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La eterna incontinencia de la Ira: (II)

-Las solidificaciones terrestres-

Hemos avanzado con determinación en el oficio de los caga tinta. Hemos crecido. Hemos revuelto la basura, hemos sido amarillistas. Hemos dudado de la corporación del escribir. Hemos fracasado. Eso es una gracia. Tiene que serlo, llega a serlo porque se construye a medida de que dudamos que el mundo que estamos construyendo valga como tal. Tenemos la suerte de todos saben citar, cuando se empieza a citar se puede tergiversar, se puede poner mala voluntad y básicamente se puede hacer cualquier cosa. Leer y escribir son casi la misma cosa. Tan cierto es esto, que ya donde se emita el desgraciado texto estará marcado por el clima por las condiciones que deja allí. A este respecto ciertas personas son santas y ciertas personas son condenables. Después de todo el público se comporta con la violencia justa y necesaria para erigir una orgía que da la razón a alguien. En este sentido es gracioso coincidir con Sarlo, el objeto de lo que supuestamente era la política y ahora la política 2.0 está más cerca de todos. Cuando la gente, el gran conjunto pasa la mano por las hojas de la historia y se da cuenta que no hay buena razón por la que su indignación tenga más lógica que la de su vecino viene una seguidilla de personas que se muerden las unas a las otras. Con esto se dan la gracia, con esto dicen hemos hecho algo particularmente positivo. Pero esparte de lo que se espera que sean las cosas, se espera que se pueda estar descontento en todos los lugares que supone que eso es “civilizado”, las crisis se contienen, se encapsulan como infecciones. La gente utilizando un criterio muy gregario tiene por objetivo hacer de policía ideológica, atomizando sucesivamente va dejando de lado todo lo que podría depender de la asociación. Un sistema que se caracteriza por tener los datos de todos. Esto es la violencia con sistemas. Ver que pueden verte morir y que nada va a hacer,  El Gran Hermano Imperialista para el subdesarrollo. ¿Qué pueden esperar como siempre en este discurso? Bueno simple según lo que nos hacen traslucir los que creen que han ganado que sean menos maricones y que se callen. Este es un mundo donde la iluminación sin fin recorrer el orbe, y si lo duda vea la profundidad que le llega al mundo con la publicidad. Esta bella institución es el aparato de propaganda más formidable de la historia que sabe convivir con la democracia, y que sirve para vender un standard de vida que no se puede tener. ¿Quiénes son los bellos paladines de la justicia? Hay cosas que se quedan por la mitad del camino, todo tiene que ver con los derechos de Autor. Desde “Dios” el que tiene por derecho de autor ser una mentira manifiesta sostenida por fanáticos de todas las clases, gente violenta que vive y pasta por la tierra, hasta sus representantes odiados por muchos “creyentes”. Como bien decíamos en la primera entrega la violencia puede con todo, el archivo ahora, la nueva manera de buscar la forma de generar las hogueras. Porque las hogueras nunca pueden desaparecer, las hogueras tienen que ver con el poder. El que dice esto es un oscurantista pero forma parte de la realidad que hemos conocido desde siempre. No importa cuán mala sea una sociedad sino cuán santa pretenda ser. Cada sociedad persigue a lo suyo, algunos los persiguen por su raza, otros por su religión, otros por su pobreza. El palo para abollar ideologías de Mafalda puede venir de la mano de Thatcher de Mao, o de quien sea. Lo cierto es que la represión, la violencia aplicada en todas partes es lo que genera la adhesión. En parte esto es gracioso basta ir hablando con la gente de la forma más inofensiva para darse cuenta. Tiene sentido de la manera tal que en realidad es para un juego, ¿quién es Caín? Y ¿quién es Abel? Levantamos la sabana y allí está el monstruo de lo que no podemos resolver o sí podemos resolver. Pero mediante cualquiera de las fórmulas modernas no podemos cambiar el hecho de lo necesario y de lo moral. Por eso el tema de la violencia que está presente en todas partes. Mientras que los prejuicios claro está se mantienen todo el tiempo y en todo lugar. Por eso termina siendo una cuestión de sujeto, por eso tenemos la seguridad que estos son tiempo post-modernos. Cuando el hombre escapa al horror del poder lo hace por el sentido de su impotencia. No lo hace por otra cosa, no es que se pelea contra la televisión como mal fundamental de la sociedad pero si se tiene a la televisión como una acompañante en esta muerte lenta de todo lo que ella no quiere que se vea. Claro acá tienen que morir los “porgres” (otra palabra que a medida que es usada por la presa tiene que ir explotando), nada se dice que la esencia del medio es manipular. No se dice porque daría lo mismo el hecho de un neo-liberal o neo-conservador manipulador, que el de un progresista manipulador. De lo estados totalitarios heredamos las técnicas para hacer de cualquier cosa, otra cosa, heredamos la técnica para subsumir al hombre y hacerlo más y más pequeño. Heredamos la técnica para hacer ídolos de la irrelevancia. Fuimos grandes hacedores de los medios de evasión. Sin duda que con esto estaremos en parte mejor. Aunque hay que decirlo, la mayor parte de lo que hacemos suele ser a tientas y plagado de errores. No sería la primera vez que el que escribe es un delirante. Tiene que serlo a medida que es dejado de lado, a medida que el anti-intelectualismo crece con fuerza. A medida que ello es posible, va rigiendo el principio de un realismo extraño cada vez más extraño. Por medio de este todos creen estar en frente de realidades duras. Después de ver que la idea intelectual de que el poder se iba a volver una gelatina no se concreta parece que los templos de oro, donde la gente se rompe las encías son realidades más acogedoras. Tiene que serlo a medida que el lujo se hace la moneda corriente. ¿Quién dijo que eso cambia nuestra relación con el lujo? ¿Acaso alguien siquiera lo soñó? No tiene por qué serlo, por el contrario tiene una relación especial. A medida que somos genuinamente más pobres, que tenemos menos que decidir, que tenemos menos sorpresas que recibir. Ahí es cuando la fantasmagoría del lujo que da igual si lo tiene el partido, la clase, o los sabios de “Monte chingolo, Nueva York o Zion”, todos ellos forman parte de la manera en que los “Templos Modernos” ganan forma. Siempre está la pregunta si no es una gran hipocresía decir que vamos a asegurar las vidas de todos. La comunidad traicionada, la comunidad implotada. Tantas buenas intenciones parecen ir siendo un buen camino a esperar que el fin se haga más cercano. Por esto el sistema de denuncias cruzadas parece un mundo donde las lenguas se hacen más y más confusas. ¿Será demasiado? ¿Quiénes son después de todo los que tiene los grandes aparatos de propaganda? Siempre lo que vemos es que con altos recursos, las libertades de los subordinados se van escurriendo. Siempre está entonces en forma de culto, la manera en que el torturado cree ver más allá de él, el amor, lo perdido, la naturaleza. Aquello que curiosamente fue formado por nuestra cultura y que esta está destruyendo para ir no sabemos donde. O si sabemos lo entendemos como la perseverancia del capital en todas sus formas. No por nada entendemos que algunas cosas se dan en esta forma. Ahora bien ¿acaso no hay fórmulas para esta molestia? Por eso está en duda el valor, tiene que estar en duda el valor de cualquier acto. Es la fuerza de los números, es la presencia del cálculo capitalista. La lucha contra los totalitarismos pasó de los simples a los sofisticados. Es cierto que podemos decir que los individuos disienten en muchas cosas. Pero a la vez la vida de estos sistemas de dominación se hace impresionante. La experiencia lleva como contra cara, la expansión del sistema chino. El sistema que tiene una extraña alianza entre la burguesía internacional y el estado chino que llega al milagro de que cada vez la gente labura más y cada vez ¡hay más riqueza! Este es un milagro capitalista, siempre se puede hacer nota de ello. Por alguna razón se espera que esto tenga sentido. Pero es cierto que la crisis para pensar la violencia tiene el mismo sentido que el para entender las corporaciones y el Estado. Siendo el Estado el gran mito del siglo XX, en su forma leninista, en su forma keynesiana y en su forma neo-liberal. Estados que hacían lo que se suponían que tenían que ser Dios en la tierra, con la promesa neo-liberal, “Dios ha muerto (otra vez)”. Mientras tanto la violencia siguió se fue estructurando de una nueva manera, de una nueva forma cobró fuerza. La nueva forma era el mundo donde todo era supuestamente laxo. La nueva manera de pensar es la guerra que vemos hoy en día por la información, por la evolución casi biológica de instituciones y poblaciones. ¿Qué es lo que hace a la comunidad? En medio de esto la violencia enquistada y anacrónica puede salir de barrios de minorías radicalizados o de presidentes franceses en campaña. Todos quieren alguna forma de racismo maso menos mitológica. “Salvar la comunidad por medio de la violencia del sacrificio” todo esto es parte de la normalidad. Así se lo cuenta a sí mismo el habitante por ejemplo de Gaza, o del que sufre la violencia en una urbe sudamericana. No importa donde la idea de que el terror es lo que nos hace dependientes del Estado se va volviendo una conexión delicada. Si no fuera claro está por la maquina de terror que en todas partes va generando espacios, cada vez peores en una maquina de predecir el Apocalipsis. El post-modernismo combinado e incapaz de vencer con todas las lógicas, y a la vez con su idea de una inmanencia impotente que no puede vender el determinismo de la historia. A medida que ya no se trata de juzgar al capitalismo sino de saber si es “eterno” o no.  Con esto se dice mucho porque primero a nadie le debería importa ya lo eterno. Es extraño que gente que vive tan poco tiempo, que come tan rápido y que quiere descartar tan rápidamente a los extraños. Es casi una rareza pensar en la eternidad, para qué sirve si la eternidad tiene que ver con el mundo del uso. En este mundo todo es consumo, es el fatalismo contrario, el cadáver se pudre y se hacen bellas moscas que se harán parte de una nueva pila de muertos en otra parte. El pulso vital es casi una cuestión de asfixia. En este sentido hasta el arte se va acomodando a esta idea de la muerte, el hombre que sabiendo que la vida es miseria levanta la mirada y se caga en media humanidad. El que no lo pisa el colectivo, el que no lo mata quien lo tenga que matar. El que puede dejar casi como un resto como ceniza su obra. Pero bueno es parte de la manera en que la violencia como tal existe. Como los colectivos tiene esa fuerza decisiva para discriminar. Como se logra que la homogeneidad termine por ser cosa negativa. ¿Idealización excesiva de la sociedad? Hay cierto sentido que la gente tenga que seguir implorando por la paz, hay cierto sentido que la imagen irreal tenga un sentido de peso. Hay y tiene que hacer cierto de la esperanza como una genuina mentira. Tiene que ser visto como la destrucción de evangelios anteriores, tiene que ser visto como el poder mismo que se reproduce. La religión tiene mucho que ver con esto, no sabemos bien si es razón de ser o una simple máscara que sólo está para poder mentir mejor. Las culturas después de todo se van desagregando. Siempre es bueno tener en cuenta esto ya que cuando llega el caso le recuerdan a uno que algunas cosas son más de diván que de otra cosa. ¿Quién supone que lo que uno dice es tan importante? ¿Acaso no es un paranoico? ¿Con qué clase de oscurantismo nos estamos metiendo? 

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