Parte I:
Democracia versus Totalitarismo,
introducción:
El
totalitarismo tiene poco significado- se ha construido como una necesaria
negación de la política- esto es un problema-, se lo ha tomado como una
garantía de interrupción de los derechos individuales tal cual lo entiende el
Estado de derecho (liberalismo constitucional)- comprendiendo que el Estado de
derecho es el liberal y democrático.
No
me pasó desapercibido,- aquello que un día descubriré que Lacan llama lenguaje universitario (1)-, y su
discurso codificado vacío. Habla como hablaría el muñeco de ventrílocuo. Así
que esto es el kitsch, la pretensión
de decir, el discurso aparente, la mentira disfrazada de verdad. De alguna
manera es kitsch lo que perpetramos con la Big Band ; todos esos patrones rítmicos
precocinados, todas esas improvisaciones tan enjauladas en la estructura
armónica como previsibles, todos esos clichés infaltables, todo ese ruido. Así
que esto es el kitsch como mentira;
como mentira con pretensiones, como mentira que pretende derrocar a la verdad,
si que algo como la verdad, es posible. Asocio desde el primer instante al, kitsch y mentira. Ella continuará hablando,
aunque en realidad no habla, sino que es hablada. (Segovia, Totalitarismo
Kitsch, p. 1)
Para remarcar esta idea:
Me
remito al concepto de Kitsch que propone Kundera en La insoportable levedad del
ser. (5) El que hasta hace poco la palabra mierda fuese sustituida por puntos
suspensivos es señal para Kundera de ese ideal estético llamado kitsch. Por lo
tanto, y como expresa de forma literal, [el kitsch es la absoluta negación de
la mierda]. Así el kitsch elimina todo aquello que le parece inaceptable.
Las
referencias al kitsch comunista, al kitsch totalitario por extensión, -
entiendo como totalitaria también la época actual que se disfraza de
post-ideológica, y leyéndola, como un más posible tercer totalitarismo, si se
quiere global, de mercado, cultural; que como totalitarismo que sin bien no
tortura a la mayoría, o que la mayoría no se ve amenazada su integridad física,
si en cuanto a lo espiritual o intelectual merma como nunca la inteligencia y
la posibilidad de aperturas hacia mundos internos,- las referencias más allá de
lo meramente objetual de ese imperio del kitsch
totalitario al que alude Kundera, amplía por tanto el concepto de lo político y
hacía el plano comunicativo y discursivo. Ese kitsch totalitario que lo impregna todo y pretende reemplazar la
verdad íntima de la obra y a la luz de la propia intimida del lenguaje es el
que aquí estamos tratando de sacar a la luz y poner de manifiesto.
Lo
que aquí nos apetece cuestionar es si
la actual sociedad de consumo, a pesar de la aparente multiplicidad de ofertas,
no sigue siendo una sociedad unidimensional que en los setenta denunciaba Marcuse. (7) Si
la enorme industria de la cultura y de la distracción, lo absorbe todo y todo
termina convirtiéndose en un pálido reflejo de lo que fue, al igual que el
pintor que retrataba a Goethe que el Harry de Hesse no reconoce despoja al
poeta de sus aristas, al igual que el mal director de orquesta pule hasta la
deformación las disonancias de las que nunca rehúye el compositor. El uso
marcado de kitsch que aquí proponemos
es el siguiente: el kitsch como estetización totalitaria de la realidad, como
suplantador, como placebo, como fraude, como recorte inadmisible, como
pretensión interesada en ofrecerse como sustituto mutilado de la verdad que
vela.
El
kitsch de este totalitarismo global
se encuentra íntimamente enlazado a la sociedad actual del desplazamiento, la
sociedad que oculta todo aquello que le parece inaceptable, que procura la
invisibilidad de lo feo, o que en todo caso lo estetiza, convirtiendo lo
marginal en producto televisivo o consumible empaquetado. Sociedad que descarta
la enfermedad y la muerte con apego enfermizo a la cultura del cuerpo glorioso,
eternamente joven y fibroso. La cultura del bótox y el prozac, donde todo el
mal se alivia en la farmacia o pasando bajo el filo del bisturí. (Segovia
Totalitarismo Kitsch, p. 2-3)
Sobre la primera interpretación planteada surge otra, una
que de alguna manera quiere verse como la excepcional:
La
caída de la socialdemocracia alemana y la toma del poder por la única y primer
dictadura legal y legítima de la historia occidental se convertirá en el hecho
político más desconcertante del siglo XX según la expresión de Hannah Arendt,
asombro y desorientación que lleva a toda una generación” ¿Qué ha sucedido?
¿Por qué sucedió? ¿Cómo ha podido suceder?”, 27 y será precisamente
la teoría psicoanalítica el instrumento hermenéutico que posibilite descifrar
esa sorprendente ascensión del führer que se proclamaba nacionalista y
socialista a la vez, anticapitalista pero también anticomunista alejado tanto
del Este-Unión Soviética- como del Oeste- Inglaterra, Francia, Estados Unidos-
pues Freud descubre una atípica pretensión de legitimidad, legitimidad
libidinal, fundada en la creencia en una ilusión28 que existe
alguien, Jefe, Líder, Duce, Caudillo, Führer, Conductor- que ama a todos por
igual y que es amado por todos, Alguien inmortal y completo, fantasma temido
del padre primitivo y todo poderoso portador del falo29 que
neutraliza diferencias y sintetiza conflictos la lógica jurídica de la
obediencia en lógica del deseo de la obediencia. (Sayago, Freud Escritos
políticos, p. 20-21)
Podemos
decir además que hay un paso más; es decir separar cierta concepción del
fascismo como producto conceptual de lo que fue la cultura del pensamiento
sobre lo que es el Totalitarismo, ¿Podemos hacer esto? ¿Podemos desensamblar la
posibilidad de lo que puede ser el fascismo y el Totalitarismo? Esta
posibilidad se presenta sugerente en tanto que serían producto de
interdependientes interpretaciones y procesos intelectuales distintos:
En
la presentación de la edición norteamericana de El Antiedipo de Giles Deleuze y Felix Guattari; Foucault definió la
obra como una introducción a una vida no fascista; era un modo de recordar la Introducción a la
Vida Devota de San Francisco de Sales
por la que se interesaba en aquellos días. Qué hacer, cómo pensar para no ser
fascista, o un devoto en el siglo del santo? Para Giles Deleuze el fascismo de
es una figura del deseo, de la micropolítica del deseo. Dimensión que no es la
del saber, ni de la una conciencia adoctrinada, no está forjada a la altura de
los ideales teóricos ni de ninguna verdad declarada. Es fascismo deseante es un
modo de sentir, pero no del sentimiento si es éste ya implica un pasaje por el
corazón. Es un sentir que tiene la fuerza de sensaciones brutas y la dirección
de la sociabilidad. Es decir un sentir que tiene que ver con los otros.
(Abraham, La vida fascista, p. 3)
Este
trabajo tiene por objeto tener por reflexión sistemática algunos puntos que son
fundamentales; estos son: los regímenes y los gobiernos totalitarios; conceptos
desarrollados por Hannah Arendt, su determinación como una crítica liberal- por
lo tanto sesgada-, y su defensa de cierta concepción del pluralismo- esto
quiere decir que el ser humano es fundamentalmente distinto, único e
irrepetible- y que debe ser incluido por medio de instituciones en la sociedad.
Además la consecuencia de un caracterización de la “Democracia” y de la
democracia triunfante- La democracia de los Estados Unidos de América- tanto de
la segunda Guerra Mundial y la “Guerra Fría”. Las críticas que vienen de
distintos campos, llegan a generar colisiones muchas veces artificiosas, y en
este sentido, vale decir, que hablamos de las poliarquías, liberales, de los
países desarrollados, las únicas que han sido tomadas como valuarles de la
“democracia realmente” existente- ¿Por qué no decir que estas democracias no
bastan para entender el orden mundial? Hoy Zizek, antes Marx, Luxemburgo, y
Lenin (entre otros) evidenciaron que la voluntad de un capitalismo con rostro
humano era en sí misma una utopía- en este mismo sentido se trata de alienar la
naturaleza del totalitarismo de la naturaleza del capitalismo, lo cual
históricamente tiene poco sentido.
a)
Es
necesario distinguir una serie de interrogantes válidos, -¿El Estado es una
institución neutral?- podemos interpretar que las reacciones al totalitarismo
fue una vuelta al origen del Liberalismo clásico, es decir la lucha contra el
crecimiento del Estado pero sin la extinción del Estado. Esta idea se
enmarcaría en una presuposición casi aristotélica de un “justo medio”, el cual
estaría actualizado, ya que no sería la naturaleza del régimen político, es
decir no se trata de la construcción de una República. Sino que se trata de la
construcción de un Estado limitado por una sociedad civil, para los optimistas
de la generación espontánea de la sociedad, el Límite Real del Estado es el
mercado. Arendt, y toda la tradición norteamericana posterior, supusieron que
el Estado se puede definir y delimitar incluso en los regímenes totalitarios.
“Si
consideramos esto en términos de la historia de las ideas, parece
extraordinariamente improbable. Porque las formas de gobierno bajo las cuales
los hombres viven han sido muy pocas; fueron tempranamente descubiertas,
clasificadas por los griegos y han demostrado ser extraordinariamente longevas.
Si aplicamos estos descubrimientos, cuya idea fundamental a pesar de sus
variaciones, no cambió en los dos mil quinientos años que separan a Platón de
Kant, sentimos inmediatamente la tentación de interpretar al totalitarismo como
una forma moderna de tiranía, es decir, como un Gobierno ilegal en el que el
poder es manejado por un solo hombre. Poder arbitrario irestringido por la ley,
manejado por el interés del gobernante y hostil al interés de los gobernados,
por un lado: el temor como principio de acción, es decir, el temor del
dominador al pueblo, y el temor del pueblo al dominador, por otro lado, han
sido las características de la tiranía a lo largo de nuestra tradición.”
(Arendt, Capitulo XIII- Los Orígenes del Totalitarismo).
Pero
la esencia del Totalitarismo es esquiva y no tiene forma particular, justamente
algunos quieren mostrar a la democracia como súper-poderosa y otros como un
sistema muy frágil- es decir abarcar dos posiciones contrapuestas. No obstante,
la imagen de la gran catástrofe del poder absoluto conforma parte de un relato
casi universal- “El poder corrompe. El poder absoluto corrompe absolutamente”.
En este sentido vale pensar la evolución necesaria de la historia misma de las
ideas. Si hay algo que parece que va evolucionando a la par del Totalitarismo
es la muerte final de la política por la política misma, lo político- el
conflicto en su forma esencial- ya no alteraría de manera total la historia de
la humanidad. Las acciones humanas que no pueden cambiar la realidad que no
pueden iniciar algo nuevo se hayan en tensión con el supuesto achacado -determinismo
histórico- no marxista si historicista; “contingencia radical”. Sobre esto
quedo como consecuencia la idea de post-política.
¿Acaso no fue la post-política el proceso por el cual la democracia actual se
consolidó? Sin grandes luchas históricas, sin épica, el mundo ya post-revolucionario
vendría a ser la salvación frente a lo que fue el siglo XX. Curiosamente vamos
a considerar que la concepción de Nietzsche de sujeto nos acerca a Freud y
luego a Lacan, pero sobre todo no nos aleja de Marx, sólo cuando se toma muchas
veces en forma sistemática a Nietzsche, cuando se domestica a Freud cuando se
edulcora a Lacan se llega a formas más cómodas de pensamiento más acorde con el
sistema político que nos toca por suerte en este sentido:
Leguaje y Conocimiento:
35 [35]
Lo
que más fundamentalmente me separa de los metafísicos es esto: no les concedo
que sea yo el que piensa. Tomo más bien al yo como una construcción del pensar,
construcción del mismo que “materia” o “cosa”, “sustancia”, “individuo”,
“número”, por tanto sólo ficción reguladora gracias a la cual se imagina una
especie de constancia, y por lo tanto de “cognosibilidad”, en un mundo del
devenir. La creencia en la gramática, en el sujeto lingüístico, en el objeto,
en los verbos, ha mantenido hasta ahora a los metafísicos bajo el yugo: yo
enseño que es preciso renunciar a esa creencia. El pensar es el que pone el yo,
pero hasta el presente se creía, como el
“pueblo”, que el “yo pienso” hay algo de inmediatamente conocido, y que el yo
es la causa del pensar, según cuya analogía nosotros comprendemos todas las
otras relaciones de causalidad. El hecho de que esta ficción sea habitual e
indispensable no prueba en modo alguno que no sea imaginado; algo puede ser
condición para la vida y sin embargo ser falso. (Nietzsche, Leguaje y
Conocimiento)
La sospecha contra el “Totalitarismo” se hace más
compleja en la forma en que esta destroza la idea de política. ¿Qué clase de
dialogo es posible? ¿Qué forma se ha de aplicar la violencia? ¿Qué sociedad
resulta de ella?- este es el punto más fundamental para poder entender lo
complejo del proceso. Podemos saber que no siempre esto es considerado y que el
“ideal liberal democrático originario”- el que hizo de la burguesía el
pensamiento sobre la libertad volvería aparecer en las cuestiones del individuo
frente al Estado, y del Partido frente a las masas. Como veremos luego las
reflexiones sobre la continuidad del poder que por sobre el nacimiento de un
poder, o de cierta teorización sobre el tema son distintas:
Entre
ellas cabría destacar sobre todas las demás su extremado individualismo que, en
realidad, esconde el miedo que el hombre, cada hombre, quede diluido en el
conjunto de la sociedad perdido su potencial entre las convenciones sociales en
las que nos vemos apresados, dispersas sus energías en su intento de adaptación
a las normas impuestas por los poderosos o por las instituciones. Al lado de
esta preocupación fundamental, se hallan presentes en Godwin otros elementos de
análisis como su propuesta de transformación gradual de la sociedad por las
vías de la reforma y la educación, su alarma ante la destrucción de la
naturaleza o su interés por la igualdad de los sexos, al considerar al
matrimonio según el escribió, el peor de los monopolios, por cuanto implicaba
el sometimiento de la mujer al hombre. (Sánchez, El anarquismo individualistas
de William Godwin, p.1)
Cabe pensar sobre estos puntos que la realidad genera
situaciones contradictorias, una de ellas es la reacción que existió por parte
del gobierno inglés ante la Francia
Revolucionaria. Vale decir que este flujo y reflujo de los:
“derechos político, sociales y económicos” es una constante vale la pena ser
considerada:
El
estallido de la revolución en Francia trastocó completamente el mundo
intelectual inglés, hasta tal punto que puede decirse que condicionó su
evolución y el panorama de las ideas con las que este país entro en el siglo
siguiente. En países vecinos como en España el impato no fue menor, desde luego
recordemos cómo se impuso el “cordón sanitario” de Floridablanca, que no fue
otra cosa más que un muro de protección a la entrada del país de las ideas de
la revolución. Para Gran Bretaña, supuso un recorte de las libertades básicas
que hasta el momento se habían afirmando en el país, libertades que constituían
el orgullo de los ingleses y que les diferenciaban del resto de Europa. El
impacto fue mayor durante la dictadura de Robespierre y la ejecución del Rey
Luis XVI en 1793, hasta el punto de que el gobierno inglés decidió suspender
derechos tan básicos como el “habeas corpus” (1794). Antes de que eso sucediera
y de que se desatara la represión política y persecución de discrepantes
políticos […] (Sánchez, el anarquismo individualista de William Goldwin, p.3)
¿Por qué no decir que esta es una de las posiciones
más importantes al respecto? Sobre este punto de vista queda una gran división
la cual dice que el “Totalitarismo” es tan especial, tan único, tan diferente
que no tiene una explicación que no sea las fórmulas que algún que otro
filosofo nos quiso proporcionar en este sentido Lefort es muy claro. Si no se
puede tratar de entender el problema por fuera del “pensamiento” o no
pensamiento de los individuos, las fórmulas para entender el problema son
unívocas y curiosamente congela la situación indefinidamente cosa que podría
resultar útil para la filosofía política para la especulación pero no para las
ciencias sociales. En este sentido sus palabras son claras:
Por
diferentes que fueran estas interpretaciones, o incluso opuestas, tenía en
común el efecto de apartar la pregunta que planteaba la llegada de un régimen
de una naturaleza desconocida, es decir, apartar la cuestión de lo político y
enfocarse, sea en un encadenamiento de acontecimientos, sea en los fenómenos
puramente sociales y económicos. (Leffort, Negarse a pensar el Totalitarismo,
p. 6)
Desde el poder de la soberanía (dar muerte)
hasta la bio-política (dar vida), cada forma de Estado termino formando una
parte inexorable de un proceso irreversible, el crecimiento del poder el Estado
y de la Política
por sobre lo político. La política a escalas cada vez mayores fue capaz de
alterar la vida de millones de personas- aunque esto no sería parte del debate
–ideológico-, esta idea presente en pensadores como Isaiah Berlín y Hannah
Arendt, también presente como un perfeccionamiento del pensamiento de la
modernidad misma, su racionalidad técnica e instrumental. Sobre esto quedan
algunas divisiones fundamentales: economía/política; cultura/vida,
sagrado/profano. Aquí esta la falacia del pensamiento de Arendt:
“Las
ideologías los –ismos que para satisfacción de sus seguidores pueden explicarlo
todo, cualquier hecho, deduciéndolo de una sola premisa- son un fenómeno muy
reciente, y durante muchas décadas desempeñaron un papel desdeñable en la vida
política. Sólo con el conocimiento de su naturaleza podemos descubrir con ellas
ciertos elementos que las han hecho tan inquietantemente útiles para la
dominación totalitaria. Las grandes potencialidades políticas de las ideologías
no fueron descubiertas antes de Hitler o Stalin.”- (Arendt, Capitulo XIII- Los
Orígenes del Totalitarismo)
Esta
reflexión es falsa, por eso mismo lo que llega como conclusión, son dos
cuestiones muy distintas, a saber si no son las ideologías importantes y son
sólo una forma de –“autoengaño”- qué sentido tiene pensar que es el papel de la
ideología y no de la
Propaganda el fundamental, Stalin y Hitler, parcialmente
habrían descubierto el papel de la propaganda, lo cual en sí mismo es una
reflexión incompleta, Arendt olvida que la construcción de los Estados
Nacionales: Himno, Bandera, Historia Nacional, fueron descubiertos por otros
políticos u otros estados, entre ellos Bismarck, y que el papel de la SPD alemana ya presagiaba que
el papel de la ideología hacía posible la organización del sistema político, si
la SPD no hubiese
sido una oposición real al régimen de Weimar, es decir su aceptación del
parlamentarismo para la construcción del socialismo dos crisis se habrían
evitado, la primera, la que supuestamente abrió la puerta al “bolchevismo” para
poder ser pacifista en la
Primera Guerra Mundial. La segunda, la que hizo de la SPD , el sostén de Weimar y no
dejarlo ser una simple autocracia convencional. En este sentido Arendt, como
Valenzuela en el caso Chileno, quieren olvidar que partidos como la SPD o el partido Demócrata
Cristiano existen, y son ellos los que moderan las tensiones en estos momentos
de crisis. Hitler, en realidad, admiro e imito para lograr apoyo a la SPD alemana, que de hecho era
el partido “socialista” más avanzado en Europa junto al Laborismo.
Justamente
esto mismo configuro el péndulo stalinista de hacer pactos con Hitler y las
potencias aliadas. El laborismo ingles, siguió como el PCF, una línea de
Frentes Populares, es decir que para la misma supuesta ideología, el
bolchevismo distintas izquierdas actuaban de manera distinta. Lo que se puede
deducir en este caso es lo siguiente, se trata de repensar ciertos conceptos
sobre la naturaleza de los mismos problemas planteados por Lefort y Arendt,
pero también por muchos otros. Lo primero que debemos entender es el cruce de
algunas cuestiones fundamentales que no siempre son claras. La primera de
ellas, tomar en cuenta el papel de la subjetividad, gracias a la crítica del
Totalitarismo se fueron re-creando ciertas intuiciones de la filosofía de fines
del siglo XIX, y no de mediados del siglo XX. Arendt simplemente domesticó
ciertas cuestiones que le resultaban extrañas, desde ese punto de vista, según
tal vez la manera que razona Arendt, pensadores “fragmentarios” como Nietzsche
podrían ya suponer el papel contradictorio del pensamiento, y el resultado de
esa subjetividad como un –efecto- no progresivo y no claro del mismo
pensamiento. En este sentido hay que ser tajantes, Nietzsche y por lo tanto tal
vez Heidegger, van a dar al “Pensar” en un sentido de la actividad del
pensamiento un papel completamente distinto de lo que Freud después va
interpretar por Cultura. Para Freud, el “Pensar” no es una actividad capital, y
el psicoanálisis con el tiempo se irá enfrentando a la misma esencia de la
filosofía.
Nos
queda pensar entonces que “El Malestar de la Cultura ” está
enmarcado en esta evolución conceptual, muchas veces esto queda despegado.
Curiosamente una parte de las derivaciones filosóficas de estos efectos terminan
por formar parte de las reflexiones inéditas sobre el tema. Hasta la llegada de
las obras de Michel Foucault, no podemos hilar la construcción conceptual
científica que fue a la par de la reflexión filosófica muchas veces divorciada
de ella. Este problema quedo resuelto en Freud como la cultura, hoy en día esto
creo el eufemismo, la noción vaga de “Cultura Democrática”. Esta es más bien el
resultado inverso a los postulados de Freud, porque vale decir que la Cultura divorciada del
progreso termina por ser un fenómeno anti-iluminista por excelencia.
Curiosamente este divorcio ya estaba presente mucho antes como la noción
pesimista de Voltaire ante la realidad, la totalidad y la desgracia, esto puede
ser visto en el Cándido:
-¡Oh,
sin duda!- respondió Pangloss-. La grandeza humana está rodeada de peligros,
así lo atestiguan los más acreditados filósofos y la historia lo confirma con
sus ejemplos. Eglon, rey de los mohabitas, fue asesinado por AD. Nadab, hijo
Jeroboán, murió en manos de Baza. A Ochozías le mato Jehú. A Athalia, Joyada,
Joaquín, Jocomías y Sedecías se vieron esclavos. ¿Quién ignora el trágico fin
de Craso, de Astiajes, Darío, Pirro, Aníbal, César, Nerón, Vitelio,
Dominiciano, don Pedro el Cruel, Ricardo III, María Estuardo, Enrique IV y Carlos
XIII? Bien sabes tú…
-Lo
que yo es-dijo Cándido- que es menester cultivar la huerta.
No
te digo que no-añadió Pangloss-. Al contrario, aplaudo como es justo esa
resolución, puesto que sabemos por el sagrado texto de Dios puso al hombre en
el jardín del Edén, ut operatum eum,
esto es, para que lo labrase, lo cultivase, lo cual es una prueba manifiesta de
que el hombre no nació para holgar.
-Lindamente-
dijo Martín; pero trabajamos y no prodiguemos. Eso nos cumple y es el único
medio de hacer la vida tolerable.
En
efecto, aquella desengañada compañía insistió en este laudable propósito, y
cada cual de ellos se dedicó a ejercitar su talento y sus fuerzas, con lo cual
empezó a producir aquella corta posesión mucho más de lo que en principio
prometían. Cunegunda, rematadamente fea, llegó a ser una pastelera excelente. La Paulita , bordaba a tambor,
la vieja cuidaba de la ropa blanca, hasta Fray Genaro descubrió su habilidad
para cosas de carpintería, y aun asegura que con el tiempo llego a ser hombre
de bien. Pangloss decía a veces algunas cosas a Cándido:
Todos
los acaecimientos están encadenados en el mejor de los mundos posibles, porque
(ve aquí la razón) si no te hubieran echado a puntillones del más hermoso de
los castillos por aquel ósculo que diste a la señorita Cunegunda, sino te
hubiera cogido la
Inquisición , sino te hubiera fustigado después, sino hubieras
viajado a pie por América, si no hubieras perdido los carneros de aquel
bienaventurado país, no regarías ahora las coles, ni comerías espárragos, y
alcachofas, ni las venderías en la ciudad de Constantinopla.
-Todo
eso es muy bueno- respondió Cándido-; pero lo que importa es no disertar, no
argüir y cultivar la huerta. (Votaire, Cándido, p. 283)
Curiosamente
antes de las críticas a Marx y a Hegel, antes de las críticas a sus grandes
sistemas de pensamiento, ya había un impulso original en Voltaire contra estas
ideas. Por lo que podemos decir que no se trata de una lucha lineal entre
–revolucionarios versus conservadores- se trata más de una serie de
transformaciones en el pensamiento burgués. Sobre esto queda claro que
entonces, ya desde mucho antes que las críticas Arendt se desarrollarán en “Los
Orígenes del Totalitarismo”, ya
en cándido estaba una gran intuición, pero ya en el mismo una justa
contradicción. El problema era muy claro, el precio final de la aventura de
Cándido era aceptar su “lugar en el mundo”, la tranquilidad basada en el
trabajo en un pequeño lugar alejado de las calamidades generales de la historia
que podrían eventualmente azotar. En este sentido, este es el destino que le
queda al sujeto en la “cultura democrática”, seguir la Ley , trabajar y tener la
suerte de que por fuera de él no se teja un terrible destino. Justamente ese
papel de la justa apreciación de las limitaciones hace de Voltaire, la figura
paradigmática sobre el Malestar en la Cultura , la novela funciona como el dispositivo
para poder hacer accesible que la comprensión de ciertas dificultades funciona
como una forma clara de alejar la participación general de estos problemas.
Voltaire ya estaba magnificando la crítica a la cultura del Progreso con
argumentos más simples que sus sucesores y curiosamente los resultados que
luego se emplearon para combatir a los –ideólogos- parecen partir sin duda de
esta forma de pensar. Pangloss/ “intelectual”, es sin duda
responsable de una predica perniciosa que busca una solución intelectual a lo
que le excede completamente. Voltaire, liberal, mucho antes que los
neoliberales de hoy en día, mucho antes que Raymond Aron, Nozick o Rawls, ya estaba delimitando los
límites.
Justamente esto pone a Freud en la condición de un
burgués que hace una ciencia nueva que no responde a los principios del
positivismo y que es además una contra-disciplina, en el sentido segundo, es
como la izquierda en todas sus formas y pareceres a tomado a su
“descubrimiento”, no en el sentido primero. Por eso, perder el hilo, y quitar a
la ilustración el papel de Voltaire y asumir que Arendt tiene razón es ante
todo un engaño. Si justamente Schmitt fue alguien que tomo en consideración el
papel del “Pueblo” para Rousseau y el tema de la voluntad general, es
justamente porque Rousseau por ser “Pangloss” es totalitario es decir por ser
optimista por creer en -el mejor de los mundos posibles-, en este sentido los
optimistas de la democracia, los –demócratas- los radicales,- como se
los llamaba el siglo XIX. Esto vale para entender a la razón del nacimiento del
“populismo” de Laclau y otras alternativas post-marxistas en tanto y en cuanto
al papel siempre vigente de la ida y la vuelta sobre lo que fue el siglo XIX,
el signo signado por una revolución como lo fue la Revolución
Francesa , muchos han hecho lo mismo con la Revolución de
Octubre, sobre esto queda decir que había desplazamientos sobre la
línea misma del pensamiento político. La sospecha frente al Terror y frente a
la religión estaba presente en Voltaire antes de todos los sucesos que muchos
quisieron describir en el siglo XX. Solamente que esta fue interpretada en la
clave de cómo había sido tomada como “Barbarie”, la pregunta por el Otro, el
gran otro. Rousseau y luego otros tratarían de disolver a este otro, a este
antagonista sobre la fórmula de: “Obligarlo a ser Libre”. Ya que en
este sentido, el problema no es simplemente el de la Voluntad General ,
ya que esta forma de unanimidad era usada en cortes de toda Europa, cuando los
reyes por alguna razón no eran capaces de hacerse con el poder absoluto. De
hecho sobre esta base, el principio de mayoría absoluta, y luego el principio
de mayoría relativa se construyó la democracia de “mayorías en la representación”
y de minorías en lo social.
Sobre
esta realidad forma parte de una evolución marcada. La construcción se hace
posible por la diferencia clave que hace Schmitt, del liberalismo y de la
democracia como un sistema que no decide que no hace de una decisión política- la
decisión soberana- algo fundamental. Las formas legales y los
fundamentos del derecho, vendrían a proteger al momento constituyente sobre las
consecuencias de lo constituido. En este sentido cabe pensar que la puja entre
democracias y “el poder soberano” de un líder que en momentos excepcionales es
capaz de elegir y de ordenar la totalidad de lo político es algo fundamental.
También, veremos que esto forma parte de una realidad difícil de procesar para
Arendt, el fin de lo político y del dialogo, lleva a la vida desnuda, a la
presencia de un ser productor que no puede ser “actor” de su propia historia.
Foucault en este sentido aporta a la continuación de estas controversias. Para
él el campo de concentración no es la fórmula paradigmática y distinta del
totalitarismo. Se trata en todo caso de los procesos relacionados a la
economía. La creencia en la producción de seres perfectos que se ponen en juego
para crear el concepto verdadero de raza- quizá la mayor voluntad de
perfeccionismo de la sociedad disciplinaria-, una sociedad que sea transparente
para sí misma. La sociedad que se defiende a si misma como un organismo es una
realidad distinta sobre lo que son la sociedad totalitaria.
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