1- ¿Cuáles
son las tareas necesarias de cara a la condición actual?
Necesariamente podemos partir de algunos supuestos por lo
menos interesantes para seguir tratando de pensar sobre el tema de la juventud
y la política. Quizá sin demasiada brillantez podemos ver que las polémicas se
van cruzando de distintas maneras, sumarlas podría ser una manera de analizar
lo que pasa en una sociedad políticamente. Muchos temas como: “Malvinas”, “la
divisa”, “los subsidios”, “los medios”, “el conformismo” y
“progresismo/populismo” (como binomio, antinomia o lo que se le antoje al
autor). Ante esto tenemos una serie de problemas. El primero de todos es saber
de dónde parten los puntos de vista. A partir de allí se puede rever una buena
parte de lo que era el mundo del pasado, de la antigua “cultura” de si esta se
supera o no se supera. Recordemos que siempre en todos los relatos históricos
vengan de donde vengan se suele usar algún que otro evento como el
desencadenante de la historia reciente.
¿Qué quiere decir Juventud en
este contexto? Si no tomamos la idea de una juventud que se tiene que insertar
en una sociedad, si no expresamos con ello el problema siempre grande y
presente del papel de los individuos en una sociedad puede que todo lo demás no
sea más que una serie de escapatorias. Nada más implacable después de todo de
entenderlo así. Ya sea como lucha clasista, como lucha anti-iconográfica (que
no es lo mismo que iconoclasta- no significa abandonar todos los símbolos de un
tiempo anterior) o como una resolución de corte meramente formal. Muchas cosas
se dan de cara a la “verdad” que subsiste en el –juventud-.
Ciertamente es interesante no
tener que seguir ninguna lógica editorial. Sin tener que mirar sobre la
“actualidad” de lo que se esta diciendo a veces se puede saltar a alguna de las
antinomias o lugares comunes. Gracias a esto se puede interpretar también que
llegado a un cierto punto hay una nueva capacidad de prensar lo que antes se
había dado como una respuesta meramente residual. Esto se da mucho en el
ambiente universitario donde muchos jóvenes impugnan los contenidos y la manera
en qué se los da como mera letra muerta. Cuestión que cuando tomamos en cuenta
termina siendo parte de una instrumentalización. La instrumentalización del
joven viene de largo. Gran parte de los jóvenes son los elementos ideales de la
sociedad para ser “formados” o para ser más actual para ser “conformados” a
esto se puede denominar la batalla por ellos. No podemos decir que los jóvenes
en sí no sean ciertamente uno de los lugares más fecundos para los experimentos
sociales de cualquier clase.
Ahora bien, cuando se lo piensa
un poco más. Podemos decir otra cosa. Hoy en día parece ser un valor no la
construcción de un poder sino la impugnación a veces a medias de un poder. Con
esto parece falsamente por cierto que una verdad, o es inútil o no es verdad en
sentido estricto porque no cambia las relaciones de poder. Una excusa puede
llegar a indignar pero no por eso tener el título de verdad. Con esto se quiere
decir que la verdad, en este caso la verdad sobe la juventud o sobre cualquier
tema debería ser una cuestión que finalmente llevase a una crisis. A un no
tener respuesta, si la respuesta es automática, la verdad se halla muy lejos de
allí. Esto es lo que pasado con la relación de los “Medios versus el gobierno”
porque se trata de esto, o mejor dicho en términos coloquiales, “Los K versus
Clarín” (o la forma que más guste). Con sumo placer podemos ver violencia y
respuesta calcadas ante algunas necesidades no resueltas de la sociedad. Lo
triste del asunto es que pasado un cierto tiempo, la idea de que la información
era dudosa y que por lo tanto era un menester sospechar de todo se fue
perdiendo, ya ha habido varias crisis en los medios de prensa y propaganda
aunque esto quede sepultado ya que la educación formal no quiere dedicarse a
ello. Las sociedades modernas tienden al control, a la disciplina y a la
confianza (seguridad), esto esta presente constantemente en una sociedad donde
se supone que el mercado tiene que arbitrarlo todo. En este sentido los medios
son instituciones, como podríamos decir siguiendo tal vez de manera torpe a
Foucault que las claves de lectura son tecnologías y que los “discursos políticos” son dispositivos generales para
lograr aquello que solemos llamar gubermentalidad. Parece complejo pero no es
lo es tanto.
¿Qué ha pasado entonces? ¿Qué es
la juventud? ¿Cuál es su peso específico en la política? Recordemos que la
juventud no siempre tiene por fundamento un papel autónomo. ¿Qué es seguir un
líder? ¿Imitarlo? ¿Cuestionarlo? (relación que se dio con Perón en la historia
argentina, pero aparece en Yrigoyen y hasta podríamos decir que es parte de la
aceptación de la finitud en el binomio (limites del líder y la autonomía de sus
seguidores)
Si esto no se tiene en cuenta la Juventud es discurso
subsidiario de lo demás, cualquier cuestión podría partir de la juventud e ir
hacia otra parte. Esto por ejemplo es muy importante en cuestiones como lo que
fue la Revolución Cubana
que cambió el eje de la discusión sin que eso diera una respuesta integral. Lo
que sabemos es que cambio las perspectivas generales de América Latina y
Estados Unidos.
Solemos vivir en una lógica de discursos
subsidiarios. Es decir discursos que se ajustan a ejes de todo tipo pero que
nunca pueden terminar de brillar plenamente. Ejemplo de ello es la relación de
los jóvenes con el trabajo. Muchas veces se dice a priori, si el mercado de
trabajo dice que los jóvenes sean así, los jóvenes sin opción tienen que ser
así. No puede ser de otra manera. Esto por lo menos es ante todo una mera
instrumentalización del mercado y diluye como tal la juventud. La lógica de ir
buscando e ir descartando, destrozando la idea de juventud como etapa opera de
una manera maravillosa sobre esta perspectiva. Desde otros puntos de vista,
muchos piensan que la juventud como tal no tiene discurso. “Juvenilismo” (como
forma peyorativa sería esa forma superlativa de creer que la juventud lo puede
todo) sobre todo en el énfasis de Abraham. En ese sentido la cuestión es clara
lo que debería hacer el joven es sospechar de su juventud. Si hace esto podría
derivar en terceras cuestiones. ¿Cuáles serían estas? Sería supuestamente el
hecho de que lo estarían manipulando por ser joven, pero ahí falta mucha tela
por cortar. Las causas de que esto fuese posible serían las más fundamentales y
no el simple hecho de la negación.
Revisando un poco lo que hemos
dicho, si la juventud se convierte en algo que impugna el discurso si esto
fuera ideal podría por ejemplo haber una tercera pata en el binomio.
“Medios-Gobierno-Juventud” (Excesivo o no puede ser un hecho muy polémico). Parece
demasiado pretencioso que ante esta cuestión, la juventud por ser la juventud
fuera un valor para cuestionar divisiones. Justamente por eso es interesante.
Tenemos que reconocer que una buena parte de lo que hacemos con la propia
sociedad tiene que ver con la manera en como daremos por obvio lo que hoy nos
parece descabellado y para peor esto pasa constantemente. Los jóvenes entonces
podrían ser los que dicen, los que tienen algo qué decir sentado claro que eso
algo es nuevo de por si. La famosa idea de oposición a los Padres, o la
simbología que se le quiera unir por ejemplo: sociedad y estado, el discurso
del AMO y su significante supremo. Muchos se darían el gusto de proponerse como
“guías de la juventud”. Pero la
pregunta si es cierta, es ¿necesita la juventud guías? Esto es lo que pasa
cuando las palabras como “Juventud” se ponen en cuestión. No lo mismo “la Juventud Peronista ”,
si se lo piensa como una parte del peronismo que si se lo piensa como un
binomio en tensión. No es lo mismo considerar, a la juventud parte de algo que
considerar a la juventud como un lugar donde parten relaciones. Una adaptación
entonces puede adaptar a cualquiera de los términos que solemos analizar.
Justamente en esto quiero
detenerme. Lo inactual de un pensamiento sobre la juventud no es si adhiere hoy
a tal o cual proyecto solamente sino ¿A qué proyecto adhería mañana? Por esto
la cuestión de ser o no autores de la historia. No podemos decir que una
juventud por ser la más próxima, por ser hoy no tiene errores. Tampoco tiene
sentido pasar las juventudes “armagadas” o truncadas como una justa transfusión
de sangre. En este sentido, la juventud puede tener un papel distinto. Es más
puede tener un papel ontológico en la política. Si la juventud es algo que
podemos decir que tiene un valor en sí. Si podemos tomar esa idea de que el
presente; el poder del presente tiene la capacidad para alterar el pasado.
(Cuestión por cierto que inunda la post-modernidad de forma muy ecléctica)- a
lo que se podría preguntar, ¿Hay algún pasado que convenga a la juventud? O
para volverlo genealógico, ¿Hay algún pasado que a la juventud le gustaría
creer?). Nada mejor que pensar estas cosas para no caer en la idea de que las antinomias
de hoy serán claras como el día mañana. Tal vez parezca superficial. Pero
muchas veces la superficie es el lugar ideal para estar seguros de que los
errores no se han cometido.
A partir de esto se puede decir, el cómo se rompe la idea de una juventud que
es “maravillosa” o perniciosa- o términos eminentemente procesistas subversiva. Puede que el debate del
futuro que tiene que salvar el presente sea parte de una de las maneras en que
la política trata de tener un sustrato común para el sostenimiento de la
sociedad. Sería muy incorrecto por parte de una sociedad decir: “La sociedad no
tiene futuro”. Esta idea de que nada podría importar mañana hace que la idea de
una autoridad legítima sea bastante endeble y más para la juventud como tal.
Por esto mismo cuando las crisis económicas en los países más desarrollados,
donde todo esta dado para la “buena vida- entendámosla como la vida cómoda”, la
crisis se presenta como la ausencia de futuro. Pedirle a toda la juventud en
todas partes del mundo que se maneje con los mismos valores sería una gran
farsa sólo igualada con la idea de una globalización general positiva, buena y
sobre todo “efectiva”. Por esta razón, los estallidos de juventudes son la
impugnación de la juventud como tal. La pregunta es, ¿qué hacen los medios y
los estados sobre ello? En Europa ambos cruzan, esa demanda no resuelta como
una culpa que va de la mano de la irresponsabilidad del otro. Aparentemente los
que han engañado al mundo son los “bancos”, los Estados y los Medios se
muestran como meros pastores. En este sentido una buena parte de la producción
por parte de la propia juventud va en contra de las determinaciones más ideales
de esta dicotomía.
Hoy esta relación de poder, ¿cómo
se aprecia en la juventud? La juventud efectivamente se muestra como tal
polimórfica como el resto de la sociedad. Su filiación es más compleja que la
que había hace mucho tiempo. ¿En qué deriva esto? Hay un cierto esfuerzo por
los poderes tradicionales de “iluminar” a la juventud en el sentido más
restrictivo del término. La tarea necesaria de una juventud puede ser pensada
cómo custodiar el futuro, cómo impugnarlo, o cómo construirlo. Tal vez estas
tres patas sean cortas. Curiosamente a la juventud no se la suele inducir a
estos tres caminos. Los discursos suelen ser de corte más monolítico.
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