organizaciones y democracia:

No hay que ser superficiales. La cuestión de la actividad política tiene que ver con el sistema político en el que se vive, es decir en la democracia de carne y hueso. Hoy en día, Argentina tiene una interesante mezcla de armados políticos. ¿Cómo se hace política? La respuesta es un justo equilibrio entre movilizaciones e instituciones. En este proceso debemos interpretar que la acción es la política es la que puede dinamizar a la sociedad. Transformar a la sociedad depende de la política, los límites de la sociedad a lo largo de la historia tienen que ver con las propias organizaciones políticas. No con una sino con todas. Es decir que a partir de la organización se implementan políticas, con ellas se pueden materializar gran parte de los objetivos que se proponen. Por esto el esfuerzo, el trabajo en la política existe. No existe de por sí una relación que no sea política en todos los procesos de producción de un país, o territorio cualquiera.                                      

General Motors y Waymo disputan el automovil inteligente.

Una parte de las apuestas del futuro inmediato del transporte de pasajeros a nivel mundial tiene que ver con el hecho de que las personas no tengan cada una su automóvil, a la vez una solución más particular que simplemente el uso de transporte público, trenes y colectivos. Estas dos razones sumadas a que el segmento autos es uno de los que más paga impulsan el desarrollo de autos que no necesiten chofer para desplazarse. Justamente porque baja los costos y la manera en que las personas se relacionan con sus coches queda claro que el cambio social será muy importante. Muchos hablan de una cuarta revolución industrial dentro de la share economy. Esto puede que tenga un sentido siendo vista en el largo plazo. Muchas innovaciones ocurrieron y ya muestran que una parte del mercado de autos y de aviones, como otros bienes se manejan por medio de leasing y de los préstamos. Ya no es el ahorro y el ingreso lo que mueve a los que pueden a tener su propio coche, sino que con gastos de capita