Introducción:
El presidencialismo argentino, no sólo fue una elección
constitucional, sino que además muestra una serie de elecciones que se hicieron
a lo largo de la historia argentina reciente. Es curioso que las antinomias
argentinas, repitan “autoritarismo”, “democracia” y “populismo”.
Lo interesante es tomar en cuenta estas palabras y ver una
de las tantas interpretaciones que se pueden hacer de ellas. Sin perder de mira
los puntos de vista de ciertas realidades.
Algunas de ellas nos permiten entender ciertas
contradicciones y mitos dentro de la historia argentina y nos permiten salir de
los lugares comunes. A partir de eso podemos apreciar cuál fue el papel del
presidente a lo largo del tiempo, la tesis sobre el péndulo de civiles y
militares desde un “institucionalismo dominante” y de las teorías de
“individualismo racional” que no buscan hacer análisis históricos más
estructurales y funcionales.
1- ¿Sólo
se trata de la constitución?
La primera idea no es menor, pensar que la Constitución de 1853
es un tema menor a la hora de pensar el país puede ser por dos razones, la
primera economicismo pero no profundidad a la hora de entender qué hizo al
Estado y al Mercado del siglo XIX y principios del XX.
Desde el rusismo en adelante, el Estado argentino se puede
entender como una mezcla entre lo inconfesable, y “la utopía civilizatoria”. La
comparación más interesante es la de Chile y Argentina. Chile es un país que se
manejará en términos distintos a Argentina, aunque con puntos en común a saber,
elites criollas, liberalismos no sajones, y la idea de que la represión termina
siendo la clave para fundar el estado. En este sentido, el fin del “jacobinismo
ingenuo”, el “anti-imperialista” (en términos liberales del siglo XIX, San
Martín, Moreno), a la “real-politik” rosista, que podría ser “conservadurismo
popular” pero no como el de Saavedra sino potenciado y siendo capaz de hacer
política, su proyecto el Pacto Federal, no moderniza pero asegura la soberanía.
Curiosamente esta interpretación no es del todo popular, Rosas, no sólo lucha
contra los dos bloqueos, sino que además que tiene un proyecto político,
conservador de un federalismo descentralizado. Alberdi y Sarmiento, enfrentan a
Rosas como un bárbaro pero ansían heredar ese poder. La unión falsa de
“federalismo-unitarismo” es lograda por estos dos hombres, y por esta razón, el
tema de la soberanía se pone en juego. La brutalidad de Mitre, Roca y Sarmiento
no es menor a la de Rosas, se pasa entonces de la falsa de idea de un país que
se funda en un solo intento “constitucional” a una “confederación” nacional,
popular y conservadora- Qué no es aducir lo que pensaba Urquiza-, y una
“federación centralista oligárquica, puramente liberal sólo en lo económico.”
El liberalismo político y el “radicalismo democrático” son posteriores. Los
liberales Argentinos se miden entre la reacción de 1848, y admiran a Guizot, sus principios de real-politik, aducen a
pensar que se manejan con ciertas pautas conservadoras y no sólo eso. No se
basan simplemente en las ideas previas sino en las contemporáneas.
Esto no trata de ser un revisionismo sino que pone nuevas categorías a hechos que se conocen. El
mitrismo es una operación ideológica, pero es sólo una pata de los “liberalismos”
argentinos, de los cuales el que más se desarrolla es el liberalismo
conservador. El cual tiene su gran esplendor a lo largo de las ramas del ejército
liberales, en la SRA
y en otras entidades.
Argentina justamente tiene “demonios” porque muchas veces
prefiere no tener en cuenta cierta interpretación necesaria de la realidad. La
reducción a la unidad, se da en sucesivas etapas, no tiene mucho sentido pensar
que las Naciones surgen de manera artificial. La mayoría de ellas, tienen al
Terror como elemento dominante.
Rosas es el “tirano”, y los “Presidentes” son la ley
encarnada hasta por lo menos Yrigoyen. Jamás se altera la idea de esto. El
criterio rosista de seguridad territorial es perfeccionado por la maquinaria
liberal, es decir, la idea de cuestionar la sedición y la intervención
interprovincial. Es importante ver como el Estado aumenta la represión, inicia
guerras con el exterior, realiza la conquista de la Patagonia , y a la vez es
presentado como un Estado menos violento, y justificado en el nombre de la
“maduración” mientras que el “despotismo rosista” sería algo completamente
anacrónico. Esta operación de que la legalidad borra la violencia es la
operación que se usará en todos los golpes militares siguientes para “proteger
las instituciones”.
¿Qué espera decir esta constitución? Alberdi, tiene dos
caras. La supuestamente buena, en la cual se lo ve como un intelectual
desesperado por lograr al fin la organización del país. La segunda, como un
político, de una rama especial del liberalismo creyente en cierta pauta
profundamente individualista, sin intereses políticos a la presidencia pero con
intereses importantes con la actividad del país. Esto es, apoyar a Urquiza,
“Rosas” como lección histórica y ver en la realidad el fracaso de la república
posible en la “Oligarquía” en la expresión roquista. Roca es el “Rosas”
liberal, crea un régimen en la real-politik hecho a medida de los nuevos
poderes fácticos. Roca es el presidente del país, no necesita que le escriban
una constitución sino que hace uso y abuso de la debilidad de todos los otros
factores de poder. A la vez Roca crea un partido, pero sobre todo conoce lo
militar, y se maneja en círculos muy cerrados, no es “plebiscitario” pero ansía
ser el hombre fuerte, y en el fondo lo es, terminado Roca el siguiente gran
político es Yrigoyen, esto es, el que puede hacer un partido, y disputar el
poder a una Oligarquía que pierde el norte.
La constitución argentina no prevé ni a Yrigoyen ni a Roca.
Y decir que no prevé, en el fondo va a tratar de una de las debilidades de la
constitución argentina, la constitución argentina se funda en el
presidencialismo pero no espera que el “presidente” sea capaz de modificar todo
el sistema político. Lo peor, los presidentes en argentina son los que cambian
el sistema con o sin reforma constitucional de por medio. Tal vez irónicamente
el déficit rosista fue justamente aplazar ese momento para crear una
constitución a medida de la confederación pero eso es contra-fáctico y queda
descartado. Pero lo cierto es que la constitución no es sólo enumeración de
derechos, que el Estado no está solo atado para dejar o no jugar a los sectores
sociales, lo cual es un análisis rico pero que ahora mismo se está cayendo.
¿Qué pasa en Argentina cuando todos los poderes quedan virtualmente
paralizados? ¿Cómo puede ser que se
piense una constitución rígida y la vez se impute que siempre las
“revoluciones” vienen desde arriba? ¿Por qué los fascismos locales sobre todo
el del 30´ no intentaron crear nuevas constituciones? ¿Fue Perón el menos
institucionalista de los presidentes o fue el que dio formas a un sistema de
una forma menos inestable que el retroceso del 14 bis?
Estas preguntas están encadenadas. Sabemos que la
constitución Argentina, no previa la democracia de masas, no le interesó nunca
“contener” al presidente, prefirió tirarlo, sacarlo, o cooptarlo. También
sabemos que el nacimiento y la recreación del “pueblo” como unidad se da en los
regimenes asamblearios o presidenciales,
y que los parlamentos liberales de minorías representativa, no ocurre
esta noción de Pueblo y “anti-pueblo” por eso, Argentina tiene nociones de
pueblo como Francia, un pueblo activo, que siempre se incorpora como mayoría.
Por eso no es el fin del Congreso con ascenso de los movimientos populares sino
la toma de las cámaras de diputados por la simple fuerza electoral.
Curiosamente eso no se trata concienzudamente en el
liberalismo exagerado institucional, el cual asume que las minorías podían
sumarse pacíficamente, y cuando esto no pasaba, eran nuevas mayorías las que
irrumpían en la política tomando, el ejecutivo y el legislativo, y el ciclo se
reiniciaba. No todas las minorías expulsadas de la institucionalidad gozaban de
una debilidad sino que muchas veces eran expulsadas por la propia práctica de
la política.
Cuales son las conclusiones tentativas de esto, hay un
“mito”, en el cual el poder en Argentina está en o fuera de las instituciones.
No todo es “agitación extra-parlamentaria” en este sentido, no existieron
revoluciones que acabarán con todo el sistema institucional previo, pero
tampoco es cierto que el poder siquiera tuviera poder de por sí por la propia
“institucionalidad”, presidencias débiles, cortes supremas abúlicas o
cómplices, legislaturas paralizadas forman parte de los vacíos que no fueron
previstos por la constitución. La constitución actual pensó en presidentes
fuertes, pero no pensó en presidentes en crisis, ni en la manera en que un
legislativo podría salvar una democracia, sí lamentablemente desarrollo una
peor lógica la de un parlamento que tiene que disputar al presidente en juicio
político. Juicio político que en la práctica no pasa, porque la “celeridad”
para hacerlo no va acorde a la dificultad para acceder a la presidencia, al no
haber realmente “presidentes minoritarios” De la Rua fue presidente con el 49% (créase o no),
Kirchner con el 22% pero con una coalición exitosa que no paró de crecer con
plebiscitos combinados con la fuerza de la “recuperación de la política” eso es
una mezcla de muchos factores. Kirchner termina su mandato como un presidente
de mayorías, y era parte del sistema. Duhalde uso las mayorías dadas, para
tomar el poder y no creyó necesariamente en una institucionalidad que lo
“habilitase” tan puntillosamente cómo se
nos quiere hacer creer que debe ser el presidencialismo hoy.
Se pasó de los Presidentes Políticos, a los Presidentes Populares y luego a los
Presidentes tecnocráticos y económicos. La intervención federal era un arma
formidable como lo fueron y lo son los decretos de necesidad y de urgencia.
Para mejor, no fueron una idea prevista en la teoría de las Bases de Alberdi, y
no son siquiera imaginadas por Sarmiento. Si incluimos a las dictaduras como
ejecutivos que van en “nombre” del Presidente, y la “Constitución” lo laxo de
esta es impresionante. Autoritarismos sin partidos, Populismos y partidos
populares y Presidentes Oligárquicos. Todo eso fue lo que admitió la sociedad
sin siquiera preguntarse por la “generosidad” de la Constitución de 1853,
es decir su pretendidamente laxa capacidad de generar decisionismos.
Curiosamente esta rama del derecho y la política es parte de un enemigo del
liberalismo no aquí sino en todo el mundo. Argentina tiene una lucha entonces
entre liberales conservadores esencialistas, y todos los que quisieron poner en
jaque al sistema en los últimos 160 años de historia.
2- El
presidente de la Argentina
posible:
“La Argentina posible”
es una creación alberdiana, lo cierto es que re-aparece periódicamente en
Argentina, cuando se quiere clausurar algunos debates claves. Entre ellos,
¿Cuántos proyectos de país se engendraron? Muchas veces se ha optado por una
visión de orden dialéctico y se ha dicho cualitativamente que hay dos proyectos
de país, el popular, el nacional y el de la patria chica o liberal. Desde el
liberalismo la lógica o dinámica es la opuesta, se asume que el orden y la
civilización y otros agregados son parte de una sociedad fijada en ciertas
pautas y reglas de juego que han sido casi siempre asaltadas por la
irresponsabilidad del pueblo, los demagogos, las “fuerzas vivas” y otras formas
eufemísticas de hablar de la realidad.
Recuperar la idea de conflicto y debilitar la idea de
historia sirve para entender algunas nociones. ¿Realmente se cristalizó el
liberalismo en Argentina? También su contraria, ¿Se cristalización las ideas de
Nación, Pueblo y Estado? ¿Cómo termina siendo el papel de la cabeza del Estado
en este proceso? ¿Por qué no se propugno por el fin del presidencialismo?
Curiosamente, el liberalismo primero de Moreno y Castelli
tenía elementos jacobinos, lo cual no es menor, la violencia o “Terror liberal”
de 1860 en adelante parte de la idea
cierta de que ahora, es el Estado y no el “pueblo” (en este caso el pueblo
ilustrado, o las élites) el que civiliza a la sociedad. Moreno y Castelli muchas
veces son presentados como excesivamente “románticos” y violentos, y en este
sentido son disociados de San Martín. No obstante eso es un error, el
“liberalismo jacobino” y el proceso emancipatorio están en ellos y en Bolívar.
Un revisionismo liberal pero conservador a posterior, quiere romper esta lógica
disociando el “liberalismo argentino” cosa rara ser “liberal pero a la vez
excesivamente provincialista” y el liberalismo en general. Esta ruptura es
falsa, tanto que al final de cuentas, en Argentina el liberalismo produce
muchos efectos, y que las ideas de nación se cruzan y se reinventan muchas
veces.
Por esta razón San Martín habla de “nuestros hermanos” los Indios.
El pueblo es en el jacobinismo liberal, la base de hombres que van a ser
libres, y en este sentido, el hombre individual puede hacer su destino. No hay
un determinismo de corte alberdiano o sarmientino, lo que hay en San Martín es el liberalismo
propio de la revolución francesa y las suma de los elementos hispánicos del
liberalismo español, el cual forma parte de una gran reacción antimonárquica,
que sacude a la Europa ,
Napoleón hace más que ser el enemigo de Inglaterra tiene y suma una disputa
ideológica, la República Imperial
Burguesa, de naciones unitarias contra los Parlamentarismos coloniales
británicos. No existe hasta la restauración la posibilidad de síntesis entre el
“liberalismo y el conservadurismo”.
Entonces Los indios son parte del país, y el pueblo es el pueblo como lo son
los habitantes del pueblo de París. Es decir las masas que el liberalismo usa
como apoyo contra la monarquía. Ahora bien para no hacer tanta ficción y tratar
de afrancesar a San Martín, si podemos decir que o damos a estas perspectivas
un optimismo ingenuo, o asumimos que dentro del liberalismo hay una serie de
transformaciones. Si Mitre quiere que sea Rivadavia, como Alberdi, la cabeza
del liberalismo es porque no quiere asumir a un liberalismo de corte
“revolucionario”, y porque además quiere subsumir a la idea de Orden, la idea
de “Revolución”.
Estas ideas no son menores, en vez de ir al drama de los
liberales del 37, camino harto realizado es mejor observar los frutos del “Liberalismo conservador”. Ellos son
sin duda, la de una “moderación”, y la ampliación de la idea del derecho, sobre
la idea de libertad en términos hegelianos y rousseouneanos. Esto es, la
“Revolución Francesa” fue un error. El gran error, que propuso que la política
puede cambiar a la sociedad de manera drástica. Los neo-conservadores hoy, y su
par los neo-liberales han deconstruído la “Revolución Francesa”, para ellos es
un error. Desde Napoleón hasta la Revolución
Rusa , e incluso el Mayo de 1968, excluyendo las revueltas en
el bloque soviético por razones obvias, y la Revolución China ,
y otras porque no se ajustan a los esquemas.
El liberalismo conservador no cree en el pueblo, cree en la
“pluralidad” y toda la sociedad es una suma de minorías o individuos. Este es
el liberalismo que necesita de Rivadavia, y su “apresuramiento” al orden y su
gobierno de élites “cosmopolitas”. No es una sencilla claudicación. Es una
operación, que servirá para dar forma a los siguientes experimentos del
liberalismo conservador.
¿Por qué no pensar a Alberdi y Sarmiento desde un lado
maquiavélico?, para esto tres preguntas, ¿Difundieron las ideas del Liberalismo
conservador?, ¿Crearon la idea de una patria chica de elites y fracturaron de
manera irreversible la sociedad?, ¿Volvieron inestable al pueblo, al Estado y
al presidente y a la democracia? Las tres son sí.
Así pierde el aura del largo plazo por parte de ese
liberalismo conservador. Sarmiento y Alberdi ven “frustradas” sus aspiraciones
y no en vano. El monstruo liberal, el “Rosas” (valga la licencia es Roca), y en
este sentido, la revisión vale la pena. Mitre es un hombre que no está siendo
conciente realmente de lo que está a punto de lograr. Por esta razón ser parte
de la Unión Cívica ,
y luego volverá al Liberalismo Conservador. Esto no es tanto una interpretación
de la historia, sino de las ideas, sin apresurarnos podemos decir, que la “Civilización”
es la formación liberal conservadora que luego terminará tomando elementos del
positivismo. Roca, suma el positivismo como sus contemporáneos más directos,
Pellegrini, y otros. El positivismo da pautas claras, el modelo británico
aparece sólido a medida que la historia no tiene alternativas. El liberalismo
conservador se hace científico como en el México de Porfirio Díaz.
Extremadamente liberales en lo civil, pero conservadores netos en lo político,
son la derecha clásica de la segunda mitad del siglo XIX, derecha que en todas
partes del mundo se las ingenio para sobrevivir. En este sentido no copian a
Inglaterra tontamente sino que son interpelados por ella, es la Inglaterra Victoriana ,
la que seduce por razones de toda índole. Esta ideología siente aversión a la
idea de la Revolución
francesa y a las revoluciones siguientes en la Republica Francesa.
Por eso Francia pierde peso relativo en el imaginario colectivo. A la vez se
desarrolla un recelo muy distinto hacia Estados Unidos, el cual es visto como
una alternativa muy distinta a la opción local.
¿Cómo fue que se debilito esa idea Federal “estadounidense”
que tenía Artigas? Bueno la respuesta está en que la federación como tal no es
posible por razones estructurales ni tampoco por las políticas, ni por las
ideológicas. No fue que el estado se logra por accidente por fatalidad. Brasil
a contra mano inicia una “republica” federal, con un federalismo oligárquico
pero sumamente localista donde los papeles se invierten. La oligarquía se
enquista en un territorio chico y presiona al resto de la “Unidad Nacional”. El
presidente en Brasil es menos importante, tiene que negociar con San Pablo a
cada instante. Conservadurismo no quiere decir unidad nacional completa. Por lo
menos no en el plano de las ideas, y menos en el plano de la economía, la
“Unidad” y extensión del estado argentino en esos esquemas fue una eventualidad
social, y del desarrollo. No fue pensada por ningún liberal conservador, es más
ocurrió por “necesidad”.
Curiosamente esto hace que el presidente Argentino sea muy
poderoso. Sea la cima del conservadurismo funde un partido donde lo notable
pesa menos que lo oligárquico. No son exitosos burgueses de todo el país los
que conforman el régimen sino que son grandes latifundistas, o grandes
explotadores de economías casi de enclave, los cuales son parte de una
conformación muy reducida donde la sociedad civil casi no es necesaria. Donde la Iglesia tiene un peso
importante y se afianza como mecanismo retro-alimentador de su lado más conservador.
Lo más feudal de este proceso donde el capitalismo liberal llega a su fin,
donde el proteccionismo que sólo asegura más rentas puede sobrevivir es allí.
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