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El Ateísmo es un anti-clericalismo:

Siempre cuando se trata de negar a “dios” se trata de buscar sus pruebas de inexistencia como si esto no tuviese un sentido más que tratar de convencer por buenos medios a los cabezas duras dogmáticos que creen en este “ilustre ser celestial”, hasta algunos dicen que por debilidad el hombre debe vivir con este invento, algo así como si fuera el sistema métrico, algo tan pero tan necesario que debe ser el pan de cada día de las personas. A esta serie de pensamientos bastardos porque no tienen razón de ser se suman otras cosas. Las armas de la crítica son filosas siempre y cuando el principismo no se vuelve estupidez y lo nuble todo.

Por lo menos los que hoy en día quieren hacer “avanzar” al ateísmo tienen enemigos formidables entre ellos algunos “post-modernos” que minimizan el papel parasitario de las Iglesias. Pensar a la religión como el mal radical es una mera excusa para no enfrentarlo como se debe. La cuestión es si debemos o no avanzar con el laicismo, el resto es una cháchara que no va para atrás ni para adelante, que haya “buenas personas” creyentes o no, es tan relativo como nuestro concepto de qué son las buenas personas. Este debate sobre el bien y el mal no tiene que ver contra el combate de la religión organizada que crece de las manos de los estados. ¿Por qué no hablar de la religión como se debe en términos políticos? Es un avance decir que no tiene demasiado pies ni cabeza considerar que el papel de la religión es algo nefasto pero no es nefasto por algo en especial sino porque ahora mismo es además un buen núcleo para el totalitarismo. Seguramente van a existir aquellos que salgan a defender a la religión pero no salen a defender a la religión, salen a defender a su idea de la “religión”. La excusa para la fuga es más que suficiente. Pero no vale, la idea es si podemos vivir sin religión a nivel social, no si hay buenas personas que son religiosas. ¿Estas personas podrían no serlo sin la divina intercesión de la religión? ¿Sin el divino opio de la liturgia? ¿Para qué creer tanto? Los representantes de dios son una mala copia de “Dios” ya que estamos parodiando los principios fundamentales en primera instancia del cristianismo. La sociedad futura no necesita de una defensa religiosa. ¿Para qué la necesita? ¿Para qué hemos de dejar de lado de la pelea religiosa de la pelea social? ¿Por qué nos hemos olvidado de ella? ¿Por qué los curas sin hacer nada productivo defienden su labor como si fuera? ¿Por qué los ministros son un cuerpo separado de la sociedad? Si ser cristiano o creyente está por encima de todo, ¿cómo no pensar siquiera desde el republicanismo esto no es una amenaza? ¿No es acaso una amenaza pensar que las personas se pueden volver fanáticas si ponemos en duda sus creencias? ¿Por qué su moral se hace automáticamente superior? ¿Quién ha dicho que hoy vale la pena sostener esta posición? El humanismo propio y laico pide por lo menos que la relación el “Dios” sea cuestionada incluso si seguimos en el capitalismo. Porque una cosa es que se defienda el mercado, y la propiedad pero “Dios”. ¿Para qué dios? No hemos dicho que Dios ha muerto y fue en el capitalismo. ¿No es el poder de Dios más que el poder de la Iglesia? ¿Para qué temer tanto? ¿Estamos teniendo una especie de idea errada de una serie de símbolos? Si hacemos entrar a la religión oficial a la historia, no podríamos dejarla de una vez por toda en el pasado. ¿Si una secta llega ser lo suficientemente grande no pasa a ser una religión oficial y digna de respeto? ¿Cuándo creímos que la feligresía no es una forma meramente clientela? Si es una clientela si tienen intereses específicos ¿por qué no decirlo por qué tenemos pelos en la lengua? ¿Por qué el tarotista es un mero charlatán y el cura tiene “algo” que decir? Si no fuera por el poder económico gran parte de la religión tiene algo difícil de explicar. Ahora bien, tenemos cosas difíciles. Muchas de ellas son preguntarnos si la Iglesia no es una amenaza para el avance definitivo de la democracia de la democracia radical. Si entrar en la discriminación del creyente. Si podemos limitar el poder corporativo de algunas “fe” sobre la sociedad. Los discursos totalitarios de ellas son lo preocupante.  El dogma particular es lo de menos. La responsabilidad cuando Dios te bendice es menor. Todos los que se creen iluminados por Dios y matan muchas veces son apañados por una cultura que tiene un gran vacío al respecto. Esto es lo que nos llama la atención, no son locos, son extremistas políticos y religiosos. La religión es una ideología, toda iglesia es un partido. Como tal tienen aliados en todas partes. El mantenimiento de las costumbres es funcional al capitalismo, y a lo peor del capitalismo a la estupidez magra sin desvaríos a la rigidez. La rigidez para criticar a algunos sectores. La iglesia aliada del fascismo demuestra que sólo desean ser una corporación más integrada a la sociedad. ¿Eso la hace peor que los partidos políticos? No por el contrario los iguala. La cuestión es si mienten sobre su representatividad. Si los clérigos son tan representativos de su fe, si hay un solo credo o si ante todo buscan ser inquisidores para poder mantener su dominio en el sentido común. ¿Qué tiene que ver dios con nosotros? Por lo menos vale hacer la pregunta. Los ataques contra los que no respetan a la religión ¿en qué derecho se expresa?  

Pero esto es un error dejar las cosas libradas al mero progreso educativo de la sociedad. No hay que engañarse, el auto-engaño sostiene a la religión en la civilización científica. Esto quiere decir que el concepto del que hay que pelear primero es el del “Dios” de la religión. El Dios fundamento del mundo y del Ser podría existir sin una religión organizada y esto sería a un mejor. El panteísmo es mejor que la religión organizada. Es mejor para los que debemos optar las formas varias entre el equilibrio de creyentes y no creyentes. Para los que creemos que la progresividad es posible. Por lo menos para un tema que no es el central del sistema. Por eso la lucha contra la Iglesia, cuando dice defender el “verdadero Dios” es una mera patraña. Tal vez no pueda convencer a nadie sobre la existencia o inexistencia de dios. Pero si puede actuar para que las organizaciones que actúan en nombre de la Fe. Sean tomadas como tales, meras cuestiones seculares con sus objetivos y enemigos. ¿Por qué no sumar a cada uno de los miembros de la Iglesia al arco político? ¿Por qué no politizarlo sin invadir al creyente? La cuestión es no lavar cerebros sino generar por lo menos la crítica por parte de los propios creyentes para ver si por lo menos pueden criticar más y mejor a sus cúpulas. ¿Cuándo se generará la buena condena a las iglesias? Porque decir que todos los creyentes son iguales, porque no entender que no hay que ser creyente para dominar en nombre de las creencias. ¿Por qué no decir que gran parte de la religión es la manipulación? ¿Por qué no sospechar la verdad sobre la Fe? El enemigo no es el poder, sino el poder de la Iglesia. La Fe la irracionalidad, “el poder hacer el mal en nombre del bien”, una justa idea hipócrita para escapar a la responsabilidad. ¿No forma parte de la idea de una ideología que limita el cambio social? Y si lo hace, ¿por qué lo hace? ¿Es porque la religión siempre quiere esperar al otro mundo? Tiene sentido esto sólo para aquellos que quieren defender este punto de vista. No se trata de evitar el propio funcionamiento de reproducción de la fe. Si el mundo como tal como representación no puede ser un problema que se puede resolver por medios humanos, es obvio que el “Agente”, o “Dios” aparecen.  Tienen que aparecer porque la gente tiene que tener derecho en creer que tiene que haber otro mundo, o una salvación o una esperanza inmaterial. Este derecho a no reclamar por derechos concretos es la base de la contradicción religiosa. Entonces si el ateísmo es un vicio es un vicio de pocas personas inteligentes como dice Voltaire, el resto opta entre creer en los “misterios” o aprovecharse de ellos, según en la debilidad en la que se encuentren. Por esto la enajenación ante las dificultades para ver los problemas mundanales es algo importante si caer en la burocracia de nuevas verdades fijas y salvadores. El “Progreso indefinido” no fue algo bueno para vencer el “Paraíso” o la “Jerusalén celeste”.

El mundo de hoy, irracional y bastante endeble prefiere creer “cualquier cosa” a creer la nada. Pero el ateísmo no es la nada es creer que sin Dios muchas cosas se pueden hacer y se puede vivir y hasta se puede ser feliz sin problemas. El Ateísmo es el abanico de experiencias que nacen de la no-necesidad de un dios. Desde el humanismo racional al comunismo de izquierda por tirar algunas líneas. Los enemigos fundamentales del Ateísmo no son los conceptos de dios sino las religiones, los cuales en última instancia los reproducen. La lucha por el laicado es más que el debate eterno por la religión. Se trata más bien de ir sacando de la sociedad aquello que no es necesario. La religión hoy tiene por fin la homeostasis social. Pero eso no es una garantía. El mercado hace lo mismo. Hay gente que dice que el mercado es un dios. Pero la cuestión no es esta. Primero debemos librarnos si es queremos avanzar en esta vía de los “cultos tradicionales” luego veremos si podemos vivir sin cultos. El clero es el interesado en la vida larga y próspera de la religión nadie invierte más esfuerzos en que por lo menos la gente no “dude” de que Dios exista. Pero lo importante es esto. Dios no ha existido nunca. No es algo que se tenga que probar, es algo que es innecesario. Decir que no se puede probar (porque no es necesario o mejor dicho porque es sólo una idea) en forma enfática la existencia de dios es ya ser ateo, ser agnóstico es por el contrario no se puede probar que dios no exista. Aunque con todo los agnósticos son un problema tan leve en comparación que es casi la diferencia entre es resfriado y la neumonía. Ahora bien, ¿Por qué tantas personas han ido en contra de la religión? Pues ciertamente porque han visto que si ella se abren posibilidades distintas. ¿Puede ser la religión aún estudiada? Por supuesto que sí y hasta es divertido a veces pero por su forma, no por su dogma. La idea de que creencias que ni aspiran a ser una ideología se constituyan como tales en su forma negativa es algo muy curioso. La religión es casi un surrealismo tradicional, un mero juego de delirios. Sin embargo persiste. El ateísmo es un anti-clericalismo. Primero y principal no tiene interés ni por los curas buenos ni por los curas malos, ni por ningún maestro de la ley. No quiere prohibirlos pero no quiere legitimarlos. Los estado que aportan dinero para sostener cultos, ese es el gran problema. No que crean las personas. El humano es variable. Un día puede creer que los “dioses” son como Zeus o Apolo, al día siguiente como Cristo, y al día siguiente como el monstruo de spaghetti gigante. No debemos temer por ello. Si podemos temer más que por las razones de que se dice de que un mundo sin dios es un mundo de peligro y de violencia sin fin.

Por eso este no es un mundo donde tenemos pruebas de qué dios haya existido ni que tengamos que pensarlo como tal sino que después de todo sólo queda el espíritu o el fantasma del humano. Entonces, ¿Para qué demonios argüir contra la pasión inútil de demostrar lo contrario? Da igual, no es que se trate de algo empíricamente probable sino que la religión es ante todo un acto de culto, una psicología, un “hábito” el que hace al monje, la gracia de la apertura de unas palabras. No es una ciencia, y menos aún una falsa ciencia, o una ciencia ficción. La religión no debe ser un problema con el “buen dios”. Aunque Sade quiso demostrar que Dios no era tal porque nada le molestaba ni el bien ni el mal argumento ya hecho por los griegos. Creo que esta clase de histrionismos son un poco exagerados. Puede ser que el hombre tema a la muerte hasta el mismo momento que toda la especie sea aniquilada. Eso no probará que los profesionales de la religión están en lo cierto. Si pudiésemos impedir que cualquier religión invadiese los espacios de decisión y tratásemos de ser racionales en los fines aunque no podamos serlo como sujetos al menos habríamos dado un gran paso. El mundo necesita saber que no se llega por buenas razones a muchas cosas, pero que no se puede decir que por eso; ¿Dios? O lo que sea haya tenido mucho que ver. Con esto no quiero ir a la idea de lo falso que fue crear una teología complicada e interminable. No es de mi interés hablo del Dios del hombre común, el dios personal el que “oye sus quejas” (supuestamente). Ese dios, es el que me interesa. No uno que sea tan complejo que un místico lo tenga que dilucidar ese “Dios” lleva tanto esfuerzo que hasta se lo puede dejar. El problema es cuando Dios inspira a los hombres y los otros, sí otros hombres creen en los inspirados. Después de todo, la religión no es más que una colección de profecías que nunca se terminan de cumplir. Gracias a esto la religión puede ser eterna o mejor dicho una condena larga.   

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