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Totalitarismo: - ¿Es el Totalitarismo, un hecho, un fenómeno o un proceso?- (3)

¿Qué es la democracia? ¿Qué es el totalitarismo?

Como parte de una dislocación del sentido de lo político, la ruptura se hace más profunda en tanto que la capacidad del Estado, la capacidad de la burocracia, la capacidad de la organización de la producción dentro de estados nacionales, creaba una forma de control total sobre la población. Sobre este punto hay que entender que depende mucho el corte espacio temporal para entender cuál es la novedad del totalitarismo. La pregunta es: ¿Cuándo comenzaron los genocidios? ¿Cuándo comenzaron los campos de concentración? ¿Cuándo fue el auge del fundamentalismo?- ¿Por qué estos tres elementos tienen que ver con la existencia final del totalitarismo? En este sentido vale considerar que acercamientos como lo de Hannah Arendt, generaron controversia desde el punto de vista histórico- Hannah Arendt construyó una forma particular de ver el fenómeno a la cual le seguirían muchas. De por sí la polémica sobre Heidegger, que forma una discusión aparte forma parte de las controversias inocentes o no de las implicancias de su filosofía. Para la Ciencia Política esto no forma parte predilecta, sí la forma para aquellos que tratan de encontrar una “esencia” al Nacionalsocialismo que tal vez no encuentren nunca, ya que el nazismo es ante todo una experiencia histórica. Porque este es un trabajo que no dispone de bases históricas tan extensas lo que podemos decir, es que hay un abuso en la interpretación unilateral de las preguntas que se pueden hacer en torno al problema.

En este sentido vale preguntarse una serie de puntos fundamentales: el primero de ellos, ¿Necesariamente vamos a hallar en la filosofía una respuesta un origen sobre el cual se podría derivar el totalitarismo? ¿Necesariamente vamos encontrar en la filosofía una respuesta del mismo tipo sobre la democracia? Sobre esta cuestión queda gran parte del desvelo de los intelectuales y el debate ideológico de hoy. Justamente se querido examinar como necesario y suficiente, ciertos rasgos de ciertas filosofías, como las claves para entender el totalitarismo. Esto cuando menos es para la política un intento “bienintencionado”, las obras de Heidegger, o Schmitt, conviven y forman parte de la realidad de la cultura en ese período histórico. Su supervivencia forma parte de ese período histórico y forma parte de la producción de ese tiempo. Probablemente estas obras en otros contextos llevan a otras conclusiones- como la necesaria apropiación de obras anteriores como la Nietzsche. Sobre este punto cabe desplegar el argumento más sólido. No se trata de evadirlo, cada época ha hecho de la lectura y de la comprensión de la obra un aspecto capital. En este sentido cabe decir que las obras completas de los autores como su esencia capital no suele ser lo que impacta en la política, este excesivo racionalismo es completamente inútil. Tanto es así, que el temor se ha vuelto parte necesaria de la supervivencia en torno al totalitarismo. Un temor que muestra cuán débil es el poder de la “sociedad” y el “individuo” frente al Estado y las clases dominantes. No nos ha producido otra novedad, ya que la confrontación ideológica sigue siendo irracional y no podemos esperar que el afán de los hombres por la lucha política produzca personas buenas y desinteresadas. La pregunta por la democracia, por su origen y como fue la base para la democracia de masas que fue necesaria participe de la crisis en la sociedad burguesa es un punto fundamental para entender lo que ocurría en Europa. Ya que el aislamiento norteamericano fue una paradoja en sí mismo. Su aislamiento de por sí, su papel “secundario” no lo puede abonar a una tesis de excepcionalismo. Podemos entender esto entre los Estados Unidos y su enemigo en el pacífico el Japón, y la solución de Hiroshima y Nagasaki.

1- El totalitarismo y la democracia- no son meta-políticos:

También podemos entender que el momento fundamental para entender las distintas relaciones en torno al totalitarismo no se agota simplemente en criticar al totalitarismo sino en definir la democracia. Podemos además afirmar que justamente la presencia de totalitarismos o democracias no término con la política porque en cuanto que la dominación totalitaria jamás fue total- ya que en ella el sujeto, sería imposible. En cuanto que nunca formo parte de un solo espíritu universal, en cuanto históricamente estos procesos políticos tuvieron rivales a derrotar y vencer se vieron constreñidos a ser Estados. Justamente en este sentido, el “Orden”, termina formando parte de una contradicción fundamental durante la modernidad. La desigualdad social, como constante, la eterna postergación de la Libertad, su reducción en todas sus formas posibles e incluso su desencantamiento forman el final de la forma en que se desgarrar la sociedad burguesa. En este sentido, la democracia liberal da la “libertad económica” (ignora la compulsión de mercad- hay que entrar en la actividad económica) como la forma más alta de libertad, siendo esta una libertad no trascendente, y que la libertad del totalitarismo como la “libertad inaceptable” como la más concreta esclavitud. En este punto cabe preguntarse- ¿Qué fue de la libertad? ¿Qué es lo razonable de ser libre hoy? -¿Quiénes han sido los no razonables? ¿Por qué ellos serían los que alteraron la historia? 

Sostenido por un tipo de sociedad, y por cierto excepcionalismo. La democracia liberal  habría “triunfado”- tal cual si existiese una -dialéctica efectiva- Tesis Capitalismo Democrático/ Anti Tesis Totalitarismo, Síntesis- Capitalismo Globalizado  y no una puja entre sistemas sociales- frente a otras formas de entender el mundo- es decir el espacio de la totalidad de la experiencia humana. Este triunfo no se pudo dar sin el éxito económico y militar de Estados Unidos- es decir que el agente necesario es un agente histórico, y no triunfa una idea porque si creyéramos esto, dependeríamos de una celebración casi mesiánica del desenlace de la guerra fría. En este sentido, como formas de poder, siempre fue el equilibrio- tensión- entre la democracia y el totalitarismo, el que mantuvo en el siglo XX, la tensión, entre un concepto de historia abierto y sin resolución, mientras que otro demostraba que la historia avanzaba hacia algún sentido particular- sobre en el marxismo, socialismo y luego comunismo, ya que en el Nazismo, esta lógica habría sido bastante más endeble pero podríamos imaginarla- como un Racismo total- como el nacimiento de: “una especie dentro de una especie”. Pero esta visión es subsidiaria de una forma de pensar que no se hace cargo de los problemas clave. Primero y principal, las crisis de la segunda y primera guerra mundial no permiten sólo decir que son las ideologías las que hacen su papel, y si lo hacen, lo hacen en forma de abierta contradicción. Estados Unidos mismo como la “democracia” protectora, siempre llegó tarde a los dos grandes conflictos. Creer que en Rusia o en Alemania existían esencias que antes del totalitarismo nos dan credenciales para entender los sucesos forma parte de una interpretación bastarda. Neoconservadora en origen, y sostenida en primer lugar por una necesidad histórica. Una cuestión es la defensa en primer lugar de los derechos individuales y por consiguiente de los derechos humanos y lo siguiente es formular que procesos como la “Revolución Francesa”, la “Revolución de Octubre”, y el nazismo tuvo raíces comunes. Esta interpretación, sólo forma parte de una no asumida filosofía de la historia –neoconservadora norteamericana- la cual se mantiene en pie como una utopía tan frágil como el Reich de los Mil Años.

Pensar lo contrario implicaría una suerte de poder trascendental de las ideologías y sobre del marxismo. Por lo que la fragilidad de la historia, el paso de los hechos históricos y de la contingencia serían dejados de lado. Un poder más poderoso que el que alguna vez tuvo la Alemania nazi, y la URSS descansa hoy en Estados Unidos. La única garantía sería el orden interno, su pujanza económica, y su papel como guardián internacional. La pregunta es: ¿De qué nos protege este gran poder? Las conclusiones en esta acción bienhechora son contradictorias. Pero lo cierto es que son válidas. En el debate político-ideológico, la ética para justificar o no la acción de los procesos totalitarios es muy importante. El gran problema que contiene es la “propia voluntad de poder” de quien se constituye a sí mismo como el depositario de la protección del orden mundial. En este sentido, vale decir, ¿se han detenido para siempre las prácticas genocidas? ¿Hasta que punto un Estado con el poder de mantener su soberanía es capaz de cometer genocidios impunemente? La respuesta con el nazismo es más sencilla, derrotados en la Segunda Guerra Mundial, los nazis fueron perseguidos. En cambio si estos juicios se aplican a la URSS o a la República Popular China, jamás se pudo hacer justicia, simplemente estos sistemas se modificaron y se “abrieron” al capitalismo. En este sentido, cabe pensar si no fue más el poder del Estado en sí que otra cuestión el que pudo hacer estas atrocidades.

2- La práctica del Genocidio como el eterno retorno de lo reprimido:

Uno de ellos es la presencia de la presencia de grandes efectos del genocidio como una práctica se replicaría en distintas circunstancias- cuando se lo piensa; el genocidio se comete contra una población en particular. Es la forma más directa del poder del Estado sobre la población. Las razones en muchos casos, se “mostraron” como de productividad, de lealtad o “pureza” que en última instancia serían lo mismo. La capacidad de un Estado de hacer una sociedad a imagen y semejanza de su deseo. ¿Tiene algo que ver con las masas? La India paradojalmente jamás desarrollo un “espíritu totalitario”, esto parece responder más a un proceso político que a un proceso netamente esencial. Podemos decir que en cierto sentido, justamente es el Estado, y el papel que este produce, la clave. Podemos decir que la existencia de un líder autocrático o de un “demagogo”, son difíciles y confusas de dilucidar. Justamente lo que sí podemos saber es que un “Canciller/Presidente/Emperador”, son figuras que son investidas con un aura que no tienen de por sin estas instituciones. Si bien ha habido Estados mucho más chicos como Cuba a los que se les han imputado muchos rasgos de esta clase, la pregunta se vuelve esquiva. Sobre cuando quedan aislados en la escena internacional.

En este sentido hay genocidas que tienen mandatos cortos, o regímenes de vida corta como el Nazismo de 1933 a 1945. Con versiones que según lo más anti-marxistas implicarían de 1917 a 1989. Sencillamente esto ya es un estorbo desde el punto de vista de la equiparación. China en su subsistencia del PCCH, es una pregunta molesta, ¿podría un totalitarismo transformarse sin fisuras y evolucionar sin la intervención de la democracia? Es decir ¿evolucionan por su propia lógica los totalitarismos hacia su final?- estas preguntas nada tienen que ver con el régimen de muertes sistemáticas. Ciertamente se sostiene que el Estado totalitario tiene que tener un enemigo interno. Este enemigo hasta ahora, sería una creación deliberada del Estado. ¿Acaso esto no muestra la contradictoria situación del mismo Estado? De Hitler sabemos que su poder absoluto coincidió con diversos atentados, y otros líderes también. Esta “mortalidad” de los líderes, llevó en la URSS a diversos cambios. En el caso del Nazismo la supervivencia sin el Führer fue casi nula. No obstante el “neo-nazismo” pudo resurgir de manera más preocupante. Si es posible el neo-nazi, ¿No fue por la misma esencia de lo que fundaba el nazismo? El nazismo por sí mismo, no tiene esencia. Sin una experiencia política concreta, forma parte de una ideología inerte. En este sentido cabe pensar, que la sociedad alemana estaba bien dispuesta para poder desarrollar el nazismo. Pero esto no termina de dar el resultado sobre el principio mismo del genocidio. El genocidio creo en el enemigo una fórmula perfecta. El Estado se arrogó el derecho del control de la vida en forma total, y de la vida de todos los individuos en forma particular. De la antigua cultura anti-semita sobre todo de base religiosa, nace una nueva cultura anti-semita de base racial, basada más en el Estado, que en lo que decía combatir. Curiosamente dos figuras quedan contrapuestas, el Estado- es un padre despótico, un “Dios” y la Sociedad la Comunidad de Hermanos queda disuelta. La vuelta a este escenario primigenio re crea entonces estas condiciones de posibilidad de este despotismo total con la pulsión de muerte. ¿Por qué surge este nuevo padre?

La culpabilidad que le cabría a Alemania, Italia y Japón sería paradigmática, en igual sentido a Francia, y sobre esto se fundaría luego un nuevo mundo. A diferencia de un conflicto como el de Roma-Cartago. Europa no fue sepultada para siempre. La huella de Europa y el totalitarismo prevaleció. Lo que impresiona sin embargo es que el poder político estatal jamás pudo luego de la caída de la URSS entenderse de la misma manera. ¿Acaso no dice mucho de la naturaleza misma del conflicto? En  este sentido, la derrota del totalitario llevo a su banalización- ¿Acaso desaprecio para siempre? El fin de la Alemania Nazi, pero no el fin del anti-semitismo. Las amenazas sobre Israel, y la capacidad de destruir el mundo completamente con armas tácticas no forman parte de un escenario tranquilizador. La pregunta sobre el genocidio responde a la pregunta por la técnica. En el siglo XX, el GULAG y el campo de concentración, fueron las formas principales de concepción de la destrucción de una población. ¿Qué haría del poder de un Estado que como hoy tiene armas nucleares? El nazismo jamás dispuso de ellas, Stalin mismo jamás utilizó una de esta clase ¿Sería más seguro un mundo con Eichmann al frente de un arsenal nuclear? Eichmann con todo no sería un fundamentalista suicida, ¿pero que sería del mundo si el que estuviera al frente fuera un suicida? En todo caso lo que ocurrió no fue un simple cambio de mentalidad, muchas veces simplemente se tomo al racismo y al nacionalismo como una hibrido indiviso que constituyó un monstruo ingobernable- ¿Cuál fue su semilla? ¿Fueron productos espontáneos del pensamiento? Pensándolo detenidamente, esto mostró un fracaso. El Estado de Israel y su precaria situación en el escenario internacional (aún hoy) es la constatación que la comunidad internacional no desarrollo un orden seguro para lo que había significado el hecho que describió Arendt como el refugiado que hoy se multiplica por millones- además de la violencia de género y sexual que mantiene sin aún mostrar una demostración total de prácticas totalitarias pero siempre en el límite. Estas personas sin patria- les quitan la patria y por lo tanto los derechos-, son perseguidos por los Estados y son dejadas muchas veces morir por no tener un status legal legítimo para ningún Estado en particular. Las sociedades no pueden existir sin Estados. Pero lo Estados no pueden asegurar la vida de todos sus miembros, e incluso pueden ensañarse con matarlos. En este sentido, bajo el sistema de las clases sociales, lo que era un simple dispositivo de dominación puede crecer y multiplicarse de forma asombrosa. En el futuro ¿Existirá una orden deliberada de un orden político para iniciar el exterminio o será parte de una serie de políticas que indirectamente llevaran a millones de personas hacia la muerte?

Como paradigma en este sentido es la mismísima “Solución Final”. La solución final como tal formaba parte de un deseo de erradicar al pueblo judío de la historia. Pero en sentido total, para erradicar la “culpa”, las acciones deberían disolver, borrar la huella del genocidio, es decir, alterar la historia para siempre. Este sentido de poder alterar la historia para siempre, si rompería con la idea de contingencia sin la necesidad de que ninguna utopía se materialice. Justamente por eso, como desgarramiento de la propaganda misma, como necesaria conjunción de su necesario motivo destructivo, el nazismo cree en una doble realización de ganar la guerra y a la vez obtener la purificación racial. En este sentido la visión total de la eliminación de un grupo específico en un periodo delimitado, sea la diferencia ante las constantes purgas estalinistas que nunca tenían fin. La pregunta más inquietante sobre el nazismo es; ¿Qué habría pasado si hubiese logrado su cometido? Justamente la presencia de un Estado genocida sin esencia, la presencia de un Estado capaz de matar siempre, y en cantidades cada vez mayores, quita la necesidad de Stalin o Hitler. Burocracias enteras habrían sido capaces de emprender más matanzas con la conciencia tranquila. En este sentido cabe pensar que la caída de Hitler, y la destrucción del Estado Nazi, los Juicios de Nuremberg, formaron parte de un bloque. Alemania no dejó de existir. Austria tampoco. ¿Cuánto tiempo soporta una sociedad la culpa? ¿Cuándo la empieza a olvidar? ¿Qué esta dispuesta a hacer una sociedad para lograr nuevamente su tranquilidad? ¿La humanidad aprendió algo en el proceso? – De los victimarios, queda mucho más que reflexionar. ¿Qué fue del poder? La humanidad fue perjudicada por la humanidad.

Llegados a esta instancia la pregunta por el prójimo es fundamental. Cuando se lo considera, los nazis simplemente mataron a otro bajo órdenes. Órdenes que a la vez eran superfluas. Tanto enfermeras como médicos nazis, estaban tan vacíos de respuestas como Eichmann como gran parte de los funcionarios nazis. Como hoy en día, la privacidad, la seguridad y la vida, dependen muchas veces de una serie de principios que están por fuera del hombre común. ¿Sería el hombre común el que salvaría la democracia? ¿Sería el hombre común el primero en morir? Justamente las víctimas terminan por ser parte de la única alternativa humana sobre la cual se podría decir que habría una ruptura. Pero esto no dependió de la política nazi. Dependió antes que nada de la resistencia, y del aferrarse a la vida. – El Otro funcionó siempre negado, la recepción de las órdenes fue primero- el miedo fue capaz de estar por sobre todo nivel. El miedo herramienta básica del Estado y el Mal, pudieron operar de las formas más interesantes. El orden se mantuvo en medio de las contradicciones generales, fueron las instituciones como islas las que se esforzaron por cumplir. ¿Qué sería lo extraordinario que les depararía el éxito de su misión? ¿Acaso no tuvieron éxito? Vale decir que la democracia se construye en su Estado de democracia liberal sobre una contradicción. El Imperio, bueno o malo, constituye de por sí una respuesta indeseada, y la desigualdad deseada tendría que descansar sobre una noción de justicia. Cuando comprendemos que la justicia, termina por conformar ciertas formas de comprensión sobre la racionalidad del mundo, podemos entender que ciertas nociones de justicia no toman los problemas como la explotación, la irracionalidad, la guerra y otros fenómenos. Podemos decir que el divorcio de Freud con los autores liberales,  racionales o razonables es mayor. No podríamos pensar que la democracia es una simple fatalidad ingobernable so pena de renunciar entonces a su permanencia. Su permanencia sería tan fatal como lo fue la del Totalitarismo. En este sentido históricamente ¿cuál sería el borde necesario entre el mundo de la democracia liberal y su contratara irracional?- siempre Estados Unidos tuvo que necesariamente compararse con ese otro Gran Otro, que de alguna manera le sirvió como una explicación.

Podemos decir incluso que sería una revolución excepcional la americana que habría fundado excepcionalmente una forma distinta de comprender la historia sobre lo que habría sido la Revolución Francesa. Esta búsqueda de la excepcionalidad, Estados Unidos, Israel y otros estados serían distintos de sus pares basados en la tragedia como Alemania, Japón, Rusia, y otros tantos. Esta ficción es poderosa, porque permite creer que se creo en la historia una forma de evitar la presencia misma de lo oculto en el hombre, porque la idea del Mal, que pone en duda la FE no sólo pone la duda en Dios, sino en el Hombre y la Política misma. Peor este es ante todo un problema occidental que en su paso a ser Universal tuvo que resolver esta contradicción. ¿Fue el liberalismo el que pudo resolver en el plano de las ideas esta difícil contradicción? ¿Se pudo re-fundar la sociedad desde cero a partir de la realidad post-totalitaria?

En este sentido, la democracia termina pasando por un doble tamiz, el de la soberanía, es decir la lucha a muerte por el Estado, donde la democracia en su expansión politiza absolutamente todo. Schmitt y gran parte de la teoría europea, siendo el clivaje, el necesario conflicto insoluble pero convertido en parte del sistema. Es decir que para los europeos siempre fue el Estado la base de la contradicción fundamental. Mientras que para los sajones la sociedad fue la respuesta y el acuerdo. ¿Habría sido posible la “Revolución Americana” en el régimen francés? Ciertamente que el fatal revisionismo sobre la historia francesa podría ser una extraña operación para tratar de explicar el totalitarismo por una simple concepción ideológica de la relación de la política con el Estado. Esta relación es compleja, Estados Unidos, con el tiempo demostró que su razón de Estado fue volviéndose más poderosa. Este sentido, el gobierno supra-nacional, y el Estado generan una extraña superposición. ¿Cuál es el destino de la democracia ante esta situación? Si bien todos fueron optimistas sobre el fin de la URSS, esto no fue sinceramente sobre la base misma del éxito de los Estados Unidos en expandir su democracia sino el fracaso mismo de la URSS. En este sentido cabe pensar si el Estado en Estados Unidos no es por su poder, capaz de erradicar algún día la democracia de todo el globo. Como súper poder, Estados Unidos rivaliza con China en el control de grandes porciones de la economía mundial. Hoy en día parece que fuera la interdependencia y no el logro particular de alguna experiencia histórica lo que contendría los conflictos. Pero esta realidad no quita el papel de la crítica liberal y la reconstrucción de la democracia. La democracia hoy se basa en una serie de contradicciones de Mercado y Estado. Pero estas contradicciones se basan en la propia idea de sujeto. Un sujeto que a la vez no puede ser freudiano. El sujeto freudiano si es razonable tendría que coincidir con la base misma de lo que es hoy, el hombre, uno que es hombre a pesar de todas estas vicisitudes. Por eso mismo el post-marxismo descanza sobre cierto fracaso, el cual Leffort y otros, habrían considerado al poder mismo como aquello que se fracturo de la posibilidad de ser transformado en una herramienta de liberación. En este sentido, la realidad concreta es que el liberalismo anglosajón y la experiencia norteamericana, abreva en una respuesta completamente distinta. Justamente cabe tomar en cuenta esto para entender que las sociedades no tienen un espíritu particular ni una fatalidad en particular. En este sentido, la tradición liberal norteamericana, profundamente influenciada por Locke no ve conflicto alguno, ni presupone que el dialogo tenga que ser lo esencial del modo de vida en democracia. Esto hace justamente un punto de partida importante para entender que hablamos de “democracias” versus “totalitarismos”. Nos cuesta pensar en un ente ideal superior, en una completa formalización del totalitarismo. Vale entender esto para poder dilucidar algunos de los conflictos fundamentales, el valor de la “Justicia” (responde a la sociedad y a los individuos) es un principio completamente distinto a la de la soberanía- (responde al Estado y a la Nación):

[…] la justicia política en una sociedad democrática; a saber: ¿cuál es la más apropiada concepción de la justicia para especificar los términos justos de la cooperación social entre ciudadanos considerados libres e iguales, miembros de una sociedad con la que cooperan plenamente durante toda una vida, de una generación a la siguiente? (Rawls, Liberalismo Político, p. 29)

            Justamente por esta misma justificación de la Justicia, y de la tolerancia, y de la no existencia de valores sustantivamente trascendentales, el liberalismo anglosajón que no sea neoconservador, pondría como fondo la discusión de los valores más altos de la vida humana como la discusión predominante de la filosofía política y no el poder. Justamente esta no problematización del poder, y no problematización del conflicto y una misma problematización sobre la capacidad misma de poder acceder a una convivencia de valores que sean a la vez la realización humana de los ideales particulares. Es lo que genera esta relación distinta de objetos a reflexionar. Justamente una pretendida huída de la metafísica que no es una búsqueda pragmática ni utilitaria de la democracia por la democracia misma es la gran diferencia entre los liberales racionalistas de raíz kantiana y lockeana de los “Liberal-Conservadores”.

El liberalismo político supone que las enconadas luchas se entablan por los más altos valores, por lo más deseable: por la religión, por los más altos valores, por concepciones filosóficas acerca del mundo y la vida, y por diferentes concepciones morales de bien. (Rawls, Liberalismo Político, p. 29)

            En este sentido vale hacer una aclaración importante, la verdadera comprensión del liberalismo anglosajón, no puede ser Arendt, desplazar y pensar que el hombre, que la sociedad sea cual sea, no estaría luchando por algún valor supremo parece ajeno a la visión del liberalismo. Justamente es cuando el “Bien” se pone en cuestión que la crisis, que la ideología, que la moral entra en crisis. Cuando el “Mal” se toma como referencia, se entra en el campo del derecho, de la criminalización. Tanto es así, que el Mal parece ser un concepto más atractivo para el tema del Totalitarismo. Pero no es el mal sino el bien la base de la sociedad liberal, y es la base de la utopía totalitaria. Justamente la articulación “Bien/Mal” y la necesaria supeditación del Mal al Bien son importantes. Justamente serían los incapaces, de toda forma y tipo que abandonando la sociedad son seducidos por el crimen y la violencia. Justamente ellos serían enemigos fatales del orden social. Justamente este necesario contrapunto más moral que político sería la salida del problema. Pero no es una buena fundamentación. Los críticos de Arendt tienen razón, ¿Qué puede decirnos el valor del mal banal? ¿Acaso no es el bien banal? Justamente la fidelidad a esta tolerancia forma parte del sistema, forma parte en suma a lo razonable, es decir a que los medios sean aptos para los fines. Son aptos para ello porque nunca la racionalidad puede liberarse, nunca la racionalidad puede especular políticamente más allá. Eichmann es tan “responsable” de ser nazi como un buen ciudadano de ser un “buen demócrata”. No se trata en este caso de pensar en una forma de pensamiento que se trate de la naturaleza del pensamiento, de la vida de Eichmann.

Si enfocamos la atención en la primera pregunta fundamental, el curso del pensamiento democrático en los últimos dos siglos, o algo más, nos demuestra llanamente que en la actualidad no existe ningún acuerdo en la forma en que las instituciones básicas de una democracia constitucional deben ordenarse si han de satisfacer los términos justos de de cooperación de ciudadanos considerados libres e iguales. Esto lo demuestran las muy controvertidas ideas acerca de cómo los valores de las libertades e igualdades se hallan mejor expresados en los derechos básicos y en las libertades de los ciudadanos a fin de responder a las exigencias de la libertad y de la igualdad. (Rawls, Liberalismo Político, p. 30)

            En este sentido podemos entender que las “instituciones” frente a la “Justicia” son un valor importante y caro al racionalismo. La posibilidad misma de que existan instituciones de por sí capaces de tener lógicas ajenas a estas pretendidas no forma parte del planteo liberal. ¿Será por esto que el liberalismo en este nivel que puede hacer convivir las exigencias de Mill y Kant es ante todo un estado velado en el cual se presupone las condiciones ideales de una democracia? Desde este punto de vista, la democracia se formaliza en extremo. Esta democracia formalizada en extremo, es el resultado mismo de pensar en la presencia misma de individuos que no se comportan por fuera de ella. La democracia como orden es un orden coercitivo en última instancia. La gran diferencia existe entonces por medio de la cual no hay masa superflua, no hay elementos que estén por fuera de este pensamiento. Nada hace escapar a esta formalización de la vida democrática. La democracia se hace una filosofía política en particular. La respuesta de Rawls es una respuesta total al totalitarismo.

a-Cada persona tiene igual derecho a exigir un esquema de derechos y libertades básicos e igualitarios completamente apropiado, esquema que sea compatible con el mismo esquema que sea compatible con el mismo esquema para todos, y en este esquema, las libertades políticas iguales, y sólo esas libertades, tienen que ser garantizadas en su valor justo.
b- Las desigualdades sociales y económicas, sólo se justifican por dos condiciones: en primer lugar, estarán relacionados con puestos y cargos abiertos a todos, en condiciones de justa igualdad de oportunidades; en segundo lugar estas posiciones y estos cargos deben ejercerse en el máximo beneficio de los integrantes de la sociedad menos privilegiados.
(Rawls, El Liberalismo Político, p. 31)      
    
            En este sentido queda delimitado que el Estado no es un problema. El Estado al no ser un problema queda delimitada toda la acción política. La acción como tal delimitada deja en el modelo ideal, a un Estado que se ciñe al derecho en la práctica porque defiende el más débil. ¿No es esta la más cara idealización liberal? ¿Hay que soportar que el Estado a cualquier costo haga lo que haga? El liberalismo cree en este sentido que el derecho a la “rebelión” nada tiene que ver con la revolución misma. Esta es la razón por la cual el “autoritarismo” sería distinto del totalitarismo. El estado contenido en la forma autoritaria no excedería en excesos a los Totalitarismos. Sería una cuestión de grado de reacción por parte del Estado. En este sentido, la evolución del liberalismo no sería una evolución de la cultura, se trata en todo caso de una evolución necesaria de la política misma. La evolución de las convicciones políticas. Estas se darían en forma clara por la aceptación de las condiciones de la libertad. El marxismo, y el leninismo en particular. Ni el papel de Sorel, ni el papel de los filósofos continentales de la política europea tendrían algo que ver con esta clase de reflexión. El problema de Lenin, y el de Marx era la esencia misma del Estado, porque la justicia como valor, estaba por fuera del derecho, por fuera del estado, por fuera de cualquier “constitución”. En este sentido, queda entonces por escindir que el mundo contemporáneo la justificación, no es convergente, la contradicción entre los “demócratas” subsiste. Justamente por eso, creo que es importante valorar las formalizaciones últimas del Estado liberal moderno y que preferentemente provengan de los Estados Unidos.

Uniremos a esta pregunta fundamental un segundo interrogante: el referente a la tolerancia, entendida en su acepción general. La cultura política de una sociedad democrática siempre esta marcada por una diversidad de doctrinas religiosas, filosóficas y morales opuestas entre sí e irreconciliables. Algunas de estas doctrinas son perfectamente razonables, y el liberalismo político ve en estas doctrinas razonables el inevitable resultado, a largo plazo, de las capacidades de la razón humana y su actividad en el trasfondo de doctrinas libres y duraderas. (Rawls, Liberalismo Político, p. 29)                     

¿Qué se ha hecho de esta noción?- quién se pregunte a fondo, lo que se ha logrado es convertir al imaginario totalitario en un suplemento del sistema existente. La carga del sentido de lo “Totalitario”- la experiencia histórica sobre todo del final de la URSS impacta en la forma actual en que el mundo se organiza. En el caso del Totalitarismo suelen ser los crímenes que se le imputan es decir, que se suele tomar como esencia un resultado histórico, reducido,  especialmente “modelos ideales”, sobre esta endeble necesidad de mantener una sociedad post-totalitarismo, la maquinaria de la verdad en torno al Totalitarismo supo construir, un “poder”.

La gran revelación en torno a esto es que el  fracaso de la racionalidad, del proyecto moderno como se le imputa tuvo pérdidas más graves que las que se podría pensar a primera vista. Es falso que las “democracias” no puedan convivir en un mismo sistema con los totalitarismos, también es falso que vamos hacia un mundo más pacífico. Lo único que se ha logrado hasta ahora es cambiar la naturaleza de los conflictos, y en parte relativizar la crisis general. Cuando consideramos esto podemos comprender que la idea misma de masas en el siglo XX, cuando la industrialización de Europa termina alcanzando todas partes del mundo queda en sí misma como un producto de la sociedad que se moderniza. Incluso cuando esto es pensado, nos damos cuenta que el proceso general incluyo no sólo oleadas de anti-liberalismo sino que también favoreció la implantación del capitalismo en todo el globo, ya sea de Estado o de Mercado, el capitalismo se expandió, confirmando las propias ideas de Marx o Rosa Luxemburgo. Vale la pena tomar una referencia:

El fascismo y el estalinismo utilizaron y extendieron los mecanismos ya presentes en las demás sociedades. No sólo esto, sino que a pesar de su locura interna utilizaron las ideas y los procedimientos de nuestra racionalidad política. (DE, IV306:224) transferencia de tecnologías y prolongación, con la salvedad, de la enfermedad, la locura y la monstruosidad. También continuidad en el estalinismo y en el fascismo en las biopolítica de exclusión de políticamente peligroso y de lo étnicamente impuro: biopolíticas establecidas desde el siglo XVIII, por la policía médica y asumidas, en el siglo XIX, por el darwinismo social, el eugenismo, las teorías médico legales de la herencia, la degeneración y la raza. (Defender la sociedad, FCE, p. 248)

            Como podemos entender se trata de una serie de transformaciones en torno a las políticas sobre las poblaciones y las formas de producción de la vida. En este sentido, el Totalitarismo no tendría nada de extraordinario, sino que habría sido parte de una evolución casi necesaria de las transformaciones de las sociedades civilizadas. La pregunta reside entonces, sobre el por qué de estas transformaciones en la sociedad y sobre la continuidad de esta en todos los órdenes de la vida. No obstante esto debemos considerar un punto importante a tener en cuenta sobre el tema del totalitarismo que no escapa a la idea más clásica de Estado:

Los Estados no pueden subsistir sino a condición de que haya una voluntad soberana, considerada como expresión de la voluntad individual. La voluntad del señor es la ley. ¿De qué sirven tus leyes, si nadie las sigue, tus órdenes, si nadie se las deja imponer? El Estado no puede renunciar a la pretensión de reinar sobre la voluntad de individuo, de contar y especular con ella. Le es absolutamente indispensable que ninguno tenga voluntad propia; al que la tuviese el Estado se vería obligado a excluirlo, (aprisionarlo, desterrarlo, etc.); y si todos la tuviesen suprimirían al Estado. No se puede concebir al Estado sin la dominación y la servidumbre, porque el Estado debe querer necesariamente ser el dueño de todos sus miembros, y, esta voluntad lleva el nombre de “Voluntad de Estado”. (El Único y su Propiedad, Max Stirner, p.198)

            Claramente las preguntas que se hace Stirner, que no son más que la pregunta que cualquiera se haría por el Estado mismo, hace que el Totalitarismo al no poder no tener Estado, podríamos decir, que el Autoritarismo es la piedra basal, la firme base de sustentación, luego los crímenes que cometa el Estado serán de acuerdo a sus fines, y la pregunta por los fines, sí habilita a una pregunta que disocia la forma del fondo. Es más interesante preguntarse por la naturaleza humana y su necesario suplemento institucional. El totalitarismo no es un Estado de Naturaleza, hobbesiano, sino su reverso. Es un terrible Leviatán, la imagen de Cronos, devorando a sus hijos podría ser el mejor mito, el del padre despótico, pero este padre despótico es especial porque no piensa en el sentido contractualista. Por eso mismo vale la pena hacer la siguiente aclaración:

La estructura del Estado nacionalsocialista no se describe, completamente, no obstante, por la soberanía tripartita de la industria, del partido, y de las fuerzas armadas, con el Líder representando la sede de la conciliación final. Las fuerzas rivales ejecutan sus decisiones a través de una burocracia que es una de las administraciones más altamente racionalizadas y eficientes de la era moderna. Es, al mismo tiempo, el elemento menos nuevo del Tercer Reich, siendo bastante idéntica a la burocracia de la republica de Weimar, expurgada de sus miembros no confiables. El terror que mantiene a la sociedad nacionalsocialista no es solamente el de los campos de concentración, prisiones y pogroms, no es apenas el terror de la ausencia de la ley, sino el terror legalizado menos visible, a pesar de no ser menos eficaz, de la burocratización. (Marcuse, Estado e Individuo bajo el nacional socialismo, p.63- Marcuse, Una Introducción)

            Cuando se considera que una parte de los logros anteriores del Estado, si tal cosa cabe son esenciales para poder tener el totalitarismo, su excepcionalidad se derrumba. El intentar simplemente comprender tomando el caso como algo distinto a lo que ocurre con el resto de la historia humana tiene una sola justificación y esta es ideológica. La tensión entre un hecho en la historia, con una supuesta continuidad inexorable es válida pero la fantasía en torno a tiempos que serían tan extraordinarios donde el ser humano sería naturalmente distinto a hoy tiene sus contradicciones. En este sentido, uno de los problemas más importantes a resolver es esta misma cuestión y cómo se aborda. Vale decir que es importante tomar otros registros sobre todos artísticos sobre el fenómeno, es importante saber que la asociación fascismo barbarie, y del “buen arte” y la “buena cultura”, son ante todo una aspiración burguesa que no acepta su responsabilidad en formar parte de un proceso histórico:

-¡Les Temps! ¡Ese sí que es un gran periódico1- dice Arthur Ganate, para hacerme rabiar-. No hay otro como el cuando se trata de defender la raza francesa.

Y yo le devolví la pelota para demostrarle que estaba bien documentado:
- ¡Y bien lo necesita la raza francesa puesto que no existe!
-¡Que si, que existe! ¡Y bien hermosa! –insistió. Te diré incluso que es la raza más hermosa del mundo. Cornudo quien lo niegue.

                        Y entonces se puso a injuriarme. Yo me mantuve en mis trece.
-¡No es verdad! La raza, esto que tu llamas raza, no es mas que un revoltillo de infelices de mi estilo, legañosos, piojosos, muertos de miedo, venidos de los cuatro lados del mundo, y que han llegado aquí vencidos, perseguidor por el hambre, la peste, los tumores y el frío. No podían ir más lejos a causa del mar, eso son los franceses.

                        […]

Tu pequeña muestra no vale nada ante la vida. Yo estoy por el orden establecido y no me gusta la política. Y, además el día que la patria me pida que derrame la sangre por ella, me encontrará dispuesto a dársela sin perdida de tiempo.
Precisamente eso contesto Arthur. (Céline, Viaje al fin de la Noche, p. 12)

Contar con algunas referencias es necesario, porque se trata ni más ni menos que ir dividiendo lo necesario de lo superfluo. Como venimos enumerando, el Totalitarismo como imagen es el suplemento necesario del poder actual, la problemática es tal, que se trata de hacer farmacopeas que supuestamente evitarían que la sociedad volviera a incurrir en esta clase de defectos, en esta clase de excesos que serían los totalitarismos. Es decir nuevamente borrar, y ordenar todo lo que lleve a la entropía en la interpretación de la historia. En este sentido cabe explicar que llegado a este punto, más que pensar o no pensar en qué es el totalitarismo, lo que se ha hecho es una serie de fuertes generalizaciones, y toda la necesaria condena por el fracaso histórico del totalitarismo. En este sentido cabe decir que no sólo Stirner y Foucault, estaban convencidos del papel del Estado, en el gobierno de todos, sino que además el mismo Hobbes, sostiene que el arte del gobernar reside en:

Digo la semejanza de pasiones como deseo, miedo, esperanza, etc., que son idénticas en todos los hombres, y no la semejanza en los objetos de las pasiones, que son las cosas deseadas, temidas esperadas, etc. En estas varían tanto la constitución individual como la específica educación, y se ocultan tan fácilmente a nuestro conocimiento que los rasgos del corazón humano, ya manchados y difusos por el disfraz, la mentira, la falsificación y las doctrinas erróneas, sólo resulta legible para quien investiga corazones. Y aunque efectivamente a veces descubrimos por las acciones de los hombres sus designios, hacerlo sin compararlas con las nuestras y sin distinguir todas las circunstancias capaces de modificar la situación, implica descifrar sin una clave y estar equivocado para lo fundamental, bien por excesiva confianza o por excesiva desconfianza, porque quien lee es un hombre bueno o malo.

Pero por muy perfectamente que un hombre pueda conocer a otro en sus acciones, sólo le sirve esto con sus conocidos, que son siempre escasos. Quien ha de gobernar a toda una nación debe leer en sí mismo a la Humanidad, no a este o aquel hombre en particular, cosa más difícil y más ardua que aprender cualquier lengua o ciencia; con todo, cuando haya expuesto de modo claro y ordenado mi propia lectura, desbrozando así el camino, sólo necesitamos considerar si encuentra o no lo mismo en sí propio. Pues este tipo de doctrina no admite otra demostración. (Hobbes, Leviatán, p.40-41)                

            Justamente por eso mismo, la idea de la Utopía, no pesa más que la idea de Estado, no sería necesario problematizar esta parte importante del imaginario sobre el totalitarismo. En este sentido vale tomar en cuenta como las formas de la gubermentalidad subsisten, y por eso mismo el poder total sobre el género humano se adapta:

“Pero yo no quiere confort. Yo quiero a Dios, quiero a la poesía, quiero al verdadero peligro, quiero la libertad, quiero la bondad, quiero el pecado”. Aldous Huxley.

Dentro del género de las antiutopías que se escribe Un mundo feliz, sorprende el aire burlesco y desenfadado con el que Huxley aborda la descripción de un mundo deshumanizado, en contraste con el modo desangelado y triste de otras obras del mismo género. Como la mayoría de estas participa de la opinión de que la ciencia y la técnica, al servicio de los intereses del poder, conducirán al mundo de reformas sociales de dominación absoluta, a instituciones opresoras a las que nada quedará al margen, de las que nadie escapará. No obstante, introduce un nuevo elemento: la genética. En efecto, las posibilidades que la genética ofrecía al poder para enriquecer su deseo de poder absoluto y que en los últimos años hemos visto confirmados, fueron ya intuidos por Huxley en 1932.

Un mundo feliz, viene a ser la réplica de las utopías del primer Wells, en las cuales la creencia en el progreso científico permitirá el desarrollo libre y feliz del hombre constituía el núcleo central de la trama. A este respecto, Huxley en una carta referida a la señora Kethevan Roberts, fechada el 18 de mayo de 1931, nos dice: “Estoy escribiendo una novela sobre el futuro (Un mundo feliz); sobre el espanto de la utopía welleseliana, y una rebelión contra ella. Es muy difícil apenas si dispongo de la imaginación necesaria para tratar semejante tema.
[…]

“Las doctrinas del nazifascismo, el comunismo, el nacionalismo, etc, son manifestaciones idiotas; mas quienes creen en ellas logran caldear sus corazones a través de sus creencias, y esta excitación inmediata les hace olvidar los desastres que a largo plazo que son la consecuencia de semejantes creencias.”
[…]

En el curso de la próxima generación, creo que los amos del mundo descubrirán que el condicionamiento infantil y la narcohipnosis son más eficaces como instrumentos de gobierno que los garrotes y los calabozos, y que la avidez de poder tan cabalmente si mediante sugestión se hace que la gente ame su servidumbre como si a latigazos y a puntapiés se le impone obediencia.
[…]

Huxley, huyendo de la ideología política de occidente, de los valores en nombre de los cuales se ejercía la más brutal y a la vez sutil de las violencias, llegó reposando al oasis de la filosofía taoísta.
[…]

En el siglo de los intelectuales “comprometidos”, Huxley nos ofrece un modelo distinto. Antecesor de posteriores concepciones y actitudes tomadas por los movimientos estudiantiles de los años setenta, constituyó un ejemplo de la renuncia a la civilización de la seguridad a cambio de la libertad porque intuyó que no puede organizarse una sociedad humana de manera encomiable, porque sin libertad no hay vida. (Un Mundo Feliz, introdicción Ignacio de Lorrenz, p. 12-13-14)       
        
Sin embargo esto no basta se tiene que decir que algunas de sus consecuencias no tienen nada que ver con el papel de cierto “redentor universal”, no fue que las democracias ganaron una batalla épica por la salvación de la humanidad, este concepto del fin de los conflictos, y de la “democracia conflictiva” o que procesa conflictos son eufemismos simpáticos pero no reales. Lo que hay que preguntarse es que clase de conflictos se trabajan hoy y cuales son sistemáticamente dejados de lado. Esto no es ocioso, ya que de por sí, la negación de las clases, la negación del capitalismo, pero la omnipresencia de este, combinados con la negación sistemática a reconocer la “base material” forma parte de las grandes contradicciones contemporáneas. Al menos si el destino es “inmodificable”, deberíamos tratar de entender cuáles son las causas de este proceso. Claramente este ha sido un proceso de propaganda que ni siquiera se ciñe a la necesidad real de entender el fenómeno. Arendt, cuando expone la necesidad de hacer el juicio sobre Eichmann se ciñe al derecho burgués, y al liberalismo. A diferencia de otros propagandistas como Fukuyama, Arendt tomo al totalitarismo en dos obras diferentes en forma diferente, la primera: “Los Orígenes del Totalitarismo”, y la segunda “La banalidad del Mal/Eichmann en Jerusalén”, la pregunta por el mal, termina generando una respuesta más compleja, la gran diferencia entre los planteos de Arendt y la de otros autores depende del tipo de reflexión filosófica de fondo. La banalidad del mal, bien analizada, describe las contradicciones de la sociedad burguesa sin decirlo:

Las irregularidades y anomalías del proceso de Jerusalén fueron tantas, tan diversas y de tal complejidad jurídica, que oscurecieron durante el procedimiento al igual que lo han hecho en los textos, sorprendentemente escasos, publicados tras el juicio, los centrales problemas morales, políticos e incluso legales, que el proceso inevitablemente tenía que plantear. El propio Estado de Israel a través de las declaraciones formuladas antes del juicio por el primer ministro Ben Gurión, y también mediante el modo que el fiscal realizó la acusación, creo una mayor confusión al formar una larga lista de finalidades que el proceso debía alcanzar, todas las cuales se hallaban más allá de las finalidades propias de la aplicación de la ley mediante proceso legal. La finalidad de todo proceso es hacer justicia y nada más. Incluso los más nobles propósitos ulteriores- “registrar el testimonio del régimen de Hitler que pueda resistir el análisis histórico en el futuro” que Robert G. Storey, dijo que era una supuesta finalidad superior de los juicios de Nuremberg- únicamente pueden servir para obstaculizar la finalidad jurídica principal, a saber, sopesar las acusaciones dirigidas contra el procesado, juzgar y aplicar el castigo concensuado. (Arendt, Eichmann en Jerusalén, p. 152)      

            La gran diferencia y crítica que va a recibir Arendt sobre el tema de la banalidad del mal se da desde el comienzo, ya que la persistencia de criterios ajenos al derecho, la democracia, y hasta de la racionalidad laica, estaban conviviendo con el juicio a Eichmann y en este sentido valen aclarar dos cosas:

Sean cuales fueran los fundamentos de lo anterior, lo cierto es que la ingenuidad con que la acusación pública denunció las infames leyes de Nuremberg, dictadas en 1935, prohibiendo matrimonios e incluso relaciones sexuales extramatrimoniales entre judíos y alemanes, causó en el público una impresión de desagradable sorpresa. Los corresponsales de prensa mejor informados se dieron perfecta cuenta de la paradoja que las palabras del fiscal entrañaban, pero no lo hicieron constar en sus artículos. Sin duda no creían que fuera el momento oportuno de criticar las leyes e instituciones de los judíos de Israel. (Arendt, Eichmann en Jerusalén, p. 10)

            La obra de Arendt trabaja bien este contra punto y demuestra cuán difícil es para un Estado la crítica a lo totalitario y cuán difícil es para un Estado la contradicción entre Nación y Humanidad. Hay que poner una acotación importante cuando pensamos en Eichmann en Jerusalén, podemos entender una serie de cuestiones relacionadas; la primera de ellas es la que tiene que ver con el proceso sobre la construcción excepcional del Estado de Israel, la segunda es la que tiene que ver con el orden internacional, la democracia, la justicia como instituciones burguesas. En este sentido vale la pena pensar, ¿Existe una forma técnica preexistente que haya tratado de emular esta clase de “tratamiento” ante los hechos inéditos que podrían poner al borde de la supervivencia a la sociedad, esto ocurrió sobre el papel contradictorio que tiene Eichmann y el papel contradictorio que tiene el Nazismo, no eran elementos aislados sino paridos en medio de Europa, vale la pena esta pequeña incorporación:

Los anormales son tanto individuos peligrosos presentes como los futuros. De allí que la psiquiatría identifique figuras de la peligrosidad, y no exclusivamente a individuos peligrosos. Desde este punto de vista lo anormal desborda a individuos peligrosos, no porque lo considera desde el poder de normalización que se relaciona con él, sino porque construye una tipología de individuos peligrosos. La  categoría de los anormales formaliza el plural de los individuos peligrosos. Esa formalización se obtiene en base a la anomalía. El anormal es aquel que en su comportamiento deja ver una anomalía. Esta genera, una continuidad, reclamada por el psiquiatra entre la visibilidad de los comportamientos y la invisibilidad de una psicología. Es la anomalía, como visibilidad de un comportamiento trastornado, la que permite identificar focos de peligro y remontarse a perversidades sepultadas en psicologías de apariencia corriente. Para Foucault, tres figuras constituyen el mundo de la anomalía, el monstruo humano, 64, el individuo a corregir 65 y el niño masturbador 66. Estas tres figuras de la anomalía que van desde los confines de la humanidad captada en su margen natural hasta la humanidad más corriente (el niño), dan sentido a la figura amoral del siglo XIX es el descendiente de estos tres individuos que son el monstruo, el incorregible y el masturbador. El anormal del siglo XIX hereda las tres formas de la anomalía. Este encierra al monstruo humano, al indisciplinado y al onanista en otra configuración del saber y el poder; descripta en el advenimiento de la psiquiatría moderna. (Le Blanc, El pensamiento Foucault, p. 139)         

            No resulta para nada extraño tener que elaborar este pasaje, ciertamente cuando pensamos en la forma en que entendemos el Totalitarismo desde la “Ciencia Política”, la Filosofía Política y la Economía. Entendemos que casi como una rama separada, este campo funciona como una parte de las más complejas para tratar de abordar lo que sería el “régimen” monstruoso, esta sería la gran diferencia entre la democracia representativa actual y el “Totalitarismo”, a diferencia de las tradicionales formas de gobierno donde había formas “desviadas” donde Aristóteles las consideraba formas incorrectas de formas correctas de gobierno ejemplo: Monarquía/Tiranía, la base sobre la cual se quiere “criminalizar” a la sociedad totalitaria, el Líder Totalitario, y la masa totalitaria parece ser muy distinta. Esto tiene que ver con la necesaria construcción del régimen que vendría a resolver estos problemas. En este sentido Arendt adhiere a una crisis que no termina de ser resuelta sobre qué base pasó. Arendt parece que con la “banalidad del mal” quisiera fundar un campo nuevo sobre el papel de los “nuevos criminales” que a la vez al hacer crímenes relacionados con la política de resultados incalculables no pueden ser juzgados por el derecho burgués. Sobre este punto hay una cierta similitud, ¿Cuál fue la creación de Arendt frente a este hecho? ¿Se dio un cambio parcial en parte de muchos de los que luego irían girando hacia el liberalismo posteriormente? Este nuevo liberalismo o los nuevos liberalismos tuvieron una parte importante en el estudio del totalitarismo. La gran diferencia entre el papel de Eichmann – es que podría ser cualquiera, es decir iría en contra de la razón del anormal pero a la vez no puede escapar de esa imagen. ¿Fue en este sentido una debilidad del poder médico? ¿Fue una debilidad de la justicia? ¿Fue que la justicia estaba subvirtiendo en ese campo las reglas generales de la sociedad?

            Justamente por eso, cuando la disciplina médica no termino de solucionar el papel del crimen nazi, fue la economía, y la política, sumadas a distintas interpretaciones sobre el humanismo, las que fueron cercando el “misterio totalitario”, justamente con la crisis de la sociedad disciplinaria, o la crisis en cierto plano, se sumó de alguna manera, una serie de cuestionamientos sobre lo biológico que harían parte de obras posteriores. La diferencia entre el “Bios”- la vida- y la “Zoe”- lo vivivente- como vida en el sentido amplio, biológico. Esta es la diferencia fundamental que volverá en Arendt en otra forma la forma de la diferencia entre la vida política (activa) y la filosófica (contemplativa) es decir que la vuelta a la división en torno a la política, la disolución de la –filosofía de la praxis- forma parte de una re-conversión dentro del papel que había sido inaugurado con Kant del filosofo como alguien que interviene en la escena pública.     Podemos decir que los ataques hacia Hannah Arendt tienen un fundamento en este sentido, entre un viejo y un nuevo liberalismo. En este sentido, el sentido del monstruo, y la necesidad del apoyo de la explicación por parte del fiscal por medio de una escenificación forma parte de lo que estaba supliendo a la vez que era una especie de gran psiquiatra, porque explicaba la anomalía del Nazismo en Eichmann, y la anomalía de Eichmann en el nazismo. ¿Podría haber un asesino que no necesitará tener que manejarse con cadáveres y con lo que se consideraba matar? Si a esto le sumamos las condiciones adicionales, podemos ver que lo que se hizo con cada jerarca nazi especialmente con Hitler fue hacer uso de la psiquiatría, o de pseudo-psiquiatría. Esto fue justamente lo que terminó quedando como el mito en torno al totalitarismo, lo que no forma parte del análisis más importante, poco importa si se trata de un cabo, un arquitecto como Speer, u otro, lo importante es entender el resto de las disciplinas tratando de metabolizar esto.

      La evolución del “populacho” de los orígenes del totalitarismo a Eichmann, es un giro propio y necesario de la comprensión de la misma práctica genocida- no se trata de un simple gusto por el crimen por parte del pueblo-. La reflexión por parte del liberalismo tiene que ser individual, y no grupal, esto tiene sentido en la forma en que los juicios que se hicieron a los nazis, quisieron dar espacio al derecho, la moral burguesas y condenar sobre el derecho, la injusticia, en los “tiempos oscuros”, ahora bien, esta elección es ideológica. Pensando desde este punto de vista, lo banal en el mal, el peor mal que sería hecho por la negación de pensar, ¿acaso tiene que ver con alguna seducción ideológica en particular? Constantemente las fuerzas de represión en regímenes autoritarios, totalitarios y democráticos, deben preguntarse patéticamente esta pregunta que no hacen porque sería absurda. ¿La ley que sigo es la correcta? ¿Está en relación con la justicia? Esta pregunta que es la de se formularon los griegos con respecto a la diferencia entre la ley y la justicia, entre la fuerza y el dialogo. Por eso mismo hay que pensar que el Totalitarismo en el caso de Eichmann puede ser interpretado dentro de la sociedad burguesa. Claro que bajo esta óptica Arendt nos acusaría de ideológicos, pero claramente el giro dentro de su propia obra muestra una evolución ideológica, la cual tiene que tomar que no existe tal cosa como el mal universal- ya que esto iría en contra de la libertad, ya que se trataría de una necesidad en el hombre. No por nada, la banalidad del mal le valió tantos conflictos irreconciliables con muchas autoridades del Estado de Israel. Es más en este sentido debemos considerar que ciertos elementos hacen entender que el no poder olvidar lo sucedido e interferir políticamente en la creación del Estado de Israel y la política de Ben Gurión, le valen una persecución que se ha mantenido hasta hoy. Nuevamente “La razón de Estado”, tiene un efecto improbable que en otra época histórica. La razón de Estado de Israel, el Mossad, el secuestro de Eichmann, el deber sagrado del pueblo judío de encarcelar y juzgar a los nazis. El Mossad es una gran metáfora, mientras que Arendt se mantiene en el verdadero liberalismo, sus contrincantes, la acusan de nazi por sobre todas las cosas, para poder construir su relato. En este sentido el Estado democrático de Israel, termina en una contradicción con la misma Arendt. Pero esto no es lo más importante pero ya forma parte de lo que ha sido la propaganda anti-totalitaria versus la crítica anti-totalitaria. Las concepciones son diferentes. Cuando se entiende esto, se puede entender las razones de real-politik. Las lecturas de Mein Kampf en las mezquitas del Cairo mientras Eichmann era enjuiciado formaron parte de un clima de época.

Pero estas cuestiones forman parte de un dispositivo complejo. El Estado de Israel forma parte de la garantía del Estado Judío, como tal aunque no todos los habitantes de Israel lo sean, y contradictoriamente la política interna de Israel lleva a que esta garantía no sea siempre la primera prioridad- los estados sacrifican sus habitantes a voluntad-. Esto fue lo que ocurrió con la misma Arendt cuando fue acusada de nazi simplemente por oponerse, “intelectualmente” a la política de Ben Gurión. No obstante la banalidad del mal, sobre la nueva clase de crímenes, no es más que chocar contra las contradicciones del derecho burgués. ¿Cuándo un preso muere en cualquier cárcel del mundo hoy y la impunidad acompaña a las fuerzas de seguridad qué clase de ser pensante está de detrás ello? ¿No nos sorprendería que si ponemos a muchos represores contra las cuerdas encontremos más y más Eichmann claro que podríamos encontrar una clase de fanático distinto. Pero el problema mismo del Estado de Israel era tratar de combatir la idea misma del enemigo fácil de derrotar y de vencer. Ciertamente el campo de concertación, el GULAG, son lugares que llevan al extremo una característica de la sociedad moderna, de la impersonalidad y el desprecio de la vida humana. Pero no debemos pensar que esta institución, porque eso fue lo que termino siendo sí tenía nada que ver con la sociedad moderna. Esto fue parte de un fenómeno no estrictamente alemán sino japonés en china y que sigue replicándose en extrañas formas en todo el mundo, tal cual la relación entre los Hutus y los Tutsis. Claramente que lamentamos que China no haya podido pedir sus justificaciones y poder llevar en idénticas condiciones a algunos de esos jerarcas japoneses. Curiosamente el ejemplo japonés y la ausencia de juicios iguales sobre la situación china muestras terribles consecuencias del papel de la propaganda en plena guerra fría. A partir de allí podemos ver lo que queremos analizar del totalitarismo, su simple enumeración no alcanza, se trata además no caer en las simples ideas de u buen sistema o un mal sistema. Lo que no se puede olvidar es que el Estado esa creación moderna está en el centro de la discusión. Hoy en día sabemos que el negacionismo es un arma política de peso. También sabemos que el negacionismo no es puramente una creación delirante sino que tuvo por fin, combatir ciertas posiciones generales sobre la política en Europa y Medio Oriente especialmente. No por nada, el Frente Nacional Francés en pleno siglo XXI, puede ser tan negacionista como el presidente de Irán. Por eso mismo la islamofobia y el “nacionalismo francés”, hacen una justa combinación, la civilización Occidental porta la contradicción en sí misma. Por eso mismo, la maquina negacionista y anti-semita necesita siempre de la anuencia de ciertos poderes permanentes. Cuando estas cuestiones ocurren, queda pensar si realmente, hemos superado el “Totalitarismo” o si simplemente este ha desaparecido por un tiempo. Claramente hoy en día vivimos en un mundo menos mesiánico pero esta apariencia podría ser ingenua.

Cuando entendemos esta relación podemos entender el poder de la verdad sobre el saber en general. Al mundo occidental desarrollado le ha resultado cómodo crear un discurso que le calce completamente bien. En este sentido, muchas veces lo que ha imperado es una verdadera fuga del problema. ¿Será que Arendt en este sentido a diferencia de Freud si quiso al menos responder desde la burguesía al problema? Curiosamente Freud, nunca se preocupó demasiado por entender lo que había ocurrido a nivel subjetivo como lo haría Arendt, para Freud sólo se trataba de naturaleza humana. En este sentido, la contradicción en el nivel de la conciencia, tal cual la entendía Marx, es retomada por Arendt, la conciencia, el “poder pensar” estaba en juego. Hay una burguesía que no piensa y este es el horror de Arendt. Curiosamente en este sentido, en vez de andar con moralismos propios de los vencedores, la obra de Arendt es filosófica, si el intento es sacar a Eichmann su culpabilidad y si el derecho burgués no puede decir más, bien estaba por Arendt recordar el límite del Estado burgués. Los Estados burgueses no pueden juzgar lo que no son aptos para juzgar, y en este sentido lo esquivo de la criminalidad del Eichmann, es lo mismo que ocurre con el totalitarismo en general. El motivo particular del totalitarismo no cambia la esencia misma de la base del sistema, se pudo sobrevivir al totalitarismo. Por eso mismo, Arendt, podría hablar de la banalidad del mal. Curiosamente eso saca el papel de las víctimas del centro de la escena. La pregunta es, ¿la comunidad internacional hizo realmente lo que debía como en tantos otros casos o simplemente prefirió conservar sus beneficios? En este sentido, curiosamente lo terrible de las ideas que se pusieron en juego con Arendt eran todas las que subsistían en torno a Eichmann, y las que subsistían en torno al gobierno nazi y el soviético. ¿Un totalitarismo para derrotar a otro? ¿Era esta una buena respuesta? El “Tío Joe”, necesario para derrotar a Hitler es una respuesta compleja frente a lo que fue el final de la segunda guerra mundial. ¿Cómo fue el que mundo libre tuvo que aliarse a un totalitarismo para derrotar a otro? – si a Arendt se la parafraseo de  hacer una defensa de Eichmann y decir que el pueblo judío, termino presa de la degradación nazi, cómo olvidar lo que estaba ocurriendo en la URSS. Claramente el pacto Alemania Nazi-URSS es un hecho tan necesario como el pacto Aliados-URSS, los giros “sagaces” de Stalin y su supervivencia hasta su muerte nos hace dudar. No porque iguale las acciones pero necesariamente quita de en medio una cuestión que era la excepcionalidad de esta condición. El destino de Polonia misma, es en sí misma un paradigma.

La existencia de Hagana en 1920, ya marca un indicio de que no todos los judíos se encontraban en la misma situación, el Estado de Israel es una acción conciente de un grupo de judíos creadores del Estado de Israel, no es un acto reparador de la comunidad internacional luego del Holocausto. Podríamos decir que todos estos estados convivieron de forma clara, lo curioso es que ya con la misma experiencia de Guernica, los nazis, mostraban que las siguientes acciones serían parte de una negación sistemática de la humanidad del enemigo. El hecho que fue olvidado junto con las operaciones japonesas en China, y el papel necesario de Estados Unidos en Hiroshima y Nagasaki, da la razón a Arendt, los pilotos que incineraron a dos ciudades enteras tuvieron la “confianza” de hacer el bien, si hubieran sido cazados a muerte, y encerrados para luego se ahorcados, sus respuestas no hubieran sido distintas que las de Eichmann. Arendt, en este sentido estaba describiendo el papel de muchos hombres poderosos de hoy en día, muchos poderosos burgueses, tienen que decidir sobre cuestiones que le son ajenas en su vida diaria y a su responsabilidad legal. En este sentido Eichmann fue una muestra no cínica- de lo que ocurría-, de un estado de situación de la sociedad contemporánea, la gran diferencia entre estos hechos es muy importante para entender que es el capitalismo hoy en día. Ya que por más que se quiera invertir el orden de los factores, Eichmann resalta el papel de la “educación autoritaria” por sobre el papel del Tercer Reich, ser un buen nazi sin ser anti-semita, genera una extraña reacción. El abuso de esta categoría fue aplicado de manera estúpida sobre los ideólogos por ejemplo: Heidegger; quien quiera pensar que la inocencia de Heidegger tiene algo que ver con la de Eichmann se equivoca son posturas diametralmente opuestas. Pero claro que a la propaganda neoliberal necesita tener una garantía de que pensar sea un delito es decir, crear buenos “Eichmann”. No necesariamente la historia pone a estos hombres que no piensan frente a un genocidio. Pero es claro que la sociedad cuando niega la muerte de sus semejantes, tiene una deuda para consigo misma. Donde todo el mundo espera “coraje civil” o la negación de la imbecilidad tal cual el fiscal israelí pretendió hallar en Eichmann sólo va a encontrar negaciones. Esto nos dice mucho de lo que hoy en día, hace el Estado, ciertamente la complicidad activa es mucho peor que la pasiva, pero es muy cierto que la complicidad pasiva es casi requisito necesario para que para que pueda haber cómplices activos que no piensen.

Claro que esto va en contra de la manera en que burguesía concibe el Estado. Arendt, termino re-creando la noción de Mal, si el mal no tiene que ver con el egoísmo, la crítica de Arendt choca frontalmente con Freud. El pensar de raíz, heideggeriana, de la obra “Qué significa pensar”, es lo que opera aquí, o al menos no es clase de interpretación que luego Leffort, y otra de clase de oportunistas harían bandera para cuando los “totalitarismos” estuvieran en decadencia. Esta es la gran diferencia, el concepto de la banalidad del Mal, lo que generó escándalo es profundamente heideggeriano, porque pese a las acusaciones ciertas de Heidegger como nazi, sus problemas fueron los de la sociedad burguesa.

Al ámbito de lo que se llama pensar arribamos cuando nosotros mismos pensamos. Para que nuestro intento sea coronado por el éxito es menester que estemos dispuestos a aprender a pensar.

Al someternos a tal aprendizaje, ya hemos admitido que todavía no sabemos pensar. […]

El hombre puede pensar en tanto tiene posibilidad de hacerlo; más tal posibilidad no es garantía que seamos capaces de realizarla, ya que solamente somos capaces a aquello que tendemos. (Heidegger, ¿Qué significa pensar?, p. 13)

            Curiosamente si consideramos que el papel de la reflexión del pensar sobre hechos graves que deberían llevar a una no indignación sino a una profunda reflexión de las acciones humanas encontraríamos un papel distinto a la reflexión de Arendt, porque lo que hacia es poner en tela de juicio no el papel de un hombre que se opone ideológicamente al nazismo, no se pregunta por la pregunta del partisano. Si no que se pregunta por la ausencia del pensar. Esto es se pregunta por la contradicción misma del que está en medio de las “redes de la ideología”, pero no ideología en el sentido de una ideología particular como el “comunismo, anarquismo, liberalismo” sino por el contrario sobre la imposibilidad de hacer tal acción por sí mismo. Es decir, no poder ser capaz de poderse responder lo grave de su situación. En este sentido, ¿Hay una brecha grande entre la filosofía marxista y la ideología marxista? Desde este punto de vista, si simplemente queremos mantener el debate vivo podemos decir que sí, la ideología marxista, la ideología nacional-socialista, son criticadas indirectamente por Heidegger y aquí se haya una interesante paradoja.

El que se dé muestras de interés por la filosofía, no atestigua todavía ninguna disposición a pensar. Es verdad que existe en todas partes una serie preocupación por la filosofía y sus problemas. Existe también un loable despliegue de erudición en orden a la investigación de su historia. Nos aguardan en este campo tareas provechosas y loables para cumplimiento los mejores no resultan lo bastante buenos, sobre todo cuando se trata de presentarnos los modelos de los grandes pensadores. Pero tampoco el hecho de que nos hayamos abocado intensamente y por el espacio de largos años a las disertaciones y los escritos de los grandes pensadores nos da una garantía que nosotros estemos pensando o que estemos dispuestos a aprender a pensar. Por el contrario el ocuparnos de la filosofía es lo que mas persistentemente pede sumirnos en el engaño de que estamos pensando, ya que estamos “filosofando” sin cesar. (Heidegger, ¿Qué significa pensar?, p. 14-15) 

            A medida que vayamos comprendiendo esta diferencia podremos entender el papel necesario de ciertas críticas al totalitarismo por sobre otras. Además podemos entender que el papel del totalitarismo, el papel del burgués, el papel del genocidio, y el papel mismo de la política, se hacen más opacos en la medida que Arendt trabaja el concepto de la banalidad del mal, el hombre que podría ser cualquiera es una fatalidad histórica y a la vez es una fatalidad de clase. En este sentido, ¿Arendt no está dando a entender que la razón de estos sucesos sigue desafiando nuestra manera de entender la naturaleza humana? Muchos han querido ver en esto un giro kantiano posible, ¿Qué hacer sin la moral justificada por imperativos como mandato burgués? ¿Qué hacer sin leyes universales? Justamente esta crisis de la metafísica que con tanta intensidad se dio en Europa, fue tomada por el mismo Heidegger, porque en él estaba la pregunta misma de la naturaleza del “pensamiento” o lo que es lo mismo la acción de pensar.

¿Quiénes nosotros? Nosotros los hombres de hoy, los hombres de hoy que va perdurando desde hace mucho y que va a seguir perdurando todavía mucho por una extensión para la cual no hay ninguna cronología histórica. […] No da bastante que pensar el que somos un signo y que esto indescifrado? (Heidegger, ¿Qué significa pensar? P. 20)

Justamente cuando nos ponemos a pensar qué es el “Totalitarismo” debemos detenernos con mucha paciencia a saber qué ha sido y qué fue de sus epígonos, es decir de aquellos que tuvieron que lidiar o lucrar con él. Lo que no es poco. La ciencia política, lamentablemente no dispone de verdades bellas, su análisis es el poder, o al menos eso pretende declamar. Sobre estos puntos vale decir que hemos de entender que la visión de Arendt no puede ser la de Popper, no puede ser la de Hayek, no puede ser tampoco la de los thinks tanks norteamericanos, su distancia con ellos es grande, y su crítica distinta, Leffort mismo, quién sabe si el junto con los post-marxistas pretenden discutir siquiera en el mismo plano, justamente para separar y entender qué fue aquello que se dijo, y qué es eso que se dice hoy, nada mejor que seguir indagando.

En esta forma todas las ciencias se originaron de la filosofía de doble manera. Las ciencias provienen de la filosofía en cuanto  la tienen que abandonar. Las que se originaron por sus propios medios y en cuanto a ciencias, no pueden nunca más desandar lo andado, para retomar con un salto a su punto de origen. Se quedan ahora entregadas al ámbito de una esencia donde sólo es capaz de hallarlas el pensar, siempre y cuando este último pueda aportar lo que es de su parte. (Heidegger, ¿Qué significa pensar?, p. 25)   
      
Justamente en este tramo mismo, podemos entender la característica capital de un divorcio profundo, y casi necesario que no es más ni menos que la interpretación de la obra misma de Nietzsche. Algunos como Carl Schmitt lo consideraron un romántico, y por otra Heidegger rompe frontalmente con ciertos puntos que al divergir de Freud rompen necesariamente la unidad de la crítica anti-totalitaria. E incluso dejan en la filosofía preguntas que siguen siendo intrigantes y peligrosas, ¿No será que justamente el psicoanálisis como tal es capaz de interpretar a los burgueses normales y no a Eichmann? Mejor dicho que el análisis serio de Eichmann daría al psicoanálisis una respuesta incómoda, ¿qué es lo que debería tener al hombre? ¿Qué clase de Súper-Yo se vuelve superfluo hoy en día? Claramente esto le sale caro, el poder como tal, forma parte de una forma de ser, una forma de pensar el mundo, Heidegger crítica al tecno-capitalismo, a la conquista del ente por el ente, los medios que tienen que ser correctos para los fines correctos, los medios son los fines mismos, el pensamiento tecno capitalista puede reproducirse sin mediación filosófica- el fin del pensamiento- . ¿Acaso no empieza ya de por sí demostrando que se trata de una superación de la política moderna? (La violencia es el arma capital de la reflexión del Estado burgués)-¿Qué ocurrió acaso con las dictaduras? ¿Acaso desaparecieron? Vale la pena pensar, y continuar sobre la historia del concepto clave, el Estado, el cual gracias a muchos altercados y creaciones fantasmaticas, queda como si fuera un simple prestador de servicios- lo cual es mostrar su cara más chata. El engaño es simple, ¿Cuánto cuesta a la sociedad la libertad de un individuo? ¿Y qué clase de individuo es libre? Sobre estas dos ideas se basa el principio jurídico del Estado, el derecho con sus garantías y las formas de propiedad. Será completamente torpe, ir ley por ley, procedimiento por procedimiento, tortura por tortura, burocracia para entender esto. Lo cierto es que ante todo, el Totalitarismo quizá fue el cénit de una sociedad, la disciplinaria y a la vez el inicio de la sociedad bio-política, tanto que el producto del victimario como de la víctima responden a un tercer fin, el fantasma de la Alemania Nazi, la voluntad del Führer o la excusa que sea. Hoy la muerte se administra mejor, la muerte ya no forma parte de un “problema insoluble”. Sobre este hecho, triunfaron las formas de dominación. La negación de la muerte en la política es muy importante, sólo así se puede superar la contradicción de Orwell:

«El lenguaje político está diseñado para que las mentiras parezcan verdades, el asesinato una acción respetable y para dar al viento apariencia de solidez.»

Fuente: “Politics and the English Language”, Horizont, abril 1946, incluido en: The Collected Essays, Journalism and Letters of G. Orwell, vol. IV (1945-1950), Secker & Warburg, Londres 1968, pp. 127.140

            Podemos entender fácilmente que Orwell intenta dibujar cierta línea de lo imposible de lo político lo cual, ya formaba parte de las preocupaciones de Hobbes, el problema de Orwell es profundamente retórico, y en este sentido, el problema es no poder aceptar que el lenguaje hace un saber que luego será un poder. Si además ese poder es una producción permanente jamás se despierta de la pesadilla. ¿Cuáles serían las verdades eternas que nos protege el poder hoy frente al Totalitarismo? Esta especie de cuento, por más terrible que parezca forma parte de la historia del poder mismo. Que el sistema haya mantenido su eficacia, su colonialismo, y que las contradicciones y la carga de la prueba queden en las “revoluciones” como hechos no inéditos, como la negación de la “indisciplina” en la historia dice mucho de lo que es hoy la burguesía.

 En Orwell, negar esta indisciplina, pensar que las catástrofes colectivas no siguen ocurriendo es parte de una ridícula pretensión- sería negar la historia humana-. Lo que debemos hacer para evitar esta simple idea de una política escindida de todo lo demás, es quitar “político”: “El lenguaje está diseñado para que las mentiras parezcan verdades,  el asesinato una acción respetable y para dar al viento apariencia de solidez.” Ya violencia simbólica, ha tenido un proceso de constante perfeccionamiento, el no poder escapar de ello, el tener que saber que hay una verdad, incluso después del Holocausto, que el negacionsimo puede sobrevivir, más la presencia persistente del anti-semitismo debería ser prueba más que suficiente que la obra “purificadora” de la humanidad quedó corta. Cuesta separar qué es la sociedad burguesa, de las excusas redentoras del totalitarismo como el “Juicio de Nuremberg”, el mismo “Eichmann en Jerusalén”. Quizá se podría ser demasiado optimista sino se creyera que, el mundo sobrevivió a la guerra fría más por una ambición y real control de la situación que por una simple “conversión” a la idea de dignidad humana. Incólume queda el “socialismo chino”, que sin derrumbarse, y sin ser derrotado militarmente desde 1949, cuestiona a Fukuyama. ¿Hay que tener DD HH para simplemente adaptarse al mercado internacional? Debería haber una fatalidad acaso “fantasiosa” ¿no es acaso por el contrario que formas de vida totalitarias y autoritarias subsisten y empiezan a convivir con formas de interdependencia con las democracias? Solamente se hace posible pensar la verdad, dejando de lado, las posibles alternativas. Procesos históricos pusieron fin a las republicas socialistas europeas, batallas ideológicas ganadas, hicieron triunfar una forma sobre la otra. Lo que no podemos decir es que los Estados, la base del reducto final de la muerte, y de lo reprimido de la política se haya alterado. La política, sigue estando allí, el lenguaje da un aura contradictoria, ¿Quién desearía vivir bajo un Estado luego del totalitarismo? ¿Cuánta gente puede dejar morir un Estado antes de ser considerado totalitario? Dentro de la persecución total a homosexuales, gitanos, y judíos, la sociedad mantiene incólumes gran parte de sus prejuicios, y esto ocurre bajo las democracias. Curiosamente esto importa menos, que el sistema económico. Morir de hambre en un Estado Fallido es para la comunidad internacional menos grave que morir de hambre por la acción deliberada de un Estado. Esta es la gran diferencia. Pero a su vez muestra un lado ejemplar, la acción deliberada de un Estado para matar con el apoyo de la sociedad hace de ella, un digno espectáculo de lo terrible. Se ha querido ver a la “revolución”, como la gran culpable. Pero quien sino otro que el Estado el que siempre es capaz de hacer la tarea ordenada de matar gente, tal cual el genocidio es. Son justamente burócratas, ajenos a las ideas “idealistas”, ajenos a motivos extraordinarios los que hacen los genocidios, Eichmann, sería el éxito de los hechos sociales por sobre las personalidades, sería en suma la jaula de Hierro ataúd de hierro sobre el cual, el genocidio puede vehiculizarse. Pero hay otras formas de matar, las formas colonialistas forman parte profunda. Esta que sostiene las formas necesarias de las nuevas formas capitalistas de fracasos, el antisemitismo del siglo XXI, se clona tristemente entre el anti-semitismo y la islamofobia.


            La represión a homosexuales, cristianos, judíos, y otros grupos muestra que bien se combina el capitalismo con las formas más extremas de irracionalismos. ¿Acaso alguien podría culpar a Irán de dictadura comunista? Como país subdesarrollado, sin armas nucleares aún, subsiste como prueba fehaciente de qué es lo necesario para “Impedir el progreso de la historia”. El resultado ha sido, en análisis ha sido recopilar como las formas del Estado subsisten y las épocas varían, la gran heterogeneidad, incluso el Islam como enemigo esencial de la civilización termina por tener la forma del totalitarismo, pero esto nada tiene que ver, la democracia y el totalitarismo aspiran a disolver el conflicto pero el Estado y la violencia lo mantienen latente.             

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