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Totalitarismo: - ¿Es el Totalitarismo, un hecho, un fenómeno o un proceso?- (11)

El Estado Keynesiano como el responsable de la sociedad de consumo moderna, masas que no son ingobernables, el gobierno de la vida:


-          El Estado neoliberal: Este estado, supera las dimensiones anteriores, en el neoliberalismo la norma, supera la ley, la propiedad y el régimen jurídico se hacen más complejos. La producción y la propiedad aumentan su contradicción, creando una gran plasticidad. Estado que ahora sí puede administrar pobreza y riqueza a voluntad, tiene por fin administrar la supervivencia de ciertas formas económicas, establecido por métodos autoritarios o democráticos, no necesariamente es incompatible con el Estado, el Estado Gendarme, ahora no sólo vela por la seguridad sino por la vida misma. Es el estado maduro de las ciencias humanas, es el triunfo de la ciencia, del tecno-capitalismo, es una sociedad que puede ser “eterna” es un mundo que no es eterno. La minoría no está ligada a un Estado particular. Lo supra-nacional, debilita las prefiguraciones de la dictadura estatal, pero no quita las formas de autoritarismo. Millones de personas dependen de otras en formas no democráticas que no pueden evitar. Forma parte de esto, la perplejidad actual, los medios superan a los fines, sin comprometer a ningún fin particular. Esto mismo hace de la muerte de la razón y de la historia, algo que no impide la cultura ni la política. Una lógica capaz de replicarse sin sujetos, está completamente alejada del totalitarismo. El gobierno de las masas como individuos, es el éxito final de la democracia burguesa, la poliarquía. La post-política, impide en esta forma de Estado, la crisis cataclísmica, los derechos humanos en este sistema forman parte opaca del régimen legal. Nuevamente los derechos individuales son “defendidos en la letra” pero no se cumplen sobre poblaciones presas de las políticas de la clase dominante. Este es un giro copernicano, ya que re-inventa las formas de poder descendente.

Justamente considerando lo anterior podemos decir una serie de puntos claves. El estado totalitario fue reemplazado por diversas crisis. No hay un corte radical ni en 1945 ni en 1989- justamente esto no es un punto histórico preciso. Esto es falso, sirve a propagandistas como Fukuyama pero no sirve para pensar estas relaciones, las que tratan de explicar qué pasó con la sociedad. Justamente la sociedad totalitaria trato de ser homogénea predecible y ordenada, su propaganda trabajó en este sentido. Su voluntad era la creencia de que se podría llegar a una producción en volumen lo suficientemente grande que hiciera posible la redistribución, y a la vez el control total. Esto formo parte del debate en la misma Cuba, es decir en 1959-1960, estaba implícito que la economía era el sustento del mito nacional y de la revolución. El neoliberalismo partió de una base clara y de una definición clara del Estado para volver a los supuestos orígenes sobre los cuales establecía, la regla esencial, la ley de leyes para poder no pensar en una dicotomía: democracia/totalitarismo sino en: Estado liberal y Estado totalitario, basado fundamentalmente en la economía:

Una frase famosa, citada a menudo dice: “El mejor gobierno, es el que gobierna menos” Yo no creo sea una correcta descripción de las funciones de un buen gobierno. El gobierno debería hacer todas las cosas para las cuales se los necesita y para los cuales fue establecido. El gobierno debería hacer todo para lo cual se necesita y para lo cual fue establecido. El gobierno debiera proteger a los habitantes del país contra los violentos e ilegales ataques de los bandidos y debiera defender al país contra los enemigos foráneos. Estas son las funciones del Gobierno dentro de un sistema de libertad, dentro del sistema de la economía de mercado. Bajo el socialismo, desde luego, el Gobierno es totalitario, y no hay nada fuera de su esfera y de su jurisdicción. Pero en la economía de mercado la principal tarea es proteger el aceitado funcionamiento de la economía de mercado contra el fraude y la violencia que provengan de adentro o de fuera del país.

La gente que no este de acuerdo con esta función de las funciones de Gobierno podría decir: “Este hombre odia el Gobierno” Nada estaría más lejos de la verdad. Si yo dijera que la gasolina es un líquido muy útil, útil para muchos propósitos, pero nunca bebería gasolina porque creo que no sería un uso correcto, no soy enemigo de la gasolina y no odio a la gasolina. Digo solamente que la gasolina es muy útil para ciertos propósitos, pero no es adecuada para otros. Si digo que es el deber del Gobierno arrestar a los asesinos y a otros criminales, pero no es su deber manejar ferrocarriles y dilapidar dinero en cosas inútiles, entonces no odio el gobierno porque declare que es adecuado para hacer ciertas cosas inútiles, entonces no odio al gobierno porque declare que es adecuado para hacer ciertas cosas porque declare que es adecuado para hacer ciertas cosas pero no es apropiado para hacer otras.

Se ha dicho que bajo las condiciones actuales ya no tenemos más una economía de libre mercado. Bajo las condiciones actuales tenemos algo llamado “economía mixta” la gente señala las muchas empresas que son propiedad del Gobierno, y que por él son operadas. La economía es mixta, dice la gente, porque en muchos países hay ciertas entidades- como los teléfonos, el telégrafo, los ferrocarriles- que son propiedad del y son operadas por el Gobierno. Que algunas de estas entidades y empresas son operadas por el Gobierno, ciertamente es verdad. Pero este sólo hecho no cambia el carácter de nuestro sistema económico. Ni siquiera significa que hay un “pequeño socialismo” dentro de la que- de cualquier manera- es una economía no socialista, de mercado libre. Ya que el Gobierno, operando estas empresas, esta sujeto a la supremacía del mercado, lo que significa que esta sujeto a la supremacía de los consumidores. El Gobierno- si opera, digamos, el correo, o los ferrocarriles- tienen que contratar gente para trabajar en estas empresas. También debe comprar las materias primas, y otros bienes que necesite para el manejo de estas empresas. Y, por otra, “vende” estos servicios o bienes al público. Pero aún cuando opera estas entidades utilizando los métodos del sistema económico libre, el resultado- como norma- es un déficit. El gobierno, sin embargo, está en situación de financiar dicho déficit- al menos los miembros gobernantes del partido así lo creen. (Von Misses, Economía Política, p. 24)                            

            Este fue un proceso se dio a largo de todo el planeta bajo el siguiente paradigma:

Es cierto que en las décadas que siguen a la Gran Depresión estos enfoques fueron suplantados -por lo menos en los países subdesarrollados- por las estrategias de industrialización a marchas forzadas desde el estado, y el crecimiento amparado en fuertes barreras aduaneras. El desarrollismo latinoamericano de izquierda, los "socialismos nacionales" (en África o Asia) y movimientos de similar tenor exaltaron el desarrollo nacional autárquico y a ese fin el avance de la ciencia y la tecnología. En este cuadro, la noción fundamental y orientadora de las luchas populares fue la "liberación nacional", concebida como independencia económica. 

Estas ideas perdieron fuerza a partir de la caída de los "socialismos reales" (regímenes burocráticos y atrasados), de los "socialismos nacionales" -burgueses y pequeño burgueses- y el fracaso del crecimiento sustentado en el Estado. Por eso, sin abandonar totalmente lo anterior, se está generando un nuevo tipo de respuesta que retoma mucho de las viejas concepciones de los socialismos criticados por Marx y Engels. En este sentido el programa de AGP es muy representativo de la nueva moda,  ya que combina, de manera apenas novedosa, elementos esenciales de esos viejos socialismos criticados en El Manifiesto Comunista. Por eso decimos que estamos ante un retroceso incluso con respecto a los programas populistas y estatistas de los cincuenta y sesenta, ya que por lo menos éstos reivindicaban el avance tecnológico y científico. Cosa que no hace AGP. (Astartita, Anti Globalismo Reaccionario, diciembre de 1999)

Pero sin embargo pareciera que frente a estas realidades las derrotas de la Alemania Nazi en 1945 y la caída de la URSS en 1989, quedara aún una especie de esencia oculta y amenazante en lo que habría sobrevivido. Frente al fin de la humanidad, incluso dentro del capitalismo liberal la sospecha quedaría inscripta como un eterno fantasma que volvería recurrentemente haciendo honor al manifiesto comunista, ¿Será que filósofos como Lefort siguen sospechando del capitalismo?

Circunscribir el comunismo en un espacio y en un tiempo determinado es querer creerse protegido de acontecimientos que puede socavar los fundamentos de nuestras sociedades. No obstante, el hecho de que estos acontecimientos se hayan producido debería volvernos más sensibles a lo imprevisible. Debería hacernos sospechar de la idea de que la democracia no tiene enemigos, y que, por sí misma, no es el foco de nuevos modos de opresión del pensamiento, de nuevos modos de servidumbre voluntaria, cuyas consecuencias ignoramos. (Lefort, Negarse a pensar el totalitarismo, p. 7)

            ¿Por qué se eligió colocar al totalitarismo en medio de las críticas generales que se hicieron por parte de las burguesías triunfantes?- ¿Fue realmente la desaparición del totalitarismo el fin de la historia? Cuando se ve esta voluntad por ciertos sectores del poder norteamericano queda claro que considerándolo calmadamente. Hay una serie de contradicciones fundamentales en este pensamiento, la primera es la que cree que tiene que defender a la democracia como “sinónimo de libertad” sin crítica, lo cual hace de Leffort un entusiasta del miso grado que lo fue Sartre con la URSS o Heidegger con el Nazismo. ¿De qué nos quiere cuidar tan “cándidamente” Leffort? ¿De nosotros mismos? ¿Este es el papel de intelectual “responsable”?

            Esto va en contra de la evolución de la filosofía, va en contra de la sospecha sería una especie de fe revolucionaria, como si el “comunismo” por lo que podría haber sido la historia de la URSS; ya que el gran enemigo de la democracia es el comunismo en tanto enemigo del capitalismo- la desaparición del sujeto es lo más importante la historia se disuelve:

La teoría lacaniana del sujeto está resignificada por Louis Althusser quien a partir de sus tesis de la historia como un proceso sin sujeto y de la eternidad de la ideología y del inconciente, define el reconocimiento ideológico y el desconocimiento científico por el que todo sujeto reconoce los referentes empíricos de su conducta, pero desconoce su modo de producción: tributa a esos dos hijos de la razón occidental Freud y Marx; mientras que para Marx “el sujeto humano, el ego económico, político y filosófico no es el centro de la historia,” en Freud “el sujeto real, el individuo en su esencia singular, no tiene la figura de un ego, centrado sobre el yo, la conciencia o la existencia- ya sea la existencia del para-sí, del cuerpo propio o del comportamiento-.”; es decir el sujeto está descentrado, constituido por una estructura que tampoco tiene sujeto, salvo “en esas formaciones imaginarias en las que todo sujeto se reconoce, pero desde nunca podrá llegar a conocerse.” ( Sayago, Freud escritos políticos, p. 36)       

                         
            Componiendo un cuadro más amplio, las formas de la “servidumbre voluntaria” aún vuelven más oscuras las relaciones de poder, como podemos saber, no se trata simplemente de la definición del sistema político, ni de las formas en que se ejerce el gobierno sino que además contaría con la idea de la complicidad. Justamente este postulado de policía ideológica parte de cualquier régimen que triunfa es la manera en que Lefort se va deslizando, tal vez “sin saberlo” a simplemente conformarse con pensar que desde el presente puede “alterar el pasado” y hacerlo transparente de acuerdo al poder del presente. Justamente por eso en la transformación del Estado Keynesiano al Neoliberal podemos ver sin hacer concesiones fáciles a los triunfos tácticos de un campo en constante formulación el cual muchas veces con bastante opacidad llamamos “liberalismo”. Cabe pensar que la idea de una “ideología” que sin base material podría seducir irremisiblemente a los sujetos puede tener sólo dos acepciones correctas, la primera; sujetos que en la sociedad viven “enfermos” y alienados de forma tal que siempre son los únicos desencadenantes del Terror, y segundo una sociedad que prefiere ignorarlos a la vez que los produce. ¿Realmente la política genera tal diseño? ¿Qué clase de nuevas técnicas de control debieron haber surgido para que ciertos Estados jamás hayan sufrido tales crisis?

            Justamente esta la definición que más respondería a intelectual orgánico. No hay perplejidad en Leffort ante sus “descubrimientos”, sino que se estaría viviendo en una era de libertad. ¿Qué clase de libertad es la que trae nuestra era? ¿Para quienes es esta libertad? ¿La muerte del pueblo uno es la muerte del líder? Podemos decir que justamente esta vuelta a medias por parte de un “liberalismo” (palabra que le queda grande) está atrapada por la negación de los procesos subsiguientes. No se trata que haya “espíritus esenciales de los pueblos” sino que por el contrario todo esto es frágil. Justamente cuando las nuevas formas de realizar la democracia y las nuevas formas de administrar la economía fueron tomando forma por largos procesos estas fueron las que alteraron la subjetividad. Por eso mismo, el “temor” casi reverencial y religioso al comunismo parece ser de una clase de misticismo que al menos negaría algunas de las premisas del marxismo que no tiene que ser infalible pero no pensaba en estos términos.

            Leffort en realidad hace una síntesis de un proceso histórico como si se tratará de un plan maestro toma como premisa lo que dicen que es la base de la ideología totalitaria, de una conspiración; es decir, le da como concesión al estalinismo y al nazismo que tales cosas existen en la política mundial- habría momentos apocalipticos-, en vez de una especie de “anti-semitismo” que conspira desde tiempos inmemoriales para adueñarse del mundo serían personajes que desde Platón estarían todos unidos por –extraños lazos- para lograr al fin su objetivo el fin de la liberta del hombre. ¿No es esta libertad sobre valuada? O al menos no es la libertad tal cual la pensaban Thatcher, Regan, y otros como Kissinger los que realmente fueron creando las bases de la “libertad”.

En gran medida, los occidentales permanecieron ciegos frente al sistema totalitario que se estableció en Rusia. Según esta tesis, el proyecto de edificar una sociedad sin clases se ejecutaba de acuerdo con los principios del marxismo, pero se enfrentaba a dificultades que la teoría no permitía prever, ya que la revolución proletaria se había producido en un lugar donde el capitalismo todavía no desarrollaba plenamente las fuerzas productivas; la dictadura del Partido y el recurso al terror eran resultado de estado de retraso en el que se encontraba en Rusia, del fracaso de la revolución en Alemania y de la hostilidad de las potencias capitalistas. De acuerdo con una segunda tesis- la de los trotskistas-, los fundamentos del socialismo se habían establecido a través de la estatización de los medios de producción, pero por las razones que acabo de mencionar, se habría injertado provisionalmente en el poder una burocracia parasitaria de esencia proletaria. De acuerdo con la tercera tesis, la formación de una clase de managers provenía de las transformaciones características de cualquier sociedad moderna. Otra tesis más combinaba la idea de una sociedad burocrática con la idea de un capitalismo de Estado: este fenómeno, aunque Marx no lo previó, resultaba inteligible en el marco de análisis. (Lefort, Negarse a pensar el Totalitarismo, p. 6)

            Contrastemos estas ideas sobre lo que fue el estalinismo y sobre la base de la URSS como proceso histórico, ¿es esta la esencia del marxismo? Si lo es, por qué habría sido la base de la seducción en este sentido se considera que la forma en que el marxismo analizo la historia se equipara a la forma del Estado como propagandística. En este sentido forma parte de un proceso en el cual Lefort invierte los papeles haciendo creer que la presencia de la misma dictadura brutal y su capacidad  para el sometimiento tiene que ver con la propia filosofía marxista. Quizás se trata de una negación misma de la manera en que el marxismo entendía al hombre.
En este sentido, el comunismo no es la negación del individuo, sino su afirmación en tanto que ser social total, es decir, como la afirmación de todas las capacidades y potencialidades de los hombres. Por eso señala Marx que el comunismo “el comunismo como superación positiva de la propiedad privada en cuanto al extrañamiento del hombre, y por ello como apropiación real de la esencia humana por y para el hombre; por ello como retorno del hombre para sí en cuanto al hombre social, es decir humano (…) [es] la solución definitiva del litigio de la existencia y esencia, entre objetivación y autoafirmación, entre libertad y necesidad, entre el individuo y género. Es el enigma resuelto de la historia y sabe que es la solución. (Marx, 1968:147)

El comunismo no debe ser entendido como el fin de la historia sino como el inicio de ella. La razón de ello es que la historia, tal como se ha dado hasta hoy no ha sido el producto de la acción conciente de los hombres, y por lo tanto le corresponde el título de prehistoria. La historia propiamente comienza cuando los hombres se hacen cargo concientemente de su destino, lo cual para Marx sólo es posible en una sociedad donde los productores se asocien libremente y sometan bajo su dominio la producción, que adquiere un carácter inmediatamente social. El trabajo vivo deja de ser un simple medio para convertirse en un fin; el comunismo, entonces, es el estadío en que un hombre puede desarrollarse libremente todas sus potencialidades. La humanidad comienza entonces a hacer su propia historia.

Recapitulando: la concepción del hombre que se extrae de los Manuscritos puede leerse como una profundización crítica de aquella que Feuerbach formulara en La esencia del cristianismo. Al poner el énfasis en la potencial capacidad productiva del hombre y los procesos históricos de enajenación de la esencia humana, Marx logra construir una antropología que va más allá de una esencia humana inmutable. El hombre es lo que hace dadas determinadas condiciones materiales objetivas de producción. Pero, simultáneamente, en tanto no es definido simplemente por una serie de cualidades inmutables sino como potencialidad subjetiva- trabajo vivo- él mismo se transforma en agente del cambio histórico. El materialismo humanista es entonces el marco teórico adecuado para crecer en una sociedad futura que tal vez sea algo más que una mera utopía del pensamiento. (Pagura, ¿Existe un futuro posible para el hombre?, p.8)
                 
      Consideremos además, que cuando se crítica el mito “Revolucionario”, lo que fue parte de las críticas de la segunda mitad del siglo XX, lo que se está criticando no es la revolución en sí misma. La cual para que tenga un valor como tal tiene que ser al menos desde el primer momento “inclasificable”, novedoso, que irrumpe y altera las formas de la vida, sino de lo que se trata es de los regímenes que luego de cualquier transformación van generando nuevas relaciones de poder:

                  La falsificación de la vida:

La frase con la que título este epígrafe pertenece a H. Broch. Y partiendo de esta maldad, de esta falsificación de la vida, invitamos aquí a desplazar lo kitsch desde el discurso estético y artístico, al discurso ético y político, y por extensión, a todo discurso. Por lo tanto, lo que aquí es del discurso kitsch, del hombre kitsch, de lo kitsch como esencia del tercer totalitarismo dominado por la esencia obsesiva del mercado y del dinero.

Si el kitsch como programa político se evidencia hoy, a toro pasado, en el fascismo o en el estalinismo, también se hace patente en la era de la globalización y los mass-media, en la actual época que pretende casi sin ideología, sin política, sin universales, y que tras esa fachada abierta oculta las fauces más abiertas aún de un lobo que todo lo traga, que toda obra, que toda protesta, toda denuncia, toda verdad, la transmuta de inmediato en consumible, en objeto de comercio.

Si los totalitarismos reconocidos el arte era la propaganda, y tras la propaganda se encontraba la ideología adormecedora de la masa, ahora, en este totalitarismo kitsch, no declarado, la publicidad ha tomado el relevo de la propaganda, y la propaganda se ha desplazado a obras que se venden como si lo fuesen. (Segovia, p. El totalitarismo kitsch, p. 6-7)

            Sobre la base de la dinámica del fin del nazismo y de la crisis del estalinismo con el largo ocaso de la URSS, bien se podría decir que se va constituyendo las bases para una continuidad no clara de factores entre los cuales el totalitarismo clásico sería una herencia familiar, y lo es familiar en tanto que la cultura de masas, y el “fin de la historia”, sospechosamente no produjeron alteraciones como las que tal vez algunos podrían haber imaginado. En este sentido la liberación o la lucha por la libertad y la extinción del totalitarismo en Europa fue una parte de un proceso histórico complejo donde estaba naciendo la evolución de las instituciones burguesas a la par del ocaso de las viejas, sobretodo en el caso del nazismo como lo fue y lo es una potencia capitalista como Alemania.

                        Totalitarismo Kitsch:

“El capitalismo siente que cualquier cosa de calidad es una amenaza para su existencia” (23) El objetivo de todo totalitarismo es convertir la mentira en verdad. Por otro lado, la verdad se presta al juego, porque como verdad, nunca pretende cerrarse del todo, nunca está del todo dicha. Lo que el totalitarismo hace es, entonces, convertir la verdad en dogma, es decir pretender una verdad cerrada, del todo verdadera, clausurada, una verdad de verdad  ya por fin. Una verdad, al fin de cuentas que no exija ser repensada, que nos obligue a la duda y al esfuerzo. Para ello, qué mejor que el kitsch, al que podríamos definir retomando la definición de Kundera que se citaba al comienzo, como: la mierda que se coloca en lugar de la mierda para que esta no aparezca. Si como decía Kundera cualquier sustitución de la palabra “mierda” por puntos suspensivos es ya un eufemismo es ya kitsch suplanta la verdad como un artificio que huele mucho peor que lo que suplanta.

Cómo entenderse y entender ese mundo global cuyo exceso de información es su rasgo más distintivo,- exceso de información porque la información se convierte en información que desinforma-, cómo entender de ese todo abrumador si no es a través de estereotipos, de simplificaciones, de mentiras, del kitsch.

Así, defendemos aquí, que el kitsch continua siendo un programa político, y que ese programa político que, como todos, no tiene otra intención que domar a las bestia que domina, delata el tercer totalitarismo vigente, la dictadura sin rostro, un sistema donde el homo economicus, ese parvenú, (24) se ha convertido en el rey de la jungla. (Segovia, El Totalitarismo Kitsch, p. 7-8)
       
Podemos entender que en cierto sentido, la docilidad mayor, el gobierno por siempre de lo que están por fuera de la política podría decirse que tal se mantiene y se ha perfeccionado. ¿Puede que esto conlleve justamente el fin de la violencia injustificada del horror del genocidio? ¿Puede que la haya cambiado en sus formas pero no en su contenido? Estas preguntas aparecen cuando la democracia/totalitarismo no son tomadas como barreras infranqueables, cuando la democracia liberal, es tomada como un sistema más dentro de la historia de lo sistemas políticos y como respuesta de algún intento de una sociedad jerárquica de organizarse. Tomando en cuenta que la transformación que se realiza es una de las más importantes ya que al fin desencadena el misterio del nazismo y del estalinismo, qué es la naturaleza, qué es la vida, qué es la política. En este sentido cuando se lo considera fríamente hay que considerar que las transformaciones en la sociedad, en la sociedad que luego se llamarían post-industriales, donde la cultura tenía un peso cada vez más específico ocurrían cosas como esta:

Con respecto a la teoría de “la sociedad de riesgo” de Anthony Giddens, Ulrich Beck y otros, ya no pasamos nuestras vida en conformidad a la Naturaleza y a la Tradición; no hay un orden simbólico o un código de ficciones aceptado (lo que Lacan llama el Gran Otro) para guiarnos en nuestro comportamiento social. Todos nuestros impulsos, desde la orientación sexual hasta la identificación étnica, son percibidos como cosas que elegimos. Cosas que antes parecían obvias- cómo alimentar y educar a un niño, cómo proceder en la seducción sexual, cómo comer y lo que se come, cómo descansar y divertirse- han sido “colonizadas” por la reflexividad y son algo experimentadas como algo que podemos aprender y sobre las que decidimos. La retirada del Gran Otro ocurre porque en la cultura popular prevalece la “ruptura de códigos”. Un ejemplo de ello son las tentativas pseudo-científicas del pensamiento de la Nueva Era al usar ordenadores y tecnología, para violar algunos códigos secretos- por ejemplo, los de la Biblia o las pirámides- los cuales podrían revelar el futuro de la humanidad. Otro ejemplo es la escena repetida en las películas cyberespaciales en las cuales el héroe (o la heroína) sentado frente a un ordenador trabajando frenéticamente contra reloj encuentra su acceso negado hasta que el o ella rompe el código y descubre que una agencia gubernativa está conspirando contra la libertad y la democracia. Creer que hay un código que debe ser roto es, por supuesto, cree en la existencia de un Gran Otro: en todos los casos, lo que se desea es encontrar un agente que dé estructura a nuestras caóticas vidas sociales. (Zizek, “Tú puedes”, p 1-2)

            De alguna manera incluso en estos momentos la invención de un gran otro, una especie de extraña paradoja iluminista y moderna, el Terror, el Leviatán, el “Dictador” parece que tiene que ser inventado para que el mundo tenga sentido. Es decir, se cabalga sobre una fuerte contradicción que hace compleja la interpretación del presente.¿Qué hizo la sociedad capitalista? No fue el capitalismo justamente el que dio un paso atrás, generó su cultura de masas, con otras técnicas, reprodujo un imaginario sobre la libertad del consumo y no sobre la libertad económica. Esto es importante, quién quisiera rápidamente superponer al neo-liberalismo con el Estado Keynesiano y hablar de capitalismo no entendería que la propaganda y el desarrollo de esos productos deseables por las clases subalternas, el entusiasmo de estas por el estilo de visa no podría ser espontáneo. En todo caso lo que mostraba era la manera en que los oligopolios bien pudieron dar esa variedad que estaba por fuera de los países socialistas. Esta idea de satisfacción material inmediata, podría ser sin duda un salto de calidad frente a las utopías. Justamente el mundo burgués modifica la mira de la trascendencia. En este proceso, la libertad de consumo y el paternalismo estatal de las corporaciones y el Estado son claves. Los miembros de la sociedad capitalista son acompañados de forma paternalista por un padre bueno y a la vez anónimo. Como realidad es un tenue reflejo del Mundo Feliz de Huxley. Justamente a diferencia de la obra de Orwell, esta obra nos permite entender que no todo paternalismo se encarna en la figura de un padre despótico.

Este fenómeno empieza a ser considerado, la nueva sociedad es “menos exigente”, pero a la vez más disciplinada. A diferencia de otros momentos de la historia, las sociedades desarrolladas avanzan por medio del orden. El resto del mundo comienza a ser una consecuencia lejana y exterior. Estados Unidos gana parte de sus características actuales, ya no es una sociedad que es impactada desde fuera por algunos sucesos de alcance internacional, luego de Pearl Harbor, Estados Unidos vuelve a un aislacionismo, o por lo menos, los estadounidenses no se consideran desafiados en la misma forma que lo fueron en la Segunda Guerra Mundial. Entonces cabe decir que el Estado Keynesiano logra dar con ese sentimiento oceánico. Justamente la angustia, gracias a la psiquiatría y la psicología, puede ser un hecho digno de ser tratado. La locura, la pobreza y la criminalidad son consideradas temas de atención. Podemos decir que en este momento, la lucha por los derechos civiles permite a los Estados Unidos poder tener una vocación de sociedad más universal que lo que era a mediados del siglo XX. Esto es muy importante, el Sueño Americano, como elemento de lo imaginario actúa siempre como un elemento de la propaganda. Estados Unidos avanzaba lentamente como se vería en los 80´ y 90´ hacia una sociedad abierta, tal vez la sociedad abierta en términos de Popper más poderosa de la historia.

Justamente en estos procesos se van desenganchando las barreras que el capitalismo mismo había constituido, esto llevo a una crisis dentro del sujeto de la burguesía y del arte. La cultura iba borrando a sus Hitler, Stalin, Mao, incluso Fidel Castro, nada hacía necesario a un hombre excepcional. Sartre forma parte ese giro hacia lo patético, el compromiso se comenzaba a convertir en algo que eludía a un discurso claro. Esta crisis llevó al desarrollo a una nueva forma de transformación de la sociedad, esta ya no estaba ligada como antes a la forma de vida de la cultura proletaria y burguesa. Esta estaba siendo ante todo una sociedad de consumo. Sobre este punto el ideal pequeño burgués pudo crear un nuevo imaginario, el neo-liberal. Justamente aquí como en el caso del Marxismo, no se trata de un proceso de ideas, se trata de un proceso histórico, como existieron críticos al proceso marxista-leninista existieron y existirán neo-liberales críticos del proceso neoliberal. Aquí esta la importancia de Margaret Thatcher. Thatcher es al igual que Hitler, y esto no quiere decir que sean lo mismo líderes políticos de grandes convicciones, contradictorios y fundamentalistas, fueron a la vez apoyados por sus burguesías como la salida necesaria a la crisis. Por eso mismo Thatcher necesito de un partido como el Tory y desde allí refundó al partido y a Reino Unido. Margaret Thatcher les demostró a políticos como Mitterrand que era posible re-crear las formas del Estado burgués. Justamente el post-marxismo suele querer unir en nombre de la cultura el papel del neo-liberalismo como teoría y el neo-liberalismo como política, terminan asumiendo que el capitalismo pasó a ser más complejo de lo que era realmente. Esto tiene que ver con la misma necesidad de respuestas por parte del marxismo. El marxismo dentro de sí tuvo una crisis a la par teórica en medio del avance de Thatcher, Pinochet, Reaggan y otros.

Esto no se trata de un estudio sobre el marxismo sino que trata de mostrar que la existencia misma del totalitarismo clásico, y no la idea misma de un poder político omnímodo, la cual parece más tener que ver con la idea de una dictadura y el poder de una clase o grupo, élite o como se le quiere llamar de manejar la totalidad de la sociedad, como luego se dio a llamar el “Establishment”. Recordemos que el capitalismo empezó a ser reconsiderado, y el marxismo también. Nuevas definiciones intermedias se alejaban de las formas en que Lenin y Rosa Luxemburgo entro otros habían entendido el capitalismo. Entre ellas vale por ejemplo aquella que prefiere pensar en la autoridad y en control de la producción que por sobre la propiedad. Estas ideas combinadas con la expansión de las finanzas sobre el total de la economía comenzaron a permitir la construcción de un “mundo nuevo”.

Justamente hay una verdadera evolución en la sociedad capitalista, el totalitarismo como fue entendido en los 20´-30´ y 40´ pierde el sentido. Ya ahora se trata de una competencia que repitiendo las características del imperialismo pero agudizando su velocidad, no permite la idea de naciones que necesitan hacer un gran despliegue por el espacio vital, sino más bien el de desarrollar las condiciones de nueva dependencia económica. Esta modificación es fundamental, desde ese momento el caso es la dictadura de Pinochet, la reforma neoliberal permitió el auge de la sociedad chilena de los grupos más favorecidos, el autoritarismo mantiene valores tradicionales como una simple tapadera, en el mismo sentido que lo hizo el fascismo. Esta clase de autoritarismo como siempre responde a una forma de hacer economía. Fue justamente este proceso el que luego llevaría a las transiciones democráticas. Cabe pensar que la democracia liberal renovada, funciona mucho mejor sobre el libre mercado que por sobre cualquier intento de estados orgánicos y de corte corporativo. Esto justamente forma parte de un proceso que termina de eliminar todo vestigio de mito nacional relevante. Ahí aparece la idea de la Civilización Occidental o Americana, justamente allí nuevamente la historia “termina” porque la antinomia desaparece.

Esta transformación sin embargo no es sencilla en muchos casos recoloca a muchas de las naciones en el mapa. La idealidad del libre mercado jamás se realiza pero ciertamente se van quitando las barreras aduaneras, y aumenta el papel de lo financiero en la economía de los países. Sobre esto se va construyendo una cultura de masas también internacional. A primera vista esto debilita ideológicamente a los partidos políticos pero esta vez no lleva a la tentación totalitaria. Ahora los partidos tienen en claro que son instituciones vitales del sistema. Ya no se trata de una desordenada serie de proyectos de sociedad, sino de una competencia clara, pero muy cerrada. Esto en los casos populistas parece ser un poco menor pero en cierto sentido es un espejismo, o al menos es un espejismo frente a la realidad del totalitarismo. Estados como Cuba, Corea del Norte, no así Irán, se mantienen en cas una economía cerrada. Esto hace que su papel a escala internacional sea relativo, grandes procesos a nivel mundial ocurren sin que estos Estados se derrumben. Esto demuestra que la crisis rusa de la URSS y del PCUS son fenómenos históricos concretos y un cambio en la sociedad civil de estos países. Es también el fracaso de es forma de “defender la sociedad” de este intento de construir una cosmovisión que pudiera hacerse con el todo. Queda entonces por pensar, que las clases medias, y las clases proletarias combinadas al auge de los servicios cambian una parte de la subjetividad de las personas. La miseria es interpretada en otra forma. El estado burgués auspicia el desempleo, a partir de allí se debilita el Estado corporativo y da paso a la sociedad civil plural. Este pluralismo es a la ver muy heterogéneo y genera nuevas luchas políticas, concretas y distintas que tienen un discurso propio. Puede que por eso mismo, se haya basado la presencia de una post-modernidad, que en cierto sentido surge del seno de la revolución capitalista.

Sobre esta realidad, el papel de Heidegger, Marx, Freud, y otros muchos autores es desmontado. En parte porque esto forma la cosmovisión de las ciencias humanas ese saber contradictorio que operó en Occidente. El fin de los grandes relatos, llega como la lechuza de Hegel tarde, el capitalismo como se entendía el totalitarismo estaba muerto. No así, las contradicciones de su sistema productivo. Es decir la economía, crecía en su papel de legitimador de la sociedad. Es decir una ciencia de la manera de administrar la base de la sociedad por sobre la política. Esto fue aceptado en forma contradictoria por esta nueva clase de intelectualidad con la idea de la muerte del capitalismo. ¿Qué clase de capitalismo murió? ¿Qué clase de economía sería esta? Estos extraños sucesos que parecieron aislar más que nada a la propia intelectualidad terminaron de agudizarse con la fuga de muchos intelectuales del marxismo. En este sentido vale hacer esta aclaración:

En Abril del alo 1993 hice traducir de un número de Le Magazine Littèrarie, y publique luego en la revista La Caja, el trabajo de Richard Rorty, “Nietzsche, un filósofo pragmático”. Al recordar este hecho tomo conciencia de mi larga estadía en la producción de este amigo americano. En el artículo explica en qué se diferencia su lectura de Nietzsche de la realizada por Alan Bloom y Paul de Man, de todos aquellos que entre la izquierda y el conservadurismo de derecha, convertían al filosofo alemán en el mister músculo de la historia de la filosofía.

Aunque Rorty no lo mencione, el filosofo pragmático que acuna en Nietzsche está presente en todas sus galas en Humano demasiado humano, allí expone su gay saber una vez liberado de sus ínfulas wagnerianas. Los cuadros esbozados en pequeños relatos de la vida cotidiana y de las trampas pasionales, abren el cerco asfixiante de los Nibelungos, y la contingencia aparece sin éxtasis dionisíacos, precipitaciones en el carácter de un volcán, ni heroísmos de caverna.

En la felicidad nietzscheana bajo un sol de Sorrento. Con la misma mirada, Richard Rorty pide comprensión para los que están hartos de escuchar el nombre de Marx. Nos propone un ejercicio de imaginación. Supongamos, dice, que Hitler haya ganado la guerra, y que haya mantenido bajo sus botas a la mitad de los pueblos de Europa. La educación se habría inspirado en el nacionalsocialismo con vocabulario nietzscheano. Si en 1989 cae el muro esta vez Nazi, la liberación del nazismo daría lugar a un depósito de energía ahorrado durante décadas. Imaginemos que intelectuales y filósofos de Occidente de universidades pluralistas visitan estos lares con la noticia de “hay que volver a leer a Nietzsche”. Indudablemente ante esta oferta, nos dice Rorty con elegancia sajona, los habitantes que se sacaron de encima años de educación zarastustriana “se encogerán de hombros”. (Abraham, Rorty, una introducción. P. 156-157)

            Por lo tanto cuales son las diferencias sustanciales en estos procesos, la primera es la permanencia y claridad con la cual el problema era evidente para Rosa Luxemburgo pero no para los intelectuales posteriores. En este sentido cabe decir, que justamente el stalinismo, el dogmatismo y sus relaciones con occidente sobre todo a nivel intelectual convivieron bien con esta renovación del capitalismo. Pero claramente estas no eran las ideas que estaban en la mente de los revolucionarios del fines del siglo XIX y principios del XX, de alguna manera ellos estaban imbuidos en la esencia del capitalismo, como sistema político económico y como proceso histórico y por eso mismo escriben en la forma en que escriben:

Si el liberalismo en cuanto a tal ya es totalmente inútil a la sociedad burguesa, también se ha convertido, por otra parte, en un impedimento directo para el capitalismo. Dos factores dominan completamente la política mundial y movimiento obrero. Cada uno represente una fase distinta del proceso del desarrollo capitalista.

Como resultado del desarrollo de la economía mundial y de la agudización y generalización de la competencia en el mercado mundial, el militarismo y la política de las grandes flotas se han vuelto, en tanto que instrumentos de la política mundial, tanto en la vida interior como en la vida exterior de las grandes potencias. Si es cierto que la política mundial  y el militarismo representan una fase ascendente en la etapa que atraviesa el capitalismo en la actualidad, entonces la democracia burguesa debe desplazarse lógicamente en sentido ascendente. (Rosa Luxemburgo, Reforma o Revolución, p. 83)

            Quizás sea muy interesante tomar como un contrapunto necesario no el papel de de lo que sería el fracaso o no de la URSS, lo cual es un proceso histórico y por lo tanto un proceso colectivo incapaz de ser controlado por un hombre particular y si tomar cierta idea sobre dos grandes valores que acompañan al neo-liberalismo como un proceso histórico pero no que forman parte del núcleo de Hayek.  El primero el “auge de la democracia” como la mejor forma de capitalismo y el fin de la historia, casi en forma hegeliana, “aceptando la perfección de un Estado burgués” que de hecho no es el mismo a principios del siglo XX que al final.

Debemos abandonar toda esperanza de establecer a la democracia como ley general de todo el proceso histórico inclusive en el marco de una sociedad moderna. Si volvemos la mirada a la fase actual de la sociedad burguesa, también aquí observamos factores políticos que, en lugar de garantizar la realización del sistema de Bernstein, conducen al abandono por parte de la sociedad burguesa, de las conquistas democráticas logradas hasta ahora. Las instituciones democráticas -y esto posee la mayor importancia- han agotado totalmente su función de servir de ayuda a la sociedad burguesa. En medida en que fueron necesarias para lograr la fusión de los pequeños estados y la creación de los estados grandes modernos (Alemania, Italia) ya no son más indispensables. Mientras tanto la economía ha afectado una cicatrización orgánica interna. (Rosa Luxemburgo, Reforma o Revolución. P. 82)

            Es claro que la idea de estas tres “democracias” en estos tres “Estados” tiene validez incluso para la teorización de izquierda, Rosa de Luxemburgo habla de la transformación de la democracia que conocía en este marco, y tomaba la idea de raíz Hegeliana y ponía en forma paralela la idea de “Libertad”, es decir la historia de la burguesía y la de la “Democracia”, es decir el papel de la conquistas burguesas en formas en que el derecho liberal burgués permitía ejercerlas. Es decir estaba mostrando que la idea de una democracia que avanza a través de la historia es poner de nuevo a la lucha de la burguesía y de la libertad en sentido liberal en el mismo sentido y además como dos hechos unidos indisolublemente. Desde este punto de vista no sería el fin de lo totalitario sino de lo autoritario y cada nueva forma de libertad burguesa en la forma de la democracia la que abre las formas a la libertad pero esta libertad a su vez sigue siendo amenazada sobre la base de la economía del capitalismo. ¿Podría democratizarse totalmente la sociedad? Esto lleva a dos preguntas que el neo-liberalismo no responde aún, al menos, 1- ¿Podría haber democracia en los medios de producción? (Así lo planteaba Bobbio en una forma de reformismo que volvía a Bernstein) y ese era su compromiso con la democracia, es decir la idea del voto, más que del “control” sobre la producción lo cual es una zona oscura. 2- ¿Cómo se democratiza el Estado en las formas de la represión? ¿Hasta dónde llega a legislar el Estado liberal burgués? ¿Cómo las fuerzas de seguridad se autorregulan así mismas mediante el derecho? 3- ¿Cómo es que sobreviven espacios para la autoridad (autoritarismo) desde el decisionismo hasta la fría burocracia administrativa? 3- ¿Realmente se esta especulando sobre lo privado y lo público?- esta pregunta es la que vuelve con el neo-liberalismo. Con esta confusa línea de dos esferas que forman parte del liberalismo y del capitalismo, Schmitt suponiendo el crecimiento del interés privado, y Arendt suponiendo el crecimiento de la sociedad. Para ambos, la nueva democracia termina replicando algunas de las condiciones de los orígenes del siglo XX. No obstante esto no siempre se considero que la idea del fracaso de cierta forma de pensar y de hacer la política estuviera relacionado con un punto en particular se trató muchas veces de una relación confusa que implica una serie de relaciones bien distintas. Entre las consideraciones generales sobre la economía es decir la idea de que el socialismo el cual se habría puesto en práctica a mediados del siglo XX, y teorizado desde fines del siglo XIX sería fundamentalmente un error:

                        El fracaso histórico del socialismo:

La caída del socialismo en los países del Este de Europa es un acontecimiento histórico de primera magnitud que, sin duda alguna ha pillado de improvisto ha pillado de improvisto a la mayoría de los estudiosos de la ciencia económica. No se trata, tan sólo, de que la economía como ciencia no haya estado a la altura de circunstancias históricas de enorme importancia que no haya sido capaz de prever, sino que tampoco, y esto es aún más grave, ha sabido proporcionar el papel de proporcionar al género humano el instrumental analítico necesario para permitirle evitar a tiempo los graves errores cometidos. Todo lo contrario, en muchas ocasiones se ha utilizado su aureola y prestigio científicos para justificar y alentar políticas económicas y sistemas sociales que ostensiblemente han fracasado, con un coste desproporcionado en costes humanos.
Ante esta situación, los economistas del mundo occidental, lejos de manifestar un profundo malestar y descontento, siguen haciendo su ciencia como si nada hubiera sucedido. Y en aquellas ocasiones en las que un economista de prestigio se ha planteado la incómoda cuestión relativa a lo que ha podido suceder para que la mayoría de que los teóricos profesionales fueran incapaces de evaluar adecuadamente y prever a tiempo el curso de los acontecimientos, se han dado respuestas que, por ingenuas o superficiales, son muy poco satisfactorias. Así, por ejemplo se ha hablado del error de la interpretación de los datos estadísticos que, precedentes de los sistemas de socialismo real, se habría aceptado por la profesión sin el suficiente espíritu crítico. También se ha mencionado la insatisfactoria condición científica que se ha dado al papel de los “incentivos” juegan en la vida económica. Poco más es lo que hasta ahora se oído de mea culpa por parte de la profesión y sus miembros más destacados. Nadie, o mejor dicho, casi nadie, se ha planteado que la misma posibilidad que la esencia misma del problema radique en el método y la forma de hacer economía que han venido preponderando en nuestra ciencia, precisamente a lo largo del mismo número de años que de manera aproximada y durante este siglo han pervivido los sistemas socialistas. (Jesús Huerta del Soto. 21-22)  


Podemos concluir que llegados a este punto fue la transformación general de las condiciones de la sociedad, el cambio de lo público y lo privado y de la administración de la economía; producto de esta se abandono la realidad que había hecho inverosímil para muchos la existencia de la utopía del socialismo pero si la realidad de la sociedad en la que se produjo y por de que posibilidad había sido capaz de producirse ese estado de cosas. Podemos decir que la transformación en el final de la sociedad industrial generó una ruptura mayor, tanto es así; que la transformación quedaba signada por la naturaleza misma de esas estructuras, donde al final de cuentas, la base masiva de la producción capitalista y la cadena de montaje. La producción de los sujetos, en base a la sociedad disciplinaria, la sociedad de control en términos foucaulteanos modifica todo el horizonte simbólico que confirmaba el imaginario totalitario.   

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