Hay que decir que los días de calor no son ideales. Se puede decir que más está recordarlo, hasta se puede negarlo, se puede viajar en el subte que tiene que ser más caro y que no va ser gratis. Pero bueno, es parte de la vida aquí. Se puede bajarse de ahí ver el Congreso. Puede distinguirse su arquitectura sin inmutarse puede dudarse del talento para vivir. Puede seguirse sin vida a todas partes. Puede irse y venir. Puede sentirse sin sentido o se puede sentir calor. También se si lo piensa y uno se mira los pies y siente el dolor en la punta de sus manos puede llegar a suponerse que después de todo uno se puede sentirse estúpido.
Por eso el cagarse del calor es un arte que solo puede ser superado por el estar aburrido por el saber que no hay mucho por hacer. ¿Qué hay para los mediocres? Ni más ni menos que el mundo. Así es el calor y ver que uno se equivoca en lo elemental en un cartel de una película. ¿Qué más se puede pedir? ¿Se quiere imaginar algo más? Acá esta la plaza del congreso que es muy grande a un lado esta la Universidad de las Madres y del otro el cine Gaumont. Adentro fresco, afuera un infierno. Mientras tanto, pasar dos veces por una librería. Mirar los títulos y seguir. Saber que nunca se tendrá el dinero suficiente para comprar todos los libros. Segundo saber que nunca se tendrá el talento suficiente para escribir algo que dure en las librerías. Tercero saber que seguramente se leyó demasiado poco. Este es un mundo tirano y las cosas se nos escapan de las manos. Además como estaba hablando uno es mediocre. Demasiado, hasta casi termina siendo una especie de nebulosa romántica que es linda porque no dice nada, como un escupitajo que fuese mezclado con mucha pero mucha sal.
Ante estas cosas poco se puede decir, se puede pensar en todo caso que hay salvación pero en realidad es algo ridículo. El propio libro que uno compra ese día es rematad de una manera genial, el fuego se lleva todo, y con él se va el mundo. La sombra de la muerte es tanto más larga que el brillo de la vida. Antiguos dioses muertos, el culto de la muerte, es desprecio del cuerpo por los infelices que nada saben hacer. La marginalidad a flor de piel y todos dorados sin duda por el calor que tiene por virtud ser inclemente y letal. Por esta razón este viaje por el rechazo del cristianismo recién empezaría pero eso es lo de menos. Las verdaderas ganas están en contar otras cosas.
Miren que uno puede quedar perplejo de le propia vida incluso en la mediocridad como si siempre se detuviese uno a ver una pared manchada y sin respuesta fuera una y otra vez. Eso no es talento alguno, es casi un griterío visual sin sentido, sin principio y sin fin. Acá no hay amor a las letras ni sé si a la vida. Tiene ese tinte un poco desteñido. Tenía un paquete cerrado con cinta scotch. No tengo ese hábito de contar cosas emocionantes, un cuadrado sobre un cuadrado aún más grande ese es mi estilo.
Entonces bien paso el tiempo y camino y veo el libro que quería volver a comprar. Lo compre, salí y me volví a congelar. Leer la historia de Roma te salva un verano. Así por suerte muchos, han escrito sobre Roma. Eso equivale varios veranos, uno vive cien años, la educación es fácil. Por eso cuando se lo piensa, el tiempo pasa con una velocidad asombrosa en medio de la espera, estaba como siempre George Vidal destrozando a alguien. En este caso a los críticos literarios. Es gracioso Vidal es muy bueno, yo soy un anti-americano de cuarta. Solamente me gustan sus escritores tengo más escritores yanquis que argentinos y no me siento del todo mal. Pero para decir la verdad tengo más escritores yanquis que argentinos traducidos, ergo me gustan los libros traducidos no Capote, no Bukowski, no Vidal. Debe ser que mi olfato literario mi preciosismo es nulo. Eso me gusta me deja leer en paz, si supiera todo lo malo que tienen todos simplemente sería un crítico burocrático y homologado por la ISO 9001.
No soy un personaje bastante deslucido, eso es mejor. A uno le pica la punta del pene, se la rasca a nadie le importa. Entonces si se puede decir que cuando una era como esta que no permite que plagies a alguien que vale la pena te deja escribir una mierda ¿qué hace uno? le sigue la corriente al cowboy deslucido de Bono un multimillonario irlandés y escribe su mierda. Con todo prefiero al café irlandés con whisky y a Oscar Wilde que es irlandés pero habla inglés, en fin contradicciones. No me cambia.
La cuestión es que porque había llamado por teléfono y arregle alguien iba a caer. Cuestión que llegado el tiempo, pasado ya, todo esta dicho, no hay una gran guerra por avisar eso pasa todos los días espere hasta diez minutos más tarde. ¡Cuanta ansiedad cuando se quiere ver realmente a alguien! Y luego apareció. Uno siempre cuando ve a alguien tiene algunas maneras estúpidas de comportarse. A veces uno se queda mirando y piensa que si ha reconocido a esa persona de una vez por todas. Uno se sorprende un poco con los cambios pero asume al fin que naturalmente esa persona, sí esa persona es la que uno conocer. Demasiado paranoico. Cuando uno además tiene alguna que otra carga emotiva cosa va para peor. La gente se pasa muchas veces pensando mucho tiempo en otras personas por lo que al final las razones de ser tanta memoria o preparativo se van disolviendo. Las sorpresas poco duran en el mundo de hoy.
Las sorpresas se disuelven progresivamente. En eso consiste una serie de hechizos que no tienen fin alguno que sorprenden que quieran durar. Por eso no soy de las personas que dicen que tienen buen gusto pero si que tienen gusto personal lo cual vale tantas críticas cruzadas que uno puede morir por fuego amigo. Si fuera Fogwill le podría onda. Porque Fogwill, le ponía onda se hacía el loco. Vidal por ejemplo odiaba a Borges pero lo odiaba en serio y decía que hacía cuentitos que no tenía las pelotas para hacer una novela, y alguien que no hace una novela. ¿Puede ser un escritor? Está tan loco como Borges pero sin Bioy. Sin embargo todo esto es un asunto menor. Tiene que serlo y hasta el final es necesario que uno se olvide mientras se quema los ojos. Bien quemados tienen que estar. A todo esto ya que me voy por las ramas. Cosa común en que apenas habla y no sabe escribir. Tenía unas zapatillas verdes sin cordones. Estaban bastante nuevas, y las mire bastante el verde era un buen tono. Pero el verde tal cual les quiero decir es difícil de describir por lo que obviaré el intento. Sus piernas no se, son lindas, eso es lo que pasa como dice cuando uno se pone a mirar demasiado a alguien. La cuestión de la piel olivácea hasta el punto de la desesperación. La voz ligeramente más finita.
La gran diferencia entre la vida de las personas que les cae bien alguien y no desesperan en abalanzarse y las personas que se abalanzan supongo que es la conversación. En cierto punto es de lo más patético que puedo imaginar y eso me divierte. Me divierte demasiado. Me divierte hasta pensar que jamás debería haberme dedicado a escribir. Pero en fin hace calor, y yo caminaba por Callao. Esta calle es un infierno y chivo con una remera negra. Un placer total. Tengo el recopilado de miles de datos útiles e inútiles al mismo tiempo pero sé que olvidaré. Este es uno de esos encuentros fugaces que son la sal en la tierra para la gente extraña y freak. Es decir gente que como dije tiene dudas y una pasión grafómana sin fin. Por esta razón en una era de conformismo y drones espero que el respeto a una serie detalles como una vez o fingir a la búsqueda del tiempo perdido sea una cosa medianamente relevante. Sí vamos hacia atrás donde todo es más feliz y éramos inocentes. No sé, no es misión en la vida resolverlo. Porque yo profiero seguir con la grafomanía de horas y horas. Como las siempre vitales ganas de sacudirla por la espalda. Siempre tan plástica para serlo. Tiene que pasar así, es pare de la existencia. Tiene que tener su entretenimiento, así de ha de pasar el tiempo y cambiar para decidir quienes somos. ¡Divina farsa! Pero bueno jamás un escéptico es popular o es mentiroso.
Estas gracias no tienen fin. Pero por eso mismo he vuelto a las andadas como siempre escribiendo y escribiendo sin parar. Algo malo tiene que haber al final todo es improductividad estéril. Lo malo y lo peor, lo más malo de todo. Así se tiene que llegar a un buen escrito, “jugar con las palabras” cuando se tiene tiempo y se puede estar en pedo. ¿No es una bella imagen? Creo que sí, lo es. Lo tiene que ser. Por eso en ese día en medio de los bazares que lugares menos propicios para obtener una idea de lo homogéneo y de lo poético con su bizarra producción en serie. Bueno ahí estaba en medio de la infidelidad existencial entre un plato de plástico y un de chapa. Esta creo que fue la única vez en mi vida que creí que tenía sentido aquello tal cual si uno corriese en medio de un alto maizal que diese a un precipicio para caer y romperse el cuello. Ella lo necesitaba era suficiente, cero drama, hasta aprendí a apreciar el plato de lata.
Por esta razón, al fin el plato fue comprado. Todo un suceso, es parte de la manera en que la gente se organiza después de todo el mundo depende que las cosas estén donde deben ya sea que se este conquistando Persia o yendo de campamento la estrategia es crucial. Tiene que serlo hay mucho que perder. Así que al fin, plato cargado, el caminar llevaba por la Avenida Santa
Es cierto que cuando estábamos por Scalabrini Ortiz, un trecho interesante si se sabe que se inició en Congreso, estaba con cierto aire nostálgico. Me gusta disfrutar de sentirme atontado como una imagen que disfruto. Es parte de un mero rito casi estúpido y por eso lo mantengo. Lo tengo que mantener, hasta el último de los días. Como escribir que he escrito bastante desde los quince y sigue siendo malo. Seguirá siendo malo y no hay nada que temer. Hasta podría ser “cursi” da igual. Tener un tempo de buenos sirve para la gente que quiere leer, que quiere hacer “sacrificios” inmolar. Yo prefiero que se dude de mí que se diga que soy un mozo sin talento o sin ganas.
La cuestión es que al fin deseaba ser como un asqueroso e impúdico chicle como eso que se tiene que pegar y no despegar a menos que se lo combata. Era un día de calor y miraba una plaza. Ella estaba esplendida es una buena palabra. Era de la única cosa de la que no me podría quejar de todo el recorrido. Siempre fui un lisonjero de primera. Ante esto no me puedo quejar. Era parte de un solo viaje. Era disfrutable. Me puse a pensar en sus piernas eran indiscutiblemente únicas era una cosa surrealista uno estaba en una vereda sentado en un cordón, poco importaba. Eso es lo lindo se puede escribir sin sentirse especial. Creo que la voz y sus modos de hablar me suenan como un eco. Me recuerdan, me hacen gustar más es parte de una manera de creer en un rito. Tiene esa cosa que se puede disfrutar, no lo digo yo. Que con las mujeres los hombres suelen decir estar cosas peor o mejor manera sin duda. No estoy solo en esto. No me interesa.
Pero puedo decir que para cuando la deje en el subte al final de este monologo sin sentido estaba feliz, este relato tiene mucho de chico. Tiene mucho de extraño, tiene mucho de recuerdo, era pasar un rato para tener en la mente todos los otros momentos. Así son las cosas a veces sin explicación sin emoción extremas hundidas en el calor, rozando un desgraciado aburrimiento. Aunque a la vez son desafiantes, me gusta que lo humano emocione y que precisamente al final cuando me di vuelta y vi que se iba. Me di cuenta que era una gran mujer y que yo escribía muy mal pero que su cara y todo lo que portaba gracias a su columna era genial. Sin buenas palabras me quede pero eso me importa poco. Esta vez me importa poco no quiero impresionar a nadie, sé que no pasa. Tan sólo me gustaría que alguien la recordara mejor. Yo no sé escribir pero lo experimente ojala alguien domine el artificio y escriba bien a mí no me fue tan así.
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