Últimamente podemos observar una serie de relaciones que no tienen demasiado que ver entre sí, a saber, la primera que los Estados se imitan entre sí por las buenas medidas que hacen. Es decir, creer que si algo es positivo en un Estado, otro estado lo imitaría por una simple voluntad de mimesis en nombre del bien común. Esto es falso. Tan falso como quienes piensen que en el contexto de una crisis mundial hay países que no son perjudicados. Ahora bien, ¿qué es lo que esta pasando? Estamos en un periodo de guerra comercial. Esta se da cuando los mercados de la economía real son tomados de rehenes de situación es varias. Entre ellas las recesiones de los países centrales, si no contamos con este punto no podemos entender estas fiebres nacionalistas, nacional-socialistas (Grecia y Francia) y las argumentaciones a la protección, el postulado de Obama: “Compre Norteamericano”. Ahora bien considerando estas pautas por lo menos podemos decir que la nacionalización como sociedad anónima de YPF tiene una relación importante para entender lo que se realizó hasta el momento.
La guerra comercial internacional deja de lado la idea de un
mercado internacional donde las reglas son coherentes. Por eso debemos tomar
con serias precauciones la idea de una “Europa” que imite a una Latinoamérica o
de una Latinoamérica que imite a una Europa. ¿Cómo sería aquello? Porque cuando
nos ponemos a pensar en términos críticos que es lo que pasa hoy, analizamos
que los recursos estratégicos son una parte del pensamiento a largo plazo de
países que quieren bajar sus costos para aumentar sus ganancias y saben que las
materias primas a precios regalados son claves. Esto era común en productos
como el caucho y del propio petróleo por ejemplo. Nadie podría negar que la
historia de los recursos naturales siempre fuera en su forma capitalista más
dura la creación de una capacidad para agotar el recurso en el menor tiempo
posible.
De acuerdo con este postulado, la historia de los recursos
naturales fue parte del capitalismo, es decir su parte más salvaje la propia de
la rapiña. La más cercana a Latinoamérica y a África. O mejor dicho las que
solieron tocar en suerte. Sin caer en una metafísica de la tortura o cómo esto
fue y sigue siendo llevado a cabo hay también otro punto para analizar. YPF es
parte de los intereses nacionales, y luego de ello, esos intereses nacionales
tendrán conflictos al interior de acuerdo a la extracción de clase. Por eso
debemos entender qué curiosamente dependientes somos de la pauta energética que
hemos construido. Ningún país por más recursos que tenga es capaz de tener una
demanda infinita y barata de energía. Por esta razón gran parte del mundo se
maneja en la pauta de un gran mercado. Donde el riesgo trata de ser dejado en
las sociedades, “pérdidas, capitales basura, salvataje de quiebras” y las
ganancias en los inversores: “repartos de dividendos, bonos reconvertidos,
regalías”. Es curioso esto cuando menos, acá no se trata de ningún voluntarismo
político abstracto. La energía es una de las maneras en que los países tratan
de bajar sus costos. Hoy Angola se presenta como tal de acuerdo a la cantidad
de petróleo que dispone. Por lo que es importante para muchos países. Ya que
todos ellos buscan el mejor “contrato petrolero posible”. No podemos decir que
esto siquiera va llevar a una ola de cambio en el mercado del petróleo. Es
curioso ya que en estos caso es donde la fórmula del poder militar da poder
económico. Justamente es en los recursos más simples donde la “intervención
humanitaria/armada” da muchos frutos. Ya pasó en Libia. Podemos decir que está
pasando en todas partes, el oro, la plata y el petróleo son el refugio frente a
un montón de deudas incobrables.
¿Estamos simplemente pensando en el corto plazo? Bueno una
parte de los planteos que se realizan hoy tienen que pensar que no se enfrentan
a un futuro alentador. Por esto todas las especulaciones van por lo menos a la
búsqueda de protección. Algunos harían la demagogia de poner a la argentina en
el foco de un problema global para dejar de lado la fórmula global del
problema. Países pobres y países ricos. No se trata de un presidente de tal o
cual país haciendo tal o cual nacionalización, se trata de saber ¿qué va pasar
con la energía en América Latina? El partido republicano que no se ve muy
entusiasta para estas elecciones presupone que ahora con nuevos pozos y nuevas
fuentes de energía podría cambiar su eje del Medio Oriente al “patrio trasero”
esto por lo menos es inquietante. Para eso no hay que tener medidas pequeñas,
la pregunta por la soberanía de los Estados y el papel de sus medios de cara a
la sociedad civil es importante.
No es de extrañar que en algunos países del eje Sur-Sur, si
el Sur pesa lo suficiente para que la comparación Europa-Latinoamérica en
algunos casos sea risueña. Entonces podemos entender que en realidad la
cuestión es la difícil cuestión de los capitales nacionales de los países y
como estos hacen lobby a nivel mundial. Ahora bien si esto se pasa por alto si
se cree que la decisión ejecutiva y legislativa es la que basta se interpreta
mal. Esta es la punta del iceberg, lo que viene de ahora en más es la
renegociación del mercado del petróleo.
Este mercado mundial es uno de los que más guerra trae, y sobre todo
guerras contra países débiles o sea guerras coloniales. Mientras que las grandes
guerras ínter-imperialistas se basan en la destrucción del capital, las guerras
coloniales se tratan de la depredación de los recursos en todas sus formas y de
la utilización de la inversión extranjera directa. Por esta razón se genera una
tensión que niega toda “objetividad” de acuerdo a los reclamos de propiedad.
Ciertamente que podemos discutir horas y horas sobre las formas en que se hacen
las expropiaciones y otras tantas sobre si estas tienen o no sentido. Lo que no
podemos negar es que ellas configuran parte de un mercado que va al alza por
varios factores entre los que ya se dijeron, especulación, guerras, y
restricción de oferta. Protegerse en algo que parece necesario y que está
sumamente cartelizado ha sido la manera en que se busca tratar de valor a miles
de millones de dólares que no están encontrando otro lugar para colocarse.
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