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Totalitarismo: - ¿Es el Totalitarismo, un hecho, un fenómeno o un proceso?- (10)

El Estado Totalitario como resultado de conformación de una dictadura que “Defiende a la Sociedad”:


            Podemos decir una serie de cuestiones fundamentales para entender el Estado Totalitario, este Estado no es simplemente una cristalización del poder del Estado y de la violencia organizada se trata sin lugar a dudas de otra entre ellas el papel de la dirección de la economía y de los proyectos alternativos al liberalismo clásico. En este sentido se puede entender que no se trata simplemente de un régimen de terror. Tampoco podemos erradicar este terror. Esta es una de las grandes diferencias entre el Estado Gendarme y el Estado de Bienestar y los Estados Totalitarios. Estos segundos vienen a dar “derechos sociales” o mejor dicho a poner en primer lugar a la sociedad por sobre el individuo. Recordemos que esto tiene una base procedimental y además forma parte del proceso soviético mismo en primer lugar y los intentos de su expansión- además la crisis del liberalismo llevó a tradiciones conservadoras europeas a ir ganando fuerza en todos los gobiernos parlamentarios del continente.

En síntesis; el capítulo político de los escritos freudianos reconoce en la crisis del capitalismo en los años veinte, cunado aquella dicotomía entre- sociedad, público, privado, que el pensamiento liberal concibió como entidades autónomas, independientes, sólo conectadas tangencialmente y que a partir de una lógica concurrencista atomizaba al mercado y a la sociedad en componentes formalmente homogéneos e iguales comienza a diluirse en sus fronteras impolutas; el estado invade la sociedad y la sociedad penetra el estado, mientras abandonando el laissez faire, laissez passer de las políticas inerciales produce la transición de la ortodoxia manchesteriana al estado benefactor, la hiden hand es reemplazada por la planificación y el cálculo, - cuando no con el garrote de los squadristti italianos o las S.A alemanas- transformaciones que ni en los países industrializados, transformaciones que si en los países de industrialización clásica adoptarán las formas progresivas del New deal, en los imperialismos tardíos, Italia, Alemania, se expresará en la brutalidad totalitaria del  fascismo y del nazismo, ligando sorprendentemente pese a sus diferencias ideológicas- a Benito Mussolini con León Blum y Adolfo Hitler con Franklin Delano Roosvelt. (Sayago, Freud escritos políticos, 22-23)

            Podemos considerar que Freud no cree que como Hannah Arendt pretendería hacernos creer que las masas, a- tienen una organización mejor dentro de la democracia, b)- tuvieron algún momento una correcta asimilación a la sociedad, para Freud, las verdaderas masas, que pueden existir independiente del totalitarismo, que no son resultado necesario de ninguna desintegración social, si tienen las siguientes características, lejos de gustar por el crimen serían estas incapaces de hacer juicios críticos:

Hemos partido del hecho básico de que en la masa el individuo experimenta, por influencia de ella, una alteración a menudo profunda de la actividad anímica. Su afectividad se acrecienta extraordinariamente, su rendimiento intelectual sufre una notable merma. Es evidente que ambos procesos apuntan a una nivelación con los otros de la masa, el resultado que este sólo puede alcanzarse por la cancelación de inhibiciones pulsionales propias de cada individuo y por las renuncias a las inclinaciones que él ha plasmado. Se nos dijo que estos elementos con frecuencia indeseados, pueden contrarrestarse, al menos en parte, mediante una organización más elevada de las masas, pero ello no puso entre dicho: el hecho básico de la psicología de las masas: las dos tesis del incremento del afecto y de la inhibición del pensamiento en la masa primitiva. (Freud, Psicología de las masas y análisis del yo, p.84)  

            Una de las grandes ideas sobre las cuales se pensó la crisis del capitalismo y creó la crítica de su salida,  es decir la formulación evidente de que el gran problema eran las élites al mando por sobre cualquier fascinación o fe ciega de sus acólitos en la historia. ¿Por qué es importante eso? Primero porque quita la posibilidad de la vuelta del totalitarismo, es más Arendt enmarca al totalitarismo como el final del proceso asiático de la creación de Estados nación es decir, su fase anterior hacia el advenimiento del capitalismo en este sentido, remarcamos:

El sistema socialista, sin embargo, prohíbe esta fundamental libertad de uno de elegir su propia carrera. Bajo las condiciones socialistas, hay una sola autoridad económica que tiene el derecho de determinar todos los asuntos concernientes a la producción. Una de las características salientes de nuestra época es que la gente que usa muchos nombres para la misma cosa. Un sinónimo para socialismo y comunismo es “planificación”. Si la gente habla de planificación se trata de planificación centralizada, lo cual significa un plan hecho por el gobierno, un plan que impide la planificación de alguien que no sea el gobierno.

Una dama británica que también es miembro de la Cámara Alta, escribió un libro titulado Plan OR No Plan (Plan o ningún plan), un libro que fue muy popular en el mundo. ¿Qué significa el título del libro? Cuando ella dice “plan”, significa solamente el tipo de plan previsto por Lenin y Stalin y sus sucesores, el tipo de plan que maneja todas las actividades de toda la gente de la nación. Así lo que esta dama quiere significar es una planificación central que excluya todos los planes que los individuos puedan tener. Su título Plan o Ningún Plan es una ilusión un engaño; la alternativa no es la planificación central o ningún plan, la alternativa es la planificación total de una autoridad de gobierno central o la libertad para que los individuos puedan hacer sus propios planes, hacer su propia planificación. […]

Bajo la planificación gubernamental, él es como un soldado adentro de un ejército. El soldado no tiene derecho de elegir una guarnición, en lugar donde hará el servicio militar. Debe obedecer órdenes. Y el sistema socialista- como Karl Marx, Lenin y todos los líderes socialistas lo sabían y admitían- era la transferencia de las normas militares a todo el sistema de producción. Marx hablaba de los “ejércitos industriales” y Lenin preconizaba “la organización del todo”- el correo, la fábrica y otras industrias- de acuerdo con el modelo del ejército.

Por consiguiente, en el sistema socialista todo depende de la sabiduría, del talento, de las dotes de aquella gente que forma la autoridad suprema. Aquello que el supremo dictador- o su comité- no conoce, no se toma en cuenta. Pero que el conocimiento de la humanidad ha acumulado en su larga historia no es absorbido por todos y cada uno; hemos acumulado a lo largo de los siglos una tan grande cantidad de conocimiento científico y técnico, que es humanamente imposible para conocer todas esas cosas, aunque sea el orden con las mejores dotes. (Von Misses, Economía Política, p.20)

            Cuando tomamos en cuenta esta cuestión nos damos cuenta que el papel del líder en el lazo libinal con las masas donde ellas se enamoran de él, es un resultado muy posterior. Para la economía liberal, para su crítica y el avance posterior del capitalismo la base fue antes que nada la organización de la producción, las masas son consecuencia del proceso de industrialización, y lo excepcional sería la crisis del 18´ y la crisis del 29´ donde el experimento sería construir una gran economía planificada, allí es donde desaparecen los conflictos. Ese es el fin del conflicto por necesidad de la producción y de la distribución. Sobre este punto, este análisis va a contra pelo del post-marxismo, por lo que en el fondo, el problema del Totalitarismo está en relación directa con la definición del capitalismo. Claro que en ese proceso, en la transformación del espacio público para el consumo masivo, se puede dar lo que Freud considero como el lazo libidinal entre el líder y las masas, pero ese líder y las masas, no sólo son contingentes sino que conforman la crisis de la institucionalidad, y sobre todo del mercado, el mercado administra y controla individuos, por eso es tan importante analizar la “revolución conservadora” de 1973 en adelante una sociedad que se organiza sobre otro patrón acumulación no sólo se “complejiza” sino que mantiene una lógica donde el Estado no es el gran arbitro de la actividad material.  
        
            Como un aporte desde la formulación de Foucault, podemos decir que partiendo de algunas ideas de lo que se consideraba el Estado Mínimo a una lectura a contrapelo de la división que se formula en este trabajo, y pese a no usar el concepto de “reformismo”, la idea de un Estado como una forma de gubermentalidad inmodificable, en la lectura de Foucault:

¿Cuál es la cuestión de la gubermentalidad liberal hace suya? Foucault examina el tema en el marco contemporáneo del establecimiento en la seguridad social. El “decrecimiento efectivo del Estado” 24 mencionado por él tropieza con la necesaria elaboración de una política social. Ahora bien, la creación de la seguridad social responde en esa aparente contradicción. En efecto, su meta no es intervenir, en los mecanismos económicos, en cuto menoscabaría el dogma del menor gobierno; se presenta, en cambio, como una técnica de lucha contra la precariedad que posibilita que cada uno esté “en condiciones de procurarse en cualquier circunstancia su subsistencia y la de las personas a su cargo.” 25 De ese modo, la seguridad social no es otra cosa que un mecanismo de compensación de los efectos de las desreguladores de la falta de la falta de trabajo, generado por las reglas del intercambio económico. Por lo tanto, no representa a un obstáculo al menor gobierno y permite, al contrario, una menor intervención al gobierno en las conductas humanas en el medio laboral, porque crea las condiciones de una solidaridad general sin invalidar las reglas misma de la economía garantiza, sobre todo, la evitación de los conflictos sociales y por ende, en última instancia, la supresión de las formas de inseguridad social que pueden representar un apremio para la gubermentalidad liberal. (Guillaume Le Blanca, El pensamiento Foucault, p 202-203) 
                         
            Además no siempre son los Estados totalitarios los que adquieren la base para poder desarrollar una suerte de idea fantástica sobre la realidad, no siempre se trata de una clara división entre “autoritarismo/totalitarismo”, esto es parte de una ideología, proporcionada por el neo-conservadurismo norteamericano, en este sentido cabe pensar, y esforzarse por dilucidar, ¿Qué clase de relación hay entre lo totalitario y lo autoritario? Lo que podemos decir es que inflamados discursos nacionalistas, ciertas formas plebiscitarias como la dictadura de 1976/1983, fueron en argentina exitosas, el Mundial de 1978 tiene claros paralelos a las Olimpiadas Organizadas por los Nazis, la “otra imagen” de una sociedad. Estos apoyos, justamente no se tratan de una fina especulación histórica, sino por el contrario de una preferencia política, la ideología -modernizadora- de algunas dictaduras, no tiene correlación con la realidad última como no lo tienen los propios totalitarismos más en el caso nacional-socialista:

A fines de Julio de 1966 Onganía toma el mando de la República y dice a sus conciudadanos que la hora de ser fiel a nuestra historia ha llegado, porque no hemos sido fieles, estuvimos a punto de traicionar el porvenir que nos merecemos, no sólo no nos hemos hecho cargo del legado de nuestros próceres, sino que ni siquiera hemos tenido la mínima lucidez para adueñarnos de nuestras potencialidades, ignoramos las riquezas que tenemos, no estamos a la altura de nuestros grandes designios, no hemos hecho más que jugar a ser prolijos, jurídicamente prolijos, formalmente legalistas. Pero la subordinación a la ley-recuerda el general Onganía en su primer mensaje al país- implica la obligación gubernamental de darle contenido a la ley, de hacerla fecunda. Porque sí no es así, entonces el sistema institucional se convierte en una carga que oprime al país y a anula sus mejores energías.

El pueblo tiene derecho a rebelarse cuando el sistema representativo de democracia formal cohíbe la libertad de hacer y el futuro que la nación se merece. De nada sirve el acatamiento formalista a normas desprovistas de vigencia efectiva que no hace más que debilitar la fe y generar el escepticismo. Todos estamos convencidos- agrega el Presidente- que no podíamos seguir viviendo bajo la ficción y el desprestigio. Por eso era la hora de la espada y los augures de nuestros padres, el general culmina el breve discurso con una invocación a Nuestro Señor mientras estampa la firma junto a otros ministros, antes de que- por primera vez en la historia argentina- el cardenal Monseñor Canggiano ponga la suya en el libro rubricado de la patria.

Y es cierto lo que dice Onganía, todos estábamos convencidos de que tenía que terminar el gobierno de Illia. Los estudiantes que le gritaban de todo cuando oscilaba entre mandar víveres a Saigón como gesto simbólico en la lucha del apoyo en la lucha contra el comunismo vietnamita o recordar la Doctrina Drago, los sindicalistas que representaban a las masas obreras proscriptas, los militares que veían el descaro que el presidente civil trataba a los comandantes, la intelectualidad de izquierda porque el gobierno radical no era de izquierda, las fuerzas políticas del desarrollismo porque veían a los radicales como a primos históricos ineficientes y anticuados, el periodismo moderno porque veía a los radicales no eran modernos, la clase dirigente empresarial porque el gobierno hacía juridicismo cuando de lo que se trataba era de ejercer la autoridad, la Iglesia porque veía en la casta política regente aun grupo débil de antigua capa democrática que dejaba que se asentaran a buen resguardo las semillas del marxismo corruptor… y el 70% de los encuestados por la opinión pública. (Abraham, La Vida Fascista, p. 24-25)  
 
            Este detalle sobre la crisis de un gobierno democrático y su reemplazo por otra forma de gobierno en Weimar tenía síntomas extrañamente similares. Nuevamente Hitler, como Von Papen entres otros fueron una serie de políticos al uso que la burguesía alemana y conservadora disponía. No podemos explicar las variantes, sino con las formas en que el Partido Nazi, fue eliminando a sus enemigos dentro, fuera y por derecha, en la forma que estaba en una alianza clara contra la izquierda, y con la colaboración de los comunistas en tanto que estos se convencían de la crisis terminal del capitalismo alemán. En este sentido, cabe pensar que la sociedad era propensa a la violencia, que estaba dispuesta a dar un cambio, pero que un consenso mayor aún como en el caso arriba citado no apostó por una solución tal cual la deseaba la fuerza que tomaba el poder sino que se desplazaba por una serie de demandas que ante todo ya no creían en la democracia ni en las formas tradicionales de resolución de los conflictos, los “experimentos totalitarios y autoritarios”, siempre proponen la existencia de una esencia que se habría perdido por la democracia y el liberalismo, por eso en muchos países, son “revoluciones” siempre en defensa del status quo aunque luego no lo puedan mantener. En este sentido lo primero que podemos decir es que la idea de “reparar el lazo de la comunidad”, algo que se habría perdido justamente con la Revolución Francesa y n i al revés, la Nación moderna es más problemática que la comunidad estamental del viejo mundo feudal o al menos así lo proponía el conservadurismo monárquico. Desde este punto de vista se construyo la idea de las diversas utopías. Sobre este punto es el que carga el punto de vista de las pruebas sobre el totalitarismo y el estado de bienestar. Podemos decir que el resultado histórico fue la adopción de medidas que deliberadamente ordenarían la sociedad para lograr su “sustentatibilidad”. ¿Acaso no es este el ideal de todo reformistas sea mas o menos violento? Sobre este punto queda considerar la esencia misma de lo que se discute, podríamos decir que el Estado fue el que reaccionó de una manera mucho más dramática que lo que lo hizo en el siglo XIX, justamente es importante pensar que para Arendt el espacio público es por ejemplo la contra cara de Schmitt, en este sentido vale la pena considerar lo siguiente. Vale sumar una cita para entender esta clase de cosmovisión:

Por eso afirma Ousset mientras es bendecido por nuestro primado y traducido por el coronel: “o la Iglesia da su sentido a la sociedad o esta sociedad se ordenará en contra de ella. La neutralidad es imposible. Es imposible que una doctrina no reine sobre un Estado. Cuando no es la doctrina de la verdad será la doctrina del error. El 23 de Agosto de 1963, el arzobispo de Paraná, Monseñor Tórtolo, también  hace su presentación del pensamiento de Ousset. No pierde el tiempo y se centrará en las verdades mínimas. “Dios no es neutral. Aprueba o desaprueba, en Él no cabe tercera posición. Nadie puede servir a dos señores.” Por lo que aquello de lo que es del César y lo que no lo es, no es cierto. Todo es del César, y el César está en los cielos, la ley no se reparte es una e indivisa. Ousset lo demostró en más de un renglón. Contra aquellos que se sostienen en las palabras de Jesús: “mi Reino no es de este mundo” para pregonar una religión del corazón y del amor lejos de este mundo, Ousset dice: “de este mundo” no significa de modo alguno que Jesús se niegue a reconocer el carácter de la realeza social de la Soberanía. La frase “de este mundo”, “de hoc mundo”, expresa aquí su origen y ningún latinista lo ha negado nunca. Mi reino, parece que Jesucristo según se lo comunicó a Ousset, es “sobre” este mundo, no proviene de él, viene de lo alto y pasa a lo bajo. Mi reino, dicta Dios al francés en la página 15 de su obra “Para que Él Reine”, “no conoce fronteras, no depende de un plebiscito, ni de un sufragio universal. La buena o mala voluntad de los hombres no puede contra él.” Debe quedar claro para nosotros, es decir para los comunes que practicamos poco el francés y a los que no nos habla Dios, que a Dios no se lo vota, ni a Onganía tampoco. Dios está en todo, lo repite Tórtolo, en una ley de alquileres-enumera el Monseñor- una huelga de obreros, en todo están en juego los dos señores porque en última instancia están en juego la moral y la justicia, el bien y el mal, el orden y el desorden. Las ciudades temporales están pobladas por los hijos de las tinieblas que las hacen humanamente inhabitables y nos amenazan con ruinas. Mundo moderno parecen rechazarse y no por culpa de Dios. Es por el cristiano que Dios espera el reencuentro con este mundo. La sociedad humana- sopesa el Arzobispo- en su fin temporal está regida por la política. El objetivo formal de la política es el bien común temporal: el bien de la Comunidad Temporal. Este bien se fundamenta en el orden moral. El orden moral depende esencialmente de Dios. Política sin Dios, es antipolítica, porque es ordenamiento “al mal común”, a la destrucción de la sociedad. El hombre depende metafísicamente de Dios en su ser y en su obrar. La sociedad humana tiene hacia Dios la misma relación y la misma dependencia que el individuo. Por eso no puede ser atea, ni agnóstica ni laica. Debemos inaugurar el Reinado Social de Jesucristo, el reino en que el hombre y la sociedad humana viven en Cristo en su metafísica dependencia de Dios en un orden verdadero; el orden social de la Verdad, de la Justicia y el Amor. (Abraham, La Vida Fascista, p. 21-22)        

            Primero se trata de considerar ciertos factores, justamente la masa no aparece en forma espontánea, sino que conviven explicaciones de todo tipo, donde las palabras liberalismo y anti-liberalismo no siempre son muy claras para definirlo. Lo que podemos decir es que antes que nada, el papel de lo público se debate entre el discurso y la acción en crisis justamente por la forma del parlamentarismo liberal y las formas de lo plesbicitario. En este sentido Carl Schmitt se encuentra muy lejos de Laclau y otros críticos de lo post-político e ideólogos del populismo. Sobre esta realidad se tiene que debatir para entender el paso necesario de las tres formas de Estado que analítica y tal vez superficialmente podemos usar para entender el siglo XX y tal vez el Totalitarismo sin desviarlo de su presencia histórica. Sobre este punto queda decir que hay una cierta necesidad de reconceptualización sobre estos temas. Primero de todo, Arendt siempre subestimo el poder que tenía en una sociedad en crisis el papel de las soluciones de cambio radical de la sociedad, no se trata simplemente de ideología. Muchas veces se prejuzga y se cree que se esta hablando de individuos que responden a abstracciones que facilitan las teorías pero esto no es así. Schmitt por otra parte busco aprovechar el momento de la crisis y capitalizarlo, escribiendo para su tiempo tuvo la suficiente suspicacia para separar el problema económico del problema político. Su explicación para la supervivencia del Estado, termina simplificando los conflictos dentro de la sociedad civil. Lo que hace Schmitt es darle forma legal a la presión sobre la construcción de un estado orgánico y ayuda a renovar la figura de la dictadura, que estaba presente en la Roma Republicana y que formó parte de la defensa del patriciado. ¿Por qué este dictador defendería al pueblo? El pueblo para Schmitt es una amalgama multi-clasista, este pueblo es la excusa básica para poder sostener el imperialismo alemán. Sobre esto queda decir que no trato Hanah Arendt. Al menos no parece que le haya resultado parte de una justificación lo suficientemente buena. Podemos decir que esta reacción de la creación de una dictadura, y el hecho de que Schmitt que el pueblo puede equivocarse pero no delegar y que puede ser cualquier cosa menos que una representación esquiva del liberalismo parlamentario. Esto fue lo que termino por formar parte de la primera avanzada de los nazis, y otros partidos de derecha confensionales católicos. A partir de allí, el Estado cambia su papel en la sociedad, el Estado empieza a velar por las formas de vida, de la cuna a la tumba, este es el sistema de salud y de educación que pone al Estado como gran interventor y que trata de poner bajo la órbita del Estado a todos los individuos. Esto es el sinónimo de una carga tributaria mayor y de una dirección de la economía, también es la pérdida de la conflictividad sindical. Este punto vale la pena pensarlo como el Estado liberal en el siglo XIX, el voto universal fue una parte de la forma en que la burguesía administró el problema de los que se encontraban por fuera, posteriormente el Estado de bienestar formó parte de una poderosa maquina de conformidad. Esto formo parte contradictoria en el III Reich. En su forma más extrema el Estado fue considerado como la gran herramienta para poder realizar la transformación de la historia humana. Podemos decir que esto implica que el uso y la persecución de ciertos sectores de la sociedad en nombre de un perfeccionamiento de lo social fuera algo deseable. Curiosamente sobre esto suele dejarse en claro que no se trataría de una forma universal. Pero cuando piensa en la clase de incentivos que se daban en esta época, dos cosas se ponen de manifiesto. La primera de alguna se constituyó un espacio donde la reproducción de la vida social quedaba por parte de lo público pero además se aceptó que la forma de la reproducción de la sociedad podría ser administrada hasta el último detalle.

            Post Guerra, el mundo desarrollo una serie de mecanismos para poder llevar adelante estas tareas de administración de la totalidad de los Estados, la ONU, el FMI, el Banco Mundial, todas ellas comparten cierto espíritu de época, sobre ellos pesa cierta forma de construir sociedades. Justamente mientras tanto la URSS avanzaba militarmente sobre media Europa, en este sentido el papel del pacto de Varsovia versus la OTAN es claro. Durante los 50´-60’ hubo un intento de diseño de los sistemas políticos en el orden mundial. En este sentido, una parte de las políticas dieron paso a lo que habría sido la salida de la nueva élite dominante, el Plan Marshall, como una de las formas más ambiciosas de intervencionismo puede reconstruir Europa artificialmente y evita lo que ocurrió con el Tratado de Versalles, la derrota incondicional de Alemania ordena el sistema europeo que nunca más vuelve a ser el mismo. Justamente sobre estas bases nacen las críticas al totalitarismo. Sobre esto es necesario destacar que justamente por ello, quedo claro que la violencia y no las formas de la economía serían el primer punto a criticar de lo que había sido el nazismo. Curiosamente sobre esta ideología sobre la cual se fue reconstruyendo la democracia en Europa. Podemos decir que esta nueva democracia había superado el problema de lo ingobernable de las masas y ahora disponía de herramientas insólitas que había heredado de la época totalitaria para poder desarrollar control sobre lo que antes hubiera sido un misterio, un temor o un recelo.Justamente esto es lo que lleva a la filosofía a una serie de giros y un abandono cada vez más grande del existencialismo y del vitalismo por lo menos no a nivel de la intelectualidad sino a la hora de del desarrollo de las teorías de alcance medio y el desarrollo de las ciencias sociales. El auge del estructural funcionalismo, el triunfo de la concepción estalinista, el estructuralismo francés, todos ellos huyendo de la lógica de Sorel, Schmitt, y otros quieren tratar de abandonar al individuo y a la masa del análisis social. En estos momentos se empieza a profundizar la conciencia sobre cierto estado de cosas que comienza a verse como irreversible. Gracias a que esta sociedad había cambiado las pautas, la reproducción de la fuerza de trabajo se daba de una manera distinta. En este sentido queda claro que el Estado Keynesiano, generaba las condiciones para la alteración de los Aparatos Ideológicos del Estado y para generar otras condiciones de la reproducción de la vida social. Esto combinado a formas muy concretas del desarrollo de diversas instituciones generó un cisma importante en la sociedad anterior. Vale decir que elementos como el Concilio Vaticano II, además de ser un pretendido giro a la izquierda, estaba modernizando la base misma de la comprensión general de una institución importante. Sobre esta base cambia una parte importante la intolerancia de los católicos hacia otros elementos de la política. Lo mismo pasa cuando una parte de la izquierda comienza una crítica hacia el modelo soviético y abandona las filas de la disciplina hacia la URSS y el PCUS.

            La defensa de la sociedad en este caso se da en; la transición del Estado de Bienestar hacia la Nueva Sociedad de Mercado. Esta fue una defensa del mundo libre que se dio en el marco de una superpotencia, que tenía como eje geopolítico Occidente, donde en Europa apoyó todas las formas de democracia burguesa posibles y en América Latina, África y Asia se manejo en las ramas distintas de los autoritarismos. En este sentido cabe decir que todo era en defensa de la democracia, como se puede decir que “el hombre nuevo soviético” no había ocurrido dando paso al “Homo sovieticus” forma despectiva de la existencia. Podemos decir que el “hombre democrático” también era ante todo un consumidor conformista, los idealistas de la nueva democracia post-guerra no vieron sus sueños hechos realidad. Todos los Estados defendieron modelos totales de sociedad, algunos de forma totalitaria, otros de forma concreta en la democracia liberal que justamente busco ir quitando y depurando de su sistema todo lo que considerará extremista. Queda claro que en este sentido, el individuo perdía peso. También es claro que en este proceso se reforzaron las relaciones de dependencia internacional entre los centros del capitalismo y la periferia. Lo que no siempre queda claro es que el gobierno de las sociedades fue siempre una presión constante por parte de los Estados, la búsqueda de una salida frente a lo que consideraba una parte concreta del enemigo inexpugnable, casi una dualidad estructural de Levi-Struss (si se quiere con mucha licencia) no se trata de una concepto que anulaba al otro sino que era un concepto que terminaba complementándose.

            Sobre esta base hubo una puja clara, y sobre esta evolucionó la cuestión social. Por eso es precisamente donde el “efecto revolucionario” del Estalinismo el que se mantiene por completo ajeno. Podemos decir que las nuevas revoluciones parecen condenadas a lo nacional, intentan como Cuba expandirse pero suelen estar condenadas a un orden que las supera, la “Guerra Fría”. Además queda decir la idea de una caricatura sobre el papel de estas Revoluciones forma parte de una cosmovisión donde el poder de las otras fuerzas intervinientes fue cada vez mayor. Esto termino de complementar el fin de los imperios coloniales europeos especialmente: portugués, francés y británico. Justamente ese fin del colonialismo clásico fue parte de un proceso general que quitaba las bases sobre las cuales se había manejado la sociedad internacional hasta ese momento. Para cuando la “modernización” fracasa, vemos el ocaso ya de las sociedades de bienestar, vemos la crisis del sistema soviético y vemos también la dependencia del tercer mundo. Paradigmático de esta crisis fue la guerra de Vietnam. Sobre esto queda pensar, ¿se trata de la maduración de las contradicciones del sistema de Capitalismo de Estado- tal vez una burda manera de llamarlo? La respuesta parece ser que sí, los obreros de cada país terminaron implicados más con su situación social local que con el internacionalismo. Tal vez este sentido, Europa Occidental y Estados Unidos sean paradigmáticos.

A la vez la saturación de la burocracia soviética forma parte de estallidos en toda Europa del Este y de su fascinación por la modernidad capitalista de Occidente. Todo eso forma parte del imaginario general de los 40´, la gran fantasía totalitaria de un mundo donde todos pudieran sobrevivir, consumir y disfrutar. El desengaño de estas puestas en escena, se  va confirmando con la crisis de todo el sistema. ¿Es necesariamente parte del sentimiento oceánico? Puede que en parte sea la respuesta por medio de la cual las burguesías, buscaron administrar el conflicto. Pero esto lo habían hecho de otra forma en el siglo XIX, muchas veces las crisis parecían poderse resolver con cientos de intentos de Estados nacidos de las contradicciones de los imperios. En este caso podemos decir que la evolución de estos problemas era clara. La burguesía hasta 1973 desarrolló una posición clara, había que velar por el orden en la producción. En este sentido queda claro que mientras algunos consideran estos años los años dorados del capitalismo, justamente estos son inmediatamente posteriores al auge del totalitarismo. Porque este no es un trabajo que se centra en la economía, lo que sí se puede decir es que el sistema democrático siempre se adaptó a la pauta de la economía que proponía la burguesía pero no al revés, es claro que esto no se da en una forma unilineal y transparente pero es necesario que se recalque. La burguesía alemana sobrevivió a los nazis, y reconstruyó la potencia económica perdida por tercera vez. Parte de esta utopía fue la Unión Europea, la construcción de un sistema que pudiera integrar haciendo el camino inverso al siglo XIX, unir a las naciones europeas, mientras que otros procesos entrarían en crisis.       

 

-          El Estado Keynesiano/Socialdemocracia: la manera de administrar una sociedad desde el Estado, generó una forma de estado “totalitaria”, la gran diferencia estaba en la naturaleza política. Justamente el keynesianismo, fue una mejora de calidad del Estado Gendarme, sociedad capital/trabajo, asignaba derechos limitados en estado material al trabajo para que trabaje en sentido del capital. En este sentido mostró que la burguesía como clase dirigente no debía simplemente salirse del Estado de Derecho, podía bien desarrollar, normas, principios concretos y burocracias para administrar la vida y la muerte en la sociedad. Este sistema que fue despreciado por Arendt y que podría ser atestiguado por Weber como la forma perfecta del crecimiento de la sociedad sobre el individuo fue la forma benigna del Estado “totalitario”. De hecho, el “dirigismo” es en Hayek la base del fenómeno totalitario, es decir la coincidencia entre estalinistas y nazis, estaba más fuertemente unida en las formas de asignación de recursos que en la “cultura particular”- es decir lo imaginario- que habían desarrollado en cada caso histórico particular. Gracias a esto, como en los Estados totalitarios, las sociedades fueron capaces de poder administrar una sociedad de manera más o menos posible, es decir, fueron capaces de prever hasta qué punto intervenir en cada aspecto de la vida individual- lo que se llamó la reducción a lo biológico.

Justamente esto fue parte de una serie de crisis en la sociedad burguesa. Hay que tomar en cuenta que la sociedad que Freud considero era una sociedad en un proceso de modernización concreto y complejo. Justamente por eso, Freud jamás considero o imagino el poder de la construcción real un Estado de conformidad tan exitoso como el Estado de Bienestar. Justamente la Cultura, se había transformado sobre sí misma. En este sentido el desencanto burgués de fines del siglo XIX no pesa en una sociedad de consumidores masivos. La angustia es algo que la sociedad democrática avanzada busca llenar por buenos o malos medios por medio del consumo. El consumo no formaba en la época de Freud, una parte importante o tan importante de lo que sería en las sociedades posteriores. Tampoco la misma presencia de los psicólogos y sus derivaciones más burguesas con respecto a las terapias. En este sentido occidente fue desarrollando gracias al psicoanálisis un nuevo vínculo con el individuo. ¿Qué partido saco la burguesía de mediados del siglo XX de la “revolución freudiana”? en parte abandono la idea de una perfectibilidad racional legal, para centrarse en el papel de lo disciplinario. Comienzan los estudios sistemáticos de las sociedades y no la búsqueda de la defensa de los principios. Se trato de entender el conflicto social. Gracias a esto se pudo acceder a otras formas de pensamiento. Incluso Lacan que construye su propia visión del psicoanálisis en su vuelta a Freud, al enriquecer (si se quiere a Freud) desde la filosofía de Spinoza, Hegel, Kojeve y otros, comienza el camino hacia la lingüística. Justamente esta reacción va formar parte de esa contradicción tan “liviana” que fue el Mayo del 68´ Francés. Por un lado la “Gauche Proletarie”, inspirada en Mao, por el otro, la crítica por parte de Lacan. Crítica que da un giro 180, ya se trata de analizar el goce como la abstinencia o la liberación sexual. Una parte de la sociedad que Freud analizó estaba desapareciendo.

            El Malestar justamente era lo que había sido modificado, porque a diferencia de lo que Freud observaba como una mera transformación tecnológica en el siglo XIX, es decir simples medios que no alteraban la esencia del hombre. El siglo XX, creo una sociedad que alteraba todas las relaciones humanas. Sobre esto quedaba entonces pensar, una nueva cultura que valoraba el gozar, que lo volvía casi un deber esta disolviendo la culpa protestante y católica tradicional, esta sobre la cual habían escrito Freud, Nietzsche y Schopenhauer. La sociedad estaba bien dispuesta a olvidar el totalitarismo, y esto generó la base de la transformación ulterior. Considerando lo anterior se puede decir que tomando como base la estructura de estas tres formas de hacer Estado y de la voluntad de actores particulares, podemos entender por qué disgusta esta idea sobre el papel del Totalitarismo, como los casos reales sobre los cuales se empezó a teorizar, es decir, el por qué de esta molestia. Lefort como otros críticos del totalitarismo lo que les cuesta reconocer es que el Totalitarismo no fue una creación ideológica nacida de un presupuesto original, sino que por el contrario va de la mano. Podemos decir que por el contrario, desmitificar y desarmar cada elemento del totalitarismo daría una respuesta más cabal. Claro que podemos suponer que esto nunca va a ser una tarea completa, pero esto forma parte de la misma esencia de tratar de interpretar cualquier período histórico particular.

En términos de Furet (1995), el totalitarismo sólo fue un paréntesis en el transcurso del siglo XX y, hoy en día, ya está cerrado. En términos de Malia (1994), el hecho de que el totalitarismo se haya desplomado como un castillo de naipes demuestra que nunca fue más que un castillo de naipes (sic). En resumen, según la visión de ambos, nuestro tiempo es el de un regreso a la realidad. Pero no se preguntan por qué una ilusión o una utopía, tan ampliamente compartida, pudo surgir en el mundo real del siglo XX, cuya marcha se supone que debemos reanudar; por qué la creación de sistemas totalitarios fue imprevista y, durante mucho tiempo, desconocida tanto por la derecha liberal, como por una amplia fracción de la izquierda, siendo que los occidentales tenían “los pies sobre la tierra”, y; finalmente por qué el modelo comunista ejerció tanta influencia en todos los continentes. (Leffort, Negarse a pensar el Totalitarismo, p. 7)

            Lo que vemos en Leffort es voluntarismo y subjetivismo, impasible ante lo que eran los procesos generales de expansión del capitalismo, de modernización de las culturas durante el siglo XX, cree que el “comunismo” sedujo por ser una simple utopía, y no por otras razones. Es decir, se cree el más la imagen totalitaria de lo que tal vez lo hicieron millones de personas por motivos muy distintos. ¿Acaso nunca pensó Leffort cabalmente en la guerra fría y en sus consecuencias geopolíticas? ¿Acaso Leffort no pensó lo difícil que era para sociedades que había sufrido el dominio colonial como Irán, Argelia o Angola el papel de su transformación en “democracias”? justamente la India por ejemplo se mantuvo como una democracia repleta de contradicciones contradiciendo las ideas de simple creación o no creación de utopías. ¿Será una cuestión simplemente de psicología? Quien lo ve en el largo plazo, comprende que las transformaciones en las sociedades en la base material, y la frustración de grandes sectores de la población suelen ir acompañadas de la economía, y en última instancia de la psicología y más en estas visiones reduccionistas. Para que la supuesta propaganda comunista funcionará una buena parte de la humanidad debería no estar conforme de su modo de vida, ¿No es ingenuo pensar que si los siglo XVI, XVII y XIX fueron convulsionados en el proceso de modernización capitalista por qué no habría de serlo el siglo XX? Justamente este es el gran problema que termina por preferir trabajar simplemente sobre la creación de un imaginario utópico, un anti-totalitarismo utópico que como el socialismo utópico se conforma con la búsqueda de una imagen anti-totalitaria de acuerdo a su imagen pero no un juicio superador. Sobre este sentido siempre vale aclarar que la Utopía en cuanto formulación ideal de la “realización” de la postulación de algunos valores parece ser inextirpable, es ingenuo pensar qué cuando se discute lo político no se discuten la proyección de lo imaginario, sería anular la misma esencia de la política y hacerla sin sujetos. La mera política como administración afásica, la administración de las cosas en un mundo donde el sujeto está sujetado no es más que la distopía capitalista por excelencia, sería sin duda la aceptación del destino de millones de personas a la miseria, o la muestra de que la violencia infringida hacia algún elemento del sistema es mucho peor que la violencia que el sistema disciplinada y diligente aplica hacia otro sector. Esta es la ingenuidad del Lefort, y en esta ingenuidad se pretende sepultar el pasado del siglo XX, o crear un enemigo perfecto y siempre nuevo que resucita en medio de las alianzas metafísicas más inverosímiles. Bien podría decir Lefort, que la democracia triunfó sobre el totalitarismo, y en este sentido su lectura es lineal, la otra gran pregunta dando por sentado el hecho de que el Totalitarismo surgió de las entrañas del capitalismo es saber si la democracia –“idealizada”- (Utópica en el grado del paroxismo, idealizada por Lefort y Arendt es realmente lo que se pretende o es en el fondo como toda forma política ante todo una forma de dominación.) ¿Acaso el capitalismo no deja la vida desnuda bajo la forma de la pobreza? Si la progresividad es tal que el mero desarrollo espontáneo del capitalismo, ordenará algún día todas las necesidades sociales, puede que las condiciones económicas sean las que resuelvan el problema, después de todo eso fue el fallido estado de bienestar, y sus idas y vueltas. Evitar estos problemas insalvables de la vida en sociedad.

Desde Marx puede entonces al menos comenzar a pensarse una ética que denuncia la perversidad del capitalismo desde la óptica del principio constituyente y/o deconstructivo15 del trabajo vivo, aquello que es negado en las circunstancias actuales pero que desde su alteridad puede ser pensado como principio de una sociedad futura. Como nos explica genialmente Enrique Dussel, es el proyecto utópico que aspira crear un nuevo mundo y un nuevo hombre:

“Esta utopía es un más allá del horizonte ontológico, del ser del capital. La totalidad del capital es superada por un ámbito que trasciende el fundamento. Si la ontología piensa al ser (y la crítica a la economía capitalista es por ello una “ontología económica”), la crítica del ser se realiza desde una alteridad. Exterioridad anterior (…) de la exterioridad presente (el trabajo vivo o el pauperismo) o desde la alteridad futura: otro mundo que se aspira, espera, propone, imagina como alternativa al presente, injusto, perverso (…) El oprimido, alienado subsumido en el capital, tiene así un proyecto de liberación que crea el fundamento para una praxis de liberación. Este hombre, que hoy es oprimido, pero que hoy espera (…) y por eso lucha, ya se transforma desde el presente, en un “Hombre Nuevo” (Dussel, 1985:359) (Pagura, ¿Existe un futuro para el hombre?, p.12)

            Hay que considerar que las formas fundamentales de organización capitalista tienen más que ver como resultado de lo imprevisible de la historia frente a lo que era el comunismo. Por eso mismo queda justificado tomar la historia, y privilegiar,                    

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