II-
Hay un elemento de análisis muy necesario para entender bien
la diferencia entre lo que son las protestas contra una política en particular,
y lo que es general la democracia directa. Primero y principal, las protestas
se pueden medir por su eficiencia. Todo movimiento puede tener sus críticos
posteriormente, ha pasado con 2001, pasará con cualquier movilización.
Entendiendo esto si uno quisiera podría ver algunas cosas que aparecen entre
nosotros para ver ¿de qué se trata nuestro ombligo?
Podemos saber que hoy en día, la capacidad de la
visibilización de las protestas tiene una consecuencia importante a la hora de
darles importancia. Segundo que no siempre se puede saber cuáles son sus
objetivos porque como se sabe cada vez son más inorgánicas, y esto hace que en
general la experiencia del Cordobazo sea una obra maestra de la organización
popular en argentina, que tenía luchas concretas, efectos concretos, y
objetivos concretos, líderes concretos. Nadie de los cacerolazos cita a nada
del pasado, no es como en 1848 con la
Comuna de Paris, tampoco es una idea de ningún relato con
algún pasado concreto. Podría tomársele el paralelo con la marcha de “Corpus Christi”, en este sentido no se
vería como algo ajeno a la historia. Es muy gracioso que estas cosas se las
tome como una ruptura a gran parte de lo que la argentina se acostumbro a ver.
Los mismos fenómenos se van moviendo. Todo sobre la base de que las democracias
y las autoridades políticas no son lo suficientemente firmes para no poder
procesarlas. Al menos esto parece ser el sentido “revolucionario” de algunas marchas parciales que a la vez no
desean “tomar el poder”.
Ahora es curioso que eso sea dicho de alguna forma no
coherente. Es curioso en suma que la idea de un “Mundial como el 78´” o “la Plaza de Galtieri”, “La plaza del Sí de Menem” y otras sean
tomadas como demagogia, o exceso del pueblo argentino. ¿El 8N será tomado como
un exceso cuando se lo crea conveniente? Los temas Tabú son aquellos sobre los
que no queremos volver.
Cada vez que se piensa en estas cosas surgen extrañas
contradicciones. Una de ellas es clara y muy cierta es que en democracia es más
fácil bloquear que avanzar. La clase media puede salir un par de veces para
bloquear ciertas cosas, no puede tener un plan a su medida. Entonces sí podemos
decir que incluso lo más bien intencionados no pueden y no saben hacer campañas
a largo plazo y no está mal si no están organizados no se espera que puedan
hacerlas. El caso de los gendarmes con los prefectos y su estado “deliberativo” si se lo piensa es más
creíble de cierta cuestión de conciencia de fuerza, como los paros de subtes u
otras cuestiones.
Ciertamente que esto fue parte de Argentina, cuando se
proscribió al peronismo por ejemplo, un ejemplo justo de que Argentina cree que
puede transformar todo sin que las bases económicas cambien y en realidad hace
lo contrario sólo en el 76´ había una proscripción real de cierta base social
que tuvo éxito. Todo el sindicalismo antes de esto estaba en contra de los
militares (cuando estos querían eliminarlos no cuando los cooptaban) y sus
sucesivas dictaduras anti-peronistas no pudieron realmente inventar un gran
líder de masas que fuera hacia otra parte, por parte de eso coincidió que la
clase obrera se organizó y presentó luchas diversas porque tenía objetivos
desde “El Estado de Bienestar” hasta
“La revolución socialista”. Ahora
bien, ¿la clase media se está organizando? Podríamos decir que no. Podríamos
decir en suma que Latinoamérica no tiene necesariamente un lugar para clases medias
como las de lo países centrales no son la clave del régimen por eso la
democracia liberal no tiene raíces fuertes.
Ahora si sabemos esto, si entendemos esto y además
entendemos que la clase media en todo caso existe pero tiene muchas fuentes de
procedencia que responden a una sociedad que ha creado muchos saltos entre sí
podemos saber que primero estamos ante una clase que no es tal pero que existe
por medio de un fenómeno que tiene que ver con la administración de lo
existente. La clase media es una etapa transitoria, puede tomar cualquier
cláusula que la deje vivir mejor. Los subsidios repudiados jamás lo son cuando
por ejemplo sirven para pagar menos luz durante largos años, o para viajar a
Miami, para no pagar hipotecas, etc. En este sentido es claro que la clase
media depende de ciertas formas de vida contradictorias muchas veces de un
mercado interno para su actividad a la vez de ciertos gustos por el consumo de
afuera de muchos productos a la vez caros pero que dan el status (cosas simples
que forman parte de ciertas formas de pensar, no se crítica al régimen como tal
de manera sistemática). Curiosamente esto no generó discursos claros de
política de clase media, es decir de cuenta propismo pequeño burgués. Por esta
razón esta vez el fenómeno esta más mezclado y por esto no se lo toma con la
idea del primer peronismo de manera excluyente donde “alpargatas sí, libros no” pesaba mucho. ¿Podría ser entonces que
la crisis misma refleje cierto patrón que no deja que la clase media se pueda
seguir partiendo? ¿Si clase media alta puede ahorrar en dólares y la clase
media baja no? ¿Qué haría sino el cepo unirlas por un tiempo en las mieles de
una sociedad que no está del todo clara?
Ciertamente que para estas cosas temas como la ecología, la
violencia de género y otros pueden presentarse de la manera más contradictoria
en estos conjuntos. La pregunta sería entender, ¿se trata siempre del mismo
enfoque? Ciertamente no. Es parte de la vida de los políticos profesionales
impedir la “re-relección” aunque no siempre lo logren con Menem pasó y Duhalde
tuvo que ver. Ahora bien esta competencia no es parte siempre de las clases
medias, cuando el estado burocrático autoritario existió, las clases técnicas
de argentina convivieron bien con el autoritarismo. Es más cuando se piensa en
ciertas pautas devaluadotas y en ciertas burocracias sindicales, el tema de la
“re-re-re” queda chico. Es decir en realidad en Argentina, tanto Uriburu- Justo
siendo la menange ideal caso interesante para ver el poder de los regímenes sobre
los sistemas de elección, como Onganía, como Perón mismo, el cual se derrocaría
por medios extra-políticos democráticos, Videla, y otros. La clase política
argentina sabe de los golpes, muchas veces los condujo, muchas veces se opuso y
aunque no sean los mismos siempre. Es cierto que la política es más que las
instituciones más cuando “la gente” (grupo que evoluciona) cambia rápidamente.
La política siempre se cuela en las consecuencias y no tanto en las causas. Las
bien conocidas oportunidades.
Argentina tiene una memoria cómoda en este sentido, va
alguna parte del periodismo tiene una memoria cómoda. Quien analice lo que es
la política nacional ya se dará cuenta que lo que paso en Paraguay no podría
haber pasado en Argentina, el juicio político rápido y la salida del presidente
protestas que jamás pudieron vitalizar, un Estados Unidos que no le interesaba
el tema y todo cambió, Lugo le dio paso a Franco y el sistema de naciones quedó
en paz. Bien Venezuela es algo distinto, sin saber demasiado de Venezuela se
sabe que el manejo de las FF AA, es suficiente para que cualquier protesta
tenga que vérselas con un cierto tapón de la potencia del propio estado. Además
del apoyo a Chávez que para bien o para mal ya trato de ser desestabilizado
antes. Pregunta a la que llegamos es, ¿Argentina es impactada por los
cacerolazos en una forma total? Sería ridículo comparar lo que pasa hoy con una
“Revolución de Terciopelo” es decir con al caída de un régimen. Una buena parte
de los que protestan necesitan del régimen como mucho quieren presidir de su
presidente para obtener beneficios parciales. ¿Cuál sería el cambio? El
espectáculo del 8N puede derivar en un criterio raro, el primero que una gran
movilización es suficiente y no el de sucesivas pequeñas movilizaciones. Las Madres de Plaza de Mayo como tales
tienen esa historia, sus objetivos puntuales jamás iban a tener los recursos
para hacer lo que ocurre hoy en el 8N, lo mismo puede pasar con los ecologistas
en general. Estas razones no son menores, una cosa es un objetivo, otra cosas
es el fin de un gobierno y otra impedir algo. En este sentido el 2008 y su no a
las retenciones fue una muestra de eficacia, no salieron a juntar firmas, no
pidieron diputado alguno que los representarán y no esperaron conveniencias electorales.
Ahí las jerarquías y
funcionalidades estaban claras. La
SRA pudo hacerse con su poder encabezando una manifestación.
Hoy si Clarín moviliza, tiene un defecto, ya no puede torcer la discusión hacia
el congreso sino que tiene que acabar con el ejecutivo de turno. Cosa que otras
veces logró o ayudó. En este sentido, Clarín no puede llevar a toda la gente
del 8N ni es necesario, lo que si es cierto es que la condicionalidad de la
política hace que si un nuevo enemigo más fuerte aparece, el grupo Clarín podrá
eludir los golpes e incluso proponer pasarse, a cambio de dineros y acuerdos,
cosa que nadie quiere aceptar pero Clarín es un grupo mediático y vive mucho
más de la política de lo que parece. Ahora cuando se piensa en esto, podemos
entender que ciertas marchas pueden tener un peso impresionante en cierto
contexto. Si esta macha fuese en 2013 una semana antes de las elecciones, ahí
los candidatos estarían desesperados e irían a las calles. Hoy no se entiende
del todo el resultado, ante lo que podría ser un fiasco para la política
profesional, se manda carne de cañón. La demonización forma parte de una pelea
profunda pero no obvia, esta en suma nos dice que llegado cierto punto, los
países cambian. “Ramal que para, ramal
que cierra” fue una transformación tan brutal como muchas de las que hoy
ocurren, fue orquestada de manera tal que hoy parece un proceso inamovible. En
ese momento, el enemigo era una forma de hacer Estado y la hiperinflación.
Extrañamente si se lo piensa, la cooptación de cúpulas es más fácil. La UCEDE , y el PRO, muestran
que se puede seguir haciendo políticas de arriba con poquita gente. Hay mucha
“a-politizacion” formal que no es más que debilidad de criterio. Mientras que
los liberales suelen seguir siendo liberales, los indecisos votan a Cristina,
van al 8N e incluso votan a Macri, fácilmente pueden ser un millón de personas.
No están equivocados, son pragmáticos, no son una mayoría silenciosa ni una
minoría tan privilegiada simplemente salta de un lado a otro. Cosa que la
democracia liberal desea. Eso es lo que se llama “consenso” la franja 46 % /
54% no es tan dramática, si la es entre el primer candidato 54% y todos los
demás, esto muestra un consenso la polarización se veía lo que no se ve es una
expresión clara de algo que le de potencia. Sino esto podría ya ser una campaña
electoral, pero lamentablemente hoy en día se esperan errores, no aciertos de
quienes dicen que están luchando en contra.
Esta idea es vital para entender el papel de las
reivindicaciones de corto plazo. Todo lo que ocurre en el corto plazo tiene en
parte una consecuencia. Primero no es cierto que gran parte de los que se
consideran “liberales” sean tales. Tenemos importadores desesperados pero que
no eran anti-K. Tenemos profesionales que quieren tener más poder de compra. Es
curioso que esto no sea comparado con el fenómeno piquetero, mientras que el
piquetero tenía mucho más tiempo pero menos recursos para hacerse de objetivos
y tuvo que pensar su papel a cada paso en una fragilidad enorme. Una convocatoria
“on-line” que articula medios y
partidos de oposición hace el recorrido sencillo. Ellos “los que convocan” (esto niega el tono asambleario) sabrán qué
hacer. ¿Imaginamos piqueteros recibiendo instrucciones de cómo protestar? Sindicalistas
que hablan a gente que no es de su sindicato para que vayan al 8N son parte de
una cosa nueva que los sindicatos anti K no sean la primera parte del 8N es
algo muy jocoso casi mostraría cierta muestra de respeto por aquellos que
suelen despreciarlos sistemáticamente. Son sindicalistas que salen a la
televisión a formar parte de una dimensión nueva, parte de la política en los
medios pero la general, de la opinión pública. La polarización si ha cooptado
muchas voluntades. Muchos huelen que para bien o mal no se pueden quedar
afuera. Entonces sí podemos decir que hay menos épica de la que se propone. Si
este es el gran argumento de crítica a lo que existe que todo lo que dice es
una exageración parece que esta protesta en sí tiene algo de exagerado que su
propio objetivo.
Eso no quiere decir, que llegado el caso pueda tener éxito.
Pero el oportunismo de cierta clase de situación no es el mismo. El modelo
sojero en sí está muy tranquilo de lo que logró en la 125, y así se maneja para
los temas de pago de la renta agropecuaria, lo mismo para el uso de
agroquímicos, lo mismo para “La
Ley del Peón”, ahora bien, ¿qué haría del 8N? una forma de
conducción eso es lo que no se ve.
Esto es lo que generó ciertas pautas del cambio del régimen.
Las alianzas pragmáticas cambian si cambian situaciones. Es curioso esto. En
cierto sentido cuando De La Rua
cae, primero cae la
Provincia de Buenos Aires lo cual era obvio. Nadie podría
imaginar un gobierno nacional capaz de no poder hacer frente quince millones de
habitantes. Cosa que no pasa con la capital. Cosa que muestra cuan raro es el
sistema. Ahora bien solamente la toma de los ahorros a la clase media generó
una movilización concreta y eficiente en términos de vencer convencionalismos.
Con menos recursos más conciencia. Hoy en día es al revés. Es inútil pensar de
hegemonía y a la vez tener un país lleno de protestas sistemáticas. Ahí esta la
pregunta: El régimen no cambia porque ahora no se haga la reforma
constitucional. Sí puede ser que se congele. Pero en el medio habría una nueva
alianza en un futuro gobierno que haga lo que cree que tiene que hacer para
acabar con el modelo, no va ser ninguna protesta. Como no fue ninguna protesta
la que llevo a cabo la pesificación asimétrica entre otras cosas.
Como ventana final el “Que
se vayan todos” (mucho más fuerte),
termina en “Que vaya
CFK” cuando el objetivo es más modesto claramente tiene menos fuerza. Puede
que eso sea parte de lo que se entiende hoy. Lo cierto es que la tentación de
verlo y entender que rápidamente el sistema puede recomponerse incluso cuando
esta hecho pedazos como en 2001 deja ciertas dudas sobre la potencia de todo
aquello que ahora nos muestran como dramático y terminal. Por lo menos por
ahora.
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