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I´m fine. “Born.” – Frase que se dijo un día después de Hiroshima. En un barco, uno que iba con miles de soldados que iban a Tokio esperando la rendición incondicional del Japón. 

A veces se tiene noción de algunas cosas. Primero, cuando el personaje iba por la playa, ya estaba en la parte más limada del libro; porque todo perdía sentido. La estaba limando. Mientras tanto las voces, los dilemas entre las cosas pasan, los pensamientos propios. Las desgracias, algunos lloran, algunos se aíslan. Algunos juzgan que es mejor morir.

¿Morir? Sí, mejor morir. Por suerte no se lo creen. Nunca se lo creen. Hay imágenes que sobran. El infierno no existe, es un mito viejo y desgastado. Si hay fatalidad, entre lento y perdido. Desgraciado. Ahora es importa poco. Hay veces que lo mejor es ver la comida, oler a las personas, meter los dedos en cualquier lugar. Hay veces que la vida se acorta porque se dice perder el tiempo pero ya lo confirmo en parte es la patria de la eternidad. Una rata puede morir fácilmente bajo de una serpiente pero podría ser reverso esto es literatura, una rata más grande podría fácilmente devorar una culebra sin problemas. Un cangrejo va hacia atrás como si tuviera recelo, un pez en cambio más evolucionado se desplaza para donde quiere con velocidad.

La claridad de las ideas es pobre. Hay veces que uno pierde el sentido de las cosas, entonces devora pelo ajeno, y tiene buen sabor. Tenemos miedo de perderlo todo, a la vez, tenemos miedo de atarnos. Siempre tenemos miedo, el miedo no se va, no convive con la nada sino que tensa las cosas. Las tiene en el principio de realidad, siempre hay que mantener una ficción. Pero sangra un cráneo. Podría ser el mío. Ella tiene frenesí, ella tiene el fuego en sus ojos. Ella sabe fumar, mi voz es ceniza, no tomo tanto. Cuando tomo pienso que estamos en lo mejor, cuando estoy sobrio pienso que estamos en el mejor de los buenos lugares posibles. Pero siempre se piensa. Hay contradicción cuando se conoce se contradice uno, más cuando la gente se conoce más así misma. Pero algo parece que no tenemos, el gusto. No tenemos a Cortazar, aunque eso no ofende. Nuestras luces son distintas. Siempre que paso por el mismo pasillo mi mente viaja, y se desarma. Sé que otra vez un milagro pasa en un mundo de desgracias es un evento, extraordinario un milagro. Pero todo milagro lleva dolor. Bandera negra en la vela de Egeo. Hay que plantearse grandes problemas a la inteligencia. Es lo mejor que nos puede pasar antes de morir, cuando uno tiene una cara cerca, habría que preguntarse por el ser de las cosas.

Cada vez importan menos los ojos de la censura. Ahora se sabe, de alguna manera somos tan vulgares como cualquiera. Pero creo que somos distintos, incluso mirando televisión. Incluso en pelotas, somos distintos. Tenemos ideas inconfesadas, cada uno. Eso es muy bueno, el misterio hace a la vida. Cuando alguien te dice que nada más se puede decir, es como esperar que una ola se desplome. Claro este sin dudas es un mundo de engaños y el recorte es severo. Los dos, ambos, venimos de pendientes extremas. Nuestro accidente es poesía. Nuestra poesía es accidente. Por eso la dialéctica. Me gustaría morir en esa cama sin explicación. Agitarme como bicho, escupir sangre. Terminar muerto, fundido en una metamorfosis. Librado a la confianza. Librado al fin. Mi metamorfosis sería disolverme, dejando allí un verdadero monumento. Me gustaría que fuese así. Un poco de sentido en una forma demasiado doméstica, ahogada en un lugar perdido. No porque este perdido, sino porque nadie lo esperaría. Genial sería morir con ella, y sin familia. Genial sería morir con mi reloj en el piso de abajo sin saber la hora. Los leídos me enseñan muchas cosas, pero los espontáneos me enseñan más cosas. Las razones particulares son las que iluminan más.

¿Por qué no hay trama? ¿Por qué habría de haberla? Me preguntan que es escribir. Bueno es una sonata. Una cosa aburrida una carga, nadie quiere leer. Sólo una persona me sigue. Por eso, siempre será una pena pensar que la vida mía se va en letras, y no en horas. He conocido la paz de mucho tiempo pero a la vez he traicionado todo lo que traía. Vendí todo el pasado. Ella me dio su pelo y el calor humano, me emociona recopilar esto cuando esta ausente. La mierda del mundo, la “¿grasa de las capitales?”. Ahora también conozco lo inevitable y sé que nosotros en nuestros juegos fricciónales. Haremos cultivo del espíritu. Ahora se que muchas veces y como siempre escribo basura. Pero nunca pesa escribir. Cuando se escribe se hace tributo a esa persona que es, y no a esa que existe. Poco importa no estar, más. Poco importa, hay veces que tomaría algunas lágrimas de ella, para hacer un vidrio, esferas de vidrio. No tanto para evidenciar la fragilidad humana sino para entrar en polémica contras las absurdas especulaciones sobre el tiempo. Pobreza intelectual. Una gran mente duerme al lado mío, y yo soy el que habla. El que escribe, los que están llamados a la tarea nunca son los mejores. El trabajo es fatal.

Por eso quiero establecer un dialogo dietario, y meta-literario. Buscando eso que no puedo saber. Si lo sé sería un vano más. Cuando la puerta se cierre será terrible. Pero no es una profecía, es un evento. Las cosas se anclan. Poco miedo, algún que otro delirio. Jamás, seguiré al caos de la mente. Incluso en la mayor de las paces, quiero ser. Un poco de libertad. Pánico. No existe.

Debilidad, como en la vida de Chopin. El piano sonaba. No es Marcel Proust el que escribe. Siempre gusta que escriban. Pero el silencio al final mata. Pura vida, pura sangre. Un esfuerzo banal. No hay pecado que nos diga que hacer. No se puede llorar. No se sufre tanto. Miró el plato, lleno de Roquefort, tiene buen sabor. Pero alabarlo, no tiene sentido. Hay veces que gustaría pensar que nos decimos pocas cosas. Que es lo mejor que puede pasar. Me gustaría pensar que esta sinfonía es genial. En vez de un delirio una realidad entre mis manos. El típico gesto del cual me echaron a patadas. Pero volví. Ahora, estoy en el sofá blanco. Un buen sofá blanco. Puro sofá.

Debería haberle escrito en la piel cosas con importancia. Pero mejor sería verla reír. Por es haré lo que siempre hago. Dejaré de intentar sorprender absurdamente. Demasiado absurdamente. Tomaré por lección estas cosas. Los problemas propios no existen así se disfruta mejor. Creo que ese sabor a roquefort por ejemplo vale más así. Y aunque no fume cada vez amaré más al cigarrillo. Cuando este sólo querré más a las botellas. Pero en esencia es lo mismo. El recuerdo será cruel. Siempre el recuerdo es cruel o no es recuerdo. Cuando algo nos cuelga en el cerebro algo que apenas podemos manejar en ese momento recordamos. Volvemos a nacer para nosotros.

He vuelto a nacer. En parte, perdido. He nacido en un nuevo caos. Me gustaría, me gustaría perderme de aquello. He probado esta suerte de felicidad. Conocí grandes días. Conoceré tal vez mejores. Luego los venceré los tendré que dejar de lado para seguir. Pero ellos serán letras, engañosas. Letras llenas de astillas. Letras en fin que puedan hacer reír a muchos y estremecer a muy pocos. No es el afecto cosa de la multitud. La multitud sabe que tiene que pasar. Entiende que sufre por un sistema absurdo. Sin embargo el hombre perdido, tirado en medio de un colchón podría tirarse un pedo. Sí podría hacerlo y no perdería lo sublime de encontrar misteriosa armonía con otro ser humano. Lo difícil esta sin duda, en no caer en el deslumbramiento. Mostrar que el cuchillo es visible. No se intentará crear la novedad. La muerte, la muerte y la muerte. Enamorado de sus ojos, los que dan la vida; ella teme los míos. Porque los míos son la muerte en una cara de dientes de piano, viejas teclas, llenas de comida. Hay que decirlo.

La misma muerte. Sólo con problemas se escribe, ser feliz y a la vez buscar problemas es endemoniado. Pero se puede. Se puede y se debe, hay veces que hay arrancarse la piel desde la columna. La indiferencia del propio padre. Eso es lo que nos han dicho. ¿Por qué la intimidad es la esencia de la burguesía?

Sé que lo social pesa. Los monstruos duermen entre los corderos. Soy un monstruo que puede hacer problemas de su felicidad, y eso es inhumano. No creo problemas nuevos, no hago gala de la fortaleza, no me conformo con un objetivo. No necesito una biografía. Creo que busco la verdad a cualquier costo. Lo bueno, los otros existen. Existen y lo peor, existen más que nosotros. Ellos rigen sin que tengamos verdadera voluntad nuestras vidas. Ellos son nuestra gravedad, ante el vómito de los otros, incluso si ellos vomitasen petróleo iríamos a besarlos. Sus huellas digitales, serán las nuestras, porque somos fantasmas. Cada uno. Uno de los textos. Los textos que coexisten con conversaciones. Aquellos textos de la burguesía desterrada y destetada. La mierda, la manija ante el absurdo. Por eso, lo que no se desea es lo contrario. No esperamos que se nos muera de repente, no esperamos que otros entiendan eso. Sabemos que gente muere todos los días. Pero no siempre hay poesía. Mientras las colecciones de imbecilidades se nos siguen lo mejor es evitar los analgésicos.

La sombra de la violencia la persigue como representación de la injusticia. Pero ella sabe brillar desde el silencio y fresca, equilibrada. Hay veces que los otros no han de necesitar de nuestra crueldad porque no son humanos, son más que humanos son poesía. Poesía que ahora habita el lóbulo frontal del cerebro, poesía que podría reventar en palabras. Son un acto de oración en medio de la contradicción. Son la heroína, sustancia y persona que cae. La cual se mete por el dedo gordo de nuestros pies.

Hay una fuerza de la anti-poesía. Esta ella en el olvido es decir en el olvido instantáneo. Si esta es parte de una inmortalidad, esta es la inmortalidad más infantil y primaria. Apenas se sabe que pasa, pero se sabe que paso. Luego para compensarlo, una emoción. Un registró en el cerebro. Por eso estamos mediados por la comida y por el comer, cuando la gente come se conoce. Pocas veces he disimulado menos para comer. Quizá sea eso. La mente ante su propio pizarrón. Jugando al Quijote. Sepa el lacayo a analizar; hay veces que me dicen que el dinero, las monedas. Ella no los pide. Cuanta poesía. Sin principio de una cosa social. Existe, si existe entonces muchas cosas. Muchas cosas que se mezclan, y si; podemos saber por que necesitamos retornar siempre por las mismas sendas. Es nuestro capricho por ser eternamente felices, nuestra erección mental en que la biología falla, la confusión de la especie se bifurca, y sabemos para mal que la gente con todos sus defectos en esa estática que lleva a la disgregación; puede desparecer.

Por eso, estas son las primeras letras de un deseo realizado. Como quien mira una sabana arrugada y entiende que algo pasó. No importa qué. Por eso un reino de fantasías inexistentes, no se intenta ir más lejos. Por eso se agradece, porque así se ama de una manera rara. Se mata lo que era para que sea otra cosa. Cosa que pocas gentes quieren entender, se ama pese a la muerte. La muerte de la misma esencia de las cosa, de los segundos que se escapan. El silencio que queda cuando los libros se terminan y cuando los autores se van. De nada ha de servir nuestra inmortalidad, este mundo es lo único que podemos conocer y querer. Cuando se piensa que es un absurdo, cuando se entiende que es una continuidad de energía que hace que la materia este cada vez más disgregada. Acaso no se logra entender que es la poesía la que se fuga de la violencia. Sí la misma poesía que nos hace gemir y modernos, la misma cosa. Uno para poder seguir en parte odia a todo lo que existe. Hasta el aire detesta por hacernos envejecer sólo una cosa rescata la ilusión. Es el quietismo, señores, la mujer de la que hablo podría estallar, en medio de la nada. Podría estar perdida en esta ciudad, y sin embargo uno podría saber nada. Nuestro tiempo y nuestro siglo exigen fines, el que quiera querer de manera brutal. Que se sepa perjudicar. Que se sepa odiar para no ser odiado, que se sepa callar para no ser oído y así oír. Tiene por lo menos que intentarlo. Tiene que intentar buscarlo con todas las fuerzas, tiene que deslumbrarse con su meta la cual no tiene fin alguno más que subir la cima. La cima del mundo, aquella que le revela que vive sin otra cosa que esa voluntad. Esa es la manera en que misteriosamente nos manejamos todos.

La gran imagen. La imagen que necesitamos, un recuerdo que nos anule. Que nos niegue una cosa que nos permita ver más allá del negro. Una fuerza wagneriana, un romanticismo que desbarranca como un elefante animado de porcelana. Aquella persona que tiene la inteligencia de la que oído no merece que tengamos medianías. Nuestro meridional pensar, tiene un poco del suelo reseco. De la fuerza de los textos largos, vencer a lo cotidiano. Aplasta con la sumatoria de sus fuerzas. Por eso, la forma, la bella forma. La literatura también hay que sacrificarla. Son los ojos llenos de horror los que ella no quiere ver. Ella entiende que esa es la sinapsis hacia la locura, lo sabe por intuición. Entiende lo que no tengo que explicar. Yo también entiendo la especulación vana de las letras, un lugar a medio camino hacia la eudaimonia. Por eso, con lo peor de lo peor. Con las plumas de un pájaro que se lo mato en vuelo hay cosas que a nadie le gustan. Aquella alguna vez, por su forma, negándose será arte. Una aprehensión grande la universalidad de la desgracia. Desgracia que habita en la voluntad nuestra cuando conocemos. Pérdida del norte. Por eso, la musa de un ser, una cosa escrita son aquellas cosas que ponen el acento a la piel que animan a los dientes. Aquellas cosas que están quedando cortas en nuestras actuales letras. Siempre estaremos tentados a pensar que las mujeres son las flores, pese a Borges y a sus entelequias de cuarta. Un hombre que precisamente se aferraba a lo abstracto por no poder salir de aquella cosa que no era otra cosa sino su cráneo. Así se vertió hacia su madre. Pero otros saben odiar, y odian hasta su origen y entonces cuando usan sus dedos se pegan a una espalda ajena y no saben más que eso, comprenden que es una espalda.

Tengo el sentido de aquella cosa. Aquella que me dice que dialogo con cosas, con cosas condenadas a no ser mías. Entonces cuando pruebo, lo que me dijeron que sabían. No podría decirlo lo que ella, ya me había dicho; todos podemos mentir. Pero peor aún todos podemos decir la verdad, y cuando lo hacemos parecemos más ciertos que los cadáveres. Y las lógicas ajenas, nuestra educación surge de nosotros para tirarnos por la espalda. Por eso, quiero pensar que estoy agradecido. Por más enfermo que cargue estar, quiero decir que estoy agradecido. Aunque sepa lo que se dice siempre que las letras no atan los pesos. Que los pianos pueden seguir cayendo sobre nuestras cabezas. Aunque ya lo sepamos. Hay una cosa extraña apenas visible.

Por eso, da lo mismo tirar, la misma botella con el mismo mensaje a un mar calmo que a uno embravecido. Da lo mismo pensar en el concierto de locos violadores hijos de puta que en el de los ángeles impolutos incapaces de eyacular. Cuando una serie de palabras, ajenas arrancan la esencia de las propias. Cuando ellas invaden y hacen sufrir el verdadero nacimiento siempre a la vida. Estamos en medio de aquello que nos fascina que va desde un poco de queso roquefort hasta un cuerpo desnudo que todavía mira con vergüenza ante la mirada del violador hedonista in situ.

Por eso ¿importa tanto la fidelidad a nosotros? Importa tanto la fidelidad de los otros. O no haremos los que hacemos siempre entre emociones primarias y ensueños, entre beneficios y costos; buscaremos lo único que nos basta salir hechos y con ganancias. Nunca, este es una clase de personaje, que encontró otra manera más de perder. Por eso esperó perder al final todo lo que pueda. Una manera de agradecer al presente; en este no lo intentes, y en un siquiera lo sueñes. Pero el arte que es lo peor, y lo que hace a la vida seguir, en su ardor sin motivo, reprime a la verdad; la autentica enemiga de la existencia. Por eso en este palabrerío que puede llegar ser insulso e insulto, se puede decir que la intención es buena. La culpa como absurdísimo falla. La naturaleza humana es finita pero nuestra desmesura no. Nuestros sueños son como la termina en el acero, dejando ahí todo lo que se quiere decir. La naturaleza nuestra.

Estos silencios que piden magia. Magia que no puede ser solucionada con lo que hasta ahora hemos vivido. Nuestra tragedia siempre es nueva. Nuestros poderes siempre cambian y en las camillas terminamos delirando. Aunque no por menos hemos perecido. Si tan solo se pudiese creer un poco más, y creer que estas palabras todo lo pueden. Los textos serían pocas líneas, y habría muy pocos libros. Aforísticos hasta el hartazgo seríamos y conoceríamos la belleza mirando el cielo de forma indistinta. Pero no, el texto sale de la misma fuerza de la maquinaria. Sale del mismo caos de la injusticia. Por eso no tiene redentores. No tiene piedad, no tiene piedad alguna. Por ella vive el amor fati. Este artificio, quiere saltar la piel, la cultura, la convención e incluso el lenguaje. Se basa en palabras para robar la emoción, aquello que tiene el animal debajo de las cadenas de suposiciones, debajo de la dignidad, debajo del erotismo y la anatomía, debajo de la dieta. Por eso siempre la hipocresía de este mundo solapada. Desprecio, señores desprecio, por lo propio y por lo ajeno. Reduciendo todo a una cosa. Si caigo en esta locura, y en esta gesta quiero saber que quise decirlo por lo menos a medias.

Nuestro español lenguaje dominado, no expresa esas formas tan simples y buenas. Nuestra pesada carga, nos dice que no somos lo universal. Por eso hablo de un pasillo, de una casa, de una silla, de una cama, también de un plato con pollo y roquefort adentro. No temo decirlo. No temo decir que la vida del mono que mete manos en las teclas es así llena de contradicciones.

No por nada, esto no es gratuito. Pero se puede vivir, y eso es lo que quiere poner de fondo. No las glorias de los sueños, sino el disfrute de lo presente. Incluso cuando se apele a un tercero, incluso cuando se cuente lo que ya ha contado por otro que apenas entiende. Cada una de esas cosas, hace que cada vez se entienda menos pero que se disfrute más. ¿Será eso lo que hace que uno pueda querer mal y bien al mismo tiempo? Que no salve a nadie esta falsa piedad. Será eso, quisiera mentir a medias para poder decir algo que pese más. Seguramente será lo contrario. No miento, simplemente me apoyo sobre lo que apenas sostengo. Por eso, con suerte, diría que lo extraordinariamente común en una inocencia producto de mis propias creaciones. La nebulosa seminal. Por eso porque somos contingentes y porque muchos prefieren tener una verdad a morir con una pregunta. Me gustaría que te pudiese dejar una pregunta, será lo que no tengo lo que fuerza a que todas tus cosas sean necesarias, o será tal vez la mentira misma. Podría ser por fin todos tus aciertos. Puedo decir que son las tres cosas, un movimiento que va y que viene. Una cosa que pasa, un recuerdo de dientes. Una necesidad mal trecha. Sos un poco de ese fuego que consume mi esperanza, un poco de esa mente que me hace preguntarme cosas nuevas. Pero nadie es perfecto. Y diré casi cualquier cosa hasta el final. Porque sé que en parte eso es querer, y nadie quiso quererte bien. Sólo quiso quererte de la mejor manera. Esto es de la clase de cosas que revientan. Parece sin fuerza y sentido. Puede que tengan razón. La paz es parte de una mala salud.

Por eso convive la sangre, y las cosas que son dichas de la peor manera. Con la presencia de ideas que quieren ascender. Pero a la vez, y siendo justo. Se espera que en esta tormenta de letras, poco valiosas, te lleves el sentido último del poema. Pocos poetas existen y yo no soy un uno. Muchos en medio de los narcóticos fuertes, preferían llamarte sueño para ser poesía. Yo quiero e intento conociendo el olor del fracaso, decirte que sos humana. Siempre y demasiado humana, y así con esta cantinela archi conocida, expresarte que tu valor esta en las ciernes. Mas no te ates a estas ilusiones. Invéntate alas para poder volar sobre nosotros. No se a dónde y para qué. Pero que jamás falte ese motor que te encuentre en movimiento para que brilles hasta el final.

Que no se pierda esa sinfonía que es tu mente que no se hunda en cualquier cosa. Que no se desperdicie el mundo a mitad de camino que tu crueldad construya sobre la espalda de uno, tu silla y tu meseta. Ojala que no tejas para esperar otra cosa que un destino que no necesite otra cosa que tu voluntad. Ojala que no tengas que jugar contra ninguno de los libros sino que estalles en la experiencia de lo primero. Porque sabes llevar la tragedia te pongo en medio del escenario para que veas que estás allí. No nos quites tu dialogo, y tampoco lo razones. En parte los gritos y sus ideas harán que llanto sea un susurro.

Para eso tu saludo Urania, para que te sepas disolver. Para que fuese este un texto aburrido para alguien que lo leyese en secundaria pero quien si te viese ahora. Se acariciase la entrepierna. Entre impúdico sentido del humor, con el mal habido sentido de las letras. Por eso en parte te quiero y en parte te amo, y en parte, podría decirte que… cualquier cosa vale la pena. Pero algo me mueve más, que te quieras vos. Porque en esto el egoísmo siempre vuelve. Este capricho ajeno, este capricho con alma tiene que vivir para que cuando no tenga yo ya que hacer allí, no tenga siquiera que temer. Que no caiga, que no decaiga nunca, esa poesía. Esa poesía que tenés en la piel. Por eso es la verdad que no existe amor ni vida que exista para siempre, nuestro prosaico pensar. Mercantilista mierda, apenas dura. Pero sin embargo por algo las letras mienten. Cuando nos piden que volemos si no podemos volar, nos piden ser barcos sin siquiera tocar el agua. Por eso en medio de los crímenes, los crímenes sueltos. Al final y al principio es la llama de la locura la que enciende el faro.

Eso es lo que quiero, un recuerdo de mentira, un ser, puro arte. Quiero que te mates un poco, un poco para que seas más nuestra y así, yo me puedo empezar a suicidar así somos más uno. En un cadáver, atado por los intestinos. Nuestra manera de hacer las cosas debería ser, esa manera en que viéramos la cosa, con cuatro ojos, todos apretados, cuatro manos, y cuatro piernas. Apenas pudiendo caminar, con el doble de dientes en filas monstruosas con los pecados combinados, todo con todo eso. Seriamos un monstruo, una mentira y una blasfemia. Porque acá el blasfemo, no quiere otra cosa que un templo para seguir pecando todo lo que pueda. Pero sin jamás arruinar aquello que el azúcar que cierra nuestras heridas, mientras progresamos en nuestro canibalismo.

Nuestra felicidad es una venganza contra la vida desde la vida, una cosa que no se va a publicar. Un silencio atroz, el mejor de todos. Sin necesidad de tenerlo expuesto. Un sentido del mundo que no tiene apoyo en las palabras. Un encomio desmesurado de nosotros mismos por eso vive.

Somos la fusión del hidrógeno, luego de la fisión del Uranio, la bomba limpia, la bomba-H. La que no tiene limite la que es sol que nos da vida y la que nos puede arrancar de nuestra superficie. En esta pelea inútil por un planeta embarazado de desgracias, que coge para seguir pariendo, y caga para seguir matando. Donde los idiotas son felices con las estrellas y los hijos de puta; les meten tiros en la nuca.

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