Un tipo flaco, tímidon y medio puto conocía una pequeña, si era de corta estatura. Una pequeña deliciosa mujer. Sí deliciosa, podrías haberte metido dos semanas a lamerle la entrepierna. Así era el nivel de salvajada. Pero seamos Light. No se trata acá de hacer gala de esas cosas que no son “literatura”, no soy el escritor del proletariado como mucho del pajero. La vio en su casa cuando le fue abrir.
El sujeto en cuestión se cagaba de calor; era bastante incomodo esperar bajo el rayo del sol. Pero la vida justamente es eso, una cagada. Nadie zafa. Por fin la vio del otro lado de la reja, la olió. La disfruto en su mente. Casi, casi la partía ahí. Pero no. La gente, la moral y una educación que busca reprimir se lo impidieron. Pero si no fuese así, es decir un flaco, tímidon y medio puto, se la partía como un queso. Muchas veces en el relato la gente se tienta por mejorarlo, este no es el caso. La patología acá es pasión; una manera de ser del personaje y su entorno. Nuestra inevitable manera de ser sublimes. La oquedad. Pero si la veías, tenía un culo interesesante. Era para matarla dos veces sin piedad. Para amordazarla. Era un caramelo ácido, una mina a la cual había que verle la ropa interior azul. Si era azul, calzaba perfectamente. No tenía errores de diseño. Una de las formas de ser religioso; es ser miserable. La miseria personal y humana del burgués lo pone en contacto con un posible creador. Quizá no con un gran creador pero con un creador. A ese le preguntamos casi con desdén ¿esta tampoco? ¿No? Obviamente el creador no existe y el silencio no evita seguir tirando de la cuerda.
Sin embargo entre las cosas que solemos pensar. Una cosa nos llama la atención. La mujer no pone nada para que nada no le pase. Frase horrible de leer pero es así. Tiene un pelo negro excelente, hace contraste con un vestido blanco. Esta descalza eso es obvio, claramente el flaco ama mirar los pies de la mujer. Incluso le dice lo buenos que son pero lo mandan a guardar como siempre. El papel de forro no se actúa; se vive. Por algo la gente tiene un destino suelen decir. Era una especie de esqueleto divino, una forma de consagración. No es lo claro ni lo común lo que la hace valer. La miseria propia esta presente cuando se hace de una mujer un cadáver. Eso es lo que puede ser que se nos resalte patente lo extraño que podemos llegar a ser los humanos.
Por parte de este extraño sujeto se tendría por lo menos que haber pajeado. No lo hizo. Una parte de él casi sentimental como dije “medio puto” también se lo impedía. Era un sujeto extraño que veía a una mujer a medida pero que sabía que no iba a tener porque era un cretino. Estas revelaciones no llegan con el tiempo sino que son cotidianas. Parten de nuestra naturaleza odiable y odiosa. Nos muestran como nos podemos ir de quicio. Conforman esa segunda piel, podemos entonces ser bastardeados por nuestros pares. Es masoquismo, hay gente que no se mata, no coje, no fuma, no vive pero no se mata. Entre este grupo esta el degenerado este que no pone mano donde el instinto le lleva porque una especie de voz misteriosa se lo impide. Será la conciencia, puede que sí así es el cúmulo de desgracias que suelen asolar a las personas. Es una vida de error, una manera de aferrarse a la miseria donde la burla y la infamia rodean al sujeto. Este es el deleite divino, una forma más de pensar. La cola de diablo siempre busca un ano donde meterse. Esta metáfora no es café con leche es producto de una forma de vida. Es el error con patas.
Aún así es importante explotar lo propio de la patología. El culto de ella, el pajero o el voyeruista es así, es una forma de Dalí. Una jodida expresión de la locura humana, más allá de su talento. Así se prueba donde esta la virtud de las personas. Este mundo que todo lo condena, ese que llama a los putos y pedófilos a las celdas. Bueno en ese mundo los parias prosperan como llagas. Sí en este mundo, humano y post-moderno. Bueno justamente donde la gente se caracteriza por creerse mucho pero ser miserable. Ahora en contexto, sí, ¿Cuál es el miedo? ¿Qué te digan puto? No lector, no sos puto, sos pajero, sos un asqueroso pajero. Tal vez seas así, tal vez lo seas terriblemente, tal vez ames mirar y mirar a cualquier costo. Esta forma de literatura negra ha de conservarse.
Parias moralistas, parias de todas las clases. El cielo de las letras nos fue cerrado, primero a nuestro padre Sade ahora a nosotros. Hijos míos, sufran, la viuda, la pobre viuda es la más pura vanguardia. Imagínense sobre ella, véanse respirando sobre ella. Sean pornográficos y no lo sean. Sean ambiguos, buenos y malos. En el fondo este es su infierno personal, seguir creyendo que allí existe alguien que no merece tamaña basura. Bueno aquello se les advierte que no todo el mundo es para todos. Algunos sótanos, algunos baños públicos son para pocos. Puede entonces que seas celebre por lo peor del espíritu humano. Puede que seas parte de esa lacra que impide el “progreso humano”, tú existencia prueba eso y mucho más.
Sos un pajero, o lo soy yo o lo es el personaje. Un tipo que mira a una viuda, a una mujer excelente una cosa que le quita, el sueño y la vista, una cosa que le arruina la vida. Es lo que casi se llama amor cuando esta invadido por la racionalidad. Mientras tanto el mundo desde el miedo comenta, no esperan ser felices, no esperan que ser tan pajeros como vos, o como yo o como él. No dirán drogadictos, productos de los fondos sociales. Nos prometerán la idea de que somos la cosecha de lo más detestable, los conservadores nos potenciarán para excluirnos. Aunque la verdad la sabemos, somos lo que somos. No podremos huir. Nuestra infamia se escribe con nuestras lágrimas, semen y sudor. Somos algo así como el cáncer mundial. Nuestro querido amigo es la prueba, eso que hace ruido. ¿No sabe? ¿No quiere? Simplemente vive así, arde a su manera una de las más patéticas pero tan sincera como cualquiera. La vida del enfermo es así, su derrotero su conquistas son así. Tal vez una vida triste y sin futuro, ¿Quién lo niega?, se entierra en la mierda. Come toneladas de ella, su aliento se hace famoso. Su controversia, su culto a la controversia no quita el papel de lo hecho. Sí fama y fortuna, defensa de un mundo y un ideal. Crucifixión familiar, así es la vida del distinto, del paria, forma de decadencia, bien alimentada.
En este mundo donde se sabe de las cosas “buenas” aún hay quienes pensamos que hay que estrangular a la poesía. Hacemos una gala del amor enfermo, una gala de la peor manera de vivir. Una manera en la cual se espera. Es la clave del sujeto este. Ir de un lado a otro pese a ser una vergüenza sabiendo que el objeto es todo lo que vale. La viuda, la mujer, plena de esa perfección que destroza neuronas. Un canto a todos los muertos, una forma condenatoria ideal. Una terapia. Una forma de vivir esas cosas ridículas, una forma de ser un gusano que quiere carne joven. Una sonrisa, una clase de cosa que lo excita tanto física como en su espíritu entre desganado y pervertido que la pone en la cima de eso que llama universo a medias.
Muchos hacen sólo la crítica sobre los otros, prefieren ver por ahí y disparar pocos ha sabido odiarse de verdad. Pocos han sabido ser puros masoquistas. Le digo que si alguien la viese en todo lo que un pobre loco de mierda ve, si alguien pudiese ser condenadamente desesperado, entonces verían eso que veo. Y eso que ve el joven y eso que tal vez un lector igual de desquiciado que nosotros. Pocos nos importa qué haga, donde vaya con quien hable. Sólo sabemos que en nuestra miseria, vivimos porque vive. Estamos en esa clase de planteos que rondan lo peor de lo peor. Nos vestimos con criticas que nos ajustan bien. Sólo pensamos que las espinas diviertan, ¿Qué importan las rosas? ¡Divina miseria! Esta que permite disfrutar del mundo. Divino cuento. Forma en la que conocemos lo peor de nosotros, por medio de los ojos de alguien que dice en forma de condena: “¡Único en su especie!”.
Si único porque dio con la única, con la primera, la escama de la moneda. Esa cosa que hace que el vomito tenga sensación de travesura, siendo una caricia estomacal. Esa sensación de ahogo que es santa, como el olor a muerto eterno en las iglesias. Una forma no tan buena de aceptar la distancia. Siglo XXI, ¿Nos revistes con tu gracia? Sácanos a los vampiros, llénanos de verdad. ¡Treinta ocho de los kilos! En algo mejor que oro. Un error que me hace pensar que los errores son ridículos. Una manera de estrangular el calendario y esperar a la muerte de forma famélica. Una manera de hacer gusanos dulces, un culto a una persona, onanismo al por mayor. Una forma más en el refinamiento de la existencia de vivir.
En medio de la marea negra en el peor de los lugares posibles, el gran contrapunto a la suma de las desgracias, un punto blanco, una forma considerada imposible. La gran viuda, la que quisimos de niña, la que esperamos como epidemia. Nuestra pasión, nuestra devoción, nuestra forma insensible de hacer injusticia a muchas otras mujeres. Bueno, ella como granada en la punta de la nariz es un premio. Premio entre los premios. Injusticia entre las injusticias. Tuvo así todo un día pensando en lo estúpido de la vida y en lo maravilloso de lo caduco frente a la indiferencia.
Nuestra eternidad, es en ella, queridos, miserables, hagamos fila. Sepamos morir en esos pies. Sepamos morir, sepamos reír al borde de sus zapatos. Pensemos que hasta allí somos. Nada más. Es orgullo de la dependencia, eso que hace pasar a todo lo distinto como inicuo. Una existencia que se tira a la basura, un excelente crematorio. Una manera en que la vida fue tan generosa que nos puso el peor de los anzuelos en el mejor de los lugares. ¿Alguien reclama llanto? ¿Alguno pide que lo desentierren? Occidente va a morir. Espero que sea demasiado tarde. Sé que cada día es una forma más de mecanización en una forma extraña una distancia más. Seremos comidos en ese mar de la ignorancia y la indiferencia amigos, producto de este genial sistema. Pero antes, antes de tener el tiro en la frente, expiraremos con un poco de fuerza, ese olor imaginario. Supondremos que más allá se encuentra nuestra razón, lejos de la recurrente forma paranoica.
En parte todo es mentira, pero ella la viuda; no lo duda. No quitará por eso su verdad, no será menos, no se detendrá por ello, nuestro pretendido sentimiento. Nuestra pretendida maldad, somos más felices y miserables gracias a ella. ¡Alabada sea!
P50- ¿Puede existir un sistema sin sacrificios?
La respuesta es que no, por más que busquemos debajo de la corteza de la tierra difícilmente demos con el diamante. Todo sistema tiene un sacrificio por lo menos en el plano de las posibilidades, todos los mundos no pueden convivir. Es decir, seremos libres en cuanto sepamos ir sabiendo sacrificar cosas para mantener otras. No por nada estamos forzados a elegir, la democracia como humanos debería ser si se quiere un “Reino pesimista de la libertad”.
P50- ¿Este es el nombre de su nueva obra?
RR- Claramente. No podemos pensar ya la política con la irresponsabilidad de la modernidad. No podemos poner el idealismo como una pantalla que nos ayude a pasar el rato. Lo que debemos hacer es aprender a tomas las decisiones difíciles, es decir, debemos de dejar de negar la realidad. Y tendremos que concéntranos en buscar resultados tanto dignos como afectivos si es posible. Claro que esta moralización parece carecer de sentido. Una de nuestras paradojas, y la seguirá siendo, es parte de la vida humana. Nuestra manera de pensar el mundo esta condicionada por “esta buena voluntad”. ¿Nuestra manera tendría que ser kantiana? Pretendo que si. Pretendo que hagamos la más responsable crítica de la democracia desde nuestra capacidad y con todo el peso que podamos. Sí, no podemos ser más los niños consentidos del universo si pensamos que hay una posibilidad de vivir de otra manera. Esto no quiere decir otra cosa. Ahí tiene su fin, podría ser una manera difícil de manifestarse, esto es muy cierto pero no menos útil que la actual. Claro si estamos dispuestos a cambiar.
Roberto Romanza nos guía siempre a una posición que pone a lo social como una pregunta y no como una solución. Estamos lejos, la respuesta es no. No podemos acercarnos, estamos en camino de la democracia, es la manera en que debemos pretender andar. No por eso, dejaremos de lado nuestras metas, esto parte de la segunda carga de artillería. ¿Qué sacrificaríamos por ampliar la democracia? ¿Estaremos dispuestos a ello? En el mar de ideas solo el hombre que elije será el que se pueda decir, de juicio, no será sino simple especulador sino que se hará cargo de aquello que lo comprime. ¿Llegaremos a elegir a nuestro amo? Es acaso, la terrible idea de elegir un amo la que aún complica la vida de Occidente. Romanza expone que sí, no hemos hecho la decisión y vamos profundizando en la incertidumbre, viendo y describiendo como se profundiza todo aquello que parece no tener que ver con otra cosa que síntomas y no con soluciones.
La pregunta sigue abierta- ¿Tiene indigestión la democracia? ¿Aún no termina de aceptar lo que le imponen?
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