Alguna vez puede que traten de explicarte alguna realidad por los falsos engaños que solemos disponer hoy. Lo más probable es que no entiendas nada. Una parte de tus dichos solo tendrían sentido si pisas allí donde pasan las cosas.
Cambiar de idea siempre es positivo es producto de una forma de sobrevivir, hay veces que las ideas se estiran por encima mismo de los hombres aunque vale recordarlo sólo es por voluntad de estos últimos de sobrevivir. Mientras algunos suelen decir que es bizarro lo que se escribe desde estos dedos y otros quizás los peores calificados por la historia humana es decir los “lindos” llegan a decir que era una denuncia sobre lo real. Hoy en “Haus” contaremos de eso. Miren, los árboles cubren la casa parodiando la primera vista así pasa cuando se ve a sus habitantes o me pasaba a mí. Una vez pasados ellos, las ideas cambian. Se ve una “casa” enorme de color salmón. Unas ventanas amplias de madera, mucho silencio. Mosquitos omnipresentes molestan tu llegada y la de cualquiera.
Lo importante es que la misma casa te encuentra. Entrás y entendes como la funcionalidad fue determinada. Algunos vivimos en espacios pequeños, apenas podemos distinguir la misma realidad del espacio tal cual es. Así presente, como gran espacio parece algo imposible no utilizarlo, no llenarlo con cosas.
Una obsesión personal tiene este autor por lo amplio y lo espacioso. Claro para quien entienda lo que es un hogar, estas características se sumarán a la educación es decir ese segundo discurso sobre el medio ambiente. Así llegamos a la conclusión, alguna gente no es siquiera como se presenta, hay que buscarla como vive. Vi esta gente vivir, entendí lo que no entendía e incluso pude ver aquello que no podrían resolver. Por eso al final entendí un poco todos los errores, cada uno termina inventando una historia. Recomiendo entonces llegar a la verdad, los hábitats, lo cotidiano ahí el verbo es real.
Sí uno entonces piensa como es, más cuando no se anda presentando y si es posible con gente que conoce desde hace tiempo la cual suele conocerle los caminos. Entonces sí, hay condiciones para que se vea eso que somos, la realidad en la que estamos inmersos la mayor parte de la vida. Yo por eso entré en esa casa y pude ir viendo cada cosa. Cada corte, meandro, silencio. Pude ver toda la vida compilada tal cual fue y no como los que la viven pretenden contarla. Estas cosas que ocurren para mostrarnos quienes somos, son testigo en parte de lo que hemos decidido hacer con nuestra vida realmente.
Entonces sí la vida es un completo acontecer, viaje vi y volví. No me aporto algo fundamental, me juzgaron- “dijeron que me aburría”. Yo en todo caso pensé en el tedio, buscador de la suma del surrealismo tengo por suerte algunas desembocaduras donde todo parece simple, violento tal vez aunque ordinario terminó siendo ese día.
Así es como las personas a veces pierden la magia. Tienen que ser vistas de otra manera y así cuando el sol bajaba, yéndome ante la indiferencia de mis anfitriones en un momento que poco tenía por interesante. Pensé “después de todo, las cosas suelen ser así”. Uno tiene que dejar la puerta de la casa cerrada, si uno va un día, no cambia nada. No puede hacer nada. Así son las casas. Lo peor estaba aquella sentenciada de muerte, un cartel “En venta”, exponía su extinción próxima. Lo cual puede ser bueno, uno tiene que ver que una vez extinto el ecosistema la gente es forzada a cambiar. Lo más probable es que yo no este ahí para cuando todas estas calamidades sobrevengan. Eso no es de temer. No sería la primera vez que me voy de un lugar al cual no puedo volver.
La última imagen fue irme, un feriado de un lugar por un camino, muy finito. Tenía el sol en la cara, veía pasto. Atrás dejé personas, cosas, las cuales había imaginado que serían mías. Triste es aunque no mortal, toda cosa que nos pasa es síntoma no se puede ir más allá. Mientras funciones solo te queda vivir, hacer algo con ello, más allá. Más allá de las paredes, los telones. Por encima de todo lo que se nos presenta depende de nosotros, hay que decidir. ¿Hay que dejarse llevar por el guión? Toda vida es una película bien dirigida aunque no en un género muy optimista, la suerte de “asunto inevitable” es lo que se mantiene.
La casa fue un asunto de esta clase, demasiado concreto para mi gusto. Demasiado real. Cuando se observa lo concreto, desterrando otra vez la imaginación. Ahí uno tiene que ponerse en alerta. Volví a despertar de mi sueño dogmático solo para ver que seguía siendo el mismo. Por eso la cinta sigue, hay que correr para no perder el hilo.
La casa al fin mostró… dijo. Quitó para siempre una patria lejana donde se podría vivir una suerte de utopía. A la hora en un subte pensaba que la vida tenía poco sentido. Era cuestión de verificarlo yendo de casa en casa, revolviendo de tacho en tacho. En un momento se notaría que la mayoría es inercia, pura inercia.
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