Ir al contenido principal

¿No pensar? ¿Pensar? Horriblemente…. (Una revisión) I


I-

Pensar, una bella demostración de inutilidad. Hace tiempo dije que había una terrible fuerza que quería que no pensáramos en absoluto. Ante esto uno podría sorprenderse un poco, ¿qué nunca hemos pensado? Pero si buscamos ofender, si podemos odiar, si creemos tener ilusiones sobre grandes respuestas, cómo podemos decir que no pensamos. Luego tenemos otro problema, ¿qué es pensar? ¿Un Gran Pensar? ¿Un pensar filosófico? Tal vez, muchas veces cuando las cosas más simples nos sobrepasan la propia noción del pensar filosófico se nos va al diablo. Eso no es poco, pensarlo siquiera es todo un acto de arrojo. Recuerden que Sócrates pretendía cierta idiotez, cierta falta de capacidad para poder decir lo que eran las cosas. Por el contrario hoy la prepotencia de la teoría, del técnico, del profesor, del experto, del Maestro venido a menos, de los Sabios, y de otros tantos genera un cierto problema. La decadencia del periodista, la decadencia del escritor. Todo queda en medio de una gran norma el consumidor. Cuando este quiere dejar de serlo es atacado, ¿quién pretende que es? El picadillo vale para todos. Existe en televisión porque es la genuina deformación de la hermenéutica pero esta vez para las masas. ¿Qué querían decir los dichos, las noticias, las informaciones, los diarios? Antes buscar un significado más allá de lo que estaba al alcance era una tarea intelectual. Pero queda en nosotros en nuestro tiempo lidiar con esto que se nos aparece. No tenemos una buena certeza que lo que hoy pasa tenga que tener un valor especial, estamos entre muchas versiones reconvertidas de supuestas revisiones “fundamentales” sobre lo que hemos hecho recientemente. El presente en su peor forma la pasiva nos devora, es toda cuestión de exitismo. ¿Valdrá la pena pensar? ¿Tiene sentido hacerlo? ¿Quién gana y quien pierde con ello? ¿Qué hemos sido capaces de pensar? En este momento las cosas como la política se vuelven algo complejo. A la vez se vuelve compleja la idea de compromiso. Si el compromiso con el poder y con el uso de este es el compromiso con la política esta ambición descarnada es terrible. Ahora que el pensamiento se mide por su producto y que eso trabaja por encima del pensamiento ya técnico de las facultades que muchas veces además quiere rentabilidad. ¿Qué más esperar? Las novedades tienen que valer su peso en papel. En este sentido, en todos los lugares pensar “ociosamente” es un pecado, hasta los cambios deben ser economizados a toda prisa nadie se topa con algo que no este ya agendado. Esta si es una proletarización del pensar. Pero lo es en el peor sentido. Puramente técnico se avanza en un mundo donde el principio de los objetivos de un departamento, o un objetivo político o el que sea determina una cierta clausura de lo que se puede pensar. El que quiera pensar lo que se le de la gana que lo piense de vacaciones. Las cátedras tienen que valer su precio, el espacio es cada vez menor, si cada vez hay más gente. Más aún cuando se tiran a muchos recibidos porque no hay trabajo para ellos. ¿Qué es lo que han pensado? ¿Tan dependiente es un hombre de su carrera, de las lecturas escogidas? ¿Tan necesaria es la Universidad como una providencia? ¿Qué paso con aquellos que estaban en ese mundo que parecía un poco alejado de la realidad? La idea de una conexión entre pensar y la realidad tienen un problema que es qué lógica es la que coloniza, qué lógica es la que se llama realidad. No es raro entonces que el esfuerzo del pensar, incluso el mero pensar intelectual y crítico se vaya volviendo algo que se atasca. Minuto a minuto día a día. Tan expectantes estamos de los millones de datos que perdemos el objeto. Ya ni siquiera sabemos si es un árbol, si un bosque, si es una experiencia de un relato de un árbol, si estamos en un bosque. Si buscamos luz en medio de él. No queremos nada de eso, sabemos que efectivamente este bosque podría estar allí por decisión de otro, ese que nos podría engañar ya no cartesianamente, ese que ahora si efectivamente nos podría hacer desentrañar misterios inútiles porque tiempo no tenemos.

La propia actividad casi de paja de qué es pensar, de si es mala o buena onda pensar, tal cual como dije hace algún tiempo. Si la conformidad tiene que ser el más bello rasgo de la estupidez humana es algo que no tiene que ver con todos los que creen que están en una misión relevante y completa. Aquellos que tienen su hacer decidido, aquellos que mandar a trabajar, a leer, a enseñar o a lavar los platos, poco tiempo tienen de tener alguna duda. Ya andan imponiendo su razón eso es más que suficiente. Lo peor es que esto es la historia de un sujeto, no de un clivaje. Lo que hace la fractura es que ahora que todo se puede comunicar rápido nos conformemos con eso. Ahora miles de datos pueden pasar de mano a mano. Es como si la mierda jamás pudiera hacerse humus. En este sentido, esta mierda sería eterna. Nada puede crecer de los miles de datos, este estar al día termina limando la cabeza de cualquiera. La Inactualidad termina por ser uno de los objetos más difíciles. ¿Arte o pensamiento sin tendencia? Sin entorno, del historicismo al contextualismo esterilizante. La idea de creer ser de la calle por el resumido de lo dicho, por lo que supone fácil por la pureza de líneas por su verticalidad. ¿Quién esta pensando en esto? Cuando el reformador muere, el sujeto puede tener una actitud uniformada, nadie contradice su decir, nadie le hace pensar en lo que piensa y sólo le discute qué esta pensando.

En este sentido hay una cierta necesidad de saber que el tiempo debería pudrir esta cultura y ya lo esta haciendo. Lo que no hace es prometer otra cosa. Sino la libertad se hace una cosa de religión. Libertad como riesgo como indeterminación es lo contrario de una persona en una góndola, la libertad es lo que se nos va escapando como el pensar. Optar por lo ya conocido, suponer que se tiene un dominio de las cosas. Porque el futuro no puede ya ser tenido por esperanza, el presente es una seguridad en la mera impostura, ahí se puede parecer para ser maquiavélicamente reaccionario o revolucionario da igual. Se espera que el arbitraje pase por otro lado. Es por eso que la histeria por el dialogo, la lucha, el consenso, el fetichismo del lenguaje nos llevan a la creencia de que estas son las madres de las batallas. El dialogo de locos tiene más sentido y por eso la confrontación es un estilo de vida social, pero es una oposición frontal, es como dos carneros. Topetazo a topetazo se van quedando tarados por la fuerza bruta. El no poder o no querer dar un golpe decisivo llevan consigo un problema. ¿Cómo matar al enemigo? ¿Cómo pensar nuestra muerte en batalla? ¿Cómo evitar pensar que no estamos jodidos? La fuerza del hábito convence, la demostración de los hechos su registro sobre el hecho mismo hace toda una creación. Es más importante el registro. ¿Cómo se ha de inscribir esto en el gran mundo? Una estrella más llena de un mundo de estrellas saturadas, una luz que nadie entiende y nadie quiere entender de la que huye. El no poder en suma ignorar, la irrelevancia de lo que realmente sabemos que no nos importa. Así fue por ejemplo como el pensar se atontó. ¿Corrupción? ¿Disfrute por el escándalo? ¿No son la misma cosa  por caso? Todos los crímenes si son mostrados generan una cierta cuota de ira. Con eso todo basta, el racional que sabe del escándalo pasado. Extrañamente cuando crece más, el nuevo nivel es esperar un escándalo mayor. Algunos se indignan otros se ponen cínicos. Pareciera las dos caras de una moneda.

En medio de aquella cosa, es ciertamente un lujo el nihilismo, como el combate romántico nihilistas, como distancias irónicas… resumidas en: ¿No ven la mierda que son? O más universal ¿no ven la mierda que es todo esto? La gente asiente. Si del crimen se cede a la tragedia, cosa que es común. Si algunos pocos usan crimen pero la mayoría usa tragedia, si el crimen social desaparece. Y nace la Tragedia… la ciudad tiene un destino. Fuerzas incontrolables llevan la pasión del poder que no puede responder por sus actos. Cuanto más se profundiza en aquello peor. Se bucea en saber si este es el peor momento o el mejor. El hecho se esfuma o se hace parte de un armado formidable. Contrariamente el público, la audiencia es forzada a mirar de cara al sol. Potencia, eso es lo que necesita potencia. Acepta resignada a no saber qué esta pensando. Pero ahora sabe que si piensa o si no piensa, que si lo cuidan como oveja o si lo degollan como oveja hay una serie de operaciones que se le escapan. Pensar, es viajar, es escuchar y es dialogar, aunque eso no sea más que escuchar y tener reacciones internas sin consecuencias. Ese tener que ver cuán posible es que el otro diga algo cierto, lo cual en cierto sentido pasa. Lo que no quiere decir que tenga razón, veraz un dato, pero incorrecta su posición. Al menos así se nos antoja en el estomago. Entonces es claro, vemos que estamos pensando sobre nuevos “rieles”. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Crítica a “Las 21 leyes irrefutables de liderazgo” de John C. Maxwell.

II- 1-Ley de tope: La capacidad de la organización está determinada por la capacidad de líder. El líder reclama la gente con más habilidad, y estos reclutan a la gente con la misma capacidad. Suponer este punto como una mera formalidad plantea muchos problemas. La capacidad de un líder puede variar de un momento a otro con formidable rapidez. No es lo mismo un líder de grupos pequeños que uno de grupos grandes. No es lo mismo una mesa chica a una plaza pública. Muchas veces un líder sólo cuenta con el apoyo indeterminado de adeptos que no termina por conocer. Esto es la clave en el espacio público. La potencia de un líder por fuera de una organización se mide por parámetros diferentes. Muchas veces no es la admiración, o la camaradería lo que lleva al poder. Muchas veces es el temor y el respeto, otras una devoción que no tiene mucha relación con quien la genera. Un líder es líder de los suyos y de su contrario. Un líder tiene que forzar a tener un enemigo necesario. El liderazgo sino

Totalitarismo: - ¿Es el Totalitarismo, un hecho, un fenómeno o un proceso?- (16) Bibliografìa

Bibliografía: Abraham Tomás, Rorty Una Introducción, Editorial Quadrata- Biblioteca Nacional. Argentina 2010. Burello Marcelo G, Habermas Una Introducción, Editorial Quadrata-Biblioteca Nacional. Argentina, 2013. Cuervo Oscar, Kierkegaard Una Introducción, Editorial Quadrata-Biblioteca Nacional- Argentina, 2010.  Foucault Michel, Defender la sociedad, Editorial Fondo de Cultura Económica, Argentina 2010. Kaminsky Gregorio, Marcuse Una Introducción, Editorial Quadrata- Biblioteca Nacional- Argentina, 2013.  Le Blanc Guillaume, El Pensamiento Foucault, Amorrortu/editorial, Argentina 2008.    Lenin, El Estado y la Revolución , Arte Gráfico Editorial, Argentina, 2012. Lezama Alejandro y De Ípola Emilio, Althusser Una Introducción, Editorial Quadrata-Biblioteca Nacional, Argentina, 2012. Luxemburgo Rosa, Reforma o Revolución, Arte Gráfico Editorial, Argentina, 2012.  Malaparte Curzio, Técnica del Golpe de Estado, Editorial Tolemia, Argentina 2008.

Praxis política, organizaciones y democracia:

No hay que ser superficiales. La cuestión de la actividad política tiene que ver con el sistema político en el que se vive, es decir en la democracia de carne y hueso. Hoy en día, Argentina tiene una interesante mezcla de armados políticos. ¿Cómo se hace política? La respuesta es un justo equilibrio entre movilizaciones e instituciones. En este proceso debemos interpretar que la acción es la política es la que puede dinamizar a la sociedad. Transformar a la sociedad depende de la política, los límites de la sociedad a lo largo de la historia tienen que ver con las propias organizaciones políticas. No con una sino con todas. Es decir que a partir de la organización se implementan políticas, con ellas se pueden materializar gran parte de los objetivos que se proponen. Por esto el esfuerzo, el trabajo en la política existe. No existe de por sí una relación que no sea política en todos los procesos de producción de un país, o territorio cualquiera.