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Totalitarismo: - ¿Es el Totalitarismo, un hecho, un fenómeno o un proceso?- (5)

La naturaleza cíclica del capitalismo:


-          La siguiente afirmación es que el Estado-antes que una relación con un grupo en particular, sino el resultado de procesos políticos en los cuales las clases sociales producen subgrupos políticos los cuales ocupan el Estado, esto lo que se siempre se entiende como el grupo político que se hace cargo del poder “estatal”. Nunca una sociedad puede estar por completo en el Estado pero un Estado si puede estar en cada aspecto de la vida. Mientras haya Estado, la idea de una sociedad que pueda “amar” a su líder jamás genera el apoyo total de sus miembros. Una de las maneras más sencillas de evitar pensar, el grupo de políticas de los Estados Totalitarios, ha sido simplemente decir “Totalitarismo”. Los procesos de terror político tuvieron siempre primero, una reificación del Estado, y luego una instrumentalización de este. Pensar que otros grandes procesos históricos no cuentan tácitamente con el apoyo de la totalidad de la población termina por ser inverosímil. El Estado, no logra por la propaganda sino por la violencia respuestas extraordinarias de la sociedad, entre ellas la negación de la propia sociedad. La división entre Estado y Sociedad se mantiene a la par, el conjunto dirigente utiliza racionalmente tácticas de terror, los genocidios dependen de una manera o de otra de las formas estatales para ser perpetrados. Esta es la gran diferencia entre el “caos de una revolución”, y la política instrumentada por regímenes totalitarios, que al final de una revolución tienen la facultad de sacrificar lo que creen conveniente.

Primero y fundamental dando crédito y coherencia a este trabajo resaltar el papel que los economistas posteriores a Marx le otorgaron a este a la hora definir el sistema y gran parte de lo que fue el “desacuerdo” de los efectos que este sistema producía. En este sentido, podemos entender que importante es tomar como base para la crítica al totalitarismo la economía y el Estado, el psicoanálisis y cierta voluntad de reinventar la disciplina, si lo hacen, lo harán como parte de un fenómeno muchas veces secundario a lo que pretende ser una respuesta omnisciente para todas las preguntas formuladas:

El sistema capitalista fue denominado “capitalismo” no por un amigo del sistema, sino por una persona que lo consideraba el peor de todos los sistemas en la historia, el más grande de los males que había caído sobre la humanidad. Este hombre era Karl Marx. Pero no hay razón para rechazar el término de creado por Marx, ya que describe claramente la fuente de las grandes mejoras traídas por el capitalismo. Esas mejoras son el resultado de la acumulación del capital; están basadas sobre el hecho que la gente, como norma no consume todo lo que ha producido, que ahorran e invierten-una parte. Hay muchos malentendidos sobre este problema y- en el curso de estas conferencias- tendré la oportunidad de enfrentar los más grandes errores que la gente tiene concernientes a la acumulación del capital, el uso del capital, y las universales ventajas que pueden ganarse en dicho uso. Trataré el capitalismo particularmente en mis conferencias sobre las inversiones extranjeras y sobre el más crítico problema de la actualidad, la inflación. Saben, por supuesto que la inflación no sólo existe en este país. Hoy, es un problema en todo el mundo.

Un hecho sobre el capitalismo, a menudo no bien explorado, es éste: los ahorros significan beneficios para todos aquellos ansían producir o ganar un salario. Cuando una persona ha ahorrado una cierta suma de dinero- digamos mil dólares- y en vez de gastarlos, confía esos dólares a un banco o a una compañía de seguros, el dinero va a las manos de un empresario, de un hombre de negocios permitiéndole embarcarse en un proyecto en el cual no podría haberse embarcado pues el capital requerido no estaba disponible. ¿Qué hará el hombre de negocios con el capital adicional? La primera cosa que debe hacer es salir a contratar trabajadores y materias primas como así como una tendencia hacia más altos salarios y más altos precios de las materias primas. Mucho antes que el ahorrista y el empresario obtengan alguna ganancia de todo esto, el trabajador antes desempleado, el productor de materias primas, el agricultor, el jornalero, están todos repartiéndose los beneficios del incremento de lucro. (Von Misses, Economía política ,p. 12)    

Antes que nada partamos de una visión neoliberal de Von Misses, en ella veremos como en el caso de Hayek la explícita voluntad de explicar qué es el capitalismo desde una mirada no marxista y como es esta definición explícitamente la que ordena la discusión política en la que nada tiene que ver por ejemplo la cuestión del psicoanálisis o de la filosofía política:

Los términos descriptivos que la gente utiliza son a menudo muy engañosos. Hablando de los modernos capitanes de la industria y de los líderes de los grandes negocios, por ejemplo, llaman a dicha persona “rey del chocolate” o “rey del algodón” o “rey del automóvil”. Su utilización de dicha terminología implica en que no ven prácticamente diferencia alguna entre los modernos líderes de la industria y aquellos reyes, duques o señores feudales del pasado. Pero la diferencia, de hecho, es muy grande, ya que un “rey del chocolate” no gobierna de manera alguna, sino que sirve. No reina sobre un territorio conquistado, independiente del mercado, independiente de sus clientes. El “rey del chocolate” – o el “rey del acero” o el “rey del automóvil” o cualquier otro rey de la moderna  industria- depende de la industria en la que opera y de los clientes a los cuales sirve. Este “rey” debe mantenerse en buenos términos con sus súbditos, los consumidores; pierde su “reino” tan pronto no pueda dar a sus clientes un mejor servicio, y proveerlo a un menor costo, que lo otros con quienes debe competir. (Von Misses, Política Económica ,p. 8)        

Frente a ciertas posiciones:

Rudolf Hilferding, considerado la inteligencia más brillante del austro-marxismo, acuño en la primera década del siglo pasado el concepto de capitalismo organizado para demostrar que cuando más crece y se desarollan las fuerzas productivas, mayor será la concentración económica y más lejos nos encontraremos del modelo de competencia perfecta y concurrencia de los orígenes; rechazando las teorías apocalípticas de la escolástica soviética que profetizaban el derrumbe del capitalismo como consecuencia inevitable de las leyes de la historia, Hilferding augura el advenimiento de una sociedad organizada en sentido patronal y no democrático, la reconversión del capitalismo industrial en capitalismo financiero y la concentración del poder en una pequeña capa de técnicos y burócratas. Este fenómeno que Marx llamará crecimiento de la composición orgánica del capital (C.O.C), se origina cuando la imposibilidad política de lograr el aumento de la plusvalía absoluta que surgiría de la extensión de la jornada de trabajo ante el nivel alcanzado en la lucha de clases, se hace necesario el aumento de la plusvalía relativa que resulta de la incorporación de tecnología, de la racionalización del proceso productivo, es decir de la administración científica del trabajo a la manera de Taylor; se incrementa de este modo el capital constante […]
sin embargo, se confundió la crisis cíclica del capitalismo con crisis final del sistema, crisis cuyo impacto no quedará limitada al plano de la especulación filosófica o sociológica, ya que el proceso concluirá con el derrumbe de la democracia permaneciendo incólume el capitalismo, pero adquiriendo el carácter de dictadura totalitaria que liquidará las libertades burguesas conduciendo a las llamadas tragedias del movimiento del período de ínter-guerras. (Sayago, Freud escritos políticos, p 18-19)

            Curiosamente el neoliberalismo toma como consideración ideas muy distintas de la no-democracia que ocurría en el mundo, y en este sentido, consideraban que la gran industria no tenía ninguno de los elementos desarrollados por el “austro-marxismo”:

Este es el principio del capitalismo tal cual existe hoy en todos los países en los cuales existe un altamente desarrollado sistema de producción masiva. Las Grandes Empresas, el objetivo de los más fanáticos ataques de los así llamados izquierdistas, producen casi exclusivamente para satisfacer las necesidades de las masas. Las empresas que producen artículos de lujo solamente para los ricos nunca alcanzan la magnitud de las grandes empresas. Y soy, son los trabajadores de las grandes fábricas los principales consumidores de los productos hechos en esas fábricas. Esta es la diferencia fundamental entre los principios capitalistas de producción y los principios feudales de las épocas anteriores.
                       
            Cuando las personas suponen, o alegan, que hay una gran diferencia entre los productores y los consumidores de los productos de las grandes empresas, están gravemente equivocados. En las tiendas por departamento de los Estados Unidos puede oírse la consigna “el cliente” tiene siempre la razón. Y este cliente es la misma persona que produce en las fábricas esas cosas que son vendidas en la tienda por departamentos. Las personas que piensan que el poder de las grandes empresas es enorme, también están equivocadas, ya que las grandes empresas dependen totalmente de la voluntad de los  que compran sus productos: la más grande de las empresas pierde su poder y su influencia cuando pierde sus clientes. (Von Misses, Política Económica, p.9)

            En este sentido Von Misses sabe diferenciar la política de la economía como lo harían los post-marxistas pero en sentido inverso, hace que la economía subsuma toda la política dentro del marco capitalista:

En 1864, hablando frente a la Asociación Internacional de Trabajadores, en Inglaterra, dijo que la creencia que los sindicatos pudieran mejorar las condiciones de la población trabajadora mera “absolutamente un error”. A la política de los sindicatos pidiendo salarias más altos y más cortas horas de trabajo la denominó conservadora – siendo el conservadorismo- desde luego- el término más duramente condenatorio que Karl Marx podía usar. Sugirió que los sindicatos se pusieran un nuevo, revolucionario objetivo: “eliminar totalmente el sistema de salarios e “instaurar el socialismo”- el gobierno propietario de los medios de producción- para reemplazar el sistema de propiedad privada.

Si estudiamos la historia del mundo, y especialmente la de Inglaterra de 1865, nos daremos cuenta estaba totalmente equivocado. No existe un país capitalista, occidental, en donde las condiciones de las masas no hayan mejorado en una forma sin precedentes. Todas estas mejoras de los últimos ochenta o noventa años se realizaron a pesar de los pronósticos de Karl Marx, ya que los socialistas marxistas creían que las condiciones de los trabajadores nunca podrían mejorarse. Eran seguidores de una falsa teoría, la famosa “ley de hierros de los salarios”- la ley que establecía que el salario del trabajador, bajo el capitalismo, no podría exceder el monto que necesitaba como sustento de su vida para servir a la empresa.

Los marxistas formulaban su teoría de esta manera: si los niveles de salario de los trabajadores van hacia arriba, y los salarios suben por arriba del nivel de subsistencia, los trabajadores tendrán mas hijos; y cuando estos hijos ingresen en la fuerza laboral, incrementarán la cantidad de trabajadores hasta el punto de que el nivel de los trabajadores caiga llevando otra vez a los trabajadores hacia abajo a un nivel de subsistencia, el mínimo nivel de subsistencia que escasamente evitará que la población trabajadora se extinga. Por esta idea de Marx, como las de muchos otros socialistas, en un concepto de nombre de trabajador precisamente como aquel que usan los biólogos- correctamente- en el estudio de animales. De ratones por ejemplo. (Von Misses, Economía Política, p. 13-14)                    
                          
            Las consideraciones así planteadas no son completamente ajenas al proceso desarrollado por el propio Marx en la relación con el capital constante en el desarrollo de los distintos procesos productivos, en este sentido vale decir:

En la agricultura y en la industria extractiva donde es fácil comprender el descenso de la productividad del trabajo y, por tanto, el aumento del número de obreros empleados este proceso, dentro de los límites de la producción capitalista y a base de ella- se halla vinculado no al descenso sino al aumento del capital constante. Aún cuando el descenso de C más arriba indicado obedeciese a una simple baja de precios el capital suelto sólo podría operar del paso I a II en circunstancias muy excepcionales. En cambio tratándose de dos capitales independientes invertidos en distintos países o en distintas ramas de la agricultura y la industria extractiva, no tendría nada de sorprendente de que en el caso que se utilizasen más obreros (y, por lo tanto más capital variable) y trabajasen con medios de producción menos valioso o más escasos que en el otro caso. (Karl Marx, el Capital, Tomo III, p. 40)

            Este sentido es desafiado completamente por ciertas otras formas de irracionalidad de la cual se desprende como los cruces entre los campos pueden ser necesarios, -¿qué otra clase de planteo se puede hacer frente a lo que se considera simplemente una discusión sobre la producción y la ausencia de una contradicción que lleve a la bancarrota capitalista?, en primer lugar pueden revisitarse pasajes como estos:

Debemos señalar además que el gasto improductivo, la destrucción gratuita de bienes, y en el caso de la poesía la dilapidación del bien por excelencia, la pérdida buscada de la expresión de uno mismo, de la propiedad del lenguaje para darnos un lugar y un nombre no son simplemente el reverso de lo útil, del mundo productivo y de la transparencia comunicativa, antes bien la destrucción es el fundamento y finalidad última de la producción. De modo que Bataille podrá decir que una sociedad no vive para la producción de los bienes que llevan a su conservación, sino para destruir el excedente y llegar hasta el límite de la miseria con tal de que un símbolo brille antes de la extinción. Por lo tanto el valor otorgado a las cosas no estaría en función de su utilidad, sino en su investidura simbólica que las hace ocasión de gasto. La economía se basa en el exceso no en la escasez. (Mattoni, Bataille una introducción, p.56)

            A partir de ahora veremos que Freud en sus crítica al comunismo, si tal cosa cabe en forma específica tiene como tantos otros, sus suspicacias sobre el régimen de la propiedad privada y la posibilidad de su extensión pero en esta cita al menos no se piensa como en otros casos otras consecuencias que se derivan de “expropiación” de los medios de producción que pasaron a manos del Estado, de la relación de los trabajadores para con la producción, el papel del Estado y del partido. Freud simplemente cree o al menos así algunos lo han interpretado que la naturaleza humana, es la que termina determinando cómo es la forma de producción, y se superpone en este sentido a los campos de lo que sería la supervivencia de las personas desde el punto de vista económico:

A casi ochenta años de El malestar en la cultura su actualidad no deja de sorprendernos, pues medio siglo antes de la imposición de la Unión Soviética Freud ya había analizado con rigurosidad aquel gran relato emancipatorio del comunismo y a pesar que admite que no le concierne su crítica económica no duda en reconocer: “como vana ilusión su hipótesis psicológica”, Freud interpreta que: “Los comunistas creen haber encontrado el camino hacia la redención del mal, el hombre sería bueno de todo corazón, abrigaría las mejores intenciones para con el prójimo, pero la propiedad privada habría corrompido su naturaleza concediendo a unos el poderío, y con ello la tentación de abusar de los otros, por lo que los excluidos de la propiedad deben sublevarse hostilmente contra sus opresores. Si se aboliera la propiedad privada, si se hicieran comunes todos los bienes, dejando que todos participarán de su provecho, desaparecería la hostilidad entre los seres humanos, pues al estar satisfechas todas las necesidades, nadie tendría motivo de ver al prójimo en un enemigo y se plegarían de buen grado a la comunidad de trabajo”. 134 Sin embargo si se suprimiesen estos y todos los derechos económicos, subsistirían recelos mucho más ancestrales y violentos como aquellos “derivados de las relaciones sexuales, que necesariamente deben convertirse en fuente de la más intensa envidia y de la más violenta hostilidad entre los seres humanos” y si también se avanzara decretando la completa libertad de la vida sexual, “suprimiendo la familia, la célula germinal de la cultura… sería imposible predecir que nuevos caminos seguiría la evolución de esta; pero cualesquiera que fueren, las inagotables tendencias de la naturaleza humana tampoco dejarían seguirlos.” 135 (Sayago, Freud escritos políticos, p. 73-74) 

            Consideremos además cierta caracterización de lo que Freud toma como el socialismo, como lo que quiere modificar como lo que añora y ciertas caracterizaciones sobre la construcción del socialismo atravesado por las propias ideas de la burguesía, es decir la recepción del socialismo/comunismo desde el punto de vista burgués y pequeño burgués:

Empecemos señalando que es un error pensar que toda crítica al capitalismo es progresiva, o que abre una perspectiva social superadora. Ya en El Manifiesto Comunista Marx y Engels criticaron varios tipos de socialismos. Entre ellos, el socialismo pequeño burgués, que trataba de "defender la causa obrera desde el punto de la pequeña burguesía", y denunciaba contradicciones del sistema, pero en el balance general era "reaccionario y utópico", ya que buscaba "restablecer los antiguos medios de producción y de cambio, y con ellos las antiguas relaciones de propiedad y la sociedad antigua, ... encajar por la fuerza los antiguos medios de producción y de cambio en el estrecho marco de las antiguas relaciones de propiedad, que ya fueron rotas, que fatalmente debían ser rotas por ellas".

Otras formas de socialismo recibían una caracterización aún más dura. El "socialismo verdadero", con sus especulaciones acerca de la "realización de la esencia humana", o el "socialismo burgués", con su programa de remediar males sociales "con el fin de consolidar  la sociedad burguesa", no representaban salidas progresistas para los trabajadores. A lo largo de la historia del movimiento obrero y de izquierda, se han repetido los programas del socialismo reaccionario y utópico. Su común denominador ha sido oponerse al capitalismo desde la perspectiva de volver atrás la marcha de la historia: regresar a una idílica pequeña comunidad perdida, oponerse al avance de la tecnología y de la ciencia en aras de conservar los viejos métodos de trabajo, las relaciones artesanales y pequeño burguesas. En particular, los populismos campesinos han exaltado estos ideales, resistiendo a la proletarización y a la creciente extensión de las relaciones mercantiles, que acompañaron la expansión del capital. (Astartita, Anti Globalismo Reaccionario, diciembre de 1999)

            En este sentido la contradicción puede ser constatada desde otros lugares y puede ser vista como una contraposición a otras tesis que consideran que el capitalismo es esencialmente dinámico y que es un proceso en constante transformación al ser un sistema económico y social:

“La acumulación de la riqueza en un polo- escribió Marx setenta años antes que Sombart- es, en consecuencia, al mismo tiempo acumulación de miseria, sufrimiento en el trabajo, esclavitud, ignorancia brutalidad y degradación mental en el polo opuesto es decir, en el lado de la clase que produce su producto en forma de capital.” Esta tesis de Karl Marx, bajo el nombre de “Teoría de la Miseria Creciente”, ha sido sometida a ataques constantes por parte por parte de los reformadores democráticos y socialdemócratas, especialmente durante el período de 1896 a 1914, cuando el capitalismo desarrolló rápidamente e hizo ciertas concesiones a los trabajadores, especialmente a su estrato superior. Después de la Primer Guerra Mundial, cuando la burguesía, asustada por sus propios crímenes y la Revolución de Octubre, tomó camino de las reformas sociales anunciadas, el valor de las cuales fue anulado simultáneamente por la inflación y la desocupación, la teoría de la transformación progresiva de la sociedad capitalista pareció completamente asegurada a los reformistas y a los profesores burgueses. “La compra de fuerza de trabajo asalariada- nos aseguró Sombart en 1928- ha crecido en proporción directa a la expansión de la producción capitalista”. En realidad, la contradicción económica entre el proletariado y la burguesía fue agravada durante los períodos más prósperos del desarrollo capitalista, cuando el ascenso del nivel de vida de cierta capa de trabajadores que era más bien extensivo, ocultó la participación del proletariado en la fortuna nacional. (Trotsky, El pensamiento vivo de Karl Marx- La Teoría de la Miseria Creciente, 1939)

            Podemos entender que el punto de vista de Freud es puramente subjetivo, y no sólo eso, no trata de la idea fundamental de la organización de la sociedad. Su sospecha forma parte de un punto de partida fundamental que pretende de alguna manera entablar relaciones necesarias y naturales donde podría no haberlas:

[…] el hombre sigue estando presto a percibir en su prójimo alguien a quien “explotar su capacidad de trabajo sin retribuirle, aprovecharlo sexualmente sin su consentimiento, apoderarse de sus bienes, humillarlo, ocasionarle sufrimientos, martirizarlo y matarlo. Homo homini lupus…” ¿Quién se atrevería a refutar este refrán después de todas las experiencias de la vida y de la Historia?”, solamente bastaría recordar, “los horrores de las grandes migraciones, de los mongoles bajo Genghis Khan y Tamerlán, de la conquista de Jerusalén por los píos cruzados y aún en las crueldades de la última guerra mundial, tendrá que inclinarse humildemente ante la realidad de esta concepción.” (Sayago, Freud escritos políticos, p. 78-79)

            No obstante, podemos considerar el papel de otra clase de interpretación:

Dentro de una sociedad dominada por la producción capitalista, hasta los productos no capitalistas se hallan bajo el imperio de las ideas del capitalismo. En su última novela, Los Campesinos, expone Balzac de un modo verdaderamente magnífico, con una concepción profunda de la realidad, cómo el pequeño campesino, para ganarse la buena voluntad del usurero, se cree obligado a realizar diversos trabajos gratis para él, sin creer que con ello le regala nada, puesto que su trabajo no supone ningún desembolso de dinero. El usurero por su parte, mata así dos pájaros de un tiro. Se ahorra el pago del salario, y al mismo tiempo, va envolviendo cada vez más en la red de la arañe al campesino, cuya ruina acentúa a medida que tiene que dejar de trabajar su tierra para trabajar la de otro. (Karl Marx, el Capital, Tomo III, p. 25) 

La interpretación de Hayek sobre este fenómeno:

Desde por lo menos 25 años antes de que el espectro del totalitarismo se convierta en una forma de amenaza real, nos hemos estado alejando de las ideas básicas que han servido de fundamento a la sociedad occidental. Hemos renunciado progresivamente a la libertad en los asuntos económicos. Sin embargo, sin esa libertad en los asuntos económicos, la libertad política y personal nunca ha existido en el pasado. Aunque hemos sido advertidos por los más grandes pensadores del siglo XIX como De Toqueville y Lord Acton, de que el socialismo significa esclavitud, nos hemos estado moviendo en dirección al socialismo. (Hayek, El camino de la servidumbre, p. 3)

             En esta forma se basa en un punto fundamental, porque trata de una forma de contradicción entre el “orden espontáneo” y el dirigismo, el cual es explicado por la forma en que se ordena la totalidad de los asuntos de la sociedad a la hora de la producción, para Hayek la transformación de la base material, la economía tiene una forma clara de modificación:

En este cambio de perspectiva tuvo un lugar decisivo la transferencia acrítica al terreno social de los hábitos intelectuales engendrados por los hábitos del ingeniero. Desde hace tiempo se pretende desplazar los ánimos impersonales mecanismos de mercado por la dirección “consciente” de toda la fuerza sociales para poder alcanzar objetivos deliberadamente escogidos. En este proceso, ha sido muy importante que Inglaterra haya perdido la hegemonía cultural alrededor de 1870 y que esta fuera pasando a Alemania. Hegel, List, Marx, Sombart y Mannheim en los pensadores más influyentes del mundo interpretando las ideas liberales como simples racionalizaciones egoístas. (Hayek, El camino de la servidumbre-resumen, p. 5)

            Si tomamos en cuenta estos principios podemos a la vez considerar como interpreto el neoliberalismo naciente la historia del socialismo y la historia de la alteración de la economía y de la libertad, esta clase de libertad es muy distinta a las que se interpretaron por ejemplo desde la fenomenología, u otras vertientes filosóficas:

Para acallar estas sospechas y convertir el poderoso anhelo de libertad en un aliado, el socialismo comenzó a hacer cada vez más promesas de la “nueva libertad”. Era la libertad económica sin la que, supuestamente, la libertad política “carecía de significado”. Sólo el socialismo era capaz de hacer culminar la vieja lucha por la sociedad humana, en que la libertad política no era sino un primer paso. Por supuesto, hubo que cambiar el significado de la palabra libertad para hacer plausible este argumento. Para los creadores del concepto de la libertad política, esta ha sido siempre la libertad de la coerción, la libertad del poder arbitrario de otros hombres. Pero la “nueva” libertad era la eliminación de las circunstancias que limitan nuestras opciones. En este sentido venía a ser un sinónimo de poder y riqueza.

La promesa era que las disparidades en las opciones de la gente iban a desparecer. La demanda de la nueva libertad no era sino otro nombre para la vieja demanda de la distribución igualitaria de la riqueza. Esta promesa llevó a muchos liberales por el camino socialista, cegándoles el ineludible conflicto entre socialismo y liberalismo. Engañados, abrazaron el socialismo como si fuera el heredero legítimo de la tradición liberal. (Hayek, El camino de la servidumbre-resumen, p. 6)

            En este sentido la naturaleza misma de la interpretación –“filosófica” del capitalismo y de la economía es fundamental porque de ella se interpreta una buena parte de la especificidad de la sociedad, ya que antes de las tesis actuales sobre una naturaleza estricta de lo político en la existencia misma de lo social, era plausible pensar en otras formas, no es justo superponer el pensamiento post-marxista a las cuestiones que consideraron relevantes los que atravesaron las crisis capitalistas post primera mundial y agravados por la Gran Depresión o Crisis del 29´ en este sentido podemos decir que la caracterización del marxismo y del liberalismo se da en parte en estos términos que no son de hecho exhaustivos:

Dicho en lenguaje marxista- sin más el que emplea Horkheimer-: la producción dividida en industrial y agraria, la ciudad y el campo, las tareas directivas y ejecutivas, los servicios y los trabajos, las actividades manuales intelectuales, no son algo eterno ni natural, sino la resolución de un modo de producción en una determinada sociedad. En consecuencia, la sociedad burguesa de sujetos económicos aparentemente libres la ilusión de que ciertas ocupaciones corresponden con la naturaleza misma del objeto, cuando forman parte del sistema social históricamente producido. Esto es: la producción produce la unidad social, y ella se produce a sí misma como producto. 124 La falsa conciencia del científico, quien cree obrar de acuerdo a decisiones privadas y servir a una ciencia suprahistórica y suprasocial, en el extremo transmutaría segmentos de sus enunciados teóricos en un logos eterno y universal. El conocimiento de los hombres por ellos mismos, para Horkheimer, no debería atenerse a la ciencia matemática de la naturaleza, sino a la Teoría Crítica de la sociedad burguesa que tiene por fin instalar frente a la irracionalidad del capitalismo, una comunidad racional. Por consiguiente, esta teoría no se originaría en la realidad hipotética de la concordancia entre las proposiciones teóricas y los hechos; antes bien se coloca en una posición de interrogar al sujeto cognoscente en general desde el punto de vista de la praxis social. (Ríos, Horkheimer una introducción, p.58)

            Estas consideraciones son importantes, a lo largo del trabajo se tratará de unir los distintos niveles para demostrar cómo ciertas formas de producción de la ideología consiguen adaptarse bien a las formas estatales de su tiempo. Esto se hace más claro en la medida que por lo menos se puede entender que pensar la sociedad desde la “Rebelión de masas” de Ortega y Gasset y  “Psicología de las masas y análisis del Yo” pueden tener alguna similitud.

            Vale decir entonces cómo se consideran estas cuestiones para poder interpretar otras facetas del pensamiento y cómo se defienden las necesidades de estas élites:

La división de la sociedad en masas y minorías excelentes no es, por tanto, una división en clases sociales, sino en clases de hombres, y no puede coincidir con la jerarquización de clases superiores e inferiores. Claro está que en las superiores, cuando llegan a serlo y mientras lo fueron en verdad, hay verosimilitud de hallar hombres que adoptan el “gran vehículo”, mientras que los inferiores están normalmente constituidas por individuos sin calidad. Pero, en rigor, dentro de cada clase social hay una masa y una minoría auténtica. Como veremos, es característico del tiempo, el predominio, aún en cuyos grupos la tradición es selectiva, de la masa y el vulgo. Así, en la vida intelectual, que por su misma esencia requiere y supone cualificación, se advierte el progresivo triunfo de los seudointelectuales incualificados, incalificables y descalificados por su propia contextura. Lo mismo que en los grupos supervivientes de la “nobleza” masculina y femenina. En cambio, no es raro encontrar hoy entre los obreros, que antes podían valer como el ejemplo más puro de esto que llamamos “masa” almas egregiamente disciplinadas. (Ortega y Gasset, La rebelión de las masas, p. 50)

            Sobre esto queda claro que la caracterización de la sociedad, y de las aptitudes, no sólo forma parte de una ingeniería social sino que además conforma una visión de la sociedad burguesa de la época. Cuando esto se considera preferentemente se puede entender por qué cuando se da por sentado que el Estado no puede ser conducido por las masas, y que este no puede desaparecer, sólo queda espacio para las élites gubernamentales. ¿Extraño? No una simple muestra más de interés de clase. Lo que se hace masivo va perdiendo su brillo, y en este sentido la crisis de los sistemas educativos, y el papel del conocimiento por el conocimiento en la sociedad burguesa y capitalista con el tiempo va perdiendo peso de una forma pasmosa. Queda entonces interpretar qué clase de capitalismo a lo largo de sus crisis era el que se estaba desarrollando para dar la base de sustentación para el totalitarismo y su alguna ideología de por sí por simple especulación podría impedirlo:

Marcuse señala la fragilidad conceptual de estas altisonantes declamaciones cuando señala las frecuentes oportunidades en que la política librecambista tomó idénticas medidas totalitarias o dirigistas y que esas aplicaciones no son esencia contradictorias-sino al contrario- con el modo de producción capitalista. Resalta más las semejanzas de ambas concepciones, a saber: la defensa de la propiedad privada, el trabajo asalariado y el capital, aunque lo hagan en forma diferente y hasta puedan aparecer antagónicas.

La crítica al sujeto total-autoritario no se centra en los resquicios del sujeto comerciante, el tipo de pequeño burgués gobernado por estrechos ideales y el puro afán de ganancias, sino que expande sus enfoques hacia ese “otro hombrecito endiosado”: el sujeto antiliberal, que se maneja a través de una interpretación normativa de datos antediluvianos que acceden o pertenecen a su espíritu. Su justificación es necesaria, aunque sus presupuestos residan el más allá, y mientras que el hombre de la modernidad no se le sean dados, esos dones herméuticos; a la concepción optimista de una felicidad social se opone una sublimación ética de la pobreza, del sacrificio y del servicio. Y la concepción del Estado contrastará contra el Estado liberal autoritario basado en los imaginarios de un realismo heroico popular. (Kaminsky, Marcuse una introducción, p. 21)

            Ya de por sí comprendemos la lógica interna de cómo se plantea una sociedad, el papel de cada individuo, su “predestinación” típica relación teológica del protestantismo y en el lenguaje explicito del capitalismo, es decir, en otras palabras –naturaleza humana- en el sentido más pérfido, su invención para la dominación que a la vez no respeta una división de: liberalismo/anti-liberalismo, sino que se trata de una contradictoria limitación en tanto y en cuanto permite pensar una cierta realidad, lo primero; qué clase de sistema político-económico tiene que existir para que puedan ser posibles ciertos sujetos con su naturaleza humana. Es decir sospechar de las condiciones de posibilidad ante que de su naturaleza, por lo que se deduce lo siguiente, desde La República de Platón, hay una pretendida idea de la verdad que a la vez organiza todos los órdenes donde se da la vida misma, al menos desde el punto de vista de una construcción ideal, y este sentido cabe pensar. Todo hombre es ante el lenguaje nada más que un artesano que usa las palabras como herramientas para comunicar algo. Con este algo cabe la posibilidad de que siempre se este en deuda, cabe la posibilidad que ni el fugaz inconsciente ni el espesor material de la experiencia de ese algo se presenten del todo. Pero es justamente esto lo que restituye el presupuesto de la igualdad entre los hombres: manipular las herramientas con las que contamos para aproximarnos del mejor modo a lo indecible. Probar, conjugar, repetir o modificar esas herramientas que el esfuerzo perpetuo por traducir aquello que por una parte se nos sustrae.

Es por esto que la actividad del cuerpo sobre la materia no se separa en lo más mínimo de la experiencia del espíritu que allí tiene lugar, es por esto que el desafío del artesano se halla en no entregarse maniatado a la mudez de un trabajo que otros se apropiarán por medio del gusto, la interpretación, el capital, etc., sino hacerse de las palabras que requiere para quedar en propiedad de la aventura de su cuerpo sobre las cosas. La emancipación del artesano es ante todo la conquista poética de la aventura sobre la materia amorfa de las cosas, la conciencia que tiene de que su actividad sobre esta materia no es discernible de la actividad del discurso sobre la materia díscola de la experiencia.

El artesano “comunica poetizando, como un ser que cree su pensamiento comunicable, su emoción  susceptible de ser compartida”. De esta experiencia de la comunicación él mismo ha sido separado por la ficción del régimen de desigualdad desde el comienzo. Este comienzo, producto de la lógica social de la distribución de las posiciones, es el como decíamos más arriba, Rancière remonta aquella sentencia platónica según la cual “los artesanos tienen que hacer su trabajo y ninguna otra cosa porque el trabajo no espera”. Si llamamos emancipación a lo que justamente se opone a este presupuesto, es por medio de la poesía a través de la cual el artesano se apropia de su actividad sobre la materia el trabajo mismo puede esperar puede ser desplazado por otro trabajo, el de la elaboración de un texto o de un discurso, probándose que no existe ninguna “aptitud” específica y exclusiva de los artesanos. Hay emancipación allí donde se quiebran los lazos de necesidad que anudan una ocupación a una forma de inteligencia. (Galende, Ranciére una introducción, 60-61)

            En este sentido hemos abordado el punto de vista general de la economía y de las formas en que las variantes burguesas, tomaron el problema del capitalismo y como fue la idea de intervención la que fue la dominante, y la misma naturaleza del Estado a partir de las crisis post primera guerra mundial.                                                                                                


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II- 1-Ley de tope: La capacidad de la organización está determinada por la capacidad de líder. El líder reclama la gente con más habilidad, y estos reclutan a la gente con la misma capacidad. Suponer este punto como una mera formalidad plantea muchos problemas. La capacidad de un líder puede variar de un momento a otro con formidable rapidez. No es lo mismo un líder de grupos pequeños que uno de grupos grandes. No es lo mismo una mesa chica a una plaza pública. Muchas veces un líder sólo cuenta con el apoyo indeterminado de adeptos que no termina por conocer. Esto es la clave en el espacio público. La potencia de un líder por fuera de una organización se mide por parámetros diferentes. Muchas veces no es la admiración, o la camaradería lo que lleva al poder. Muchas veces es el temor y el respeto, otras una devoción que no tiene mucha relación con quien la genera. Un líder es líder de los suyos y de su contrario. Un líder tiene que forzar a tener un enemigo necesario. El liderazgo sino

Praxis política, organizaciones y democracia:

No hay que ser superficiales. La cuestión de la actividad política tiene que ver con el sistema político en el que se vive, es decir en la democracia de carne y hueso. Hoy en día, Argentina tiene una interesante mezcla de armados políticos. ¿Cómo se hace política? La respuesta es un justo equilibrio entre movilizaciones e instituciones. En este proceso debemos interpretar que la acción es la política es la que puede dinamizar a la sociedad. Transformar a la sociedad depende de la política, los límites de la sociedad a lo largo de la historia tienen que ver con las propias organizaciones políticas. No con una sino con todas. Es decir que a partir de la organización se implementan políticas, con ellas se pueden materializar gran parte de los objetivos que se proponen. Por esto el esfuerzo, el trabajo en la política existe. No existe de por sí una relación que no sea política en todos los procesos de producción de un país, o territorio cualquiera.                                      

General Motors y Waymo disputan el automovil inteligente.

Una parte de las apuestas del futuro inmediato del transporte de pasajeros a nivel mundial tiene que ver con el hecho de que las personas no tengan cada una su automóvil, a la vez una solución más particular que simplemente el uso de transporte público, trenes y colectivos. Estas dos razones sumadas a que el segmento autos es uno de los que más paga impulsan el desarrollo de autos que no necesiten chofer para desplazarse. Justamente porque baja los costos y la manera en que las personas se relacionan con sus coches queda claro que el cambio social será muy importante. Muchos hablan de una cuarta revolución industrial dentro de la share economy. Esto puede que tenga un sentido siendo vista en el largo plazo. Muchas innovaciones ocurrieron y ya muestran que una parte del mercado de autos y de aviones, como otros bienes se manejan por medio de leasing y de los préstamos. Ya no es el ahorro y el ingreso lo que mueve a los que pueden a tener su propio coche, sino que con gastos de capita