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Malvinas en una Agenda más Amplia (III)

III-

Mientras que las figuras del mundo del espectáculo anglo-sajón salen a decir que las Malvinas son argentinas y que la guerra fue la salvación de Margaret Thatcher, aquí se habla a viva voz de la política pro-Kelper. Mientras los ingleses nacionalistas caen en la xenofobia, los argentinos nacionalistas hacen su parte. Pero sobre todo y para todo, no existe algo que diga que en verdad Inglaterra o (Reino Unido) tiene que estar constreñida por Naciones Unidas. Esto no es poco, tememos que decir que los regímenes coloniales son parte de la realidad contemporánea. Tenemos que decir que el futuro de ambas economías nacionales está en juego. También tenemos que reconocer lo que no se quiere, en el mundo de las relaciones internacionales abundan los intereses espurios. Sin tener en cuenta estas cosas no podemos decir mucho más, Grecia está siendo manejada en términos opuestos a los de Malvinas y el “nuevo espíritu de los pueblos”. Sin duda que allí la economía prima como aquí, ¿para qué poner otra excusa? La guerra fácil ganada por ingleses es un mito cuando se convirtió en la manera de refrendar el modelo neo-liberal de Margaret Thatcher. Hoy lo que ocurre es que con islas y todo afrontan problemas para seguir con esas pautas económicas. Es curioso aquello porque nos muestra la historia de Inglaterra, la tierra de Lord Keynes es la misma que la de Margaret Thatcher. Lo importante es contar cómo fue que la Dama de Hierro adquirió su fama. Para el primer ministro el neo-liberalismo era una cuestión nacional, vender la victoria de la guerra, le sirvió para decir que las decisiones en la cartera económica eran tan acertadas como las victorias militares. Esto no tuvo nunca un plan premeditado de Margaret, ella era famosa por no tener idea de nada que estuviera más allá de su Isla. De repente respondió como se esperaba de ella agresivamente, jamás fue una idea a largo plazo que “Falklands” fuera una bandera del gobierno, de hecho en el gasto público eso era una aberración. La dictadura argentina y su griterío,  eran ante todo una irracionalidad económica. De hecho lo era, Galtieri estaba fundiendo el país. Pero eso era lo de menos los prestamos iban a llegar. Por eso cuando pensamos hoy en los últimos 30 años vemos por lo menos que el neo-liberalismo se anoto con Malvinas una de sus primeras intervenciones afortunadas. “Ahí empezaron”, después de todo había que ir limpiando el mundo de la guerra fría. La dictadura argentina era parte de aquello, la tarea gruesa de destrozar la sociedad argentina estaba bastante completa para cuando el dictador comenzó con la aventura militar. Ahí se vio que consideración se tenía por Argentina en el bloque occidental. Las relaciones argentino-rusas-norteamericanas conocían una vuelta de tuerca más. Ya que después de todo se estaba aceptando el papel que había tocado en el mundo. La guerra sólo demostró quienes eran los países centrales y cual es su juego. Todos los países que no forman parte de la seguridad del mundo tienen derecho nulo aparentemente a pedir territorios o a invadirlos. Porque no tiene sentido ir y venir por aquellas vías, y menos cuando lo que se planteaba era la globalización ahí mismo estaba poniéndose en duda el mundo también con Afganistán y también con Kuwait. El mundo y su equilibrio se iban desarmando, para avanzar había que crear un mundo donde los países débiles pudieran ser completamente débiles. La balcanización de América latina para el ochenta estaba en sus momentos más críticos, chauvinismos sin sentido como el del Chile pinochetista no eran mejores que los de la dictadura de este lado. Por eso la guerra además creo más aislamiento real en la política internacional para América Latina, de aquí al consenso de Washington faltaba poco. Por lo que se pone en claro es que la política de las multinacionales tiene mucho que ver con el poder de hoy. ¿Qué pasa hoy con esto? Bueno la respuesta es sencilla mientras los países desarrollados se desgarran financieramente unos a otros, el resto del mundo forma parte de la rapacidad. Así salta a la agenda británica la necesidad del petróleo. Personas como Sarlo que son lentas para entender lo evidente imaginan razones metafísicas donde no las hay. Para América latina para una población tan chica sólo vale la denominación de enclave. Sarlo quiere decir que un enclave británico tiene derecho a existir como si fuera un pueblo. Lo extraño es que si eso fuese así los Kelpers querrían ser un pueblo distinto de la unidad que realmente los domina militarmente. La debilidad mental de Sarlo sobre este punto es proverbial, extraña que alguien que alguna vez dijo ser marxista y que ahora diga ser “socialdemócrata”, no de la “Socialdemocracia alemana” sino de la social-democracia a lo OBAMA, somos lo más “humanitario” que un Imperio puede ser. Por eso los problemas de Sarlo son proverbiales justamente cuando se va a lo básico las rarezas de Sarlo rozan todo lo que puede ser considerado como farsa como el peor uso de la divagación. Tan así son las cosas que eso niega no poder entender la historia del siglo XIX y XX, y no entenderla para decir que uno es “post-moderno” es ante todo una ridiculez de plano. Prefiero ser linchado en persona por decir que no tiene idea de lo que habla porque no quiere tener idea de lo que habla que por otra cosa. Que una parte de esa “falsa izquierda liberal”, falsa porque hasta el gobernador de Santa Fe Bonfatti, mal que le pese a Sarlo dirá por compromiso político o no que las Malvinas son argentinas. ¿Cuál es el problema de Sarlo? La tendríamos más feliz viviendo en Londres, pero lamentablemente vive entre nosotros. Queriendo ser la voz crítica de un país que no la oye porque no va a lo que la gente le interesa se pone y se encapricha en tratar de ser ecuánime con el kirchenerismo lo cual nadie la obligó nunca y luego a ser completamente inverosímil con Malvinas. Que ella que tuvo que volverse “demócrata” (en el sentido mínimo del término) después del 80 crea que todo lo que paso en la dictadura tiene el mismo sentido por lo menos prueba que el trauma es el de ella y el de su evolución ideológica. Sino el árbol se abre por tres,  o las guerras son malas pero todas ellas lo son. Ergo la militarización del atlántico sur es un horror, cosa que a Sarlo no la aterroriza porque considera a Gran Bretaña país limítrofe, quiere una relación de buenos vecinos. Pareciera que en efecto tiene la posición norteamericana del dominio de hecho en Malvinas. Esta es la ridiculez, las guerras imperiales, las intervenciones sobre Libia no la hacen siquiera pensar que hay una suerte de paralelismo en las administraciones europeas y el resto del mundo. Esto es lo que dice que Sarlo no es una anti-belicista sino que es una condenada derrotista, que entiende que la única guerra que no vale la pena es que la que se pierde. Ergo ningún país del mundo debe resistirse a los ataques imperiales por la diferencia de fuerzas. Así entendemos la verdadera Sarlo, ¿Cuándo será que Sarlo dirá que bajo la diferencia militar actual “el mito de Malvinas” es tan fuerte como el “mito de la divina función civilizadora del Imperio Británico” que Hegel le dio?  Tan elemental es esto que Sarlo no lo piensa. En ese sentido es cómplice con cualquier acción armada futura del Imperio, no importa cuál sea la razón ella le da entidad, le da entidad de manera circunstancial, da cabida a la ridiculez. Esto es lo que algunos llaman cipayo pero eso es lo de menos. Sarlo confunde democracias e instituciones con sumisión a nivel internacional. Parece que los propios gobiernos que ella crítica, y que el orden de este mundo no le parece tan mal. Ya que en parte más dura de las relaciones económicas y políticas se va por la tangente. Esto es lo fundamental para entender por lo menos, la no-ideología de Sarlo. Sarlo miente pero no miente para Clarín, miente porque este es su oficio. Es creer que mintiendo y mintiendo algo quedo y por propaganda sino porque un error puede ser extendido hasta que sea doctrina. Con esto se asegura para el horror de muchos un discurso que es subsidiario de otras cosas, esconder la corrupción es tan terrible como esconder el colonialismo. ¿Acaso sirve pensar de otra manera? O es la manera en que Sarlo prefiere pensar para no tratar de pensar la verdadera penuria del mundo. Si Sarlo no sabe más del imperialismo y duda de qué es el capitalismo entonces sí creerá en lo que dice pero si esto es así que no se trate a sí misma como algo mejor que lo dice que crítica. La corrupción en un intelectual si se lo diviniza claro está también esta de hacer el divague su vida. No se puede esperar que la gente no derrape pero la conducta reiterada de derrapar tiene más sentido en un novelista que un “intelectual” si el ombliguismo no sale de la manera en que se entiende el mundo las cosas va para mal. Si Sarlo se olvidó de su antiguo creo internacionalista, y se olvidó también de los nacionalismos, el partido Conservador o Tory es auténticamente nacionalista entonces Sarlo se olvidó de la mitad de la historia. Y eso no es poco. Ya tenemos sobradas muestras de que el tema que supuestamente dice ser una controversia pero que es falso da notoriedad y hasta algunos han imitado ese camino de manera más mediocre con un “dejen de molestar a esos isleños”. Después claro esta vive el chauvinismo. Pero bueno es cuestión de pensar un buen raro, Sarlo se encapricha en falsear todo lo que puede la realidad del mundo. Sin partido, sin una verdadera ideología social demócrata como “una liberal de izquierdas” que mezcla mal sus conceptos de realismo político y de principismo nos ofrece una imagen grotesca. ¿Pensará en una ciudadanía meramente concienzuda? ¿Es necesario creer eso? ¿Tiene sentido decirlo? ¿Va tener sentido decirlo? Todas estas sandeces son las que generan un discurso global falso, sumamente hipócrita y tan poco cosmopolita como es la globalización realmente existente.   

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