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68- ¿Tiene indigestión la democracia?

Sociedad- Pagina 50. “La voz zurda entre las zurdas”. Carlos Pizza. 24 de Enero de 2045.

Solemos pensar que gozamos de una serie de “libertades mínimas”, esta es una de las cuestiones elementales por las que solemos defender las “democracias liberales”, nadie hace mucho para atacar la panacea a todos los problemas. Pese a que los problemas existan en términos liberales son más que nada parte de una concepción o mala interpretación de los particulares. Lo peor no es eso, sino que lo que se funda por sobre ello. La idea de este mundo como el mejor de los posibles, es muy claro que el “dueño” trabaja, y que todo estado ampliado engendra burócratas infernales. Lo interesante es el soldadito promedio que defiende estas ideas, no son los dueños  muchas veces lo que tienen  que perder tiempo difundiendo sus “aciertos”. Ese buen grupo de nutridos campeones, los cuales tienen algunas de las cosas que les han prometido por televisión se muestra conformes de decir que el mundo va bien. Ellos andan supervisando ahora las actividades de los subversivos.  Toda esa gente para ellos que no mira la televisión, esta media loca o simplemente no coincide. Esa derecha café con leche, lleva sólo en el exitismo una fundamentación. “Por algo ganamos”, así se justifican. Nuevamente la economía se la deja de lado y se buscan explicaciones espirituales o sentimentales a los problemas. La pregunta que le pica a la gente como uno, es decir la gente que no le vio el lado bueno.

La ideología del Shopping y el absurdo que lo sostiene busca como blanco todo lo demás. Si todo es absurdo nada va a cambiar. Lo absurdo de la “libertad” es decir (proponer que si hay nihilismo nada se puede construir) justifica cualquier cosa. Parece que nuestra “falta de ingenuidad” nos deja idiotas. Pero expliquemos un poco, no todo puede ser motivo de la risa, se ríe de todo aquello que no sea una forma de verdad. Las buenas maneras hay que mantenerlas, nadie reiría de ver una familia de clase media estadounidense ser ridiculizada y expuesta como la más grande de las porquerías. Eso sería ir en contra del ¿absurdo? Todo lo que se hace es ver; lo extraño, lo nuevo, lo diferente. Aprendemos del país exitoso, hay que discriminar.

Después sino seguiremos planteando un abanico de soluciones impracticables que dirán superar el actual sistema. Nuestra pregunta de mala fe es; ¿Por qué el intelectual no va a fines prácticos y sociales modificando cosas ya posibles antes de llegar al trampolín de la utopía? Esta muy bien hacer maquetas sociales que sean un mundo perfecto, aunque mientras eso no hace mucho por la realidad actual, cosas como alterar el sistema tributario y mejorar la calidad de vida de las personas no creo que estén tan lejos de las mentes. Hay un punto claro, muchas mentes no tienen por objetivo esto. Es decir, muchas veces se hace caso omiso a la realidad cotidiana. Uno puede decir, es más que obvio que el tedio de la realidad cotidiana basta para poder decir pongamos fin a todo. Lo malo es que no creemos desde nuestra editorial que esto tenga el mínimo sentido.

¿Dónde se halla la razón? La idea un poco antigua es que los planes comunistas y socialistas lo que querían parar era la explotación como tal. Tenían su lado utópico pero lo mejor no era eso. Lo mejor que tenían era un plan de lucha. Poco me importa la idea de Marx en cuanto a perfectible, (cosa que el capitalismo no demuestra), me interesa Marx en cuanto a planteo político. Una de las cosas que olvida la burguesía y entre ella la burguesía norteamericana es que la política es más amplia que una reunión de consorcio. Esto parece ser algo difícil de aceptar, la idea que varias versiones de superestructura puedan chocar es parte inevitable de la historia humana. Por ello, no se cuestiona otra cosa que la manera de producir, la manera de distribuir y la manera de ver esas dos cosas.

Ahora entrevistaremos, a uno de los  filósofos actuales que más acusa al sistema de su ineficacia. Con nosotros se entrevisto, Roberto Romanza. El cual desarrolla su idea de democracia anquilosada.

P50- ¿Qué ocurre hoy con la democracia?

RR- Lo que ocurre hoy es simple. La promesa de distribuir poder en la democracia liberal no es muy realista. No podemos avanzar hacia la igualdad y no podemos hacer de los contenidos comunes un capital para construir. Nuestras ideas de progresismo están vacías a la hora de tener que competir con el hedonismo mecánico de las clases dirigentes. La democracia esta dormida, es una suerte de mecanismo, pura elección y no cambios que den a la gente nociones y soberanía sobre lo que pasa sobre su entorno.

Esto lleva a la gente a pensar que la política en sí no funciona, cuando en realidad lo que no se hace es crear en la política una disciplina que sirva para sofisticar el juego de intereses y respuestas.

P50-¿Qué intereses?

RR- Los intereses que deben cundir en una democracia son los que permitan asegurar por un lado un piso mínimo para la población y por el otro con lo restante, la máxima satisfacción de las personas según sus capacidades. Es decir hay que poner acento en lo social como base para una sociedad que pueda decirse sino perfecta, justa de acuerdo a una realidad que tome a los individuos como parte importante del sistema.

Otra cosa es lo que la democracia hoy tiene por intereses.

P50- ¿Cuáles son los intereses actuales?

RR- La democracia suele vaciarse de contenido cuando tiene por fin la simple legalidad del sistema de libre mercado. Ya que esta no es una forma de posibilitar políticas. Los planteos antidemocracia declararían que esto es justamente por la constante ineficiencia de la democracia. Nuestra pregunta debería ser, ¿Podemos hacer algo mejor que ser demócratas? Mi respuesta es no, pero no por el hecho de que no podamos resolver ideas mejores sino porque no somos capaces de darles medios para llegar a esas realidades.

Es decir, la democracia debería ser el espacio vacío por el excelencia donde se de el debate. Para esto hay que defenderla como método y tratar de diversificarla dentro de lo posible siempre y cuando se pueda mantener la funcionalidad. El discurso parece liberal y en parte lo es, ya que partimos de la democracia que tenemos en la mayor parte del mundo que es liberal. La libre organización de intereses y partidos, no debería estar limitada más que en casos extremos. Lo que si podemos saber es que tenemos que poder construir algunas “garantías” por lo menos provisionales. La pelea política como tal es tan desgastante como la ausencia de toda política. Es decir, nuestra sociedad cuando más compleja se hace requiere de planteos cada vez más audaces y a la vez más sutiles para poder funcionar. El sistema democrático debe tender a sofisticarse, buscando llegar a las realidades deseadas lo más rápido posible. Por algo tenemos dudas, estas son parte fundamental del planteo. Rescatemos la idea, podemos tener muchos modelos en competencia, lo que no podemos permitir es la supresión de alguna que otra posibilidad creíble por la simple especulación. Esto solo pasa en la mente intelectual pero no signa a la historia. La política no puede estar digitada por grandes ideas a materializar sino por las ideas que están próximas a ser materiales. Es decir no podemos atorar a la democracia cuestionando si este sistema de por sí es el mejor, esto es una discusión “extra-política”. Lo que se debe hacer es ver con lo que se dispone hoy soluciones para el mayor número de personas.

P50- ¿Cuál es el papel de lo social en la democracia?

RR- Tenemos dos opciones a la hora de responder esto. La primera suponer que la sociedad es una agrupación que sólo debe ser medianamente pacifica. La segunda es pensar que la sociedad es un capital a proteger y un medio de vida. Con esto se quiere decir que la democracia según lo que manifiesto tiene que estar puesta en sentido de lo social. Pero esto no puede quedar a gusto y placer de quien diga ser la sociedad sino que tiene que darse por medio de derechos es decir, mantener algo de los rosseauniano del planteo. Porque si no hacemos eso, solo tenemos por fin una especie de mercado, cosa que hemos seguido desarrollando. Nuestra idea mercantil sin restricciones llevaba al campo de la democracia no creo que pueda hacer algo más que sostener un régimen político liberal y procedimental. Es decir un dominio legal que asegura en la teoría una suerte de igualdad abstracta a la hora de competir. Sabemos que esto no es cierto, sabemos que no podemos esperar que sea pura verdad. Lo difícil es aceptar que la democracia implica una fuerte noción de deber. Deber a toda costa.

P50- ¿Hay un debe ser democrático y un deber serlo contra viento y marea?

RR- Nuestro sentido común pone de manifiesto que deberíamos buscar salvar el pellejo; eso es lo que nos enseñan diariamente. Esto es muy cierto y es hasta entendible. La pregunta es; ¿puede ser esto a largo plazo? La respuesta es no. Lo que sigue es el fatalismo contemporáneo, “Si esto no es posible, entonces hagamos lo que podamos, no hay sentido”. La pregunta entonces es; ¿Hay un precio para nuestra libertad? La respuesta es no. Parece entonces que estamos libres de toda responsabilidad, a lo cual también libramos a los otros. Todo da entender que esto es lo mejor. Nuestra idea sería pensar hasta que punto esto tiene sentido. La burguesía, basada en la autoconciencia esta dispuesta a sacrificar a sus semejantes e incluso a sí misma para construir algo así como el “vacío”. Esto es, no sólo saber de la existencia de un vacío sino hacer un esfuerzo conciente para mantenerlo es decir, intentar por todos los medios de no dar respuestas. Puede que esto fuese un gran camino para el intelectual, no lo dudo, lo que no se si podríamos con sinceridad afirmar es que es un buen camino para el ciudadano. ¿Nuestra conciencia nos dice? No, pero si nuestra inteligencia. Deber, tendría que ser entendido como la tentativa a elegir lo mejor entre los bienes disponibles. Sí dejamos de lado un poco el idealismo y el realismo, ambos como discursos, tendremos la idea de que hay que ser un poco ingenuo. Por lo menos se debe tener si se quiere una democracia; “la buena voluntad de ser democrático”. Nomás que eso. Tiende a ser visto como una simple ingenuidad. Puede que lo sea, estaríamos dejando de especular en pos de un bien social. Estaríamos delegando realmente parte de nuestra independencia hacia una apuesta fuerte por el orden general. Parece raro, lo es. Tanto es, que parece el fin de una manera de pensar que hoy nos domina. En parte es lo que pretendo decir, vivir en la democracia debería ser tender a cooperar muchas veces y con sacrificios.

P50- ¿Puede existir un sistema sin sacrificios?

La respuesta es que no, por más que busquemos debajo de la corteza de la tierra difícilmente demos con el diamante. Todo sistema tiene un sacrificio por lo menos en el plano de las posibilidades, todos los mundos no pueden convivir. Es decir, seremos libres en cuanto sepamos ir sabiendo sacrificar cosas para mantener otras. No por nada estamos forzados a elegir, la democracia como humanos debería ser si se quiere un “Reino pesimista de la libertad”.

P50- ¿Este es el nombre de su nueva obra?
RR- Claramente. No podemos pensar ya la política con la irresponsabilidad de la modernidad. No podemos poner el idealismo como una pantalla que nos ayude a pasar el rato. Lo que debemos hacer es aprender a tomas las decisiones difíciles, es decir, debemos de dejar de negar la realidad. Y tendremos que concéntranos en buscar resultados tanto dignos como afectivos si es posible. Claro que esta moralización parece carecer de sentido. Una de nuestras paradojas, y la seguirá siendo, es parte de la vida humana. Nuestra manera de pensar el mundo esta condicionada por “esta buena voluntad”. ¿Nuestra manera tendría que ser kantiana? Pretendo que si. Pretendo que hagamos la más responsable crítica de la democracia desde nuestra capacidad y con todo el peso que podamos. Sí, no podemos ser más los niños consentidos del universo si pensamos que hay una posibilidad de vivir de otra manera. Esto no quiere decir otra cosa. Ahí tiene su fin, podría ser una manera difícil de manifestarse, esto es muy cierto pero no menos útil que la actual. Claro si estamos dispuestos a cambiar.

Roberto Romanza nos guía siempre a una posición que pone a lo social como una pregunta y no como una solución. Estamos lejos, la respuesta es no. No podemos acercarnos, estamos en camino de la democracia, es la manera en que debemos pretender andar. No por eso, dejaremos de lado nuestras metas, esto parte de la segunda carga de artillería. ¿Qué sacrificaríamos por ampliar la democracia? ¿Estaremos dispuestos a ello? En el mar de ideas solo el hombre que elije será el que se pueda decir, de juicio, no será sino simple especulador sino que se hará cargo de aquello que lo comprime. ¿Llegaremos a elegir a nuestro amo? Es acaso, la terrible idea de elegir un amo la que aún complica la vida de Occidente. Romanza expone que sí, no hemos hecho la decisión y vamos profundizando en la incertidumbre, viendo y describiendo como se profundiza todo aquello que parece no tener que ver con otra cosa que síntomas y no con soluciones.

La pregunta sigue abierta- ¿Tiene indigestión la democracia? ¿Aún no termina de aceptar lo que le imponen?  
   
            

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