Analizar el volumen general de noticias
sobre “La corrupción en el ejecutivo” en el poder ejecutivo lleva a
una serie de asuntos principales entre ellos; “El caso Ciccone” en el
cual está implicado Amado Boudou pero no hay una conexión directa con Cristina Fernández
de Kirchner, podemos considerar que este caso no es el más importante en torno
al poder en el ejecutivo ni que toca a la presidencia de la Nación pero su
importancia anteriormente tenía que ver si con la línea de la sucesión
presidencial. En este sentido podemos darnos cuenta que el caso elegido con
especial relevancia, el “Caso Fariña” tiene una función importante en el
sistema planteado entre el gobierno y la oposición, lo primero que debemos
considerar, es el papel del lavado de dinero, el cual funciona como una muestra
directa de lo que podría ser el enriquecimiento ilícito. No obstante, la
presencia misma de Lázaro Báez, recordando la figura de Yabrán, mostraría una
continuidad con el menemismo real o sugerida. En este sentido, el caso más
profundamente abarcado tiene características especiales, es el primer caso
donde uno de sus máximos implicados se auto-incrimina en televisión, y a partir
de allí una figura de bajo conocimiento en su esfuerzo por modificar sus dichos
se hace de alto conocimiento incluso tal vez que algunos funcionarios de la
plana mayor del gobierno, como el ministro de educación Sileoni. Este ejemplo
es significativo, la política dejar de ser simplemente una simple iniciativa
presidencial, el caso Fariña nunca fue abordado directamente por Cristina Fernández
de Kirchner, no obstante funcionarios como Oscar Parrili como funcionarios
directos han tenido una importancia al resaltar cual era el programa
periodístico que preocupaba a la presidencia el cual era PPT.
A partir de aquí podemos ver una serie de
cuestiones fundamentales, si el caso Fariña, se lo considera como el Paradigma
de Watergate, sólo podría tener este efecto por la relación entre el presidente
Néstor Kirchner y Báez, en este sentido se trataría de una relación directa de
la que no podría negarse nada, y que en este caso podría acelerar la caída del
gobierno. Considerando casos similares de la historia, podemos ver como el
paradigma de Watergate es el que se ha utilizado con otros presidentes de la
historia, como Nixon, pero que ha tenido otras formas de ser presentado como en
el caso de Collor, Carlos Andrés Pérez, e incluso De La Rúa, en este sentido el
corralito en sí mismo aunque no fue un escándalo de corrupción estaba ya el
presidente marcado por el escándalo de Coimas en el Senado. Por lo que tomamos
estos casos por su potencial, ciertamente que la presidencia ha tenido un gran
poder para atrasar la resolución en este sentido, podemos saber por ejemplo que
Elaskar, una figura menos mediática, sobre la cual la Opinión Pública no es tan
celosa, ha tenido menos cobertura y sigue libre. Eslaskar puede que sea en
realidad el verdadero gatekeeper de cierta información clave m{as importante
que Fariña, en este sentido la ausencia de una “garganta profunda” clara
como en el caso Watergate hace que los medios tengan la denuncia que ponga en ridículo
a la presidencia en ese tema.
Considerando esto podemos saber algunas
cuestiones fundamentales, sobre cómo es tratada la información, primero
partimos de un supuesto, la agenda política y la agenda mediática convergen en
ciertos puntos y difieren en otros. Desde allí trazamos una línea necesaria de
generadores de opinión pública, muy diferentes, tenemos por ejemplo el fiscal Campagnoli,
este fiscal miembro de los centauros, una serie de jueces que están en relación
con la corrupción en su denuncia y juicio fue desplazado por una investigación
deteniendo una causa que estaba en relación con el futbol. Sabemos que los jueces
que están en relación con el gobierno, Bonadío, Zaffaroni y Oyarbide han sido
deslegitimados por la prensa, en este sentido, su caída es en sí misma una
perdida final ante la opinión pública. No por nada, podemos entender que hoy la
figura de un Juan Cabandié por ejemplo se torne irrelevante frente a un Wado de
Pedro, o la procuradora general de la nación Gils Carbó. Para quien recuerde,
esto es importante porque muestra que la idea misma sobre la Cámpora
controlando los medios y Lajusticia no es ajena a la idea de corrupción en el
ejecutivo aunque no sean investigados. Sobre esto queda delimitado cierto
papel, desde Watergate en adelante, el periodismo y la Opinión Pública,
recorren los procesos a lo largo del tiempo. Mientras que el oficialismo y los
votantes oficialistas tratan de sacar la menor cantidad de datos sobre estos
temas, remitiéndose al silencio, los que se encuentran en contra del gobierno
los exageran y expanden.
Esto nuevamente nos hace reducir el campo,
analizar la corrupción por medio de Pagina 12, Clarín, La Nación, y el Perfil.
Ellos tienen cierta base para plantear ciertos elementos, podemos saber,
primero que las ONG como la Alameda suelen ser la fuente de credibilidad mientras
que muchas veces, en los casos donde el gobierno crítica la corrupción o la
violencia institucional son funcionarios o el CELS (Centro de Estudios Legales
y sociales) los que realizan el aporte desde el punto de vista de expertos.
Podemos saber una cosa, la primera y necesaria, casos como Milani, han hecho estragos en la agenda
pro-gubernamental, aunque no un gran aporte en la agenda opositora. Lo que si
podemos saber, es lo siguiente, la intelectualidad oficialista ha intentado por
todos los medios a lo largo del kirchnerismo, quitar una barrera que
curiosamente levanto el Frente Grande, la corrupción. Desde este punto de vista
la pelea gobierno versus no afecta la agenda setting, los medios y Clarín es
capaz de decir a la sociedad sobre qué pensar aunque no logra decirle en qué
forma pensarlo.
Podemos saber una serie de cuestiones, de
toda la franja etaria y social, no existe en las clases bajas una preocupación
fundamental por el problema de la corrupción. Esto nos permite entender donde
tiene cierto peso electoral ciertos partidos o frentes como el UNEN, en la
CABA. Esto es importante los centros urbanos son los que más consumen medios de
comunicación. Además son los que al protestar son más visibles, esto hace que
sus opiniones se aprecien más fácilmente en las encuestas, los medios trabajan
sobre este público con especial atención. Podemos ver como mediante el formato
de Neumann hay un núcleo duro anti-kirchnerista y esencialmente anti-peronista.
Este es el que sostiene ciertas figuras en torno la corrupción que no son
nuevas, la primera la idea de que el peronismo es el partido más corrupto, la
segunda es que la corrupción lleva al autoritarismo, sobre esto queda cierta
relación es la relación necesaria de ciertas personas ante todos los gobiernos
peronistas. En este sentido, el problema en la hegemonía social, como logra
adhesiones capaces de dar la apariencia de Universalidad se hace evidente.
Primero porque la “corrupción” fue un tema que Kirchner como presidente uso
contra Menem. Pero que hoy se volvió un arma contra él. Así lo leyeron los
medios y millones personas. Por eso mismo este es el “problema” del relato.
Podemos ver que esto se da en una crisis
profunda, primero, los medios kirchneristas nunca lograron disputar a los
medios no kirchneristas una hegemonía fundamental, el diario más leído es Clarín
y pro la misma idea de “clima social” muchas veces las corrientes de opinión
fallan para poder cambiar los puntos de vista. Desde este punto de vista hay
una debilidad del discurso progresista y sus intelectuales, Fariña ni Báez son
nombrados en ninguna Carta Abierta, instituciones como la UBA y el INDEC del
Estado han perdido credibilidad frente a la UCA, esto es una sinergia negativa
para la propia agenda gubernamental. Esto hace que el problema corrupción sea imposible
de eliminar frente al resto de la política nacional.
Sobre esto se constituyen temas que han
cruzado y distorsionado estos tópicos, uno de ellos “La Reforma del Código
Penal”, luego los “Linchamientos”, parece que esto vira a otros problemas como
la “Difusión de los datos de la pobreza”, la Coparticipación, y las nacientes
candidaturas de Randazzo, y Uribarri, el eje Scioli-Massa sigue sin embargo
teniendo mucho peso. ¿Cuál es el sentido que pensamos que se está desarrollando
en este periodo de tiempo? Sencillo, la idea del “Fin de Ciclo”, “Síndrome del
Pato Rengo” y otras patologías propias del presidencialismo. Por lo que podemos
pensar que en realidad, toda una serie de iniciativas no claras del poder ejecutivo
terminan por sostener este punto, como punto de correlación podemos ver que el
Jefe de Gabinete el cual había sido elogiado como “acelerador” del Fin de Ciclo
al no poder hacer esto, ha tenido como respuesta una campaña sistemática que
muestra su corrupción, lo mismo con otro aliado incondicional del gobierno nacional,
Gildo Insfrán, en este sentido el mensaje es claro, “el gobierno es corrupto” y
sus incondicionales son los más corruptos.
No obstante a las consideraciones que
hacemos queda claro una cosa, la relación sindicatos y gobierno y la corrupción
relacionada a ellos ha sido tapada, o dejada de lado. Esto en parte responde a
la agenda política. La agenda mediática quiere mostrar que CFK no es capaz de
contener a ninguna de las CGT, por eso que su poder de mantenerse en el cargo
son más limitadas. Este punto de vista también forma de otra presuposición, el
candidato de los sindicatos, va a ser con certeza el que de “gobernabilidad” a
la Argentina. Por lo que la corrupción en el ejecutivo se centra en los
negocios más íntimos de los Kirchner, ejemplo paradigmático, reconocer, el
papel de Cristóbal López, tomar en cuenta la situación, pero a la vez no
relacionar a Macri y los Kirchner en los pactos entorno al juego. En este
sentido cabe decir, Báez, no ha podido tener la capacidad de “diversificación”
que ha tenido Cristóbal López, lo que ha generado la deducción de que él es
incapaz de modificar, su propio papel y que por lo tanto es un simple
testaferro de Kirchner.
Otros asuntos como la compra de YPF por
parte del grupo Eskenazi, por la compra de YPF, lo cual tuvo importancia en la
anterior administración de Cristina Fernández de Kirchner. Sobre esto
comenzamos a deducir una pauta clara, ha sido la aproximación a este caso, el
momento político de declive, fin de ciclo expansivo, lo que da el espacio para
dar importancia a la corrupción. Esto quiere decir que un hecho político
irrelevante, el “Caso Fariña” toma peso porque luego de la muerte de Néstor
Kirchner, la imagen del ex presidente había ganado una alta consideración por
un gran número de personas. Si consideramos esto, y consideramos otras causas
como la cual en la muerte de Mariano Ferreyra llevó a la cárcel a Pedraza, termino por dibujar cierta crisis anterior, la
cual estaba en relación a los subsidios del transporte. En este caso entre
2013-2014, el problema de la propia presidente para poder cambiar la economía,
generó el espacio ideal para que PPT, y la lentitud de la Ley de Medios da el
resultado la consolidación de Clarín como el más fiable enemigo del gobierno, por
eso mismo, su agenda muchas veces supero a la de la política en la oposición.
Recién ahora con el triunfo de Sergio Massa con mayor distancia por sobre lo
que fue el triunfo de Narváez en 2009, llevo que pese a la paupérrima actividad
legislativa, exista un espacio donde la imagen de los candidatos fluctué, el
gabinete de Cristina Fernández, está con una gran imagen negativa, Zannini con
el caso de Luizzi, Julio de Vido y su propia esposa, Amado Boudou, Capitanich,
tomada hoy en día no se encuentra en el medio de la vorágine pero podría
estarlo. Lo gobernadores aliados complicados, Uribarri, si poder político ni
económico que se precie, Scioli como un no kirchernista por la actitud del
gobierno en no ungirlo, Chaco como una provincia olvidad por el Jefe de
Gabinete, Paco Perez como aliado al gobernador de la provincia, De la Sota
siendo protegido en otros casos de corrupción, el intendente de la ciudad de
Córdoba en igual situación. Todos ellos formando parte de lo que la gente
considera “lo más íntimo del ejecutivo nacional” han sido profundamente
criticados. En este sentido, la agenda tiene una recurrencia sobre la
experiencia de Watergate. El gobierno no
pudo renovar el gabinete post salida de Lorenzzino y Abal Medina los cuales
fueron decepcionantes sobre esto queda decir, el periodo de lo que queda del
gobierno no tiene grandes cambios de gabinete para hacer, no elige sucesor y
así prolonga una crisis inevitable, la economía no la va a acompañar. Paradójicamente
esto afecto al gobierno nacional por conceptos previos, el centralismo fiscal, y
la gran presencia de Cristina Fernández, es probable que el gobierno no pueda
obtener ningún proyecto desde el punto de vista legislativo. Curiosamente, el
estancamiento llegó para quedarse, un tema menor como el “Caso Fariña” impide que la presidente pueda delegar el
resto de los efectos de la crisis, ya ha desparecido el argumento de la crisis internacional,
siendo el acto más importante a YPF y su nacionalización, incluso esto quedará,
puesto en una preocupación secundaria.
Contamos con un público que está interesado
en cambiar de estilo de gobierno, en este sentido, la ridiculización de funcionarios,
la idea de que la incapacidad de alterar el futuro hace del gobierno ya una
mera comedia de lo que fue, en este sentido, aunque no hay una caída como
Watergate, vemos un lento ocaso como en el caso de Menem, Fariña en la cárcel
seguirá siendo un símbolo de este proceso, pero este judicialmente no tiene
garantía alguna, si termina de mostrar como una parte más, la mentira que
inhabilita el resto de la gestión. La gran mayoría de la población en este
sentido al buscar un nuevo liderazgo frente a la crisis busca un candidato
creíble y honesto, aunque no sean términos asociados en forma absoluta, la
gobernabilidad y la republica compiten entre sí, el problema actual es que una
sociedad que no le interesaba la corrupción no cree que la gobernabilidad este
asegurada, lo cierto es que el sentido común, y el clima de opinión
mayoritaria, lo reputado como bueno muestra que el Estado debe ser eficiente y
la republica funcionar y entonces, la “Corrupción en el ejecutivo” es el
indicador de una voluntad de cambio económico indefinida.
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