El Estado Keynesiano como el responsable de
la sociedad de consumo moderna, masas que no son ingobernables, el gobierno de
la vida:
-
El Estado
neoliberal: Este estado, supera las dimensiones anteriores, en el
neoliberalismo la norma, supera la ley, la propiedad y el régimen jurídico se
hacen más complejos. La producción y la propiedad aumentan su contradicción,
creando una gran plasticidad. Estado que ahora sí puede administrar pobreza y
riqueza a voluntad, tiene por fin administrar la supervivencia de ciertas
formas económicas, establecido por métodos autoritarios o democráticos, no
necesariamente es incompatible con el Estado, el Estado Gendarme, ahora no sólo
vela por la seguridad sino por la vida misma. Es el estado maduro de las
ciencias humanas, es el triunfo de la ciencia, del tecno-capitalismo, es una
sociedad que puede ser “eterna” es un mundo que no es eterno. La minoría no está
ligada a un Estado particular. Lo supra-nacional, debilita las prefiguraciones
de la dictadura estatal, pero no quita las formas de autoritarismo. Millones de
personas dependen de otras en formas no democráticas que no pueden evitar.
Forma parte de esto, la perplejidad actual, los medios superan a los fines, sin
comprometer a ningún fin particular. Esto mismo hace de la muerte de la razón y
de la historia, algo que no impide la cultura ni la política. Una lógica capaz
de replicarse sin sujetos, está completamente alejada del totalitarismo. El
gobierno de las masas como individuos, es el éxito final de la democracia
burguesa, la poliarquía. La post-política, impide en esta forma de Estado, la
crisis cataclísmica, los derechos humanos en este sistema forman parte opaca
del régimen legal. Nuevamente los derechos individuales son “defendidos en la
letra” pero no se cumplen sobre poblaciones presas de las políticas de la clase
dominante. Este es un giro copernicano, ya que re-inventa las formas de poder
descendente.
Justamente considerando lo anterior podemos decir una
serie de puntos claves. El estado totalitario fue reemplazado por diversas
crisis. No hay un corte radical ni en 1945 ni en 1989- justamente esto no es un
punto histórico preciso. Esto es falso, sirve a propagandistas como Fukuyama
pero no sirve para pensar estas relaciones, las que tratan de explicar qué pasó
con la sociedad. Justamente la sociedad totalitaria trato de ser homogénea
predecible y ordenada, su propaganda trabajó en este sentido. Su voluntad era
la creencia de que se podría llegar a una producción en volumen lo
suficientemente grande que hiciera posible la redistribución, y a la vez el
control total. Esto formo parte del debate en la misma Cuba, es decir en
1959-1960, estaba implícito que la economía era el sustento del mito nacional y
de la revolución. El neoliberalismo partió de una base clara y de una
definición clara del Estado para volver a los supuestos orígenes sobre los
cuales establecía, la regla esencial, la ley de leyes para poder no pensar en
una dicotomía: democracia/totalitarismo sino en: Estado liberal y Estado
totalitario, basado fundamentalmente en la economía:
Una frase famosa, citada a menudo dice: “El mejor
gobierno, es el que gobierna menos” Yo no creo sea una correcta descripción de
las funciones de un buen gobierno. El gobierno debería hacer todas las cosas
para las cuales se los necesita y para los cuales fue establecido. El gobierno
debería hacer todo para lo cual se necesita y para lo cual fue establecido. El
gobierno debiera proteger a los habitantes del país contra los violentos e
ilegales ataques de los bandidos y debiera defender al país contra los enemigos
foráneos. Estas son las funciones del Gobierno dentro de un sistema de
libertad, dentro del sistema de la economía de mercado. Bajo el socialismo,
desde luego, el Gobierno es totalitario, y no hay nada fuera de su esfera y de
su jurisdicción. Pero en la economía de mercado la principal tarea es proteger
el aceitado funcionamiento de la economía de mercado contra el fraude y la
violencia que provengan de adentro o de fuera del país.
La gente que no este de acuerdo con esta función de
las funciones de Gobierno podría decir: “Este hombre odia el Gobierno” Nada
estaría más lejos de la verdad. Si yo dijera que la gasolina es un líquido muy
útil, útil para muchos propósitos, pero nunca bebería gasolina porque creo que
no sería un uso correcto, no soy enemigo de la gasolina y no odio a la
gasolina. Digo solamente que la gasolina es muy útil para ciertos propósitos,
pero no es adecuada para otros. Si digo que es el deber del Gobierno arrestar a
los asesinos y a otros criminales, pero no es su deber manejar ferrocarriles y
dilapidar dinero en cosas inútiles, entonces no odio el gobierno porque declare
que es adecuado para hacer ciertas cosas inútiles, entonces no odio al gobierno
porque declare que es adecuado para hacer ciertas cosas porque declare que es
adecuado para hacer ciertas cosas pero no es apropiado para hacer otras.
Se ha dicho que bajo las condiciones actuales ya no
tenemos más una economía de libre mercado. Bajo las condiciones actuales
tenemos algo llamado “economía mixta” la gente señala las muchas empresas que
son propiedad del Gobierno, y que por él son operadas. La economía es mixta,
dice la gente, porque en muchos países hay ciertas entidades- como los
teléfonos, el telégrafo, los ferrocarriles- que son propiedad del y son
operadas por el Gobierno. Que algunas de estas entidades y empresas son
operadas por el Gobierno, ciertamente es verdad. Pero este sólo hecho no cambia el carácter de nuestro sistema
económico. Ni siquiera significa que hay un “pequeño socialismo” dentro de la
que- de cualquier manera- es una economía no socialista, de mercado libre. Ya
que el Gobierno, operando estas empresas, esta sujeto a la supremacía del
mercado, lo que significa que esta sujeto a la supremacía de los consumidores.
El Gobierno- si opera, digamos, el correo, o los ferrocarriles- tienen que
contratar gente para trabajar en estas empresas. También debe comprar las
materias primas, y otros bienes que necesite para el manejo de estas empresas.
Y, por otra, “vende” estos servicios o bienes al público. Pero aún cuando opera
estas entidades utilizando los métodos del sistema económico libre, el
resultado- como norma- es un déficit. El gobierno, sin embargo, está en
situación de financiar dicho déficit- al menos los miembros gobernantes del
partido así lo creen. (Von Misses, Economía Política, p. 24)
Este
fue un proceso se dio a largo de todo el planeta bajo el siguiente paradigma:
Es
cierto que en las décadas que siguen a la Gran Depresión
estos enfoques fueron suplantados -por lo menos en los países subdesarrollados-
por las estrategias de industrialización a marchas forzadas desde el estado, y
el crecimiento amparado en fuertes barreras aduaneras. El desarrollismo
latinoamericano de izquierda, los "socialismos nacionales" (en África
o Asia) y movimientos de similar tenor exaltaron el desarrollo nacional
autárquico y a ese fin el avance de la ciencia y la tecnología. En este cuadro,
la noción fundamental y orientadora de las luchas populares fue la
"liberación nacional", concebida como independencia económica.
Estas
ideas perdieron fuerza a partir de la caída de los "socialismos
reales" (regímenes burocráticos y atrasados), de los "socialismos
nacionales" -burgueses y pequeño burgueses- y el fracaso del crecimiento
sustentado en el Estado. Por eso, sin abandonar totalmente lo anterior, se
está generando un nuevo tipo de respuesta que retoma mucho de las viejas
concepciones de los socialismos criticados por Marx y Engels. En este sentido
el programa de AGP es muy representativo de la nueva moda, ya que
combina, de manera apenas novedosa, elementos esenciales de esos viejos
socialismos criticados en El Manifiesto Comunista. Por eso decimos
que estamos ante un retroceso incluso con respecto a los programas
populistas y estatistas de los cincuenta y sesenta, ya que por lo menos éstos
reivindicaban el avance tecnológico y científico. Cosa que no hace AGP.
(Astartita, Anti Globalismo Reaccionario, diciembre de 1999)
Pero sin embargo pareciera que frente a estas
realidades las derrotas de la Alemania Nazi
en 1945 y la caída de la URSS
en 1989, quedara aún una especie de esencia oculta y amenazante en lo que
habría sobrevivido. Frente al fin de la humanidad, incluso dentro del
capitalismo liberal la sospecha quedaría inscripta como un eterno fantasma que
volvería recurrentemente haciendo honor al manifiesto comunista, ¿Será que
filósofos como Lefort siguen sospechando del capitalismo?
Circunscribir
el comunismo en un espacio y en un tiempo determinado es querer creerse
protegido de acontecimientos que puede socavar los fundamentos de nuestras
sociedades. No obstante, el hecho de que estos acontecimientos se hayan
producido debería volvernos más sensibles a lo imprevisible. Debería hacernos
sospechar de la idea de que la democracia no tiene enemigos, y que, por sí
misma, no es el foco de nuevos modos de opresión del pensamiento, de nuevos
modos de servidumbre voluntaria, cuyas consecuencias ignoramos. (Lefort,
Negarse a pensar el totalitarismo, p. 7)
¿Por qué se eligió colocar al totalitarismo en medio de
las críticas generales que se hicieron por parte de las burguesías
triunfantes?- ¿Fue realmente la desaparición del totalitarismo el fin de la
historia? Cuando se ve esta voluntad por ciertos sectores del poder
norteamericano queda claro que considerándolo calmadamente. Hay una serie de
contradicciones fundamentales en este pensamiento, la primera es la que cree
que tiene que defender a la democracia como “sinónimo de libertad”
sin crítica, lo cual hace de Leffort un entusiasta del miso grado que lo fue
Sartre con la URSS
o Heidegger con el Nazismo. ¿De qué nos quiere cuidar tan “cándidamente” Leffort?
¿De nosotros mismos? ¿Este es el papel de intelectual “responsable”?
Esto va en contra de la evolución de la filosofía, va en
contra de la sospecha sería una especie de fe revolucionaria, como si el
“comunismo” por lo que podría haber sido la historia de la URSS ; ya que el gran enemigo
de la democracia es el comunismo en tanto enemigo del capitalismo- la
desaparición del sujeto es lo más importante la historia se disuelve:
La
teoría lacaniana del sujeto está resignificada por Louis Althusser quien a partir
de sus tesis de la historia como un proceso sin sujeto y de la eternidad de la
ideología y del inconciente, define el reconocimiento ideológico y el
desconocimiento científico por el que todo sujeto reconoce los referentes
empíricos de su conducta, pero desconoce su modo de producción: tributa a esos
dos hijos de la razón occidental Freud y Marx; mientras que para Marx “el
sujeto humano, el ego económico, político y filosófico no es el centro de la
historia,” en Freud “el sujeto real, el individuo en su esencia singular, no
tiene la figura de un ego, centrado sobre el yo, la conciencia o la existencia-
ya sea la existencia del para-sí, del cuerpo propio o del comportamiento-.”; es
decir el sujeto está descentrado, constituido por una estructura que tampoco
tiene sujeto, salvo “en esas formaciones imaginarias en las que todo sujeto se
reconoce, pero desde nunca podrá llegar a conocerse.” ( Sayago, Freud escritos
políticos, p. 36)
Componiendo un cuadro más amplio, las formas de la
“servidumbre voluntaria” aún vuelven más oscuras las relaciones de poder, como
podemos saber, no se trata simplemente de la definición del sistema político,
ni de las formas en que se ejerce el gobierno sino que además contaría con la
idea de la complicidad. Justamente este postulado de policía ideológica parte
de cualquier régimen que triunfa es la manera en que Lefort se va deslizando,
tal vez “sin saberlo” a simplemente conformarse con pensar que desde el
presente puede “alterar el pasado” y hacerlo transparente de acuerdo al poder
del presente. Justamente por eso en la transformación del Estado Keynesiano al
Neoliberal podemos ver sin hacer concesiones fáciles a los triunfos tácticos de
un campo en constante formulación el cual muchas veces con bastante opacidad llamamos
“liberalismo”. Cabe pensar que la idea de una “ideología” que sin base material
podría seducir irremisiblemente a los sujetos puede tener sólo dos acepciones
correctas, la primera; sujetos que en la sociedad viven “enfermos” y alienados
de forma tal que siempre son los únicos desencadenantes del Terror, y segundo
una sociedad que prefiere ignorarlos a la vez que los produce. ¿Realmente la
política genera tal diseño? ¿Qué clase de nuevas técnicas de control debieron
haber surgido para que ciertos Estados jamás hayan sufrido tales crisis?
Justamente esta la definición que más respondería a
intelectual orgánico. No hay perplejidad en Leffort ante sus “descubrimientos”,
sino que se estaría viviendo en una era de libertad. ¿Qué clase de libertad es
la que trae nuestra era? ¿Para quienes es esta libertad? ¿La muerte del pueblo
uno es la muerte del líder? Podemos decir que justamente esta vuelta a medias
por parte de un “liberalismo” (palabra que le queda grande) está atrapada por
la negación de los procesos subsiguientes. No se trata que haya “espíritus
esenciales de los pueblos” sino que por el contrario todo esto es
frágil. Justamente cuando las nuevas formas de realizar la democracia y las
nuevas formas de administrar la economía fueron tomando forma por largos
procesos estas fueron las que alteraron la subjetividad. Por eso mismo, el
“temor” casi reverencial y religioso al comunismo parece ser de una clase de
misticismo que al menos negaría algunas de las premisas del marxismo que no
tiene que ser infalible pero no pensaba en estos términos.
Leffort en realidad hace una síntesis de un proceso
histórico como si se tratará de un plan maestro toma como premisa lo que dicen
que es la base de la ideología totalitaria, de una conspiración; es decir, le
da como concesión al estalinismo y al nazismo que tales cosas existen en la
política mundial- habría momentos apocalipticos-, en vez de una especie de
“anti-semitismo” que conspira desde tiempos inmemoriales para adueñarse del
mundo serían personajes que desde Platón estarían todos unidos por –extraños
lazos- para lograr al fin su objetivo el fin de la liberta del hombre. ¿No es
esta libertad sobre valuada? O al menos no es la libertad tal cual la pensaban
Thatcher, Regan, y otros como Kissinger los que realmente fueron creando las
bases de la “libertad”.
En
gran medida, los occidentales permanecieron ciegos frente al sistema
totalitario que se estableció en Rusia. Según esta tesis, el proyecto de
edificar una sociedad sin clases se ejecutaba de acuerdo con los principios del
marxismo, pero se enfrentaba a dificultades que la teoría no permitía prever,
ya que la revolución proletaria se había producido en un lugar donde el
capitalismo todavía no desarrollaba plenamente las fuerzas productivas; la
dictadura del Partido y el recurso al terror eran resultado de estado de
retraso en el que se encontraba en Rusia, del fracaso de la revolución en
Alemania y de la hostilidad de las potencias capitalistas. De acuerdo con una
segunda tesis- la de los trotskistas-, los fundamentos del socialismo se habían
establecido a través de la estatización de los medios de producción, pero por
las razones que acabo de mencionar, se habría injertado provisionalmente en el
poder una burocracia parasitaria de esencia proletaria. De acuerdo con la
tercera tesis, la formación de una clase de managers provenía de las
transformaciones características de cualquier sociedad moderna. Otra tesis más
combinaba la idea de una sociedad burocrática con la idea de un capitalismo de
Estado: este fenómeno, aunque Marx no lo previó, resultaba inteligible en el
marco de análisis. (Lefort, Negarse a pensar el Totalitarismo, p. 6)
Contrastemos estas ideas sobre lo que fue el estalinismo
y sobre la base de la URSS
como proceso histórico, ¿es esta la esencia del marxismo? Si lo es, por qué
habría sido la base de la seducción en este sentido se considera que la forma
en que el marxismo analizo la historia se equipara a la forma del Estado como
propagandística. En este sentido forma parte de un proceso en el cual Lefort
invierte los papeles haciendo creer que la presencia de la misma dictadura
brutal y su capacidad para el
sometimiento tiene que ver con la propia filosofía marxista. Quizás se trata de
una negación misma de la manera en que el marxismo entendía al hombre.
En
este sentido, el comunismo no es la negación del individuo, sino su afirmación
en tanto que ser social total, es decir, como la afirmación de todas las
capacidades y potencialidades de los hombres. Por eso señala Marx que el
comunismo “el comunismo como superación positiva de la propiedad privada en
cuanto al extrañamiento del hombre, y por ello como apropiación real de la
esencia humana por y para el hombre; por ello como retorno del hombre para sí
en cuanto al hombre social, es decir humano (…) [es] la solución definitiva del
litigio de la existencia y esencia, entre objetivación y autoafirmación, entre
libertad y necesidad, entre el individuo y género. Es el enigma resuelto de la
historia y sabe que es la solución. (Marx, 1968:147)
El
comunismo no debe ser entendido como el fin de la historia sino como el inicio
de ella. La razón de ello es que la historia, tal como se ha dado hasta hoy no
ha sido el producto de la acción conciente de los hombres, y por lo tanto le
corresponde el título de prehistoria. La historia propiamente comienza cuando
los hombres se hacen cargo concientemente de su destino, lo cual para Marx sólo
es posible en una sociedad donde los productores se asocien libremente y
sometan bajo su dominio la producción, que adquiere un carácter inmediatamente
social. El trabajo vivo deja de ser un simple medio para convertirse en un fin;
el comunismo, entonces, es el estadío en que un hombre puede desarrollarse
libremente todas sus potencialidades. La humanidad comienza entonces a hacer su
propia historia.
Recapitulando:
la concepción del hombre que se extrae de los Manuscritos puede leerse como una profundización crítica de aquella
que Feuerbach formulara en La esencia del cristianismo. Al poner el énfasis en
la potencial capacidad productiva del hombre y los procesos históricos de
enajenación de la esencia humana, Marx logra construir una antropología que va
más allá de una esencia humana inmutable. El hombre es lo que hace dadas
determinadas condiciones materiales objetivas de producción. Pero,
simultáneamente, en tanto no es definido simplemente por una serie de
cualidades inmutables sino como potencialidad subjetiva- trabajo vivo- él mismo
se transforma en agente del cambio histórico. El materialismo humanista es
entonces el marco teórico adecuado para crecer en una sociedad futura que tal
vez sea algo más que una mera utopía del pensamiento. (Pagura, ¿Existe un
futuro posible para el hombre?, p.8)
Consideremos además, que cuando se crítica
el mito “Revolucionario”, lo que fue parte de las críticas de la segunda mitad
del siglo XX, lo que se está criticando no es la revolución en sí misma. La
cual para que tenga un valor como tal tiene que ser al menos desde el primer
momento “inclasificable”, novedoso, que irrumpe y altera las formas de la vida,
sino de lo que se trata es de los regímenes que luego de cualquier
transformación van generando nuevas relaciones de poder:
La falsificación de la vida:
La
frase con la que título este epígrafe pertenece a H. Broch. Y partiendo de esta
maldad, de esta falsificación de la vida, invitamos aquí a desplazar lo kitsch desde el discurso estético y
artístico, al discurso ético y político, y por extensión, a todo discurso. Por
lo tanto, lo que aquí es del discurso kitsch,
del hombre kitsch, de lo kitsch como esencia del tercer
totalitarismo dominado por la esencia obsesiva del mercado y del dinero.
Si
el kitsch como programa político se evidencia hoy, a toro pasado, en el
fascismo o en el estalinismo, también se hace patente en la era de la
globalización y los mass-media, en la actual época que pretende casi sin
ideología, sin política, sin universales, y que tras esa fachada abierta oculta
las fauces más abiertas aún de un lobo que todo lo traga, que toda obra, que
toda protesta, toda denuncia, toda verdad, la transmuta de inmediato en
consumible, en objeto de comercio.
Si
los totalitarismos reconocidos el arte era la propaganda, y tras la propaganda
se encontraba la ideología adormecedora de la masa, ahora, en este totalitarismo
kitsch, no declarado, la publicidad
ha tomado el relevo de la propaganda, y la propaganda se ha desplazado a obras
que se venden como si lo fuesen. (Segovia, p. El totalitarismo kitsch, p. 6-7)
Sobre la base de la dinámica del fin del nazismo y de la
crisis del estalinismo con el largo ocaso de la URSS , bien se podría decir que se va
constituyendo las bases para una continuidad no clara de factores entre los
cuales el totalitarismo clásico sería una herencia familiar, y lo es familiar
en tanto que la cultura de masas, y el “fin de la historia”, sospechosamente no
produjeron alteraciones como las que tal vez algunos podrían haber imaginado.
En este sentido la liberación o la lucha por la libertad y la extinción del
totalitarismo en Europa fue una parte de un proceso histórico complejo donde
estaba naciendo la evolución de las instituciones burguesas a la par del ocaso
de las viejas, sobretodo en el caso del nazismo como lo fue y lo es una
potencia capitalista como Alemania.
Totalitarismo Kitsch:
“El
capitalismo siente que cualquier cosa de calidad es una amenaza para su
existencia” (23) El objetivo de todo totalitarismo es convertir la mentira en
verdad. Por otro lado, la verdad se presta al juego, porque como verdad, nunca
pretende cerrarse del todo, nunca está del todo dicha. Lo que el totalitarismo
hace es, entonces, convertir la verdad en dogma, es decir pretender una verdad
cerrada, del todo verdadera,
clausurada, una verdad de verdad ya por fin. Una verdad, al fin de cuentas que
no exija ser repensada, que nos obligue a la duda y al esfuerzo. Para ello, qué
mejor que el kitsch, al que podríamos
definir retomando la definición de Kundera que se citaba al comienzo, como: la
mierda que se coloca en lugar de la mierda para que esta no aparezca. Si como
decía Kundera cualquier sustitución de la palabra “mierda” por puntos
suspensivos es ya un eufemismo es ya kitsch
suplanta la verdad como un artificio que huele mucho peor que lo que suplanta.
Cómo entenderse y entender ese mundo global cuyo
exceso de información es su rasgo más distintivo,- exceso de información porque
la información se convierte en información que desinforma-, cómo entender de
ese todo abrumador si no es a través de estereotipos, de simplificaciones, de
mentiras, del kitsch.
Así,
defendemos aquí, que el kitsch continua siendo un programa político, y que ese
programa político que, como todos, no tiene otra intención que domar a las
bestia que domina, delata el tercer totalitarismo vigente, la dictadura sin
rostro, un sistema donde el homo
economicus, ese parvenú, (24) se
ha convertido en el rey de la jungla. (Segovia, El Totalitarismo Kitsch, p.
7-8)
Podemos entender que en cierto sentido, la docilidad
mayor, el gobierno por siempre de lo que están por fuera de la política podría
decirse que tal se mantiene y se ha perfeccionado. ¿Puede que esto conlleve
justamente el fin de la violencia injustificada del horror del genocidio?
¿Puede que la haya cambiado en sus formas pero no en su contenido? Estas
preguntas aparecen cuando la democracia/totalitarismo no son tomadas como
barreras infranqueables, cuando la democracia liberal, es tomada como un
sistema más dentro de la historia de lo sistemas políticos y como respuesta de
algún intento de una sociedad jerárquica de organizarse. Tomando en cuenta que
la transformación que se realiza es una de las más importantes ya que al fin
desencadena el misterio del nazismo y del estalinismo, qué es la naturaleza,
qué es la vida, qué es la política. En este sentido cuando se lo considera fríamente
hay que considerar que las transformaciones en la sociedad, en la sociedad que
luego se llamarían post-industriales, donde la cultura tenía un peso cada vez
más específico ocurrían cosas como esta:
Con
respecto a la teoría de “la sociedad de riesgo” de Anthony Giddens, Ulrich Beck
y otros, ya no pasamos nuestras vida en conformidad a la Naturaleza y a la Tradición ; no hay un
orden simbólico o un código de ficciones aceptado (lo que Lacan llama el Gran
Otro) para guiarnos en nuestro comportamiento social. Todos nuestros impulsos,
desde la orientación sexual hasta la identificación étnica, son percibidos como
cosas que elegimos. Cosas que antes parecían obvias- cómo alimentar y educar a
un niño, cómo proceder en la seducción sexual, cómo comer y lo que se come,
cómo descansar y divertirse- han sido “colonizadas” por la reflexividad y son
algo experimentadas como algo que podemos aprender y sobre las que decidimos.
La retirada del Gran Otro ocurre porque en la cultura popular prevalece la
“ruptura de códigos”. Un ejemplo de ello son las tentativas pseudo-científicas
del pensamiento de la Nueva Era
al usar ordenadores y tecnología, para violar algunos códigos secretos- por
ejemplo, los de la Biblia
o las pirámides- los cuales podrían revelar el futuro de la humanidad. Otro
ejemplo es la escena repetida en las películas cyberespaciales en las cuales el
héroe (o la heroína) sentado frente a un ordenador trabajando frenéticamente contra
reloj encuentra su acceso negado hasta que el o ella rompe el código y descubre
que una agencia gubernativa está conspirando contra la libertad y la
democracia. Creer que hay un código que debe ser roto es, por supuesto, cree en
la existencia de un Gran Otro: en todos los casos, lo que se desea es encontrar
un agente que dé estructura a nuestras caóticas vidas sociales. (Zizek, “Tú
puedes”, p 1-2)
De alguna manera incluso en estos momentos la invención
de un gran otro, una especie de extraña paradoja iluminista y moderna, el
Terror, el Leviatán, el “Dictador” parece que tiene que ser inventado para que
el mundo tenga sentido. Es decir, se cabalga sobre una fuerte contradicción que
hace compleja la interpretación del presente.¿Qué hizo la sociedad capitalista?
No fue el capitalismo justamente el que dio un paso atrás, generó su cultura de
masas, con otras técnicas, reprodujo un imaginario sobre la libertad del
consumo y no sobre la libertad económica. Esto es importante, quién quisiera
rápidamente superponer al neo-liberalismo con el Estado Keynesiano y hablar de
capitalismo no entendería que la propaganda y el desarrollo de esos productos
deseables por las clases subalternas, el entusiasmo de estas por el estilo de
visa no podría ser espontáneo. En todo caso lo que mostraba era la manera en
que los oligopolios bien pudieron dar esa variedad que estaba por fuera de los
países socialistas. Esta idea de satisfacción material inmediata, podría ser
sin duda un salto de calidad frente a las utopías. Justamente el mundo burgués
modifica la mira de la trascendencia. En este proceso, la libertad de consumo y
el paternalismo estatal de las corporaciones y el Estado son claves. Los
miembros de la sociedad capitalista son acompañados de forma paternalista por
un padre bueno y a la vez anónimo. Como realidad es un tenue reflejo del Mundo
Feliz de Huxley. Justamente a diferencia de la obra de Orwell, esta obra nos
permite entender que no todo paternalismo se encarna en la figura de un padre
despótico.
Este
fenómeno empieza a ser considerado, la nueva sociedad es “menos exigente”, pero
a la vez más disciplinada. A diferencia de otros momentos de la historia, las
sociedades desarrolladas avanzan por medio del orden. El resto del mundo
comienza a ser una consecuencia lejana y exterior. Estados Unidos gana parte de
sus características actuales, ya no es una sociedad que es impactada desde
fuera por algunos sucesos de alcance internacional, luego de Pearl Harbor,
Estados Unidos vuelve a un aislacionismo, o por lo menos, los estadounidenses
no se consideran desafiados en la misma forma que lo fueron en la Segunda Guerra Mundial.
Entonces cabe decir que el Estado Keynesiano logra dar con ese sentimiento
oceánico. Justamente la angustia, gracias a la psiquiatría y la psicología,
puede ser un hecho digno de ser tratado. La locura, la pobreza y la criminalidad
son consideradas temas de atención. Podemos decir que en este momento, la lucha
por los derechos civiles permite a los Estados Unidos poder tener una vocación
de sociedad más universal que lo que era a mediados del siglo XX. Esto es muy
importante, el Sueño Americano, como elemento de lo imaginario actúa siempre
como un elemento de la propaganda. Estados Unidos avanzaba lentamente como se
vería en los 80´ y 90´ hacia una sociedad abierta, tal vez la sociedad abierta
en términos de Popper más poderosa de la historia.
Justamente
en estos procesos se van desenganchando las barreras que el capitalismo mismo
había constituido, esto llevo a una crisis dentro del sujeto de la burguesía y
del arte. La cultura iba borrando a sus Hitler, Stalin, Mao, incluso Fidel
Castro, nada hacía necesario a un hombre excepcional. Sartre forma parte ese
giro hacia lo patético, el compromiso se comenzaba a convertir en algo que
eludía a un discurso claro. Esta crisis llevó al desarrollo a una nueva forma
de transformación de la sociedad, esta ya no estaba ligada como antes a la
forma de vida de la cultura proletaria y burguesa. Esta estaba siendo ante todo
una sociedad de consumo. Sobre este punto el ideal pequeño burgués pudo crear
un nuevo imaginario, el neo-liberal. Justamente aquí como en el caso del
Marxismo, no se trata de un proceso de ideas, se trata de un proceso histórico,
como existieron críticos al proceso marxista-leninista existieron y existirán
neo-liberales críticos del proceso neoliberal. Aquí esta la importancia de
Margaret Thatcher. Thatcher es al igual que Hitler, y esto no quiere decir que
sean lo mismo líderes políticos de grandes convicciones, contradictorios y
fundamentalistas, fueron a la vez apoyados por sus burguesías como la salida
necesaria a la crisis. Por eso mismo Thatcher necesito de un partido como el
Tory y desde allí refundó al partido y a Reino Unido. Margaret Thatcher les
demostró a políticos como Mitterrand que era posible re-crear las formas del
Estado burgués. Justamente el post-marxismo suele querer unir en nombre de la
cultura el papel del neo-liberalismo como teoría y el neo-liberalismo como
política, terminan asumiendo que el capitalismo pasó a ser más complejo de lo
que era realmente. Esto tiene que ver con la misma necesidad de respuestas por
parte del marxismo. El marxismo dentro de sí tuvo una crisis a la par teórica
en medio del avance de Thatcher, Pinochet, Reaggan y otros.
Esto
no se trata de un estudio sobre el marxismo sino que trata de mostrar que la
existencia misma del totalitarismo clásico, y no la idea misma de un poder
político omnímodo, la cual parece más tener que ver con la idea de una
dictadura y el poder de una clase o grupo, élite o como se le quiere llamar de
manejar la totalidad de la sociedad, como luego se dio a llamar el
“Establishment”. Recordemos que el capitalismo empezó a ser reconsiderado, y el
marxismo también. Nuevas definiciones intermedias se alejaban de las formas en
que Lenin y Rosa Luxemburgo entro otros habían entendido el capitalismo. Entre
ellas vale por ejemplo aquella que prefiere pensar en la autoridad y en control
de la producción que por sobre la propiedad. Estas ideas combinadas con la
expansión de las finanzas sobre el total de la economía comenzaron a permitir
la construcción de un “mundo nuevo”.
Justamente
hay una verdadera evolución en la sociedad capitalista, el totalitarismo como
fue entendido en los 20´-30´ y 40´ pierde el sentido. Ya ahora se trata de una
competencia que repitiendo las características del imperialismo pero agudizando
su velocidad, no permite la idea de naciones que necesitan hacer un gran
despliegue por el espacio vital, sino más bien el de desarrollar las
condiciones de nueva dependencia económica. Esta modificación es fundamental,
desde ese momento el caso es la dictadura de Pinochet, la reforma neoliberal
permitió el auge de la sociedad chilena de los grupos más favorecidos, el
autoritarismo mantiene valores tradicionales como una simple tapadera, en el
mismo sentido que lo hizo el fascismo. Esta clase de autoritarismo como siempre
responde a una forma de hacer economía. Fue justamente este proceso el que
luego llevaría a las transiciones democráticas. Cabe pensar que la democracia
liberal renovada, funciona mucho mejor sobre el libre mercado que por sobre
cualquier intento de estados orgánicos y de corte corporativo. Esto justamente
forma parte de un proceso que termina de eliminar todo vestigio de mito
nacional relevante. Ahí aparece la idea de la Civilización
Occidental o Americana, justamente allí nuevamente la historia
“termina” porque la antinomia desaparece.
Esta
transformación sin embargo no es sencilla en muchos casos recoloca a muchas de
las naciones en el mapa. La idealidad del libre mercado jamás se realiza pero
ciertamente se van quitando las barreras aduaneras, y aumenta el papel de lo
financiero en la economía de los países. Sobre esto se va construyendo una
cultura de masas también internacional. A primera vista esto debilita
ideológicamente a los partidos políticos pero esta vez no lleva a la tentación
totalitaria. Ahora los partidos tienen en claro que son instituciones vitales
del sistema. Ya no se trata de una desordenada serie de proyectos de sociedad,
sino de una competencia clara, pero muy cerrada. Esto en los casos populistas
parece ser un poco menor pero en cierto sentido es un espejismo, o al menos es
un espejismo frente a la realidad del totalitarismo. Estados como Cuba, Corea
del Norte, no así Irán, se mantienen en cas una economía cerrada. Esto hace que
su papel a escala internacional sea relativo, grandes procesos a nivel mundial
ocurren sin que estos Estados se derrumben. Esto demuestra que la crisis rusa
de la URSS y del
PCUS son fenómenos históricos concretos y un cambio en la sociedad civil de
estos países. Es también el fracaso de es forma de “defender la sociedad” de
este intento de construir una cosmovisión que pudiera hacerse con el todo.
Queda entonces por pensar, que las clases medias, y las clases proletarias
combinadas al auge de los servicios cambian una parte de la subjetividad de las
personas. La miseria es interpretada en otra forma. El estado burgués auspicia
el desempleo, a partir de allí se debilita el Estado corporativo y da paso a la
sociedad civil plural. Este pluralismo es a la ver muy heterogéneo y genera
nuevas luchas políticas, concretas y distintas que tienen un discurso propio.
Puede que por eso mismo, se haya basado la presencia de una post-modernidad,
que en cierto sentido surge del seno de la revolución capitalista.
Sobre
esta realidad, el papel de Heidegger, Marx, Freud, y otros muchos autores es
desmontado. En parte porque esto forma la cosmovisión de las ciencias humanas
ese saber contradictorio que operó en Occidente. El fin de los grandes relatos,
llega como la lechuza de Hegel tarde, el capitalismo como se entendía el
totalitarismo estaba muerto. No así, las contradicciones de su sistema
productivo. Es decir la economía, crecía en su papel de legitimador de la
sociedad. Es decir una ciencia de la manera de administrar la base de la
sociedad por sobre la política. Esto fue aceptado en forma contradictoria por
esta nueva clase de intelectualidad con la idea de la muerte del capitalismo.
¿Qué clase de capitalismo murió? ¿Qué clase de economía sería esta? Estos
extraños sucesos que parecieron aislar más que nada a la propia intelectualidad
terminaron de agudizarse con la fuga de muchos intelectuales del marxismo. En
este sentido vale hacer esta aclaración:
En Abril del alo 1993 hice traducir de un número de Le
Magazine Littèrarie, y publique luego en la revista La Caja , el trabajo de Richard
Rorty, “Nietzsche, un filósofo pragmático”. Al recordar este hecho tomo
conciencia de mi larga estadía en la producción de este amigo americano. En el
artículo explica en qué se diferencia su lectura de Nietzsche de la realizada
por Alan Bloom y Paul de Man, de todos aquellos que entre la izquierda y el
conservadurismo de derecha, convertían al filosofo alemán en el mister músculo
de la historia de la filosofía.
Aunque Rorty no lo mencione, el filosofo pragmático
que acuna en Nietzsche está presente en todas sus galas en Humano demasiado humano, allí expone su gay saber una vez liberado
de sus ínfulas wagnerianas. Los cuadros esbozados en pequeños relatos de la
vida cotidiana y de las trampas pasionales, abren el cerco asfixiante de los
Nibelungos, y la contingencia aparece sin éxtasis dionisíacos, precipitaciones
en el carácter de un volcán, ni heroísmos de caverna.
En la felicidad nietzscheana bajo un sol de Sorrento.
Con la misma mirada, Richard Rorty pide comprensión para los que están hartos
de escuchar el nombre de Marx. Nos propone un ejercicio de imaginación.
Supongamos, dice, que Hitler haya ganado la guerra, y que haya mantenido bajo
sus botas a la mitad de los pueblos de Europa. La educación se habría inspirado
en el nacionalsocialismo con vocabulario nietzscheano. Si en 1989 cae el muro
esta vez Nazi, la liberación del nazismo daría lugar a un depósito de energía
ahorrado durante décadas. Imaginemos que intelectuales y filósofos de Occidente
de universidades pluralistas visitan estos lares con la noticia de “hay que
volver a leer a Nietzsche”. Indudablemente ante esta oferta, nos dice Rorty con
elegancia sajona, los habitantes que se sacaron de encima años de educación
zarastustriana “se encogerán de hombros”. (Abraham, Rorty, una introducción. P.
156-157)
Por lo tanto cuales son las diferencias sustanciales en
estos procesos, la primera es la permanencia y claridad con la cual el problema
era evidente para Rosa Luxemburgo pero no para los intelectuales posteriores.
En este sentido cabe decir, que justamente el stalinismo, el dogmatismo y sus
relaciones con occidente sobre todo a nivel intelectual convivieron bien con
esta renovación del capitalismo. Pero claramente estas no eran las ideas que
estaban en la mente de los revolucionarios del fines del siglo XIX y principios
del XX, de alguna manera ellos estaban imbuidos en la esencia del capitalismo,
como sistema político económico y como proceso histórico y por eso mismo
escriben en la forma en que escriben:
Si el liberalismo en cuanto a tal ya es totalmente
inútil a la sociedad burguesa, también se ha convertido, por otra parte, en un
impedimento directo para el capitalismo. Dos factores dominan completamente la
política mundial y movimiento obrero. Cada uno represente una fase distinta del
proceso del desarrollo capitalista.
Como resultado del desarrollo de la economía mundial y
de la agudización y generalización de la competencia en el mercado mundial, el
militarismo y la política de las grandes flotas se han vuelto, en tanto que
instrumentos de la política mundial, tanto en la vida interior como en la vida
exterior de las grandes potencias. Si es cierto que la política mundial y el militarismo representan una fase
ascendente en la etapa que atraviesa el capitalismo en la actualidad, entonces
la democracia burguesa debe desplazarse lógicamente en sentido ascendente. (Rosa
Luxemburgo, Reforma o Revolución, p. 83)
Quizás sea muy interesante tomar como un contrapunto
necesario no el papel de de lo que sería el fracaso o no de la URSS , lo cual es un proceso
histórico y por lo tanto un proceso colectivo incapaz de ser controlado por un
hombre particular y si tomar cierta idea sobre dos grandes valores que
acompañan al neo-liberalismo como un proceso histórico pero no que forman parte
del núcleo de Hayek. El primero el “auge
de la democracia” como la mejor forma de capitalismo y el fin de la historia,
casi en forma hegeliana, “aceptando la perfección de un Estado burgués” que de
hecho no es el mismo a principios del siglo XX que al final.
Debemos abandonar toda esperanza de establecer a la
democracia como ley general de todo el proceso histórico inclusive en el marco
de una sociedad moderna. Si volvemos la mirada a la fase actual de la sociedad
burguesa, también aquí observamos factores políticos que, en lugar de
garantizar la realización del sistema de Bernstein, conducen al abandono por
parte de la sociedad burguesa, de las conquistas democráticas logradas hasta
ahora. Las instituciones democráticas -y esto posee la mayor importancia- han
agotado totalmente su función de servir de ayuda a la sociedad burguesa. En
medida en que fueron necesarias para lograr la fusión de los pequeños estados y
la creación de los estados grandes modernos (Alemania, Italia) ya no son más
indispensables. Mientras tanto la economía ha afectado una cicatrización
orgánica interna. (Rosa Luxemburgo, Reforma o Revolución. P. 82)
Es claro que la idea de estas tres “democracias” en estos
tres “Estados” tiene validez incluso para la teorización de izquierda, Rosa de
Luxemburgo habla de la transformación de la democracia que conocía en este
marco, y tomaba la idea de raíz Hegeliana y ponía en forma paralela la idea de “Libertad”,
es decir la historia de la burguesía y la de la “Democracia”, es decir el
papel de la conquistas burguesas en formas en que el derecho liberal burgués
permitía ejercerlas. Es decir estaba mostrando que la idea de una democracia
que avanza a través de la historia es poner de nuevo a la lucha de la burguesía
y de la libertad en sentido liberal en el mismo sentido y además como dos
hechos unidos indisolublemente. Desde este punto de vista no sería el fin de lo
totalitario sino de lo autoritario y cada nueva forma de libertad burguesa en
la forma de la democracia la que abre las formas a la libertad pero esta
libertad a su vez sigue siendo amenazada sobre la base de la economía del
capitalismo. ¿Podría democratizarse totalmente la sociedad? Esto lleva a dos
preguntas que el neo-liberalismo no responde aún, al menos, 1- ¿Podría haber democracia
en los medios de producción? (Así lo planteaba Bobbio en una forma de
reformismo que volvía a Bernstein) y ese era su compromiso con la democracia,
es decir la idea del voto, más que del “control” sobre la producción lo cual es
una zona oscura. 2- ¿Cómo se democratiza el Estado en las formas de la
represión? ¿Hasta dónde llega a legislar el Estado liberal burgués? ¿Cómo las
fuerzas de seguridad se autorregulan así mismas mediante el derecho? 3- ¿Cómo
es que sobreviven espacios para la autoridad (autoritarismo) desde el
decisionismo hasta la fría burocracia administrativa? 3- ¿Realmente se esta
especulando sobre lo privado y lo público?- esta pregunta es la que vuelve con
el neo-liberalismo. Con esta confusa línea de dos esferas que forman parte del
liberalismo y del capitalismo, Schmitt suponiendo el crecimiento del interés
privado, y Arendt suponiendo el crecimiento de la sociedad. Para ambos, la
nueva democracia termina replicando algunas de las condiciones de los orígenes
del siglo XX. No obstante esto no siempre se considero que la idea del fracaso
de cierta forma de pensar y de hacer la política estuviera relacionado con un
punto en particular se trató muchas veces de una relación confusa que implica
una serie de relaciones bien distintas. Entre las consideraciones generales
sobre la economía es decir la idea de que el socialismo el cual se habría
puesto en práctica a mediados del siglo XX, y teorizado desde fines del siglo
XIX sería fundamentalmente un error:
El fracaso histórico del socialismo:
La
caída del socialismo en los países del Este de Europa es un acontecimiento
histórico de primera magnitud que, sin duda alguna ha pillado de improvisto ha
pillado de improvisto a la mayoría de los estudiosos de la ciencia económica.
No se trata, tan sólo, de que la economía como ciencia no haya estado a la
altura de circunstancias históricas de enorme importancia que no haya sido
capaz de prever, sino que tampoco, y esto es aún más grave, ha sabido
proporcionar el papel de proporcionar al género humano el instrumental
analítico necesario para permitirle evitar a tiempo los graves errores
cometidos. Todo lo contrario, en muchas ocasiones se ha utilizado su aureola y
prestigio científicos para justificar y alentar políticas económicas y sistemas
sociales que ostensiblemente han fracasado, con un coste desproporcionado en
costes humanos.
Ante
esta situación, los economistas del mundo occidental, lejos de manifestar un
profundo malestar y descontento, siguen haciendo su ciencia como si nada
hubiera sucedido. Y en aquellas ocasiones en las que un economista de prestigio
se ha planteado la incómoda cuestión relativa a lo que ha podido suceder para
que la mayoría de que los teóricos profesionales fueran incapaces de evaluar
adecuadamente y prever a tiempo el curso de los acontecimientos, se han dado
respuestas que, por ingenuas o superficiales, son muy poco satisfactorias. Así,
por ejemplo se ha hablado del error de la interpretación de los datos
estadísticos que, precedentes de los sistemas de socialismo real, se habría
aceptado por la profesión sin el suficiente espíritu crítico. También se ha
mencionado la insatisfactoria condición científica que se ha dado al papel de
los “incentivos” juegan en la vida económica. Poco más es lo que hasta ahora se
oído de mea culpa por parte de la
profesión y sus miembros más destacados. Nadie, o mejor dicho, casi nadie, se
ha planteado que la misma posibilidad que la esencia misma del problema radique
en el método y la forma de hacer economía que han venido preponderando en
nuestra ciencia, precisamente a lo largo del mismo número de años que de manera
aproximada y durante este siglo han pervivido los sistemas socialistas. (Jesús
Huerta del Soto. 21-22)
Podemos
concluir que llegados a este punto fue la transformación general de las
condiciones de la sociedad, el cambio de lo público y lo privado y de la
administración de la economía; producto de esta se abandono la realidad que
había hecho inverosímil para muchos la existencia de la utopía del socialismo
pero si la realidad de la sociedad en la que se produjo y por de que
posibilidad había sido capaz de producirse ese estado de cosas. Podemos decir
que la transformación en el final de la sociedad industrial generó una ruptura
mayor, tanto es así; que la transformación quedaba signada por la naturaleza
misma de esas estructuras, donde al final de cuentas, la base masiva de la
producción capitalista y la cadena de montaje. La producción de los sujetos, en
base a la sociedad disciplinaria, la sociedad de control en términos foucaulteanos
modifica todo el horizonte simbólico que confirmaba el imaginario
totalitario.
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