Hay un punto interesante, poco filosófico pero si muy
funcional para qué alguien hace una denuncia en democracias contemporáneas. ¿Duda
de los poderes de la Nación ?
¿Cree que la sociedad se mueve por una opinión informada? U ¿Opta por dañar al
adversario de turno como una lógica necesaria en medio de una escalada de
aparatos de propaganda?
De estas tres opciones, la tercera es la más útil para
responder la pregunta de arriba. Poco importa, ganar la guerra mediática esta
primera, allí se difuminan el papel medios de comunicación y partidos, como
Estado y medios de comunicación como Grupo Clarín-Gobierno, muchos lo dan por
entendido, unos optan por la soberanía nacional, y otros por “libertad
individual” aunque esta sea libertad de empresa. Esto se genera una alianza que
puede ser útil para ambos, Kirchner y Clarín como amigos, cada uno presionando
por conseguir repartirse partidos, medios y periodistas, luego una vez resuelta
esa fase inicial, una confrontación, si el presidente es condicionado por el
grupo mediático o al revés. Esta lleva a una lucha más gruesa que los partidos,
ya que estos se hacen débiles, hay un partido predominante y un medio hegemónico
cuando estos entrar en guerra, se desata una lógica populista.
Carrió y Lanata, Víctor Hugo y 678, funcionan dentro de este
esquema, entonces queda ver fines y medios para lograr objetivos. Argentina hoy
se disputa por medio de jueces y de recursos de dinero, además de la suma del
poder público qué es infiltrar al estado con partidos y medios, estas prácticas
pueden ser legales o ilegales, cuando se muestra la ilegalidad de algunos y se
protege mediaticamente a otros como Macri, queda claro que los medios de
comunicación se defienden casi como si fueran una agencia gubernamental más, y
presionan por publicidad privada y por pauta oficial para existir. En este
sentido las revistas alternativas y pequeñas están muy lejos de soñar esto.
¿Qué crea este monstruo? Primero, una opinión pública homogénea
en pos del mercado y de la “eficiencia”, si todos piensan lo mismo y no pelean compran
zapatos como votan presidentes, en este sentido la tentación de alianza en
Argentina entre PJ y Clarín ocasionalmente es muy fuerte, también es cierto que
ambos presionan por destruirse absolutamente. Es más cuando De la Rua fue presidente, la
debilidad de la ALIANZA
se hizo patente con la caída mediática de este, la crisis orgánica real, índices
de pobreza, desocupación y default, y de los embates del duhaldismo que no dio
puntada sin hilo.
Esta simbiosis en el siglo XXI es más fuerte por la
presencia de partidos de audiencia y profesional electorales que crearon una
burbuja donde todas las fuerzas hacen política desfilando por televisión y que
nunca termina de desaparecer. Cuando los medios retroceden, nuevos políticos
mediáticos, denuncias y escándalos reactivan la rueda ante la apatía de una
gran mayoría de personas que son expulsadas de la política, lo que evita nuevos
partidos políticos o mejores de lo que existen y el fin del poder de los medios
hegemónicos.
Esto llevo a estos últimos cacerolazos fogoneados por Clarín,
por buenas o malas razones son el cénit de una época, hoy los medios “mediatizan”
la política, y bajan estructuras a la calle no para hacerlas humana sino para
mediatizar la protesta, la oposición y la vida política de las sociedades. En Argentina,
denunciar y operar periodísticamente funciona.
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