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¿Cómo ser un intelectual a la manera marginal?


No tengo idea de bien que podría llamarse hoy en el auge de la tecnocracia academia. ¿Será el lector veloz o el que sólo cosecha diez, tras diez? Cosas que apenas podemos dilucidad fácilmente. Por otra parte sabemos de la cárcel que sufre quien tiene que sufrir quien defiende su plaza en el mundo de la cultura. Es triste pensarlo pero en realidad en una realidad de pensamiento que es caos, la gran Iglesia de la homologación crea herejes a cada rato. ¿A qué viene entonces pregunta tan idiota? Cosa que se podría preguntar con suma integridad un forista. Bueno a ganas de molestar como siempre saben.

Para la casta que conoces las teorías de la no propiedad intelectual, debería simpatizar con la incubación de estos seres. Creados como bonsáis o grandes principios de basalto del fondo de la sociedad, los intelectuales a la manera marginal seguirán existiendo mientras más se perfeccione el saber oficial. Pero… ¿Qué demonios es el saber oficial? Es una frontera del poder sin duda. Y… ¿qué es el margen? La zona de contacto entre el pecado y la santa tierra de los buenos pensamientos. Porque en todas partes. Los supuestos, “críticos” dicen que hay gurues. Lo que en realidad no se presenta es la posibilidad de disputar las grandes preguntas. Preguntas que parecen reservadas a las grandes mentes que sólo pueden ser resueltas por ellos. Sin duda que hay maldad suma en pensar así. Es la parte del conocimiento que revela cuanta latencia, cuanta represión y cuanta ingenuidad existe en todo aquel que quiere conocer. Conocer algo nuevo en parte es inventarlo. Y para eso hay que creer saber, para eso justamente hay que ser muy joven y para ser muy joven hay que tener poca experiencia; poro justamente eso es lo que no se puede. Por lo que para ser joven hay que destruir. Para destruir sin duda que se necesita conocer pero en un momento clave hay que salir con los martillos todos dados a la consecución del triste objetivo de pensar cosas nuevas.

La asquerosa manera de negar el progreso del pensamiento el cual, es una de las piedras fundamentales para seguir en el engaño de la sociedad en la que vivimos se basa en que nuestras ideas, no tuviesen nada que ver con nosotros. Conocer al hombre es en parte destripar su lenguaje, porque allí anida todo lo que dice que es también sentimiento y no solo deseo ciego o pulsión. Tan común es pensar que amor tiene significado cuando en realidad si queremos especular, es decir jugar bien propiamente con espejos, debemos buscar simplemente significantes. Como una paradoja la acción vacía intelectual proviene justamente de un agente que no puede decir su causa pero ama decir su efecto.

¿Qué se quiere decir con efecto? Que sí podemos decir que los intelectuales paren ideas, pero no sabemos nunca bien con qué ideas previas se acostaron. Que lengua, los permitió y en que orgía intelectual se habían metido. La naturaleza humana es por lo tanto inexplicable como tal, si es en parte digerible, en parte utilizable gracias a los discursos. Cuando el hombre parece ser inútil surgen nuevas ideas que lo vuelven a aprovechar. Con justa razón esto es lo que pasa hoy con la intelectualidad, hoy mismo por una voluntad hasta ideológica, no se puede crear una gran ruptura. Así el sistema se mantiene, el intelectual postmoderno, puede ser visto como un intelectual escindido de los objetos de sus ideas, un hombre que se abre a miles de posibilidades. O también puede ser considerado como un simple tecnócrata mecanicista.

Ahora bien para no escapar al título. Lo que quiero decir es que algunos tristes personajes que no están en la industria del saber aún hacen esa tarea tal vez pequeño burguesa que antes se llamaba libre pensamiento. Estas cosas, ustedes saben tienen impacto en el mundo de lo regular. Casi hasta el hartazgo. Casi será porque la industria agota las ideas existentes y luego llega a su propia crisis. Ideológica y psicológica, y empieza a pedir rasgos propios del cesarismo para librarse de su estancamiento. Y por eso cualquiera, cualquiera que haya afuera, no haya tenido la suerte de estar con ellos de comer con ellos, de saber con ellos. Por eso, mismo una suerte de maldición de poesía.

Se compran al autor, y lo leen, entrando en éxtasis ¿cómo no pudimos verlo? La moda paranoica del mundo del pensamiento se repite, no se tiene una buena idea de un por qué. Por eso tan en juego esta en lenguaje como si fuese este una verdadera razón de un existir. No se entiende que en realidad, el lenguaje es una abstracción que tiene que servir para modificar las realidades sociales y materiales que fundan nuestra manera de estar aquí. El autor marginal es marginal no por estar dotado de otra verbalizad sino por estar dado a otra actividad, solamente cuando entendemos lo que es la actividad como producción podemos entender el valor práctico y no simplemente abstracto de las revoluciones del pensamiento actual. Por eso cuando el intelectual marginal disputa este espacio con la academia lo tiene que hacer desde la culpa, la cual siempre carga con la trascendencia. Podríamos decir que quien sabe que no hay espacio para desenvolverse plenamente con un dios no por eso, debería tener menos posibilidades de desenvolverse como un productor incluso de un dios. El místico y el profeta en sus momentos fueron los que hacían posible esta relación tan pegajosamente despareja. La religión puede ser vista como la cuestión de dios. La producción de dios, lo mismo podríamos decir del hombre y del mundo. Pero para no caer en la pura trivialidad deberíamos a la vez decir que si el lenguaje es nuestro límite como individuos. Es porque el lenguaje como buena construcción de la burguesía solo representa nuestra libertad abstracta mientras que nuestra actividad nuestra libertad concreta. El intelectual y más el marginal logra invertir los términos, no haciendo libertad de la palabra, sino haciendo palabra de libertad porque trabaja efectivamente sobre la palabra.

¿Por qué en entonces salir a defender al sujeto? Al sujeto no se lo ha defendido propiamente nunca. Desde el cristianismo develar al hombre ha sido reescribirlo. Por lo tanto ¿qué es el margen? El margen no es un sujeto alternativo sino el error mismo en la reproducción del sistema. Cada error, como suma contiene la alternativa. No es que los otros sujetos son los que entran a la voz universal y emiten como si fueran el hombre blanco europeo. Lo que pasa es que efectivamente el hombre blanco europeo ya no se produce a sí mismo, ya no hay un movimiento totalizador de este discurso del hombre. El mundo de Descartes en ruinas, abre la posibilidad de la acción propia de la filosofía material. Esta es la manera en que entendemos que mientras más fuerza hacemos sobre el lenguaje más inútil es. Nuestra conciencia esta violentada por factores materiales lo suficientemente fuertes para que seamos agentes económicos y estructurales antes que personas. Si es cierto que la verdad es inalcanzable es porque lo que es propio del hombre en cuanto a hombre en su vida en cada una de sus actividades es la alienación.

Uno entonces debería sospechar de una historia sin sujeto de una historia sin agente, de una historia de la mera estructura. Si hay elementos marginales pero no marginados, es decir que existe en la propia existencia del margen pero no terminan de ser discriminados es por que hay razones más que suficientes para pensar que todo sistema económico a la vez que busca perpetuarse a la vez se fuerza a transformarse.

En ese sentido todo el dialogo que se establece entre las ideas tiene por destino cruel y fáctico un relativismo filosófico que busca dos salidas, una poética a la manera Nietzscheana-heideggeriana o una material, es decir una que muestre a la filosofía como un lenguaje más como una mera cuestión de ideología. Pero aquí mismo, parece que el mismo dispositivo de la ideología, termina por ser productivista. No se sabe hasta que punto es más peligrosa una condición irracional del hombre en cuanto a sujeto que se rige por una cuestión de un deseo o si se trata de una revolución superar el sistema existente. A las dos versiones se le opone el desarrollo mismo de la normalización, el cual destruye al hombre como sujeto. Y si lo destruye y lo fuerza a su huída, lo único que queda es el alienado. Como tal, el alienado que no puede volver es sólo sujeto de técnica, solamente en el margen pueden convivir, sofisticaciones de la técnica y hechos de la poesía. Con hechos de la poesía se tiene que ver la lengua de los oprimidos y esta es la que naturalmente es una cultura de la plena resistencia. Para esto hay que observar que los países que no participan justamente del gran proceso económico más que de una manera dependiente producen también sus epistemologías. Lo que pasa es que muchas veces son marginándoos por razones políticas, y esto conduce a lo que se llamaría una propia lógica del los márgenes.  Todos los marginales de alguna manera son como guardianes de puertas, puertas vacías pero puertas al fin. Al ser creadores de las membranas entre el conocimiento y los que desconocen. O también entre el conocimiento y los desconocidos. Se termina entonces legitimando la noción. La noción de que de alguna manera u otra, todo ha quedado dicho. Pero no es cierto, siempre existe una necesidad de hacer participar del discurso a nuevos sujetos.

El intelectual marginal en las puertas es el creador de las llaves que unen sistemas de dominación y posibilidades de rebelión. Si esto no puede ser dilucidado no es por fruto del azar. Tiene que ser visto como una posibilidad de aquel fantasma de las fuerzas de la materialidad, sin misticismo, se tiene que conocer que es la necesidad, lo que hace que cada cosa por lo menos en un plano no muy abstracto entre en contradicción consigo misma y con las demás cosas. Por esa causa, sin más y sin menos. Queda atado a este principio la razón, sin duda, no se trata de otra que esperar poder resolver ¿Qué es la puerta? ¿Qué es el margen? Porque trasladar la pregunta del fin de una palabra como hombre al principio de una palabra como productor. Si el hombre no existe y el mundo es de cosas, es entonces cuando el productor como herramienta elemental del poder como relaciones sociales como fundamento del absurdo de la especie pero a la vez como razón del poder existe.

¿Hay que decir que hay efectivamente un absurdo por el poder? Podemos decirlo que si. Si entendemos que no existe un verdadero poder que valga la pena más que el poder sobre las personas, invertimos el término tabú de nuestra cultura. El consumismo con su uso de las técnicas destruye el en vano. El en vano, en nombre de la poesía es imposible. Entonces nace una razón, una especie de humor negro que muestra que no hay posibilidad de redención poética. Esta manera de ver el mundo es una operación casi religiosa pero a la vez polifónica, donde los textos, la cultura oficial como una gran biblia van imponiendo sobre una indeterminación incomoda sus jaulas. Si no se puede decir nada sobre la vida, si se puede decir mucho sobre la vida humana. Cuando Vida y Verdad, son negadas, como existencia, como esencia. Se abre la posibilidad del discurso científico que totaliza. Todo el poder de la ciencia es poder sobre el hombre. Como lo era la religión. La diferencia es que la ciencia si puede operar, tanto conciente como inconcientemente por sobre el individuo, ya no es la coerción lo que ha sujetado al hombre sino la misma necesidad del consenso. Es decir, un hombre que vive en vano pero a la vez que es conciente de una mera existencia en la cual la supervivencia, la inversión de sus valores, la inversión de sus actividades lo termina por animalizar. El discurso propio de la estructura es el que tiene la fe en el hombre  y destruye la fe del hombre. Porque el hombre es absurdo y su conciencia es un estorbo, lo mejor que se puede hacer es hacer efectiva su cosificación. En ese sentido todo acto de utilidad es un acto en parte de sumisión. Cuando el no saber es saber, porque el no saber es ser pensado por otros.

¿Hasta que punto la propia muerte es la rendija por donde vive la libertad? Si la muerte es significante es porque claramente su significado es incierto. El intelectual marginal como resabio de tradiciones rotas, tiene por desgracia la de tener que saber que su muerte es en sí mismo un acto más en parte del descarte del sistema. Si las ideas mismas, aquellas que debían hacer al hombre son descartables. Puede que la esencia del hombre no sean sus ideas. Por eso el hombre busca hacer nuevas ideas en búsqueda de emanciparse. Pero las ideas justamente como no podría ser de otra manera funcionan a la manera de la religión, todo lenguaje cuando se habla de la fe en el hombre en la cual en el mismo marxismo está inscripto caen en la necesidad de un lenguaje. En este sentido, el Marx tardío en un Marx que no puede decir otra cosa que lo que es el socialismo y lo que es la dominación. Porque su fe en es en el hombre, “el hombre” como construcción. Podría decirse que el hombre en cuanto a hombre si es productor es más que hombre en cuanto a revolucionario, revolucionario es una categoría caduca.

Porque entonces buscar la libertad, no sabemos bien qué es. Suponemos que es el hecho de que los hombres sean más libres, y así tiene que ser. Pero para que eso ocurra a la vez tiene que haber menos poder. Pero no en un sentido abstracto sino en una apertura a la materialidad, menos determinación, más caos. Mas materialidad, esta es una de las cuestiones que nos desconciertan. ¿Es necesario un mejor orden social pero un orden con un poder que estructure de manera efectiva todos los sujetos, o es mejor entregarse a una libertad que esta en una representación propia en la continencia? Muchos hoy están pensando que es esto es una mera contemplación. Pero si lo pensamos, la contemplación de la materialidad es algo que nos resulta imposible de evitar en el mundo de hoy. Es justamente la técnica y la pasión por el formato el que logra de una manera u otra mostrarnos lo desgarrador de un caos. Este no saber qué hacer. General, no es una multiplicación de la angustia humana, sino la efectivización de una realidad, si no hay meta para el individuo. ¿Por qué el capitalismo habría de tener meta? ¿Por qué multiplicar bienes habría de tenerlo? Nuestro enemigo a nuestra sensibilidad de la presión material es el confort y su cultura.

El aburguesamiento de todo lo existente, descansa en la lectura de Hobbes, por miedo y en búsqueda del confort. De esta manera el hombre esta animalizado. El hombre como objeto con la simple libertad de movimiento no es más que eso. El hombre que obedece, que obedece en el sin sentido que obedece por obedecer es eso. La pregunta sería ¿qué es el margen? El margen es el límite entre el confort y la necesidad, por lo tanto, el lugar donde las ideas incluso las grandes ideas no terminan de llenar. Porque por extrañas razones no pueden terminar de interpelar a quienes deberían recibirlas. Por eso, es el miedo con su vertiente más profunda, la soledad el que opera. Una vez que el hombre es separado de su manera gregaria de pensar, lo cual es una contradicción se encuentra radicalmente solo. Por esto, hoy en día gracias a los pensamientos propiamente foucaultinanos, sabemos nuestro goce no termina por tener un objeto. Así que nuestra libertad para disfrutar para nada tiene que ver con nuestra posición social. En el goce hay una suerte de solipsismo que el confort no puede romper. Esta noción ya estaba en Hegel, recordemos que la burguesía, ya estaba enterada de presencia eterna de necesidades abstractas que se multiplicaban ya desde el siglo XIX. Solamente la campaña feroz y ofensiva, es la que logra el conformismo, el escepticismo o propiamente la locura.

Por eso mismo, sin otra razón que la existencia del azar. El margen es la frontera donde vive siempre el intelectual que tiene por fin ser la superficie de contacto de cosas que podrían desaparecer y cosas que podrían surgir. Por lo demás no tiene otro objeto. Su papel termina siendo el de un operador más. No sería ya la pregunta por el papel de una revolución meramente instrumental la que debería preocuparnos. Esta es parte de la revolución de la técnica para modificar las relaciones entre hombres, nos debería llamar la atención la idea de modificar en el hombre su propio planteo subjetivo.

Hay que ver, en la intelectualidad una suerte de inutilidad, absoluta. Un derroche, sólo así podremos entender el punto de inflexión de la intelectualidad de la burocracia intelectual sea de quien sea. Intelectual es aquel que logra en parte ser lo más inútil posible pero no para cualquier sistema sino propiamente para este sistema. Por eso esta razón casi defensiva de que todo texto es literatura. No vaya a ser que le propio dogma místico del consumo pueda ser combatido por otros dogmas. Si las ideas son libros en vez de simples juegos y contrapuntos de autores, seguimos en la trampa. La única intelectualidad que se sabe como tal es la viviente. Lo demás es mito. La filosofía ya escrita en parte es mito sin sujeto que la filosofe, es decir que busque entenderla desde la pregunta. No se puede ser texto, si es texto se es ente. Se tiene fe en el hombre.

¿Qué es la política? La política es la efectivización de la actividad intelectual, por lo tanto debería pensarse que toda política es una filosofía. La contemplación del poder, lleva a la política. Porque cada definición que entra en el concierto del poder, es la que fundamentará la realidad. Toda la historia de la verdad es la historia de la definición del poder. Si el poder era Dios es porque simplemente estaba mal definido. Y eso no significa que el hombre no piense en cuestiones por fuera del poder, sino que el poder mismo subsiste a la especulación. Todas nuestras objetivaciones, cada una de ellas, esta atravesada por una serie de selecciones. Si hacemos algo de lo que han hecho de nosotros, entonces, hacemos política. Toda voz poética, es decir toda literatura es a la vez poética. Porque sólo de esta manera, el hombre puede tener fe. Fe en el hombre. La fe del hombre es lo que se quiere completar. Es decir, la fe que se produce, la fe que pudiese sobrevivir a este. Pero esto es imposible, la caída de cada hombre, es el triunfo en la definición del hombre, pero a la vez el fracaso de la definición de cada hombre.

Si el ser espera morir, y esto lo mantiene en vilo. Tiene la desgracia de tener una fe de sí. Una fe que le dice que este hecho tiene jerarquía. Cosa que un pobre loco, no puede hacer o mejor dicho no siempre puede hacer. Es decir que incluso sino queremos ser abstractos, no podemos preguntarnos ya mas por la supuesta salvación del hombre. Sino que debemos pelear por el hombre que vivirá luego de nosotros. Es decir, la vida futura, es la vida de los hijos, de los reproducidos. En tan desesperante esquema, “el cielo”, “el Olimpo”, podrían ser hoy “El Progreso”. Si no hay una relación directa es porque el Cielo y el Olimpo vienen de la tradición mientras que el Progreso, es una elección que pretende ser libre.

Es decir que el hombre futuro, la vida futura, y la existencia futura de la poética tiene que ver en cuanto al hombre como animal, como proletario y como creador de su imagen su dios verdadero. Su futuro. Su futuro real, son los descendientes. El intelectual marginal es el que opta por vivir, como vive, simplemente en una existencia que arriesga a no tener descendencia. Su elección, es en sí un valor. Un valor frente a su obra intelectual. No se hace el hombre entonces exclusivamente sobre lo que él elige el vivir sino en lo que buscará que los otros vivan.

Por eso la creación de la libertad esta abierta por la actividad intelectual. La actividad intelectual es la que crea la posibilidad de quitar el elemento abstracto al deseo. Dahrendorf con sus opciones vitales, puso en una manera poco plástica la idea de una cuestión dinámica. Cada forma de vida es una posibilidad del sujeto si el sujeto no tiene a donde ir, y sólo sospecha su muerte su actividad pensante es la búsqueda de un reflejo en el sentido de la existencia. Por esto, el hombre tiene que dudar de su existencia, incorpora el deseo de la muerte porque necesita vivir. Su personalidad esta dada por una búsqueda de una libertad concreta que por más vacía que tenga la finalidad, no este vaciada de modos. Por esto hacer algo con lo que somos, implica no sólo elegir, sino elevar la mente a dos cuestiones, la razón primera del caos y la razón segunda; que no es otra que la de una eventualidad fatal. Si fatalmente vivimos una convención no podemos decir que estamos a punto de vivir en el caos, sino que este subsistiendo, nos demuestra el carácter nihilista del pensamiento, lo ridículo del pensamiento pero siempre dentro de un orden. De un discurso que tolera el absurdo pero no la ausencia total de la lógica que sería en vez de un mundo sin sentido un “no mundo” o un “no hombre.”

Intelectual marginal, entonces, el que busca el caos para liberarse. El caos, permite hacer del hombre cualquier cosa menos hombre. Reescribir al hombre es superarlo porque se busca su fin. El ocaso propio del Zarathustra, el hombre tiene que escribirse a sí mismo.                                

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