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Cárceles- ¿Qué es la batalla ideológica?


I-

Comencemos por una ironía, ¿Cómo se puede ser feliz si el país es un infierno?, bueno simplemente opte por ser más hijo de puta.

Ciertamente que cuando se piensa ciertos valores sociales, cuando se ve porque se entiende cuales son los problemas de las luchas políticas hay muchas cosas que se han deformado mucho. En primer lugar tenemos por suerte, la idea de una bella angustiosa y santa necesidad de revindicar muchas cosas. Lo que está en el candelero en suma.

 Mucho más ciertamente por eso, el “miedo a la dictadura hoy” es más fuerte que cuando la dictadura estaba en pie en el país por lo menos desde el punto de vista de un aparato de propaganda que quiere compensar su transparencia hoy cuando no la tuvo antes, o que si la tuvo antes no puede pensar que hoy está tan lejos de lo que decía en ese momento, más cuando los dueños no cambiaron. ¿O no se acuerda nadie del mundial 1978? Sarlo, entre otras yerbas sólo usa a Malvinas como parte de la locura por la que el país pasó, “Mundial & Malvinas” embadurnan la ideología de no sabemos qué, porque supuestamente se busca la transparencia, para la cual se necesitan presentar nuevos datos. Es decir, ¿cuál es el estado de la cuestión? Cuando lo pensamos, llegamos a extrañas ideas. Por ejemplo la idea de que hoy la clase política es necesariamente más irresponsable que la clase política anterior. Curiosamente esto tiene poco sentido. Cuando se piensa que las privatizaciones, tienen un cierto sustento ideológico, luego propagandístico y que en términos comunicacionales fueron un éxito. ¿Cómo podemos eludir el poder de convencernos de cualquier cosa? ¿La gente miente o no miente?

--- Cuesta mucho cambiar de rumbo. Más cuando se piensa que está bien como se está. Por esta razón, el neoliberalismo no contó con menos medios que el populismo para hacer manos o menos con las mismas herramientas lo mismo. Tantas cárceles, como Medios de Comunicación, como el rol de las escuelas, como la Constitución, vuelven a estar en el tapete cada vez que se piensa qué se podría cambiar de rumbo. Algunos suben a lo alto de la colina periodística y advierten, “¡Cuidado! Que nos vamos a la mierda.”  (Los eufemismos para declarar el engaño universal son mejores, si tienen una cita de la prensa extranjera es mejor). Como siempre nos cuesta pensar, ¿qué intereses tiene esa prensa extranjera? O nos la jugamos a que son malos o buenos, o forman parte de interés muy lejano. ¿Podríamos hablar de Siria, las guerras, los DD.HH, la persistencia de la venta de armas, la corrupción en la venta de armas, el uso de drones, “la actitud policial” para con la vida en sociedad? ¿Podríamos pensar en que sentido las redes sociales son o no importantes? Estamos gastando esfuerzo a saber si los seguidores de figuras públicas son o no reales.

Puede que nos despertemos con nuevas ideas. La batalla ideológica hoy, tiene mucho de pensar qué es lo que estamos pensando. Ese humor social esquizofrénico es clave para entendernos. Yo creo que todavía un incendio, no hace que la gente se pregunte si es bueno o no bueno apagarlo por el hecho a quien podría perjudicar pero vamos en camino. Si eso pasa será inútil hablar de política, habrá policía y propaganda, y por supuesto lo que lo hace agradable “marketing-político, religioso, responsabilidad empresarial, etc.” Por eso cuando se piensa en las cárceles, en los modos de vida, en el nivel de consumo, en la discusión. Cuando se piensa en suma en que no todas las sociedades son posibles se llega a una conclusión. La crisis forma parte de la vida de la sociedad y solo una forma en la que avanza el dominio. Demos la definición de periodismo que demos perdemos una buena parte de la noción del destinatario. Ahora que nos damos cuenta, o pretendemos darnos cuenta que no somos tan pasivos para con lo que leemos, “el medio sigue el mensaje”, pero hay que pensar, ¿Qué es el medio? La importancia del formato, ¿qué elegimos? Si pensamos que la “Crispación” es un hecho que gasta más tiempo que la administración concreta estamos en una forma de evitar pensar los grandes dramas de la sociedad.

Cuanto mejor sería si además de pensar en la idea de quién es el peor se contrapusiera políticas exitosas y fracasadas. “El estilo de gobierno pesa más que el gobierno mismo”, y para peor eso es lo que ha enfrascado algo que debería ser lo obvio. Si el 4 Poder es un poder, es político, y no sólo eso, será campo de batalla, o mejor dicho siempre lo fue. Si la persona cree que un poder como tal a secas es bueno porque es el bálsamo que compensa todo los demás, por lo menos tiene una desconfianza ingenua del poder. Es raro que las sociedades contemporáneas se manejen en tantos niveles de solipsismo, hay sí protestas pero a la vez hay una fe, saber de estos desastres es parte de la vida. Lo malo de estas cuestiones es que finalmente llevan a un espectáculo. ¿Valdría la pena pensar y censar la cantidad de intelectuales activos versus la cantidad de intelectuales en la tele? Para peor, y sí lo es para peor, los que están en la tele dicen que tienen que vulgarizarse. Es decir que el formato domina. ¿Será que solo el que esta en una villa como dicen está preso de su situación o el que ve el noticiero está igual o peor? ¿A quién se le hacen más transparentes las necesidades? En este sentido, en José León Suárez el otro día se lo mostraba en Bajada de Línea como el lugar donde estaban la villa, la cárcel y el gran basural. Quien lo piense a secas pensaría que es accidental. Pero es raro, podríamos decir que la ciudad expulsa todo lo que no quiere. Los penales están en el conurbano en su mayor parte. Cierta intuición dio la pauta en la ciudad las cárceles son la eficiencia actual que tienen no son una gran garantía. Entonces las mudamos. Se gasta mucho tiempo en revisar esto. Mudadas a zonas donde parecen más lejanas, los presos parecen más lejanos. Pero parecen, no es que los problemas se vayan. Por eso, pensando un poco más, se dice livianamente que la cárcel es parte del capitalismo. ¿Será entonces un problema del capital? ¿A quienes se aplaza definitivamente si existen cárceles? Tenemos una idea casi platónica del delincuente como aquel que debe salir de la sociedad, de la ciudad, y de la comunidad. La violencia de su discurso si se le pone a hablar no menor que la de su verdugo. Pero poner en pie de igualdad a ambas molesta. El estado de orden, “Terror”, palabra con varios valores, “Soberanía por medio de protección”. Curiosamente, el terror sería enemigo del periodismo. Si una persona que vive en malas condiciones vota por mejorar sus condiciones, una persona aterrorizada por un diario, ¿Votará mejor? ¿Qué necesidad está antes? Claro somos naif, democracia, no es igual para todos. Si hay gente que no come, y morirse de hambre es más que morirse por ser robado, difícilmente se tema peor destino. Ahora bien cuando sabemos que los países siguen produciendo riqueza pero que esta se reparte de una forma en que ciertamente muchas veces los baches no impiden el crecimiento. Uno podría pensar, que viendo esto, que buscando estándares de vida, una persona que no quiere saber de la inseguridad apaga el televisor, ahí es presa del delito realmente existente, es presa de su previsión de su inversión real y concreta. La cual es un gran negocio privado por cierto, y luego sí, presa de lo que haya optado. Pero esta situación es degenerativa, si las personas creen que pueden vivir peor para sobrevivir en algún punto, podría estar aceptando que van a vivir peor. Es curioso que un despotismo de propaganda y dádivas, el gran enemigo en pie, el Goliat, no sea un enemigo menos deseable que el enemigo de la fuerza de seguridad pública organizada. ¿Necesita de tanta ayuda social un régimen que se puede mantener por las armas? Argentina es un país raro que piensa que Blumberg tiene más restricciones que las luchas de DD.HH, cualquiera podría saber que esto no es así. Jorge Julio López está desaparecido, Blumberg está vivo.

La delincuencia común, es algo que tienen todas las sociedades para mejor es algo que ha acompañado la evolución de ellas. Pensar una sociedad sin crimen es un autoengaño que nos puede forzar a una peor desesperación, eso no lleva a abandonar lo que sí se puede hacer. ¿Nadie se llama la atención de que La Nación crea tanto en el pragmatismo de saber convivir con las fuerzas de seguridad? Saber convivir, con algo, por ejemplo la corrupción es algo que Argentina ha hecho, el caso de la BANELCO, es muy interesante.

Cada vez que Argentina entra en una emergencia porque la asume como tal, las posibilidades de revisar el porqué se pierden. Argentina creyó que se había modernizado de una forma novedosa en los 80´ y 90´ ya que los conflictos políticos no llevaban a tomar la fuerza. Lo cual es cierto, pero no implica que los factores no sean los mismos. La vida de una reforma política, si pende de un hilo, hoy o pasado mañana por el uso y abuso del poder sectorial ¿Cómo no va ser parte de una amenaza? Un eterno presente de una democracia perfecta es algo raro. Sí argentina tiene una marginalidad que hace que la violencia se haga robo, y además ese robo se haga negocio entonces, debe ser la marginalidad la que nos da las características argentinas. Lo cual tiene que ver con la sociedad analizada sin ponernos a suponer que un factor puede ser separado de los otros. Calidad, y tipo de empleo tienen que ver mucho con el factor delincuencial. ¿Por qué en vez de caracterizar tanto al criminal, no se caracteriza más no tanto a la forma del castigo sino a la raíz del problema? Si entendemos que las muertes se hacen por robos despreciables(¿Cuántos muertos ha habido en los últimos grandes robos a bancos?)   y eso además ocurre en forma bastante básica y violenta. ¿Por qué pensar que el delito tiene una raíz tanto o más compleja que su móvil?, robos y ataques recurrentes, forman parte de un modo de vida precario. Un modo de vida de una economía, de una forma de tener infraestructura y servicios. No se piensa que todo lo que se invierta en una sociedad en casos como la inseguridad da suma cero. Es decir que hay que resolverlo en cuestiones de tipo real y concreto. Naturalizamos una parte del desempleo, naturalizamos una parte de una autonomía de las fuerzas de seguridad, pero no naturalizamos la inseguridad. O revemos la cadena o re-pensamos ¿qué es el bienestar? Estado que iba a desaparecer y que iba a ser superado “espontáneamente” por el derrame.  

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