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Las reformas y los “sectores orgánicos”, radiografía del poder.



                                                                                  I-

Estudiar el poder es complejo, es más, tanto que la crisis de la economía es la que lleva al re-diseño de la política, y tanto que en el fondo, el relato, como tal no es otra cosa que decir, que construir materialmente un discurso. Con todo, siguen las teorías banales sobre el papel de la “corrupción”, la corrupción forma parte del capitalismo, y su “solución” tiene que ver más con el rezo de las iglesias que con la moral de la política, como siempre podría ser Maquiavélico decir esto, pero en el gobierno de las cosas, el poder primero se consigue, se expande y se multiplica y después se explican las razones. Que los Estados, los políticos, y los sistemas no sean completamente transparentes debería ya ser una obviedad. Tomar “partido” cuando es ingenuo sí forma parte de las personas que creen que la moral es política, y que además lo es sin contradicción. En medio de ese remolino hay una cosa segura, con todo el poder se mantiene en las mismas bandas. La impoluta “democracia” cuando conviene, el impoluto “sindicalismo”, presidente y congreso cuando conviene. No sería la primera vez, la prensa como “independiente” e impoluta, y además de todo el juego de poder, de todos los que por el poder pelean, la política sin su lado conspirativo es un relato, pero es un relato hasta para el más “esclarecido”, pensar que la política puede ser obvia sería casi renunciar a la política, es decir otra forma más de ser a-político. ¿Qué lucha honesta o deshonesta se ganó en la transparencia? Con todo el mundo sigue girando, el asco, de algunos se va superando, y cambian de enemigos, eso es la política, no lo contrario.

A todo eso, la política, la distopía y la utopía son conceptos compartidos, no sería raro decir que el triunfo de uno es el fin del otro. Curiosamente la división por clivaje sin conflicto es vana, cuando se piensa en ellos, se pregunta y se pregunta, la oposición es “política partidaria” como si los partidos fueran el sello de la garantía o son en realidad es político social, claro que eso es “petardismo” no vaya a ser que en realidad se considere que todas las opciones podrían no ser “buenas” y perfectas y que el salto a la salvación está a la vuelta de la esquina, del 83´ al 89´, la intención del voto estaba en el 80%, luego cayo al 70-60% en los 90´, luego en el 2001 cayó a mínimos históricos, cuando esto pasó, De la Rua se fue por una alianza para sacarlo y por su incompetencia, con la “teoría” más o menos golpista de lo evidente; Duhalde, los dolarizadores versus los pesificadores, los radicales ausentes, y los luchadores populares con otras organizaciones, la represión policial, etc. Pero un modelo con más inclusión social, no vino sólo primero siguieron exprimiendo al pueblo argentino, como antes como en la dictadura y en la hiperinflación, los deudores no justamente hipotecarios de su propia casa donde vivían se salvaron, bancos privados sobre todo, y la devaluación pulverizo el salario, a groso modo, las clases dominantes salvaron el cuello, la sociedad se “reconcilió”, pero las salvajada siguieron, la masacre del Puente Avellaneda, combinada al PJ, sumada a cierto silencio. En todo eso, se prefirió pensar en la “interna peronista” pero no en el poder de los grandes ganadores de los últimos 40 años, los grupos concentrados, sean políticos o no. Este perdón tiene una marca segura, la cual fue una mezcla de promesas, una de ellas, el mercado interno, otra de ellas el fin de la represión de la protesta social, y una más la idea de un Estado que iba a dirigir la economía. Por eso las manos de todos o están embarradas o tienen sangre de por medio, y eso pasa siempre en la periferia, lo que no quiere decir que la vida de gran parte de la sociedad argentina no haya mejorado parcialmente que es lo que importa de hecho y que en realidad, no podrían haber existido peores escenarios.

No se puede decir levemente que Clarín, La Nación, y otros, buscaron ser socios privilegiados de todos los gobiernos, o ser sus censores, que buscaron tener pautas, y las publicidades de los grupos económicos, que buscaron tener mucho más negocios, que entraron a la AFA con otro corrupto como Julio Grondona, al cual siempre perdonaron y apañaron como lo hicieron en la época misma de Videla y que es un mafioso desde el “Futbol para Todos” y para mejor sobrevivió a más de un presidente. Pero claro, es mejor pensar que la gente “festejaba” el mundial. ¿Cuántas tapas de Clarín podrían haber cambiado la dictadura? No lo sabemos, porque eso sería política ficción. Argentina sabe de pragmatismo cuando le conviene. Muchos prefieren hablar de la BBC como independiente del gobierno Ingles, o buscar ejemplos sacados y comparados como guste más. Hay muchas añoranzas de dictaduras no revisadas, y muchos son felices con la idea de Brasil juzgando a sus corruptos, y en cierto sentido tiene sentido. La democracia es más “transparente” pero eso no significa que sea más participativa, ni más social, ni que la policía y los jueces no hagan con las causas de los “perejiles” lo que quieran. Pensar que los subsistemas no tienen independencia en el Estado es “naif”. Ahora como sabemos y nos damos cuenta, la sociedad Argentina, vota presidentes, apuesta sectorialmente a ganancias económicas, y los grupos meten la cola. La corrupción pesa menos que la “seguridad” y el “empleo”, pesa menos que otras cosas, pesa menos que los niveles de consumo, pesa menos que grandes andamiajes de las clases medias que viven de acuerdo en las actividades concretas, en medio de la corrupción subterránea con la que se convive. Por lo que cada sistema es reflejo de la sociedad, pero la sociedad porque tiene cosas muy burguesas primero asegura el bolsillo. Recordemos que los dólares, y otras cuestiones como el lujo, vienen de la mano del “Discurso de María Teresa” que ofende aunque el status en esta sociedad sea sólo consumo y no mucho más, es cierto que Noble y Mitre jamás van a andar de Madres Teresas, prefieren en todo caso ser, “apóstoles de la verdad”,  como siempre la conveniencia viene de la mano de cambiar de “César”, acá parece que está en juego más bien el poder de ciertos sectores, sectores que en suma dicen, “puesto menor”, y el puesto menor es obvio, está la gente que no es pueblo, la gente que son individuos que consumen y tienen que consumir hasta cómo votar, y están los políticos (manejadores de fondos de inversión) como si fuera corta la metáfora cuando las campañas tienen influencia brutal de grandes grupos que no impiden que se vote pero que fuerzan la opinión pública y el debate e instalan lo que quieren, que cuando más millonarios se  hacen podrían ser amenazadores como si en Latinoamérica, la cosa se jugara entre las bandas de Sandino (La revolución) y Somoza (El patrimonialismo de una sola familia), y sin grises, las cosas fueran simplemente, algunos se enriquecen y otros no. Pero claro que eso no va a la cuestión, no se puede ser “liberal utópico” pensando que Clarín o Murdoch son la libertad de prensa, y el Estado siempre es genocida porque un loco, porque siempre es un loco está por ahí perdido. Ni siquiera es anarquismo, porque si así lo fuera todo sería parte de un magnicidio y ya está la solución, al menos como la propaganda por el hecho. Todo sería sencillo, Argentina tenía anarquistas que se jugaban el pellejo y mataban comisarios y jefes de policía que luego fueron reemplazados por guerrilleros y ambos fueron perseguidos por los medios de la “buena sociedad”, que ponían los pelos de punta de las oligarquías pero no parece ser, el grito sordo actual, en cierta forma de representar la política muchas veces se confunde, los éxitos electorales con las crisis orgánicas, con más o con menos clase media, se puede pensar lo mismo. Si la clase media es más tiene que ser consumidora únicamente de lo internacionalmente establecido y sin grises siquiera intentar tener un partido de clase media y entonces ¿Qué les queda a los sectores populares? Ni casas, ni zapatillas, ni comida, sólo paciencia y pedir a la patronal que si no los mata, los deja morirse, y cada “tragedia” es culpa de la política y no de la sociedad.

Sino el que “Roban pero hacen” versus es “rico y por eso no va a robar” (binominio sin salida y poco “constitucional”) sería una estupidez demasiado grande, pero Argentina lo escucha. Claro ese moralismo republicano jamás se oye, las largas lamentaciones de la Argentina imposible jamás sacarán del trabajo a nadie que trabaje en una radio paga, y está bien, incluso el periodista más o menos delirante se da cuenta de eso, y hasta la sociedad se da cuenta de eso, ve las conversiones con más o menos furia según el momento. La pregunta es, ¿Por qué seguimos esperando a que alguien forme la opinión pública? La anti-democracia en suma, la baja participación y la no lucha por otro sistema económico, parecen ser un cóctel para las corporaciones y para la corrupción. Aunque claro que todo, todo es mejor que una sociedad donde el “totalitarismo” surja, aunque bien no se sepa que es ese totalitarismo, o esa violencia. Cuando vemos que las sociedades prefieren siempre solucionar los problemas cruciales de manera semi-autoritaria y estamos siendo buenos, el ajuste de una nación, y la necesidad de un sistema financiero se deciden más fácil que un fallo contra algún grupo concentrado, hay crisis donde se necesita todo el poder y toda la “cooperación” donde oponerse es absurdo y otras donde es un “deber”.

Es el propio marketing político, el que crea la personalización y lo plebiscitario y si esa arma se le escapa de las manos viene la tragedia, todas las alianzas sociales dependen entonces de personas y sus cargos en el Estado, ¿qué tiene eso de raro si por cierto momento dio una edad de oro para los grupos concentrados la cual no tiene fin?

Sin partidos con gestiones, en maquinas de propaganda impresionantes los medios tienen la entrada y la salida, y dicen no ser totalitario y son la “garantía de la democracia”, los que dijeron que ganamos en Malvinas son la garantía, las democracias para el consumismo son una preocupación menor. Entonces, sí como todo, hasta la “justicia” es un tema menor, Luciano Arruga, Jorge Julio Lopez, y los desaparecidos podrían vivir con el indulto de la clase dominante, pero Clarín sería una tragedia nacional, ninguna tribu indígena es defendida con la vehemencia con la que se defendió a la familia Noble, y la familia Noble y sus socios como se quejan de los demás de la clase política siempre cubren bien sus espaldas.

No puede ser que el mundo se haya acostumbrado a ver estas cosas, simplemente. Carrió en 2003, tenía 20% de votos, y Lopez Murphy una cantidad similar salió tercero detrás de Kirchner y Menem, Lavagna fue un presidenciable, y con todo eso, podríamos decir que no triunfaron. ¿Qué paso con la era de la anticorrupción menemista?  ¿Qué fue la ALIANZA? Claro que es obvio que cuando se tuvo que avanzar, que cuando Joaquín Morales Sola denunció a Chupete la sociedad se iba encaminando hacia el default por una especulación de millones, como lo es la deuda de los fondos buitres el FMI, bueno, De la Rúa malo, diciembre de 2001, los bancos quebrados y robados, las cautelares para gente como Francella que con todo saco su dinero, y los jubilados, los eternos postergados con un palo y a la bolsa, con la idea de los que no se jubilaron porque laburaron en negro, para poder comer se tenían que joder, así de simple. Pero la saña sabemos que viene por parte de que si el poder político se condiciona  o se maneja. El monstruo viene cuando hay que salvar las papas, cuesta pensar que Argentina del 9% del crecimiento del PBI, las ganancias de los mejores años se las llevo las multinacionales primero y se repartió entre los demás, a eso le llaman cuando cuesta un poco más, la presión tributaria, con todo Machinea, y Duhalde, y todos los que tenían que pagar los platos rotos de las ganancias multimillonarias de la privatizadas prometieron subir impuestos, ¿O estamos inventando? No era posible el país del IVA simplemente con contracciones cíclicas feroces, cuesta pensar y se nota que los patrimonios de lo políticos crecieron pero cuesta más pensar que ciertos sectores de la sociedad los “incluidos” siempre votarán primero la economía, y todo lo demás es decoración, todos crecieron, y los salarios reales crecieron menos, eso nos dice que entender Argentina, y la lucha es algo quijotesco y bastante complejo. Con todo Techint, Clarín, disfrutaron del presidente del 22%, y salieron a clavar los dientes, Illia el cual es reputado como honesto fue llevado puesto por los arreglos de corporaciones, y dejo nada menos que al Onganía que limito las cautelares, y otros, si fueran juzgados, si todo fuera fácil y sencillo poco podrían hacer en este país (no ganarían plata), pero por alguna razón con el “Juicio Político” basta, fin de un mandato se vuelve a negociar, es parte de la locura de decir que un gobierno se cae con la tapa de Clarín pero antes que nada busque la función y el dominio del 60% del mercado de cable por sobre la independencia. Perfil y La Nación que son sus aguateros, amigos de Ted Turner y similares, defensores de la democracia burguesa, creyentes que el 20% de la sociedad debe gobernar al 80% no dejan de dormir porque esto pase. Lo malo son las formas, las dictaduras pro-mercado, no fueron tan malas. Temen ser perseguidos como si fueran parte de una sociedad donde las relaciones de poder pueden cambiar. Ahora bien cuando se piensa, y se sabe que una buena parte de la política se hace a base de dinero, el príncipe moderno ya no es el partido, específicamente, tampoco lo es un hombre que vaya matando a todos y que jamás tenga nada que perder, ahora lo plebiscitario, las grandes corporaciones, las mafias y la corrupción, conviven con los estallidos sociales, las necesidades urgentes de las personas, y sobre todo con un sistema que le cuesta legitimarse sin un enorme aparato de propaganda. A Moyano no se le cae una sola lágrima por engullir para hacer política millones, a Macri tampoco. Por cierto entonces que en parte terminan siendo alianzas de poderosos con menos poderosos.

¿Podemos negar el peso de este bloque histórico? Las condiciones de posibilidad de la política están siendo estas con lo periférico, con las crisis, los Blaquier, los Videla, y otros lamentan el tiempo perdido pero no piden perdón. ¿Lo tienen que pedir? En parte la sociedad argentina tiene una guerra abierta, es la misma gente de la escarapela papal, es la misma gente que de alguna manera hizo el poder a su “manera” y sabe que gente que le ataque con las mismas armas los corre de la escena. Fuego con fuego, presiones juzgada en extremo, Argentina no fue impoluta en 1983, 200 años de histórica más bien dicen que los últimos fueron bastante parte de los anteriores. Lo mismo pasó con Perón, el IAPI, y con todos los elementos que formaron parte de la disputa de fondo la economía. Una economía que llegó a estos puntos contradictorios donde se produce más que nunca, pero a la vez la riqueza se va cada vez más rápido. La plata dulce, y el tener que mantener el mercado interno con un tipo de cambio no competitivo, y que los más ricos viajen y los más pobres se hambreen, poco tienen que ver uno o dos presidentes, tiene que ver con modelos productivos. O mano de obra barata o semi-esclava para la exportación, con la flexibilización laboral y la corrupción del Ministerio de Trabajo que comparado históricamente viene de la BANELCO, o viene de sindicalistas cooptados y ahora mismo está como en todas las crisis anteriores en cuestión, en ese esquema son muy valiosos los convenios colectivos de trabajo no son sólo voluntarismo. Esas jugadas son parte de la política de verdad, sin ser puritanos, y en el plan de lo imposible, se puede decir que las convenciones colectivas con sindicalistas que ganaron mucho ahora despertaron de su sueño dogmático, son como las FFAA ¿salvadores de la patria?, cuanto se los odia cuando están adentro y cuando se los quiere afuera.

¿Y los trabajadores? Los trabajadores se dividen entre los que luchan contra todo el sistema, los que no pueden luchar porque apenas pueden trabajar, trabajan como esclavos, o apenas tienen la formación mucho más compleja que la de votar que es la defenderse en el ámbito laboral. Pero esas son las reformas sobre las que La Nación y Clarín no gastan tiempo, los “trabajadores golondrina” y sus explotadores tienen varias generaciones, con todo, apenas se recuerdan, y así que el Momo, y otros estaban en contra de la Ley de Flexibilización laboral pero a la vez cargaban con el sello seguro de pactar, y que el Lobby agrario están poderoso como el lobby de cualquier político de turno y que los sindicalistas y los extranjeros compran campos, y con todo, con todo eso, sorprende que en el fondo, todo el fallo sobre si Clarín debía o no desarmar su monopolio, fuese el barril el pólvora.

En las contradicciones de la participación política, los partidos, las promesas a medias, y la política concretas se maneja el mundo, sin los programas más o menos irrealizables, y la alternancia viene de la mano del desgaste, le pasó a Menem, le pasó a Alfonsín, le pasó a De la Rua, y pasa en parte a los Kirchner en esta guerra mediática porque si un medio pone los plazos, y juega con la legalidad lo hace en la misma calidad de lo que dice de quienes se eternizan en el poder. Ahora que bello es pensar la guerra política y los intereses de por medio. Vandor y Ongañía, fueron actores de veto de la argentina, Clarín, y los medios de ambos bandos, hoy también lo son, y justamente por eso se puede hablar o no de transformación. La política tiene actores y métodos democráticos, los que tienden a la discusión más o menos abierta y los poderes fácticos, es decir un debate legislativo es sólo una pata de muchos arreglos previos y campañas políticas y mediáticas por realizarse. Los que lloraban con el que “sin el peronismo no se puede gobernar”, luego lloraron con “peronismo no se puede gobernar”, y para mejor se crea una sensación, ¿Qué hacen las elecciones en realidad? ¿Son muestra de lo nuevo o son parte de las luchas entre las gestiones más o menos honestas versus los actores de veto? O se idealiza o se construye un movimiento asambleario permanente, o la gente sale apoyar parcialmente a distintos actores reales de peso, veto o democráticos que están en pugna, no hay que hacer metafísica social, no es que la sociedad se volvió más honesta. Las heridas lacerantes del país siguen abiertas, pero con todo se sigue peleando en un escenario más turbio pero cierto, es raro que se piense que siempre el otro se va a dejar vencer. Se usa al populismo como la cubierta non santa de la lucha por el poder, el no-populista vendría a ser el “bueno” aunque lo paguen corporaciones o narcotraficantes, aunque no se quiera ir del poder. Las teorías son marcadas en ese sentido, recordemos a la gente que pensaba y decía que si Duhalde puso a Kirchner en el poder, él lo tiene que sacar. Eso pasó antes de todos los cacerolazos, que a diferencia de reclamos salariales, indígenas, y ambientales tienen fines menos concretos, y grados de dispersión interesantes. Pero está bien, todo se juega en la calle y en los medios. El fin de la historia es imposible. Cuando a la gente se la quiere dejar afuera, se hace como en Europa, se la observa y se la deja estar, los medios, el País de España, el Mundo, no hacen fuerza diariamente para que se vaya el Rey Juan Carlos de Borbón. Ahí los jueces anti-franquistas se amparan en lo que pueden para hacer su trabajo pero claro, esos jueces son menos héroes que los que viajan a Miami porque se lo pagan Clarín, recordemos que Duhalde presionaba a Menem con un plebiscito para hablar del fin de la re-re-re, ahora ¿qué candidato hoy podría llamara a un plebiscito en contra de la re-re-re, en contra de la “reforma de justicia”?, y no ser un gran medio de comunicación y la gente le daría fácil el Sí. Si los cacerolazos son los “plebiscitos”, tienen que generar un Capriles, una suma de la oposición, y en parte de la oposición orgánica dentro del sistema, no de una cosa abstracta. Ahora que los partidos van a marchar en los cacerolazos eso se va a ver, ¿serán expulsados por “la gente”? este es un momento para abandonar la idea de moral, de si ir o no ir, es parte de pensar bien o mal la argentina para ver los intereses en juego de los actores. Eso es política, lo anterior, era pre-político, eran dos enemigos que se miden. Llegado el punto es gracioso, termina generándose la idea de la alternancia no ya como un triunfo positivo del dialogo, sino como el poder al fin “desalojar” el poder como si fuera un baño donde cada uno tiene que hacer lo suyo. Eso termina creando, nuevas alianzas, lo que antes sacaban a Menem, aunque fracasó, tendría que funcionar ahora y sólo importa instrumentalmente. ¿Importa si es Macri, Scioli, o quién sea? O sólo importa ganar una pulseada más. La cuestión termina siendo áspera porque muestra la lucha política, y eso no es parte de la desaparición de la “democracia” sino de la democracia realmente existente.               

Venezuela, Argentina, Grecia, España, y otros países, atraviesan un proceso complejo, en parte porque se ve como siempre que la economía lleva a preguntarse el cómo y quién debe hacerse cargo de la cosa pública, que da las bases reales para la economía.

Por un lado la “Civilización Occidental y Cristiana”,  y no tanto porque realmente sea una “realidad” sino porque en el fondo es el discurso imperial pero no ya nacional, hay una sola manera de ver el mundo, “la paz democrática”, el humanizar a los políticos pero deshumanizar a las políticas, y sobre todo usar a las instituciones a favor de grupos concentrados de la economía que cunado entran en contradicción generan las reacciones políticas. Los otros, son todos aquellos que ni pueden soñar con prosperar. Argentina tuvo el método del escarche contra los represores de la última dictadura militar, luego de que la democracia que tenía la “Ley de Punto Final” y la “Ley de Obediencia de Vida”, fueran parte de las enajenadas hipótesis sobre la auto-admistía y las series de la reconciliación nacional. ¿Cómo puede ser que sea tan burgués bien pensante para creer que siempre las instituciones simplemente cayeron por partidos políticos, y por políticos? ¿Cómo no darse cuenta que los “Capitanes de la Industria”, los capitalistas amigos, funcionaron como proveedores chupa sangre en el Estado de Bienestar, y como asesinos implícitos en los regímenes de tercerizadas? Ahora claro que Argentina o al menos así no la cuentan es más probable que no tenga democracia, ni constitución, ni estado de derecho, puede que tenga desnutrición crónica, y bandas de mafias de cualquier cosa. Ahora la anestesia es fuerte, tanto que la “democracia” aparentemente siempre vale lo mismo. Y tanto es así, que ahora mismo, “El Poder Judicial” parece ser más justo que el ejecutivo y el legislativo, porque en el fondo, la democracia con pobres, hace que los gobernantes que les dan plata a los pobres, los voten. Es decir, ¿Qué esperan que pase? Los pobres no tienen ni justicia, ni leyes, ni ayudas, y si las tienen es para que los voten a los de turno. ¿No será demasiado clasista y obvia esta sugestión?

Este es un paradigma perverso, quita a la clase obrera su papel, quita a la clase su papel, y el héroe de turno es el que está en un gran canal de televisión del lado que sea y no las mayorías, parece que todo, tiene ese sentido, y entonces el conflicto mediático va a rebotar en la sociedad tiene que pasar por eso se habla de representante además de que se pueda valorar el papel de un estadista como tal. El neo-liberalismo habla del exceso de democracia de distintos grupos que demandan a un Estado que no puede satisfacer al capitalismo, entonces, ¿Capitalismo e injusticia? La respuesta es sí, en todas las reformas de DD HH, y en todas las reformas de cualquier sistema desde la “Reforma Universitaria” en la época radical, hasta los derechos sindicales pagados por los empleadores de Juan Domingo Perón, el “autoritarismo” convivía con reivindicaciones, en este país, para la suerte de muchos, la democracia fue la manera de asegurar la docilidad, si “la toma del estado es imposible”, si el estado no es un ente voluntarista, si el estado no reprime, no da justicia, no hace políticas de salud y de educación, si en el fondo no es el inversor más grande del país, por fuera de las multinacionales y en última instancia no cobra los impuestos. El Estado es una metafísica.

Ahora bien, ciertamente que en estos casos se ve como se juega la hegemonía, en estos casos entran en crisis muchas cuestiones que se pusieron en boga en estos años, una de ellas, es el peso del instrumental de la política, las instituciones y corporaciones que son necesarias para llevar a cabo el poder. El segundo de ellos el poder de los medios de comunicación, pero como instrumentos, el segundo la debilidad de construir un sentido histórico, el problema de la educación, el abandonar el análisis de las clases por el de las identidades. Estos últimos días son desastrosos para los entusiastas del fin de la historia, pero también para los cándidos que ven que la sociedad tiene batallas ganadas e irreversibles.

Hoy mismo se ve como de alguna manera los sectores menos organizados de la sociedad son tapados por lo que se quiere ver como más palaciego. Se ve el peso de los aparatos en los tres poderes, y en los territorios. Hoy se ve por nueva vez el “republicanismo pacato”, y además se entiende que papel toca jugar a cada uno. Curiosamente los temas más densos de las agendas reales no se esclarecen. Ciertamente que una fase de un gobierno en un poder puede terminar, y es más termina, porque eso es la historia es contingencia. La pregunta está en qué modifica. ¿Hay relaciones de fuerzas irreversibles? ¿Hasta qué punto termina siendo con todo la democracia de 1983 en adelante un intento fallido? Si se renuevan los cucos de los tan temidos utopistas liberales argentinos, pese a todas las contradicciones reales, sociales y que no son asimilables ni al peronismo ni a la UCR, se llega a un lugar interesante. La dependencia. El Estado no puede ser del todo para el pueblo, porque el pueblo uno, es una cosa que se parece a una quimera, pero tampoco parece que existiera, tiempo y fuerzas para ese pueblo para poder cortar la cuerda que lo ahorca.

Curiosamente en todo ese derrotero, siempre se está en el peor momento de la historia, la Hiperinflación, el fin de la convertibilidad, hoy con la reforma de la justicia, tienen que ver con la doctrina del shock, y sus soluciones, la “Convertibilidad”, la pesificación asimétrica, y la justicia como lo que se crea que alguno que tiene que ser y uno es un patricio que siempre sabe lo que tiene que hacer “un tecnócrata”, forman parte de un gran proceso. Uno en el cual, son los que más tienen los que eligen, y los que menos tienen esperan cuatro o dos años para siquiera opinar.  Esto es lo que en parte parece peor, porque siempre el ganar en la política podría ser visto como el fin de las minorías, pero las minorías que no desaparecen son las patrimoniales. Entonces, es más fácil dudar de una elección que de quienes tienen que seguir ganando millones.

El golpe de gracia se da cuando se cree que existe el “periodismo”, la “política”, y la “vida de la gente” como tres esferas separadas, como cuando se cree que la hiperinflación, por causas de deuda externa y debilidad del político de turno para controlar el mismo estado no era ya un indicador de todo un problema de la democracia idealizada, fue más sencillo decir Alfonsín pero no decir Macri, o Pérez Companc, era más sencillo no decir Cavallo, porque Cavallo fue un hombre que cruzó el horizonte, logrando objetivos, pero claro Cavallo hasta fue un político y tenía representación. Cavallo en ese sentido, con las herramientas inefables del cesarismo “menemista” es un escollo, Martínez de Hoz, un accidente, Machinea el cual creo la tablita para pagar lo que se sabía que no se podía sostener otro accidente. Y así, cada personaje de la vida política argentina, como por ejemplo aquello que mas o menos da entender que el honesto Angelloz, que sí prometía el ajuste era más honesto que el deshonesto Menem que hizo el ajuste, cuesta pensar y creer. Cuesta decir que Alfonsín no le importaba la interna Menem-Caffiero y que apuntalo a Menem, cuesta creer que Nosiglia ese “gran radical” no intento darle en bandeja de plata el país a Rodríguez Saa, pero más cuesta pensar que Duhalde, fue parte de los queridos de la triple A, que decía “Mazorca, Mazorca, montoneros a la horca”, pero que también tuvo cierto papel defendiendo presos políticos, que Menem estuvo preso en la dictadura, que Alfonsín se reunió con el ERP, y todas las redes posibles. Duhalde como el inventor del sistema que luego adujeron a Kirchner como la dictadura, el Plan Vida y la Caja Pan como la forma de asistencialismo bi-partidista, es decir, siempre desde 1983 hubo asistencialismo, qué cambio, la rutinización, eso tuvo que ver con una economía que se concentro no con otra cosa. ¿No venía todo eso contenido del régimen de 1983 a 2013?

Justamente el éxito de la democracia fue que a la “clase política” no la saco un general, o un coronel, pero no mucho más que eso, eso es lo formal, para cada sector y partido, hubo momentos más democráticos que otros, hubo sapos que tragar, y no sólo eso, hubo incorporaciones y expulsiones, ahora es obvio que en cierto sentido, la concentración del poder, la crisis económica, los prestamos sin control al FMI, el pago de la deuda externa, e indicadores desesperantes que venían de la dictadura hacen de la democracia cierto continuo. Entonces como cuando se habla de ajuste “heterodoxo” u “ortodoxo”, los beneficiados del ajuste les importa poco. ¿Qué queda para decir sino que en el fondo, no son las teorías de identidad sino ciclos estructurales los que ponen fin o continuidad a los procesos? ¿Acaso los medios de comunicación y los aliados empresariales cambiaron de estrategia? ¿Acaso Telefónica es más impoluta que antes? Lázaro Báez, y otros son los nuevos personajes de este elenco. La cuestión como siempre, es ver como se retroalimenta la condición más recalcitrante que los grandes medios de comunicación y la política no digiere sin transformarse que es la acción política, es decir en conquistas parciales pero concretas. No puede ser siempre la misma excusa de la despolitización, la que abra las puertas a nuevos “modernizadores”, porque esos modernizadores son “tradicionales” modernizadores, y los sabios del establishment en general explicarán que se trata de una sociedad que no sabe reaccionar que no lucha siempre, y que mira televisión, caricatura de todo lo anterior.  

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