Primero de todo, el que se quiera dar cuenta de la realidad
debe llegar a un punto, en la política se cometen errores, y en los análisis
políticos también. Si eso no se reconoce en nombre de la infalibilidad qué
queda para los demás, pero digamos que en la “democracia mediática” o la
“tiranía propagandística” depende de qué lado se este eso importa bastante
poco.
Hay una ilusión bastante torpe, bastante que busca los
medios para mantener cierto ambiente conservador, la cual quiere por la fuerza,
por el grito al igual que el espartano, quitarse las culpas de las tragedias y
crímenes sociales que ocurren en este país, que no está sólo, no es una isla,
es parte de un sistema internacional, pero algún que otro trastornado quiera
olvidarlo.
El asno se pone a rebuznar, no porque sea un genio ni porque
sea malo sino porque es Asno.
Como buen asno queda decir cosas claras:
La moneda argentina.
La moneda argentina jamás fue fuerte, no es que no lo fue
antes y ahora no lo es. El que dice eso miente, y el que dice que los impuestos
y el gasto público arruinan la moneda miente. Por eso mismo vale decir, que el
“peso” tiene su historia, con sus ortodoxias y sus heterodoxias. Tan bueno es
eso, que en realidad, al menos para un asno queda decirlo, dejen de hacer
metafísica de la moneda, la moneda es una reserva de valor, es una forma de
entender la historia de la economía, como lo es el Merval, y la desocupación,
como lo es el empleo en negro. Sí por algo se muestra como tal y no de otra
manera, por esta razón, en un país débil, la moneda cuando quiere hacer
políticas estatales enormes suele debilitarse. Hay países con gran inflación y
hay países subordinados y sin inflación, hay países con baja emisión, el Euro
es la moneda más valiosa del mundo y no el dólar, hay monedas que nunca
terminan de depreciarse del todo como Yen, y hay monedas en un tipo de cambio
alto como el Yuan. Pero claro, decir esto es salirse del un metro por un metro
que nos tienen acostumbrados desde Zaiat hasta Melcoglian. Pero claro uno es un
asno, y encima no sabe economía, Jauretche que no era economista, dijo algo muy
útil que es que los economistas pueden hacerle la vida “difícil” a los que no
saben economía, y además claro está joderles la vida. Si el país tiene que
lavar fondos, debe ser mucho más que por la economía monetaria o no entendimos
nada.
Lo cierto es que la moneda es un problema, y es un problema
de la política económica desde siempre, ha sido la gran barrera de contención
de las políticas sociales, y ha sido la manera de crítica cierto
fundamentalismo keynesiano. Es así, fundamentalismo keynesiano es pensar que se
pueden revertir todos los ciclos internacionales con la economía nacional, por
eso en la política hay costos y beneficios. ¿Quién va a ganar esta puja el que
no logre la recesión? Si hay recesión de todas maneras habrá caída de impuestos
y debacle política, pero un exceso de gasto sin reordenar las variables puede
llevar a la recesión. Lamentablemente en argentina, cuando todos ganan son
todos “felices” hasta se odian menos, cuando alguno de los que más tienen tiene
que perder, se matan, porque el laburante suele perder, con inflación,
flexibilización laboral, y con todas las artimañas que aumentan la tasa de
ganancia. ¿Piensan que somos todos pelotudos? Mucha republica o mucha
dictadura, pero los que sacan adelante al país, son los trabajadores, vengan
los dólares de donde vengan. La “administración de la economía” no es la
producción de la riqueza. Por lo que las políticas económicas todas fracasan
parcialmente, eso sería quitar un poco de brillo a la ciencia económica,
pareciera que hoy en día se usará a la ciencia económica como un autoengaño
como alguna vez Platón dijo sobre la
medicina para ser cobardes. ¿Acaso un proyecto político y un “sistema
democrático” (ya que ahora se duda de todo) puede sobrevivir a una crisis o
todo tiene que ser como 1989 0 2001? Porque el que niegue esto pese a tener elecciones
libres pasó, y cada vez que intervino costó varias veces el desarrollo de los
argentinos. El capitalismo dependiente, es la clave, es la gran variable, y las
divisas fuertes, son las de las potencias económicas, y esta formula es
irreversible, porque una dependen de la otra, la divisa, es el signo de la
potencia económica. No puede ser tomado a priori, en los medios organismos
internacionales hoy, ponen los cotos y cartelizan, en un mundo que no es tan
liberal como parece. Podemos decir sin poder equivocarnos que la lucha
política, termina siendo parte de la lucha por la moneda, y como todo lo que
ocurre en argentina, tanto Cavallo, como los “Cinco fantásticos” como se dice
irónicamente al grupo económico de los ministros, más la presidente del BCRA.
Lo cierto es que hay limitantes de divisas, que hay problemas de
competitividad, y que existe un capitalismo rentístico, que los empresarios
suelen ser subsidiados en demasía. Pero lo cierto es que el capitalismo actual
tiene claros ejemplos de despilfarro sin fin, como el complejo militar
industrial estadounidense y las eternas subvenciones agrícolas europeas, con
todo lo que ello implica. Muchos críticos del capitalismo suelen olvidar que el
capitalismo hoy está en su fase imperialista y este fenómeno tiene 100 años, o
más, y en esa fase del capitalismo se construye y de destruye capital, ni la Libra fue eterna, ni el
Dólar será eterno, y si el Yuan o el Euro mañana son la divisa, estas guerras
morales sobre el dólar quedarán en la historia de la infamia argentina como el
Pacto Roca-Runciman de 1933, la tablita de Martinez de Hoz en los 70’ , el ingenio de Grinspun y otros
experimentos como el plan Austral o la misma convertibilidad, tristemente
argentina que tiene metafísicos de la república no reconoce que todos los
planes, con más o mejores perspectivas en Argentina abrieron posibilidades de
desarrollo y que todas ellas fueron truncadas, es por eso que menos fanatismos
a priori dejan ver que antes de “Vencedores y Vencidos” , con su falsa
reconciliación “Ni vencedores, ni vencidos” siempre los hay. En este sentido,
hay “relatos” sobre la historia argentina que hacen creer que el peso sólo está
en pugna con los factores internos de una economía cerrada, lo cierto es que el
peso va contra el Real brasilero, el peso chileno, el guaraní, y contra toda
moneda, porque en el fondo lo que muestra es el gasto del Estado y la
competitividad. No muestra simplemente que un gobierno hace bien o hace mal, es
más cuando se vota y esto es cierto de acuerdo a las percepciones económicas de
la bonanza individual queda por seguro que esa “confianza” hace más a la
economía que cualquier otra que tenga que ver con el voto. Al menos cuando de
monedas se trata, el plebiscito de políticas monetarias y fiscales, se da
cuando en el fondo, nadie se anima a decir, qué está dispuesto a hacer y siguen
las gestiones tal cual se suponía. Claro que en realidad como con el resto de
los temas, se juega la puja ficticia del 54% contra el 46% cuando sabemos que
en realidad, los sectores privilegiados a menos que se arruinen, suelen
cubrirse mucho mejor ante cualquier crisis económica.
La “economía administrada” vs la economía libre en la Argentina Real :
Si se entiende las observaciones como la moneda citadas
anteriormente, el Asno nuevamente se pone a rebuznar, ciertamente que
científicamente es muy complicado comparar política por política gubernamental
en todas partes del mundo, sumado a todas las operaciones de corrupción, sumado
a todas las maniobras no claras en el mercado, comprendiendo que los peces
pequeños tienen pocas posibilidades en el mundo de los peces grandes. Ahora si
se entiende esto, se pueden entender realidades concretas. El que quiera saber
por qué no hay que confundirse en economías de libre mercado en argentina, vale
por medio de la “acumulación originaria” que tiene dos momentos fundamentales,
“la Patagonia ”
y “La Pampa
húmeda” que fueron la base del modelo agroexportador, en su fase vacuna y
lanar, fase en la cual fue el inmigrante la mano de obra y que el éxito inicial
fue el que podría tener Arabia Saudita o Kuwait por tener petróleo, argentina
tenía fertilidad, consumía poco alimento maltusianamente hablando fue parte de
una gran riqueza en un momento donde Europa se encontraba superpoblada, la
manera de llevar adelante “la época de oro” en Argentina depende de los grandes
latifundistas y su concepción del Estado como oligárquico, lo que pasa es que
en ese momento la sociedad civil y las alternativas, no estaban
intelectualizadas, no iban a la televisión y morían a los tiros, léase la
“Semana Trágica” y “Patagonia Trágica”. Por eso mismo, la riqueza de Argentina,
que lo llevó a ser la sexta economía del mundo fue una coyuntura
extraordinaria, donde ningún “nacional-popular” pudo haberla arruinado, por lo
que las tesis de Vargas Llosa, ni Germani, ni nadie podría decir que la
competividad argentina, duró en tanto dos factores, nuevas tierras de
agricultura extensiva, y demanda principalmente del imperio británico.
¿Quién fue el gran inversor del gran Kuwait o Venezuela del
siglo XIX? La respuesta es sencilla el capital inglés, como hoy lo son los
chinos, los americanos, las grandes mineras apalancados por los grandes bancos.
Si Rosas, presionó con el no pago de la deuda en la Provincia de Buenos
Aires como arma política en pleno bloqueo tanto el primero como el segundo, y
eso fue parte de la historia misma del país, como lo fue que Argentina no haya
intentado en todo el siglo XIX “recuperar” las Malvinas, o haya estado en
Guerra con el imperio del Brasil quiere decir que los esquemas de inversión a
largo plazo, son como hoy parte de una lucha, los norteamericanos hoy y sus
simpatizantes temen tanto la entrada de los chinos en América Latina y África
como temen gobiernos que intentes caminos alternativos. ¿Acaso esto no es
claro? Por esta razón, la competitividad en el “libre mercado” en la “riqueza
de un país” que sólo son rentas potenciales sin capitales es imposible cuando
las burguesías no invierten, y si no invierten las burguesías, entonces tiene
que venir la intervención extranjera, los dichos de Mitre, y los dichos de
Macri, la SRA , o
los estancieros que se levantaron contra Rosas no son los mismos pero repiten
muchos de los ciclos, entonces no es metafísica, es economía política, cuando
se mantienen variables estructurales algunas cosas se mantienen. La
“monoproducción” siempre fue igual, porque no es que la Argentina es
monoproductora sino que la
Argentina tiene latifundistas, y especuladores que ganan
renta segura y fácil con este sistema, que el acceso a la tierra no se da por
medio de la competencia interna y que los extranjeros, y personas que no han
pagado por ella, jamás han tenido culpa en extraer sus beneficios sin temer por
nadie se los quite.
La economía libre en suma en argentina viene de la mano de
la oligarquía y no porque sean moralmente culpables sino porque son
productivamente capaces, y en este sentido, menos los periodos más críticos del
deterioro de términos de intercambio, por más cipayo que hayan sido, la
ganancia está asegurada, y más cuando la población en promedio es baja, y
cuando el alimento se exporta, y el costo del alimento puede ser absurdamente
alto cuando en Argentina, ni la soberanía alimentaria ni la nutrición están
completamente completas. Es decir, el alimento se vende como se vende el
petróleo, o como se vende cualquier otra cosa, no da una ventaja comparativa
especial, “providencia”, es decir, queda asegurado que el campo es la válvula
de escape de divisas, pero es competitiva en su forma concentrada a escala
internacional. Vale decir entonces que el IAPI, y las reservas del BCRA, que
eran básicamente la suma de los ingresos de un estado conservador en base a una
industria incipiente y a los impuestos que no iban a los terratenientes
principalmente sino a las aduanas hace que la riqueza del país en la economía
libre sea en verdad, impuestos a la importación y exportación que matan la idea
de libre comercio real, y que dejan que los impuestos bajos liberales sean para
los rentistas, el mismo Roca, desde el inició manejo los gastos del Estado con
la aduana como lo hizo Rosas, de manera más rudimentaria, como lo hizo Perón
con el IAPI, tal vez en el mejor momento de la historia para hacerlo, como lo
hizo Alfonsín y Menem parcialmente con la oposición de la SRA , y como lo hicieron Cristina
y Néstor Kirchner, por que en el fondo, con inflación y con dificultades para
gravar la tierra, lo único que asegura ingresos record para el Estado, son las
cosechas record agropecuarias que tensan el gasto público, pero a la vez,
extrañamente no llaman a la producción y a la inversión puntual en el agro por
parte del Estado sino que queda de la mano del sector privado, el cual muchas
veces, sobre todo con el avance tecnológico mediante quiere decir, que el ciclo
en muchos sentidos se han mantenido igual. Y en muchos sentidos produce hoy más
que nunca pero a un costo muy alto, más capitalización y concentración de la
tierra, menos impuestos a la tierra, más presión de estos Holdings en toda la
sociedad, y un manejo turbio de la variable que siempre vuelve al origen es
decir al campo. Hoy mismo hay temas a resolver, uno de ellos, la economía
argentina es exportadora de productos primarios en forma competitiva, aunque
logre muchas veces superar en PBI con la producción industrial, primero por dos
causas, la primera es que su mercado interno crece, pero crece débilmente
porque la pobreza estructural frena al mercado interno entonces, las
exportaciones y los ciclos de re-primarización o la suba de costos, por insumos
industriales es una puja que sigue. Pero esto le pasa hoy a Brasil que es la
quinta economía del mundo con un modelo en algunos sentidos parecido a la de la Argentina del siglo XIX,
gran expansión de la producción primaria, gran expansión de manufacturas
simples, productos limitados en el mercado mundial, crecimiento impresionante
de la clase media, y una variable más, un Real fuerte pero delicado, como lo
fue en algún momento el Peso argentino cuando estaba en su mejor momento cuando
se “tiraba manteca al techo” y se decía “Tan rico como Argentino”, lo cierto es
que Brasil depende de ciertas condiciones globales, como depende Argentina hoy
de Brasil y como Uruguay depende de nosotros. En este sentido, las monedas que
se valorizan por ser países emergentes a 7%, a 9% anual para los más optimistas
como ocurrió en China, pasó en momentos limitados en América Latina, estos
saltos de prosperidad, son la ansiada cantidad de capital que hace que la
economía “funcione” con ciertas condiciones sobre el atraso del consumo de los
argentinos, recordemos que los grandes saltos de la Argentina de 2003 a 2007, antes de la
crisis de 2008 hasta hoy fue la capacidad instalada ociosa, el magnifico
apalancamiento de la energía y la depreciación del salario en 40%, el perdón de
las deudas al campo al pesificarse y de los bancos comerciales. Es decir que la
economía suele ser pesificada en sus pasivos, y más cuando son de los grandes
grupos económicos, y suelen ser dolarizadas sus ganancias y fugadas, creando
una sensación rara de suficiencia. Con todo eso replica las condiciones del
capital mongólico y grandes ciclos, que suelen tener 30 años, en este sentido,
América Latina se acercó al extractivismo salvaje, que da más trabajo pero que
en cierto sentido tiene pasivos enormes como el ambiente, y cierta presión a
grandes virajes que chocan con cualquier intento de industrialización. El esfuerzo,
la capacidad de investigación y desarrollo no se da por iniciativa privada
independiente sino por grandes inversiones internacionales.
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