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Recortes voluntariosos de la realidad (I):


(Esta vez viene divertido porque viene temático)              

1-    Laclau se equivoca y fiero: Una cosa es lo que pensaba Laclau de Gramsci y otra cosa es lo que Gramsci pensaba de Gramsci.

Si hay que combatir la impunidad de Aguinis para ser “voluntariosamente negligente”, hay que combatir la ensalada rusa Laclau, que de rusa en el sentido soviético tienen poco y muchos otros sentidos también. Uno sabe cuál es el problema de Laclau, no es periodista, usa sus propias obras para hablar de cualquier cosa. Lamentablemente cualquier cosa puede ser el derecho constitucional y eso es un error. Un fiero error, ya se lo dijeron gente que no coincide con él en muchos planos, tenemos que marcarlo.

Laclau tiene ego, algunas ideas interesantes otras no tanto, algunas son post-modernas, algunas son a contra mano y algunas son maso o menos de izquierda. Ahora bien una cosa es ser post-marxista y otra cosa es decir cualquier cosa del marxismo desde cualquier lugar para quedar bien de cualquier manera. Laclau sufre de algo tan burdo como tener una hepatitis de comer mayonesa. Mal definido está el estado hegemónico, o mejor dicho “contra-hegemónico” que el pensador italiano supuso como respuesta al estado burgués capitalista de los países avanzados. No vamos entrar en la polémica que ya este muy recorrido sobre si Trotsky o Gramsci tenían razón en la caracterización de la clase media o del fascismo más divertido es tener en cuenta el papel no menor de la historia de la “Historia del Marxismo” donde se pensó que era eso de las revoluciones en Occidente. Hay que acordarse de que algo como el marxismo, buscaba y busca la revolución al menos así lo entiende el propio Marx. Laclau, usa la hegemonía como quiere como se le canta pero tampoco la imbecilidad, tampoco podemos usar cualquier palabra en cualquier lugar y si lo vamos a hacer no seamos tan generosos de usarla de forma tal que cualquier hijo de vecino crea que el Gramsci era un populista. Gramsci no era populista y menos del estilo de Laclau, y pobre de Laclau, si Gramsci hoy viviera, le diría cosas acorde a las que les dijo a todos sus rivales mientras vivió. Gramsci en ese sentido sin duda era mucho más terminante que Laclau, (gracias a “dios” que lo era).

Ahora bien, sin tener necesidad ni la idoneidad en doctor en historia. Si vamos a escribir una nota que la gente va a leer suponiendo que somos “doctos”, es decir suponiendo que Laclau va a vulgarizar para arriba, entonces lo hacemos bien. Pero si lo hacemos mal, vulgarizamos para abajo, sería como explicar mal la teoría de la evolución de las especies para que moleste menos a la Iglesia, no sirve es contraproducente, sienta pésimas bases para el futuro. Asumo entonces de buena voluntad que Laclau no cayó en el síndrome José Pablo Feinmann, gente que quiere hacer que todo pegue con todo. Eso empobrece y mucho todo, después que uno le digan, revolucionario, reaccionario o hijo de putas a secas es otro tema. Sepamos que ya le han dicho a Laclau desde varios lugares que no use a Gramsci para cualquier cosa, y esto es para cualquier cosa, sepamos que ha hecho cosas valiosas por la cultura, “sea o no K” (ya que este es el terrible tabú, ya que no es crítica lo que estamos sufriendo, muchas veces no es tampoco debate siquiera con odio, es una cosa casi totémica de bien y mal, binaria que no es política), con eso se quiere decir algo sencillo. Gramsci es mucho más que la interpretación que Laclau de él. Lamentablemente en un debate por la forma de una reforma constitucional que puede tener un valor relativo no se puede confundir todo el instrumento teórico de Gramsci, sino en el futuro será inútil. Habría que tratar de preservarlo si realmente aspiramos a ser emancipatorios, sino sí somos “lo que hay, y un pragmatismo mala leche y torpe”. Como Sarlo usa a Baudrillard (no crean que es por ser o no ser opositor, estamos devaluando las buenas nociones y las polémicas serias para los cuales necesitamos intelectuales, para barras tenemos a Martin y Di Zeo) como se le canta y encima lo usa para escribir “notas de actualidad” (cosa que como los doctrinarios que nos estamos poniendo no son de actualidad), deberían ser más punzantes pero para eso, deberían todos meterse en ring y decir por qué piensa como piensan ahora y no como pensaban antes. Esto le haría tanto bien a la intelectualidad argentina como si el más fuerte purgante que nos hubiésemos tomado en años, sacarnos la mierda es útil.

Ahora bien no se trata de hacer una exegesis de Gramsci, la cual por gracioso que sea tienen enemigos predilectos desde siempre; la Iglesia que tan bien caracterizó en Italia y que tan bien cierra para Latinoamerica y España, por extensión otras tantas, usinas de ese estilo. Luego claro está en toda la izquierda nacional latinoamericana que da por sentado que Gramsci existe, Cooke ya lo tiene en cuenta de manera sui generis pero el no anda citando a Gramsci así como así. Todos los frentes populares de izquierda tienen alguna pata gramsciana, tiene popularidad también muchos estudiosos de la cultura, sirvió para re-ver el peronismo (ya que no todos les cerraba Gino Germani). Una cosa entonces es leer el populismo post-moderno de Laclau, y otra es Gramsci. Gramsci no era populista si propugnaba el momento “nacional-popular”, esto es un frente nacional que tiene que tener contradicciones y alas (se asume que hay imperialismo Gramsci si cree en Lenin, Laclau no cree en Lenin pero no nos avisa), donde siempre la pregunta es quién manda, y no si es “Pepito, fuckencia y fulanito”, Laclau ya no habla de clases Gramsci si, cosa que no aclara. Las hegemonías son de clases a través de partidos políticos y no de partidos políticos a través de clases. Laclau quisiera tamizar a Gramsci con Weber como Weber se tamizó a si mismo con Marx y lo mezcló con Nietzsche pero no está la referencia burda a Marx, Weber es Weber (gracias a “dios”) y Marx es Marx.  Laclau no sufre de esquizofrenia simplemente recorta demasiado fácil los conceptos y eso no cierra demasiado. Es momento que Laclau decida que va a ser con los muebles, piedras, televisores, y todo lo que le tiran. ¿Podría escribir una obra corregida y aumentada? Debería….

La cuestión es si el líder es importante en el populismo en el comunismo y en leninismo lo importante se el partido, al menos ellos lo veían así, Lenin no era lo importante, lo importante era Partido comunista de Rusia, la Tercera Internacional y esas cosas. Ciertamente que Laclau no quiere pensar en eso, su problema es menor, la columna es chica y estas observaciones son desproporcionadas. Pero la gente gana malos hábitos, me incluyo pero yo soy nadie, soy como me dicen: “Un Jorge Rial cualquiera”, un petardista barato, no un doctor en historia. Los agitadores podemos decir cualquier cosa más cuando no nos financian, total ¿qué puede pasar? Si nos vamos a poner serios con lo que es el populismo, primero debatimos, ¿Qué hay de populista en un proyecto de reforma constitucional? Para eso necesitamos el pueblo mismo, cosa que Laclau no llama desde su columna, la habría hecho más creíble, un Danton, un francés podría haber inflamado al pueblo a la “Revolución” acá parece que Laclau no sabe si la revolución viene por arriba o por abajo y eso sí que es poco populista sino Bismarck es populista y la verdad que tiene poco.

La idea no es acá destrozar la trayectoria de Laclau ella de por sí tiene peso propio, pero si vamos a ser post-modernos seamos justos, si vamos a inventar conceptos bienvenido sea, para eso anduvieron leyendo a Carl Schmitt y crearon o usan la idea de agonismo irreductible de la política aunque ahí si que hay una verdadera lectura, contexto y sobre todo, no citamos por citar, sino escribimos textos religiosos inspirados por voces de muertos. Correctamente, la reforma de la constitución sea como sea va generar una polarización que tal vez no se comporte en el esquema más tradicional de Laclau, tal vez si sirva para Gramsci. Laclau tendría que escribir una obra interesante sobre el momento institucional del populismo pero para eso tiene que ponerse y escribirla, para guitarra ya estamos los blogueros y nos odian. Las constitución es la piedra de toque de ese “Institucionalismo” Laclau al menos dice aborrecer de manera tan fuerte, y eso está bien, mejor que así sea. Pero si es así, la Razón Populista no se si alcanza, sino que se cite así mismo que es mejor que andar haciendo glosas de un Gramsci que creo que no existe o no es muy mayoritario, otra opción, escribir: “El Gramsci populista”, un Gramsci discursivo, democrático, raro, post-moderno, y no muy comunista.

Esto no es menor, el achatamiento que podemos sufrir es serio. No podemos andar creyendo que las columnas de los diarios van a reemplazar libros, ni que las teorías se reemplazan por coyunturas para eso la democracia tiene el político profesional que para bien o para mal puede decir que la situación lo esta “forzando” a hacer lo que hace. Hay que cuidar las gotas que caen en la prensa, sino la distopía del periodismo bastardeado hasta el infinito se vuelve una pesadilla barroca. En términos analíticos de Laclau, si Mao o Mussolini (miren si es amplio Laclau son populistas) no así, son amplios aquellas ideas de Gramsci. Gramsci tenía poco tiempo y mucho que hacer estaba preso, realmente y perseguido realmente, el país estaba sumido en el fascismo realmente. En este sentido Laclau, sirve mucho para entender los populismos que son muy polisémicas de ciertas formas de fascismo que son bien específicas y que forman parte del ciclo capitalista al menos en las definiciones no liberales, Arendt & cía sobre el fascismo, el que quiera esas claro esta, puede asociar rápido al totalitarismo pero bueno es otra cosa.

El partido es el “Príncipe Moderno” de Gramsci, el hecho de que el constitucionalismo y la democracia son más de Tocqueville. Podría Laclau sumarlo a su ensalada, tal vez; pero que se ponga manos a la obra, va llegar a esa conclusión después de la reforma salga o no salga y tal vez después de 2013. Laclau no era el del pensamiento débil era Vattimo. Podría buscar a Sartori, ese tan “odioso hombre”, creo que el creo si mal no me acuerdo el “Príncipe democrático”, mandos uni-personalistas, a veces las polémicas cuando se trata de la prensa local que a veces se ahoga en la pileta para nenes no alcanza. Como siempre está la crítica de Emilio de Ípola, y la de Basualdo y siguen las firmas. Pero eso no hace a la cuestión de fondo, hay que rescatarnos a nosotros mismos de caer en la intelectualidad del “twitteo”, déjenos eso a los choripaneros sin futuro u otras hierbas con las cuales nos arrancamos los ojos hoy. Como dice un ilustre página de Facebook; “Ningún historiador nace chorro la academia lo hace”, vale para los intelectuales; “Ningún intelectual era tan burdo, la velocidad y paneles al estilo intrusos les están dando el peor sentido de actualidad en el sentido heideggeriano (soy bastante cuadrado no puedo decir que maneje de maravillas el concepto)”

Hemos querido intelectualizar la velocidad y hemos fallado por el contrario se necesitan más intelectuales, ya sean más orgánicos o perfumados con glifosato pero que se pongan con menos cuestiones y más profundidad, recuerden que la gente que tiene más de un título háganlo rendir, para lo demás estamos nosotros que nos dicen muchas veces como si fuéramos mierda, “La tribuna” (de lo que sea). Tendremos un trance patético caso contrario.

Así que ya que tenemos gente que reparte mal el eternauta en edición de Clarín, un ministro de educación que interpreta a Oesterheld después de muerto, y gente que habla por hablar lástima que Peña se murió y Peña Nieto es presidente. Tato Bores y una combinación de PHD, podrían dar monólogos mejores. ¡Riamos señor, porque no sabemos que hacemos!

PD: Barcelona debería tener Blogs, como los del País para que todos seamos felices con el falso Fito Paez escribiendo como Caparrós.          


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