Ya eran las tres de la madrugada los ojos hinchados de
Rogelio, que todo le inflamaban. La luz se había vuelto su enemiga que hacia él
en medio de Corrientes tirado sobre la entrada de un edificio, no lo recordaba
del todo. Un dolor de cabeza intenso le hacía huir de un punto para parar en
otro, en estos instantes él incapaz de reconstruir su historia respiraba
agitadamente como si un hecho atroz
estuviera por ocurrirle. Sin duda que las cosas estaban en un punto de no
retorno aparente pero dudaba realmente de cómo había llegado allí. Se levantó y
empezó a caminar por el mar de gente que al verlo se desplazaba, era este un
hombre totalmente deteriorado. Las cuadras que pasaban irregulares, le hacían
sentir ese estado de somnolencia crítico del cual no se podía escapar. Así
camina por un lapso de dos horas entre las vidrieras y las luces sin duda sus
ojos se estaban fortaleciendo. La catástrofe se estabilizaba pero aún le era
difícil verle una solución a este asunto en el largo plazo.
Cuando el equilibrio se le volvía natural pudo volver a su
pensión de San Telmo, la casera lo vio y se sorprendió estaba convencida que
había muerto. Pero su sorpresa no terminaba allí por que este sujeto cada vez
más destruido solo podía dar lastima o repulsión, ante tan negras y
desfavorables oportunidades. Igual pagaba la renta por lo que el alojamiento le
sería aún dado hasta que quizás un día el tipo se muriera ahí dentro. La mujer
le veía peor vida que la de un perro, pero no se preocupaba. Era el único que
no le debía dinero, cada tanto se preguntaba como era posible esto de un inútil
como ese. Pero en el fondo no quería averiguar, aunque vivía del chisme cierto recelo
le hacía mantener una buena distancia de ese sujeto que se mostraba siempre a un paso de una muerte
súbita.
El resto de los inquilinos pensaba que este era un
drogadicto y violento que ni le interesaba realmente como vivía un sujeto de
esa estirpe, ni tampoco les llamaba la atención que un tipo así de cretino
viviera como un animal y que su sonrisa fuera así como un insulto para la gente
decente.
Rogelio en medio de todas estas telarañas de suposiciones de
dirigió al fondo del pasillo, donde estaba su habitación ese lugar diminuto y
en mal estado que su olor mostraba que tan terrible podía ser vivir en
condiciones prearias. Afiebrado supongo entró a la habitación donde se coloco
frente a un espejo donde contemplo la virtuosa magnificencia de su inmunda
miseria.
La cara le era relatada por el espejo, los hinchados
vidriosos y llorosos se mostraban aún más cansados que en semanas anteriores.
Su rostro lleno de lastimaduras, rasguños y todo tipo de cortes se había
alejado bastante del original, algunos dientes ya le faltaban. Pero lo peor era
que ese cuerpo que se estaba destruyendo era la muestra de que su espíritu de
igual manera lo hacía. La luz tenue del baño quizás no le dejo apreciar todo la
destrucción que el rostro le mostraba pero sí la suficiente.
Por esto se lavó la cara y se arrojo sobre esa cama que una
de las más incomodas que alguna vez se pudiera haber hecho.
En sus pensamientos veía imágenes borrosas de extrema
violencia y un extremo dolor de cabeza recorría su cabeza asaltándola
constantemente pero al fin y al cabo no eran mas que sueños malos. Lo que sí se
es que no tenía idea clara de las cosas. Todo parecía doblarse sobre él. La
cama donde se encontraba sufría una deformación extrema donde se convertía en
una jaula donde él como un perro debía esperar, pero hacia el final de la jaula
pudo ver una llave llena de sangre; era un error. Una caja abierta y entonces
una luz, entraba el Polaco y lo llenaba de plomo. Él moría convertido en perro.
El sueño que la verdad no se podría decir terrible, le hizo
levantar a un hombre que no coordinaba los movimientos que cayo sobre el suelo
inconsciente pero aún vivo. Aunque sus pulsaciones eran bajas, estaba tan cerca
del averno que ya podía ver al barquero, pero como siempre al no tener dinero
ni muerto se podía considerar.
Aún permanecía en el reino de los vivos, quizás para su
desgracia pero estaba feliz de ser capaz de sobrevivir como una mísera
cucaracha.
En estos instantes de extrema fatiga recordaba aún que su
vida, había sido común y apacible pero sin embargo inmerso en la melancolía se
internaba una vez más en su mente. Este prologado tiempo de introspección tenía
por función la regeneración. Prologadas horas durmió, y así varios días hasta
que el hambre lo llevó de nuevo a ir a buscar alimento pero en su miseria
carecía casi de dinero por lo que iría a lo de Miguel en busca de comida.
Dejo la pensión que
lo vio casi derrumbado, en ese punto donde dudaba de casi absolutamente todo se
digno a pensar en que lo peor quizás vendría mas adelante. El planteo sería
como enfrentar este problema que se alojaba sus vísceras pudriéndolas de
adentro hacia afuera. Era casi psicosomático el hecho de que sus tripas se
comportaban realmente como si agonizarán, gritaban en silencio retorciéndose
sucesivamente hasta el punto de la desesperación total.
Tuvo que dirigirse a pie a lo de su amigo, por lo que sus
fuerzas serían puestas a prueba por suerte el calor ya no acompañaba a Buenos
Aires. Sus ropas estaban hechas desgastadas a tal punto que era un linyera.
Ahora si pudiese ser más parecido al místico como lo imaginaron los locos, que por cierto se
habían ido. Este santón materialista recorría la capital, él analizaba en su
tiempo de caminata la realidad de su país. Los pobres eran una carga o los
políticos. La izquierda mejor que la derecha o juntas se arreglan encaman y
viven bien. Los pobres, hablaba como si no perteneciera a esa clase, según su
punto de vista seguía siendo clase media. En fin, la culpa era de los traidores
o de los peronistas, en fin todos habían ayudado. Perón era santo, si Evita lo
era estaba eso en un plano sobrenatural. En esa confusión dijo: Claro, por eso
la educación religiosa en las escuelas públicas. Sarmiento, era una especie de
infiel en sí mismo, de rasgos violentos. Pero él estaba codeándose con la
historia argentina, el proceso que odiaba que no entendía él porque de tanta
matanza.
Pero la democracia es la democracia, que no éramos
neoliberales, en fin tropezó y se raspó la rodilla. Otro monologo comenzó:
Borges, ese si que sabía escribir nunca lo leí pero eso dicen debe ser
cierto, Arlt y Sabato que se habían
propuesto algo similar. Era factible, pero ni el Martín Fierro había leído. La
música politizada eso era bueno, por que juntaba dos cosas que le gusta a la
gente ver la política de su país haciendo desastres y el rock como sedante de
esa ira destructora.
Pero en fin estaba en un estado precario, pero se parecía en
aspecto a Sócrates y esa libertad de microeconomía le daba posibilidades
recónditas. Argentina, necesitaba a este filosofo, la verdad es que no. Bueno
lo supongo, en fin la facultad ya estaba poblada de filósofos y más psicólogos
había que en ninguna parte o eso parecía. Quizás Rogelio estaba más cerca de un
tarotista o un astrólogo.
Las publicidades le regalaban en mundo de la felicidad fácil
que venía en cuotas accesibles pero lo peor era que él sin tarjeta de crédito
de un banco no podía tener el veinte por ciento de descuento. Pero se reía
perdido como idiota ante la publicidad, eso era algo anticonsumista pero no era
por elección sino más bien por obligación.
No era un buen ciudadano productivo, por lo que su decencia
se ponía en juego un réprobo era. Miserable se vio en un charco, pero avanzó
aplastándose sobre conclusiones vacías de algún significado. Pero que tendría
que hacer, ni rezar quería porque no lo creía adecuado para él alguien que ya
no se decía ni que estaba esperando el cielo ni el infierno. Era el rey del mundo, o el pero de los
hombres en los dos casos se daba el lujo de hacer las observaciones más agudas
ya que sus ojos debían ver desde las antípodas la sociedad que se hacía más
densa hacia allá. Las costumbres, ¿Qué eran? Porque la gente hablaba de moral
opinaban sobre otra. Pero la gente quería algo más deseaban ser lo que
establecían la moral o solo escudriñaban con ella por miedo a acciones
violentas o verdades incomodas. Dio un giro y dijo: ¡ Viva la moda!, Que acto
criminal su descubrimiento él decía que había una moda en la forma de ser, que
las gentes buscaban la moda. Un discurso aparatoso y superficial nacía entonces
para hacer frente a esta situación. La gente que le miraba no sabía si llamar a
un asilo, o dejarlo.
La cosas aún continuaban confusas para Rogelio, solo quería
descansar pero sus imágenes se volvían aún más reales que su vida, él quería
soñar. La verdad era sueño, pero que era el un griego, estaba desquiciado. Y se
cayó otra vez, esta vez mirando al cielo sonreía como nunca. Una lágrima del
decoró el rostro, en fin. Saben que la locura esta impregnada de estas imágenes
dobles.
Suponer lo contrario sería pensar por ejemplo en la
existencia de la gente falsa, o de que la realidad no parece ser medida por una
moral única o que la verdad se regala como un placebo. Siendo como un payaso, un
loco pintado y es más solo debatiéndose entre lo correcto y lo incorrecto
estaba él.
Él estaba en algún punto dejando
ser él al ser pensado por él si esto se lo acelera al infinito dará una
locura a caballo. Un tarado, pero como un pibe se desesperó por un chocolate y
lo comió. Feliz estaba pero nunca se sentía tan feliz como cuando era pibe, si
hay estaba tranquilo no pensaba en defenderse. Hasta aquí se podría decir que
estaba loco y era un hecho pero el final se acercaba como una sinfonía. Era
Wagner, era Motzar que sé yo, ni idea. El sueño se fue Rogelio volvió a Buenos
Aires, Argentina.
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