Recapitulando una posición del otro día se puede decir sin
lugar a duda que existen ante todos dos posiciones fundamentales sobre qué es
el conflicto, y por lo tanto existen conclusiones al respecto.
Primero podemos pensar el conflicto como una cuestión
deliberativa, donde las razones del conflicto (herencia liberal) conforman
parte de la razón de la existencia del conflicto mismo, desaparecida la causa,
desaparecido el conflicto. Esta visión ante todo iguala de manera abstracta a
todos los que participan en él sin distinción. Suele ser tenido en cuenta como
una manera de plantear que son las instituciones las que determinan el
conflicto y no el conflicto el que determina las instituciones.
¿Qué se quiere decir con esto? Bueno simplemente se quiere
pensar en que punto, hacemos abstractas cuestiones que nos interesan, si
estamos convencidos que el republicanismo y los procedimientos son más que el
conflicto que su objetivo estaremos tomando una posición que dice que a cierto
momento del desarrollo de las instituciones hay que aceptar ciertos límites.
Esto en todo caso es una forma conservadora de ciertas formas de poder donde
las instituciones no son históricas sino que son normativas. En este sentido el
liberalismo local, genera la idea de que toda institución como el congreso se
comporta de una forma maso o menos igual a lo largo del tiempo. Todos los que
critican esta manera de pensar ya sean, comunistas, populistas, peronistas,
estatistas, e incluso neoliberales (no republicanos), piensan que en realidad
esto es falso.
Los conflictos lo que se intenta hacer es ganarlos, obtener
el capital político y la cuota correspondiente mediante la cual seguir
expandiendo la lógica de medios fines precedentes. Esto es, que para ciertas
formas de pensar ciertos objetivos van en contra de la forma de pensar de sus
adversarios. Hoy mismo esto se puede observar. Solamente entiendo que esta sea
la matriz en la que nos manejamos podemos entender el alcance de una línea
política. Una línea política en suma es la que establece los medios y las
pautas sobre las que se quiere continuar o no un conflicto es la parte
fundamental de la estrategia. ¿Siempre se buscan los mejores medios para los mejores
fines?, no siempre. El maquiavelismo como su éxito pragmático por más que
“asuste” forma parte de la política real y concreta. Ciertamente que en una
puja por el manejo de la economía y la política no siempre queda espacio para
pensar en que todas las informaciones serán verdaderas.
Lamentablemente esto hace estallar las visiones mías
idealistas de democracia representativa, esto tiene que ver con cuales son los
objetivos reales de cada uno de los partidos en pugna. En este sentido, el
avanzar y retroceder son condicionamientos del conflicto o necesidades
importantes que se dan por parte de la estrategia y no de la táctica. La lucha
termina siendo sobre la naturaleza de ese poder que se construye, las maneras
en que se logran las intervenciones muchas veces tienen menos que ver con la
capacidad de hacer esas intervenciones. Esto tendrá seguramente un papel
importante en el futuro de la prensa escrita o digital. No hay que olvidar que
hegemonía no quita el término dictadura. La dictadura en este caso es la
consecuencia final que tienen los Estados de asumir su soberanía en el caso de
ser atacados y esto queda demostrado por los mismos contrapesos del liberalismo
a lo largo de su propia historia, donde siempre hay un salvoconducto para poder
suspender derechos individuales y asegurar el “orden”.
La naturaleza de la libertad de prensa, termina por ser la
naturaleza por cierta actividad actual de la prensa. Sabemos que esto es así,
lo que podemos decir es que hay estados que son más o menos burdos a la hora de
controlar a su prensa, de supervisarla, o de tratar de conducirla a donde los
Estados quieren. La prensa al no poder ser incorporada o ser incorporada
contradictoriamente por el liberalismo en la política termina yendo y viniendo
sobre los mismos carriles. Podemos decir que la propia naturaleza de la
democracia como algo multiforme condiciona la forma de hacer prensa. Cierta
desaparición de ciertas formas de prensa seguramente no elimine la causa de
ciertos comportamientos por parte de la prensa en general, hay que tener en
cuenta que la prensa como tal tiene valor por el volumen y por la propia
necesidad que tiene de consumir información la sociedad contemporánea. Es más
podemos que una buena parte de la conflictividad política jamás estará en la
prensa. Por estas razones las contradicciones entre derechos individuales y
prensa son cuando menos importante.
Ciertamente que de cara esta realidad la prensa de los
grandes medios no tiene posibilidades de eludir el conflicto, su redefinición
constante conforma parte de gran parte de la manera en que se va a tratar la
política para gran parte de la población en este sentido, ya existe y seguirá
existiendo está división. Sus críticas nacen no solo de una supuesta naturaleza
“humana” sino que además de cierta pauta ideológica. En medio de las polémicas
es donde el poder se redefine, y para mejor no siempre de la mejor manera. No
obstante aquello no debemos pensar que desde los mismos medios de prensa se
piense siempre en la pacificación de la sociedad. La prensa termina por ser una
forma más de hacer política, su representación en todo caso no se maneja por
los mismos términos, su autonomía es relativa al sistema por el que cual se
quieran manejar, y sobre todo sobre ciertas definiciones de los sistemas internacionales.
La gran prensa suele tener cierta convivencia con ciertas pautas
internacionales. Su poder económico es lo que determina el papel de lo que será
su papel político.
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