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Cárceles- la batalla ideológica IV.


- ¿Hemos obtenido algo por aplazar el tema de las cárceles indefinidamente?

La respuesta a primera vista es no. Como se ha dicho con anterioridad, una cosa es un respeto a ciertas normas y procedimientos, otra cosa es el papel de la política en la sociedad, pero otra cosa muy distinta es qué se debate y que no se debate en una sociedad. Ciertamente que un mundo obsesionado por los relatos, donde las denuncias se han multiplicado raíz de la capacidad de comunicar. No se ha progresado de manera igual en la organización. Constantemente son los cientistas sociales los que llegan tarde a los fenómenos que tratan de definir. Ciertamente por eso, aún no sabemos cuán frágil es la información hoy en día. Tan fácil como es emitirla es capaz de tergiversarla, y en el mundo digital de hecho esto puede ser hecho hasta el infinito. El pavor ya no vendría por un Gran Hermano, sino por un club de “grandotes” que van modificándolo todo a más no poder. Con eso se piensa que el relato es parte de una acción debe ser develada por periodistas, en cierta forma es así, esto tiene sentido en un conflicto ideológico clásico donde la subversión de una serie de valores sociales era lo que se ponía en duda. Siempre en estas épocas se buscaba mostrar el horror de los crímenes ajenos para ocultar los propios, o crear una situación en general donde se mostraba como una sociedad donde no había escapatoria. Increíblemente esto ya no es más así.

Sí un tema como el de las cárceles y el papel de lo que piensan los presos llama la atención hoy, debió ser porque algún momento se ocluyó su posibilidad como si el recluso que saliera a la sociedad casi tuviera que pedir perdón por haber nacido. Pensado desde este punto de vista, no se trata de una guerra de valores o no, ciertamente una cosa es alguien que escapa de una cárcel y comete delitos, ya sea por voluntad de las fuerzas de seguridad, ya sea por malos controles, en una línea que realmente es muy difusa que no tiene un buena respuesta, una línea que para peor no es tratada seriamente. Pero no es mejor tomar a la delincuencia hoy como se tomaban a los herejes en la antigüedad y en la moderna incluso donde eran el chivo expiatorio. Nada peor, ya que eso sólo genera una nueva barrera más para la re-inserción. ¿Alguien puede creer que una persona que comete un delito acaso no tiene una ideología? ¿Acaso se olvida el mundo que existía la propaganda por el hecho? ¿Somos acaso tan naif que creemos que todos los delitos ocurren por las mismas razones? Ciertamente que gran parte de los delitos de hoy no tienen la implicación que tenían en otras épocas pero ya que se suele utilizar y mezclar literalmente en una “bolsa de gatos”, la autoridad versus la “buena sociedad” sería bueno pensar qué pensamos nosotros de estas cosas. ¿Somos capaces de saber qué hace la autoridad? Porque en este sentido podemos criminalizar cualquier cosa, los “valores del orden” como sabemos han sido y son cambiantes. Con esto no se quiere hacer propaganda, pero ciertamente no podemos decir que los valores de la seguridad de hoy son los de ayer. Seguramente se piensa que no viene al caso pero muchas veces “el orden” por ejemplo nos hizo perder científicos, como en el caso de la Noche de los Bastones Largos al mando de Onganía, ¿podríamos entender alguna vez lo que ya hemos hecho en nombre del orden antes de pedirlo con tanta saña? O tal vez tengamos cierta disposición a pensar que según el momento el enemigo público debe cambiar. Esto es curioso para cierto tipo de prensa, para cierta manera de contar las cosas.

Podemos estar seguros sin duda que mientras haya una “democracia-liberal” y se entienda que es más liberal mientras más libertad de prensa haya, la lucha por la veracidad será tanto requisito mínimo de la verdad. Es en estos casos, donde la pluralidad va crujiendo, donde las identidades vuelven a aparecer. Identidades que termina por formar el mapa ideológico real y concreto, con los conocimientos y valores que existen en la sociedad, no lo que se espera que aparezca. Muchas veces esto es simpático cuando se analiza gran parte de lo que son las mayorías. No existe ciertamente en las peleas de las grandes democracias de masas más que discusiones sobre lo que creemos que es el sentido común. Ciertamente por eso, la invasión maso menos como la califican del poder político a las cárceles es una amenaza. Curiosamente, llenar las cárceles o no de presos estrictamente políticos es mucho más político que ir a visitarlos. La pregunta que tenemos que pensar, es si la argentina no tuvo un papel especial con las cárceles. Ciertamente que tenemos que pensar que el delito, que el derecho con temas esenciales para la existencia de una sociedad política. No podemos decir incluso por más irregular que fuese un sistema penal que las leyes deben cambiar para acompañar los defectos más torpes de una institución que depende del primero.

Ciertamente que por curioso que parezca una parte de la caída de las figuras que supuestamente están barnizadas de un aura de perfección se modifican. Por esta razón lo que aparecen son los intereses. Intereses en los cuales podemos reflexionar. ¿Qué hemos hecho con la seguridad en el siglo XXI? ¿Existe algún proyecto superador de las situaciones de hoy? Tiene que pensarse que una sociedad que acepta cierta forma de ideología, puede decirse que una parte de lo que hemos considerado como la caída del sistema del sistema carcelario. Esto fue lo que generó la idea de que la pobreza, y la criminalidad podrían ser resueltas parcialmente.  Estas resoluciones dieron y convivieron con la idea del derrame. Porque el derrame no llegó, tampoco pudo llegar la tan ansiada reducción de la población carcelaria. Por el contrario, existen casos donde el consumismo se combina con la violencia. Violencia sola nada haría no es gente que sale a cometer ilícitos, sino que comete ilícitos y a la vez consigue elementos que les dan status, esto ocurre acá y en el resto de Latinoamérica. La idea simple de que ciertas cosas se pueden prescindir, y otras no genera la idea un poco rara, donde el “estilo de vida” puede legitimar el estilo de vida violento. Por lo que, muchas veces los valores de la violencia, no van en contra del “éxito social”, para peor, el éxito social en una sociedad extrañamente competitiva parece que castiga por saltearse las reglas de la despiadada competencia. ¿Acaso los presos y los supuestamente iletrados son los que generan una ideología autónoma y monstruosa? ¿Quién los podría haber instruido? La idea es simple tratar de participar en una sociedad implica tener los mismos valores de uno y del otro lado de la ley. No hay valores de bueno y de malo simplemente.

-Ahora pensamos en otra de las partes del sentido común que nos suele asolar. Si pensamos que no somos capaces de poder resolver nuestra economía o mejor dicho pensamos muchas veces que las críticas son sólo eso, mostrar problemas, si pensamos que la mayoría de los servicios públicos no pueden funcionar mejor, si no creemos que se pueda avanzar en la democracia sindical. ¿Cómo podemos creer que las cárceles puedan cambiar? Ya hemos repasado el papel necesario que hay en el propio control de las fuerzas de seguridad, luego habrá que ver la cuestión tan terrible; el presupuesto se suele alimentar de impuestos. ¿Un impuesto específico para las cárceles sería tolerado como un progreso? Se toleraría un fondo específicos para las cárceles, ¿se podría auditar este fondo? Como en el caso de las asignaciones de los medicamentos a las obras sociales, el dinero que estuviera en esas cajas sería una tentación. Por lo que terminamos asumiendo que un cuerpo colegiado por parte del control de las cárceles podría servir, podría ser una comisión legislativa incluso. Podría pensarse cuerpos políticos específicos para hacer esta supervisión, por lo tanto las fuerzas políticas podrían ir a los penales. ¿No pueden acaso los militantes políticos presenciar juicios relevantes como el de Mariano Ferreyra en Comodoro Py? No hacen acaso más amplia la democracia llamando a las personas a participar de la manifestación relacionada, esta lo que hace es hacer puntualmente democrática. Por estas razones, es la que festivales culturales, y diversas manifestaciones políticas han empezado a convivir como parte de la vida política. ¿O acaso debería ser la cultura simplemente un divertimento abstracto sin contenido? ¿No es acaso esto un suceso claramente ideológico? Ciertamente que no se puede pensar que la “cultura” es distracción. La dimensión que ciertas consideraciones sobre el papel de las cárceles para ser ante todo sobredimensionada. Como siempre el terror es la aparición de las manifestaciones de los sectores sociales, cada uno de ellos de ellos ha sido interpretado como “cultos a la personalidad” o “a la debilidad de las masas” o al peligro de lo que supuestamente se lleva a la sociedad puesta rompiendo su normalidad. Si esto fuera parte de una novela delirante podría ser tomado por mejor objeto pero no es así. Si la sociedad y las grandes empresas que hacen gala de transparencia, responsabilidad empresarial, apoyo a la cultura y demás tareas, creyendo estas que la tarea es buena, ya debería haber muchas fundaciones que ya ayudasen a los presos. Sabemos que estas intromisiones como serían la de Mac Donald´s  en los hospitales públicos proyecto de una cierta mala administración genera publicidad que violenta los espacio públicos, esta idea pareció una noticia menor. Si las cárceles se llenasen de: “Coca-cola, Nike, Quilmes, Pepsico, Monsanto” (entre otras), ¿sería esto mejor? ¿Serian integrados a la sociedad? A menos que sea un tema tabú si lo es, el financiamiento de las cárceles es un tema de administración pública. Como se dice se podrían hacer grandes leyes para su reforma, ¿se va a intentar? O es sólo un parche. Recordemos que este fue un país que no podría imaginar matrimonios del mismo sexo. ¿Estaremos imaginando un miedo que no tiene nada que ver con la inseguridad? ¿Podría crecer la peligrosidad por simple política? ¿O sería un intento de subversión? No parece ante la evidencia un plan tan terriblemente complicado que su mera implementación suena a absurdo. ¿No sería mejor reclutarlos secretamente? Extrañamente el país como siempre ya mostró conspiraciones abiertas como el golpe contra Illia, ahí una buena parte de la sociedad decidió que nada valía la pena. Lejos estuvo de interpretarse como una conspiración misteriosa. Podemos pensar entonces que hay dos escenarios posibles para esta serie de campañas políticas, el primer escenario es una sociedad verdaderamente más amplia, donde los multimedios muten menos, es decir no se creen constantemente. También una sociedad donde los contenidos se produzcan de una manera novedosa, es impresionante pensar que una sociedad llena de medios, un libro como “Wiki-leaks” genere tanto impacto. Nuevamente es una sociedad que convive con una gran serie de secretos la que no sabe que ocurre y a la vez apuesta o cree que apuesta por la inmediatez de la información.

Quien analice el día de mañana la política de cárceles, quien sepa y entienda que algunas situaciones no tienen solución y son expuestas una y otra vez, mientras que otras generan denuncias automáticas, quién entienda que la judicialización de la política no muestra la abulia del poder judicial sino una lucha más por buscar un resquicio para la arbitrariedad. ¿Cómo se podría imaginar que estamos hablando de un mundo que tiende a ser una distopía? ¿Cuánto se podrían maximizar los derechos de los individuos? No tiene sentido ser simplemente inocentes, los individuos necesitaron incluso con la “Declaración de derechos del Hombre”, unas ciertas pautas para poder llevar adelante los cambios en la sociedad. Por estas razones parece ser obvio que un Estado al cual es difícil de acceder no puede ser a la vez un estado en el cual se puedan preveer muchos de sus resultados. Por esta razón, sería interesante saber hasta cuando dejaremos que las irregularidades en las causas, en sus datos, en sus pérdidas fortuitas no son parte un folclore que sólo hace dudar y dudar sobre el papel de todos los procesos penales. No podemos pensar que vamos a vivir en una Arcadia (lugar ideal antes del tiempo) donde en un punto cero se podrán hacer geniales reformas. Eso no quita que sigan existiendo condiciones necesarias para pensar cuál será la manera de hacer posible la seguridad de la vida de todos los que se encuentran bajo situaciones de presión por los factores de poder. Sino cada persecución se naturaliza cuando el triunfador puede decir que al fin dado con la destrucción del enemigo. Para peor no estamos tan lejos. Lo que podemos sacar como conclusión es que en primer lugar, una parte de nuestra atención pide una delegación excesiva en alguna forma de tecnocracia. Sus procedimientos no sabremos como funciona, esta manera de interpretar a la sociedad deja sin mucha capacidad de respuesta por parte de la misma sociedad. ¿Cuántos efectivos serían necesarios para una seguridad total? Luego de que ellos ocupasen todas las calles ¿saldrían de ellas? Terriblemente vemos como en muchos países, las policías son las que ante ausencia de ejércitos relevantes son las que inician golpes, golpes más blandos pero golpes al fin. Toda persona que fue entrenada pora el uso profesional para armas de fuego y otras facultades tiene de por sí una mayor capacidad para capacidad para poder cometer ilícitos. No considerar que esto sea una posibilidad también es ingenuo. No se pueden entrenar policías como se entrenan otra clase de funcionarios. Esto genera nuevamente problemas para gobernar a la propia fuerza. La independencia de la policía es un problema. Cualquier factor de poder superdesarrollado puede poner en jaque a un Estado. Un estado no es la suma de cualquier conyunto de fuerzas sino de una donde debería por lo menos coincidir su cabeza política formal y el factor de poder fundamental, es decir que la verticalidad pueda funcionar. Ahora bien, con esto nos hacemos un cuadro de situación más. Podemos entender como fue posible que ciertas formas de criminalidad puedan proliferar. A la vez entendemos causas fundamentales del problema, fuerzas de seguridad que se forjaron con ideas propias de autonomía absoluta y marginalidad que no encuentra maneras de ser representada. Recordemos que pese a todo que cualquier protesta o corte de calle demuestra el conflicto social de una manera que no es un delito. A lo cual debemos sumar que no se trata sólo de un ataque a la clase media, como si tal cosa fuese posible sino que la violencia incluso en las villas ataca a la clase trabajadora y a los más pobres, dificultando más su integración.

-¿Existe entonces demagogia por lo menos en plantear esto?-

Tal cual debe existir un Estado Laico para que todas las religiones puedan existir sin perseguirse unas otras, y estas a su vez forman parte del mundo de las personas que perdieron su libertad. Tiene que existir igual capacidad para que puedan conocer el mundo de la política, aunque sea por primera vez. La pregunta claro esta es la manera de regular estas acciones. Ni que hablar cuando Argentina ya hecho como hizo, poner parte de sus fuerzas de seguridad a participar como hizo durante tanto tiempo a ser formadas en países como Estados Unidos. ¿Se preguntó alguna vez y se debatió tan intensamente aquello? La respuesta es no. Por lo tanto deberíamos pensar cuán soberanos hemos sido, y cuán soberanos somos en muchas decisiones. La instalación de una base norteamericana en el país no hubiese sido mucho más beneficiosa para nuestra seguridad interna. ¿Por qué simplemente pensar que la articulación de la violencia va a ocurrir por parte de estas experiencias?           

Es común pensar que en una sociedad de consumo tanto los desempleados y los presos queden por fuera de la atención del conjunto de la sociedad, lo que implica que la sociedad ya está previendo un papel poco importante para ellos. La razón es explicita no conforman parte de lo que es necesariamente productivo, ya que de alguna manera se está pensando en el lucro por sobre todas las cosas. La burguesía tiende a pensar que estas formas de exclusión, son formas de auto-exclusión, el no ser apto para tales formas de vida debería aceptarse racionalmente. Todo fracaso, en la educación por ejemplo debería ser por una mala política, una mala política que en abstracto no sabemos qué es, no sabemos ¿cuál sería la perdida de motivación? Sabemos que no es la escuela la maquina que genera más “motivación”, el periodo donde la escuela hacía mecánico el ascenso social ha pasado, la pequeña burocracia, del empleado, el maestro de primaria y otros, ha pasado por lo menos en cuanto al nacimiento del Estado como tal. Ya tenemos instituciones como tales ahora la cuestión es comprenderlas. Pareciera que las formas en las que el poder existe fueran tan sólo decisión de unos pocos, pero esto no es así. Podemos preveer sistemas clasistas de educación, y podemos darlos por sentado. Podemos decir que esta exclusión genera una competencia mayor a medida que abre más y más brechas. ¿Qué trabajos con limitada instrucción hay? ¿Qué empresas están dispuestas a crearlos? Sin duda que estas son buenas preguntas. Obviamente que no tiene que ver esto con el papel de ciertas usinas ideológicas en particular. La reducción a la servidumbre no implicaría avance en la educación. Tendemos a dudar demasiado de las personas que no tienen una legitimación social. Por eso parece que es menester tratar de ver donde está el buen honor de un periodista. Es parte de un folclore que muchas veces se hace inútil. Lo cierto es que esto nos muestra lo frágiles que son las concepciones de la información. Cuesta que ciertos saberes lleguen a la sociedad. Si la mayoría de los programas económicos dedican tiempo a la economía, y a la política, pero no dedican nada a la sociedad en tanto tal. ¿Por qué habríamos de sorprendernos por los resultados? Tendría que re-pensarse una buena parte del papel en le cual creemos que hay una lucha real o irreal por los puestos de trabajo. La toma de fábricas y el desarrollo del cooperativismo son algunas de las respuestas. Pero extrañamente estas personas que en malas condiciones en desventaja hacen una fuerza extraordinaria para mantenerse en un sistema y poder evitar ser una carga para el estado y la sociedad, además de no delinquir parecen ser un enorme problema. Terrible razón entonces no querer avanzar con estos temas. ¿Puede un trabajador con conciencia convertirse en un delincuente? Siempre tenemos un excelente rosario de las personas que no encuentran trabajo y de las generaciones de familias que no encuentran trabajo. Estos casos se muestran como una cara insoluble y cruel. ¿Qué pasa con los que luchan para mantenerlo? Convivimos con ideas realmente abstractas. A la vez no vemos los peligros de olvidarnos del papel que les damos a las personas que se encuentran en situaciones límites. Tendríamos qué pensar por ejemplo lo que ocurre con las condiciones ambientales. Mantenernos en una intermitencia sobre el valor del trabajo y el poder del trabajador termina creando una fisura en los papeles reales de las fuerzas sociales.

Si la política no entra en la fábrica y en la cárcel lo que se logra es la alienación. La cual conlleva a que las personas que deberían convivir mejor por su situación se traten cada vez peor. Esta alienación ha generado y genera grandes dosis de miseria humana. El desarrollo del crimen como tal es parte de la institución cárcel. Por alguna razón pensamos que esas personas en medio del encierro no van a hacer nada. Curiosamente esto es subestimar nuevamente como siempre a los presos. Para peor cuando se quiere sumar más cantidad de personas en un sistema del cual no se puede controlar las consecuencias no se sabe qué se consigue. Es decir cada vez se confía más a que no puedan escapar. Estamos apostando a una serie de pautas que no tienen nada que ver con la ideología, o mejor dicho apuestan a que la ideología sea la de un poder. El autoritarismo genera a la larga incapacidad para poder estar en situaciones mejores, es decir genera la incapacidad para la adaptación al momento donde supuestamente la extrema vigilancia debería desaparecer. Sino claro está que el sistema carcelario debe crecer indefinidamente, y para peor cada vez es más complejo y violento. Porque a mayor cantidad de presos más posibilidad de su colapso. Es decir crear un gasto tal, generar una situación tal que como tantas otras veces, una buena parte de la clase trabajadora pague por mantener a la gente que tuvo menos oportunidades tras las rejas.
Más en un sistema impositivo como el actual, no es que se gasta en cárceles porque los impuestos los pagan los que más tienen, las personas que no llegan a cubrir su subsistencia pagan cárceles y otros gastos. Podríamos decir que hasta que se llegue al momento donde se reduzcan todos los gastos, aún queda demasiado por cortar. Pero no estamos seguros que aunque eso cambie y las partidas para las cárceles crecieran de manera exponencial, estas necesariamente funcionarían mejor.

El negocio parece ser, y digo “parece” porque no sabemos para quién lo parece que la idea fuerza ha de ser que la política no puede hacer un cambio en términos reales sobre la situación de la delincuencia. ¿Qué partido haría de la reforma de la cárcel su emblema y no del aumento de efectivos en las calles la solución? Podemos saber que la muerte de Luciano Arruga por ejemplo fue parte de ese paquete de medidas que salió mal, podemos entenderlo, lo que no podemos entender es cómo podemos convivir con la idea de que se pueden crear comisarías para reclutar gente que robe para que vaya cárceles si es que los atrapan y sigan en un círculo vicioso que no eligen. ¿Acaso podría alguien querer con el uso de razón esto? ¿Podría alguien creer que es resentimiento? ¿Cuántas personas están racionalmente vulnerando la propiedad? Luciano Arruga sigue sin ser un punto relevante en estos manejos de la seguridad. Lamentablemente los desaparecidos o muertos de la democracia tienen que ver con gente de clases populares muerta a manos de policías. Ya no se especuló repetidas veces con el papel del fin del gobierno de Duhalde y del caso de Kosteki y Santillán, la Masacre del Puente Pueyrredón forma parte de la historia, entonces ya no podemos decir que estamos en manos de una legalidad que nos asombre. Podemos decir que hay ideología, que hay problemas, que gruesos errores, podemos entender que hay grandes espacios vacíos. Poco se dedica además del amarillismo a la reparación de gran parte de las víctimas. Es más hasta se crea una nueva identidad que es interesante, el criminal condenado con el crimen más horrendo es una prueba descalificatoria de todos los demás. Estas declaraciones de infamia tienen el mismo mentado sonido que las entrevistas a Videla donde su opinión por alguna extraña razón parece que tiene el canto de la sirenas de su parte. ¿Queremos creer o no queremos creer en los criminales? O acaso esperamos querer creer lo que ya sabemos, así claro, no hay sorpresas, hay una inseguridad muy “insegura” nos conformamos con la mofa de lo que no podemos resolver. Tal cual las épocas donde cuando se llevaba a una persona a un cadalso para matarla, el pueblo podría sí vengarse de este hombre reducido. Es así como parece que hemos creado una nueva “vergüenza”, un estigma que tiene que mostrar que estamos en lo cierto. Si crear esta idea no es por lo menos un relato, es cuanto menos parte de una incoherencia que tenemos que estar dispuestos a aceptar como sociedad y a ver como se resuelve.

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