Las tres de la tarde de un invierno gélido, en el cual la
lluvia hacía casi dificultoso el trasladarse a pie por Buenos Aires, pero
Rogelio sin duda había caminado mucho hoy. Aún recuerda que su venganza esta
inconclusa pero aún no esta en condiciones de ver de otra manera las cosas. En
el devenir de sus pasos se puede objetar que la duda le tocaba los talones,
pero ella no eran otra que su eterna compañera incondicional un hombre que
vivía plagado de cavilaciones profundas. Pero en fin si su pasado alguna vez le
deja escapar pueda ver mejor las mañanas si por el contrario ajusta aun más la
cuerda será un muerto en vida rogando la misericordia de la muerte. La lluvia
halada dl invierno vuelve sobre su rostro en definitiva no es otra cosa que su
devenir de su falta de vida. Se encuentra tan flaco y débil que más difícil
reconocerlo hoy que hace unos meses pero él ni consciente esta de eso.
Ahora entraba en Chacarita, y cruzaba la puerta de esta para
internarse en la ciudad de los muertos. La muerte era un tema conflictivo para
él no podía aceptarlo del todo resignarse tenía delirios de inmortalidad, pero
nada le alejaba de la tristeza de que no eran dioses sus afectos y que lo
dejaban. El fuego de aquella casa aún resplandecía en sus ojos, su memoria era
cinematográfica, la mujer se consumía en ese lugar.
Pero esta es la corte de la memoria, los muertos callan pero
no van a dejar que la conciencia se calle. Las tumbas esta vacías solo cuerpos
tienen, no más personas en fin. El avance se vuelve monotemático y sin
sentimiento, la profundidad de la desesperanza en la muerte y en él sin retorno
de las cosas impregna el espacio.
Por eso en la mente de Rogelio que ya estaba loco, pero se
plantea lo siguiente: Que poco somos quizás coordenadas en el tiempo, pero tal
vez menos porque ni sabemos cual es nuestro tiempo. Esa dificultad del peso
especifico del alma le inquietaba a tal punto, que el ser filosófico emergió.
Solo pensando que el hombre era algo así como al finito en el infinito se le
inflamo la visión quería verlo todo sin lograrlo, que sería del hombre que
pudiera contemplar desde el centro del universo, desde la singularidad todo lo
demás. Parece que el destino de incertidumbre del hombre le hacia libre.
Pero quizás él estaba equivocado como tantos otros todos
inútilmente viviendo sin entender pero llenos de emoción arrojándose a la vida.
Estos eran los animales, paradójicos de la creación, los seres más peculiares.
Aunque su instinto era fuerte y la auto conservación les dictaba desde el fondo
del ser, podían cada tanto irse de si y mirar contemplar la inmensidad de lo
que no podían entender siquiera.
Por lo tanto la historia caprichosa le había dejado en
Buenos Aires Hace tiempo atrás ella, solo ella le había concebido tal cual era.
Pero no obstante, ese hecho de aparente
determinismo total de su existencia se alzaba la responsabilidad por su actuar.
No era imperativo moral el que llamaba a la razón vital. Pero los hombres
perdiendo la capacidad del mito fundaban conocimiento.
Pero Rogelio alzó al cielo su mirada, en el final solo él
estaba sufriendo de ese pensamiento. Pero si era así pero si algún día éramos
capaces de tener tanto conocimiento, que no podía si siquiera soñar con
poseerlo, que era entonces mas que la voluntad o la fe. Pero ya no era un fe
mística sino una fe materialista en el mundo lo que hacía que los hombres se
desplomen unos tras otra generación a generación hacia la nada. Los pocos que saben reír, lo hacen a disgusto
de los cómodos que piensan que el mundo siempre es igual. No es acaso desprecio
histórico del pasado por el presente que sigamos vivos, nunca se ha hecho la
apreciación histórica del valioso olvido. Por que si no que sería de la guerra
más de la estupidez que es pero solo las nuevas generaciones son capaces de
reventarse entre ellas. Si gustan de las copas llenas de sangre, y no hay entre
nosotros él que no haya visto aún una copa limpia de esa sangre. Los ebrios aún
suplican por más y es hasta en cierto punto creíble que solo el hombre el ser
que sabe despreciar sea el único que sabe morir.
Pero las visiones de la vida nos la regalan sen vivo entre
los muertos pero despiertos entre los sueños pero no abran los dos ojos
parpadeen jáctense del pasaje, entre la neblina y la luz. Los que saben del
pecado comprendieron del perdón pero los santos ya lo habían entendido pero
esta tierra que transito no tiene santos. Solo veo, lo que quiero ver porque
verlo todo me causaría repugnancia. En fin se sabe lo que se pudo saber y el
grito hacia la nada nos complace más que un silencio cómplice en todos los
crímenes y es más como testigo de las alegrías de represión. Por eso las orejas
de hombre perturbados vibran con estas palabras, pero ellas no conmueven al
cuerdo ni al correcto ni al héroe.
Vean la redención, los ejércitos que ya no luchan, las
mañanas accesibles.. si las noches eternas se dieran un lugar entre los días
monótonos el sueño valdría más la pena que estar vivo o el descanso de estar
muertos. Pero esto es lejano como una sombra en el desierto, pero algún día
truncaran las armas los ejércitos. No será para la paz, sino el mas sincero
cansancio de la guerra cuando vena que ni la muerte les libra de que ellos
destruyan lo que quieren que no se vean criminales mas que antes ellos mismos.
No se si será milenaria pero quizás un sueño redentor le de
a la humanidad esos regalos extraños como la simpatía o la caridades fugaces
por que sepan que las mañanas llegaran. Hombres, mujeres y niños tal agarren
los fusiles, pero no será en el sueño redentor.
Solo vena que la luna que hoy es azul y que el cielo esta iluminado por
que el sueño a llegado, todos duermen pero este cielo momentáneo será el
descanso final. Los enamorados del mundo no lo entenderán y serán los primeros
que despierten solo los que quieran ver más allá cerraran sus ojos. Hasta las
matanzas se ven lejanas en este sueño redentor pero alguien querrá destrozar
sus paredes y ver el desastre que han dejado en sus fronteras, este mundo
humeante exterior y cruel. Pero no es que amen la realidad, pero saben que son
sus hijos no se sienten cómodos en el sueño por más perfecto que sea. Benditos
los que olvidaron que aprender significaba esfuerzo siendo los más idiotas
diligentes, benditos son los que por esas estupideces medases han sido tan
miserables de ver las ideas entre los objetos. Si los que las depresiones
profundas sumergen al ver que nada de lo que han dicho los cambia.
Porque aún los idiotas creadores como niñeras hacen que
tanto las voluntades férreas y tan solo materiales se postren ante la
magnificencia de lo que no existe pero no es el arte algo de eso. Pero en los
diálogos de los locos poblados de personajes imaginarios que empapan con
lágrimas los santos estandartes de las verdades conocidas, pero para el loco
sonriente solo son más que unos amigos infelices pero que al fin solo es eso
son sus amigos.
Pero en el final donde las luces se atragantan y el vomito
oscuro es un velo que cobija lo primero. Vemos que los sueños siendo pasajeros
pocos nos dejan pero esto es bello solo por intención y el vibrar de pocas
voces que se apagan en un final abrupto vean entonces que es la leyenda del
abismo. Por lo que abismalmente estos desean morir, los sueños son escasos pero
valiosamente han sido las cosas peor las sombras se hacen delgadas, todo esto
ha sido fantasmal. Porque somos tan pasajeros, tan vanales. Los discursos son
huecos, las palabras monótonas que el sentimiento se fuga.
Estas son las palabras de la redención en medio del
cementerio pero igual todos rendidos los hombres querrán postrarse, en fin solo
algunos que se han liberado de ser en el deber juegan tan felices con sus
destinos que parecen que vuelen y en eso son únicos. Pero sé redirán de
multitudes, creen en los mares, en sus tormentas. Rendidos, por que deben
volver a empezar por que las palabras han sido empeñadas en pos de las
gramáticas porque la muerte de las imágenes es demasiado trepana, precoz.
Nunca desean ser jueces por que ya no hay juicio ven que en
el mundo múltiple todo ha de irse todo ha ser falaz, que bello ha sido vivir de
la apariencia con sus dolores de cabeza y sus excesos esquistos sin embargo el
hielo les recubre totalmente y encerrados no saben si es mejor tirar todo por
al borda. Pero hacía el final ven que su final próximo es la redención que
nunca llega el último de los ocasos el más bello de todos.
Ven entonces las hileras de los muertos, ven entonces que
las madres que se fueron, también los hijos que no pudieron ser pero han sido
relegados al ultimo de los lugares.
La tierra que los engendra los ha vuelto a tragar para que
desdibujen sus vidas, para que lamenten. Pero los que no han querido apreciar
estas cuestiones finales siendo felices en vida se burlaron de la muerte.
Por eso Rogelio inmerso en esa nada que es como el más
profundo de los cielos avanzó en medio de sus pasos que no creaban una línea
recta sino que tentaban a las posibilidades mas trilladas y luego se rompían.
Solo en lo singular quiere el hombre será la exaltación del
egoísmo es probable pero si vemos que nada de eso le gusta ser pero lo es. Que
eso de la resignación más que la suprema frustración ha visto en la vida lo
inconmensurable y al ver que se les escapa se fue yendo hacia esa renuncia y
nacen los ascetas. Pero los derrochadores igual tal vez sientan algo similar
pero se entretienen de todo lo que no valoran. Cada tanto la vida, se vuelve
obstinada y repetitiva.
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