No puede haber texto más patético en mi vida que este. Gran parte de vislumbrar lo propio es exponerse a un juicio. Algo así como si pretendiésemos ser capaces de hacernos una autocrítica consecuente a lo que hemos hecho.
De ser cierto lo que dije. Hay una verdad, una simple y llana verdad. La tendencia absurda a asumir una suerte de adoración que sin consecuencias me ha dejado siempre fuera del “buen pensar”. Sí, entonces escribo, es para aclarar y seguir aclarando puntos que parecen que no valen demasiado. Pocas cosas en la vida me han llamado tanto la atención como las mujeres. Más allá de lo sexual y con lo sexual incluido. Concebí como fascinante el hecho de otro, de algo atrayente en ese otro. Eso es obvio a los hombres, por lo menos. Y algunas mujeres no tan desconcertante. Sin embargo sé. Entendí hace tiempo que demasiada reformulación de los mismos temas es un asunto neurótico y dañino. Por eso quería poner una introducción a esa serie de relatos que hice de mujeres. Cada una con su particularidad. Espero en parte que quien los lea, no tenga tanto por visión mi afición al delirio. Sino la muestra de la importancia que le he dado a cada una. Esencialmente porque gracias a ellas, pude en parte hacer conjeturas de la imaginación felices. Estas tienden a diferenciarse de las otras, la autorreferente y la crítica. Si el hecho de la libertad en la creación puede llevarnos a algo mejor. Esto tiene que ser a causa de nuestra sorpresa, fundamentalmente de todo lo encontremos de sorprendente.
La belleza, tiene que ser fijada. De alguna que otra manera. Según la manía del que escribe y si ha encontrado cosa que lo ha llamado a pensar en la belleza. Seguramente esta se halla en mujeres, mujeres comunes. Ellas tienen de por si, un plus valor. Ser medianamente anónimas. Nada es del todo secreto en este mundo pero si por lo menos, ellas son dignas de ser rescatadas del olvido. Porque el olvido para mi esta unido al pánico. Por eso y solo por eso decidí, si bien en forma patética que tuvieran espacio.
Es verdad, no hay mucha realidad en todo esto. Pero eso resume mis ilusiones. Parte de las relaciones mismas que imagine. Al final hay que ser tributario de aquello que nos hace vivir aunque sea un poco. De la manera más simple y más llana.
No las tuve pero las imagine y eso ¿sería “suficiente”?. Aceptemos que no. Pero ello ha servido en parte para que fueran textos. Son mi pequeño capital como “experiencia” esto no suma demasiado pero si es una buena explicación. Una explicación razonable.
Como fin de un acto autocompasivo. Pongo de relieve finalmente que mis propias miserias son las que me han causado problemas y no ellas particularmente. Esto me vale como redención y descanso. Cerrando un ciclo.
Pero… eso no es parte de la creación de todos aquellos relatos. Sino que aquellos eran parte de proyectos narrativos que truncos dejaron aquellas imágenes que no eran mucho más que una hoja. La cuales ahora pueden ser leídas por quien quiera.
Se ve entonces la importancia que siempre le doy a la emoción y al impacto en todo lo escribo más allá de las cuestión formal. Mucha felicidad generó al momento de ser hechas cada una de ellas y por eso quise aclarar su origen. La escultura terminada tiene un valor. Y de esto quise dejar constancia.
Comentarios
Publicar un comentario