I-
Estudiar el poder es complejo, es más, tanto que la crisis
de la economía es la que lleva al re-diseño de la política, y tanto que en el
fondo, el relato, como tal no es otra cosa que decir, que construir
materialmente un discurso. Con todo, siguen las teorías banales sobre el papel
de la “corrupción”, la corrupción forma parte del capitalismo, y su “solución”
tiene que ver más con el rezo de las iglesias que con la moral de la política,
como siempre podría ser Maquiavélico decir esto, pero en el gobierno de las
cosas, el poder primero se consigue, se expande y se multiplica y después se
explican las razones. Que los Estados, los políticos, y los sistemas no sean
completamente transparentes debería ya ser una obviedad. Tomar “partido” cuando
es ingenuo sí forma parte de las personas que creen que la moral es política, y
que además lo es sin contradicción. En medio de ese remolino hay una cosa
segura, con todo el poder se mantiene en las mismas bandas. La impoluta
“democracia” cuando conviene, el impoluto “sindicalismo”, presidente y congreso
cuando conviene. No sería la primera vez, la prensa como “independiente” e
impoluta, y además de todo el juego de poder, de todos los que por el poder
pelean, la política sin su lado conspirativo es un relato, pero es un relato
hasta para el más “esclarecido”, pensar que la política puede ser obvia sería
casi renunciar a la política, es decir otra forma más de ser a-político. ¿Qué
lucha honesta o deshonesta se ganó en la transparencia? Con todo el mundo sigue
girando, el asco, de algunos se va superando, y cambian de enemigos, eso es la
política, no lo contrario.
A todo eso, la política, la distopía y la utopía son
conceptos compartidos, no sería raro decir que el triunfo de uno es el fin del
otro. Curiosamente la división por clivaje sin conflicto es vana, cuando se
piensa en ellos, se pregunta y se pregunta, la oposición es “política partidaria”
como si los partidos fueran el sello de la garantía o son en realidad es
político social, claro que eso es “petardismo” no vaya a ser que en realidad se
considere que todas las opciones podrían no ser “buenas” y perfectas y que el
salto a la salvación está a la vuelta de la esquina, del 83´ al 89´, la
intención del voto estaba en el 80%, luego cayo al 70-60% en los 90´, luego en
el 2001 cayó a mínimos históricos, cuando esto pasó, De la Rua se fue por una alianza
para sacarlo y por su incompetencia, con la “teoría” más o menos golpista de lo
evidente; Duhalde, los dolarizadores versus los pesificadores, los radicales
ausentes, y los luchadores populares con otras organizaciones, la represión
policial, etc. Pero un modelo con más inclusión social, no vino sólo primero
siguieron exprimiendo al pueblo argentino, como antes como en la dictadura y en
la hiperinflación, los deudores no justamente hipotecarios de su propia casa
donde vivían se salvaron, bancos privados sobre todo, y la devaluación
pulverizo el salario, a groso modo, las clases dominantes salvaron el cuello,
la sociedad se “reconcilió”, pero las salvajada siguieron, la masacre del
Puente Avellaneda, combinada al PJ, sumada a cierto silencio. En todo eso, se
prefirió pensar en la “interna peronista” pero no en el poder de los grandes
ganadores de los últimos 40 años, los grupos concentrados, sean políticos o no.
Este perdón tiene una marca segura, la cual fue una mezcla de promesas, una de
ellas, el mercado interno, otra de ellas el fin de la represión de la protesta
social, y una más la idea de un Estado que iba a dirigir la economía. Por eso
las manos de todos o están embarradas o tienen sangre de por medio, y eso pasa
siempre en la periferia, lo que no quiere decir que la vida de gran parte de la
sociedad argentina no haya mejorado parcialmente que es lo que importa de hecho
y que en realidad, no podrían haber existido peores escenarios.
No se puede decir levemente que Clarín, La Nación , y otros, buscaron
ser socios privilegiados de todos los gobiernos, o ser sus censores, que
buscaron tener pautas, y las publicidades de los grupos económicos, que
buscaron tener mucho más negocios, que entraron a la AFA con otro corrupto como
Julio Grondona, al cual siempre perdonaron y apañaron como lo hicieron en la
época misma de Videla y que es un mafioso desde el “Futbol para Todos” y para
mejor sobrevivió a más de un presidente. Pero claro, es mejor pensar que la
gente “festejaba” el mundial. ¿Cuántas tapas de Clarín podrían haber cambiado
la dictadura? No lo sabemos, porque eso sería política ficción. Argentina sabe
de pragmatismo cuando le conviene. Muchos prefieren hablar de la BBC como independiente del
gobierno Ingles, o buscar ejemplos sacados y comparados como guste más. Hay
muchas añoranzas de dictaduras no revisadas, y muchos son felices con la idea
de Brasil juzgando a sus corruptos, y en cierto sentido tiene sentido. La
democracia es más “transparente” pero eso no significa que sea más
participativa, ni más social, ni que la policía y los jueces no hagan con las
causas de los “perejiles” lo que quieran. Pensar que los subsistemas no tienen
independencia en el Estado es “naif”. Ahora como sabemos y nos damos cuenta, la
sociedad Argentina, vota presidentes, apuesta sectorialmente a ganancias
económicas, y los grupos meten la cola. La corrupción pesa menos que la
“seguridad” y el “empleo”, pesa menos que otras cosas, pesa menos que los
niveles de consumo, pesa menos que grandes andamiajes de las clases medias que
viven de acuerdo en las actividades concretas, en medio de la corrupción
subterránea con la que se convive. Por lo que cada sistema es reflejo de la
sociedad, pero la sociedad porque tiene cosas muy burguesas primero asegura el
bolsillo. Recordemos que los dólares, y otras cuestiones como el lujo, vienen
de la mano del “Discurso de María Teresa” que ofende aunque el status en esta
sociedad sea sólo consumo y no mucho más, es cierto que Noble y Mitre jamás van
a andar de Madres Teresas, prefieren en todo caso ser, “apóstoles de la
verdad”, como siempre la conveniencia
viene de la mano de cambiar de “César”, acá parece que está en juego más bien
el poder de ciertos sectores, sectores que en suma dicen, “puesto menor”, y el
puesto menor es obvio, está la gente que no es pueblo, la gente que son individuos
que consumen y tienen que consumir hasta cómo votar, y están los políticos
(manejadores de fondos de inversión) como si fuera corta la metáfora cuando las
campañas tienen influencia brutal de grandes grupos que no impiden que se vote
pero que fuerzan la opinión pública y el debate e instalan lo que quieren, que
cuando más millonarios se hacen podrían
ser amenazadores como si en Latinoamérica, la cosa se jugara entre las bandas
de Sandino (La revolución) y Somoza (El patrimonialismo de una sola familia), y
sin grises, las cosas fueran simplemente, algunos se enriquecen y otros no.
Pero claro que eso no va a la cuestión, no se puede ser “liberal utópico”
pensando que Clarín o Murdoch son la libertad de prensa, y el Estado siempre es
genocida porque un loco, porque siempre es un loco está por ahí perdido. Ni
siquiera es anarquismo, porque si así lo fuera todo sería parte de un
magnicidio y ya está la solución, al menos como la propaganda por el hecho.
Todo sería sencillo, Argentina tenía anarquistas que se jugaban el pellejo y
mataban comisarios y jefes de policía que luego fueron reemplazados por
guerrilleros y ambos fueron perseguidos por los medios de la “buena sociedad”,
que ponían los pelos de punta de las oligarquías pero no parece ser, el grito
sordo actual, en cierta forma de representar la política muchas veces se
confunde, los éxitos electorales con las crisis orgánicas, con más o con menos
clase media, se puede pensar lo mismo. Si la clase media es más tiene que ser
consumidora únicamente de lo internacionalmente establecido y sin grises
siquiera intentar tener un partido de clase media y entonces ¿Qué les queda a
los sectores populares? Ni casas, ni zapatillas, ni comida, sólo paciencia y
pedir a la patronal que si no los mata, los deja morirse, y cada “tragedia” es
culpa de la política y no de la sociedad.
Sino el que “Roban pero hacen” versus es “rico y por eso no
va a robar” (binominio sin salida y poco “constitucional”) sería una estupidez
demasiado grande, pero Argentina lo escucha. Claro ese moralismo republicano
jamás se oye, las largas lamentaciones de la Argentina imposible
jamás sacarán del trabajo a nadie que trabaje en una radio paga, y está bien,
incluso el periodista más o menos delirante se da cuenta de eso, y hasta la
sociedad se da cuenta de eso, ve las conversiones con más o menos furia según
el momento. La pregunta es, ¿Por qué seguimos esperando a que alguien forme la
opinión pública? La anti-democracia en suma, la baja participación y la no
lucha por otro sistema económico, parecen ser un cóctel para las corporaciones
y para la corrupción. Aunque claro que todo, todo es mejor que una sociedad
donde el “totalitarismo” surja, aunque bien no se sepa que es ese
totalitarismo, o esa violencia. Cuando vemos que las sociedades prefieren siempre
solucionar los problemas cruciales de manera semi-autoritaria y estamos siendo
buenos, el ajuste de una nación, y la necesidad de un sistema financiero se
deciden más fácil que un fallo contra algún grupo concentrado, hay crisis donde
se necesita todo el poder y toda la “cooperación” donde oponerse es absurdo y
otras donde es un “deber”.
Es el propio marketing político, el que crea la
personalización y lo plebiscitario y si esa arma se le escapa de las manos
viene la tragedia, todas las alianzas sociales dependen entonces de personas y
sus cargos en el Estado, ¿qué tiene eso de raro si por cierto momento dio una
edad de oro para los grupos concentrados la cual no tiene fin?
Sin partidos con gestiones, en maquinas de propaganda
impresionantes los medios tienen la entrada y la salida, y dicen no ser
totalitario y son la “garantía de la democracia”, los que dijeron que ganamos
en Malvinas son la garantía, las democracias para el consumismo son una
preocupación menor. Entonces, sí como todo, hasta la “justicia” es un tema
menor, Luciano Arruga, Jorge Julio Lopez, y los desaparecidos podrían vivir con
el indulto de la clase dominante, pero Clarín sería una tragedia nacional,
ninguna tribu indígena es defendida con la vehemencia con la que se defendió a
la familia Noble, y la familia Noble y sus socios como se quejan de los demás
de la clase política siempre cubren bien sus espaldas.
No puede ser que el mundo se haya acostumbrado a ver estas
cosas, simplemente. Carrió en 2003, tenía 20% de votos, y Lopez Murphy una
cantidad similar salió tercero detrás de Kirchner y Menem, Lavagna fue un
presidenciable, y con todo eso, podríamos decir que no triunfaron. ¿Qué paso
con la era de la anticorrupción menemista?
¿Qué fue la ALIANZA ?
Claro que es obvio que cuando se tuvo que avanzar, que cuando Joaquín Morales
Sola denunció a Chupete la sociedad se iba encaminando hacia el default por una
especulación de millones, como lo es la deuda de los fondos buitres el FMI,
bueno, De la Rúa
malo, diciembre de 2001, los bancos quebrados y robados, las cautelares para
gente como Francella que con todo saco su dinero, y los jubilados, los eternos
postergados con un palo y a la bolsa, con la idea de los que no se jubilaron
porque laburaron en negro, para poder comer se tenían que joder, así de simple.
Pero la saña sabemos que viene por parte de que si el poder político se
condiciona o se maneja. El monstruo
viene cuando hay que salvar las papas, cuesta pensar que Argentina del 9% del
crecimiento del PBI, las ganancias de los mejores años se las llevo las
multinacionales primero y se repartió entre los demás, a eso le llaman cuando
cuesta un poco más, la presión tributaria, con todo Machinea, y Duhalde, y
todos los que tenían que pagar los platos rotos de las ganancias multimillonarias
de la privatizadas prometieron subir impuestos, ¿O estamos inventando? No era
posible el país del IVA simplemente con contracciones cíclicas feroces, cuesta
pensar y se nota que los patrimonios de lo políticos crecieron pero cuesta más
pensar que ciertos sectores de la sociedad los “incluidos” siempre votarán
primero la economía, y todo lo demás es decoración, todos crecieron, y los
salarios reales crecieron menos, eso nos dice que entender Argentina, y la
lucha es algo quijotesco y bastante complejo. Con todo Techint, Clarín,
disfrutaron del presidente del 22%, y salieron a clavar los dientes, Illia el
cual es reputado como honesto fue llevado puesto por los arreglos de
corporaciones, y dejo nada menos que al Onganía que limito las cautelares, y
otros, si fueran juzgados, si todo fuera fácil y sencillo poco podrían hacer en
este país (no ganarían plata), pero por alguna razón con el “Juicio Político”
basta, fin de un mandato se vuelve a negociar, es parte de la locura de decir
que un gobierno se cae con la tapa de Clarín pero antes que nada busque la
función y el dominio del 60% del mercado de cable por sobre la independencia.
Perfil y La Nación
que son sus aguateros, amigos de Ted Turner y similares, defensores de la
democracia burguesa, creyentes que el 20% de la sociedad debe gobernar al 80%
no dejan de dormir porque esto pase. Lo malo son las formas, las dictaduras
pro-mercado, no fueron tan malas. Temen ser perseguidos como si fueran parte de
una sociedad donde las relaciones de poder pueden cambiar. Ahora bien cuando se
piensa, y se sabe que una buena parte de la política se hace a base de dinero,
el príncipe moderno ya no es el partido, específicamente, tampoco lo es un
hombre que vaya matando a todos y que jamás tenga nada que perder, ahora lo plebiscitario,
las grandes corporaciones, las mafias y la corrupción, conviven con los
estallidos sociales, las necesidades urgentes de las personas, y sobre todo con
un sistema que le cuesta legitimarse sin un enorme aparato de propaganda. A
Moyano no se le cae una sola lágrima por engullir para hacer política millones,
a Macri tampoco. Por cierto entonces que en parte terminan siendo alianzas de
poderosos con menos poderosos.
¿Podemos negar el peso de este bloque histórico? Las
condiciones de posibilidad de la política están siendo estas con lo periférico,
con las crisis, los Blaquier, los Videla, y otros lamentan el tiempo perdido
pero no piden perdón. ¿Lo tienen que pedir? En parte la sociedad argentina
tiene una guerra abierta, es la misma gente de la escarapela papal, es la misma
gente que de alguna manera hizo el poder a su “manera” y sabe que gente que le
ataque con las mismas armas los corre de la escena. Fuego con fuego, presiones
juzgada en extremo, Argentina no fue impoluta en 1983, 200 años de histórica
más bien dicen que los últimos fueron bastante parte de los anteriores. Lo
mismo pasó con Perón, el IAPI, y con todos los elementos que formaron parte de
la disputa de fondo la economía. Una economía que llegó a estos puntos
contradictorios donde se produce más que nunca, pero a la vez la riqueza se va
cada vez más rápido. La plata dulce, y el tener que mantener el mercado interno
con un tipo de cambio no competitivo, y que los más ricos viajen y los más
pobres se hambreen, poco tienen que ver uno o dos presidentes, tiene que ver
con modelos productivos. O mano de obra barata o semi-esclava para la
exportación, con la flexibilización laboral y la corrupción del Ministerio de
Trabajo que comparado históricamente viene de la BANELCO , o viene de
sindicalistas cooptados y ahora mismo está como en todas las crisis anteriores
en cuestión, en ese esquema son muy valiosos los convenios colectivos de
trabajo no son sólo voluntarismo. Esas jugadas son parte de la política de
verdad, sin ser puritanos, y en el plan de lo imposible, se puede decir que las
convenciones colectivas con sindicalistas que ganaron mucho ahora despertaron
de su sueño dogmático, son como las FFAA ¿salvadores de la patria?, cuanto se
los odia cuando están adentro y cuando se los quiere afuera.
¿Y los trabajadores? Los trabajadores se dividen entre los
que luchan contra todo el sistema, los que no pueden luchar porque apenas
pueden trabajar, trabajan como esclavos, o apenas tienen la formación mucho más
compleja que la de votar que es la defenderse en el ámbito laboral. Pero esas
son las reformas sobre las que La
Nación y Clarín no gastan tiempo, los “trabajadores
golondrina” y sus explotadores tienen varias generaciones, con todo, apenas se
recuerdan, y así que el Momo, y otros estaban en contra de la Ley de Flexibilización laboral
pero a la vez cargaban con el sello seguro de pactar, y que el Lobby agrario
están poderoso como el lobby de cualquier político de turno y que los
sindicalistas y los extranjeros compran campos, y con todo, con todo eso,
sorprende que en el fondo, todo el fallo sobre si Clarín debía o no desarmar su
monopolio, fuese el barril el pólvora.
En las contradicciones de la participación política, los
partidos, las promesas a medias, y la política concretas se maneja el mundo,
sin los programas más o menos irrealizables, y la alternancia viene de la mano
del desgaste, le pasó a Menem, le pasó a Alfonsín, le pasó a De la Rua , y pasa en parte a los
Kirchner en esta guerra mediática porque si un medio pone los plazos, y juega con
la legalidad lo hace en la misma calidad de lo que dice de quienes se eternizan
en el poder. Ahora que bello es pensar la guerra política y los intereses de
por medio. Vandor y Ongañía, fueron actores de veto de la argentina, Clarín, y
los medios de ambos bandos, hoy también lo son, y justamente por eso se puede
hablar o no de transformación. La política tiene actores y métodos
democráticos, los que tienden a la discusión más o menos abierta y los poderes
fácticos, es decir un debate legislativo es sólo una pata de muchos arreglos
previos y campañas políticas y mediáticas por realizarse. Los que lloraban con
el que “sin el peronismo no se puede gobernar”, luego lloraron con “peronismo
no se puede gobernar”, y para mejor se crea una sensación, ¿Qué hacen las
elecciones en realidad? ¿Son muestra de lo nuevo o son parte de las luchas
entre las gestiones más o menos honestas versus los actores de veto? O se
idealiza o se construye un movimiento asambleario permanente, o la gente sale
apoyar parcialmente a distintos actores reales de peso, veto o democráticos que
están en pugna, no hay que hacer metafísica social, no es que la sociedad se
volvió más honesta. Las heridas lacerantes del país siguen abiertas, pero con
todo se sigue peleando en un escenario más turbio pero cierto, es raro que se
piense que siempre el otro se va a dejar vencer. Se usa al populismo como la
cubierta non santa de la lucha por el poder, el no-populista vendría a ser el
“bueno” aunque lo paguen corporaciones o narcotraficantes, aunque no se quiera
ir del poder. Las teorías son marcadas en ese sentido, recordemos a la gente
que pensaba y decía que si Duhalde puso a Kirchner en el poder, él lo tiene que
sacar. Eso pasó antes de todos los cacerolazos, que a diferencia de reclamos
salariales, indígenas, y ambientales tienen fines menos concretos, y grados de
dispersión interesantes. Pero está bien, todo se juega en la calle y en los
medios. El fin de la historia es imposible. Cuando a la gente se la quiere
dejar afuera, se hace como en Europa, se la observa y se la deja estar, los
medios, el País de España, el Mundo, no hacen fuerza diariamente para que se
vaya el Rey Juan Carlos de Borbón. Ahí los jueces anti-franquistas se amparan
en lo que pueden para hacer su trabajo pero claro, esos jueces son menos héroes
que los que viajan a Miami porque se lo pagan Clarín, recordemos que Duhalde
presionaba a Menem con un plebiscito para hablar del fin de la re-re-re, ahora ¿qué
candidato hoy podría llamara a un plebiscito en contra de la re-re-re, en contra
de la “reforma de justicia”?, y no ser un gran medio de comunicación y la gente
le daría fácil el Sí. Si los cacerolazos son los “plebiscitos”, tienen que
generar un Capriles, una suma de la oposición, y en parte de la oposición
orgánica dentro del sistema, no de una cosa abstracta. Ahora que los partidos
van a marchar en los cacerolazos eso se va a ver, ¿serán expulsados por “la
gente”? este es un momento para abandonar la idea de moral, de si ir o no ir,
es parte de pensar bien o mal la argentina para ver los intereses en juego de
los actores. Eso es política, lo anterior, era pre-político, eran dos enemigos
que se miden. Llegado el punto es gracioso, termina generándose la idea de la
alternancia no ya como un triunfo positivo del dialogo, sino como el poder al
fin “desalojar” el poder como si fuera un baño donde cada uno tiene que hacer
lo suyo. Eso termina creando, nuevas alianzas, lo que antes sacaban a Menem,
aunque fracasó, tendría que funcionar ahora y sólo importa instrumentalmente.
¿Importa si es Macri, Scioli, o quién sea? O sólo importa ganar una pulseada
más. La cuestión termina siendo áspera porque muestra la lucha política, y eso
no es parte de la desaparición de la “democracia” sino de la democracia
realmente existente.
Venezuela, Argentina, Grecia, España, y otros países,
atraviesan un proceso complejo, en parte porque se ve como siempre que la
economía lleva a preguntarse el cómo y quién debe hacerse cargo de la cosa
pública, que da las bases reales para la economía.
Por un lado la “Civilización Occidental y Cristiana”, y no tanto porque realmente sea una
“realidad” sino porque en el fondo es el discurso imperial pero no ya nacional,
hay una sola manera de ver el mundo, “la paz democrática”, el humanizar a los
políticos pero deshumanizar a las políticas, y sobre todo usar a las
instituciones a favor de grupos concentrados de la economía que cunado entran
en contradicción generan las reacciones políticas. Los otros, son todos
aquellos que ni pueden soñar con prosperar. Argentina tuvo el método del
escarche contra los represores de la última dictadura militar, luego de que la
democracia que tenía la “Ley de Punto Final” y la “Ley de Obediencia de Vida”,
fueran parte de las enajenadas hipótesis sobre la auto-admistía y las series de
la reconciliación nacional. ¿Cómo puede ser que sea tan burgués bien pensante
para creer que siempre las instituciones simplemente cayeron por partidos
políticos, y por políticos? ¿Cómo no darse cuenta que los “Capitanes de la Industria ”, los capitalistas
amigos, funcionaron como proveedores chupa sangre en el Estado de Bienestar, y
como asesinos implícitos en los regímenes de tercerizadas? Ahora claro que
Argentina o al menos así no la cuentan es más probable que no tenga democracia,
ni constitución, ni estado de derecho, puede que tenga desnutrición crónica, y
bandas de mafias de cualquier cosa. Ahora la anestesia es fuerte, tanto que la
“democracia” aparentemente siempre vale lo mismo. Y tanto es así, que ahora
mismo, “El Poder Judicial” parece ser más justo que el ejecutivo y el
legislativo, porque en el fondo, la democracia con pobres, hace que los
gobernantes que les dan plata a los pobres, los voten. Es decir, ¿Qué esperan
que pase? Los pobres no tienen ni justicia, ni leyes, ni ayudas, y si las tienen
es para que los voten a los de turno. ¿No será demasiado clasista y obvia esta
sugestión?
Este es un paradigma perverso, quita a la clase obrera su
papel, quita a la clase su papel, y el héroe de turno es el que está en un gran
canal de televisión del lado que sea y no las mayorías, parece que todo, tiene
ese sentido, y entonces el conflicto mediático va a rebotar en la sociedad
tiene que pasar por eso se habla de representante además de que se pueda
valorar el papel de un estadista como tal. El neo-liberalismo habla del exceso
de democracia de distintos grupos que demandan a un Estado que no puede
satisfacer al capitalismo, entonces, ¿Capitalismo e injusticia? La respuesta es
sí, en todas las reformas de DD HH, y en todas las reformas de cualquier sistema
desde la “Reforma Universitaria” en la época radical, hasta los derechos
sindicales pagados por los empleadores de Juan Domingo Perón, el
“autoritarismo” convivía con reivindicaciones, en este país, para la suerte de
muchos, la democracia fue la manera de asegurar la docilidad, si “la toma del
estado es imposible”, si el estado no es un ente voluntarista, si el estado no
reprime, no da justicia, no hace políticas de salud y de educación, si en el
fondo no es el inversor más grande del país, por fuera de las multinacionales y
en última instancia no cobra los impuestos. El Estado es una metafísica.
Ahora bien, ciertamente que en estos casos se ve como se
juega la hegemonía, en estos casos entran en crisis muchas cuestiones que se
pusieron en boga en estos años, una de ellas, es el peso del instrumental de la
política, las instituciones y corporaciones que son necesarias para llevar a
cabo el poder. El segundo de ellos el poder de los medios de comunicación, pero
como instrumentos, el segundo la debilidad de construir un sentido histórico,
el problema de la educación, el abandonar el análisis de las clases por el de
las identidades. Estos últimos días son desastrosos para los entusiastas del
fin de la historia, pero también para los cándidos que ven que la sociedad
tiene batallas ganadas e irreversibles.
Hoy mismo se ve como de alguna manera los sectores menos
organizados de la sociedad son tapados por lo que se quiere ver como más
palaciego. Se ve el peso de los aparatos en los tres poderes, y en los territorios.
Hoy se ve por nueva vez el “republicanismo pacato”, y además se entiende que
papel toca jugar a cada uno. Curiosamente los temas más densos de las agendas
reales no se esclarecen. Ciertamente que una fase de un gobierno en un poder
puede terminar, y es más termina, porque eso es la historia es contingencia. La
pregunta está en qué modifica. ¿Hay relaciones de fuerzas irreversibles? ¿Hasta
qué punto termina siendo con todo la democracia de 1983 en adelante un intento
fallido? Si se renuevan los cucos de los tan temidos utopistas liberales
argentinos, pese a todas las contradicciones reales, sociales y que no son
asimilables ni al peronismo ni a la
UCR , se llega a un lugar interesante. La dependencia. El
Estado no puede ser del todo para el pueblo, porque el pueblo uno, es una cosa
que se parece a una quimera, pero tampoco parece que existiera, tiempo y
fuerzas para ese pueblo para poder cortar la cuerda que lo ahorca.
Curiosamente en todo ese derrotero, siempre se está en el
peor momento de la historia, la Hiperinflación , el fin de la convertibilidad, hoy
con la reforma de la justicia, tienen que ver con la doctrina del shock, y sus
soluciones, la “Convertibilidad”, la pesificación asimétrica, y la justicia
como lo que se crea que alguno que tiene que ser y uno es un patricio que
siempre sabe lo que tiene que hacer “un tecnócrata”, forman parte de un gran
proceso. Uno en el cual, son los que más tienen los que eligen, y los que menos
tienen esperan cuatro o dos años para siquiera opinar. Esto es lo que en parte parece peor, porque
siempre el ganar en la política podría ser visto como el fin de las minorías,
pero las minorías que no desaparecen son las patrimoniales. Entonces, es más
fácil dudar de una elección que de quienes tienen que seguir ganando millones.
El golpe de gracia se da cuando se cree que existe el
“periodismo”, la “política”, y la “vida de la gente” como tres esferas
separadas, como cuando se cree que la hiperinflación, por causas de deuda
externa y debilidad del político de turno para controlar el mismo estado no era
ya un indicador de todo un problema de la democracia idealizada, fue más
sencillo decir Alfonsín pero no decir Macri, o Pérez Companc, era más sencillo
no decir Cavallo, porque Cavallo fue un hombre que cruzó el horizonte, logrando
objetivos, pero claro Cavallo hasta fue un político y tenía representación.
Cavallo en ese sentido, con las herramientas inefables del cesarismo
“menemista” es un escollo, Martínez de Hoz, un accidente, Machinea el cual creo
la tablita para pagar lo que se sabía que no se podía sostener otro accidente.
Y así, cada personaje de la vida política argentina, como por ejemplo aquello
que mas o menos da entender que el honesto Angelloz, que sí prometía el ajuste
era más honesto que el deshonesto Menem que hizo el ajuste, cuesta pensar y
creer. Cuesta decir que Alfonsín no le importaba la interna Menem-Caffiero y
que apuntalo a Menem, cuesta creer que Nosiglia ese “gran radical” no intento
darle en bandeja de plata el país a Rodríguez Saa, pero más cuesta pensar que
Duhalde, fue parte de los queridos de la triple A, que decía “Mazorca, Mazorca,
montoneros a la horca”, pero que también tuvo cierto papel defendiendo presos
políticos, que Menem estuvo preso en la dictadura, que Alfonsín se reunió con
el ERP, y todas las redes posibles. Duhalde como el inventor del sistema que
luego adujeron a Kirchner como la dictadura, el Plan Vida y la
Caja Pan como la forma de asistencialismo
bi-partidista, es decir, siempre desde 1983 hubo asistencialismo, qué cambio, la
rutinización, eso tuvo que ver con una economía que se concentro no con otra
cosa. ¿No venía todo eso contenido del régimen de 1983 a 2013?
Justamente el éxito de la democracia fue que a la “clase
política” no la saco un general, o un coronel, pero no mucho más que eso, eso
es lo formal, para cada sector y partido, hubo momentos más democráticos que
otros, hubo sapos que tragar, y no sólo eso, hubo incorporaciones y
expulsiones, ahora es obvio que en cierto sentido, la concentración del poder,
la crisis económica, los prestamos sin control al FMI, el pago de la deuda
externa, e indicadores desesperantes que venían de la dictadura hacen de la
democracia cierto continuo. Entonces como cuando se habla de ajuste
“heterodoxo” u “ortodoxo”, los beneficiados del ajuste les importa poco. ¿Qué
queda para decir sino que en el fondo, no son las teorías de identidad sino
ciclos estructurales los que ponen fin o continuidad a los procesos? ¿Acaso los
medios de comunicación y los aliados empresariales cambiaron de estrategia?
¿Acaso Telefónica es más impoluta que antes? Lázaro Báez, y otros son los
nuevos personajes de este elenco. La cuestión como siempre, es ver como se
retroalimenta la condición más recalcitrante que los grandes medios de
comunicación y la política no digiere sin transformarse que es la acción
política, es decir en conquistas parciales pero concretas. No puede ser siempre
la misma excusa de la despolitización, la que abra las puertas a nuevos
“modernizadores”, porque esos modernizadores son “tradicionales”
modernizadores, y los sabios del establishment en general explicarán que se
trata de una sociedad que no sabe reaccionar que no lucha siempre, y que mira
televisión, caricatura de todo lo anterior.
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