La corrupción es un problema generalizado en las democracias
contemporáneas pero “corrupción” es
un término que ha sido deformado y manipulado, esta está en instituciones,
personas físicas y jurídicas, y su espectro es amplio, de ella no escapan las
ONG, ni las mafias. Hoy en día la corrupción tiene mucho que ver con el secreto
bancario, la discrecionalidad de la información hechos de en última instancia
se ocultan reiteradamente.
No obstante con esto no alcanza, corrupción en sentido
amplio tiene que ver con el poder asumido de ciertas instituciones que no
cumplen con su cometido y en eso es cierto que la lucha contra la corrupción
puede ser formal o informal. Muchas veces, la intencionalidad, la parcialidad y
la falta de toda discriminación de objetivos terminan generando grandes saltos
entre lo que es la realidad y lo que son los procesos en la sociedad. Analizar
la corrupción es analizar las políticas públicas en todos los niveles.
Las posiciones puritanas como las permisivas en extremo
terminan negando lo más útil de la lucha contra el trabajo contra la corrupción
este no es otro que el propio desarrollo de mecanismos de control, ya sea por
las lógicas dentro de un estado o fuera de él. ¿No es raro que aceptemos dotar
a estos organismos de la fuerza que necesitan? Ciertamente que es raro que
dependamos de la actividad privada muchas veces para ver como los propios
competidores mientras se sacan los ojos ventilan los casos de corrupción. En
este sentido, los diarios, gran parte de la prensa en muchas partes del mundo
son parte del sistema corrupto. ¿Cómo no hacer una lista negra de aquellos que
no deberían auspiciar si forman parte de la actividad de la corrupción? ¿Dónde
terminan y cierran estas redes? Esta es la cuestión que solamente la política,
el buen uso de la justicia, la historia, y la participación pueden quitar del
medio. Ciertamente que la buena administración como algo veloz y cómodo
(recordemos que los controles generan muchas veces inevitables retrasos) que
hacen desesperar a poderosos y no tanto “los
gobiernos tienen que resolver” slogan que a veces se torna terrible quitar
el cómo es un problema ético de proporciones, entonces también es un desafío no
de la prensa escrita sino de la administración pública. Ciertamente que convive
corrupción de pequeña escala y de la gran escala, todas ellas conforman parte
de un gran sistema. ¿Cómo se reflexiona sobre esto? Es complejo de abordar
desde un solo punto, lo importante es que la propia idea de ir saneando la
administración en todo caso depende de por lo menos poder hacer penas efectivas
de algunos casos donde la corrupción ha ocurrido.
No obstante la lucha contra la corrupción no debe debilitar
la propia soberanía de los estados si la lucha contra la corrupción quita la
capacidad de las autoridades de poder hacer muchas de sus funciones podríamos
decir que terminarán anulándose ambas, un estado puede ser abúlico y corrupto y
eso no es mejor. Los estados tiene que poder tener sus propias reservas de
información, el debate está entre el saber y el poder, como también en quién
debe ser el fiscaliza el poder. La seguridad y la privacidad, forman parte de
se mundo donde la corrupción crece. Ya que entendemos que la desigualdad para
no poder aceptar los procesos a gran escala de acumulación de fortunas en todas
las actividades delictivas conlleva políticas desastrosas. Una parte de la idea
de la administración, de los cuadros políticos, del control tiene que ver con
la mutua competencia. Esto es un problema a lo largo de las administraciones ya
que cuando se acumula mucho poder, los controles se debilitan y muchas veces la
competencia se vuelve feroz. En todo caso aceptamos que la situación en general
en cuanto a la corrupción está en relación con el peso de la información.
Fuentes gratuitas de información que además puedan acceder gran parte de las
personas es un arma que debería ser tenida en cuenta en una ciudadanía activa,
no debería ser un arma con la cual se obtiene algún partido. La prensa en este
sentido puede aplazar o tener en cuenta ciertos casos de corrupción sobre
otros. En este sentido la pelea de los medios ha sido la transformación de lo
que es un derecho en una burda pelea que termina siendo funcional a un negocio
nuevo, ¿Quién paga para no ser corrupto y quien no paga? En este sentido,
terriblemente convivimos con la realidad de que no podemos más que observar que
las correctas formas de pensar la corrupción vienen de la mano de los propios
usuarios de bienes y de servicios.
¿Cuál es el poder de los usuarios de todos los servicios?
¿Es sólo un poder de quejarse o tiene que ser un poder de organizarse? ¿Tiene
sentido pensar en un mundo sin corrupción o se tiene que pensar en una sociedad
que no corra peligro por la existencia de esta? Ahí está la cuestión a
resolver, en este sentido, poco se ha hecho y poco se hace. Pasar de una
administración a otra y no comprender el papel de las “Fuentes de Soborno” es parte de la gran falta sobre lo que ha sido
gran parte de los países del mundo. Ya que este sirve por ejemplo para negrear
empleos, sirve para obtener jugosos retornos. Muchas veces estas defraudaciones
se dan entre obras sociales y seguros, estos casos de robos y casos de
corrupción entre privados quedan impunemente libre de toda visión. Esto tiene
que ver también con la idea misma de que los privados hacen mejor las cosas
porque sí, cuando se sabe que no es cierto. Tenemos que decir en todo caso que
las lógicas de los privados pueden ser tan corruptas como la de los públicos, o
no menos que ellos. Esta relación es un tabú en el mundo de la prensa. Las
grandes fortunas, los lobbystas como Techint, se cubren a sí mismos. ¿Cuántas
veces entendemos que las propias grandes empresas terminan siendo defendidas
como parte de una libertad que no pueden respetar en el plano de la realidad?
¿Por qué siempre se prefiere destapar casos de corrupción antes que seguir las
propias licitaciones? Ciertamente que en el problema se da la misma esencia de
las ineficiencias a todo nivel. ¿Podríamos decir que la libertad de prensa es
mal usada cuando no se hace lo suficiente para poder tener información veraz?
¿Cuánto realmente importa a la prensa escrita que las causas se entiendan?
¿Cuánto queda para el sensacionalismo? Esta es la gran pregunta. Pregunta que
sólo puede ser reemplazada por la resolución honesta y cabal de gran parte de
las cuestiones ocultas de la sociedad. Justamente la lucha contra la corrupción
termina llevando a una crispación mayor que cualquier lucha ideológica a secas.
Si una consultora de precios está presionada, o si una agencia está presionada,
lo mismo da que sea por privados o por el Estado. Más si este Estado puede
mostrarse abúlico y no es un buen arbitro entre ellas. ¿Cuántos puestos se
trabajo se pierden por el papel de los monopolios? ¿Cuántos monopolios son
realmente “naturales”? esta es una de las grandes preguntas que recorren una
buena parte del espectro de lo que llamamos opinión pública. ¿Cómo puede ser
que las cuevas de dinero no sean vistas como actos corruptos? O ¿Cómo se puede
pensar que si las aduanas no funcionan bien se podrá controlar el comercio? Ciertamente
es entonces cuando aparece lo peor de las deformaciones, cuando se acepta que
los paraísos fiscales son para pocas personas. Cuando se niega el papel de
bancos comérciales en la creación de negocios millonarios a tasas irrisorias
que no darían a particulares. La corrupción vista de manera ingenua sólo parece
un acto de robo, cuando se entiende y se sabe que tiene una instrumentalidad
específica. Es raro que por montos y prestaciones, el FMI y el Banco Mundial no
sean considerados grandes fuentes de soborno a lo lago de la historia. ¿Puede
prestársele dinero a un país que no podría pagarlo? Cuando se lo hace se,
muchas veces como en el caso de argentina sirve para dar una prosperidad
ficticia que se termina yendo en un poder de compra falso. Esto es lo que
genera un nivel de vida falso, ¿Cuántas veces se han pagado deudas que venían
de las manos de las coimas?
¿Cuántos grupos económicos podrían salvarse de la práctica
real y concreta del soborno a todo nivel? ¿Será cierto que toda la información
que se obtiene es por rectores canales? Ciertamente que esperar que la
corrupción se acabe por una persona distinta en el sillón de Rivadavia es al
menos ingenuo. Gracias a entender que la economía argentina la administran
pocos muy pocos es dudoso que las fuentes de soborno mermen o cambien. Ciertamente
que en este sentido, una buena parte de la idea de independencia de la justicia
y la prensa son complejas, la historia Argentina demuestra que luego de casos
de gran corrupción como la venta de papel prensa no fue posible un cambio en la
transparencia de la información. Una prensa que mintió sobre Malvinas, y que
sin embargo ganó dinero, aquella es la que puede decir que es independiente. Es
curioso que eso sólo se aplique a ciertos sectores y no otros. Por esta razón,
la lucha contra la corrupción incluye a empresas como Ledesma y Mercedes Benz,
incluye nuevas, e incluye por supuesto demasiadas aristas. Incluye licitaciones
en todo el territorio, jamás hemos oído que muchas de ellas se devuelvan. Si
consideramos que buena parte de la historia argentina cuenta con corrupción
podemos en suma, que cada era tiene una forma distinta. Ahora bien, eso no
basta, eso sería un fatalismo. Una historia de la corrupción en argentina es
necesaria. Tanto que no puede ser sobre un mes o un año, tampoco puede ser de
un partido, debe ser ante todo un capital en general para la sociedad. Esta
historia de la corrupción sería reveladora pero sólo contaría lo que es bien
salido, que gran parte de la economía se encuentra fuera de los controles
convencionales. Por esta razón, que gran parte de los pronósticos y posiciones
se hacen en el vacío. Esta realización en todo caso mostraría una parte más de
la relación de los Estados con la sociedad, pero sobre todo mostraría la
historia de los grupos económicos. Cosa que suele estar olvidada por aquellos
que piensan que la correcta administración del Estado es más que suficiente. Es
inútil pensar que un Estado bobo pueda contra la corrupción sea más grande o
más chico, y pensar que tiene que ser enano porque no somos capaces de
domesticar a gran parte de los que fomentan la corrupción es una muestra más de
lo que nos falta.
Por esta razón podemos entender que la corrupción es parte
de un segundo nivel de la interpretación de la realidad. Tan así es, que la
lucha política muchas veces sigue canales legales y no legales. Pensar que esto
no es así es por lo menos generoso. ¿Cuánto tiempo argentina subsidio el papel
para sostener monopolios periodísticos? ¿Cuántas veces deberíamos haber
restringido la acumulación de medios? Esto ha sido parte de una forma en la
cual se vendió la paz a la sociedad en cierto momento de la vida de la
democracia. No tiene sentido pensar que lo que no está en el periodismo no
existe, pero entendemos que en cierto punto, una buena parte de la vida de la
sociedad termina siendo mezclada y hasta terminan dándose por olvidadas
relaciones tan densas y profundas que modifican la percepción. Toda agrupación
política, empresarial, instituto puede ser corrompido aceptar esto es difícil.
Tiende a llevar la paranoia puertas adentro pero forma parte de la manera en
que se genera la captación y la traición.
¿Cómo puede ser que a menor rigurosidad periodística más
paga? No tiene sentido que pensamos que la libertad de expresión sea el arma
por excelencia para la lucha contra la corrupción es una garantía contra ella
pero no es el arma fundamental. Como se sabe en argentina proteger los datos de
la propia ingeniaría del Poder Judicial es tanto más importante que cualquier
denuncia. Claramente que pedir a la prensa que resuelva todo es por lo menos
demasiado pero pedir que la sociedad se conforme y crea que saberlo es
resolverlo es por lo menos criminal. Si la respuesta tiene que ser política,
¿cómo se podría jugar al republicanismo abstracto? Graciosamente esto es parte
de una lógica que termina siendo desechablemente partidocrata. Vender el
consenso ha sido un gran acto de corrupción. Tal vez algún día deberíamos
pensar si los medios viven de la publicidad o si viven de sus lectores, si
viven de la publicidad, su independencia es irrisoria, si viven de los lectores
hasta podría ser creído. La facilidad de poder cambiar tapas con publicidad
oficial, contratos y otras prerrogativas tiene que ser una investigación que
sin tapujos muestre qué poco importa tener información veraz. Todo esto es lo que
no ha permitido que la Leyes
como las de Medios sean consideradas mordazas y que sólo se piensen que la
censura es política cuando no económica. Todo esto tiene que ver con la lógica
del raiting, si un día la corrupción se volviese más aburrida, volveríamos a
una época más conformista. Curiosamente en la época menemista con alianzas
distintas, la manera en que la protesta, y la convivencia de grandes denuncias
fue procesada ocurrió en una forma distinta. Sin poder sanear muchos casos de
corrupción se deja una maquina engrasada que no perece con ningún gobierno.
Este es el desafío, mundos grises, donde siempre suele fascinar algún que otro
caso.
Muchas veces hay corrupción y no depende tanto del
funcionamiento de qué política se esta llevando a cabo, incluso en el mundo de
los mejores optimistas, las mejores políticas con un alto grado de corrupción
terminan por poder ser arruinadas.
Esta es la razón por la que se tienen que tener en cuenta
muchos factores que hace a la corrupción, uno el que impide el poder hacer la
competencia en mercados libres. Esto quiere decir que en realidad, la
corrupción para las grandes empresas es algo común y es parte de lo que menos
se denuncia en la prensa. Extrañamente esta relación entre las empresas y el
poder político termina siendo un condicionante para la propia prensa. En un
enfoque global, la corrupción no tiene partido en particular, tampoco tiene una
transparencia total su combate, es decir forma parte de la competencia
política. ¿Es acaso una forma más en la que se lleva adelante la política? La
respuesta es sí, la respuesta es parte de una vida, de una historia de una
utopía democrática y liberal que no termina de ser resuelta. Es el horizonte
más idealista de la institucionalidad en abstracto.
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