I-
Podemos decir muchas cosas de las ya siempre dichas sobre la Iglesia Católica pero vale
siempre recordarlas. Primero, son parte de una organización que esta
fundamentalmente en contra del cambio social, segundo por consiguiente si
demonizarla más que otras instituciones dentro de nuestra sociedad tienen
intereses demasiado particulares, tercero sin lugar a dudas usan golpes bajos
de toda clase de moralinas que en otros contextos se acusarían de relatos,
mentiras, exageraciones, autoritarismo o lo que fuere.
Sepamos de quienes hablamos. Hoy en día, lo que vemos es que
son los feudos provinciales donde la
Iglesia funciona como una maquina de devorar subsidios y es
allí donde sus tesis reaccionarias están a flor de piel. Enquistados en todo el
sistema educativo, única garantía de su supervivencia como “mayoritarios” si
cabe esta idea, la secularización de la sociedad argentina está incompleta.
¿Importa volverlo a decir? Precisamente en esto andamos. Curiosamente, en un
país donde se levantan todas las baldosas para saber qué es lo que está pasando
la Iglesia
aún goza de muchas prerrogativas. En este sentido vale la pena señalar que sólo
es ella la que desde la “Fe” aconseja al Estado Argentino. ¿Qué país serio toma
en “serio” a estas declaraciones? En todas partes del mundo, lo reaccionario,
lo delirante, el “creacionismo” viene de la mano de los iluminados prelados de
siempre. Sus críticas son funcionales a otros sectores del establishment. Ya no
se trata siquiera de re-pensar qué tienen o no qué hacer en torno a los
verdaderos problemas de la sociedad. Reaccionarios inútiles en toda forma y
sentido, sus declaraciones sólo recuerden qué cómodo es tener una moral
impracticable tanto adentro como afuera de su institución. No abogar
directamente por la violencia de género, y no abogar por otras luchas como la
defensa de los pueblos originarios es algo que a la Iglesia , le queda cómodo,
unas porque tiene que responder a cierto modelo de familia, y otros porque son
infieles, y los no “catequizados”,
directamente no importan.
Nos hace bien tener en cuenta el papel permanente de la Iglesia en la vida de la
sociedad para poder y saber combatir el atraso en todas sus formas. No es que
accidentalmente la Iglesia
está en contra puntualmente de muchas cosas, sino que son decididos defensores
del Proceso, negacionistas del avance científico, defensores de principios anticuados
y se enquistan en sus propias instituciones pagas y subsidiadas siendo
funcionales claro a un clasismo inmaculado.
Ahora podemos ver que la suerte está de su lado. Pueden
seguir recaudando a diestra y siniestra y pueden forma parte de ese escándalo
que son las provincias donde supuestamente existen feudos. Debe ser por eso,
que la Iglesia ,
amante del medievalismo y del feudalismo siempre mira hacia “la Rosada ” y no mira dentro de las provincias. Ante
tal gracia nos preguntamos si sinceramente, muchas veces la Iglesia no es el gran
olvidado a la hora de ajustar cuentas.
Claro que sería excesivo decir que tienen toda la culpa,
esta es la frase y la manera en que se excusan automáticamente pero tenemos
severas y buenas razones que están a favor de que en realidad ellos contribuyan
con gusto a mantener su papel oscurantista. Solamente pueden sobrevivir adaptándose
o negando la evolución de la sociedad. Lo que tenemos que entender es que básicamente
la sociedad mejora cuando la iglesia deja de tener injerencia en la vida social
y no al revés. Siendo esto así se hace evidente que las declaraciones vacías y
para peor que forman parte de una debilidad en un sistema educativo que tiene
que tener puntos claros en la democracia. No en la democracia donde la Iglesia puede hacer lo que
quiere. Es muy curioso y repetitivo que la Iglesia si puede decir qué sociedad quiere pero
la sociedad no puede decir qué “iglesia”
quiere.
Poco importa si tienen o no más presencia social y barrial
si después de todo la Iglesia
misma es la que defiende las jerarquías y justamente son sus propios fieles los
que no saben como cambiar ese “detalle”. Desde la defensa de todos los
argentinos, los que no creen y los que creen en otras cosas deberíamos tener
muy en cuenta lo que son estas declaraciones. Muchas veces viciadas, y muchas
veces conforme a principios absurdos.
Forma parte del desarrollo de la conciencia política entender
sin medias tintas que se de discute toda una serie de principios ideológicos. El
primero de ellos, sin duda es el derecho a ser ciudadano y no tener por qué
aceptar como un factor de poder un credo que no tiene nada que ver con el papel
de la vida de los ciudadanos cívicamente y que si se hiciera un partido político
seguramente tendría un desempeño mediocre. Ahora bien sí no niega su poder de
lobby en los poderes establecidos es decir, que sí busca infiltrarse en los
poderes existentes y a nivel provincial hace de “venta de votos” en medio de un resabio de moral puritana. Si no
fuera porque el miedo y la mediocridad es lo que los mueve habría que sospechar
de qué clase de personas estamos hablando.
“Bandos
irreconciliables”, podríamos citar a la Guerra Civil Española y a la Revolución Mexicana
como muestra de algunos de los conflictos en los que la Iglesia toma partido por
el carácter reaccionario. Como buena secundadota de dictaduras como tantas
otras instituciones. Después de todo su “reino” en parte son “legislaciones civiles” laxas y no la
defensa ante el abuso de la autoridad. Por esta razón, podría ser imposible no
pensar en qué pasa hoy. La Iglesia
tiene muchos foros, universidades, radios y otras expresiones de la vida
cultural que nada tienen que temer al 7D, tampoco nada tienen que temer a los
juicios a los Genocidas ya que la
Iglesia no perdió un solo centavo en este proceso bastante
doloroso pero necesario de entender lo que es un “Estado Terrorista” y considerando que si tomamos la dictadura de
Onganía, la implicación de la dictadura desde el 60´ en adelante llega a ser
tan explicita que se la podría tomar como una de las herramientas clave del
paraguas donde lo que sería la defensa hemisférica. ¿Acaso las Iglesias fueron
perseguidas en forma deliberadas en las últimas leyes civiles? La respuesta es
un rotundo no, son sólo derechos que cualquier liberal bien pensante debería
aceptar, ya que menos que su enunciación, ya que muchas veces no se cumplen, léase:
“Ley de Educación Sexual Integral”,
por eso casi irrita la idea de que se dice que se defienden derechos de por sí.
Gracias a las formas paupérrimas e inútiles de cierto cultivo de actitudes
sociales por parte de la
Iglesia podemos entender cuán lejos estamos que muchas leyes
sean tomadas como signos del Apocalipsis más que lo que son respuestas a una
realidad concreta.
Una “Iglesia” que le gusta rezar por la paz pero le cuesta
condenar la guerra, una iglesia que le gusta condenar los “socialismos” pero le
cuesta demasiado condenar las exorbitantes ganancias de los sectores
concentrados, una Iglesia que pide por el trabajo pero no quiere saber de
democracia sindical y de justas retribuciones. Una Iglesia que reza por la Patria pero no se ocupa
defenderla en todos los foros posibles, que no le pide a sus hermanos católicos
ingleses que intercedan en la cuestión Malvinas pidiendo por el fin del
imperialismo. Así es fácil ser católico. Católicos para condenar pero con un
ojo en la Realpolitik
para el resto de sus actividades.
Es tan grosero esto, tan oneroso que un periodismo
independiente que ha criticado casi todo lo hecho no ha querido ver las
relaciones Iglesia-Estado. Este olvido es caro a periodistas como Lanata, a
columnistas como Pagni y a editorialistas como Mitre, que se jactan de que
decir: “Marxista” y “Judíos” son males menores y que nadie les tiene qué decir
qué decir pero creen que otros periodistas llaman a la violencia colectiva. Estas
afirmaciones parecen ser parte de una idea ya abigarrada del mal gusto. Una
Iglesia que no puede llamar al “hermano” Blaquier al arrepentimiento y
confesando de una vez hacer más ágil el proceso y que no saca extensas y
precisas cartas exhortando a la entrega de los torturadores por propia voluntad
es una Iglesia apática ante la idea de juicios. ¿Quién mejor que la Iglesia para ayudar a
reconfortar a los dictadores como Videla para que encuentren su camino a la
salvación? Solamente manejándonos con su cinismo maniqueo podemos llegar a
entender los gajes de la administración del “Santo Oficio”. Por estas razones, tenemos que ser los que formamos
parte de la sociedad quienes tengamos una buena respuesta a aquellos que creen
en la frase “Religión o Muerte” pero
niegan el “Patria o muerte”,
solamente la psicosis y cuantas tesis delirantes pueden creer que no forman
parte de un espectro curioso del autoritarismo. Para mejor, la lucha contra la
perfección moral no viene de las mismas cúpulas, si ellas entregan los datos
necesarios, los juicios serán más cortos y más convincentes. Su colaboracionismo
activo en mantener la teoría de los dos demonios pero a la vez mantener la idea
de la independencia del poder judicial que no es más que mantener el poder
judicial del Proceso no es más que la muestra de la idea de la mediocridad
intelectual. Para peor toman de idiotas a los propios creyentes, si la Iglesia no tiene prestigio
hoy no es por su persecución sino porque la gente la ve menos necesaria en su
vida, y a la vez porque nada hace por mejorar.
La comodidad de ser un árbitro de quien es parte de los
conflictos sociales, el hecho de huir de debates frente a la ciencia y no
aceptar que son sólo una parte de la sociedad es parte de lo que termina por
ser el ridículo que hoy se sigue cultivando en la Argentina.
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